Una noche de suerte.
Llevaba dos horas buscando cuando, al fin, encontré a mi putita. Estaba sentado en la barra prácticamente sin esperanzas, cuando de pronto vi que una morenaza con los ojazos más bonitos y increíbles que había visto nunca, se acercaba a mí. Sin pensarlo, sin más, se sentó en mi regazo y puso mi mano más arriba de su rodilla, y al oído, para que pudiese oírla, me dijo mientras sonreía-¿Te apetece jugar un poquito?-, lo hizo con una voz tan atrevida y dulce a la vez, tan sensual..No dudé un segundo en aceptar. Fuimos a casa de mi mejor amigo, debido a que él estaba en la mía. Cuando subimos, para no parecer tan salido, le propuse tomar algo, a lo que aceptó. Mi putita se llamaba Judit, y tenía 19 años. Al rato, sin decirle nada, la cogí de los brazos, la coloqué en mi regazo, mirando hacia mí, con una pierna a cada lado de mi cuerpo. Le quité los pantalones y las braguitas, muy sexys, por cierto, y empecé a tocarle el culo. ¡Qué culo más bonito! Mi putita estaba muy delgada, y era muy manejable. ¡Podría haberla partido por la mitad! Tras esto, empecé a besarla, pero parecía una chica salvaje, y di por hecho que le encantaba lo duro, así que me levanté, con su cuerpo rodeando el mío, y la llevé a la habitación. La dejé echada en la cama, y me puse sobre ella. Empezamos a jugar, y cuando fui a coger los condones, me di cuenta de algo. Mierda, no habían. Al ver mi cara de decepción, Judit dijo- Mira el bolsillo de mi pantalón, anda-. Y entonces, al coger el condón, se cayó su carnet de identidad. Y descubrí algo. No tenía 19 años, ¡tenía 15! Volví a la habitación, me puse sobre ella de nuevo, y empecé a morderle el cuello, y los pechos. Nunca había visto unos pechos así, eran ideales. Y entonces, tras ponerla todo lo cachonda posible, le enseñé el carnet y le dije –Deberías habérmelo dicho-, a lo que ella respondió-¡Por favor, no pares!-. No pude aguantarme. Soy legal, pero no gilipollas, y no iba a dejar escapar la oportunidad de follarme a esta morenaza, con un culo y unas tetas para morirse. Y, tras darle un beso, le dije-No tengo ninguna intención de parar. Pero que sepas, que, por haberme mentido, lo vas a pasar mal-. Y no mentía. Pensaba follarmela de la manera más bestial que había follado nunca. Se lo merecía la muy putita. Después de decirle eso, me miró con una cara de zorra impresionante…Tenía unos ojos tan penetrantes…Pero para penetración, lo de ahora. Empecé a moverme con tal frenesí que la dejé algo aturdida al principio, después, se volvió más zorra que nunca. Se movía tan bien, movía las caderas con tal sensualidad… Esta chica estaba haciéndome sentir lo que nunca había sentido. Un cambio leve de postura me permitió apretarme más profundamente contra ella, y me hizo flotar. Entonces empecé a morderle el cuello. Me corrí. Finalmente, me retiré, y me tumbé a su lado. Con una mano le acariciaba la mejilla, y con la otra, el vientre. Pero ella quería más, y me pidió que la siguiera follando. Ya lo siento, pero yo estaba hecho polvo, así que, la mano que tenía en el vientre, la eché más abajo, y empecé a frotarle el coño a esta guarra. Deslicé un par de dedos para dentro, y empecé a moverlos suavemente. Al rato se corrió, pero…No paré. –Otra vez? Serás capaz?- me dijo, con tono divertido. –Espera y verás-, le dije, a lo que me respondió con una sonrisa. Más provocativa que nunca, se puso sobre mí, acercó su carita a la mía, y me dijo -Haré lo que quieras, solo dímelo-. Y eso fue lo que hizo.
Nos pasamos toda la noche follando salvajemente. Lo que más me gustaba de follarme a esta tía, eran sus gemidos. Tenía unos gemidos tan…tan…tan… Me daban ganas de follarmela cada vez más fuerte solo por sus gemidos. Mezcla de dulzura y atrevimiento… Me encantaron. Le follé el culo con tal fuerza… Me parece que los siguientes días estuvo un poco dolorida, seguro. Nunca había follado a ninguna guarra con tanta fuerza. Sus gemidos me daban energía.
No quería parar nunca. Después de todo, se quedó dormida. Me dio igual, no dejé de follarmela. MM., que rica estaba esta puta.
Poco después de ella, y tras correrme otra vez, me quedé dormido yo también. Dormimos abrazados. Tendría 15 años, pero me encantaba esta niña.
Por la mañana, me desperté mucho antes que ella. Le preparé el desayuno y esperé a que se levantara. Mi amigo ya había llegado, y estaba sentado conmigo en el sofá. Me pidió que le presentase a Judit, así que fuimos los dos a la habitación. Me tumbé a su lado, y empecé a acariciarle el vientre. Le dije que mi amigo quería conocerla, le ayudé a vestirse, y me dijo que la había dejado rota. Estaba súper contento con mi mismo. Me había follado brutalmente a una quinceañera, y la había dejado totalmente saciada. A mi amigo se le puso dura cuando vio a Judit, y ella lo notó. Con cara de satisfacción, fue a comerle la boca a mi amigo, y le acarició el paquete. Mi amigo le apretó el culo, y acercó el cuerpo de Judit contra el suyo, para que ella notase el bulto. Cuando la soltó, Judit vino hacía mi, y me dijo-Sigo con ganas de jugar, y me prometiste que lo iba a pasar mal-, mientras se sonrojaba. Esta tía era una autentica guarra, y no tenía problema en follarmela las veces que quisiese. Me la llevé al baño, la desnudé como la noche pasada, y la metí en la ducha. Después me desnudé yo, y me metí con ella. Al ver lo dura que la tenía, Judit dijo –Uy, ayer no me fijé en lo grande que es…-, mientras me sacaba la lengua. Me puso más cachondo de lo que había estado nunca. -¿Te apetece probarla?-, le pregunté. –Pues…bueno…tal vez-, y entonces, puso carita de niña buena. Le solté una hostia. Me puso tan cachondo que no pude resistirme, y lo mejor de todo, es que le gustó, ya que después de pegarle en la carita, se arrodilló y empezó a mamármela. Nunca me la habían mamado así. Se la metía entera en la boca, me encantó ahogarla de esa forma. Terminó tragándose toda mi leche.
Hace casi dos años de eso, y sigo pensando que es la mejor tía que me he tirado en mi vida, y tengo 28 años. Dedico este relato a su actual novio. No sabes la suerte que tienes, chaval. Fóllatela todo lo que puedas, que hay muchos que nos gustaría, y no podemos. Tienes a la chica más maravillosa del mundo.
Viktor.
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