La mucama del edificio quiere mi polla bien dura

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Hola mi nombre es Dianna y tengo 19 años. Mi historia comienza en la primera mañana de mis vacaciones de verano, hacía un calor agradable y los insectos hacían su anuncio de las primeras lloviznas de la temporada. Desperté alrededor de las 9:39 de la mañana un poco sudada y con las sabanas pegadas a mi cuerpo. Me quede un rato tumbada, con la mirada perdida en el abanico de techo que giraba y pensando que haría en todo este tiempo de verano.

Había pensado en ponerme a trabajar de nuevo, ya que en mi último trabajo las cosas no fueron bien y me despidieron, “quizás esta vez tenga más suerte en encontrar uno” pensé y sin dar más rodeos me levanté y me desnude para darme un baño.

El agua de la bañera salía fresca y con presión golpeando todo mi cuerpo, comencé enjabonando mi cabello largo y de color castaño, después tome el jabón y la esponja y comencé a enjabonarme todo mi cuerpo. Talle mis brazos después mi cuello, seguí con mi abdomen y después mis pompis. Puse un poco de jabón líquido en mis manos y empecé a masajear mis pechos a manera de limpiarlos. Al ser algo delgada tengo unos pechos pequeños, inmediatamente las pequeñas aureolas rosadas de mis pechos comenzaron a ponerse un poco duritas dejando a la vista el pequeño botón rosado de mis pezones.

Sin tomarlé tanta atención continúe limpiando mi cuerpo hasta llegar a mi conchita. Al introducir mis dedos en ella sentí que aún estaba tibia, se sentía suave y tierna ya que por alguna razón nunca me había crecido bello en esa parte de mí, de pronto comencé a sentir unos ligeros espasmos ya que había rosado unas cuantas veces mi clítoris con mis dedos.

La sensación me trajo algunos recuerdos que había experimentado anteriormente y que no me sentía a gusto recordándolos.

Seguí bajando hasta llegar a mis piernas que es la parte de mí que más me gusta. De tanto caminar se me han puesto algo firmes y me hacen ver bien cuando uso algún short y mini falda, a pesar de que no me gusta atraer la mirada de los caballeros, cuando luzco mis piernas estos no se resisten al verlas.

Después de disfrutar de mi baño matutino busque en mi armario la ropa que me pondría para salir de compras, como ya hacía calor lo mejor era salir con ropa fresca, así que me puse una blusa gris, una falda azul con rayas negras y unos zapatos deportivos. Como la blusa me quedaba algo floja le hice un pequeño nudo a nivel de mi abdomen y de esta forma me quedo más pegada al cuerpo, me mire al espejo antes de salir no sin antes tomarme una selfie.

Salí de mi departamento y escuche unas personas que discutían unos cuantos pisos abajo, cerré la puerta y baje las escaleras. Cada vez las voces se hacían más fuertes y cuando estaba a punto de llegar al lugar alguien azoto una puerta y la discusión termino.

Al llegar al segundo piso mire al encargado del edificio un poco cabizbajo, ni siquiera notó que me encontraba ahí hasta que lo salude, este dio un pequeño respingo y me saludo como si nada hubiera pasado.

E.- Hola Bárbara, ¿qué tal tu día?

D.- Bien, ya de vacaciones y pensando en que voy a hacer todo este tiempo.

E.- Ya veo… vas a irte con tus abuelos o te vas a quedar en la ciudad.

D.- Creo que me quedaré en la ciudad… no tengo muchas ganas de visitar la granja de mis abuelos… de nuevo… Buscare en un empleo para mantenerme ocupada todo este tiempo.

E.- ¿¡En serio Bárbara!? Mira que oportuno, me caes como un ángel del cielo aunque con solo verte ya pareces uno. Acabo de perder a la única dama que limpia los departamentos especiales en el edificio y me urge encontrar una. ¿Te gustaría trabajar para mí? Te lo agradecería mucho si me ayudas a salir de esta.

D.- Esteem… No lo sé… estaba pensando en buscar en otra parte… -de pronto me tomo de las manos.

E.- POR FAVOR BARBARITA, TE LO PIDO, YO SE QUE TU ERES MUY BUENA Y ME VAS AYUDAR, ADEMAS TE PAGARE MUY BIEN Y ES MAS, TE DARE UN 50% DE DESCUENTO EN EL PAGO DE LA RENTA POR UN AÑO

D.- mmm… por un año… que sean dos mejor.

E.- Excelente, que así sea preciosa. Mas tarde pasa a mi oficina para que firmes el contrato y te de la llave de los departamentos que vas a limpiar. Empiezas mañana a las 9:00 am.

“Bueno al menos ya encontré trabajo y aunque no me gusta mucho ese descuento por dos años en la renta no está nada mal” pensé.

Al cabo de dos horas estaba devuelta y sin que llegara a mi departamento a dejar lo que había comprado el encargado me detuvo en el 6 piso y me hizo bajar para firmar el contrato. Me explico cómo se maneja la limpieza en los departamentos especiales, como son los inquilinos, la paga y el uso de las llaves electrónicas.

El resto del día paso rápido y me fui a la cama temprano para levantarme a tiempo, mientras trataba de dormir me puse a pensar en que nunca había subido a esos pisos y sobre todo que nunca he visto a las personas que viven ahí. “De seguro son personas con mucho dinero, o quizás son espías o alguna celebridad” me reí de lo tontas de mis ideas y al cabo de unos minutos me quede dormida.

A la mañana siguiente me levante súper temprano, me prepare el desayuno, me bañe y me vestí para empezar mi nuevo trabajo. Como no era necesario llevar ropa especial y además trabajaría en el edificio me puse la misma ropa que use para salir el día anterior.

Salí de mi departamento y subí 4 pisos para limpiar la primera habitación. Los departamentos especiales son más grandes, casi como una casa. En este departamento parece que viven una pareja, todo está muy ordenado por lo que no me llevo más de media hora en dejarlo limpio.

Seguí subiendo y mi trabajo no era tan difícil, estaba encantada de trabajar en esto. Cuando llegue al último departamento, el panorama cambió por completo, la sala de estar era un desastre, vasos, botellas y latas vacíos por el suelo, el olor de la habitación era nauseabundo y parecía que habían estado consumiendo drogas porque encontré varias jeringas usadas. Me tomó una hora en dejar reluciente solo la sala de estar, no quería ver como estaban las demás habitaciones y el cuarto de baño.

Cuando entre a la primera habitación todo estaba oscuro, abrí la cortina para que entrara algo de luz. Había ropa tirada por todo el piso y la cama estaba desarreglada. Comencé levantando la ropa del suelo y colocándola en un cesto, de pronto agarre algo húmedo y resbaloso, cuando miré, mí mano estaba cubierta de algo blanco y pegajoso y de inmediato cayeron dos condones usados, rápido corrí al lavabo y me lavé las manos por 5 minutos.

Cuando regresé me puse unos guantes y tomé los condones, podía ver que uno de ellos contenía una gran cantidad de semen y el otro es el que se había derramado en mi mano, el olor de semen era asqueroso y me causo arcadas, no podía creer lo que me había pasado así que seguí limpiado la habitación y esta vez con más cuidado de encontrarme alguna sorpresita.

Termine exhausta y en cuanto llegue a mi departamento me tiré sobre el sofá y me quede dormida. No desperté hasta ya tarde, me sentía exhausta y con hambre así que decidí ir por algo de cena a la calle. Cuando llegue al segundo piso, había un hombre alto parado en la puerta del encargado, era una persona de color, de al menos dos metros, le calcule unos 45 años, hablaba en ingles al parecer y se veía algo molesto. Cuando pasé por su lado mi miro muy fijamente y sentí un escalofrió por todo mi cuerpo

Después de cenar algo regresé a mi departamento y el encargado del edificio me detuvo, me comentó que la persona de color de hace rato estaba muy molesto porque alguien había hurtado unos objetos de valor en su departamento y que sospechaba de mí,

E.- Bárbara si esos objetos no aparecen para mañana, va tomar asuntos legales contra tí, porque tú fuiste la única que entro esta mañana.

D.- ¿¡Contra mí!? Pero si yo solo limpie, no me lleve nada de esa habitación.

E.- Yo sé, yo sé… le explique que tú no eres ese tipo de personas, pero él esta aferrado a que tú fuiste, será mejor que hables con él.

Y sin decir más me cerró la puerta. Confundida por tal acusación subí inmediatamente a hablar con esta persona. Llamé a la puerta pero no me abrían. Después de tanto insistir regresé a mi casa furiosa y desesperada.

El resto de la noche fue muy pesada, me despertaba a cada rato, tenía pesadillas y no dejaba de pensar en lo que había pasado. Me dieron las 7 de la mañana y no me quedó de otra más que levantarme para limpiar los cuartos.

Cuando llegue al último, tenía miedo de entrar, no quería pensar en que podía encontrar. Me arme de valor y entre, el lugar estaba como lo había dejado ayer, la sala, los cuartos y el baño también estaban limpios. Sin tocar nada pensé que lo mejor sería dejar todo como estaba pero cuando estaba a punto de salir mire un sobre con mi nombre en una pequeña mesita.

“Srita. De limpieza, lamento no haberla podido atender anoche cuando casi derrumba mi puerta, estaba ocupado hablando con mi abogado acerca del hurto que se realizó en mi departamento, como presunta y principal sospechosa de lo sucedido la invito esta noche a platicar a mi departamento para llegar a un acuerdo para el pago de mis posesiones, de no asistir tomare su rechazo como inicio del proceso legal. P.D. Favor de venir presentable.

Leí varias veces la carta hasta que por fin pude reaccionar, “¿en serio cree que yo hurte sus posesiones?” Salí del departamento y me dirigí al mío. El resto del día me la pase pensando en que haría, si no asistía me demandaría y si me presentaba que le diría, lo que no cuadraba era ¿Por qué me había pedido que asistiera presentable? Como sea tenía que presentarme en su departamento en la noche y poner fin a todo esto.

Eran alrededor de las 19 horas cuando comencé a alistarme, no tenía mucho que elegir así que me puse una blusa tipo top de color blanco con arreglo de flores, una mini falda color negro pegada al cuerpo y unas zapatillas negras. Deje mi cabello suelto y me maquille un poco. Me mire en el espejo para verme de varios ángulos hasta que por fin me convencí de que me miraba bien. La mini hacia que apenas y resaltaran las pocas nalgas que tengo pero se compensaba con lo firme de mis piernas. Cuando el reloj marco las 8 salí de mi departamento sin hacer mucho ruido y me dirigí al último piso, donde vivía el individuo alto.

Al llegar toqué la puerta y esta vez se abrió rápido, pero no había nadie que me recibiera, sin que me invitaran pase, la casa estaba a oscuras hasta que sin presionar nada las luces de la sala de estar se encendieron. La tele se encendió sola y de pronto estaba viendo lo que parecía una grabación del tipo que me había citado al lugar.

Disculpa que no esté en este momento para recibirte, me encuentro ocupado con asuntos del trabajo, sin embargo sírvete algo y toma asiento, estaré en el departamento en 15 minutos, ya quiero llegar y verte para arreglar todo este asunto.

Sin más por hacer tome un vaso con agua y me senté en el sofá a esperar. El lugar seguía limpio y mire con más detenimiento todo el cuarto. –Tiene cosas muy caras, no me había dado cuenta –pensé mire unas cuantas revistas y decidí leer un poco en lo que esperaba, pero el gusto no me duro mucho ya que todas las revistas que había tenían mujeres desnudas o teniendo relaciones, algunas tenían en sus rostros algo blanco y de otras salía la misma sustancia de sus bocas.

En ese instante se abrió la puerta principal y de ella entraba el mismo sujeto de la vez pasada “como le hace para poder pasar por la puerta, se tendrá que agachar” me pregunte dentro de mí.

V.- Hola preciosa, ¿cómo estás? Me decía mientras me observaba desde un primer escalón. Ya veo que eres muy puntual, eso me gusta, me gusta, me gusta. ¿Quieres algo de tomar? O quizás ¿Cenar algo? ¿Qué te apetece?

B.- Le agradezco pero así estoy bien solo…

V.- Así que tú eres la pequeña ladrona que robo mis joyas, no creí que te fueras a presentar, es más, temía por que te fueras lejos de aquí con mis joyas…

B.- Disculpe pero yo no robe nada… me puse de pie para parecer un poco más decidida. Usted me está culpando por algo que yo no hice y que además no tiene ninguna prueba de ello.

V.- ahí si te equivocas preciosa, si tengo pruebas, mira.

Apunto con un control a la televisión y comenzó a rodar lo que parecía un video de seguridad, salía la hora en la que había llegado a limpiar su casa el día de ayer y en algunas escenas salía yo limpiando y levantando toda la basura.

V.- En esta parte se puede observar que en esa repisa están mis cadenas de oro y anillos, pero cuando pasas por enfrente de ellas, desaparecen. Entonces pequeña ladroncilla dime, ¿me vas a devolver las joyas o no?

No sabía que decir, era verdad, las joyas desaparecían al momento en que yo pasaba limpiando, pero en ningún momento yo las tome.

B.- No se… no sé qué paso… yo no las tomé, se lo juro… yo solo estaba limpiando…

V.- ¿¡Bueno entonces donde están!? Me gritó de tal forma que hizo que pegara un brinco del susto.

B.- Yo… no lo sé… Mis ojos comenzaron a humedecerse. Yo no sé qué pudo haber pasado…

V.- Ok, ok, ok no llores… bueno… deja me comunico con la policía para que tomen cartas en el asunto…

B.- Noo… por favor ya le dije que yo no fui… por favor…

V.- Ok, entonces devuélveme lo que me pertenece o págame.

B.- No tengo para pagar por eso, apenas tengo para pagar mis estudios y la renta…

V.- Ya veo… De pronto noté que se le dibujo una leve sonrisa en su rostro, saco una hoja y una pluma de uno de los cajones y empezó a escribir. Siéntate preciosa, vamos a ver qué puedo hacer por ti.

Cuando terminó de escribir me dio la hoja, al parecer era un tipo de contrato, el cual decía que por el tiempo que durara mi carrera yo aceptaba trabajar y hacer todo lo que se le ofreciera al Lic. Matías Smith como pago por el extravió o robo de dos cadenas de oro y un par de anillos del mismo material. Tendría que estar disponible las 24 horas para brindarle mis servicios y a cambio el pagaría mis estudios por el tiempo que dure dicho contrato. Me pedía la firma para aceptar, pero no estaba segura del todo.

B.- Yo no puedo aceptar esto, menos aun cuando yo no fui la persona que robo sus joyas, yo solo limpie su habitación.

M.- Bueno, entonces será mejor que busques un buen abogado para que te ayude a salir de esto preciosa.

Me empezó a encaminar a la puerta, mientras llegaba el tiempo me pareció que pasaba muy lento, empecé a pensar en cómo le haría para contratar un abogado y sobre todo donde sacaría dinero para mantener una batalla legal. Cuando estaba a punto de salir del departamento me di la vuelta y me dirigí hacia la mesa, tome el bolígrafo y firme el contrato.

M.- Vaya, vaya… así que decidiste ser mi esclava por tres años… es una sabia decisión preciosa, viendo que no tenías como pagar un abogado y mucho menos mis joyas.

Mientras me decía eso, sentía como me comía con su mirada, su rostro reflejaba victoria y al ver sus ojos me di cuenta que había caído en una trampa.

M.- Bueno… que tal si empiezas a trabajar de una vez preciosa. Por qué no te vas quitando esa ropita sexy que traes puesta y me dejas conocer todo lo que me puede ofrecer mi nueva adquisición.

No daba cabida a lo que me estaba pidiendo, me quede paralizada sin poder creer.

B.- Yo no puedo hacer eso que usted me pide… yo…

Sin previo aviso me tomó de mi brazo y me arrastro hasta su cuarto. – ¿Qué hace? Suélteme, me está lastimando –le grité. Cuando entramos me tiró sobre la cama y comenzó a quitarse la ropa. No le llevo más de un minuto en quedar completamente desnudo e inmediatamente se abalanzó sobre mí.

Empezó a besarme el cuello mientras con sus manos me inmovilizaba los brazos para no poder moverme. Sus besos eran rápidos, húmedos y me erizaban la piel. Soy muy sensible en esa parte de mi cuello por lo que pronto deje de moverme.

La intensidad de sus besos disminuía conforme yo dejaba de oponerme a él. En ese instante dejo de besarme.

M.- Desvístete, quiero verte desnuda…

B.- No… por favor… yo…

M.- Hazlo ahora o me veré forzado a quitártela a la fuerza.

Sin otra opción, me levante de la cama y comencé a desvestirme lentamente. Dándole la espalda empecé sacándome mi top, después me quite la falda quedando únicamente con mi tanguita puesta y mis tacones.

M.- Date una vuelta para mí, quiero ver como luces con ese tanguita.

Algo apenada me tapé los pechos con mis manos y me gire para que me viera por delante.

Al verme, Matías se acercó hacia mí sin quitarme la mirada, puso sus manos en mis caderas y de un tirón me saco la tanga. Mi coñito quedo expuesto ante él y no tardó mucho en introducir unos de sus dedos en mí.

M.- Que rico coñito se te siente Bárbara, es suave, tibio y tiene un color rosado muy rico, digno coño de una blanquita como tú. Ahora déjame ver tus tetas, quiero conocerlas.

Acto seguido me tomó de mis brazos y me los separó de mis pechos.

M.- Creí que serían más grandes, ¿qué talla eres? ¿32? De seguro usas copa B. Tienes pezones rosados, así que eso compensa el tamaño.

Matías se recostó en la cama y me pidió que lo acompañara.

M.- Ahora quiero que te recuestes encima de mi Bárbara y me beses.

Tarde un momento en hacer caso, pero no tenia de otra así que me saque los tacones y me recosté encima de él. Su piel es un poco áspera y de color oscura ya que al parecer es afroamericano, no es musculoso pero tiene una figura algo definida a pesar de su edad, mientras me dirigía a recostarme sobre su pecho pude notar su sexo, completamente depilado, dejando ver un pene flácido pero aun así de gran tamaño. Me dio un poco de pena mirarlo así que me recosté sobre él.

Me sentía muy apenada por la situación, solo quería que esto pasara, no me sentía a gusto estando así con alguien como él. De pronto comenzó a besarme y a recorrer mi cuerpo con sus manos.

M.- Que suave piel tienes, estas muy rica putita.

Dicho eso me dio una fuerte nalgada que me dolió. De pronto me tomo de las caderas y me coloco sobre su pecho, mi pelvis quedo a nivel de la suya y me ordeno que le besara el pecho.

B.- No quiero hacer esto… por favor… yo… no…

Sin avisar me volvió a dar otra fuerte nalgada que esta vez sí me hizo gritar del dolor.

M.- Haz lo que te ordeno estúpida perra o me voy a acabar las pocas nalgas que tienes de tantas nalgadas.

No me quedó de otra e hice lo que me pedía, su pecho era oscuro, con pezones medianos y muy marrones, tiene un poco de vello grueso en el abdomen por lo que cuando mi cuerpo rosaba con él, lo podía sentir.

De pronto Matías me tomo de las nalgas y las abrió, pude sentir que me colocaba algo tibio en medio de ellas.

B.- ¿Qué es lo que haces? –Intente mirar pero no me dejo ver.

M.- Continúa besándome y sabrás lo que es.

De mala manera seguí haciendo lo que me pidió y poco a poco empecé a sentir como eso que tenía en mis nalguitas iba creciendo rápidamente. Se sentía duro y más caliente que antes. Cuando estaba a punto de mirar de que se trataba. Matías de un movimiento me puso sobre su cama boca arriba y ahora él estaba encima de mí.

Señalando hacia debajo de él me dijo “eso es lo que tenías en medio de tu culito” Cuando mire, pude ver su flácido y negro pene ahora completamente erecto.

Nunca había visto un pene tan grande, ni siquiera el de mi vecino y los dos trabajadores se podía comparar al de Matías. Me entró un miedo profundo de solo verlo y saber que eso entraría en mí. Traté de escapar pero Matías me inmovilizo con su peso. Con una de sus manos levantó mi pierna izquierda y con su otra mano colocó la punta de su pene en mi conchita.

Podía sentir el calor que expedía ese enorme falo en mi conchita.

B.- No… por favor… no lo haga… señor… NOOO…

Lentamente Matías comenzó a empujarse y a meter su pene en mí. Podía sentir como desgarraba la entrada de mi vagina, ni siquiera estaba húmeda por lo que sentía horrible mientras me abría.

B.- Esperaa… aaaww… me dueelee… aahh… para…

Pero Matías seguía empujándose lentamente. Lo mire a la cara y podía ver su sonrisa de como disfrutaba viéndome así, suplicando y sufriendo por su verga.

Aprovechando un descuido de él me saque su verga de adentro y trata de huir, pero Matías me alcanzó agarrar de mi pierna derecha y me jaló hasta la orilla de la cama. – ¿A dónde crees que vas? Si apenas estoy empezando contigo preciosa. Matías se hinco en la orilla de la cama y abriéndome las piernas hundió su cara en mi coñito.

Pronto sentí como su lengua se movía por toda mi conchita, sentía la humedad que dejaba a su paso, el tamaño y lo áspera que era su lengua. Esta vez me quede quieta, cerré los ojos y sin querer me deje llevar. Matías pasaba su lengua por mis labios mayores y menores, de vez en cuando introducía la punta de su lengua en vagina y por ultimo succionaba fuertemente mi clítoris, lo que ocasionaba que me dieran unos espasmos ligeros. A medida que pasaba el tiempo sentía como mi vagina se mojaba, no sabía si era por la saliva de Matías o por mis juguitos.

M.- Que ricos juguitos produce tu coñito preciosa, saben deliciosos…

Matías aumentaba la intensidad cada vez más y ahora solo se concentraba en estimular mi clítoris con la punta de la lengua. Sentía como los espasmos me recorrían por todo el cuerpo, trataba de no gemir, no quería que supiera que me estaba gustando, me mordía el labio cuando sentía que se me iba a escapar un gemido y me agarraba fuerte de las sabanas.

M-¿Qué pasa vecina? ¿Acaso no te gusta lo que te hago? –me decía en tono de burla y estimulándome más fuerte.

Estaba que no podía más, de un momento a otra iba a explotar. Sentía súper duros mis pezones de lo excitada que estaba y de pronto no aguante más. Un orgasmo intenso hizo que me retorciera en mí, los espasmo llegaban uno tras otro haciendo que me arquera. Sentía como mi coñito se inundaba con mis juguitos y como la lengua de Matías se movía tratando de recoger todo el líquido producido por mí.

-aaahhh… aaahhh… aahhh… ummm… siii….. aahhh….. –gritaba y gemía con cada espasmo que salía de mí.

Se me hizo eterno el tiempo que me duro el orgasmo, estaba tirada boca arriba en la cama, con la mirada perdida en el techo y sintiendo los últimos ligeros espasmos después de todo lo que me había hecho Matías. De pronto Matías se levantó y tomando una toalla se limpió los restos de mis juguitos que quedaron en su boca. Mientras lo hacía me miraba de una forma muy seria, tanto que me intimido. Se empezó a acercar a mí de nuevo.

M.- Ponte en cuatro –Me ordenó.

Pero no le hice caso, no quería volver a sentir su pene dentro de mí. Al ver que no le hacía caso. Me tomó por la fuerza y me puso boca abajo en el borde de la cama, me agarró firmemente de las caderas y me las levanto para que quedaran a la altura de su pelvis, vi de reojo como acomodaba su pene erecto en la entrada de mi concha y de una estocada me la clavo. Sentí como el interior de mi vagina se abrió ante el pene de Matías, sentí como si me desvirgaban por segunda vez.

A pesar de que mi vagina estaba húmeda no era suficiente para semejante verga, aun me dolía pero ya nada podía hacer. Matías metía y sacaba su verga lentamente de mí.

M.-Que conchita tan apretada tienes putita, que rico se siente… aaah… -me decía mientras con una de sus manos me recorría toda la espalda. –Estas deliciosa Barbarita, nunca había follado una vagina tan angosta… mmmmaaahh…. Puedo sentir todo tu interior cuando te meto la verga…

Al estar en cuatro pude mirar por debajo como la verga de Matías entraba y salía de mí. No podía creer que semejante verga pudiera entrar apenas en mí. Cuando sentía que su verga chocaba con mi útero alcancé a ver que una parte de la misma quedaba fuera de mí por lo que no entraba completamente. –¡¿TAN GRANDE LA TIENE?! –pensé..

De pronto empecé a sentir como cada vez aumentaba la velocidad de sus embestidas y poco a poco el dolor en mí coñito era sustituido por pequeños espasmos de placer. Sentía como la punta de su verga golpeaba más y más la entrada de mi útero lo que hacía que el placer comenzara a despertar en mí.

En eso Matías me tomó de mi cabello y tiro fuerte de él haciendo que mi cabeza quedara levantada –Que deliciosa estas perra… uff que buena putita me acabo de ganar por tres años… -no tomé importancia a lo que decía, estaba comenzando a excitarme demasiado rápido que ya no me importaba el que fuera a ser su juguete durante todo ese tiempo.

Mi cuerpo me pedía más placer y yo me dejé llevar por el mismo. Sin que Matías se diera cuenta me saque su verga dentro mí, me puse de pie en la cama y lo empujé haciendo que callera en el piso alfombrado de la habitación, aprovechando que no daba crédito a semejante acción, me puse encima de él para evitar que se levantara y con un rápido movimiento acomode su falo negro aun erecto en mi conchita y lentamente me fui sentando en él.

La cara de placer de Matías fue instantánea y más por que no esperaba que hiciera lo que les acabo de mencionar. Lo miré directamente a los ojos de manera desafiante, como diciéndole que ahora yo me lo follaria a él. Con un leve movimiento de mi mano tiré mí cabello hacia atrás para que pudiera contemplarme completamente y lentamente fui meneando mi pelvis para darle placer. Su cara de placer fue instantánea y por un leve momento sentí como su pedazo se ponía más duro.

Matías aún estaba inmóvil dejando que yo hiciera el trabajo mientras lo cabalgaba, puse mis manos en su abdomen para tener un poco de apoyo y así moverme más rápido. Podía sentir como su verga entraba completamente en mí cosa que me sorprendió ya que nunca pensé que una polla así de larga y gruesa pudiera entrar tanto en mí. Por la posición en la que estábamos el placer era más intenso para mí, sentía como su verga rosaba las paredes de mi interior ocasionando que los espasmo fuera como pequeños piquetes. Al sentirlos empecé a mover más rápido mi pelvis instintivamente.

En eso Matías me tomó ambos pechos con sus manos y comenzó a apretarlos levemente… -Eres jodidamente deliciosa pequeña, me encantan las blanquitas como tú, bajitas y delgaditas… mmmmmm… me da mucho morbo el saber que las puedo destrozar con mi fierro. –De vez en cuando matáis pellizcaba lentamente mis pezones o deslizaba el pequeño botón rosa de los mismos entre las yemas de sus dedos haciendo que me calentara más.

Poco a poco fui dominando al negro con mis movimientos, sin embargo, al darse cuenta de lo que estaba logrando, Matías me tomó firmemente de mis caderas y comenzó a embestirme con fuerza. –Oh por… ahh… ahh… ahhh.. –comencé a gemir y a disfrutar de las embestidas que me estaba dando. El ambiente en la habitación era cálido y solo se escuchaban nuestros gemidos y el chocar de su pelvis con la mía, ninguno de los dos quería ceder ante el otro por lo que poco a poco nos fuimos excitando más.

Estaba tan excitada que ahora me encontraba brincando encima de su verga, no me importaba que esta chocara con mi útero, lo único que quería era seguir sintiéndola, que me siguiera dando placer, sin embargo, Matías se puso de pie y sin sacar su verga de mi vagina me levanto y me colocó sobre la orilla de la cama, con sus manos me tomó por mis muslos y me abrió de piernas dejando mi conchita complemente expuesta a su merced.

-Ahora si perra, vas a saber que es sentir una verga. – me dijo y comenzó a follarme lentamente. Los espasmos eran menos intensos pero al estar tan excitada sentía delicioso, Matías seguía con un ritmo lento, sin embargo, sacaba completamente su verga para después volvérmela a meter hasta dentro. Ante tal situación estaba completamente dominada y en cada metida arqueaba mi espalda para permitir que mi cuerpo se acostumbrara a su pene.

Matías rápidamente se dio cuenta que lo estaba disfrutando así que aumento la velocidad de sus estocadas. Lo estaba disfrutando, por más que antes me negara en aceptarlo, era tal el placer que sentía que tuve que apretar las sabanas de la cama con mis manos.

B. –FUCK!!! UUUMMM… MMMM… MMMM… SII… AHH.. SII… MMMMM… YA NO AGUANTO!!!… –Y sin esperarlo tuve mi segundo orgasmo en esa misma noche. Mis gemidos hacían eco en todo el cuarto, sentía como mi vagina se desbordaba haciendo que la penetración fuera más fácil y por lo mismo el orgasmo más intenso.

M. Que putita eres mi niña, mira que correrte dos veces en una misma noche… si que te encanta la verga… Ufff… esta deliciosa… -Me decía mientras el también disfrutaba de la escena que estaba dándole.

De pronto, Matías se puso más tenso y su verga comenzó a vibrar dentro de mí, sin decir nada, sacó su falo de mí, cuando abrí los ojos para ver que estaba pasando vi como su verga me apuntaba y un chorro de semen salía disparado hacia mi cara.

Un chorro largo y viscoso fue a caer directamente a mi frente, otro chorro fue a caer en mis ojos, cabello y pechos, no paraba de soltar semen, sin saber por qué abrí mi boca y lo mire como si pidiera que me alimentará y al parecer eso lo excitó más porque la intensidad de los chorros de semen aumento y fueron a caer directamente al interior de mi boca.

Al cabo de unos segundos, Matías había acabado completamente en mí, mi cara, mis pechos, mi cabello y mi boca estaban cubiertos de su semilla, al tener una cantidad considerable de semen en mi boca, pude sentir el sabor y la calidez con mi lengua y no solo eso, pude sentir lo viscoso que era.

Cuando estaba a punto de escupirlo todo, Matías se adelantó y con sus dedos me apretó la nariz para evitar que respirará haciendo que tragara y a la vez me ahogara con el semen. La sensación fue horrible más que nada porque al ser tan viscoso batallaba para tragarlo porque gran parte se quedaba pegada en mi garganta, varias veces tosí y estornudé y lo único que arrojaba eran pequeñas gotas de semen.

Cuando por fin me pude calmar Matías ya se estaba vistiendo

M. Nunca creí que ese viejo me encontraría a una perra tan deliciosa como tú, la verdad, cuando te vi tenia mis dudas… pero me encantó la cogida que te he dado, y viéndote ya con ropa de vestir no estas nada mal… en cuanto te vi esas piernas con esa faldita y esa blusita mmm… me emocioné demasiado. –se acercó hacia mí y tomándome de una de mis pernas me abrió un poco e introdujo uno de sus dedos en mi vagina.

M. Y ya sin rapa te mirabas mejor, me encanto lo angosta que es tu sapito, fue delicioso follarte con todo lo que tenía. Supongo que le tendré que pagarle doble al encargado por ti, pero la verdad valdrás cada moneda que le dé. Bueno, es hora de irme, cuando te repongas, deja todo en orden y espera instrucciones en tu teléfono, quizás necesite follarte más en unas horas.

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