Hace unos días entre por primera vez a un sex shop, es raro, pero quería encontrar algo para poder jugar y hacer nuevas cosas
Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mi primer relato “el juego empezó un fin de semana”, donde podréis saber un poco más de mí y donde intento explicar cómo empezó una vida nueva, llena de travesuras morbosas y juegos de complicidad.
La relación con mi marido había cambiado radicalmente, lo que antes era rutina y aburrimiento, ahora se había convertido en un juego de nuevas sensaciones, donde el morbo y la pasión estaban siempre presentes.
Yo me mostraba totalmente complaciente con sus fantasías más morbosas, pero también quería demostrarle que me gustaban nuestros juegos de complicidad y que era capaz de sorprenderlo con nuevas fantasías.
Había recuperado de nuevo la ilusión y las ganas por arreglarme, comprarme ropa, cuidar los pequeños detalles que con el tiempo parece que se vayan olvidando…
Cuando salía de tiendas siempre estaba atenta a cualquier prenda que pudiera dar juego a nuevas travesuras y así fui renovando mi vestuario e incorporando prendas que nunca hubiera podido imaginar que sería capaz ni tan siquiera de probarme…aunque por supuesto estas las reservaba para situaciones muy especiales.
Uno de esos días me decidí a entrar sola en un sex shop, aunque parezca increíble nunca se me había ocurrido entrar hasta entonces… pero ahora las cosas habían cambiado mucho y sentí curiosidad por ver si encontraba alguna cosa que pudiera incorporar a nuestros juegos.
El local parecía bastante grande y estaba repartido en tres plantas, estaba distribuido por secciones y no parecía que hubiera mucha gente. Algunos hombres solos que cuando me cruzaba con ellos me miraban como si no hubieran visto nunca a una mujer y también alguna pareja que se mostraban ajenos a todo como si estuvieran en su mundo particular.
Yo me sentía algo confundida por la cantidad de secciones que había y no sabía muy bien por dónde empezar. La sección de juguetes era espectacular con todo tipo de productos de todos los colores, tamaños, texturas que nunca pudiera llegar a imaginar, vibradores con infinidad de funciones, consoladores de todos los tamaños y algunos simulando un gran realismo, no solo por su forma sino incluso por su tacto como pude comprobar , bolas chinas, una especie de balas que al parecer se activaban a distancia…y que despertaron mi imaginación al pensar que serían un complemento ideal para nuestros juegos…
De ahí pasé a la sección de lencería donde no solo encontré todo tipo de conjuntos, medias, picardías, tangas, sino que también tenían una gran variedad de vestidos muy atrevidos y disfraces eróticos que me parecieron una magnifica opción para sorprender a mi marido en alguna ocasión.
Me gusto especialmente un minivestido de diosa griega de color blanco con tonos dorados, muy fino y suave al tacto y también me fijé en los disfraces clásicos de colegiala sexy, sirvienta explosiva…estaba claro que algunos de esos disfraces también iban a formar parte de mi colección…
Decidí seguir mirando antes de comprar nada y me paseé por el resto de las secciones, donde me sentía medio hipnotizada por todas las imágenes que se iban cruzando ante mis ojos…y empezaba a notar sus efectos al sentir mis mejillas acaloradas.
Sentí curiosidad por lo que habría en la planta inferior, aunque nunca hubiera podido llegar a imaginar lo que me iba a encontrar…Para empezar la planta estaba con las luces muy tenues, no es que tuviera dificultades para andar sin tropezar, pero si parecía que la luz era la adecuada para dar la sensación de mayor privacidad…
A un lado estaban unas cabinas para ver películas porno, lo cual era fácil de adivinar por los gemidos que se oían al pasar por el pasillo, al fondo una pequeña sala oscura donde al parecer se proyectaban películas y donde me imaginé lo que podía llegar a pasar si alguien decidía entrar ahí…
Seguí un poco más lejos hasta encontrar un espacio con un montón de puertas llamado “glory hole”, no tenía ni la más remota idea de lo que era aquello y sentí curiosidad por averiguarlo…
Me metí hasta el fondo del pasillo pues me sentía algo avergonzada y no quería que me viera nadie y entre en una de aquellas habitaciones, que no parecía tener nada de especial, era un espacio bastante pequeño con una banqueta y las paredes bastante sucias repletas de pollas dibujadas, olía bastante mal y al parecer no había mucho más que ver. Me sentí algo desilusionada y no acertaba a adivinar el sentido de esos espacios. Me senté en la banqueta por si había algo que se me hubiera escapado y entonces fue cuando vi un agujero en la pared de donde asomaba una polla negra muy grande, balanceándose como si deseara llamar la atención…
Me quedé petrificada con la imagen y aunque deseaba seguir mirándola, algo en mi interior me decía que saliera de ahí corriendo antes de que fuera demasiado tarde.
Pero esa polla no dejaba de moverse, estaba enorme y mis ojos se habían quedado clavados sin atreverme ni tan siquiera a respirar para no hacer ningún ruido…
Seguía sentada en la banqueta y la imagen que tenía ante mis ojos era tan tentadora que no pude evitar empezar a pensar en tocarla, solo un poquito pensé…pero ya me sentía perdida…la rocé con mis dedos y rápidamente reaccionó dando un respingo como si se alegrara de que estuviera ahí…
Era muy gruesa y mucho más grande que la de mi marido, demasiado tentador como para evitar desear acariciarla con mis manos, y empezar a masajearla sin saber quién podía estar en el otro lado de la habitación, pero de donde escuchaba unos gemidos de placer…
Su polla seguía creciendo en mi mano, hinchándose cada vez más…sencillamente estaba esplendida y demasiado tentadora para no desear saborearla en mi boca…
Pero justo estaba pensando en dar ese paso cuando desde el otro lado los gemidos empezaron a ser más continuos y fuertes…dando así una clara señal de que se iba a correr de un momento a otro… decidí acelerar mis movimientos con la mano y al poco un chorro de leche espesa salió disparado, pillándome de sorpresa y teniendo que apartarme para que no me manchara la ropa ni mojara mis mejillas…puse mi otra mano para frenar las siguientes corridas dejándome la mano perdida…sencillamente impresionante, nunca antes había visto nada igual.
Sali rápidamente de ese lugar buscando un baño donde poder limpiarme y asegurándome de que nadie me viera salir…
Finalmente subí de nuevo a la primera planta, sintiendo que todavía me temblaban las piernas e intentando disimular lo acalorada que estaba… Me sentía muy excitada por todo lo que había ocurrido y necesitaba desahogarme de alguna forma…Decidí coger los disfraces que me habían gustado y busqué un probador para estar a solas y calmarme un poco…
Las imágenes que había vivido se repetían en mi cabeza y no podía pensar en otra cosa que no fuera recordar esa enorme polla en mi mano explotando de placer… No pude evitar acariciarme en el probador frente al espejo, recordando lo sucedido e imaginando como se la hubiera chupado…
Y con esa imagen tan sensual os dejo hasta un próximo relato…
Por cierto, finalmente compre los tres disfraces y algún juguetito…que seguro mencionaré en alguno de mis próximos relatos.