Yo recostada en el sofá y el en su escritorio escribiendo, mi mente explota con las cosas que imagino y es que solo quiero sentirla

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Ella estaba tumbada en su sofá, semi recostada, viendo la tv, pero sin ver nada, realmente estaba pensando, o soñando. ¿Y en que pensaría? Nunca lo sabremos, son los sueños en los que las personas que son felices, solo pueden mostrar que se sienten así, por el gestos de su cara, por esas miradas perdidas, pero con caras sonrientes, esas caras que solemos poner cuando estamos disfrutando de un sueño, y ella estaba en ese momento.

Apenas había ruido en la casa, ya que él, estaba en su escritorio, escribiendo lo que aquí estas leyendo, y donde él hizo todo para que su amada, pudiera tener uno de los mayores despertares placenteros que solo una mujer puede sentir, al oler y meterse en su sueño, ese aroma inconfundible, mezclado con otros aromas.

Mientras él estaba escribiendo como hacer para que ella, su bella dama, y el amor de su vida, tras tantos momentos que estuvieron juntos, quería darle como solo sabia, escribiéndoselo, las gracias por estar a su lado, y no haberse ido con otros, que pudieran haberle ofrecido mas, pero menos, haberle ofrecido unas noches de pasiones, pero unos días de locura mental, o mejor dicho, quiso describirle todo lo que sentía con ella, y que ella le transmitía, y se levantó de su sillón de despacho, y viendo que no sabría como ella reaccionaría, se fue sigilosamente hacia la cocina, en donde con cuidado, cerraría la puerta. Pero antes pasó por donde ella se encontraba, y le puso una ligera manta, para que ella, estuviera mas cómoda, y no pasara un poco de frío, ya que la brisa que entraba por el balcón, le estaba poniendo un poco los vellos de punta, y cariñosamente, la dejó arropada, dándole un lento y suave beso en la mejilla que ella no tenía apoyada en el cabecero del sofá.

Ella le decía que no podía dormir siestas, porque luego por la noche no tenia sueño, y eso era cambiar su horario de sueño, y así no podría rendir correctamente el resto de días de la semana, en el trabajo, pero la noche anterior, él le había demostrado que si podría tener el récord mundial de orgasmos en una mujer, y se lo hizo, porque lo que ya no fue la docena o las dos docenas, la cuenta la perdieron cuando a poco de estar media noche, ella ya tenia agujetas en sus partes intimas, y con los masajes que le daba él con sus manos, lengua, y cuerpo, más las ganas que le entraban a ella de seguir recibiendo placer de su amado, de su chico, de su hombre, de su Amo, de su sueño hecho realidad, un hombre que la pudiera llenar tanto sentimentalmente, como físicamente, como mentalmente como sexualmente. Y como tuvieron una noche que realmente, cuando amanecía, era cuando empezaba él ha estar ya mas que excitado y con ganas de darle el mejor fin de semana de la historia de ella, pues la dejo que descansara un ratito, tampoco la iba a dejar que durmiera mucho, porque lo que él quería es que ella tuviera sus fines de semana en los cuales, deseara volver a verle, para estar juntos y poder hacer miles de cosas, pero eso, ahora no es la cuestión, ahora él le quería despertar con los sentidos, con los sentidos de su cuerpo, de la naturaleza, y con el mas maravilloso sueño que alguien puede tener en su vida. Con la fruta que a ella le gustaba de siempre.

Él se encerró silenciosamente en la cocina, intento apenas hacer ruido, ya que solo quería que ella pudiera oler lo que le iba a preparar su amado, su hombre, su chico.

Preparo por un lado, varias frutas, de las cuales la parte principal era la Mandarina, varias troceadas, perladas cuidadosamente, y las cubrió con un bol de cristal, para que no pudiera salir ni una gota de el olor que desprende esta maravillosa fruta.

También preparo como no, la fresa, roja, dulce, ácida, y maravillosa de toda escena de placer y sentidos. Preparo como no, el plátano, si, el canario, ese plátano que nos deleitan en todas las recepciones de los hoteles de las islas afortunadas.

Y por ultimo, hizo un maravilloso café, para que ella pudiera tomarse ese que él solo sabia hacer, y que la relajaba, o despertaba como una moto a punto de salir de viaje. Un café de tres aromas, caliente, y dulce a la vez.

Todo esto lo preparo con amor, con cariño y sobre todo, con la paciencia que se debe de hacer, y sin apenas hacer ruido, difícil, cuando un hombre me mete en una cocina, y no esta acostumbrado a estos por menores.

Todo lo tapo con Cristal, para que en ningún momento saliera ningún olor,

puso todo en una bandeja, y en un carro pequeño que tenían de esos que se compran en el mercado de abastos y son baratos, para poder llevar las meriendas, al jardín, y que en este momento, serviría de sujeción para los sabores u olores que ella iba a tener.

Eran casi las 4 y media de la tarde, cuando ella ya lleva una buena siesta, y entonces fue cuando él, antes de entrar en el salón donde estaba el sofá donde su amada se encontraba en el placer de su sueño, es cuando él se desnudo completamente para hacer el honor de despertarla.

Lo primero que destapo fue la cafetera, para que aun muy caliente, empezara a desprender ese aroma, que cubría todo el salón, y en el que ella ya empezaría a meter en su sueño, ese maravilloso olor, para saber que debería de empezar a dejar su sueño, y volver a la realidad, a esa realidad que realmente era la continuación de la noche que habían pasado amándose y queriéndose.

Cuando ella recibió el primer olor en su sueño, sabia que era ese maravilloso café, caliente que su amado le hacia cuando ella estaba con él, y ya cambio el gesto de su cara, e incluso levanto un párpado, para comprobar que no era un sueño, sino que él estaba a su lado, pero él estaba de rodillas, pegado al sofá, donde ella descansaba, y donde estaba teniendo ese maravilloso sueño. Mientras él cogía de un cuenco, y retirando el cristal que lo cubría, varios gajos de la fruta, y levantando la manta por donde estaban los pies de ella, le dijo que siguiera durmiendo, que todavía tenia que seguir sintiendo su sueño. Pero él lo que deseaba era elevar a un alto grado de excitación, que supiera que el mayor disfrute de todo el fin de semana, no era la noche de pasión, sino todo el momento que estuvieran juntos, para que ella volviera a querer recibir sensaciones, estímulos que solo él sabia darle.

Por tanto, él, con un gajo de la mandarina, empezó a subir lentamente por una de sus piernas, hasta llegar a sus muslos, en donde iba dejando cada gajo, en fila india, entre las dos piernas de ella, que estaban cerradas. Así hizo con cada gajo, para ponerlos en una fila india, en donde se juntan los muslos de ella, hasta llegar, claramente a su culotte, pero sin llegar a tocarlo. Y ella tapada con la manta.

Cuando ella empezó a despertarse, por la excitación que estaba teniendo de todo lo que él le estaba haciendo, él le dio un beso en sus labios, en lo cual hizo que ella tuviera, a través de la lengua de él, un gajo de mandarina dentro de su boca, y cuando se separaron de dicho beso, le dijo que no lo mordiera, hasta que se lo ordenara, por lo que ella, muy sumisa en dicho acto, solo dejo dicho gajo en su boca, y al verle a él desnudo completamente y con su herramienta ya en acto de servicio, fue cuando sonrío, sabia que esa merienda iba a ser especial.

Su hombre, tenia en dicho carro, dos cuencos, uno lleno de café, y que se iba enfriando, y otro de jugo de mandarina, por lo que cuando ella se dio cuenta, solo pudo seguir con su mirada, lo que hacia él, para empezar el llamado «acto provocador de la mandarina», pero ella se fijaba mas en le herramienta de él, que seguía estando en plan de guerra, después de la noche que le había ella dado guerra, que la hubiera dejado para el arrastre, pero parece ser que se había recuperado para otro nuevo asalto.

Él de repente puso su pene gordo y todo erecto, dentro del cuenco de café, por lo que sintió un calor, no muy fuerte, y la metió la mitad, dentro de dicho cuenco, para que se embadurnara de dicho liquido, y así, tener sabor a esos tres aromáticos cafés. Cuando ya creyó que estaba lo suficientemente mojada, la saco, y dejo que algunas gotas, escurrieran, para llevársela a ella a su boca, y que se la tragara, pero ella tenia el gajo de mandarina dentro de su boca, por lo que le hizo una señal, y ella cerrando los ojos, se introdujo solo la cabeza de dicha herramienta sexual, en tu boca, y entonces el noto el gajo de ella, y fue cuando le dijo que se la chupara, sin romper el gajo dentro de su boca, a lo que ella siguió las ordenes que su Amo le estaba dando en ese momento. Se la limpio completamente y ahora ella tenia sabor en su boca a café de tres aromas, y a la polla de él, y faltaba el gajo de la mandarina, pero no podía saber el resultado de esos tres sabores, por lo que le pidió si podía morder el gajo, a lo que él le dijo que no. Todavía no era el momento oportuno de hacerlo.

Su hombre una vez que estaba su herramienta limpia, volvió a ponerla en el cuenco de café, y volvió a meterla hasta la mitad, pero ahora, cuando la escurría, la dejo caer encima del cuenca de mandarina, por lo que su pene estaba con dos sabores, bueno, realmente estaba con 3, porque ella le había dejado también el sabor de su boca, y con eso, volvió a repetir la maniobra, una vez, que su herramienta estaba embadurnada del café y la mandarina, volvió a que ella se la tragara o limpiara, o mejor dicho, le hiciera una buena mamada, sin mover sus manos, solo con su boca y mandíbula, para saborear el exquisito placer de tenerla de nuevo, dura para ella.

Ella entonces quiso levantarse, pero él le ordeno que no podía moverse, y que si lo hacia, tendría que realizar un castigo tan duro, que le odiaría siempre, por tan grave error que cometería. Por tanto, se quedo en la posición en la que se había despertado, pero en su cuerpo ya había indicios de querer seguir jugando con su hombre, y estaba más que lubricada.

Él sabiendo que ella ya de por si, es muy caliente, y enseguida se lubrica, se separo de ella, se puso de rodillas y le quito la manta, por lo que aparecieron los gajos en fila, y con ello, de repente ella vio, mientras saboreaba lo que tenia dentro de su boca, la mezcla de sabores, como su hombre empezaba a meterse son su lengua y labios, cada gajo de la mandarina, que estaban en fila, entre los muslos de ella, y mirándola a los ojos. Ella ya tenia su parte interna de su cuevecita que echaba humo, de lo caliente que la estaba poniendo, y cuando él llego a la ultima, la miro, le hizo el gesto con su dedo de que mantuviera silencio, y con sus dos manos, le abrió los muslos de ella.

Le miro a los ojos, y vio esa sonrisa de diablillo que él siempre le ponía, y fue cuando sin esperarse, él puso su boca llena de gajos de mandarina, pegada a la entrada de su cuevecita, por encima de la prenda intima, y sin poder sentir nada mas que placer, noto como esa prenda, se humedecía mas, con la explosión de todos los gajos de dicha fruta, y saliendo todo el jugo, por los labios de él, mientras le hacia un sabroso y mojado masaje con dichos gajos, por encima de la tela de su culotte, y con la mezcla que ella ya estaba desprendiendo de su parte interior, ella tuvo un maravilloso orgasmo, pero él no la dejo que acabara, ya que empezó a tragarse los gajos, apenas sin masticar, y absorbió toda la mezcla de la corrida de ella, del jugo de la mandarina y el sabor del cuerpo de ella.

Cuando él pudo hablar, le dijo si había masticado su gajo de la boca, a lo que ella solo con un giro de cabeza, le negó que lo hubiera hecho, por lo que entonces, él apartándole un poco de lado del tejido, le metió la lengua, que tenia ese rico sabor a mandarina, y pudo saborear el liquido blanquecino que salia de ella, por lo que volvió a excitarla, ya que solo sentir la lengua de su hombre en su parte mas intima, hizo, que sin querer, volviera a tener otro orgasmo encadenado, por lo que en cuanto volvió a vibrar su vagina, él le ordeno que ya podía masticar su gajo, y que sin ahogarse, se lo tragara.

Por fin ella, tuvo su primer orgasmo con sabor a mandarina.

Una vez que ella ya pudo descansar, ya que él se retiro de ella y la abrazo, la dijo que se sentara encima de él, pero que esta vez, iba a experimentar otra sensación, como una fresa, estaría en la entrada de su culito, y no se podía caer, ni desaparecer dentro de ella, solo lo tenia que mantener en la entrada, mientras ella lo cabalgaba, para así sentir el poder de excitar a su hombre, sin poder dejar que caiga la fresa, pero él no iba a dejarla que sufriera, por lo que antes de que ella se metiera la herramienta de él, cogió varios gajos de mandarinas, y dos se los metió en la boca, y varios los dejo en sus manos.

Ella se había quitado ya su culotte, que ya había tenido el bautizo frutal, y cuando empezó a meterse la herramienta de su hombre, lo hizo lentamente, como sabe que a él le gusta, y cuando llego hasta el fondo, se inclino hacia atrás, sujetándose de las rodillas de él, para que esa fresa no se saliera ni se cayera de su ano, y empezó a cabalgar lentamente, y cuando ella estuvo a punto de correrse de nuevo, por la posición, fue cuando él le metió dentro de su vagina, un gajo de mandarina, y ella no aguanto mas, y se vino encima de él. Sentir su polla metida, y un gajo, eso nunca lo había experimentado, ni él tampoco, y cuando su vagina de nuevo se tenso, fue cuando exploto dicho gajo dentro de ella, y esa sensación la hizo tener a ella otro orgasmo seguido.

Lo beso, lo mordió, lo abrazo, y su respiración no podía ir a más, necesitaba que él estallara dentro de ella, pero eso no lo sabremos hasta que no continuemos con dicho relato. Ahora ella está reventada, y tenemos que dejarla recuperarse.

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