Una niñera que no puede estar sin sexo
Era jueves por la tarde y ya volvía de la universidad, después de un día agotador lo único que quería era llegar a dormir toda la noche, al llegar la esquina del edificio donde vivo, el mismo grupo de hombres se encontraba sentados sin nada que hacer, siempre que paso es lo mismo, me gritan de cosas, puras majaderías y siento que me violan con su mirada, pero nunca les hago caso y así seguí con mi camino, al llegar al edificio, me estaba esperando en la pura entrada el dueño que renta los departamentos del edificio, un señor de 60 años, canuzco, con dientes amarillos por tantos cigarrillos que fuma, muy gruñón si te atrasas con los pagos del alquiler y por supuesto muy avaro.
-Señorita Celiia, su pago de la renta se vence en dos días, espero que tenga su dinero reunido para entonces, o de lo contrario, tendré que correrla del departamento.
-No se preocupe don Raúl, le aseguro que lo tendré para ese entonces, no se preocupe. Habiendo dicho eso, subí rápidamente los escalones y llegue al tercer piso que es donde se encuentra mi departamento, abrí la puerta y la cerré con candado.
La verdad es que mi madre apenas me pueden mandar dinero y no tenía dinero suficiente para pagarle a don Raúl, pero no quería preocuparme lo único que quería era poder dormir muy a gusto en mi cama.
Como no tenía ganas de nada, me prepare un plato de cereal, me lave lo dientes, me quite la ropa que traía puesta y me puse mi camisón para dormir, cuando de pronto suena el timbre de mi casa, enojada me dirigí a ver quién estaba tocando y al abrir la puerta me encontré con la vecina del departamento de enfrente.
-Hola Celiia, perdón por molestarte, pero me preguntaba si podrías hacerme un favor, estoy desesperada… – sin tomarle mucha importancia le conteste que si (Aunque la verdad no me importaba lo que me pidiera)
-Pues veras mañana mi esposo y yo saldremos de viaje a estados unidos por unos asuntos de la empresa y me preguntaba si tú podrías cuidar a Manuelito por todo el fin de semana. – Su petición me parecía muy difícil y no porque fuera fin de semana, sino porque Manuelito es un demonio, a pesar de estar en quinto de primaria es muy travieso, no respeta a sus mayores y aparte es muy adelantado para su edad. Estaba a punto de contestarle que no, cuando me acorde de que andaba corta de dinero y que me hacía falta para pagar la renta.
-Pues no se señora, mañana tenía planeado ir a la casa de mi madre para ir por dinero para la renta.
-Hay Celiia no te preocupes, si me haces este favor te prometo que mi esposo y yo te pagamos 3 meses de renta. -La idea no me parecía nada mal y a para ellos no es difícil pagar 3 meses de renta ya que viven muy bien… Al final termine aceptando.
-Ok Celiia mañana a las 8 de la noche te dejaremos a Manuelito, la verdad muchas gracias, no sé qué haríamos sin ti.
-No se preocupe Sra. Para que están los vecinos. – Le respondí de forma graciosa y dicho eso la señora regreso a su departamento y yo a mi camita que ya me estaba esperando.
Al día siguiente desperté muy descansada, había dormido muy bien, eran las 9 de la mañana y como mis clases comenzaban a la 1 de la tarde, decidí lavar la ropa sucia y hacerme unos huevos revueltos, limpie un poco el departamento porque el escuincle se quedaría aquí para variar, pero lo bueno que no era muy grande, solamente tiene dos cuartos, un baño, la cocina y la sala y para tender mi ropa tengo que tenderla en la azotea.
Eran las 11 cuando me metí a bañar no tarde ni 15 min. Cuando estaba parada frente a mi closet pensando en que ponerme.
Después de pensarla mucho, me puse una blusa blanca que me quedaba algo olgada, unos shorts de mezclilla negros que hacía ver mis piernas torneadas y que resaltaba mi culito y unos tenis negros que hacían juego, el pelo lo deje suelto y para acompañar me puse una pulsera.
Como al final de clases tengo practica de voleibol, la mayoría de las veces me visto casi de la misma forma, aunque a veces las demás personas se me quedan viendo cuando paso o alguno que otro maestro pervertido.
A las 12 pm salí de mi departamento y cuidando de que no me viera don Raúl baje lo más rápido posible y me dirigí a mis clases vespertinas.
Eran las 7 de la tarde cuando volvía de mis clases, y al llegar a mi edificio, me paso lo mismo de ayer, don Raúl con sus cosas de la renta y así, lo ignore por completo y subí hasta mi cuarto.
Me tire un rato en la cama y me quede dormida, al cabo de media hora me desperté exaltada, hoy me dejarían a Manuelito a las 8 y tenía que estar todo listo, así que me levante de golpe, levante las cosas que había tirado en el camino de la puerta a mi cama y subí a la azotea por mi ropa.
Comencé a quitar la ropa cuando note que faltaban tres de mis ocho bragas, dos negras y una rosa, me enoje mucho era la segunda ocasión que me robaban mis braguitas, pero me trague mi coraje y rápido me puse a doblar la ropa y la guardarla en el closet.
A las 8 en punto sonó el timbre de la puerta, andaba toda sudada y con la misma ropa con la que me fui a la universidad pero habiendo terminado abrí la puerta y salude a la pareja y su hijo.
-Hola Celiia, veo que andas un poco ajetreada…
-Si lo que pasa es que andaba limpiando para que todo estuviera en orden, pero no se preocupe, ahorita se me pasa. – Estuvimos platicando un poco y después me dieron las
instrucciones para cuidar a Manuelito.
– Celiia, no lo dejes que salga a la calle y asegúrate que haga sus tareas, no lo dejes dormir hasta tarde y por favor que se tome su medicamento. – Me entrego una bolsa llena de pastillas junto con una nota.
-Siento entregarte todas estas pastillas, pero nada más agarre de a puño, sin embargo hay te di una lista de todos los medicamentos que debes de darle y a qué hora debe tomarse las pastillas. – Se despidieron de Manuelito y salieron del departamento.
-Bueno pues Manuelito, voy a ser tu niñera por todo este fin de semana, espero que te portes bien o si no tendré que castigarte ¿ok?
-mmmmm… está bien, solo con una condición.
-mmma haber dime… – Le conteste
-Que me dejes apretarte las TETAS. – Me puse roja de la vergüenza, me dio un poco de gracia pero lo regañe y le di un zape en la cabeza.
-No seas grosero, anda, vete a lavar las manos que te haré algo de cenar.
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A pesar de que lo golpeé, se mostró muy feliz, típico de los niños que les vale que los regañen, se lavó las manos y se sentó en la mesa.
-¿Qué quieres para cenar Manuelito?
-Cereal con leche de tus tetas me dijo en tono burlesco.
Lo mire fijamente a los ojos con tono de molesta, pero no le hice caso. Le serví su plato de cereal, pero con leche de vaca y se lo comió completo.
-Bueno Manuelito, lávate los dientes en el lavatrastos y si quieres puedes ver la tele después, yo me meteré a bañar, si suena el
timbre no abras la puerta ¿ok?
-Ok está bien
Tome mi toalla de mi recamara y me metí al baño, cerré la puerta con seguro para evitar que el escuincle se metiera a espiarme y me empecé a desvestir.
Abrí la llave del agua helada y me comencé a enjabonar. Comencé lavándome bien mi cabello y que es lo que más importante para algunas mujeres. Mi color de cabello es rubio-rojizo así que con más razón me lo cuido, después me lave mi carita y después fui enjabonando mis pechos y mi abdomen.
Desde hace tiempo mis pechos se han convertido en un punto muy sensible de mi
cuerpo, desde aquellas violaciones que tuve, mis pechos quedaron muy sensibles,
por eso trato de no rosarme mucho mis pezones porque no me gusta sentir lo que
me hicieron esos desgraciados de nuevo.
Después me lave muy bien mi colita y mi sexo y al final me enjabone muy bien mis piernas, que son la envidia de todas mis compañeras.
Cerré la llave y tome mi toalla, me seque completamente y me mire desnuda en el espejo anatómico del baño, me miraba por todas partes y aunque soy muy modesta conmigo misma, siempre veo que todo en mí se vea muy bien, al ducharme el color de mi piel vuelve a su color natural, un moreno claro a excepción de mis piernas que son de color claro, un color que considero lo herede de mi mama. Me envolví en la toalla y salí del baño para cambiarme en el cuarto.
Cuando salí lo primero que vi es que Manuelito no estaba en la sala viendo la tele, me fije si estaba en la cocina y nada, entre a su cuarto y vacío, me empecé a poner nerviosa y antes de que otra cosa pasara me dirigí a mi cuarto para cambiarme y salir a buscarlo a la calle.
Abrí la puerta de mi cuarto y lo primero que veo es al maldito escuincle sentado arriba de mi cama con una braga mía puesta en la cabeza y todas las demás bragas tiradas en el piso.
-Maldito escuincle, ¿qué has hecho?, mira que tiradero hiciste, quítate eso de la cabeza ahora mismo. – Le dije muy enojada, pero él simplemente estaba disfrutando el momento, le gustaba hacerme enojar, lo perseguí por todo el cuarto hasta que lo acorrale en una esquina.
Me le quede viendo un momento y en eso se me dejo ir, tratando de escapar, pero le tape la salida y lo abrase, en eso siento que la toalla se me afloja y suelto al mocoso
tratando de no dejar que se me callera, pero para mi sorpresa mi toalla me la
había quitado Manuelito y salió corriendo junto con ella a la puerta, rápidamente trate de arrebatársela pero no pude, en eso se da la vuelta y se me queda viendo completamente sorprendido, yo también me le quede viendo un instante y note que me estaba viendo desnuda, instintivamente tome una de mis almohadas y me cubrí con ella y le grite:
-maldito escuincle vas a ver cuándo me cambie, te voy a castigar y rápidamente se metió a su habitación.
Inmediatamente me puse mi camiseton y comencé a doblar todas mis «pantis» estaba súper molestan ese maldito escuincle se había salido con la suya, me había visto como dios me trajo al mundo, pero eso no se quedaría así.
Tarde unos minutos en limpiar todo el desorden que hizo en mi cuarto, me dirigí a su habitación y abrí la puerta, estaba a punto de gritarle cuando lo vi completamente dormido, me frene en seco y me le quede mirando, parecía un angelito dormido (solamente así se ve como uno en verdad) y me dio pena despertarlo para regañarlo, así que decidí mejor regañarlo en la mañana, cuando iba a apagar la luz vi que tenía mi «panti» en su mano, me acerque a su cama y se la quite, apague la luz y lo deje que durmiera.
Estaba súper cansada, así que tire la braga al suelo y me metí a la cama a descansar.
Habían pasado como cuatro horas desde que me dormí, eran alrededor de las tres de la mañana cuando aún dormida comencé a sentir ganas de orinar, sentía como si estuviera a punto de orinarme, la sensación hizo que me despertara, sentía los ojos pesados y aun me sentía dormida, cuando de pronto comencé a sentir que algo viscoso se movía por mi entrepierna, sin dudarlo prendí la lámpara que tenía a un lado y en eso voy viendo que Manuelito tenia hundida su cabeza en mi entre pierna y se estaba comiendo mi conchita.
-¿¡Q…que estás haciendo!? – le pregunte y rápidamente junte mis piernas y me puse de pie. En ese instante Manuelito se quedó en paralizado del susto que le metí, lo tome de la oreja y me lo lleve a su cuarto.
-Hay quédate mal educado, le voy a contar todo esto a tu mama cuando regrese. El únicamente tenía su cabeza agachada y no me dijo nada.
-Duérmete y déjame dormir. – Y le cerré la puerta. Estaba mucho más molesta que antes y ya se me había espantado el sueño, aun así apague la luz y me metí a la cama otra vez. Me quede pensando en muchas cosas en lo que me volvía a quedar dormida, por mi mente pasaron los recuerdo de la primera vez que me violaron, lo que me hizo sentir Manuelito, me trajo los recuerdos de lo que sentía cuando aquel maestro pervertido me hizo lo mismo, desde aquel entonces no había vuelto a tener relaciones de ningún tipo.
De pronto comencé a sentir que algo salía de mi conchita, baje mi mano hasta la entrada de ella y note que me salía un líquido viscoso. Me levante al baño, tome un poco de papel y me acosté en mi cama y comencé a limpiarme el líquido que aún brotaba de mi.
Empecé limpiando la entrada de mi sexo y después fui limpiando un poco más adentro, cuando de pronto sin querer toque mi clítoris, sentí que una descarga recorría todo mi cuerpo y al mismo tiempo deje escapar un pequeño gemido.
La sensación fue extraordinaria, pero hizo que recordara lo que sentía en los momentos en que me estaban violando y rápidamente retire mi mano de mi entre pierna y cerré los ojos tratando de dormirme.
Desperté como a las 9 de la mañana, era una mañana soleada y los pájaros se escuchaban en el techo, me levante y vi que todo estaba en orden, al parecer Manuelito se había quedado dormido, me dirigí a su cuarto y lo vi completamente dormido, cerré despacio la puerta y aprovechando que era un día muy bonito, subí al techo a respirar un poco de aire fresco. La mañana se me hizo muy helada pero rápidamente sentí porque, únicamente traía mi camiseton y no me había puesto mi braguita ayer que me cambie, así que regrese a mi departamento y comencé a hacer el desayuno.
Durante el transcurso del día todo estuvo bien, Manuelito se quedó en su cuarto castigado, comió y desayuno bien, pero se me había olvidado darle su medicamento, así que rápidamente tome la bolsa que me dio su mama y comencé a sacar todas las pastillas y jarabes que había dentro de ella.
Me fije en la lista que medicamentos era lo que tomaba y los fui buscando uno por uno, en eso tome un frasco que me pareció muy raro, en el etiquetado decía «Yumbina» y me pareció raro que algo así se encontrara en una bolsa de medicamentos, ya que es conocido que la «Yumbina» se utilice para la reproducción de animales de gran porte como las vacas y caballos, cuando las hembras se resisten a la copulación de la forma convencional, los criadores la dopan con Yumbina , que las revoluciona hormonalmente y facilita el trabajo del macho.
Pensé que quizás el papa de Manuelito tendría ganado o caballos para poseer algo así, pero se me hizo muy raro que eso se encontrara en los medicamentos. De todos modos lo aparte de los demás y seguí buscando los otros medicamentos. Cuando al fin los encontré le hable a Manuelito y le di la pastilla que le tocaba.
-Bueno ya está, en 4 horas te toca la otra pastilla, en eso suena el timbre de la casa y salí a ver quién era. Se trataba de don Raúl.
-Señorita Celiia le vengo a dar las gracias por el pago de sus tres meses de renta, lo señores de aquí enseguida me lo dieron antes de salir de viaje, así que es todo para que no estés con el pendiente niña.
-Ok don Raúl, gracias por avisarme y cerré la puerta un tanto contenta. Al voltear mire que Manuelito había limpiado el desorden que hice con los medicamentos y le di las gracias por haberlo hecho.
-Ahora si quieres puedes ver la tele yo me pondré a preparar la cena, le dije muy contenta.
Me tarde un buen tiempo preparar toda la comida pero al fin estaba lista, ya eran como las 8 de la noche cuando nos sentamos a comer, traje los vasos y la soda, en eso suena mi celular en el cuarto.
-Espérame, voy a contestar el teléfono, ve sirviendo la soda le dije a Manuelito.
Eran mis compañeras de clase, al parecer saldrían de fiesta y me estaban invitando pero le dije que estaba cuidando a Manuelito.
Cuando regrese Manuelito ya había terminado y había levantado su plato.
-Oye ¿por qué no me esperaste? – Le pregunte.
-Es que tenía mucha hambre y te estabas tardando demasiado, me dio sueño, me iré a dormir.
Se me hizo extraño que tan temprano se fuera a acostar, pero de seguro ha de ser por las pastillas pensé. Así que comí y me tome la soda.
Andaba muy cansada, todo el día había alzado la casa y termine de lavar una ropa que me hizo falta. Levante la mesa y de inmediato comencé a lavar los platos para poder irme a dormir. Mientras lavaba los platos comencé a sentirme un poco extraña, comencé a sentir un poco de calor y muy caliente la cara.
Termine de lavar los platos y rápido me metí a bañar para ver si así se me quitaba lo caliente de mi cara. Abrí la llave del agua helada y comencé a enjabonarme, pero nada cambiaba, continuaba sintiendo el rubor fácil y un poco de hormigueo en el área pélvica, en eso comencé a sentir que mi conchita comenzaba a ponerse un poco durita, pase el estropajo por mis labios y sentí un enorme placer, tal fue el placer que sentí que me temblaron los piernas y caí sentada en el piso de la regadera, los hormigueos en el área
pélvica iban en aumento y ahora también sentía un poco de hormigueo en el área espinal.
Me levante de inmediato y cerré la llave del agua, apenas y me seque y salí del baño hacia mi cuarto, cerré la puerta y me senté en el borde de la cama. No sabía que me estaba pasando, sentía mucho calor, sentía mi sexo como si estuviera a punto de explotar, el hormigueo cada vez se hacía más intenso, así que apreté mi sexo con mis piernas para no sentir la intensidad.
Ya no aguantaba, no podía pensar bien, estaba muy excitada y no sabía por qué, en eso me cruzo por la mente tocar mi conchita, masturbarme con mis deditos, nunca lo había hecho, pero ahora era necesario.
Iba bajando lentamente mi mano por mi abdomen y justo cuando estaba a punto de llegar a mi conchita, me acorde que en la habitación de enseguida estaba Manuelito y no quería que me viera masturbándome.
Me debatía entre el placer y la moral, pero claramente el placer le ganaba por mucho a la moral, así que no aguante más, las vibraciones en mi conchita, hicieron que me olvidara de todo, me tumbe en la cama, abrí mis piernitas y rápidamente me introduje dos deditos en mi conchita, el placer que sentí fue instantáneo, apenas introduje mis dedos en mi, deje escapar un fuerte gemido de placer – aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh – continúe
metiendo más y más mis deditos por mi vagina y cada vez el placer era más
fuerte. –uuuuuuuuummmmmmmm- -aaaaaaaaaaahhhhhh – ya no me importaba que Manuelito me escuchara, dejaba salir mis gemidos con cada explosión de placer que sentía, en eso saque mis deditos y note que estaban empapados de mis juguitos,
instintivamente me los lleve a la boca y conocí mi sabor, el sabor era entre saladito y dulce, eran deliciosos.
Estaba hecha un desastre, no me había secado el agua de la bañera, así que estaba toda remojada, mi respiración era rápida y sentía que el corazón me latía muy rápido, como si se me fuera a salir.
Lleve mi mano hasta mi conchita una vez más y esta vez me metí tres dedos, la sensación fue aún más placentera y mis gemidos más fuertes, con mi otra mano me tocaba mis pechos, que se encontraban súper duritas, mis pezones me dolían demasiado por tanto placer.
En eso vi que la puerta del cuarto estaba abierta y vi a Manuelito grabándome con mi celular, pero no me importo, estaba sumergida en el mejor placer del mundo así que
comencé a gemir más y más para que Manuelito me grabara.
Me volví a sacar los deditos de mi conchita y comencé a chuparlos una vez más, note que Manuelito se había acercado más a la cama y vi que trataba de grabar de cerca todo el interior de mi conchita, así que abrí un poco más mis piernas y lo deje que grabara todo su interior.
-uuuuuummmmmm, te gusta lo que ves, le pregunte a Manuelito, pero no me contesto nada. Si quieres mete tus deditos, le dije, estaba completamente dominada por el placer que no me importaba pervertirlo. En eso acerco su manita a mi conchita mientras seguía grabando, y la introdujo lentamente
. –Uuuuuuuuummmmmmmm- Siiii esoooo… Mueve tus deditos dentro de mí, le
decía a Manuelito y mientras él me daba placer abajo, yo le daba placer a mis
pechos, que ya habían tomado un tamaño más grande de lo normal. Continuamos así
por unos 10 minutos y Manuelito seguía grabando toda la sesión, ya estaba muy
entumecida y me dolían muchos la cadera, así que le pedí el celular a Manuelito
y le dije:
-¿te acuerdas de lo que me estabas haciendo ayer en la noche? – si me respondió
-hazme lo mismo otra vez, ¿Ok?
Y sin pensarlo dos veces hundió su cabecita en mi sexo y comencé a sentir la viscosidad de su lengua por mis paredes vaginales, instantáneamente el placer aumento de golpe y como el celular seguía grabando, lo único que hice fue grabar las expresiones de mi cara mientras me dejaba llevar por el placer.
En eso Manuelito aumento la velocidad de su lengua en mi sexo y sin que me diera cuenta se me escapo un orgasmo de golpe, comencé a retorcerme por la cama, pero aun así Manuelito nunca se despegó de mí.
-Siiii asiiii vamos más rápido le gritaba
-aaaaaaaajhhhhhhhhhh…. uuuuuuuuummmmmmmm… Siiii, siiiiiii, siiiiiii aaaaaaaajhhhhhhhhhh
Un segundo orgasmo me inundo completamente en placer. – Vamos más rápido tu puedes, maaass, maaass, maaass, y sin esperarlo Manuelito me mordió fuertemente mi clítoris lo que ocasiono que se liberara el orgasmo más intenso de mi vida, una sensación de dolor y placer mezclados, tire el celular al piso y Manuelito rápido se separó de mí y lo levanto para grabarme continuar grabando mientras me retorcía y gemía de placer.
-uuuuuuuuuuuummmmmmmmmmmmmmmmm……….aaaahhh…
aaaahhh….aaaahhh… siiiiiii…. Ummmmm…..Siiii…… kyyyyyyyyyyyyaaaaaaaa
Sentía que toda la presión que se había retenido en mi sexo salía junto con el orgasmo y mis gemidos, pero no era lo único que salía, grandes cantidades de jugos salían dentro de mí. Fue la noche más placentera de mi vida y Manuelito la tenía grabada completamente.
Al cabo de media hora todas las sensaciones habían desaparecido, mi temperatura había descendido, al igual que mi respiración y mis latidos cardiacos. La cama había quedado hecha un batidero con mis jugos así que dormí en el cuarto de Manuelito, nos acostamos juntos y una vez más me dijo Manuelito –te puedo tocar tus tetas- SI… Le respondí y mientras que con sus dos manos jugaba con una, con su boca me mamaba la otra.
A la mañana siguiente desperté a las 10 de la mañana, había dormido como reina y sentía mi cuerpo muy descansado, cuando abrí los ojos, Manuelito no se encontraba, rápidamente me levante y me puse un camisón, lo busque en el cuarto y la cocina y nada de él, así que me puse un mini short y salí a buscarlo, para suerte mía al ir bajando las escaleras me lo encontré y lo reprendí por asustarme así.
-¿Dónde andabas?, me tenías preocupada y ¿por qué traes
mi celular?
-Es que… Es que, es que fui a la tienda a comprarme algo y mi mama te llamo y yo conteste, por eso lo traigo.
Me lo entrego y subimos al departamento, donde desayunamos y limpiamos todo el desastre que hice en mi cama. La mayor parte del día nos la pasamos viendo la tele,
al parecer ya no era aquel muchachito travieso y mal educado que yo conocía, nos
empezamos a llevar bien desde lo que paso en la noche. Al cabo de las 8 de la
noche sus papas ya habían regresado y pasaron por él.
– Celiia, linda, ¿cómo se la pasaron?, ¿se portó bien
Manuelito? – Me pregunto la señora
-Si señora, se portó muy bien y nos la pasamos súper
bien.
En mi mente decía «si supiera todo lo que hicimos» me despedí de Manuelito y por fin estaba sola en mi casa, prepare mis cosas para la escuela y fui a revisar el cuarto
donde dormí con Manuelito para checar que no se le hubiera olvidado algo.
Revise todo el cuarto y al parecer todo estaba en orden, pero cuando revise debajo de la cama, encontré algo que hizo que muchas cosas tomaran sentido, tirado en el piso, estaba el frasco de «Yumbina» que había encontrado en la bolsa de medicamentos, al parecer Manuelito lo había tomado y había colocado unas gotas en la soda.
Más que molesta, me dio gusto que hubiera hecho eso, gracias a esa droga, tuve la mejor noche de placer de mi vida y por primera vez no me sentía como basura al estar sintiendo tanto placer. Me puse de pie y guarde el frasco en el cajón de mis «pantis».
A la mañana siguiente me desperté súper tarde, me metí al baño y rápido me enjabone y me seque, me cambie y me fui a la escuela, por suerte no tuvimos la primera hora y pues ya más tranquila comí algo.
Cuando volvía por la tarde, venia súper cansada en eso en la esquina del edificio de mi casa, me rodeo el grupo de viejos que siempre me gritan cosas, me asusté mucho, ya que nunca me habían acorralado así, quería correr pero era imposible, en eso sale de entre ellos el tipo que los controla y me dice:
-hola mi amor, hasta que por fin se nos hace platicar contigo…
-Que quieren, déjenme en paz, le juro que si me hacen algo….
-shh, shh, shh… vamos amor relájate tantito, solamente queremos platicar contigo y ver si podemos llegar a un acuerdo
-¿Acuerdo? ¿De qué? – le pregunte
Pues veras, tenemos aquí (mostrándome un celular) algo que uno de nuestros amigos del edificio donde vives te tomo mientras andabas haciendo travesuras. Al escuchar eso me quede helada, se me bajo la presión y sentí un nudo en el estómago, no lo podía creer, sería el video que me tomo Manuelito.
Y efectivamente, era el video que Manuelito me había tomado, pero ¿Cómo? pensé en mi como lo consiguieron y recordé que Manuelito tenía mi celular cuando se salió en la mañana del domingo.
Horrorizada miraba el video, me sentía súper mal, desgraciadamente, el video se miraba súper bien y los sonidos eran muy claros, me solté llorando, cuando termino de reproducirse.
-O vamos preciosa, no llores, si es un video súper bueno (se escucharon algunas risas) nosotros sabíamos que tarde o temprano te veríamos en una película porno, pero esto es mejor (las risas aumentaron).
Déjame decirte que tienes unas tetas súper ricas, el color de tus pezones hizo
que nos excitáramos mucho, ese color rosado, ninguna putita lo tiene y esa
conchita, uff amor que bueno que abriste las piernas, todo dentro de ti se
alcanza a distinguir, que rico poder probar tus juguitos amor.
Lo mire con todo mi desprecio y le pregunte – ¿qué es lo que quieres?
-Pues veras queremos tener, todos nosotros una noche de sexo contigo amor, cada uno de nosotros te probara completita amor, nos la mamaras a todos y más vale que tengas hambre, porque te vas a tragar toda la leche que descarguemos en tu boquita. Y más vale que aceptes, porque si no, subiremos tu video a todas las páginas porno que existan y todos conocerán lo puta que eres amor.
Estaba en una encrucijada, fácilmente podía negarme a tal petición, pero si ese video circulaba por todo internet y se hacía famoso, mi vida social se iría a la basura, así que de mala manera acepte su petición.
-esta…. Bien…. Acepto…. Tu…. Petición…
-Ok amor te esperamos el viernes aquí para llevarte a nuestro lugar de sexo, más te vale que vengas vestida muy sexy, porque queremos que nos deleites como siempre que pasas por enfrente de nosotros.
En eso dejaron de rodearme y sin pesarlo dos veces salí corriendo hacia mi departamento, donde me pase toda la noche llorando.