Mi vecina es hermosa, yo la ayudare a salvaguardar su honor, su matrimonio, pero obvio voy a disfrutar también

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El ambiente se podía cortar del mismo modo que un cuchillo partía en dos una barra de mantequilla. Mientras salíamos de la discoteca Fanny caminaba con aspecto triunfal, Esther parecía absorta en sus pensamientos, muy seria, y Mar iba mirando hacia el suelo. Me acerqué a ella y le dije:

– Vecinita, estate tranquila porque no dejaré que estas dos arpías te jodan la vida.

– Victor… yo… no se que decir, te lo agradezco tanto… quizá me lo merezca por ser una zorra.

– ¿Una zorra? Podrías follarte al tío que quisieras y tan solo has jugado conmigo, lo cual me halaga, y eso no te convierte ni mucho menos en una zorra.

Los ojos de Mar brillaban.

– Pero… te vas a tener que follar a esas dos guarras.

– No serán los mejores polvos de mi vida, pero si con eso se callan lo haré.

Sentí que Mar se relajaba un poco. Fanny ralentizó el paso y se acercó a mí.

– Por fin vas a ser mío, y espero que estés a la altura…

Llegamos al coche de Fanny, y el plan de la noche era que Fanny y Mar se quedasen en el coche mientras yo follaba con Esther en su casa. No hubo que conducir mucho hasta que Esther, que ejercía de conductora, paró el coche y me hizo una seña para que nos bajásemos. Vivía en un chalet en una pequeña urbanización privada dentro del pueblo, no muy grande pero sí bastante bonito. Me hizo una seña y nos bajamos.

Se acercó a mí:

– Te voy a pedir que no eleves mucho la voz, mi casa no es que sea la panacea en insonoridad, y no me extrañaría que Fanny estuviese con la ventanilla bajada escuchando.

Me pareció muy extraño, pero una vez entramos dentro su aspecto se relajó.

– Mira, lo que ha hecho Fanny me ha parecido una auténtica gilipollez, de hecho me he metido en la historia para garantizar que no hable. Yo a lo sumo me hubiera dado media vuelta y me hubiera masturbado ahora en mi casa tranquilamente, porque escucharos me puso bastante cachonda, pero nada más. Lo que pasa es que ella sigue sin madurar y me he visto envuelta en esta revuelta de quinceañeros.

– Pues ya tenemos todos una edad…

– Estoy de acuerdo. Mira, te lo voy a poner superfácil y me voy a encargar personalmente de que no hable, porque si lo hace la mato, pero por desgracia la muy zorra me ha pedido que le enseñe mi coño después de follar. Creo que no se fía de mí, asi que vamos a hacer lo siguiente, te voy a hacer una mamada que te dejará apunto, me la metes, te corres y yo le enseño el coño lleno de tu corrida.

– ¿Qué hay de tu serología?

Esther sonrió y me sorprendió lo bonita que era su sonrisa.

– Toma, espero que esto sirva para que confíes en mí. Como ves es todo negativo, y esta positividad es…

– … anticuerpos contra el antígeno de superficie de la hepatitis B, fruto de la vacunación, no de una infección.

– Guau. ¿Eres médico?

– No, enfermero, pero antes era analista clínico.

– Espero que un dia me permitas invitarte a una coca-cola aunque sea, redimirme de esto y disfrutar de una charla sin miedo a abordar temas médicos.

– Trato hecho, siempre que cumplas tu palabra.

Me empujó suavemente e hizo que me sentase. Me desabrochó el pantalón con una rapidez pasmosa, bajando mis gallumbos y dejando mi pene al aire.

– Olvidaba que acabas de correrte en la boca de tu vecina. Me lo vas a poner difícil.

Con la misma velocidad se quedó en ropa interior, y me vi gratamente sorprendido. Esther era una mujer bajita, delgada, prácticamente plana, pero con un culo de infarto que le daba unas buenas curvas. Sus piernas eran muy bonitas y de cara era muy guapa, con facciones muy suaves, una nariz pequeña, pelo negro y ojos castaños oscuros. La forma de su entrepierna con las braguitas que llevaba puestas hizo que me empalmase al instante.

– Vaya vaya, veo que te gusta, me siento halagada, muchas gracias.

– ¿Qué hace una chica culta, educada, guapa y aparentemente buena persona… con una imbécil con Fanny?

Esther se agachó, cogió mi pene y dio un lametón desde los huevos hasta la punta de mi pene que me hizo estremecer.

– Voy a disfrutar mucho con tu polla. Respecto a tu pregunta… a Fanny hay que conocerla, no es tan mala chica, pero sus prontos le pierden, ha sido así toda la vida. Tiene un problema que hace que se comporte como una gilipollas con los tíos.

Pero antes de seguir indagando sentí como se la tragaba entera. No era la mejor mamadora del mundo, pero me estaba dando bastante placer, y acabó consiguiendo lo que quería, que era tenerme a punto de caramelo.

– La verdad es que me dan ganas de terminar el trabajo, pero no es mi boca lo que quieren ver con tu leche, asi que metemela y córrete.

Me sorprendió la frialdad con que trataba al tema final, pero no tanto como su precioso coño. Depilado por completo, cerradito y pequeño. Daban ganas de devorarlo.

Se abrió de piernas en otro sillón y yo solo tuve que colocarme y empujar, pero me di cuenta de que algo no funcionaba bien.

Estaba cerradísima y me costaba abrirme paso a través de su vagina. No estaba apenas lubricada y las muecas de molestia de Esther eran muy evidentes. Una vez casi dentro, ella habló:

– Bien, busca tu placer y córrete.

– No lo voy a hacer.

Su cara denotaba una sorpresa mayúscula.

– Venga, eres un tio y creí haberte dejado a punto de caramelo. Fóllame y córrete.

– Así no te voy a follar Esther.

– ¿Por qué no?¿Acaso prefieres que Fanny hable…?

No le di tiempo a terminar, metí toda mi polla en su coño y comencé a sacarla lentamente. Los gestos de molestia eran evidentes.

– Vamos a ver, solo hay que ver tu cara y tu poca lubricación para saber que estás sufriendo.

– ¿Y qué? Eres un tio, acaba el trabajo y lléname el coño de leche. Fin de la historia.

– Lo haré cuando me cuentes qué coño te pasa.

– ¿De verdad te interesa? Vaya, eres el único, y mira que te lo he puesto fácil.

Miraba seriamente a Esther, y ella con resignación comenzó a hablar.

– Como has visto tengo un coño muy estrecho. Me meto un dedo y siento que me abro yo sola en canal. Nunca me he corrido con un tio porque todos me han hecho daño. No han tenido tacto y hasta he acabado cogiendo miedo, porque era para dentro y hasta que se corrían. Lo único que he sentido ha sido dolor y molestia. Incluso una vez, borrachísima perdida, me acabé tirando a un tio con una polla que era inmensa, y confundió mis chillidos de dolor con placer. Dos desgarros vaginales fueron el resultado. Por suerte de tan estrecha que soy acabo provocando más placer y se corren todos enseguida…

– Sospecho que la última vez fue con el de la polla inmensa, y de eso hace…

– … cinco años. Mira, yo no quería follar contigo, pero Fanny quiere que vuelva a probar y me metió en su ecuación de hoy, y quiere que le enseñe mi coño con leche dentro.

– Mira Esther, me parece lamentable lo que te ha pasado, pero te voy a proponer que lo hagamos a mi manera.

– ¿Y cuál es tu manera?

– Con delicadeza, no quiero que sufras, quiero que disfrutes.

Esther estalló con una carcajada.

– Mira Victor, si me haces disfrutar te pido matrimonio y todo. Está bien, lo dejo en tus manos, pero si no se puede… por favor, aunque me duela…

– Trato hecho.

Coloqué las piernas de Esther sobre mis hombros y me acerqué a su coño. Tenía una rajita muy pequeña, adornada con un pequeño clítoris que se asomaba fruto más de la espectación que de la excitación.

Mi lengua comenzó a recorrer la rajita de arriba a abajo. Me sorprendió que no tuviese sabor ninguno. Estaba claro que era super pulcra, y eso me animó aún más en mi empresa. Poco a poco empecé a escuchar gemidos de Esther, sobre todo cuando mi lengua se paraba en su botoncito, y por fin atisbé humedad saliendo de su vagina. De hecho, la punta de mi lengua sondeaba la estrecha entrada de su vagina, estimulándola con suavidad. Sus gemidos eran escandalosos, hasta que comenzó a sujetar mi cabeza.

– Dios Victor, diosssssssssss, ni yo misma he sido capaz de darme este placer que siento, oooooooohhhhhhhhhhh!!!!! joderrrrr!!! no me lo puedo creer, me voy a correr!!!!

En ese justo momento un dedo comenzó a abrirse paso en su estrecha vagina, que se sentía muy lubricada y más elástica. En cuanto mis nudillos hicieron tope, ella estalló con un grito que proclamaba su orgasmo.

– Jodeeeeerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!! Me corrooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!

Sentí como su vagina apresaba a mi dedo y como la cantidad de flujo vaginal que emanaba se multiplicaba. Además temblaba con los ojos en blanco. Estaba claro que nunca había sentido algo similar. En cuanto volvió en sí me miró sonriente, jadeando, con la cara completamente roja.

– Cásate conmigo joder.

Y ambos estallamos en carcajadas.

– ¿Has disfrutado?

– Como nunca. Me siento en deuda contigo, has destrozado muchos de mis miedos solo con tu maravillosa lengua y un dedo, pero por desgracia te tienes que correr dentro de mí.

– Lo seguiremos haciendo a mi manera, vale?

– Si tu manera implica seguir disfrutando así… dónde tengo que firmar?

Me medio incorporé y coloqué la punta de mi pene en la entrada de su vagina. De inmediato noté como se tensaba.

– Confía en mí y relájate, o no funcionará.

– Pero…

– Esther, no me voy a correr dentro de ti provocándote dolor, asi que vamos a ir poco a poco porque no hay prisa.

– Está bien, confío en ti.

Sentí como se relajaba. Comencé a empujar suavemente, sin meterla, provocando que el glande abriera y estimulara la entrada de su vagina, mientras con un dedo estimulaba su clítoris. Los gemidos de Esther pronto se hicieron evidentes, asi que comencé a penetrarla con mucha suavidad.

Sin dejar de tocar su clitoris, y retrocediendo para volver a empujar con mucha suavidad, me iba abriendo paso, introduciendo centímetro a centímetro en su vagina, sin dejar de escuchar sus gemidos. Hasta que mis huevos chocaron contra su precioso culo, y me detuve.

– ¿Cómo te sientes?

– Ufff, no he sentido ningún dolor y super poca molestia, pero me siento muy muy llena, como si me fueses a partir en dos.

– Tranquila, relájate y hazte a ella.

La fui sacando muy poco a poco y repetí la jugada anterior.

– Dios Victor, me sigo sintiendo super llena, pero esta vez he sentido placer en la penetración, no me lo puedo creer. No puedo evitar sentir mi coño apunto de reventar, pero necesito que empieces a moverte, siento placer.

Comencé un vaivén muy suave, con mucha delicadeza, mientras ella se derretía de placer, y cuando comenzaba a aumentar suavemente el ritmo, me paró en seco.

– Ayyyyyyyy no sigas!!!!! joder joder joder joder jodeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrrr!!!!

La verdad es que me asusté y me detuve por completo con todo mi pene clavado en su interior.

– ¿Te duele mucho?

Ella me miró sorprendida a la vez que ponía los ojos en blanco.

– ¿Doler? Joderrrrrrrrr, que me corroooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!! oooooooooooohhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!

Su coño se convirtió en un terremoto que comprimía a mi pene por completo. Se incorporó agarrando fuertemente mi cuello para soltarlo y caer de golpe sobre el sillón. Sus jadeos denotaban su estado, estaba completamente grogui por la corrida.

– Es el puto paraíso, jamás imaginé sentir esto.

Sonreí y sentí como se lanzaba a mi cuello y metía su lengua hasta mi garganta. El beso me dejó estupefacto.

– Voy a hacer algo por primera vez, y no voy a parar hasta que me llenes por completo. Me da igual partirme en dos mientras lo hago o chillar de dolor, pero quiero ser yo quien haga que te corras dentro de mí.

Me volteó y con mucha agilidad se colocó encima mía, situó mi pene en la entrada de su vagina y para mi sorpresa se dejó caer…

Mis huevos chocaron contra su culo y vi como ella abría la boca buscando aire.

– Pero qué bruta eres, te encuentras bien?

Me besó con pasión y me volvió a sorprender, una vez más:

– ¿Bien? Si casi me vuelvo a correr!!!

Comenzó a cabalgarme, al principio con cierta torpeza, pero terminó consiguiendo su objetivo. Estaba muy lubricada, muy cerrada y con un ritmo adecuado, ante sus gemidos de placer, no pude evitar correrme dentro de ella. Cogí su culo con fuerza y metí toda mi polla en su coño mientras comenzaba a correrme como una bestia. El primer chorro de semen me hizo hasta daño con la presión que salió, estampándose en lo más profundo de su vagina. Chorro tras otro me vacié por completo dentro de ella.

– Guau tio, como te siento, joder, me estás inundando el coño.

Ella se levantó y rápido se puso sus bragas. Me cogió la cara y me besó con ternura. Parecía una niña pequeña con la mayor de las sonrisas en la cara.

– Vamos fuera, antes de que toda esta leche se me salga del coño y no pueda enseñársela a Fanny, pero antes… ¿Podré invitarte a esa coca-cola?

– Jajaja pues claro que sí.

– ¿Qué puedo hacer para que vuelvas a hacerme disfrutar tanto? No quiero que este sea el único polvo placentero en mi vida.

– Bueno, la coca cola nos la podemos tomar aquí y… terminar follando.

La verdad es que la idea me encantaba, yo había disfrutado mucho, Esther era una chica muy interesante, muy atractiva y su pequeño coño podría hacer diabluras conmigo, sobre todo si con sus miedos y su inexperiencia me acababa de brindar uno de los orgasmos más intensos que había sentido nunca.

– ¿En serio? joder, qué feliz soy. No se como aún, pero te recompensaré por tanto…

Paré en seco sus palabras con un beso, que la dejó estupefacta.

– No me debes nada, solo te pido que seas tu misma y pierdas ese miedo, y que me vuelvas a cabalgar de esa manera.

Se puso de puntillas y me besó, después se dirigió a uno de mis oidos y me susurró:

– Gracias, pero el próximo día tu polla reventará primero dentro de mi boca, y después me volverás a llenar el coño mientras te cabalgo. Prometido.

Salimos fuera. Fanny y Mar bajaron del coche, y la primera se fue hacia Esther, que se bajó el pantalón y las bragas, empapadas por mi semen. Pero Fanny, desconfiada, metió un dedo dentro del coño ante la sorpresa de todos, lo sacó y lo chupó.

– Muy bien, con Esther ya has cumplido, y viendo que por una vez en la vida ha salido con cara de zorra viciosa… supongo que sus gritos han sido de placer inmenso. Cada uno a su casa, y tú Victor… mañana hablaremos, espero que conmigo hagas lo mismo que has hecho con ella. Estate atento al móvil y haz que esa polla descanse.

Mar y yo volvimos a casa andando, con tiempo suficiente para contarle todo.

– Joder vecinito, encima has curado el trauma de esa mojigata haciéndola adicta al sexo, me alegro de que al menos lo hayas disfrutado. Esther parece buena chica por lo que me cuentas.

– Lo es, y es nuestro seguro de vida para que Fanny no se vaya de la lengua.

– Antes de despedirnos… cuando cumplas con Fanny… ¿Me dejarás que sea yo quien te de las gracias y te recompense?

– No hace falta Mar, por mi vecinita lo que haga falta.

– Pues tu vecinita te promete que una noche te va a follar y te va a dejar seco.

Mi cara de estupefacción solo pudo ser rota con un beso, que vino también a traición y sin esperarlo.

– Y este beso sella mi promesa vecinito. No me quiero morir sin follarte, estoy 100% segura, y nos lo debemos los dos.

– Que así sea.

Y entré en mi casa con una sonrisa de oreja a oreja, pero antes de follarme a Mar y de repetir con Esther… tenía que lidiar con Fanny, pero eso lo cuento otro dia.

CONTINUARÁ…

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Quien lo desee puede escribirme al correo [email protected] para compartir opiniones, comentarios, sugerencias… lo que queráis.

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