Una conversación con la vecina que terminó en algo más que eso
Comunidad de buenas vecinas e infieles
No me gusta alardear… al menos demasiado, soy a la vista de todo un caballero, casado, serio y respetado. Amante de mí querida esposa, hetero y activo… muy activo según mi mujer, soy padre y colega de mis cri@s. Mirad, para aquellos que tanto me preguntan sobre mi persona, os diré que actualmente tengo cuarenta y cuatro años, mido un metro ochenta y tres centímetro, peso setenta y ocho kilos, mí físico es normal para nada fibroso… aunque eso me gustaría. Mis cabellos son castaños aunque a día de hoy cada vez más escasos, soy como dicen por ahí… un osito, por la cantidad de vello que tengo. Pensar que de joven hasta los veintiséis al menos, no tuve vello alguno en el cuerpo a excepción de cejas, pestañas y cabellos, aunque no duro mucho pues comenzó a crecerme hasta parecerme a un osito.
Pero claro esta como me gusta ir a la moda, me he dejado la barba, bueno moda y que con barba parezco más mayor. Eso y que me he depilado espalda… pues otras partes de mí anatomía, ya me las depilaba hace años… axilas y zona genitales. Como he dicho soy casado y claro está… me gustan las mujeres, soy amante de mí mujer y de paso, sí se pone alguna a tiro… aprovecho. Como géminis que soy y por mi naturaleza, me gusta flirtear con una y otra, aunque lo diga por este medio en verdad en persona me lo callo, dejando a mí mujer quien lo divulgue, pues parece que disfruta contando mis hazañas. No dejando de contar lo mujeriego que he sido, ignorando en verdad que siempre que puedo… sigo haciéndolo.
Aunque lo he contado en varias ocasiones, aun siguen preguntándome donde vivo, cosa que me extraña pero para los perdidos, os diré que soy de Sevilla. Yo vivo en un bloque de pisos de seis plantas, cuya plantas hay cuatro viviendas, viviendas que tienen dos puertas de acceso… la principal y la de servicio, servicio que lo único que tengo son dos… uno en el de matrimonio y otro para el resto (bromas aparte). El bloque pertenece a una comunidad como son la mayoría, bloque que por su antigüedad tiene dos ascensores, el principal y el de montacargas, teniendo la peculiaridad que a su vez tiene también dos escaleras. La escalera principal que accedes a la planta donde están la puerta principal de acceso a las viviendas, escalera que desde hace unos años nos hace más difícil su utilización, ya que han colocado una silla para impedidos o personas mayores, silla que está montada sobre un raíl, ocupando el montante de esto la mitad de la escalera.
Bloque como os he dicho que pertenece a una comunidad, cuyos vecinos nos conocemos en su mayoría, vecinos que en su mayoría coincidamos en los garajes cuando nos disponemos a ir o venir del trabajo u otras salidas. Pero en mi caso como quizás otros por motivo laboral, mis desplazamientos son por desde a mediodía hasta la noche, no encontrándome con vecinos pero si con las vecinas. Vecinas que en su mayoría están muy atentas a aquellos que nos encontramos solos, vigilando nuestros movimientos y aquellas personas que entran en mi hogar. Vecinas que siempre que necesitan un hombre… vienen a buscarme, no porque sean ellas un desastre, sino por ignorancia en su mayoría y porque no están sus maridos.
Yo soy de esos que apenas duermen, siendo despertado la mitad de las veces por mi mujer. Ella me despierta como sabe, me despierta bastante temprano, todo sea por no despertar a los críos y de paso darnos tiempo para poder disfrutar, pues bien sabe ella que el mañanero es sagrado y no lo perdona por nada. Bueno para aquellos regazados, para entendernos… el primero de la mañana no se perdona, raro es el día que no follamos. ¡OJO¡… no digo hacer el amor que a esas horas de la mañana no lo es, sino simplemente follar, menos caricias y menos preliminares, pues vamos directo a lo que vamos… mmm. Aun así, ella comienza entre besos, caricias y magreo, dedicándose principalmente por mi miembro, dedicación que le da pues aunque morcillona desea que tenga la dureza exigida, notando como el chiquitín despierta y claro esta va tomando su forma, no siendo esta que una tremenda erección… mmm.
Ella no deja de moverse encima de mi pecho, sintiendo como mi tronco aprisionado por mi ropa interior restriega su coñito, no deja de utilizar mi endurecido miembro como consolador, moviéndose de arriba hacia abajo… mmm, restregándose hasta que no puede más. Entonces tras bajarme mi pantalón corto de pijama, toma mi miembro pues duermo sin más prenda. Tras coger mi miembro se lo lleva a sus labios, restregándoselos como en su día le fui instruyendo. Lame mi glande y a lo largo de mi tronco… mmm, descendiendo y ascendiendo hasta introducírselo dentro de su boca… mmm. Ella de primera no se lo introduce por completo, sino va poco a poco hasta tragarla hasta la base, sacándosela despacio y dedicarse por entero a mi glande, mientras me masturba… uuuffff!!. Yo para esos momentos me dedico a acariciar su nuca, jugando con sus cabellos y acariciando su espalda… mmm.
No queriendo ella darle más tiempo, coge y se incorpora, quedándose de rodilla, pasando una de sus pierna por encima de mi cintura al tiempo que se dedea… mmm. Coge mi miembro por mi tronco, llevándoselo a su coñito que en vez de introducírselo de primera, soltando un gemido… “aaahhh!!”. Coge y desliza mi glande por sus labios vaginales, restregándolo un par de veces… uuummm, sintiéndolo yo arder. No esperando ella más y tras presionarlo… mmm, comienza a introducirse mi glande al tiempo que deja su cuerpo caer, desapareciendo poco a poco dentro de ella, comenzando a moverse al tiempo que yo la tengo sujeta por sus caderas. Disfruta y arquea su cuerpo hacia atrás, sintiendo mi tronco duro dentro de ella, amaso sus senos con ambas manos. Me incorporo para poder chupar sus senos y pezones, cuya dedicación me encanta hasta que le duelen de los bocados que le doy… ooohhh!!.
Comienza a estremecerse entre convulsiones y espasmos, síntomas claros de haber logrado su orgasmo, ya se le veía venir por lo excitada que estaba, deseando ahora más que nunca que ahora me venga a mí. Levantándose y hacer que sea yo quien este arriba, cosa que hago una vez que se la introduzco al tiempo que coloco sus piernas sobre mis hombros, comenzando a embestirla furiosamente y ella gritar de placer, gritos que son silenciados gracias a las almohadas. Con su segundo orgasmo a los pocos segundos… logro yo el mío, mío que en verdad me he esforzado en lograrlo, pues en mí cabeza ronda la idea de ponerla a cuatro patas y penetrarla desde atrás. Pero tras quedarme inmóvil como tanto le gusta a ella, pues disfruta sintiendo como me vacio dentro de ella, saboreando como diluye todo mi semen caliente… mmm. Minutos más tarde es ella la que me aparta, queriendo yo más y en cambio ella solo desea un café, desapareciendo esa magia que nos ha envuelto durante al menos cuarenta y cinco minutos… quizás una hora, momento en que me levanto de la cama hacia la cocina para ir preparando la cafetera y comenzar con el rutinario día. Hasta que se marcha a llevar a los críos al colegio y luego para su trabajo, marchándose satisfecha y cumplidora.
Ya más tranquilo me siento a mirar el correo, redactando algunos formularios o algún quehacer, miro de vez en cuando por la ventana y observo a la gente con su vida cotidiana. Mi vista va siempre dirigida hacia los bloques del fondo, cuyas ventanas o terrazas entran dentro de mi visión. Ventanas que en su gran mayoría son dormitorios, donde observo el día a día de sus inquilinos, teniendo la suerte que la gran mayoría son vecinas. Vecinas que de una manera u otra llaman mi atención, primero miras por no haber otra cosa que mirar, luego por curiosidad y al final porque son ellas las que me buscan. Quizás lo hagan por morbo, provocando desde la lejanía, sabiendo bien las pocas posibilidades por no decir ninguna de un encuentro. Pero los años… al menos en mi caso, han provocado que esas pocas posibilidades se hayan unido, pues he tenido la suerte o el fortunio de haber estado con ellas. Sobre todo esa joven vecina que no deja de provocar, ya sea con descaro al desvestirse o vestirse, percatándose primero que soy el único espectador, continuando por exhibirse… mmm.
Pero también llama mi atención mis propias vecinas, no sabiendo bien por cual comenzar, quizás podría comentar mi vecina del quinto, vecina que llama mí atención sobre todo por su forma de vestir… mmm. Esta aunque poca cosa por su estatura, tiene un cuerpo de infarto. No llega al metro sesenta y cinco, delgada, ojos negros y de cabellos negro azabache, buenos pechos y firmes, buen culo y duro a simple vista, y piernas duras y torneadas. Viste de forma provocativa casi siempre, mini falda o mini jeans, vestidos muy cortos y ceñidos. Llevando blusas escotadas o blusas sin mangas y con tirantes, suéter pero cuyo cuello vaya abierto, con zapatos de al menos quince centímetros o botas altas.
Hemos coincidido varias veces, no siendo rara la verdad. Pero la primera vez que la vi ese día como tantos fueron temprano, pues lleva a sus hijos al colegio, una media hora más tarde la vuelvo a ver en esta ocasión, saca a su perro a ser sus necesidades… bueno lo obliga, pues el animal no parece colaborar. En esta segunda vez alza la vista y me ve, dándome desde la calle los buenos días, buenos días que le doy de la misma forma al salir a la terraza, dejándome ver mi desnudo pecho. Tras realizar unas tareas, me voy a desayunar un poco, miro la hora y me arreglo para bajar, mi idea es ir al banco y más tarde, comprar algunas cosas ya sea para la casa como para almorzar. Volviéndomela a encontrar y en medio de una conversación de lo más normal, acaba por invitarme más tarde a un refresco y hablar… mmm.
Echo la mirada hacia atrás en el tiempo y aun recuerdo aquel día, no hace mucho la verdad… quizás cinco años no más, aquel día era como otro día entre semana. Ella regresaba de haber dejado a sus críos en el colegio, venia esplendida… mmm, un vestido súper corto blanco a juego con sus zapatos de plataforma, cuyo pedazo de tacón le hace casi quince centímetros más alta. Yo en cambio venía de haber corrido, mí vestimenta claro esta era de pantalón corto, sudadera y botines. Nos encontramos en el ascensor principal, tras los buenos días respectivamente, comenzó el turno de preguntas sobre la familia. Comenzando ella a preguntarme por mi mujer…
“¿Y tú mujer como esta?, ya se ha ido a llevar a los cri@s y a trabajar?”.
Contestándole afirmativamente, preguntándole yo…
“Cómo está tu marido”.
Respondiéndome ella…
“Bien gracias, ya sabes trabajando desde muy temprano y este no vuelve el pobre hasta la noche. Dejándome prácticamente todo el día solo, pero bueno que vamos a hacer… así está la vida”.
Mientras conversamos, no dejo de mirar con disimulo su escote o bajo la vista hacia sus piernas, yéndose mis pensamientos caliente hacia mi entrepierna… mmm, pensamientos que me hacen desearla y claro esta follármela… mmm. Acabando yo por soltar…
“Creo que el ascensor no funciona”.
Respondiéndome ella…
“No me digas que vamos a tener que utilizar las escaleras”.
Y la verdad es que viendo que el ascensor no venia, tenía toda la pinta que se habría estropeado nuevamente, cosa poco extraño pues a día de hoy lo están sustituyéndolos. Muy a su pesar, decide subir por las escaleras pidiéndome el favor de acompañarla, sabiendo bien ella que yo vivo en el primero, pero me hace saber que aun le daba un poco de reparo subir sola aun. Tras aceptar, nos encaminamos hacia las escaleras de servicios, pues la principal como ya he mencionado anteriormente, esta es un poco estrecha desde que pusieron un carril para que pueda subir las personas mayores. Escaleras que se encuentran al fondo, tras abrir la puerta que accede a esta y al montacargas, montacargas que llevaba sin servicio desde hace años (esto es lo que contrae comprarse un piso en un bloque viejo). Volviendo a retomar nuestra conversación, conversación formada por una ronda de preguntas, soltándole a su anterior contestación…
“La verdad es que hace mucho tiempo que no le veo, pensaba que habría ocurrido algo entre vosotros”.
Respondiéndome…
¿Por qué dices eso?.
Me mira sorprendida ante mis palabras, diciéndome…
“Vosotros trabajáis en turno cambiados, como lo hacéis por veros. Pues mientras tu mujer trabajar por la mañana, tu lo haces por la tarde. Prácticamente no os veis, como conlleváis la vida conyugal”.
No respondo a su pregunta, pero en cambio le suelto un piropo…
“Tienes unas piernas muy hermosas”.
Responde…
“Muchas gracias, no dejo de moverme y de hacer ejercicio para poderlas tener así, ya sabes”.
Ella había iniciado una conversación que la verdad ni escuchaba, aunque para no parecer hipócrita, movía la cabeza o respondía con algo. Cortésmente deje que ella subiera delante de mí, mientras yo iba detrás sin dejar de conversar. Observaba como ella camina contoneando sus caderas y su culito… mmm, comenzando el inicio de las escaleras, subiendo cada peldaño sin apenas fuerza, no dejando de mirarla… mmm. Sube las escaleras de modo de que va enseñando todo la verdad, pienso que no lo sabe o no cae la verdad… o al menos eso creo. Suspira y suelta…
“Dios, maldito ascensor de los cojones”.
Mientras yo sonriente, no dejo de mirar sus esplendidos muslos por no decir sus nalgas… mmm, no dejando ella de contonear sus caderas al paso de la subida de peldaños… mmm. Volviendo a suspirar, soltando…
“Estoy agotada… uuuffff!!”.
Continuando por decir…
“Nada mas llega a casa, me voy a tirar en el sofá”.
La verdad sea dicha, no pude evitar mirarla, no pude apartar la vista de como esa esplendida mujer subía los escalones, no perdiendo detalle de su entrepierna, disfrutando de esas braguitas perderse entre sus glúteos… uuummm. Vecina que al girar su cabeza a modo de ver si aún seguía detrás, se dio cuenta de mis miradas, preguntándome sarcásticamente mientras sonreía…
“¿Qué vecino, tienes buenas vistas?”.
Sonrió satíricamente, contestando con descaro…
“Las mejores, no me puedo quejar, casi se podría decir que tengo un palco vips”.
Se detiene, me mira y sonriendo, me suelta…
“Tienes mucha poca vergüenza, no hace falta que te recuerde que somos casados y vecinos”.
Callo pero sin dejar de mirarla con total descaro, momento en que ella inmóvil eleva su pierna derecha hacia el siguiente peldaño, quedándose hay detenida y sonriente irónicamente, me vuelve a soltar…
“Espero que las vistas hayan mejorado”.
Uuuffff!!, no veáis el pedazo de vista que me ha dejado, pues ahora es ella la que con todo descaro, me enseña su entrepierna, enseñándome la totalidad de sus piernas torneadas y lo bien que le sienta esas braguitas de hilo… uuummm!!. Soltándole yo…
“Acabas de mejorar las vistas, no sigas que me vas a poner aun más malo”.
Digo al tiempo que froto mi mano sobre el bulto de mi entrepierna, acción que hago a raíz de su provocación, ya que ella me ha envalentonado… mmm. Ella sonríe y acaba subiendo las escaleras hasta la entreplanta de la cuarta planta, donde tras detenerse sofocada y sin apenas aliento, me dice…
“Uuuffff!!, espera vamos a descansar un poco, no puedo más”.
Pegando su espalda a la pared, vuelve a retomar las preguntas, intentando indagar en como conllevamos nuestra vida conyugal. Respondiéndole…
“Pues mira, no hay día en que caiga un mañanero y luego por la noche vuelve a repetir, ya sabes”.
Contestando con ironía…
“Siii… claro, yo y me lo creo”.
Volviéndole a responder…
“Eso lo dirás por envidia… verdad”.
“No me digas que no escuchas los gritos que da cada mañana o por las noches, gritos que da de placer y de gozo”.
Volviéndome esta a replicar de forma sarcástica…
“Si… claro seguro, no será la porno que os ponéis para quedaros dormido”.
De la misma forma sarcástica, le respondo yo a ella por su forma de mantenerse, dejando caer la de un posible amante. Soltando con rapidez…
“Yo nunca he engañado a mi marido, además si lo hago, el seguro que se da cuenta y seguro que me mata”.
Le respondo…
“Yo tampoco he engañado a mi mujer”.
Replicándome…
“Pues eso no es lo que se dice por el bloque”.
Le contesto…
“No vez, eso será por la envidia que le tienen”.
Envalentonado nuevamente a raíz de la conversación, no dejo de frotarme sobre el bulto que hace mi miembro bajo mis calzonas, bulto que se ha dado cuenta ella a raíz de mi acción. Cojo y con todo descaro me bajo las calzonas, sacando mi miembro fuera para que vea como la tengo, su rostro atónito y de asombro se asemeja a sus palabras entrecortada. Soltándome…
“¿Qué haces loco?. Guárdate eso, no vez que nos van a ver”.
Rio sarcástico al tiempo que le digo…
“No te preocupes por aquí a estas hora, nadie viene”.
Ella continua estupefacta mirando mi miembro, aun no se lo cree lo que he hecho. Mientras yo aprovechándome de su estado, le digo…
“Mira como le la has puesto, no dejas de provocarme y este es el resultado, vas a tener que poner remedio”.
Ella me mira sorprendida y dice…
“¿Quien yo?. Eso se lo dices a tu mujer que para eso está”.
“Además, yo soy una mujer casada y como tú, esas locuras ya no podemos hacerlas”.
Viendo por su respuesta que tengo posibilidades, eso y que esta continúa conmigo, no marchándose en el momento que me vio sacármela. Me da por responderle…
“Mira, como me vaya para casa y le diga a mi mujer… Sé me ha puesto así por culpa de la vecina, no ha dejado de provocarme, entonces es cuando se va a liar. Pero bueno, tú dirás”.
Ella de todas formas no aparta la mirada de mi miembro, llegando a ver como se humedece los labios con la yema de su lengua. Ante mi respuesta y viendo que no tiene otra salida, coge y alza su brazo hasta que su mano coge mi miembro… mmm, soltándola en segundos… muestra dudas, claro está titubea pero aunque vacila no muestra temor. Pero es cuando yo enérgicamente, me da por coger su mano y llevármela hacia mi miembro, obligándola a cogérmela. Soltando ella…
“Pero que haces”.
Dice… pero no suelta mi miembro… mmm. Comenzando con mí ayuda a masturbarme… uuuffff!!. Ni tan siquiera me mira a la cara, menos cuando me dice…
“Por favor que esto no salga de estas paredes, me tienes que prometer por tus padres que nunca lo contaras”.
Muevo la cabeza de forma afirmativa. Continuando por volver esta a soltar en forma de murmullo…
“Esto no puede ser real, esto no es posible, si somos vecinos”.
Se queja y protesta, pero no deja de masturbarme… uuummm!!. Momento que me da por soltar su mano, siendo ella la que continua masturbándome, deslizando su mano por mi tronco cálido desde mi glande hasta la base, dejándola caer junto con la otra hasta mis testículos… uuuffff!!. Vuelve a soltármela, soltando…
“No puedo continuar, somos vecinos… soy amiga de tu mujer y tu amigo de mi marido”.
Le suelto… sé que estas deseándolo, mira como dudas. Responde…
“No dudo… es solo miedo”.
Volviéndole a decir…
“Pero mira como me la has puesto, además no dejas de tocármela y además, cada vez me la pones aun peor, no comprendes que de esta manera no puedo ir para mi casa”.
Cojo y le suelto, engrandecido por el momento…
“No creo que tu marido tenga una verga como esta”.
Contesta ella…
“Y tú que sabes lo que tiene mi marido, quizás la tenga aun mayor”.
Contestándole…
“Y tan dispuesta, lista cuando tu lo deseas… mmm”.
Contesta…
“No porque el pobre viene muy cansado”.
Entonces porque temes tanto…
“Quizás sea porque nunca he estado con otro hombre, ya que mi marido ha sido el único hombre en mi vida”.
Entonces sin decirle nada y menos forzarla, coge y me la vuelve a coger, ahora más decidida y comienza a deslizar sus dedos por mi tronco… mmm, una vez tras otra… no queriéndome mirar a los ojos. Volviéndome a decir…
“Por favor, me lo tienes que prometer, esto no se lo contaremos a nadie”.
Tras mucho dudar, acaba por agacharse hasta quedarse en cuclillas, mientras coge con una de sus manos mi tronco, quedando mi glande a la altura de su boca… mmm. Poso mi mano sobre su nuca, apartando sus cabellos al tiempo que acaricio su cabeza. Ella acerca su rostro con una sonrisilla de niña mala, separa sus labios levemente al tiempo que abre su boca, acercándose mi miembro a su boca, rozando sus labios e ir introduciéndose poco a poco… mmm. Comenzando a entrar y salir de su boca, mientras yo mismo presionando su nuca la dirijo… mmm. Le hago acelerar e incluso que se la meta entera dentro de su boca, siente arcadas pero no se detiene, continua incluso deja de sujetar mi tronco para magrear mis genitales… ooohhhh.
Comienza a remitir, aminorando la marcha, aunque soy yo quien fuerza las embestidas, tomándola por su cabeza, colocando ambas manos alrededor sobre su sien. Moviéndola con movimientos más propio de una penetración, pero en vez de estar follando su coñito lo que le estoy follando es su boca… aaahhh!!, ejerciendo fuerza e ir cada vez más rapido… mmm. Llegando a soltarme…
“Mi esposo no tiene una verga como esta”.
Acabando por decirme, no sé si eso es verdad o solo es un piropo, sonríe y no deja de masturbármela, soltándome…
“Espera que coja aire… hombre, no tengas tanta prisa… mmm”.
Aprovecho para bajarme mí pantalón corto deportivo, pantalón que cae hasta mis pies, aprovechando con un movimiento por apartarlo. Momento que ella comienza de nuevo a comérmela… uuuffff!!. Se la saca varias veces de la boca, tiempo que masturba mi miembro, volviéndoselo a introducir en su boca, repitiendo esta tarea varias veces. Acabando por soltarme…
“Date prisa, mi esposo viene hoy temprano”.
Contestándole…
“Vamos a ver, no me has dicho antes que tu esposo trabaja todo el día. Desde que se va por la mañana hasta la noche”.
Pero claro está, su intención es que me corra lo antes posible, ya que tiene miedo de que seamos descubiertos por algún vecino o persona. Tras decírmelo, coge y vuelve a introducírsela dentro de su boca, mientras yo la empujo sutilmente contra el muro, comenzando a emular la penetración, pero lo que estoy literalmente follando es su boca… uuuffff!!. Donde sus arcadas ahora se suman las nauseas… mmm, soltándome…
“Mi esposo está a punto de llegar”.
Por las veces que lo dice y los nervios, me da por pensar que quizás este puede que llegara hoy temprano. Yo de todas formas estoy muy caliente, no me había imaginado tenerla de esta manera, ya que solo en mis sueños la poseo… mmm. Aunque tampoco ayuda la vista de tenerla ante mis pies, menos ayuda la vista de su escote, donde pienso que esos senos pueden sujetar algo más… ooohhh. Esta temerosa al ver que no me voy a correr, me propone…
“Mira, como vez que lo dejemos ahora y luego más tarde lo volvamos a retomar, te prometo que luego haremos lo que desees. ¿De acuerdo?”.
Contestándole…
“Noooo… mmm. No te preocupes, estoy a punto de correrte”.
Me mira y continua, vuelve a introducírsela dentro de su boca, lamiendo mi glande y mi tronco… ooohhh. Apartando mi mano de su nuca y dejarla caer hasta su hombro, apartando la tela de su vestido hacia su brazo. Introduciendo mi mano por su escote, hasta uno de sus senos… mmm, comenzando a magréaselo primero sobre sus sujetador y luego tras tirar hacia abajo primero de él, siendo ella quien acaba por bajárselo después. Comienzo a acariciárselo lentamente, deslizando como puedo mis dedos por su mama y su pezón, jugueteando con dos de mis dedos con sus pezón, pellizcando y frotándolo… mmm. Mis caricias hacen efecto por su forma enérgica de chupármela, viendo como se la saca de la boca y la escupe, volviéndosela a introducir… uuuffff!!. Ahora es ella la que acelera, soltándome…
“Joder, se te ha puesto aun más gordo que antes, mira como se te marcan las venas”.
Dice y continúa…
“Cuando te vaya a venir… me avisas, no vayas mancarme el vestido al salpicármelo”.
“No puedo llegar a casa con mi vestido manchado de semen”.
“Avísame antes de que te corras, no vayas a correrte dentro de mi boca, vale”.
Contestándole…
“Vale… vale. No te preocupes”.
Viendo como vuelve a metérsela en la boca… ooohhh!!, cayendo en ese momento en que una de sus manos está entre sus muslos… mmm, pues la muy cabrona se esta haciendo un dedo… uuuffff. No dejo de mirarla… mmm, disfrutando de los gestos de su rostro, disfrutando de su manera y energía con la cual me la chupa… uuuffff!!. Siente arcadas por las embestidas que le estoy metiendo, tragándosela está en su totalidad… mmm. Colocando mi mano en su nuca y presionar con firmeza hacia mí, viendo como disfruta con mi polla… mmm. Acabando por soltar una vez que la saca…
“Me tengo que ir”.
Dicho esto, coge y se la vuelve a meter dentro de su boca… ooohhh!!, acelerando al tiempo que me pajea y magrea mis testículos… uuummm. No pudiendo aguantar mucho más y descargo… ooohhh!!, descargo dentro de su boca entre un alarido de satisfacción por mi parte… aaahhh!!. Descargo sin acordarme que tenía que haberla sacado, pero aun así no me ha importado, no pude evitarlo y además en pleno éxtasis. Cojo y la sujeto con ambas manos su cabeza contra mí, no teniendo está más remedio que tragársela en su totalidad toda mi leche. Tras soltar su nuca al tiempo que me disculpaba, soltándome ella…
“Estas no son formas, si deseabas que te la mamara hasta el final, tragándome todo, solo tenias que decírmelo”.
Coge y se la vuelve a meter en la boca, dándole las ultimas chupada como si eso fuera un helado… mmm, sacándosela e ir limpiadora con su lengua, no dejando rastro y menos prueba. Soltándomela y decir…
“Ala… si la tienes otra vez lista, no me jodas… pero ya no tengo más tiempo, esto lo dejamos para otro día”.
Se levanta y me dice…
“Acabo de escuchar el motor del ascensor, no me creo que el ascensor está trabajando ahora”.
Coge, arregla su ropa y se marcha ligera, mientras yo me quedo con una cara de satisfacción que pocos tiene. Para aquellos que lo desean saber, os diré que si… sí he repetido con esa vecina, pues como mujer ardiente y provocadora por naturaleza. Donde esas escaleras, ese rellano e incluso el mismo montacargas han sido testigo de nuestras infidelidades… mmm. Pero también os puedo asegurar que no es la única, quizás sea por los chismorreo de esta lo que hagan que otras se acerquen a averiguarlo, desde una joven madre de tan solo dieciocho años que va por la calle sin ropa interior, cuya vestimenta ínsita a abordarla pero bueno eso será otra historia.