El verano, la mejor época para poder jugar con mi pareja y hacer esas cosas que nunca nos animaríamos. Sexo muy morboso
Subíamos por la cuesta que lleva de la playa al apartamento que alquilamos para Semana Santa. Yo con ese biquini amarillo que tanto te gusta y el pareo estampado dejando al aire mi vientre. Tú con las toallas, la mochila nevera y mi bolsa con el bronceador, el Ipod, los móviles…
-Menudo morro tienes guapa.
-Anda y no te quejes que te has puesto cómo el Kiko sobándome con la excusa del bronceador, tío listo, jaja.
Caminabas detrás de mí deliberadamente, se que te mola ver como se mueve mi culo cuando muevo las caderas al andar, mi espalda y mi cintura. Y sé que te pusiste hecho un burro en la playa mientras untabas el bronceador por mis muslos, mi vientre, mi culo, mi espalda…incluso me habías cogido bien las tetas cuando estaba bocabajo y me sobabas los costados. Claro que yo te dejé levantando un poco mi pecho para que tus manos llegasen a los pezones.
También traviesamente me dejé caer aplastando tus manos contra la arena con mis tetas.
-¿Qué?, a ver cómo sacas ahora las manos machote, jaja.
-¿Y a ti quién te dice que quiero sacarlas?, dijiste al tiempo que echabas tu pecho hacia abajo aplastándome aún más las tetas contra tus manos.
-¡Ayyyyyyy!, que me aplastas so bruto…joé tío, ¡que duele!.
Reímos los dos y comprobé que nuestros juegos habían dado como resultado una buena erección tuya tumbándome de lado, mirando tus bermudas, metiendo mi mano dentro de ellas y cogiendo tu polla ya bien dura.
-¡Uyyyy cómo está mi nene!, pues o te tiras al agua o te esperas a que estemos en casa porque lo que es a mí aquí fijo que no.
Quedaban apenas diez metros para llegar al portal cuando dije: «maricón el último, jaja» y en cuatro zancadas me puse en el portal.
-Anda Mar que ya te vale, dijiste mirando mi carita burlona de niña traviesa, del ascensor sales embarazada, que lo sepas.
Y la verdad es que no faltó mucho porque fue cerrarse las puertas y comenzar una batalla de morreos y magreos mutuos. Ya una vez en la casa me quité el pareo y el biquini tirándolos por todas partes. La parte de arriba no porque ya me la habías quitado en el ascensor para comerme los pezones.
-Te espero en la ducha Miguel, no tardes por la cuenta que te trae, jaja.
Tardaste exactamente cinco segundos en meterte en el jakuzzi esquinero, ni me dista tiempo a abrir el grifo. Eso lo hiciste tú apartándote para que el agua fría no te cayese encima.
-Aaaaaaaaaaaaaah…cabrón ¡cierra el grifo!.
Te quedaste tal como estabas mirando cómo el agua fría empapaba mi pelo y resbalaba por mi cuerpo haciendo que mi piel se pusiese de gallina y mis pezones duros cómo piedras. Te molaba verme así, encogida por el frio del agua y con mis tetas botando bruscamente conforme mis pulmones se hinchaban y deshinchaban por la impresión. Abriste al agua caliente, te metiste en el jacuzzi y comenzaste a abrazarme y sobarme cómo solo tú lo sabes hacer.
Coges mi carita entre tus manos, besas mi frente, mis ojos, mi naricilla y terminas besando mis labios muy suavemente cuatro o cinco veces hasta que yo los abro y te respondo enlazando mi lengua con la tuya durante minutos. Tus manos ya han bajado hasta mis tetas tras acariciar mi nuca, mi cuello, mis hombros. Entonces yo aprieto fuertemente mi cuerpo contra el tuyo aplastando mis tetas contra tu pecho duro como un muro. Tú me separas lo suficiente como para llegar hasta ellas. Las acaricias, las aplastas dejando salir mis pezones entre tus dedos, las coges entre tus manos apretándolas y acariciando mis pezones con tus pulgares. Aprietas aún más fuerte para sacar más mis pezones y de paso un «ayyyyssssss» lastimero de mi boca.
A eso respondo yo apretando mi vientre contra tu polla, apretando y dejándola resbalar de un lado a otro del mismo. Dejando tu glande hundido en mi ombligo. Diossssssssssssssssss…¡cómo me gusta eso!.
-Espera Mar, ésta vez quiero llevarte ventaja. Quiero que para cuando yo vaya a correrme tú ya hayas tenido uno o dos orgasmos
Te miro pensando «a ver qué locura quiere hacer ahora» porque te conozco, porque sé que en el sexo eres muy imaginativo y peligroso a veces. Por eso te dejo hacer, porque me gusta que seas así.
-Mira, ponte de rodillas en el jakuzzi pero con el pecho fuera de él apoyándote en el suelo con las manos. Hago cómo me dices y me doy cuenta de que puedo apoyar mi vientre en el borde de jakuzzi con lo que tengo las piernas y el culo dentro y la cabeza y el pecho fuera. Pero claro, no me es fácil ver lo que haces.
Entonces siento cómo te pones de rodillas tras de mi, apoyas una mano en mi espalda y empiezas a enjabonarme con una pastilla de esas negras de La Toja entre la raja del culo y la vulva, lo haces muy despacito.
-Mmmm…¡Dios qué bueno!…mmm.
Tú sigues frotando hasta que ves que mi vulva se hincha y comienzo a respirar más fuerte y a suspirar. De pronto, noto cómo colocas la pastilla en la entrada de mi coño. Me asusta pensar que vayas a hacer lo que creo que vas a hacer. Empiezo a notar cómo la punta de la pastilla se va abriendo camino entre mis labios vaginales.
-Oooohhh tío, para, eso no.
Suficiente como para que tu aprietes firmemente el jabón, lo empujes con todas tus fuerzas, me abra por completo y desaparezca dentro de mi rompiéndome de dolor al pasar su lado más ancho por la entrada de la vagina.
-AAAAAAAAAHHHHHHHH….HIJO PUTAAAAAA…AH AH AH AH…AAYYYYYYYSSSS, ¡DIOSSS!.
Me encojo, me retuerzo, aprieto con mis muslos para cerrar mi vagina pero ya es tarde, ya está completamente dentro de mi llenándome por completo.
-Auffffffffffffffff…¡joder, estás loco!.
-Va cariño, relájate que te va a gustar.
Y es cierto, en menos de un minuto me desaparece la sensación de dolor de la entrada de la vagina y me invade otra nueva de estar llena por completo. Me empieza a gustar. Tú entretanto comienzas a acariciar con una yema de un dedo mi culo, que enseguida responde al estímulo.
Ya hemos hecho varias veces anal y sabes que me gusta, así que te dejo hacer. Metes por fin la falange de un dedo, sigues y me lo metes entero, lo giras dentro de mí, exploras mi culo por dentro. Ahora metes dos dedos y comienzas un mete y saca que empieza a volverme loca, ya estoy relajada y lo disfruto. Siento cómo a través de la piel de mis intestinos buscas la pastilla de jabón que llena mi vagina asomando algo por fuera. De no ser por los tejidos, tocarías la pastilla.
Sacas tu dedo, te agarras la polla con una mano y la diriges hacia mi culo. La siento abriéndose paso poco a poco, dilatando mi agujero, separando mis carnes…
-Aaaahhhh…no puedo evitar un gritito ahogado cuando siento que tu capullo me dilata por completo y entra dentro de mí.
Entonces me coges por la cintura y comienzas a follarme sin tregua. Cinco, diez, veinte caderazos y empiezo a perder los papeles.
-Oooooooohhh…si…si…..así cielo….no pares…ooooohhhhhhhhhh…
Al cogerme por la cintura y apoyarte en ella, aprietas mi vientre contra el borde del jakuzzi. Es una sensación rara, noto como se separan mis intestinos pero no percibo mucho dolor y el poco que siento es apagado por el placer que me das al follarme el culo. La sensación es de estar llena a tope y yo diría que tú mismo notas cómo tu capullo cada vez que me entra roza con el jabón y se abre paso hasta el filo del jakuzzi. Solo separan tu polla de ellos apenas unos milímetros de tejido intestinal y vaginal, es la ostia. Sigues follándome duro y para colmo excitas mi clítoris con una mano para asegurarte de que me corro rápido.
-¡Mmmmmm…me voy cielo, no pares….me voy…OOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHH….DIOSSSSS, YA…NO PARES NO PARES….AAAAAHHHH….!.
Respiro como si no hubiese aire en la habitación, mi cara se congestiona, mis muslos ya no me sostienen y una serie de espasmos recorren mi vientre, vagina y muslos.
-AAAAAAHHHHHHHHHHHHHH…..aaahhhhhhhhh…qué bueno amor…¡SI!.
De un golpe aprieto con mi vagina y sale el jabón disparado, sacas tu polla de mi culo, dejas de apretar mi cintura y te separas de mi. Tu polla es un auténtico hierro, nunca la he visto tan grande.
-Joé tío, cuando me metiste el jabón creí que no saldría, jaja. A ver, deja que te limpie la polla.
Enjabono tu pene con mis manos, lo enjuago y lo vuelvo a enjabonar.
-Cómo me gusta tu polla Miguel, es que no tienes ni idea.
-Pues ala, ya puedes comértela.
No me lo tienes que decir dos veces. Aprovechando el jabón, froto con mis dos manos tu polla de abajo a arriba incluyendo tu capullo que acaricio con mi mano. Aprieto o aflojo según veo en tu mirada que te vas a ir y sigo acariciando tu polla con mis manos frotándola cómo los indios frotan una madera contra otra cuando quieren hacer fuego.
Acerco mi boca a tu glande, lo lamo con la punta de mi lengua en círculos. Te estás volviendo loco y lo sé pero no quiero que te corras aún. Ahora cojo tu polla con una sola mano para poder lamerla de abajo arriba y cuando llego al capullo, me lo meto en la boca enterito. Ya dentro lo froto en mi lengua.
Tus manos vuelan locas por todo mi cuerpo resbalando por el jabón. Culo, espalda, tetas, ninguna parte de mi cuerpo escapa a ellas pero finalmente terminan en mis tetas, por eso sé que te vas a correr. Siempre que vas a hacerlo me agarras las tetas como si te fuera la vida en ello. A mí me haces daño pero te dejo hacer, soy tuya totalmente en ese momento. Solo vivo para complacerte y si para hacerlo tengo que aguantar algo de dolor, lo aguanto.
Tu polla empieza a latir entre mis manos y en mi boca. Sé que te vas a correr, así que cierro mis labios entorno a tu glande y espero el primer chorro de semen. Me da en el paladar, lo trago. Y trago el siguiente y el otro y así hasta que ya apenas salen gotas, me lo bebo todo.
-¡Puffffffffffffffff!, hija algún día me dejarás seco.
-Tonterías que yo sé que tienes más, jaja.
Descansamos unos minutos tumbados en el jakuzzi yo frente a ti, tú frente a mí. Ni por esas paras, tus pies no dejan de tocar mis tetas, mi vientre…si sigues así me vas a volver a poner y lo sabes.
Y me pones claro.
-Cariño, ¿me comes el coño? Te digo con todo descaro.
-Ya creí que no me lo ibas a pedir.
Y así, con mi espalda recostada en el jakuzzy, abres mis rodillas, te levantas y abres la ducha. Ésta vez no diriges al agua hacía mí hasta que no está templada. Entonces diriges el agua a mi cara y mi cabeza hasta que mi pelo vuelve a estar empapado. Después me mojas las tetas pero aquí te detienes más. Pones el chorro a tope de fuerza y miras cómo el agua mueve mis tetas, se hunden donde da el chorro.
-Ah tío… tío que me haces daño, ay, para.
Lejos de eso continúas con el chorro por mi vientre, parece que te divierta ver cómo se hunde allá donde da. Bajas un poco la presión y enfocas mi coño, es agradable, muy agradable.
-Mmmm…ya vas mejor, jaja.
La sensación del agua en mi vulva es de lo más excitante y por la presión a veces entra en mi vagina o roza mi clítoris poniéndome cada vez más caliente, más cachonda.
-Espera Miguel, ahora me vas a complacer tú a mí. Me pongo de pie y te digo que te pongas de rodillas para que me comas el coño y…¡Diossss, qué bien lo haces!.
Con tus manos apoyadas en mis muslos para no resbalar, comienzas a lamer mi vulva con la lengua plana. La lames como lo haría un perro de abajo arriba y me provocas que mire al techo, cierre los ojos y me abandone con las manos apoyadas en tus hombros.
-Ooooh…mmmm…
Entonces metes la punta de la lengua entre los labios de la vulva, los separas y recorres el mismo camino pero ésta vez con la punta separando labios, entrando en la vagina, subiendo, rodeando el clítoris.
-Diosss Miguel no pares que me estás matando, por lo que más quieras no pares.
Y te metes toda la zona del pubis en tu boca y tu lengua venga a torturar mi clítoris mientras tres dedos tuyos se meten en mi coño y una mano en mi culo me aprieta hacia ti. No paras de comerme el coño hasta que notas que mis piernas empiezan a temblar y que me encojo echando mis tetas sobre tu cabeza, me apoyo en ella para no caer porque me empiezo a correr como una loca.
-Si….SI…buffffffffffffffff….Ooooooooooooooooohhhhhhhhhhh…más, más, sigue….AAAAAAAAYYYYY DIOS MIOOOOO….me matas…aaaaahhhhhh….
Y me termino de correr en tu boca y me derramo toda en ella.
Reventada me dejo caer en el jakuzzi. Un día de éstos acabará conmigo Miguel.