Yarida es una cerdita, se olvida de su novio cuando comienza a hacer todo lo que le ordena ese desconocido que ahora es su amo

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Yadira, mi querida cerda

Sinopsis: Una joven y bonita chica mexicana se muda con su pareja a la región de Sonora, al norte de México y se encuentra en una dura e inesperada situación que debe aceptar, sin posibilidad de otra opción.

Chichi levantó su pierna y se concentró durante unos segundos… La orina salió primero como un chorrito y luego se convirtió rápidamente en un chorro continuo contra la corteza del árbol, salpicando alrededor… La amarillenta orina caía al suelo y parte de ella se acumulaba alrededor de su rodilla… A Chichi no le importó eso… Ya estaba acostumbrada a orinar así… Habían pasado muchos meses desde que ella no se había sentado en un inodoro para defecar o mear… Cuando terminó, su Amo le dio unas palmaditas en la cabeza.

– «Buena chica… ¿Quieres jugar a la pelota?»

Chichi miró amorosamente a los ojos de su Amo, asintió con la cabeza vigorosamente y dejó escapar unos gritos para hacerle saber que estaba emocionada… Si hace unos meses, alguien le hubiera dicho a ella que sería una feliz esclava sexual viviendo en una comunidad pequeña y cerrada para este tipo de hechos, no lo habría creído… Ahora, jugar a recoger la pelota con su Amo era uno de las cosas bonitas que hacía.

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Podemos comenzar a explicar como comenzó esta historia a partir de, por ejemplo, cuando una joven y bonita chica llamada Yadira se subió la falda, se bajó las bragas hasta las rodillas y se sentó en el inodoro… Ella se miró sus uñas mientras vaciaba su vejiga y luego se limpió el coño cuando terminó.

Dejando escapar un suspiro, apoyó su cabeza entre sus manos y comenzó a pensar…

Venirse a vivir con su pareja Yani, a un lugar muy retirado de Sonora, uno de los treinta y un estados mexicanos, un lugar muy cálido casi todo el año, había sido una difícil decisión para ella después de haber pasado años estudiando arquitectura y ya con 27 lo había dejado todo por amor… Ella no lo sabía pero aquí a donde la llevó su pareja Yani, las mujeres y los hombres no comparten la igualdad… Ellas están muy por debajo y por miedo a eso, Yadira evitaba salir de casa.

‘La forma en que se vestían las mujeres de este pequeño y aislado lugar y la forma en que los hombres las trataban en público era horrible… Algunas veces había visto mujeres que iban desnudas… Sólo llevaban collares de perro alrededor de sus cuellos… Pensar que ella pudiera ser una de aquellas mujeres que son llevadas con correas atadas a sus collares de perro, narices, pezones y, en algunos casos, del coño, la hizo estremecerse de terror y humillación.’

Aquí, las mujeres estaban siendo tratadas como muñecas sin cerebro y no como personas por sus cónyuges y novios… Este humillante hecho hizo que Yadira se enojara mucho y discutiera y enfadara con Yani en las ocasiones en que había visto estas cosas.’

´También le dijo Yani que no podía salir de casa sin ir con él porque las hembras sin escolta podía tener serios problemas y comprendió que tenía razón, aceptando a regañadientes, después de ver estas cosas que la alarmaron y pusieron de sobreaviso… Aquí no había ley.’

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Un pequeño pedo salió del culo de Yadira, y ella soltó un gruñido mientras apretaba y expulsaba de su cuerpo un voluminoso excremento que aterrizó con un ‘plop’ húmedo… Yadira se sintió bien, y se quedó allí sentada un momento… Estaba relajada.

Oyó que la puerta principal del baño se abría… Su novio, Yani y otro hombre estaban hablando… Levantó sus caderas sudorosas y pegajosas del asiento del inodoro y suavemente se limpió su gordo pero bonito culo.

Un fuerte golpe en la puerta del baño la sobresaltó.

Momentáneamente sorprendida por el golpe en la puerta, recuperó la compostura rápidamente.

– «Un momento… Estoy aquí.»

– «Abre la puerta… ¡Ahora mismo!», le gritó el hombre.

Yadira se enojó y también le gritó:

– «¡No he terminado!… Espera.»

Hubo algunos murmullos desde afuera… De repente, la puerta se sacudió en el marco… El otro hombre volvió a gritarle:

– «Te lo dije una vez, coño… ¡Abre la maldita puerta!»

Yadira estaba confundida y asustada ahora… Se puso de pie para tirar la cadena del inodoro… Sus bragas estaban alrededor de sus tobillos cuando el hombre comenzó a embestir la puerta con sus hombros… La puerta se abrió de golpe justo cuando Yadira se encorvaba para levantarse las bragas.

– «¿Qué demonios estás haciendo?», preguntó ella.

Yadira trató de protegerse… Sus bragas estaban a la mitad de sus gruesos muslos y su espeso y peludo coño quedaba expuesto a la gente que estaba allí mirando.

El desconocido la agarró por el pelo, color castaño que llevaba a modo de melena corta, mientras veía que su novio sonreía… Una chica delgada con rastas estaba parada tranquilamente a un lado detrás de Yani.

– «Maldita sea… Tienes que aprender a obedecer.»

El hombre la abofeteó en su cara… El repentino estallido de violencia física aturdió a Yadira… Las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro y ella comenzó a quejarse.

– «Pero, pero, ¿por qué me pegas?, le preguntaba.

Su novio se burlaba de ella… A Yadira no le gustaba por dónde iba derivando esta conversación.

– «Voy a entrenarte para ser una buena perra, como lo es Chucha, la perra que ves.»

Tiró de una correa, y la mujer con rastras en el pelo se tambaleó hacia delante… Llevaba un collar de perro con pinchos, una apretada camiseta corta, verde, que mostraba sus pequeños pezones marcados claramente y el ombligo perforado… Una vieja funda de almohada cortada hacía de minifalda… Y una barra curvada a través de su tabique nasal completaban su conjunto… Si Yadira hubiera podido verla por detrás habría visto que el nombre de la esclava estaba grabado con tinta de tatuaje justo encima del coxis.

– «Oh Dios mío… ¿Por qué me haces esto?», volvió a repetir.

El hombre tiraba de su pelo hacia atrás y a Yadira le parecía como si le estuvieran arrancando su cuero cabelludo… Ella lloraba y gritaba incontrolablemente y las lágrimas y el rímel corrían por sus mejillas.

Yadira, apenas sin aliento, trató de apartarlo pero el hombre la abofeteó otra vez… Así que Yadira detuvo su resistencia, pero las lágrimas, gritos y suplicas aún siguieron por el dolor que le causaba.

– «Detente, por favor», le suplicó.

– «Cállate, mierda… Las cerdas como tú no hablan… Apestan y gruñen sólo cuando hablan.»

Yadira estaba confundida… Ella trató de alejarse, pero el hombre la tenía bien sujeta por el pelo… Vio como su novio se reía y notó que tenía una cámara en su mano y estaba filmando todo… Se dio cuenta de que no sólo su novio la había traicionado, sino que ahora la estaba grabando para la posteridad.

– «¿Qué haces Yani?… No entiendo… ¿Por qué haces esto?», le dijo.

El hombre la agarró mejor por su pelo, la levantó y la golpeó con fuerza en la cara de nuevo.

– «Voy a entrenarte para ser un buena cerdita… Tu novio me contrató para ello», le dijo.

Él la abofeteó de nuevo… Yadira estaba demasiado aturdida para hablar ahora… Su rostro estaba enrojecido por la vergüenza. la humillación y sobre todo, por la cantidad de bofetadas recibidas.

– «Joder, los cerdos no hablan… Gruñen y chillan, ¿entiendes?»

Yadira seguía sollozando… El hombre dejó escapar un profundo suspiro y la golpeó en la cara de nuevo, tan fuerte como pudo, para llamar su atención.

– «¿Estás jodidamente retrasada?… ¿Entiendes, idiota?»

Yadira sollozó y respondió:

– «Sí… Entiendo.»

El hombre hizo una mueca y le dio otra bofetada en la cara… Esta vez Yadira estaba sin aliento y luchaba por respirar… Podía sentir el área alrededor de su ojo izquierdo hinchada por la fuerza del golpe.

Ella ahogó sus sollozos y gruño fuerte.

– «¡No hables, cerda de mierda!… Te llamaremos Chichi», le gritó.

Las lágrimas corrían por las mejillas de Yadira… Ella tuvo hipo y trató de dejar de llorar.

– «Oink, oink, oink… Oink, oink, oink», se puso a decir.

El hombre sonrió y relajó el agarre de su pelo.

– «Eso está mejor… Ahora te voy a soltar y quiero que te desnudes.»

Después de que él soltó su pelo, dejó que Yadira se pusiera de pie… Ella había recuperado un poco su compostura y parecía sorprendida.

– «¿Por qué me hacéis esto, Yani?», le preguntó.

Y de inmediato notó como estrellas explotando frente a sus ojos… Al recuperarse del revés del hombre, Yadira cayó al suelo… Podía sentir de nuevo sus manos en su pelo mientras la empujaba hacia el inodoro y la forzaba a meter la cabeza en el tazón… Ella luchó mientras él le metía con fuerza su cara en la sucia agua… Ella golpeó su cabeza contra la porcelana dura y dejó de resistirse… El hombre la tuvo con la cara metida lo que a ella pareció una eternidad y luego le levantó la cabeza.

El agua y el moco salieron de la cara de Yadira y bajaron por su nariz mientras jadeaba en busca de aire.

– «Te dije que los cerdos no hablan… Ellos sólo gruñen.»

Él empujó de nuevo su cabeza hacia abajo en el agua… Ella se agitó y luchó en vano mientras él sostenía su cabeza en la taza del inodoro… De repente, él la levantó, y ella jadeó ruidosamente en busca de más aire.

– «Y obedecen de inmediato… ¿Lo entiendes?”, continuó diciendo.

– «Oink, Oink, Oink», gruño Yadira a la vez que sollozaba y se sometía en sumisión.

El hombre le soltó la cabeza… Yadira dio un respingo y se quedó sin aliento durante un par de minutos y luego se levantó del suelo… Se sacó su suéter por arriba de su cabeza y lo dejó caer al suelo… Se desabrochó los botones de su blusa y también la tiró al suelo… A continuación, se desabrochó la parte de atrás de su falda, se la bajó por los muslos y la dejó caer al suelo.

Ahora estaba de pie con sujetador y bragas azul marino… Este fue el último día que usaría ropa interior.

– «Bueno, ya comprende que no debe oponerse a nada y sabe que es una puta… Lo cual es bueno para todos», dijo el hombre sonriendo.

La sonrisa rápidamente se convirtió en un ceño fruncido… El corazón de Yadira se aceleró… Sabía que estaba en problemas.

– «Cuando yo digo desnuda, me refiero a todo… Así que quítate todo.»

Yadira, apretó los dientes mientras luchaba por contener las lágrimas… Se quitó el sostén y se bajó las bragas y salió de ellas… Nunca se había sentido tan desnuda, tan vulnerable o tan humillada, como lo hacía ahora… Cuando los dos hombres la miraron a la luz del baño, se sintió como un trozo de carne en exhibición en una carnicería.

– «Buena cerda… Ahora arrodíllate.»

Momentáneamente sorprendida por el lenguaje áspero que utilizaba y el duro castigo que le había impuesto, Yadira se arrodilló y miró a la cara al hombre y de refilón a su novio Yani.

– «Pon las manos detrás de la espalda y abre la boca», le ordenó.

Ahogando un sollozo, Yadira hizo lo que le decían.

– «Buena cochinita, cerda… Ahora saca la lengua.»

Abriendo su boca, Yadira hizo lo que le ordenaron, extendiendo su lengua lo mejor que pudo más allá de su labio inferior.

Bajándose la cremallera de la bragueta de su pantalón, el hombre sonrió y sacó su polla.

– «Sonríe y di ¡Aaaaah!»

– «Aaaaah»

El hombre le metió la polla en la boca… No era grande, pero se la había metido forzando todo lo posible y estaba golpeando la parte posterior de la garganta… Y ella comenzó a sentir grandes arcadas.

– «Urgl… Urgl… Urgl»

Yadira tosió e hizo más ruidos de arcadas cuando él empujó su polla más profundo en su garganta… La lengua de Yadira se movía por todo el tronco de la polla del hombre mientras éste sostenía su cabeza.

Ella se atragantaba y sus manos empujaron contra sus muslos tratando de apartarse, mientras luchaba por respirar, pero él sostuvo su cabeza firmemente sobre su polla… Después de lo que pareció una eternidad, el hombre dejó de forzar su polla en su garganta, saliendo bruscamente de su boca… Yadira cayó al suelo, jadeando y vomitando.

– «Lo siguiente también será duro… Así que ten paciencia», le dijo.

Tirando de ella hacia arriba por su cabello, Jack agarró su cráneo firmemente con ambas manos, e intentó deslizar su polla entre los gruesos labios rojos de Yadira… Todavía tosiendo por su asalto anterior, Yadira trató de luchar contra él sin fuerzas, por lo que pronto se dejo hacer todo lo que quiso el hombre… Después de un par de duras bofetadas, Jack tuvo de nuevo su polla enterrada hasta la garganta de Yadira y sus huevos descansando cómodamente en su barbilla, mientras que Yadira goteaba saliva desde su boca a su pecho… La piel de su cara estaba enrojecida por las bofetadas que le había dado.

– «Joder, eso se siente bien… Yani vas a disfrutar mucho con ella.»

Empujando su polla dentro y fuera de su boca, Jack jodió a Yadira como el profesional consumado que era… Yadira mantuvo sus ojos mirando a los suyos durante esta prueba, hasta que Jack la golpeó en la cabeza con los nudillos.

– «Sigue mirándome a los ojos, cariño… Son buenos modales… Y no parpadees… Quiero sacarte algunas fotos con la cámara digital.»

Como si fuera una señal, el destello se disparó en los ojos de Yadira, cegándola momentáneamente… En aquellos momentos, sus labios formaban una «O» alrededor de la polla de Jack, ya que se la estaba chupando, mientras se deslizaba dentro y fuera de su boca, babeando y goteando gran cantidad de saliva por su barbilla hasta caer sobre su pecho… La saliva que cubría su areola marrón de cada pecho brillaba cuando el flash se disparó.

– «Pon interés, estúpida, pequeña mamona.»

Tomando el ritmo, Jack entró y salió de su boca a un ritmo rápido… Una de sus manos sostenía su pelo como un asa, y la cabeza de Yadira se sacudió violentamente hacia arriba y hacia abajo cuando violaba su cara… De repente, agarrando su cabeza y obligándola a tragarse más profunda su polla, Jack le disparó chorros de semen en su garganta… Una vez que se hubo corrido, soltó su agarre del pelo, y Jack dejó que Yadira cayera al suelo.

– » Chucha, trae que la arregle su maquillaje.»

La chica corrió con un tubo de lápiz labial rojo brillante… Jack lo cogió y comenzó a mancharlo alrededor de la boca de Yadira… Con la cantidad de babas y el semen que tenía alrededor de su boca, Yadira quedó que se parecía a un payaso… Jack escribió «Puta» en su frente y levantó la cabeza de Yadira mientras Yani tomaba más fotos con la cámara.

– «Ahora es tu turno.»

Yani se echó a reír y Yadira dejó escapar un pequeño gemido… No le gustaba nada a dónde iba a parar todo esto.

– «Cógela fuerte del pelo y arrástrala al sofá… Recuerda, que los cochinitos no caminan, se arrastran.»

Un fuerte tirón en el pelo de Yadira le hizo saber que se había roto y que Yani ahora estaba tomando el control… Yani casi la arrastró mientras ella caminaba hasta el sofá.

Jack se echó a reír mientras observaba a los jóvenes amantes cruzar la sala de estar.

– «Recuerda Yani, que la mejor manera de hacer de perra a tu perra, es violarla… Ella te mostrará quién es realmente el jefe: tu polla.»

Levantándola por el pelo, Yani hizo que Yadira se recostara sobre el brazo del sofá boca abajo en los cojines… Jack le lanzó una botella de lubricante y Yani comenzó a engrasar su polla… Cuando terminó, goteó un poco sobre la grieta del culo de Yadira… Ella se tensó cuando él insertó aproximadamente un dedo dentro de su estrecho pasaje trasero para poner un poco de aceite en su interior.

– «Nooooo… Por favor, Yani, no lo hagas.»

Yadira gimió suavemente en el cojín… Frotando su polla entre el pliegue de sus nalgas, Yani se detuvo por un momento y sonrió… Luego, alineó la cabeza de su polla con el orificio anal y la empujó suavemente un par de veces probando las defensas de Yadira.

Yadira se encogió ligeramente, gimió y cerró los ojos con fuerza… Yani forzó su polla unos centímetros, y Yadira jadeó de dolor… Con una amplia sonrisa en su rostro, Yani levantó la cabeza de Yadira por el pelo, y luego empujó su polla por su parte trasera hasta el tope… Yadira gritó mientras lo hacía, pero sofocó sus gritos cuando notó, por un momento, que la tenía profundamente metida dentro de su culo. Poco a poco, Yani comenzó a mover su polla dentro y fuera de su recto violado.

– «Oh… Qué bueno está esto.»

Yadira rogó y suplicó mientras las lágrimas corrían por su rostro.

– «Por favor, deja de darme por el c..»

La única respuesta que recibió fueron un agarre más fuerte en su pelo y un golpeó de la polla de Yani tan fuerte como éste pudo.

– «Oooh, mierda… Como me duele eso», dijo ella.

Yadira gimió… Podía sentir cada centímetro de su grueso tronco en el interior de su culo… Yani la golpeó su puño en la parte posterior de su cráneo y Yadira dejó escapar un nuevo aullido de dolor.

– «Puedes gritar, pequeño y estúpido coño, pero no olvides que a las cerditas hay que joderlas bien jodidas… Y por todos sitios.»

Yani sacó su polla de su recto y se la volvió a meter tan fuerte y rápido como pudo, provocando nuevos lamentos de Yadira… Mientras Yani lo hacía miró a Jack, que estaba arrastrando a Chucha para que viera como le daba por el culo… Luego, Jack le metió la polla a Chucha en la boca y la forma en que la cabeza de ella se movía hacia arriba y hacia abajo le fascinó… Era como si tuviera un helado y no un pene en la boca.

Mirando a Jack, Yadira vio cómo Yani le ponía el pulgar hacia arriba.

– «Eso esta muy bien, Yani… Ella no va a ser capaz de cagar a gusto durante una semana… Cada vez que cague, va a pensar en tu polla.»

Un fuerte empujón en su colon forzó otro gemido de Yadira… Ella podía sentir los huevos de Yani golpeando contra su regordete culo… Esta, sin duda, fue la peor violación que había tenido… Las estocadas se hicieron más duras, más rápidas y más violentas… De repente, Yani redujo la velocidad y trató de empujar su polla tan profundamente como le fue posible mientras le lanzaba sus chorros de semen… Yadira se recostó sobre su estómago flácido, con los ojos apretados.

El dolor ha sido muy intenso pero al menos ahora que se ha corrido podre descansar un poco’, pensó Yadira.

Pero, desgraciadamente para ella, Jack tenía ideas diferentes.

– «Y ahora, vamos a por el golpe de gracia… Siéntate en el suelo y abre tus piernas.»

Soltando un sollozo, Yadira hizo una mueca de dolor cuando sus maltratadas nalgas y su ano abierto, entraron en contacto con las baldosas frías del suelo, pero se apresuró a cumplir sus órdenes… Cualquier otro abuso sexual que quisiera hacerle, aunque humillante, sería menos doloroso que recibir otra paliza por no obedecer.

– «Buena cerda… Ahora abre tu boca y tus ojos.»

Yadira hizo lo que se le dijo y esperó mientras Yani, Jack y Chucha tomaban posiciones a su alrededor apuntando sus órganos sexuales a la cara de Yadira.

– «Y, uno, dos, tres…»

Tres chorros amarillos salpicaron la cara de Yadira, cuya primera reacción involuntaria fue cerrar los ojos y la boca, pero al darse cuenta las abrió por temor a las posibles consecuencias… La orina se acumuló en su boca y bajó por su pecho, mientras ella escupía, tosía y se atragantaba con los chorros… Jack sacudió las gotas restantes de su polla en la frente de Yadira.

– «Está bien… Ahora acuéstate en el suelo.»

Cuando se colocó en esa posición, Yadira se preguntó qué planeaba Jack a continuación… Su coño y su ano habían sido penetrados por las dos pollas, y el trío pervertido acababa de terminar de marcarla con su orina… Se sentía dolorida, sucia y usada, en ese orden… Necesitaba descansar, pero Jack aún tenía otros planes para ella.

– «Casi hemos terminado… Sólo me queda una cosa más… Chucha, agacharte sobre la cara de esta cerda.»

– «Nooo…»

Yadira, grito e hizo una mueca, pero por lo demás no hizo ningún movimiento para resistirse… Chucha se agachó sobre el rostro de Yadira y miró a Jack expectante.

– «Caga», le ordeno Jack.

Como la perra bien entrenada que era, Chucha no tuvo ni la más mínima vacilación o vergüenza… Ella arrugó su cara y comenzó a apretar sus entrañas apuntando su ojete anal sobre la cara de Yadira, que podía escuchar a Chucha esforzarse, podía oler y también, ver dilatarse su ojete anal.

Al final Chucha logró que una pequeña caca cayese sobre las enrojecidas mejillas de Yadira… Jack grabó con la cámara fotográfica cada segundo humillante de la terrible experiencia de Yadira

A Yadira no le quedaban más lágrimas después de esta indignidad final… Su cara era un montón de rímel, pintalabios y ahora heces… Y su pelo estaba empapado en orina.

Yani le tiró una toalla a su cara y Yadira se limpió la mierda de Chucha de su mejilla y luego tiró la toalla lejos de ella.

Mientras Yadira yacía allí tumbada en un charco de orina, vio a Yani que caminaba con Jack hacia la puerta, riendo y bromeando sobre la sesión de entrenamiento que Yadira había tenido que soportar.

Yadira se arrastró hacia la ventana del salón para ver como Jack caminaba de regreso a su camioneta llevando con una correa detrás de él a Chucha… Al moverse, el semen de Yani se escurrió de su culo y se sintió pegajosa entre sus glúteos.

Ella se horrorizó al leer las letras en el costado del vehículo:

Cerdas & Perras: Convirtiendo chicas en ‘cerdas y perras desde 1989.

Hoy fue el primer día real como cerda del resto de su vida en este pueblo.

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Y volviendo donde empezamos… La correa de Chichi colgaba de su cuello mientras corría hacia la pelota de tenis que Yani había lanzado… Se agachó y la recogió con los dientes… Yani fue lo suficientemente amable como para dejarla usar zapatillas cuando la sacaba a hacer ejercicio… Y le ponía protector solar.

No era una mala vida la que llevaba con su Amo… Yani la había hecho operarse para que tuviera un par de tetas más grandes aún de las que tenía… Y recientemente le había comprado un anillo de clítoris que lucia de grande que era… A pesar del hecho de que Chichi se había convertido en nada más que, literalmente, una perra, era muy mimada… Ella no tenía que hacer ningún tipo de trabajo doméstico.

Solo tenía que ser jodida cuando a su Amo le apetecía y soportar cualquier capricho pervertido que entrara en la cabeza de Yani, y las golpizas ocasionales cuando inicialmente era reacia a cumplir con algún acto nuevo y depravado en su muy pervertido repertorio.

Chichi miró hacia arriba y, en la distancia, pudo ver a Yani hablando con… La cara le parecía familiar… Chichi entrecerró los ojos y luego se puso blanca… El hombre que la había esclavizado estaba hablando con Yani, y él había traído a Chucha, que estaba obedientemente detrás de él con una correa atada a su cuello.

Yani miró a Chichi y le indicó que se acercara… Chichi, obediente, corrió y se puso en cuclillas sobre sus caderas gordas cuando Yani le quitó el terrible bozal que le impedía pronunciar cualquier palabra que fuera más larga que un chirrido muy breve.

– «Saluda al Sr. Jack, Chichi», le dijo su Amo.

Chichi se puso bien doblada sobre sus dos patas traseras, separando mucho sus gruesos muslos para que su coño afeitado estuviera claramente en exhibición… Levantó los antebrazos como un perro que mendigaba, con ambas manos colgando sin fuerzas… Ella sonrió, jadeando como un perro con su lengua saliendo de su boca… Y Chichi comenzó a cantar:

– «Soy una cerdita… Aquí están mis tetas y aquí está mi coño para lo que guste utilizar y mandar.»

Mientras cantaba esas palabras, Chichi tomó sus tetas para enfatizarlas, haciendo una pequeña mueca, ya que acababa de recibir un nuevo tatuaje en su pecho hace unos días y todavía estaba dolorida… Recordaba la imagen de Petunia, de la serie Porky de la tele.

Su nuevo nombre de esclava, «Chichi», había sido tatuado en su espalda con letras góticas grandes y negras poco después de una de las sesiones de entrenamiento con Yani y Jack… Después de agarrar sus tetas y sostenerlas para su audiencia, abrió los labios gruesos de su coño con una mano y metió los dedos de su otra mano en su interior, mientras seguía cantando:

-«Cuando mi Amo me pone a cuatro patas, siempre le digo: ¡Jódeme el culo como si fuera un coño!»

Yani se rio de las canciones y le dio una palmadita en la cabeza… Inclinándose ligeramente, buscó dentro de la bolsa que había dejado caer en el suelo y sacó un enorme consolador con correa.

– «Bueno, cerda, después de saludar correctamente, puedes jugar con la perra del Sr. Jack… Qué sea una entrega total, eh?… No quiero luego tener que darte una zurra, por holgazana.»

Chichi asintió con la cabeza, sonrió y se arrastró a cuatro patas hacia Jack, separando sus piernas y dejando que su Amo le insertara en el culo y coño dos partes del triple consolador y se lo atase fuerte mientras ella metía la nariz debajo de la falda de Chucha y le lamia provisionalmente el culo… Chichi podía sentir temblar ligeramente de miedo a la chica al verle el enorme consolador que tenía colgando y que pronto se los metería hasta el fondo, tanto por el culo como por el coño, sin compasión alguna.

Esta iba a ser una tarde divertida en la que harían disfrutar a sus Amos viendo las escenas de sexo que iban a volver a repetir una vez más ante ellos.

F I N

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