Una noche de fiesta, donde todos tomaron alcohol por demás fue cuando tuve mi primera vez. Mi tía se equivocó de habitación y me la folle

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Aventuras camperas – – La confusión

 

Corría el año 1988, yo con 17 años vivía con mi madre y mi hermana en un barrio de clase media en Buenos Aires. Nuestro padre ya hacía 5 añoos que había fallecido.

Fue durante el mes de mayo que nos llegó la invitación a la fiesta de cumpleaños de la abuela Aída, nuestra abuela paterna. La abuela cumplía sus 85 años por lo que sería una gran fiesta.

Ella vivía con uno de sus hijos en un establecimiento rural ubicado a unos 250 Km. al sur-oeste de Buenos Aires. El resto de sus hijos, cuatro varones y tres mujeres, también se dedicaban al agro, teniendo sus campos en las inmediaciones, salvo el tío Huberto que tenía su establecimiento rural en el sur de la provincia de Córdoba.

La fecha de cumpleaños creo que era el 16 o 17 de junio, pero se celebró el domingo 19, de forma tal que los que llegábamos de lejos, usábamos el sábado para viajar hasta la finca, el domingo la fiesta y el lunes 0, día feriado en Argentina, es el Día de la Bandera, se empleaba para volver al hogar.

Al momento de viajar, mi hermana por causa de unas anginas que le causaban mucha fiebre, debió guardar cama, por lo que mi madre decidió que fuera yo solo y le trasmitiera sus saludos a la abuela.

Aquel sábado ya pasado el mediodía, luego del viaje en tren, estaba saludando a mi abuela.

A medida que pasaba la tarde, se acercaban demás familiares, tíos, tías, primos, primas, amigos amigas. En un momento aquello parecía una romería formada por gente que por ser sábado de tarde, y sin nada que hacer, se acercaban a lo de abuela para estar en un buen ambiente de fiesta.

Ya al atardeceder llegó el tío Huberto, claro era él que de mas lejos llegaba. Vino acompañado por su esposa Irene y una hermana de ésta de nombre Mabel

Ambas hermanas, de unos cuarenta a cuarenta y dos años eran muy parecidas, de alrededor de un 1,60 metros de altura, ni gordas ni tampoco flacas y pechos mas que medianos, la diferencia era que Irene era uy simpática y Mabel era mas bien retraída, de poco conversar, quizás algo tímida. Las mujeres de la familia decían que era una solterona amargada.

Como a las 9 de la noche se agasajó a todos los presentes con pizzas y empanadas recién horneadas, por supuesto acompañadas por cerveza y vino en abundancia; era la previa a la fiesta del día siguiente.

Cuando se acabaron las pizzas y las empanadas, se hizo a un costado la mesa y con la aparición de guitarras y un acordeón, interpretados por dos de mis tíos y un amigo de ellos, se armó un baile familiar

La música interpretada, valses, rancheras, paso dobles, no era del agrado de los jóvenes, que nos quedamos al costado de la pista divirténdonos viendo como bailaban los mayores.

Por supuesto la provisión de bebidas continuaba, teniendo efectos algo notables en algunos.

El tío Huberto en un momento cayo desparramado sobre un sillón, con una grado de ebriedad terrible. Al rato se dio por terminada la velada y los invitados se retiraron a sus casas para poder continuar la fiesta en horas mas tarde.

Se había dispuesto un habitación como dormitorio para los que veníamos de mas lejos, o sea el tío con su esposa, su cuñada, y yo.

Para entender lo sucedido durante esa noche, es importante describir como era aquella habitación: se ingresaba a la misma por una amplia puerta de doble hoja; para el observador ubicado en la puerta, frente a él se encontraba una cama matrimonial, sobre la que, del lado izquierdo se ubicaría al tío, a su lado su esposa; a la derecha de esta cama y separada como a tres metros se hallaba arrimada a la pared de la derecha, una cama de una plaza, en la que se acostarí�a Mabel, y del lado izquierdo se repetía esta disposición donde estaba tambén una cama destinada para mi.

El tío Huberto fue llevado hasta la cama por dos de sus hermanos, lo acostaron y lo taparon con una manta, por supuesto queél ni se enteró

A continuación ingresaron en la habitación las dos mujeres, mientras yo esperaba afuera en un galería que rodeaba a un pattio interno, a que ellas se prepararan para acostarse.

Al rato, cuando estaban ya listas, Irene me llamó para que pasara a acostarme.

De rabillo la vi a Mabel acostada dando la espalda a la habitación.

Di un buenas noches para todos y le indique a Irene que apagara la lámpara que estaba sobre una mesita a su lado.

En una profunda oscuridad, me quité toda mi ropa, dejándomeunicamente el boxer, me acosté y me arropé dado que la habitación era bastante fría.

Como siempre después de una fiesta, me cuesta dormirme, me quedé pensando en lo vivido en esa jornada, en mis primas especialmente, aunque confieso siempre tuve predilección por las maduras, pensaba en las tetas de la tía Irene, en las de su hermana. En en ese punto, empezaba a sentir una incipiente erección, cuando de pronto escuché pasos, pasos de alguien caminando en la oscuridad. Luego escuchéel abrir y cerrar de la puerta. Seguramente era alguna de las mujeres se había levantado, para tal vez ir al baño.

Unos minutos después, nuevamente te repitió el sonido al abrirse y cerrarse la puerta, luego los pasos, pero ahora los pasos se sentían mas fuertes, como si esa persona estuviera caminando hacia mi. Sentía por esto incomprensión, curiosidad, hasta miedo, quería decir algo, preguntar que sucedía pero no me salían las palabras.

Me hice a un costado, me apreté eentre la cama y la pared. De pronto percibí que ese alguien detenido al pie de mi cama, movía sus ropas. Luego se acercó a la cabecera, se sentó sobre la cama, separó las sábanas y se acostó a mi lado. Sentía desesperación, no entendía que estaba pasando. De pronto acercándose a mi me dijo con voz muy baja para no ser escuchada:

– Vamos Hubito cogeme papi.

Era la tía Irene!!! que evidentemente por el aliento a alcohol estaba algo borracha y se metió en mi cama por error.

E insistía

– Dale mi vida, pegame una buena cojida.

– No seas malo que estoy con muchas ganas

Después sení su mano en mi entrepierna, y como es de imaginarse, si a los 17 años apenas cuando uno se la agarra para mear, empieza a ponerse dura, ahora que sentía que era la mano de una mujer, los efectos no se hicieron esperar. Ella al sentirla erecta, mas se entusiasmó y empeó a acariciarla mas vivamente.

– Sentís que linda te la estoy poniendo! Me susurraba al oído mientras tiraba de mi boxer, hasta llevarlo hasta mis rodillas,

A continuación se acomodó su camisón y tomando mi mano derecha la llevó hasta su entrepierna. Antes de acostarse se había quitado el calzón por lo que mi mano sentía el calor y la humedad de su concha!!!. Era la primera concha que tocaba en mi vida!, era maravilloso sentir sus jugos. Yo por supuesto sin poder decir nada, pero disfrutaba de esa carne a mas no poder.

– Está así por vos, la vas a dejar caliente?

Tomé coraje, me acomodé encima de ella, y más por instinto que por otra cosa, era mi primera vez, le mandé mi verga de un viaje, murmuró un Ahhh y empecé el meta y saca.

De pronto, me vino el pensamiento que le estaba haciendo al bueno del tío Huberto una cosa muy mala, le estaba cogiendo a su mujer! Pero claro mi goce y mi calentura era tan grandes que seguía tan erecta mi verga como si nada, también el pensar en lo malo del acto no me permiía acabar .

Mientras, Irene abajo de mi gozando como una loca, me decía:

-Papi nunca me garchaste de esta manera, estoy acabando como loca!!!

Al fin yo no pude mas y sentícomo si se dieran vuelta mi entrañas, mis contracciones me dejaron largar el semen en esa vagina que también se contraía de placer.

Me deé caer sobre el cuerpo de la mujer, y después me hice a un costado contra la pared

– Abrazame papito, así repetimos antes de que se haga de día, me susuró.

La situación se volvía insostenible, la tenía que sacar de mi cama, así que con un murmullo le dije:

-Tía Irene, no soy su esposo, soy su sobrino Luis…

Se hizo un silencio que pareció que duraba un siglo y a continuación:

– Hijo de puta, maldito hijo de puta. Todo en voz muy queda lo decía y repeía sus insultos.

– Vas a ver cuando se entere Huberto.

– No tía no cuente nada, para que? Ya está, ya pasó no le estropee la vida!

La mujer se levantó y rapidamente se fue a su cama, no sin antes recoger su calzón que había dejado a los pies de la cama.

Me quede pensando en lo sucedido y las implicancias que esto iba atraer, finalmente estimé que el caso lo sabía ella y yo, nadie mas, sería una tonteía de su parte revelar lo sucedido, destrozaría así su matrimonio. Y si Mabel hubiese escuchado? Era muy compinche con su hermana y no andaía contando nada.

Así con este pensamiento y recriminándome no haberle tocado las tetas a la tía, al fin me dormí

Eran cerca de las diez de la mañana cuando desperté, las mujeres ya habían abandonado la habitación y el tío seguía placidamente durmiendo.

Me levante y me encamine al baño donde me higienicé, y luego marché a la sala donde estaba la familia desayunando. Salude cortesmente a la abuela en primer lugar y luego en buen día para todos que fue calurosamente respondido, menos por dos personas, es de imaginar quienes eran.

El resto del día transcurró placidamente, los festejos empezaron como a las dos de la tarde cuando se sirvó un sabroso asado criollo. La tarde pasó alegremente saboreando distintos manjares. Respecto a las bebidas existióen general un espiritu de moderación especialmente en el tío.Huberto.

Luego todo el mundo se fue retirando, volvimos a dormir en la misma habitacón con el tío, su esposa y su cuñada.

A la mañana siguiente, cuando me levané ya se habían retirado y me dejaron saludos, según la abuela Aída..

A media tarde embarqué en el tren que me devolvióa Buenos Aires a la que llegué sin novedades al anochecer , culminando acá este relato.

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