Soy una puta, pues termine obsesionándome mucho con mi suegro. Mi mayor pecado fue cuando todo paso a ser realidad
A Don Rigoberto lo conocí desde que era una niña, el es el dueño de una tienda que en aquellos años era la única a varias cuadras y por lo mismo a la que teníamos que ir forzosamente, el era un hombre que imponía, corpulento, fornido con una cara de esas de pocos amigos como si estuviera en un estado de enojo permanente, siempre con un corte tipo militar, pues ese había sido parte de su pasado.
Ir a su tienda era escuchar sus regaños, a varios niños de esa época les causaba cierto temor este hombre, a mi me causaba cierta curiosidad, cierta atracción a pesar de mis 10 años, el tenia una fama de mujeriego y era un secreto a voces el que varias de las vecinas eran algo mas que sus «clientas», su esposa una mujer de por si nada agraciada, era la típica mujer abnegada y sumisa que se hacia la que no sabia las andanzas de su esposo mientras este le diera para andar de compras o como era lo mas normal de viaje tras viaje.
A mis 10 años yo no era mas que la típica mocosa a la que atendía rápido, pero los años pasaron y con ellos los cambios comenzaron a notarse en mi, siempre he sido de complexión delgada, por lo que el cambio mas notorio en mi sin duda fueron mis senos, ahora de talla 36-B, resaltaban notoriamente y fue Don Rigoberto quien comenzó a notar ese cambio, el ir a su tienda ya no era la atención rápida y con molestia, ahora me recibía con una sonrisa maliciosa y siempre al momento de pagarle o recibir el cambio me acariciaba la mano a mis 14 años el saber que causaba algo en ese hombreton que podía tener a cualquier mujer del rumbo me hacia sentir bien, hacia que mi autoestima se fuera por los cielos, y al decir cualquier mujer lo puedo asegurar ya que entre ellas estuvo mi misma madre, de esto me di cuenta una tarde de sábado y es que semanas después de que ella y mi padre se separaran cuando ella me mandaba a la tienda por algún mandado ya no me daba dinero para pagar solo me decía que le dijera a Don Rigoberto que ella pasaría el siguiente sábado a pagarle, sábado, un día que se hizo como una tradición familiar, era asi que cuando le decía esto a Don Rigoberto el con esa sonrisa pervertida me decía que si, que la esperaba el sábado, yo hasta cierto punto con algo de inocencia pensaba que si que ese día mi madre iba y le pagaba pero no fue hasta un sabado en especial que note que después de arreglarse un poco mas de lo normal y avisarme que iría a la tienda a pagar lo que debíamos cuando salio de la casa recordé que necesitaba algo, ya no recuero que era sinceramente, y salí tras de ella para pedirle que lo comprara, no iba con prisa pensaba que la podría alcanzar en la tienda asi que vi cuando entro a la tienda y antes de que pudiera llegar yo Don Rigoberto salio y cerro la cortina yo me quede ahí pasándome mil cosas por mi mente, de esa forma comprendí que pasaba, mi madre era una de sus «clientas».
A partir de esas fechas comenze a salir con chicos, uno tras otro comenzaron a pasar por mi historial de conquistas, novios que no iban mas allá de besos, caricias, manoseos, no fue hasta los 17 años cuando tuve mi primer experiencia sexual afortunadamente con un tipo mayor que me ayudo a no tener esa experiencia traumante que muchas amigas me contaban, a partir de esa experiencia,como si fueran competencias y por no quedar atrás de mis amigas comenze a salir con uno, con otro, mas por suerte que por otra cosa fue que no quede embarazada en esas andanzas, pero esa suerte termino cuando comenze a salir nada mas ni nada menos que con el mismo hijo de Don Rigoberto, fue así que a los 26 años quede embarazada de el, cosa que no fue para nada del agrado de su familia, para su madre lo único que yo buscaba era su dinero, para su padre mi fama de ligera no me hacia digno de su hijo y quizás tenia razón, pero muy a su pesar, aunque se que era mas por llevarles la contraria, Rodolfo, hijo de Don Rigoberto, me pidio me fuera a vivir con el en la casa de sus padres claro, es una casa amplia asi que por lugar no habría problema y pues acepte.
Los primeros meses llevábamos una relación típica de pareja, pero como era de esperarse comenze a engordar, sinceramente me comenze a deprimir y a descuidarme un poco y Rodolfo muy al estilo de su padre comenzo a seguir con su vida de conquistador, sinceramente no me afectaba nunca llegue a sentir real amor por el, así pasaron los meses y nació mi hija, la relación con los padres de Rodolfo era distante, ellos en su casa yo y mi hija en la nuestra aunque fuera en el mismo terreno los evitaba el mayor tiempo posible,
Después de nacida mi hija comenze de nueva cuenta a cuidarme si de por si mis senos eran sugerentes al amamantar a mi hija los hicieron aun mas, recupere mi peso y a usar ropa sugerente, aunque nunca me case, Don Rigoberto intentaba tratarme con respeto o quizás mas bien con indiferencia mientras estuve embarazada, pero después el comenzó a ser mas atento, me invitaba a comer a su casa, cuando había reuniones familiares me pedía que fuera, los hombres de la familia siempre buscaban poder platicar conmigo, bola de hipócritas, pero fue un sábado, si un sábado, cuando un quizás pequeño incidente comenzó a cambiar todo. Eran muy comunes las reuniones familiares en la casa, como les comentaba, yo trataba de mantenerme al margen quedándome en mi casa, ese sábado Rodolfo no estaba, estaba sola con mi hija, al rededor de las 12 de la noche escuche ruido en el espacio que tenia como ares de servicio donde lavaba la ropa, me asome por la ventana y lo pude ver, era Don Rigoberto, con un paso algo tambaleante, signo que ya había tomado algo, estaba en una actitud sospechosa, que tendría que estar haciendo ahí, por un momento sali para preguntarle si buscaba algo, estaba algo obscuro pero por la luz del alumbrado publico podía verlo lo suficiente, y fue al verlo que comenzó a buscar algo en un bote donde suelo colocar la ropa sucia, como cual vagabundo hambriento quito la tapa y comenzó a sacar lo que ahí estaba hasta que encontró lo que buscaba, si una tanga mía, la miro, se la llevo a su nariz para olerla y mientras hacia esto comenzó a acariciarse su entrepierna, no podía creer lo que veían mis ojos, que hacia, salia y le reclamaba, me regresaba a la cama y hacia que no habia visto nada? lo que hice fue quedarme ahí medio escondida por la cortina de la ventana viéndolo, mientras seguía oliendo mi prenda el seguía acariciándose y de repente se bajo el cierre y saco un miembro que me dejo congelada, lo tenia semi erecto y aun así se notaba grande, potente comenzó a masturbarse yo no podia despegar mi mirada de semejante espectáculo,minutos después sus movimiento se hicieron mas rápidos y rápidamente se coloco mi tanga en su ya en ese momento enorme miembro viniendose en ella, se recargo en el bote para recobrar el aliento y aun tuvo el descaro de terminar de limpiarse con mi tanga arrojándola después de nueva cuenta al bote, ya ni la tapa volvió a colocar y así como llego se retiro.
Después de eso yo regrese a mi cama, me recosté cerré mis ojos invocando de nueva cuenta esas imágenes de las que acaba de ser testigo, comenze a pasar mis manos por mi cuerpo, acariciaba mis muslos, mi estomago, llegando a mis senos cubiertos por la delgada y delicada tela de mi batita de dormir, podía sentir como mis pezones comenzaban a ponerse rígidos, baje mi manos a mi entre pierna y mi sorpresa fue sentir lo húmeda que estaba ya la tela de la tanguita que traía puesta, asi me había puesto al ver a ese hombre, que cosas habrá pensado, lo mas seguro eran conmigo, en esos pensamientos estaba cuando me entro una necesidad, me levante de la cama y sali, si fui directo al bote de la ropa y ahí estaba, mi tanga, la tome, pesaba mas de lo normal, yo sentía que medio mundo me veía, asi que rápidamente regrese a mi cama con la tanga ultrajada conmigo, me volví a recostar encendí una pequeña lampara que tenia junto a mi cama para verla detenidamente, estaba inundada del semen de Don Rigoberto, espeso, abundante, estaba tan excitada que sin dudarlo lo acerque a mi rostro y lo comence a oler, mmmm ese olor me prendió aun mas, y mientras con una mano detenía mi tanga, con la otra comenze a dedearme de lo mas rico, poco a poco fuis acercando mas la pequeña prenda a mi rsotro hasta que sin poder contenerme roce mis labios con esa espesa sustancia, siiii, no lo puede evitar, mis labios se impregnaron del semen de Don Rigoberto, como si fuera algo delicioso pase mi lengua por mis labios saboreandolo, que caliente estaba, era un sensación que ya tenia bastante tiempo no sentía, después me despoje de la tanga que traia puesta y me coloque la sucia la tela pegajosa y húmeda se pego a mi vagina depilada, comenze a frotarla por encima de la tela el semen de Don Rigoberto se impregno en mis labios vaginales, así con las piernas abiertas comenze a masturbarme frotándome con la tanga, escuchando ese ligero chasquido húmedo, mmmm mientras lo hacia comenze a balbucear cosas….siii así Don Rigo, así metame esa enorme verga, as mi vidaaa, que delicia es tenerlo dentro de mi, no pares papacito cogeme, cogete a la puta de tu nuera haaaa Don Rigoooo.
Tuve un orgamos delicioso, asi con esa tanga llena de semen quede dormida impregnada del olor de macho de Don Rigo, quien me hizo suya sin al menos tocarme……..Continuara.