Una noche de videojuegos con un amigo de la uni, termino en una fantasía sexual

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Para los que no me conozcáis, soy alto, delgado, tengo 23 años, soy guapete, o eso me dicen, de piel clara y con ojos y pelo marrón castaño. Soy un poco friki, tiendo a caer bien aunque me cuesta un poco conocer a gente nueva. Os voy a contar una de mis aventuras como universitario. Esto ocurrió hace unos 2 años, cuando aún estaba en la universidad.

Como a todos, supongo, los primeros días de universidad son… complicados. Llegué y no conocía a nadie pues todos mis amigos habían tirado por carreras diferentes y no todos querían estudiar informática. Me acerqué a un grupillo de chicos que estaban hablando de videojuegos, cosa que me encanta, y pude meterme en la conversación. Por aquel entonces yo había reconocido que era gay, pero no tanto como para permitir que todo el mundo lo supiera. Con el paso de los días, aquel grupo de 7-9 personas se convirtió en un grupo de 5 contando conmigo. Todos chicos, congeniamos muchísimo, tanto que para todo siempre quedábamos para trabajar y estudiar juntos. El lugar de quedada siempre o casi siempre era el mismo; mi piso de estudiantes. Además, aunque era el único gay del grupo, cuando me abrí y les conté mi orientación sexual todos me apoyaron y me hicieron ver que no todo era tan malo como yo lo veía. Eso me ayudó mucho a abrirme más con todo el mundo y a no ocultarme de nadie.

Cada uno era diferente, pero tenía a mis dos favoritos, con los que hablaba y hacía de todo siempre. No me imaginaba ir a algún sitio sin que ellos estuvieran. Eran como mis hermanos. Uno de ellos, llamémosle Dani era guapete, bajito, no estaba en forma pero nunca te aburrías con él. Tenía novia de una relación de años. El otro, llamémosle Nelson era súper guapo, no tenía novia pero cada noche que salía amanecía en casa de una diferente. El chaval era muy guapo, lo sabía y podría parecer borde con la gente, pero conmigo y con sus amigos más allegados era un amor, me quería como al que más y me ha cuidado mucho desde el primer día.

Con Nelson tenía mucho en común, ya que nos gustan los mismos videojuegos y quedábamos para pegarnos las horas muertas delante de la PlayStation, nos daba igual que el juego fuera antiguo o nuevo, si nos gustaba, nos podríamos tirar horas hablando de él o jugándolo mil veces.

Un día le comenté que tenía mucho mono de jugar a la saga de Bioshock, a lo que él me dijo que justo se los había comprado en Steam, que fuera algún día a su casa. Y así fue. Una noche de viernes con mucha faena en la uni, recién terminé unos trabajos me fui a comprar golosinas y a eso de las 22h me acerqué a su casa. Estaba solo en su piso de estudiantes, con lo cual era perfecto, noche de juegos, ¿qué más podía pedir? No era nada nuevo, ya lo habíamos hecho más de una vez, incluso quedándome a dormir en su casa.

Pedimos pizza mientras se descargaban los juegos. Tras cenar y recoger todo fuimos a la habitación. Llegué a su habitación, me puse en la silla delante del ordenador y me fijé que el primero de ellos no se había terminado de descargar. Como era un juego de un solo jugador, lo que hacíamos era pasarnos la historia jugando un rato cada uno, pero nunca solos, así no perdíamos el hilo y las decisiones las tomábamos a medias.

Su habitación era pequeña, tenía una cama que nunca hacía en la esquina. Justo enfrente el armario, y al otro lado de la habitación un escritorio con el ordenador y sobre el balda de estante (bastante alta) donde tenía muchos de los videojuegos. Como aún estábamos esperando me dijo: -Tío, me voy a la ducha-. Cogió sus cosas y se puso a ducharse. Mientras tanto yo miraba los juegos que tenía en el estante. Tenía de todo, desde juegos de la PS1 como Aladín a juegazos de PS4 como Dark Souls. Le molaba casi todo, por eso nos caíamos tan bien.

Nelson siempre me atrajo, era guapo, tenía un cuerpo bien formado, era alto como yo, delgado, tenía brazos fuertes, se le marcaba tableta… y eso que apenas hacía deporte, menos mal. Había hecho de modelo en alguna ocasión y para practicar me pedía consejo, porque “como eres gay, tú dime cómo estoy mejor”. Él era así, yo siempre haciéndole bromas con lo bueno que estaba y siempre me contestaba “tranqui que si me cambio de acera, cosa que nunca pasará, serás el primero”. Era una tontería, pero me gustaba que me lo dijera. Obviamente era un chico fuera de mi alcance, y menos gustándole más una chica que a un tonto un lápiz.

Salió de la ducha, con solo una toalla pequeña y blanca rodeándole la cintura, despeinado, con gotitas de agua sobre su cuello y su pecho. No tenía ni un pelo en el cuerpo, solo algo de barba (escasa) y la piel morena. Me estaba mirando con una sonrisa que me derretía.

– Pues digo yo que si no cojo la ropa salgo en pelotas, jajajaja, ¿aún sigue descargando?- me dijo desde la puerta.

– Ya ves, menuda castaña de internet tienes…

– Ya tío, es lo que hay… no me mires tanto, ¿no? Jajaja.

– Es que te vas y vuelves desnudo tío, seguro que no llevas ni calzoncillos.

– Qué va, los llevo aquí en la mano – y me los lanza.

– Luego me tendré que tocar con esto- le dije medio en broma medio en serio.

No le dio importancia y le dije que me molaba un juego que tenía de la PS1, que la mía estaba rota y que la estaba arreglando.

-¿Cuál? ¿Éste? Juegazo chaval, llévatelo y lo pruebas si no lo has terminado porque es brutal.

Se acerca al estante que estaba justo sobre el ordenador, de puntillas para coger el juego. Yo estaba justo debajo del estante, así que cuando fue a cogerlo su paquete con la toalla justo me rozaron la cara. Me puse enfermísimo, nunca había estado tan cerca de su miembro. Según el paquete que le he visto sobre la toalla o en calzoncillos alguna vez el chaval iba dotado. Siempre fantaseaba con vérsela, y más cosas. No era raro que en mis pajas él fuera el protagonista de mis fantasías. Bajó el juego, me lo dio y me dijo: – Hostia, casi me la comes jajajaj, toma anda, la próxima lo coges tú. ¿Mientras se descarga y me visto podrías ir a por Coca-Cola o algo? No queda nada.- Acepté y me bajé, aún sonrojado por la situación y con un buen empalme solo de pensar que ojalá se le hubiera caído la toalla.

Dejé mis fantasías de lado y fui a por las bebidas y las subí. Cuando llegué, entré con sus llaves (que las cogí al irme) y fui directo a su habitación. Estaba con la misma toalla y en cuanto me vió entrar cerró una ventana corriendo.

-¿Qué hacías cabrón? ¿Ver porno?

Había mucha confianza, no era normal que me ocultara cosas, pero bueno, se lo preguntabas y te lo decía.

-Ya sé por qué tardaba tanto… Se me estaba descargando esto-, abre la ventana que había cerrado y abre el Torrent con una peli porno. Y la pone.

– Joder, ¿en serio? Si estarás harto de follar…

– Últimamente no, llevo 4 días sin follar y estoy que me subo por las paredes, yo creo que estoy enfermo, necesito follar o algo cada día.

– Que suerte tienes de estar tan bueno y de ser guapo, hijo…

Ignorándome me dice: -Mira el rabo que tiene ese para ti, jajajajaja.- Le miré el paquete y le había crecido un poco, no con el rabo, pero sí con las tetas que habían pasado por la pantalla.

-Tú tampoco iras mal cabrón- le dije señalando el bulto.

-Cabrón, llevo 4 días sin correrme, qué quieres… jajajaja, venga va, vamos a jugar ya que si no me pongo enfermo.

-Piensas jugar así con la toalla, ponte algo anda…

Hacía calor, con lo que cogió los calzoncillos y se quitó la toalla delante de mi. Menudo rabo gastaba, esrtaba morcillona, apuntaba ni abajo ni arriba, con prepucio que apenas podía taparle todo el glande. -Tío, córtate un poco, ¿no?- Le dije, haciendo como que dejaba de mirarle. -Bah, me da igual, total así luego te pajeas pensando en mi, jajajaja.

Se puso los Calvin Klein blancos tipo boxer y vi como su polla hacía un sonido celestial cuando al subir los calzoncillos su polla chocó contra su abdomen. En ese momento me empalmé máximo, creo que hasta se dio cuenta, pero a él le daba igual, me dijo que me sentara en la cama que iba a jugar él primero y eso hice.

Estuvimos como 3 horas jugando por partes, hacía calor, él iba en calzoncillos aun, con ese cuerpo que me encantaba ver y yo con un pijama corto. Ya estábamos cansados y cerramos el juego.

-Tío… qué puto sueño, ¿nos vamos a dormir?- me dijo.

-Claro tio… ya es tarde. Me voy a pirar.

-Quédate si quieres, pero tienes que dormir conmigo.

-No va a ser la primera vez- Las otras camas estaban libres, pero no es plan de dormir en camas de otros sin permiso, y con Nelson había confianza.

-Eso es verdad… pues ya sabes. Joder, ¿sabes de qué tengo ganas?

-Sorpréndeme- Era muy espontáneo, seguro que cualquier cosa excepto dejarme jugar con su rabo.

-De follarme a una buena pava…

-¿No te aburres? O sea, ¿no te molaría estar con una y ya?

-En verdad me empieza a aburrir, a todas les pongo pegas y hay veces que hasta me da pereza follar.

-Eso es que tantas ganas no tienes.

-No tío, es que es siempre lo mismo… no sé. Va vamos a dormir que total…

Siempre duerme desnudo, pero obviamente cuando estoy yo se corta un poco y se pone calzoncillos, según él “para que no me emocione”. Nos metemos en la cama boca arriba y seguimos hablando.

-¿Y si me he cansado de follar?

-No te rayes, serán épocas… hazte gay jajajaja, así sabrás lo que es bueno.

-¿Qué tiene de bueno eso? ¿Follarme un culo en vez de un coño? Paso.

-Yo solo digo que un tío sabe lo que le gusta a un tío- Y le roce la pierna con la mano en plan bromas.

-Quita payaso! Jajajaa que encima voy empalmado, lo que me hacía falta.

-Bienvenido al club.

-Déjate de coñas, es que mira- En ese momento me coge la mano, me la acerca a su paquete y me la planta encima. Al tocar el calzoncillo me di cuenta del pedazo de rabo que tenía, ya empalmado. Tendría unos 19cm sin problemas y algo gorda. Además el calzoncillo estaba mojado.

-¡Qué guarro! ¿No te has secado bien?

-Es presemen, que estoy muy mal tío…

-¿Sabes que a mi me ponen esas cosas? No me ayudas. – Le dije.

Me miró muy serio, cosa rara en él y me dijo: -¿Y si te pido que me la comas, lo harías?- Me quedé sin palabras… Obviamente claro que quería, pero si pensaba en las consecuencias de aquello… Era mi mejor amigo y no quería estropear nada. Como si me leyera la mente y al ver que no respondía siguió: -No te rayes ni te emociones, que solo es para probar. Siguen sin gustarme los tíos y de esto ni una puta palabra o te reviento. Si quieres ayudarme pues bien, si no, pues que te peten, jajajaja tú te lo pierdes.

-Mmmmm…- me quedé sin palabras, a lo que me contestó.

-Va, así me demuestras si es verdad que sabes qué le gusta a un tío…

-Me da mucho corte, no quiero joder nada.

-Que no, hacemos una cosa, yo no te miro. Que no me voy a enfadar ni nada, que me quiero correr. Si quieres luego lo olvidamos, sin al rollo, te lo juro.

-Vale- dije.

Me puse sobre su pecho, me quité la camiseta y le envolví los ojos con ella. Él me dijo: -La única regla es que no me des besos ni me metas nada en el culo o cobras jajaja.

Empecé a besar su cuello, lentamente, veía cómo se retorcía y sonreía, le gustaba. Olía muy bien, usaba una colonia que me flipaba, no demasiado fuerte, pero lo justo para oler la masculinidad que emanaba. De ahí bajé a su pecho, que fui besando y lamiendo mientras mis manos estaban agarradas a aquellos pectorales que tan cerdo me ponían. Muy bajando con mi boca hasta sus abdominales, que mientras los lamía y besaba él se movía y reía por las cosquillas. Bajé al calzoncillo. Estaba muy mojado, eso me ponía aún más, estaba loco por bajarlo y meterme en la boca aquella pedazo de polla, pero quería jugar un poco más.

Comencé a lamerle los huevos sobre al calzoncillo, de ahí subí por el tronco de su polla hasta llegar a la punta, la cual mordí suavemente y noté como lamí una gota que recién salía de ella.

-¡Cómemela ya cabrón!

Le bajé lentamente los calzoncillos blancos de marca y vi como su polla grande, húmeda, roja y perfecta se movían sin parar al sentir el aire de mi aliento sobre ella. Le estaban mojando el ombligo, y todo su alrededor. La agarré de la base y me metí la punta en la boda. Era enorme, solo con la punta casi tenía la boca llena. La relamí bien bebiéndome todo el liquido preseminal que soltaba. Al hacerlo le escuché suspirar como nunca a nadie. Apreté con firmeza con mi mano derecha su rabo y más gotas salían de él. Notaba como su cuerpo se movía pidiendo marcha. Seguí comiéndosela durante un rato, lamiendo bien su glande, luego su tronco y luego sus pelotas. No me cabía entera en la boca, pero él notaba cómo llegaba hasta mis límites. Sus manos fuertes me agarraban la cabeza con suavidad y me marcaba el ritmo, pero nunca forzaba, hasta para eso era bueno conmigo. Cada minuto me paraba, no me decía nada, solo me separaba la cabeza de su polla llena de mis babas, probablemente porque estuviera a punto de correrse. Parece que quiere que dure y lo estoy haciendo bien. En los momentos de parón, me deleitaba acariciando su cuerpazo, agarrando sus enormes brazos y pensando en cuándo iba a tener otra oportunidad de oro como esa. Después seguía y un minuto después paraba otra vez. Esta vez se quitó la camiseta que le cubría los ojos me miró, jadeante, con una cara de vicio que me ponía aún más y me dijo “me flipa esto, chaval, voy a durar poco…” le dije “tranqui” y seguí comiéndosela. Esta vez me miraba, me tocaba la cara. Yo me la metía en la boca y hacía que se notase por el moflete, él lo tocaba y jadeaba más fuerte aún, tocándome la cara y mirándome como nunca antes me había mirado. Seguí chupándosela más suave para que durara más. Me encantaba notar que cuando me deleitaba con su frenillo me paraba enseguida tras llevarme unas gotas de su precum, cada vez más intenso.

-Tío me quiero correr ya, no te quiero manchar ni correme en tu boca, que eso ya es pasarse…

-Tranquilo, tú avísame.

Se la agarré bien fuerte, empecé pajearle mientras mi boca no paraba de lamer su punta, hasta que me dice “ME CORROOO…” y quité la boca mientras no paraba de pajearle con todas mis ganas. Su polla empezó a chorrear como una fuente. Un buen chorro transparente empezó a mojar sus duros abdominales como una fuente, después varios chorros blancos completamente empezaron a formar líneas. El primer chorro blanco le llegó hasta la barbilla, los siguientes cogieron hasta el cuello, pezón izquierdo, pecho y abdomen. El Nelson morenito que conocía ahora era blanco, jadeante, ligeramente sudado, con sus músculos ultra marcados… Tengo esa imagen tatuada a fuego en mi mente. Sin dejar de mirarle cómo intentaba coger aire mientras miraba al techo decidí limpiarle todo aquello con mi lengua. El semen me vuelve loco.

Volví a comerle la polla esta vez sin manos. En los primeros lametones no paraba de moverse, estaba hiper sensible, pero no se resistía, de hecho seguí jadeando. Cuando estuvo bien limpia me puse a lamer la lefa de sus abdominales, y después, de su pezón izquierdo.

-Cabrón, menuda mamada me has pegado. Increíble. Ni mil tías lo hacen mejor. Encima me has dejado limpito pedazo de guarro.

-Jajajaj olvídame- le dije. Estaba con un empalme que flipas, estaba deseando correrme también pero tendría que aguantarme. -Aún te queda un poquito aquí-.

Fui directo a su barbilla, le pasé la lengua quitando el resto que le quedaba cerca de los labios y, de repente, me puso su mano derecha tras la cabeza y me besó. Fue un beso hiper dulce, corto y con lengua, quitándome su néctar de la boca y probándolo él. Se separa de mis labios y me dice: -Hasta el semen lo tengo bueno… nah, en verdad es un asco, sabe raro jajaja. Le reí la gracia, se incorporó y dijo: -voy a la ducha otra vez mientras te haces la paja de tu vida. Me ha encantado, pero no se volverá a repetir, te quiero un montón y espero que no se joda nada, eh?

-Nada en absoluto, como si no hubiera pasado, tan amigos-. Le dije.

-Así me gusta, te veo en un rato, no me manches la cama jajajaja.

Y en eso quedó, mientras se dio una ducha me hice una paja monumental. No volvimos a sacar el tema cuando regresó y dormimos como si nada. Al día siguiente no hubo malos rollos y a día de hoy no hemos vuelto a sacar el tema, aunque yo aín revivo ese momento cada día.

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