Unas vacaciones de aniversario prometían mucho sexo para mí y mi marido. Y así fué … por lo menos para mí

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Por fin llegamos al Hotel después de varias horas de vuelo y escalas. Mi marido y yo estábamos cansados, pero el hecho de estar en Cancún sin los niños como regalo de aniversario era reconfortante y prometedor, el viaje por si solo anunciaba relajación y sobre todo mucho sexo, algo que tanto a él como a mi nos motivaba.

Entramos en la habitación que estaba en el sexto piso, nos dimos una ducha y salimos por algo para cenar y a caminar un poco. Cuando volvimos no pudimos hacer más que dormir, estábamos exhaustos por el viaje. Al día siguiente nos levantamos muy temprano ya que teníamos programado un paseo a los famosos cenotes, pasamos todo el día allá. De nuevo cuando estuvimos de regreso fuimos a cenar y volvimos al hotel, yo estaba muy cansada pero también muy caliente y esa noche quería sexo aunque fuera un rapidín, así que me metí a la ducha para estar fresca para mi marido, y mi gran sorpresa es que el ya estaba dormido cuando salí del baño, no quería quedarme con las ganas, lo moví y le hablé:

– Mi amor, despierta… ven mira…- quitándome la toalla.

– Hhhhmmmm. –

– Ven, quiero que me la metas, mira estoy recién depilada mi amor, como te gusta.-

– Hhhhmmmm, mañana. Ya duérmete. –

La verdad me decepcioné pero no podía hacer más, me acosté y me dormí con mi panochita muy húmeda.

Amanece y nos preparamos para desayunar y pasar el día en la playa y la piscina del hotel, me pongo un bikini de 2 piezas muy bonito que deja apreciar muy bien mis atributos, mi piel blanca y cabello negro son realzados por el turquesa de mi atuendo. Es un día agradable para estar en el agua y tomando el sol, de vez en cuando me acercaba al bar y pedía algún trago para refrescarme, al contrario de mi marido que no dejó de beber. Más tarde, después de comer, subimos a la habitación, no sin antes comprar unas cervezas y una botella de tequila, mi marido ya había agarrado ritmo y no iba dejar de beber. En una rato nos iríamos a un antro así que pensé que podríamos aprovechar para cojer antes de arreglarnos para nuestra noche, pero de nuevo me equivoqué, mi marido salio al balcón a beber, yo ya no sabia sabia si estaba más enojada o caliente. Salí con el y lo acompañe con una cerveza, y para mi sorpresa ya había hecho amistad con el vecino, un señor mayor de 62 años estaba en el balcón contiguo y le aceptaba cervezas a mi esposo, se reían y hablaban de un sin fin de cosas sin importancia. El hombre, quien dijo llamarse Raúl, estaba ahí acompañando a su nieto y un amigo de él, dijo que su nieto era un joven de 18 años algo alocado y que su padre le pidió a el que fuera para «cuidarlo», el había enviudado hacia 4 años y su familia creía que el necesitaba salir y distraerse, en fin, así terminó en Cancún en una habitación de hotel prácticamente sólo, ya que el nieto casi nunca se aparecía por ahí. Él era un hombre alto de mas o menos 1.80 metros y algo robusto, con algo de panza, admito que no era feo, seguro en sus años dorados fue muy guapo. Yo podía notar como Raúl me miraba con algo de morbo, cada que mi marido se diatraía él aprovechaba y me recorría de pies a cabeza con una mirada lujuriosa, era algo que no me molestaba en absoluto, se que soy una mujer hermosa y estoy acostumbrada a ser observada por los hombres, y el hecho de que me deseen me sube el autoestima. La verdad es que no podía culpar al viejo, tener frente a él a una mujer de 24 años, en traje de baño, luciendo unas tetas copa DD, unas piernas largas bien torneadas, pies pequeños muy bien cuidados con su debida pedicura, un francés en las uñas tanto de manos como de pies, no había otra cosa que hacer más que clavar su mirada en ese cuerpo joven y tentador. Yo solo sonreía de vez en cuando, jamás me metí en su conversación, lo único que dije fue :

– Amor, me voy a duchar y arreglar para irnos al antro, no te tardes. –

Miré a Raúl y le dije :

– Con permiso, y mucho gusto conocerlo.-

– Un placer niña.- Fue su respuesta.

Una hora más tarde ya estábamos en el antro, en casa no salimos muy seguido así que decidí divertirme, desde que tengo hijos bebo muy poco, en mi adolescencia era toda una borrachita, algo loca debo antro dimitir pero ya habrá tiempo para contarles eso. Bueno, en pocas palabras me decidí a beber más de lo que usualmente hago, mi marido por supuesto no necesitaba que le diera permiso, el tenía todo el día bebiendo y no pasó mucho para que el estuviera totalmente ebrio. Por obvias razones decidí que volviéramos al hotel, un trago más y literalmente tendría que cargarlo hasta la habitación y eso no iba a suceder. La verdad si me dió batalla, no tanto como para cargarlo pero si se caía de repente y entre el manoteo me levantaba el vestido y dejaba al aire mi culo, yo traía una tanga negra y más de uno se dió un buen festín en nuestro camino.

Por fin llegamos a la habitación y mi marido se echó en la cama como un tronco y comenzó a roncar, de nuevo yo, caliente como había estado desde que lleguemos a Cancún, incluso desde antes, me enojé, y le grité que despertara que me cojiera. Frustrada por que nunca despertó le di una patada y me baje de la cama, admito que ya estaba algo borracha y en mi coraje tomé la botella de tequila y me salí al balcón, había decidido ponerme ebria y quedarme dormida para que se me olvidara el coraje y se me bajara la calentura. De repente escuché lo que parecía ser una película porno, me sorprendí y me paré enseguida, buscando el origen de tan provocadores sonidos, no tardé en darme cuenta que provenían de la habitación del vecino, los balcones están literalmente pegados así que es muy fácil apreciar lo que sucede en tu habitación de al lado, lo confirmé, Raúl estaba viendo porno, tenía la puerta de su balcón abierta y el sonido de apreciaba claramente, para mi sorpresa no sólo eso se apreciaba claramente, cuando me asomé pude ver al viejo masturbándose. Mis ojos se hicieron enormes y la quijada se me fuél al suelo cuando le mirél la verga, el viejo estaba bien dotado, por lo menos desde mi posición se veía bien proporcionado. En un instante mi vagina se mojó, podía sentir mi tanga empapada, apretaba mis piernas juntas y las frotaba entre sí, como tratando de sentir algo en mi panochita. No sé si fue el alcohol, que había sobrepasado mi zona de confort o tal vez que tenía 3 semanas sin sexo y no podía soportar 1 día más que en mi mente brotó una idea tan pervertida que hasta podría decir que dejél de ser yo en ese momento. No lo pensé 2 veces, me puse mis tacones tomél unas cervezas y la botella de tequila ( que ya solo tenía la mitad) y salí de mi habitación, me paré frente a la puerta del vecino y toqué, no respondían así que toquél de nuevo, y por fin se abrió:

– Oh, hola. Estáspero bien? Que sucede niña? Que haces aquí a esta hora? –

– Disculpe que lo moleste, sucede que salí a comprar unos tragos y olvidé mi llave en la habitación, llevo rato tocando la puerta pero mi marido estaba al parecer demasiado ebrio que se quedó dormido. La puerta de nuestro balcón esta abierta, podría dejarme saltar de su balcón al mio?-

Raúl traía puesta una camiseta y unos boxers nada más, y aún era algo notable su erección, no pude evitar bajar mi mirada de vez en cuando.

– Y por que no bajaste a recepción por otra llave?-

– Tiene razón, voy a bajar, disculpe que lo haya despertado, que pena descanse.-

– No no. Discúlpame tu a mi, no quise ser grosero, no es necesario que camines tanto con esos zapatos niña. Pasa, y disculpa mis fachas, pensé que por fin mi nieto había vuelto, me pondré algo. –

– No se preocupe usted está en su habitación, además ya me voy.-

Entré a la habitación y me doy cuenta que el televisor sigue encendido y aún con la película porno. Raúl dijo que pensó que su nieto era el que llamaba a la puerta así que por eso no se molestó en apagarla. En ese momento un aire de cordura llegó a mi ser y me invadió el nerviosismo, e intenté apurarme a llegar al balcón, pero en mi prisa tropecé, pegué un grito y caí boca abajo, y para completar mi hazaña el vestido subió hasta mi espalda dejando mi redondo y blanco trasero tan solo tapado por la tanga negra a la vista del viejo.

-Niña!!! Estas bien? Te hiciste daño?.-

– Ay, ay. No no. Estoy bien. Solo un rasguño en la rodilla. Estoy bien. Lo siento, que torpe soy me da mucha pena con usted.-

Y me acomodé enlaces vestido mientras Raúl me ayudaba a sentarme en el sofá.

– Estas algo tomada verdad? Por cierto no se como te llamas?. –

– Me llamo Perla. Y la verdad si tomé pero no estoy borracha, apenas íbamos a comenzar yo y mi esposo. Casi no bebo.-

– Dices que saliste a comprar estas cosas que traes aquí?. –

– Si, bajé a la licoreria por unas cervezas y tequila pero parece que serán para otro día. –

– Me haría bien un trago ahorita. No me invitas?.-

– Claro que sí, usted ha sido muy amable no puedo decirle que no.-

– Oye Perla, creo que te han visto la cara en la licoreria, te vendieron esta botella a la mitad.-

– Ah si? Oh, pues, ehm, jaja. Que torpe, hoy no es mi día. –

Era una tonta, me apresuré tanto a llevar a cabo mi plan que pasé por alto que ya me había tomado la mitad de la botella, de verdad me sentía estúpida.

– No pretendo hacerte sentir peor, pero acaso es esa la llave de tu habitación?. –

Apuntando al suelo donde había estado yo antes cuando tropecé. Obvio la traía conmigo por si el viejo no abría la puerta, tenía que volver a mi habitación. El alcohol me había hecho fallar en todo esa noche.

– Ah si. Mire nada más, le digo que soy una torpe. Más bien es el alcohol. Casi no bebo, ando bien tonta.-

– Y supongo que el alcohol también te hace espiar a los demás verdad?-

– Como? Que? Espiar? De que habla?.- respondí nerviosa.

– Antes de bajar a la licoreria en 1 minuto a comprar una botella a la mitad y después llamar a mi puerta me estabas espiando por el balcón. –

Me quedé muda, eso no me lo esperaba para nada, no supe que responder.

– Cuáles son tus verdaderas intenciones Perla? Querías ver la película conmigo? El televisor sigue encendido, te gusta ver porno?.-

Tomó el control remoto y subió el volumen. Yo seguía muda. Muy nerviosa, jamás había estado así de nerviosa, y de igual manera excitada. Mi humedad traspasaba mi tanga y comenzaba a mojar el sofá.

– A caso se te a olvidado como hablar? Dime Perla, te gusta lo que vez?.-

Asentí con la cabeza.

– Bien. Ahora dime. Decidiste venir a mi habitación a ver la película conmigo por que te gusta, pero eso no es todo. Además tenías la intención de ayudarme con mi tarea verdad?.-

– Yo… –

– Ponte de pie.-

Obedecí de inmediato.

– Ahora date la vuelta, quiero verte bien.-

De nuevo hice caso.

– Mira nada más, has dejado empapado el sofá. Jaja que bien. Eres toda una zorrita verdad?.-

– Yo, me tengo que ir señor, disculpe todo esto.-

Intenté tomar la llave y me tomo del brazo, me acercó a él y a centímetros de mi rostro me dijo que no iría a ningún lado y me besó. Su lengua llegaba hasta mi garganta, yo respondí el beso.

– Jaja. Desde que te vi supe que eras una putita. Ahora a lo que haz venido, siéntate. Quiero que me la jales.-

Se sentó junto a mi, me acarició las piernas y poco a poco entraba bajo mi vestido, hizo a un lado mi tanga y metió 2 dedos en mi panochita, yo tomé su verga con mi mano y comencé a sobarla. Era una buena verga de unos 20 cm aproximadamente, pero de un grosor descomunal, sus testículos eran proporcionados a su miembro, eran grandes y reposaban en el sofá, me excitaba mirar las canas en sofás vello púbico algo rebajado, y las venas hinchadas de su verga dura y sin circundar.

– Que bien lo haces, sigue así, dime cuantos años tienes? Y quítate el vestido y los zapatos.-

– Tengo 24.-

– Uffff que suerte la mía, que suerte la mía, una putita casada de 24 años, seguro que estas bien apretadita.-

Yo me encendía con cada palabra que salía de su boca que sentía soltaba un suspiro y mi cuerpo se estremecía. Solo asentía con mi cabeza afirmando todo lo que me decía.

– Dime, Perla. Y que tal eres chupandola?.-

– …-

– Vamos putita responde. Que tan buena eres mamando vergas?-

– Soy muy buena.-

– Así me gusta, responde cuando te hablo. Ahora sabremos si dices la verdad. Arrodíllate y mámala.-

No lo pensé 2 veces, me arrodillé en el suelo y puse mi rostro al nivel de sus genitales, tenían cierto olor, no un olor desagradable, al contrario, el olor era hipnotizante y me hacía sentir muy puta. Besé la cabeza de su verga y bajé por el tronco poco al poco venerando ese falo delicioso hasta llegar a las bolas, me sumergí en su escroto, lo besaba y chupaba con cierta desesperación, y me metía sus testículos a la boca, de verdad lo disfrutaba. Dí un par de lengüetazos de abajo a arriba en toda la verga, volví a la punta y abrí mi boca para que entrara en ella, sabía delicioso, ese viejo tenía una verga que estaba disfrutando más que la de mi marido. Raúl soltó un gemido.

– Uuuhhh Uffff, pero que maravillas haces con tu boca zorrita. Ay Perla que manera de mamar. Eres una puta. Mi puta. Entiendes?.-

– Siii sii. –

– No te la saques de la boca, sigue chupando. Eres mi puta, mia y de nadie más entiendes?.-

– Uhumm.-

– Basta zorra, harás que me corra y aún no es el momento, levántate, quítate la tanga y móntate en mi verga.-

Obedecí, me puse de pie y me pasé sobre él abierta de piernas, con la punta de su verga en la entrada de mi panochita esperando a ser penetrada. Poco a poco fuí bajando y dejándolo entrar en donde juré el día que me casé que solo mi marido entraría. De repente me agarró de la cintura y me bajó de golpe.

– Ahhhhhhhhh !!!!! Siiii.-

Grité en una combinación de dolor y placer.

– Que grande tienes la verga, que bien se siente, dame más por favor.-

– Así me gusta que hables puta, aquí tienes lo que tanto deseas, móntala, salta en ella.-

Dejé de estar en mis rodillas y me apoyé en mis pies y comencé a saltar más duro. Salpicaba su vientre y sus bolas con mis jugos, me estaba viniendo como nunca.

– Así Raúl, cójeme así. Duro, rico, dame verga mucha verga Ahhhhhhhhh Ahhhhhhhhh.-

En eso se paró y me levantó con él, aun ensartada, caminó hasta la cama y me tiró en ella, bajó su cabeza hasta mi entrepierna y me recorrió toda con su lengua, sentí los deliciosos lengüetazos en mi culito, que estaba bien dilatado de la excitacion.

Se incorporó y me penetró de nuevo, con mucha fuerza, me manoseaba toda, me chupaba las tetas, los pezones, y yo gemías y gritaba. El me besaba y me chupaba los pies.

– Eres una puta verdad? La puta de quien?-

– Tuya. Soy tu puta. Toda tuya mi amor.-

– Eres una perra. Verdad?-

– Si si. Soy una puta, una perra.-

– Te voy a dar como la perra que eres, ponte como las perras.-

No tardé en ponerme en cuatro en la cama con mi culo bien paradito todo para él.

– Así me gusta, aquí tienes tu premio por ser tan buena perra.-

Mientras deslizaba su gran trozo de carne en mi panochita.

– Auuu ufff. Siii. Gracias. Gracias.-

Me daba duro, con todas sus fuerzas, podía se tira sus bolas golpeando mi clítoris, y el sonido que generaban me volvía loca de placer.

– Eres una buena perra verdad? Muy puta?-

– Si muy puta. Soy la más puta.-

– A si? Eres la más puta?-

– Si, la más puta de todas.-

– Pues me lo vas a demostrar entiendes?-

– Si lo que tu quieras, tu mandas, pero cójeme, dame pito.-

En eso me la sacó, me tomó de la mano y me dijo que lo siguiera. Me llevó al balcón y me dijo:

– Cruza a tu balcón. –

– Que? Para que?.-

– Que te cruces putita. Quieres más verga o no?-

Y me dió una nalgada.

– Ayy. Si si quiero, ya voy. –

El cruzó detrás de mí, y entramos a la habitación y me llevó hasta la cama donde mi marido seguía profundamente dormido y ebrio. Me puse de nuevo en cuatro escurriendo de mi panochita apunto de explotar de la excitación. Aunque él tenía otros planes, ahora cojería mi culito. Puso la punta en el ojo de mi culo y empujó sin consideración.

– Ahhhhhhhhh Ahhhhhhhhh uuuuuuuufff.-

– Pero como aprietas puta, como aprietas me encantas. Aunque no apretarás igual nunca más. –

– Así así así que rico, uf uf. Dame mi amor que rico.-

– Ahora si esta comprobado, eres la más puta. Felicidades. Te mereces un premio. Te voy a dar mi semen, que te parece? Te gusta tu premio?.-

– Uyy si, me encanta. Dámelo, ya lo quiero. Quiero mecos.-

– Te voy a dejar escoger, donde los quieres? Te los echo dentro del culo? O tal vez los prefieres en la panochita? –

– No se, no se. Los quiero en todos lados, bañame en ellos, bañame de mecos.-

– Si? Los quieres encima de ti? Date vuelta puta, ahí te va tu premio.-

– Si, dámelos ya. Mmmm. Ya los quiero. En la boca, mejor en la boca me los quiero comer, por favor.-

– Ah si zorra, que buena puta te voy a complacer, abre la boca que aquí viene la leche.-

Abrí la boca deseando sentir el preciado manjar en mi lengua, mi garganta, saborearlo. Era mucho, muchísimo, creo que el viejo tenía mucho sin cojer y estaba bien cargado. La leche me cayó en la cara, mis labios, mi barbilla, escurría a mis pechos. La mayoría entró en mi boca y me deleité con su sabor, la tregué, y recuperaba el resto que estaba en mi cara con mis dedos, y los chupare.

– Siii sii, dáme la leche, dame tus mecos. Uyy es mucho, que rico, gracias gracias. Mmmm.-

Le decía yo mientras jadeaba.

– Eres la mejor puta que he cojido en mi vida, y he cojido mucho. Ya hacía tiempo que no me la pasaba tan bien. Espero seguir disfrutándote, serán las mejores vacaciones.-

– Así será, no puedo imaginar el resto de mi viaje sin tu verga. Hasta mañana.

El se retiró a su habitación por el balcón, no son antes pasarme mi vestido y mis zapatos, la tanga se la quedó, dijo que cada vez que me cojiera se quedaría ella.

Yo me acosté a dormir exhausta y muy contenta. Satisfecha como nunca, esperando el momento en que volviera a suceder. Y deseando que cuando volviera a casa, no hubiera pantys en mi maleta.

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