A Una Doctora Le Dan Su Medicina
Un medico diagnostica a una paciente.
Rubén casi se cae al tropezar e intentar entrar a la obscura habitación desnudo, solo en interiores. La única señal de luz provenía de una pequeña ventana, la cual permitía pasar algunos rayos plateados de la luz de la luna. Se puso de pie e intentó encontrar desesperadamente a Sushita, su próximo festín, porque se la iba a comer en esa casa, la de su tía María. Sus ojos de repente brillaron cuando al fin pudo localizar una cama al otro extremo de la habitación, cerca de la pared.
Sushita estaba desnuda sobre esa cama. Rubén podía ver cuando jalaron la sabana un extremo en la parte de abajo. Cuando se acercó mas, pudo ver sus piernas bien abiertas. El joven y curvilíneo cuerpo brillaba con la poca luz que había. Con la cabeza descansando en la almohada, su mano izquierda colocada sobre el seno derecho, Rubén se excitó, se emocionó inmediatamente, porque ella se apretaba el seno mientras que con la otra mano, la izquierda, se restregaba la cuca. Cuando observó desde mas cerca, pudo ver los duros pezones que orgullosamente coronaban la punta de las jóvenes tetas.
-Sushita, ya me has hecho esperar demasiado tiempo -le susurró. Hubo una invitación en su voz como humedecida por tanta emoción, al ver aquello. Rubén estaba cautivado, trastornado al ver el bello cuerpo, el que había deseado mirar desnudo desde hacía ya años.
-No lo puedo creer -murmuró Rubén. –Ojala esto que estoy viendo no sea un sueño.
-Claro que no -le murmuró Sushita acostada sobre la cama. –No será un sueño porque ya te oí como gemías y gritabas cuando te estabas follando a mi tía María, y a mi me vas a hacer lo mismo que a ella.
-¿Oíste qué? ¿Me viste haciéndole el amor? -preguntó Rubén poniéndose ligeramente rojo por la vergüenza.
-Si, oí todo lo que le decías, los ruidos que hacían mientras te la tirabas -Sushita no se movía ni un centímetro mientras hablaba. –Me enteré de tus gemidos, cuando ella gritaba y esos ruidos tan sexys de algo que le chupabas y mamabas y que te tragabas. Creo que le estabas comiendo la cuca y las tetas.
-Pero a ti no te voy a dejar que grites- dijo Rubén y se montó sobre la cama. Sushita siguió sonriendo y lentamente puso las piernas derechas para cerrarlas. Sus ojos se abrieron ligeramente y miró derecho hacia él.
Rubén extendió la mano para tocar su seno izquierdo y le apretó el pezón, jalándoselo. Sushita temblaba y de repente se encogió, y quedó con las rodillas dobladas y las piernas pegadas a los senos, como si fuera una pelota, de espaldas a él. Rubén dejo que sus dedos siguieran todas las curvas de la muchacha desde el hombro hasta la cintura haciendo que ella se retorciera nerviosamente, con ansiedad, con desespero.
El continúo tocando su piel con sus dedos recorriendo sus hinchadas caderas, sus brillantes muslos que presionaban duro contra sus senos, su abdomen, sus curvas y los tobillos. Rubén se trepo mas sobre ella para ver desde mas cerca al joven cuerpo desnudo y la tiro del largo cabello, apartándolo, para dejar ver su brillante espalda. Luego suavemente presionó sus labios sobre la suave curvatura de su cuello, hasta que quedaron descansando sobre su hombro izquierdo.
Sushita se retorció enderezó un poco las piernas. Las manos de Rubén la agarraron por la cintura fuertemente para acercarla mas. Suchita dio un salto inmediatamente, como si rebotara y se dio la vuelta que dando frente a él para que viera toda su belleza.
Ambos sintieron al mismo tiempo como si una corriente eléctrica pasara por sus cuerpos cuando la teta izquierda de Sushita rozó descuidadamente el pecho de él al darse la vuelta.
-Sushita, simplemente eres bonita -Rubén murmuró débilmente. La proximidad de su sexy cuerpo desnudo hizo que el huevo se le pusiera duro, bien parado y erecto como por arte de magia. Con los labios temblando por la emoción, el no perdía de vista los jóvenes senos como si brincaran al respirar. Sus manos comenzaron a temblar como si le dolieran al sentir un cosquilleo, porque las sentía débiles, sensibles al querer tocar aquellos maravillosos senos. Pero en lugar de tocarlos, las extendió hasta la cuca primero y comenzó a acariciarle el suave bello pubico, el Monte de Venus. Sushita se mordía el labio inferior y él se dio cuenta que a ella le había encantado la forma como comenzó a acariciarla. El bajó la cabeza hasta que su cara quedo colocada entre las piernas de la muchacha.
Rubén se tragaba saliva al ver como le brillaba la cara a la chica, cuando comenzó a acariciar los suaves labios de la cuca a través del bello porque la tenia muy peluda. Pronto le coqueteaba con los dedos de hacia arriba hacia abajo de aquella raja, lentamente, y veía como se retorcía aquella muchacha todo el tiempo. Su dedo se hundió dentro de la cuca y se sentía que le entraba suave, sin resistencia ni nada que estorbara. Con el dedo pulgar le acariciaba el clítoris mientras el otro exploraba la cavidad vaginal. Ella vio las sorprendentes llamas de lujuria que ardían en los ojos del amante, cuando el siguió acariciándole el pequeño punto crucial, el centro y núcleo de su excitación. Con el dedo pulgar siguió presionando duro mientras le restregaba el clítoris y le hundía el índice sacándolo y metiéndolo dentro de aquella cuca.
-Hola, doctora -Rubén le sonrió. -¿Qué siente cuando le examinan la cuca?
Shushita se estaba poniendo excitada cada vez mas, dándose cuenta de que Rubén ya no era un novato en el sexo. La sutil ola de temblor en los labios de la muchacha sugerían que ella estaba disfrutándolo. El continuo excitándola al tocarle uno de sus paraditos y animados, vivos pezones con la otra mano. No aguantó y se le escapo el aire por la boca cuando él le agarró el pezón entre el dedo pulgar y el índice apretándolo cada vez mas. Siguió así, jalándolo, apretando el pezón y luego lo soltaba y se le volvia a poner erecto, paradito.
-¡!Por favor, hazme eso otra vez, me gusta!! -Sushita lanzo un grito como rogando.
Pronto complació y ya le acariciaba ambos pezones con sus dedos durante un buen rato y miraba como ella respiraba con dificultad y gemía por la excitación. Sushita se dio cuenta que el joven hombre intentaba ser lo mas delicado posible con ella. Temblaba sintiendo como le lamían con la lengua el pezón y con el dedo se lo acariciaba a buena velocidad. Ella se retorcía y comenzó a gemir mas. Rubén accedió a complacer a esta chica, a sus tentaciones y le mordió bien duro el pezón, haciendo que se retorciera y gimiera mas aún.
Estos gemidos continuaron aun después de que le soltó el pezón de la teta y luego comenzó a navegar por todo su cuerpo rozando con sus labios su suave y brillante piel de algodón. Ella estaba pendiente de abrirle las piernas bien cuando se diera cuenta que los labios del muchacho ya estaban llegando hasta el monte peludo. Las intenciones del joven eran muy claras, porque le sacó el dedo de la cuca en el momento en que los labios ya rozaban el pelero de aquella totona.
Rubén comenzó acariciarle con la punta de la lengua la cuca, lamiéndole todos los pelos, en la parte de arriba hasta llegar al clítoris, luego hasta abajo hasta el final de los labios vaginales. Sintió que ella se excitaba mas y mas, porque ella sentía todo con mayor intensidad y gemía en voz alta incapaz de controlarse. Luego el llevo la lengua hasta abajo, hasta la joven cuca y se la metió adentro. El cuerpo de Sushita se sacudió, como golpeado por una fuerte corriente eléctrica: -¡Así, así, así me gusta -gemía como llorando.
Rubén sintió que el huevo se le empezaba a poner sensible. Hundió su cara entre sus piernas y su boca conquistó el hueco de la cuca. La retorcida lengua se desplazo a través de los hinchados labios de la cuca. Pronto desesperó porque comenzó a besarle los labios de la cuca frenéticamente. Sus dedos también se unieron al acto abriéndole los labios vaginales para permitirle a la lengua meterse por todo alrededor.
Rubén no se detenía, cuando sacudía la lengua adelante y hacia atrás, de lado a lado de la mojada cuca hasta que sintió que ella se aproximaba al orgasmo. Rápidamente le dio mas duro a la lengua sobre la cuca. Sushita arqueaba la espalda y se sacudía con aquella lengua entre la cuca y hasta el punto en que solo su cabeza y los pies tocaban la cama. Sus dedos estaban metidos, clavados, acariciándole el cabello a Rubén, presionándole mas la cabeza para que se metiera mas aún dentro de la cuca. De repente Rubén sintió que los jugos de la muchacha comenzaron a bajarle por su lengua cuando ella colapsó, doblándose y luego se puso flácida respirando con dificultad. Los dedos de ella estaban arañando la cama luego de algunas otras suaves sacudidas que le recorrieron el cuerpo.
-¡Ay, Rubén!! –gritó al alcanzar el maravilloso clímax.
La lengua de Rubén daba vueltas sacándole algunas gotas de sus jugos antes de que retirarla de aquella inundada, mojada cuca. Rápidamente se montó sobre ella, apretó el tembloroso cuerpo de la muchacha contra la cama sin ninguna dificultad. Intercambiaron algunas miradas y sonrisas durante un tiempo dejando que su respiración bajara de ritmo un poco. A Rubén le atrajeron inmediatamente los labios rosados y se inclinó hacia delante obligando a su lengua a meterse dentro de la boca de la chica. Ella sintió que le había regresado la picazón en la cuca, de nuevo le estaba pinchando, y esta vez debido a que el huevo le causaba dolor, tensión en la panocha al presionar contra el hueco de la cuca. Solo se tomo una décima de segundo para darse cuenta de que ese pedazo de carne era demasiado grande para ella.
–Rubén, es demasiado grande! -dijo ella con una sugerencia y verdadero temor en sus ojos.
-Eso es exactamente lo que sentía tu tía -Rubén le sonrió.
Sintió los suaves labios de la cuca contra su agrandado huevo. Los dedos de Sushita buscaban y le agarraban el huevo para guiar la punta de la cabeza y colocarla entre los labios vaginales. Rubén inmediatamente bajó un poco el huevo, como desesperado, y sintió cuando la cabeza del machete encontró la entrada en medio de los labios separados, abiertos. Sus manos buscaron y la agarraron por la cintura antes de que el inflamado huevo se metiera otra pulgada mas dentro de ella. Suchita gemía en voz alta cuando sintió este monstruo de huevo que se abría paso por la fuerza entre su raja.
-Ay, Dios mio!! -Suchita gritó por la agonía.
Rubén no pudo evitar una sonrisa cruel. Sus ojos de nuevo se encontraron y se quedaron paralizados mirándose el uno al otro. Rubén continuó moviendo las caderas hacia delante y hacia atrás sin tomar en cuenta los quejidos y gritos. Pronto se dio cuenta de que todo el huevo entero y enorme ya estaba penetrando dentro de la mojada cuca. Los gritos y sollozos suaves de agonía cesaron cuando comenzó a disfrutar la profunda penetración. Rubén siguió moviendo la cadera sin parar sabiendo muy bien que su huevo se estaba hundiendo mas y mas adentro con cada empuje. Sushita estaba ya poniéndose mas mojada cuando la panocha, el túnel, comenzó a expandirse para dejar que el huevo se ensamblara, acoplara dentro del hueco.
-Ya está casi adentro -Rubén anunció con mucho orgullo.
Sushita sonrió dando a entender que el tenia la razón, y presionó mas contra el cuerpo del amoroso compañero. Sus labios se encontraron en un beso y pronto quedaron consumidos en un torrente de salvaje pasión y lujuria. Rubén con mucha destreza se metió dentro de la boca el labio inferior de ella y le mordió los pétalos ligeramente. Los brazos de Sushita lo sostenían pegado a su boca al apretarlo presionando en la parte de atrás de la cabeza.
Las manos de Rubén se metieron, se introdujeron entre sus desnudos senos y comenzaron a acariciar sus bellas curvas. Siguieron moviéndose, tirando, mientras mantenían sus bocas todo el tiempo pegadas una a la otra. La goteante cuca muy cuidadosa y completamente se apretó contra el tembloroso huevo cuando se abrazaron con delirio subiendo y bajando mientras movían las caderas. Sushita intentó subir las caderas obligándolo a que se le metiera mas colocando las piernas detrás de la cintura para tenerlo bien agarrado. De hecho, el beso se interrumpió y se quedaron mirando a los ojos de nuevo. La cara de Sushita ya no estaba pálida por la agonía que le produjo el huevo dentro de la concha.-¿Como se siente, doctora? -Preguntó Rubén con un guiñándole un ojo. Sus manos se colocaron sobre los senos para apretárselos muy suavemente. Con los pulgares le acariciaba los pezones.-Me siento como en el paraíso, Sushita -murmuró modestamente, con sumisión y humildad.-Yo también -Rubén admitió, diciéndole la verdad.
-No pares! -Ella le rogó. –Ya no nos queda mucho tiempo.
-¿Y qué? -Dijo Rubén sonriendo con impaciencia.
-Ya, hazlo! -Sushita le dio la orden.
-¿Hacer qué? -Preguntó Rubén con una sonrisa juguetona y pícara.
-Ay Dios mio! -Sushita se dio un golpe en la frente con la mano.
Ruben comenzó a reírse y pronto Sushita también.
-Ay, cójeme, follame ya mismo!! -Susurró ella al oído del amigo.
-Bueno, si -Dijo Rubén con una risa nerviosa. –Ya te cojo. Pero no sin antes de terminar esta parte.
Sushita no pudo evitar la sorpresa que le produjo cuando él saltó sobre sus senos de nuevo. Sus manos y boca formaron una coalición letal para acariciar sus jóvenes pelotas con un súbito estallido de lujuria y deseo. El sostuvo un seno firmemente mientras que el otro se lo metía en la boca. Su lengua le fustigaba, le azotaba el otro pezón ya duro y le rozaba por todo alrededor de la aureola. Le chupó cada teta con mayor vigor y deseo como si estuviera hambriento, ma que la primera vez y gemía mucho sobre la carne de aquellas tetas.
-Ruben, Rubén … tranquilo, no seas brusco. –Sushita se retorcía con dificultad al sentir sus dientes que dejaban unas marcas sobre los senos. A ella le dolía a pesar de que sus pezones lucían como si les fueran a explotar dentro de la boca. Sus brazos rápidamente lo agarraron por las axilas y lo atraparon fuertemente jalándolo por la espalda, mientras sus tensas piernas mantenían la cintura del joven fuertemente apretado contra su cuca. Rubén lentamente soltó los pezones que tenía atrapados entre sus dientes levantando la cabeza. Luego miró como se sacudía el cuerpo de la muchacha al sentir que le apretaba de nuevo el pezón.
Sus ojos recorrieron el tembloroso cuerpo que se encogía de placer y su cara mojada por el sudor mostraba algunas señales de dolor por el placer producido. Ella estaba gimiendo en voz alta y se oía como si estaba pidiendo auxilio. El breve interludio o descanso al interrumpir lo que le hacía en sus senos había ayudado a que su huevo se hinchara dentro de ella y luego comenzó a metérselo mas profundo.
-¡Follame, cógeme -fue todo lo que ella pudo gemir, murmurando con fuerza debajo del fuerte joven.
Las manos de él masajeaban fuertemente sus senos. Sintió unas señales de espasmo, como convulsiones, en los músculos de la muchacha cuando le siguió bombeando la cuca. Todavía quería acariciarle mas y lentamente la aflojó, ya le maltrataba menos los pezones aunque la chica empujaba mas rápido y mas duro sobre el cuerpo del muchacho para sentir el huevo mejor dentro de la cuca. Las caderas del hombre se levantaron y lentamente comenzó a sacar el huevo de las profundidades de aquella panocha. Descanso cuando se dio cuenta de que solo la cabeza se había quedado enganchada, metida dentro de su cajita en forma de túnel.
Sushita miró perpleja y rogó: -¿Porqué? ¿Por qué terminaste tan rápido y me lo sacaste?
-No quiero echarte todo el semen adentro -Rubén dijo con una sonrisa.
-Por favor, Rubén!! -ella gritó en medio de la desesperación. –No te detengas, no me lo saques, quiero tu leche adentro!!
El continuo dándole y comenzó a bombearla sacándolo y metiéndolo de la empapada cuca. Su huevo se hundó de nuevo dentro de la profunda cuca y pronto se la estaba cogiendo con todo lo que tenía.
Sushita estaba retorciéndose y gimiendo cuando la polla comenzó a bombearla con una sorprendente velocidad. Rubén bajo su pecho e hizo que este rozara contra los senos de la muchacha para sentir sus duros pezones pinchándolo como aguijones.
Mientras movía su cintura lo mas rápido que podía, Sushita igualmente hacía su trabajo a la misma velocidad, y seguía dándole a su cintura para poder recibir bien sus poderosas metidas.
El gritó en voz alta con cada una de sus rápidas metidas golpeando, llegando hasta lo mas profundo de la chica haciendo que ella se pusiera extremadamente tensa, como tiesa. Sushita pudo sentir otro orgasmo que la rompía, la desbarataba cuando el huevo daba duro dentro de ella sin ninguna compasión. Trato de darle mas duro levantando la cintura para separarse del cuerpo de la muchacha y luego bajar con fuerza sobre ese hueco cuando se dio cuenta que él mismo estaba a punto de explotar.
Siguió gritando mas alto que nunca cuando le vació la espesa carga de tibia leche dentro de la salvaje y feroz cuca. La apretada y mojada cuca se ciñó fuertemente alrededor del palo y le vació toda la leche, haciendo que fluyera un semen como río dentro de ella.
-Así, así, Rubén!! Así, ay, qué ricoooo!!!!!!!
El cuerpo de Sushita se puso duro y luego como rígido. Los músculos de la hedionda cuca que agarraban al muchacho se apretaron mas alrededor de él, bien duro. Rubén gimió mas todavía enviándole otra porción de semen haciéndola gritar. El se sacudía después de cada chorro que le eyaculaba mientras ella convulsionaba. Suavemente le abrió sus piernas para dejárselas caer sobre la cama. Luego el cayó desmayado descansando todo el cuerpo sobre ella. Se sentía como desanimado, deprimido después de vaciar toda su energía y comenzó a inhalar aire profundamente. Había hecho algo sin precedentes en su vida y también algo que siempre había deseado.
Luego de algunos momentos de respirar con dificultad, la miró y le sonrió. Se sonrieron el uno al otro cuando se recuperaron de tanta excitación y se encajaron en un abrazo. Rubén acariciaba el cabello de Shushita suavemente y luego le colocó un beso en la frente. Era la forma de agradecerle que lo hiciera sentir tan bien.
-Siempre pensé que eras un hombre maravilloso en la cama. –Sushita le dijo admirada. –Se que habías estado soñando con esto y yo también estoy feliz.
-No lo creo -Rubén dijo tomando aire.
-Yo solo quería tocar tus sexys tetas para ver como eran pero nunca pensé que lo fuéramos a hacer. De todos modos me diste el festín de mi vida. Te voy a extrañar, linda. Nunca olvidaré todo esto.
-Pronto me iré de viaje y no estaré mas en este lugar -dijo Sushita con un tono triste. Ella agarró sus manos y las arrastró hasta sus sudorosos senos. –Diviértete mas antes de que me vaya. Rubén no pudo disimular su emoción y de nuevo la complació al seguirle haciendo el amor. Comenzaron todo de nuevo, desde cero.
FIN