El joven y su vecino caliente se perdieron el partido

Valorar

Hacia un tiempo que los domingos íbamos con mi padre a ver los partidos de futbol a lo de nuestro buen vecino el doctor Lalo.

Era un tipo agradable, de buen hablar, muy elegante dentro de su forma popular de hablar. Era distinguido.

Su familia nunca estaba generalmente cuando nosotros aparecíamos por allí. Se veía que se iban temprano a alguna parte. La mujer del doctor era una bella señora y tenía dos hijas muy lindas.

Aquel domingo, estaba preparándome para ir a ver los partidos, en general, nos instalábamos desde las tres de la tarde y hasta el anochecer no volvíamos.

__¡Lucas!__ llamó mi padre

__¡Sí papá!

__¡No podré ir contigo a lo del vecino!

__¿Qué pasó?

__¡Tu madre!¡Que quiere ir no se donde y yo me había olvidado!

__¡Está bien!

__Lo que quería decirte es que vayas tu. A Lalo no le molestará

__¿Tu crees?

__¡Por supuesto que no, estará encantado!__ así que cuando llegó la hora, me fui a lo del vecino.

Toqué un par de timbrazos.

__¡Hola Lucas, pasa, pasa!

__¡Vine solo!

__¡Veo, veo!__ cerró la puerta tras de mi.

__¿Y qué pasó?

__No se que tenía que hacer mi padre…

__¡Bueno el se lo pierde!! __ dijo así y se perdió tras unas puertas enormes. El Smart gigante estaba justo frente a mi. El partido comenzaría de un momento a otro. Seguramente veríamos todos los que daban. Lalo, el doctor era fanático del fútbol.

El hombre regresó con una bandeja con papas fritas y unas cervezas.

__¿Puedes beber, no?__ preguntó Lalo

__¡Claro Lalo!

__¡Como cuando está tu padre no lo haces!

__¡Bueno cuando está mi padre no hago muchas cosas!__ nos reímos los dos.

El se sentó cerca de mi en el enorme sofá que había en aquel living rodeado de vidrios y donde el sol entraba a pleno, dando un confort muy apetecible.

El doctor Lalo, en un momento, hizo lo que yo esperaba que hiciera. Iban tal vez quince minutos del partido y metió las manos, ambas, en su jogging azul oscuro. Observé, ya lo había hecho siempre, nada más que nunca habíamos estado solos. Yo lo miraba, quizá, mas que al partido.

Era como se masajeaba la poronga, que yo imaginaba, por supuesto. Empecé a sentir un cosquilleo. Tal vez, pensé, no lo hacía de forma descuidada, sino con toda intención. En ese momento gritó por una jugada y saco sus manos. Miré enseguida hacia donde estaba el Smart, haciéndome el tonto. Sentía calor. Era por la calentura que me estaba subiendo a la cabeza.

Al rato volvió a su costumbre. Tragaba saliva y no podía dejar de mirar, hasta que no aguanté mas.

__¿Te sucede algo Lalo?

__¿Qué dices?

__¡No, porque veo que tus manos se pierden allí!!

__¡Ah, sí, bueno!!__ balbuceaba pero no las sacaba de allí. Sonrió.

__¡No es que me incumba!__ el siguió sonriendo y mi cara estaba roja como tomate.

__¿Quieres ver si me sucede algo?__ volvió a sonreír

__¿Cómo?

__¡Claro ven, pon tu mano !__ se acercó como un resorte veloz y presto, casi pegado a mi. Sentía su aliento y su respiración en mis orejas.

__¡Anda, dame tu manito!!__ dijo bien en mi oído calenturiento. Tomo mi mano y la llevó allí. Su enorme paquete estaba hirviendo.

__¡Puedes apretar si quieres!!¡Ahh bien así!¡Eso es lo que tengo para ti!!¿Lo quieres?__ hice un gesto de que sí con la cabeza. El se movió mientras acariciaba con mi mano su pedazo que iba endureciéndose cada vez más. El empezó a gemir, primero despacio, y luego cada vez mas agitado.

__¡Ohhh es enorme!!

__¡Es porque le gustas!

__¡Se siente tan bien!!__ dije muy caliente. El partido se escuchaba muy al fondo. Había pasado a ser lejano como en un sueño. La tela del calzoncillo impedía que tocara la piel de aquel gusano que iba creciendo y creciendo.

__¡Oh Lucas, siempre me pareció que te gustaban las vergas!

__¡No sabes cuanto!__ dije apretando un poco más

__¿Quieres verla mejor?

__¡Por supuesto!__ exclamé. El doctor se movió. Corrió el pantalón. La cabeza del tronco se le escapaba del calzoncillo. Yo dejando un poco aquel garrote ayudé a bajarlo. Saltó la poronga endurecida. Caliente. La volví a tomar con la mano y el hombre gimió y dio una especie de gruñido. Lo masajee a mi gusto de un lado a otro, suave, más rápido, apretando, largando. Acaricié con mis dedos suaves las bolas del doctor que estaban llenas y cargadas. El morcillón saltaba de un lado a otro.

__¡Mételo en tu boca!!__ me fui agachando. Abrí mi boca y tragué el pedazo. Lo besaba, lo llene de saliva. Con mi lengua lo acariciaba y el doctor lanzaba desgarradores lamentos, mientras se retorcía tomando mi cabeza y empujando hacia abajo.

__¡Que boca rica que tienes Lucas!__ la saliva bañaba la espada. Mis manos lo masajeaban. Sin dejar que mis dedos olvidarán las bolas muy lindas que tenía aquel semental. Sus músculos se tensaban. Mi boca tragaba.

__¡Espera un poco, tienes mucho hambre, ven, ven, saquémonos la ropa!__ nos quitamos ambos las remeras, yo quité mi pantalón, no usaba calzoncillos. Mi verga saltó también hacia arriba, totalmente erecta. El doctor me acarició. Acarició mi pija unos momentos. Beso mis tetillas. Las chupó y yo creí enloquecer. Abrió mis nalgas hundiendo un dedo en mi culito que estaba regalado, sacando fuego.

__¿Quieres que te penetré?

__¡Oh claro!

__¿Ya?

__¡Cuando quieras!

__¡Sabes que me estas gustando mucho!__ su lengua se perdió en mi boca. La abrí de par en par para recibir aquella lengua. Así estuvimos un rato. Me acariciaba con su lengua experta los labios y me volvía loco. Mi culito se hacía agua esperando que me diera una buena cogida.

Lalo, el doctor, me siguió masajeando la pija y los huevos. Mordiendo mis pezones duros. Yo gemía, y acariciaba suavemente su tronco alzado y rocosa. Brillante por las gotitas que se asomaban en su ojo agrandado.

__¡Oh cariño eres un bribón, muy fogoso!!

__¡Quiero que me atravieses con tu perno!!

__¿De verdad?¿Lo quieres bebe lindo?__ decía con una dulzura y un tono de caramelo

__¡Sí quiero tenerte dentro!!__ dije cada vez mas emputecido.

__¿Quieres sentarte en mi garrote?

__¡Lo que quieras papi!__ me puse a horcajadas en sus piernas. Abrazando su cuello y besando otra vez sus labios. Los mordía. Mientras el apretaba mis nalgas jóvenes y ardientes. Las abría, me daba unas palmadas y hurgaba en mi anillo que explotaba de gusto. De calentura. De lujuria.

El doctor mojo sus dedos y me los pasó una y otra vez en mi agujero explosivo. Masajeó incansable, yo daba alaridos, mi carne ya no soportaba. Apuntó con la cabezota, la apoyó, yo fui bajando, despacio, la cabeza entró sin remedio, exploté en un sollozo de placer. La poronga fue entrando de a poco. Abriendo por completo aquel esfínter ya usado.

__¡Ohh, ohhhh Lucas que lindo…ahhh, que lindo culito que tienes!!!

__¡Es tuyo, tu poronga me encanta allí donde esta!!¡Ay, ay, ay, que gussstoooo!!!

__¡En verdad que lo gozas, eh!!!

__¡Cógeme, sigue, ahh, ahh, ahhh!!__ gemía yo totalmente descontrolado y cabalgando a aquel macho que me hacía estremecer. Lalo, el doctor pellizcaba mis pezones. Les pasaba los dedos sutilmente, luego los chupaba y llegaba a morderlos, mi pija estaba a punto de reventar.

__¡Despacio, ve despacio!!!

__¡Aguanta, aguanta!!__ pedía yo en aquella enloquecida subida y bajada que hacía sobre el tronco maravilloso de aquel macho que me hacía sentir pleno placer.

__¡No podré aguantar mucho!!__ repetía el y yo le llenaba la boca con mi lengua desatada y fuera de control.

Subía y bajaba sintiendo en mi ojete tal conmoción, tal placer, que no pude resistir y me vacié sobre su panza en forma, y bien cuidada.

__¡Ahhh pequeña dulzura, eres una belleza, tan zorrita, me has llenado de leche!¡Encantador, ahhh!!¡Ahora tu macho te llenara el ojete precioso que tienes!!

__¡Ay papi, larga, larga tu semen en mi, anda, hazlo, bien profundo, lléname de tu leche!!!

__¡Eres mi putita!

__¡Soy tuya, lo que tu digas!!!¡¡Ohhh, ahhh!!¡¡Sí, si!!__ Lalo, el doctor, se prendió a mis lindas nalgas, aferrado, casi desfalleciente, me fue largando chorros interminables de su leche. Sus manos me estrujaban. Parecía que nunca terminaría de largar sus líquidos, luego se aflojo, buscando mi boca me fue besando. Sentía como me chorreaban sus jugos. Su poronga enterrada en mi no se dormía, la sentía latir, aún bombeaba y expulsaba hilos de semen.

Nos comíamos la boca. Sin respiro. La baba nos chorreaba. El doctor fue sacando su chorreante espada de mi interior, la vía caer a un costado, semi dormida, pero aún inflada, gorda, un molusco sabroso.

__¡Que lindo puton que eres!!

__¡Ahhh me has hecho gozar!!

__¡Hacía tanto que no estaba con un chico!!

__¿De veras? ¡Creí que eras un cazador!!

__¡No puedo! A veces como hoy me dejo llevar, no aguanto…

__¡Eres un macho sabroso!!__ el sonrió y volvió a meter su lengua en mi boca.

__¡Ven conmigo!__ dijo y se levantó de aquel sitio, por primera vez vi su lindo culo que iba adelante del mío. Su chota se bamboleaba de un lado a otro. Sin estar del todo desinflada. Sus bolas bailaban también de un lado a otro, nos metimos en un baño enorme.

__¡Ponte aquí, ven, apúrate!!__ el lugar indicado era el borde de una bañera blanca y grande. Me senté allí, el tomo su poronga semi dormida y apuntando hacia mi empezó a orinar abundantemente sobre mi cara, mis pecho, mi panza, sobre mi pija que automáticamente comenzó a elevarse muy caliente y enervada, dura, muy dura.

__¡Ahhh, no sabes como adoro esto, y a ti también te gusta por lo que se nota, ahhh!!!__ dijo cuando el chorro se iba agotando sobre mi piel.

__¡Ahh doctor eres un puerco!!

__¡Pero un puerco que te gusta lo que hace!!__ volvió a buscar mi boca y chupar mi lengua. Chupo mis pezones que estaba tan duros como mi verga. Lamió su propia meada, iba secándome con la lengua.

Mi pija se perdió en su boca. La beso. La mamo. Arrancando gemidos salvajes de mi garganta. La lengua recorría mi ardiente miembro. Me lo meneaba con sus dedos y de paso acariciaba mis bolas. Así estuvo un rato, hasta que yo me sacudí, pegué un fuerte gruñido y largué mis jugos en su boca. Lalo tragó todo mi néctar. El doctor no dejo nada. Limpió mi verga.

__¡Oh que rico sabe tu semen!!__ diciendo así se trepo a mi lado y buscando mi boca intercambiamos los sabores todos mezclados. Su mástil se empezaba a tensar nuevamente, cabeceaba lento por levantarse.

__¡Vamos a la ducha!__ invitó y abrió el grifo. El agua comenzó a caer sobre nuestros calientes cuerpos. Con el jabón me limpió por todas partes, yo hice lo mismo, deteniéndome en su palo que se engordaba paulatinamente.

Ya casi parado, le seguía masajeando el garrote, en tanto el doctor buscaba mis labios y me besaba y pasaba la lengua por allí.

En un momento dado me giro otra vez, me dio vuelta y quede con mi culo restregando su poronga. El hundió unos dedos en mi culito. Me abrió las nalgas y con sus dedos me cogía dulcemente.

Mordía a mis hombros. Chupaba mi cuello. Hizo que apoyara una pierna en el borde de la bañera y quede con mi culito a su disposición. Su garrote busco la entrada. Nuevamente entró en mi y me penetró. La barra de carne dura volvió a hundirse por completo en mi dilatado agujerito. Mi verga se tensó otra vez, poniéndose dura al instante. Lalo, el doctor, la tomo con una mano y empezó a pajearme.

__¡Que culito precioso tienes putita!!

__¡Oh me haces gozar tanto!!

__¿Te gusta?

__¡Oh si no dejes de cogerme, dame tu poronga, ahh, me encanta sentirla en mi culito!!!__ decía mientras el garrote iba y venía dentro de mi canal sediento de pija y leche. Los huevos del macho me golpeaban en mis nalgas, el doctor, me sometía a su gusto y me daba garrote y garrote, mientras los gemidos inundaban el baño. Mi leche empezó a salpicar el piso, en tanto el agua se la llevaba por los desagües.

__¡Ahhh, ahhh, me vas a sacar la leche otra vez!!!

__¡Tu ya lo has hecho doctor y me encanta, ahhh, dame tu lechita, dame, Uhhh, ahhh!!!__ gritaba yo, mientras el hombre clavaba sus dedos en mis caderas, sometiéndome, taladrando sin reparos, mi anillo completo y lleno y volcánico y húmedo y abierto y caliente. Jadeando el doctor comenzó a vaciarse en mi interior. Los escupitajos cargaron el agujero, espeso, abundante, el hombre gemía casi desgarradoramente. Mordía mi nuca y mi cuello con afán y desesperación.

Una vez que se hubo descargado, me acariciaba las tetillas hinchadas con suavidad. Dulcemente. Me besaba el cuello, pasaba la lengua por todo el largo y ancho de la piel, aún largaba saliva. La leche comenzaba a resbalar por mis nalgas y por mis piernas y caían en torrente sobre el piso. La poronga latía en mi culito y parecía que no se quería retirar de ahí.

Estuvimos pegados así por un rato. Lentamente nos movimos. La poronga se retiro de mi ojete. Salió chorreando flujos. Volvimos a ducharnos y esta vez volvimos al living donde el partido ya había terminado. En unos minutos empezaría otro.

El doctor desnudo como estaba fue a buscar otras cervezas.

__¿Quieres comer algo?

__¡La verdad que si, me ha abierto el apetito esta gimnasia!!__ nos reímos y yo también quede desnudo tirado en el sofá. Lalo el doctor trajo unos sándwiches y nos pusimos a comer despacio mientras empezaba el otro partido.

Yo de vez en cuando le miraba la bamboleante poronga y me daba gusto verlo.

Pasado un rato, tal vez veinte minutos del partido, observé de reojo que el doctor, se tocaba el paquete, bastante inflado.

__¿Qué pasa?¿Te gusta lo que tengo?__ dijo el sonriente.

__¡Me encanta!!__ contesté yo muy emputecido y con voz suave. El hombre se levanto con la poronga semi dura y se acercó adonde estaba yo. El garrote quedó casi en mi cara.

__¡¡Tómalo con tu boca!!__ me prendí al sabroso bocado. Mi boca trago el sable. El doctor comenzó a gemir y a suspirar totalmente caliente. Mi lengua jugaba con el juguete de carne. Lo chupaba golosamente y afiebrado. Con las manos sopesaba las bolas gordas y llenas otra vez. Este hombre era un semental, quería sexo a cada rato. Su espada se fue poniendo dura en mi boca y eso me encantaba, es una sensación inigualable. La de tener el garrote de un macho en la boca y que éste se ponga como fierro dentro tuyo. Estrujaba sus pelotas y el sacudía su cabeza, acariciando sus pezones y mis cabellos largos y sedosos.

__¡Oh mamón como te gusta la verga, eres un chico precioso!!!__ la saliva caía por la barra de carne, mi boca le rendía pleitesía, adorando esa mecha gorda, venosa, fuerte.

__¡Ahhh, ahhh, así, bebe, come la verga de tu macho, come!!!__ se iba calentando cada vez mas. La euforia se apoderaba del lugar. De pronto quitó el chupete de mi boca.

__¡Ahh eres un animal salvaje Lucas!!¡Ahora sigue aquí, anda, cómelo!!__ giro y puso su culo a mi disposición. Abrí las nalgas del maduro y posé mi lengua, sin perder tiempo en el agujero oscuro. El macho se movió y se quejó, sacando su culo contra mi cara. La saliva prontamente bañó el anillo. Lo puso baboso, fácil de penetrar. Pero eso no quería aquel hombre.

Se volvió a girar, subió mis piernas a sus hombros y clavó su espada en mi culito.

__¡Ohh papi eres una fiera!!!¡¡Cógeme!!

__¡Es lo que quiero!!¡¡Ahh, ahhh, que culito hermoso!!!__ me embistió unas cuantas veces hasta que empezó a largar sus jugos dentro de mi túnel abierto, sediento. Cayó sobre mi cuerpo, nos besamos, enredados hasta que llegó la noche. El partido no se vio. Pero a quien le importa.-

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *