Con mi mujer follamos junto a mi pervertida suegra
– Me parece buena idea que viváis en casa estos meses hasta que os den la vuestra, así podréis ahorrar un buen dinero, y yo desde luego no os voy a cobrar nada de alquiler ni de comida, así que os podésis quedar en mi casa el tiempo que queráis, pero recuerda, en casa hay unas reglas, y si no se cumplen hay que atenerse a las conscuencias.
-Pero mamá!! ¿ quieres décir que…?
-Sabes muy bien lo que quiero decir.
-Mamá por favor! que me pegues a mí tiene un pase, al fin y al cabo, soy tu hija y vivo en tu casa, pero que le pegues a Jorge …
-Si vive en mi casa, se atendrá a mis reglas, y si no le gusta siempre podeis buscar algo de alquiler.
*******************************************************************************
Al día sigueinte de esta conversación, Marta llevó a su novio a su casa aprovechando que su madre estaba fuera para explicarle las peculiares condiciones que deberían de aceptar para quedarse en su casa.
-¿Te apetece algo más cariño?
-Me apeteces tú reina mía, ven aquí!!
Los novios se besaron en el sofá y empezaron a sobarse y a meterse mano, la cosa terminaría en polvazo, pero Marta quería decirle a su novio antes de nada lo que su madre le había dicho el día anterior.
-Mira Jorge, mi madre es una mujer muy moderna, tú ya la conoces, pero tiene también algo … especial.
-¿Especial?, explicate cariño.
-Mira ,me dejó bien clarito que si vivíamos aquí tendriamos que cumplir con sus reglas, y si no las cumplimos…(Marta movió la palma de su mano de izquierda a derecha y hacia arriba en clara señal de azotes) nos calentará el culo.
-¿Nos dará unos azotes?
Marta un poco compungida y nerviosa por no saber la reacción de su novio asintió con la cabeza.
-Eso me lo tienes que explicar Martita, entonces…¿ tu madre todavía te pega?
-Pues claro, pensaba que ya te lo había diccho, mientras que viva en su casa manda ella.
-Eso no me lo habías dicho nunca, cuenta cuenta.
-Oye parece que te gusta lo que oyes, tu soldadito se ha puesto como una piedra mmmmmmmm.
-La verdad es que si que me gusta lo que oigo cariño, no te miento, asi que ya estás empezando a contarme.
-Pues si te tuviera que contar cada una de las azotainas que me ha dado no terminábamos nunca jajajaja, y por no hablar las que le daba a mi hermano, y… aunque nunca lo ví con mis propios ojos, estoy segura que a mi padre también le zumbaba.
-¿Cómo que le pegaba a tu padre también?…¿pero a él… le gustaba?
-Seguro que sí, después de las palizas follaban si o si, más de una vez los oí, pegando mi oreja en la puerta de su habitación.
-Pero serás viciosa.. oye , estás mojada,¿ a ti también te gusta?
-Como no voy a estar mojada, si no paras de acariciarme le coño con esos dedos diabólicos, so golfo mmmmmmm
-Entonces…¿ te pega todavía cariño?.
-La verdad es que muy poco, ya no le doy motivos, además siempre le pegó más a mi padre y sobre todo a mi hermano.
-Con que os pegaba.
-Buf , de todo, cuando eramos muy muy niños con la mano, pero enseguida empezamos a probar la zapatilla, a mi hermano y a mi nos ha pegado muchísmos años con la zapatilla, desde el colegio hasta el instituto, eso sí, si hacimaos algo gordo teniamos cinturon o vara.
-Madre mía!!! ¿vara tamien?
-Sí, mi padre el pobre fue el que más la disfrutó, estuvo enamorado de mi madre hasta el último día de su vida, y yo creo que los azotes los tenían enamorados como si fueran adolescentes.
-Y a tu hermano,¿ también le gustaba?
-Noooooo, creo que para él fue bastante traumático, y aunque se adoraban mutuamente mi madre y él mantenían una relación de amor odio. ÉL la retaba continuamente, y claro acababa con el culo como un tomate, siempre fue muy orgulloso y le costaba mucho aceptar la disciplina que imponía mi madre. Un día que la insultó le dió un palizón con la zapatilla como no he visto nunca, lo puso como un tomate, pero no solo el culo, todo el cuerpo, recuerdo que fue un sábado por la mañana, y tras la zurra lo mandó a su cuarto sin comer, antes de cenar lo volvió a llamar al salón, donde solía azotarnos, entonces le dijo que le pidiera perdón; mi hermano se negó, y ahí fue la primera vez que vi la vara, mi hermano tenía 14 años recién cumplidos, y no se los varazos que le dió a culo desnudo, pero fueron muchos, mi padre por primera y única vez en su vida trató de interferir cuando mi madre nos castigaba, pero no sirvió de nada.
-Joder Marta, como se las gasta la Señora Amparo, y como acabó la cosa.
-Pues cuando no le cabían más varazos en el culo lo mandó de nuevo a la cama otra vez sin probar bocado, y a la mañana siguiente cuando desayuanábamos mi padre, mi madre y yo en la cocina, él bajó, y le pidió a mi madre perdón entre lágrimas, incluso se puso de rodillas y se abrazó a sus piernas, y sabes lo que le dijo?
-Sorpréndeme.
-Le dijo que le pegara más, que había sido un niñato malcriado. Mi padre y yo nos quedamos mirandonos boquiabiertos sin dar crédito a nuestros oidos, te juro que deseé como nunca que mi madre le perdonara los azotes, ese culo no podía soportar ni una pluma, entonces mi madre me miró y me dijo, ve a por un cojín para tu hermano que va desayunar.
-Me encanta tu madre amor mío.
-La verdad es que aunque sea estricta siempre es justa, y ya verás como es una mujer muy moderna y divertida.
-No me cabe ningua duda.
****************************************************************************
Hubo boda, hubo luna de miel y a la vuelta Marta y Jorge fueron a vivir a casa de Amparo.
-Os quedaréis en tu habitación Marta, la de tu hermano está llena de cajas tanto de tu padre como de vosotros, así que dormiréis en tu cuarto.
Marta era muy fogosa en la cama, y pese a que su madre estaba en el cuarto de al lado no se cortaba lo más mínimo a la hora de follar con su marido, le gustaba cabalgarlo de una foma salvaje.
-Cariño suenan todos los muelles de la cama , tu madre nos va a oir, por no hablar de tus gemidos, esos los oyen hasta los vecinos.
-La culpa es tuya semental, que me follas muy bien, mmmmmmmmmm si cogeme las tetas, si, aprietamelas, DIOS SI CARIÑO SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Durante la semana , la pareja de recién casados se iban temprano a trabajar y no veían a Amparo nada más que un rato por la noche durante la cena, cuando más vida en común hacían era los viernes por la tarde que no trabajaban y por supuesto sábados y domingos.
Un sabado por la mañana Jorge se levantó temprano y bajó a la cocina a desayunar, allí estaba su atractiva suegra, llevaba una bata azul celeste bastante ajustada a su bien formado cuerpo, con todas las formas bien marcadas, y algo parecido a un escote que dejaba ver el inicio de su canalillo, el atuendo lo completaba unas elegantes zapatillas de casa que esa mañana excepcionalmente llevaba puestas en chancla, eran granates con un poquito de cuña y suela de goma gris oscuro, como adorno la zapatilla tenía dos florecillas blancas en el empeine.
-Hombre, buenos diás, que tal?
-Hola Amparo buenos días, como estamos?
-Bueno la verdad es que no he pegado un ojo, tengo unos vecinos de habitación muy ruidosos.
-Oh vaya, lo siento, procuraremos…
-Nada nada, tranquilo, sois jóvenes, aprovechar ahora.
En aquel momento apareció bajando las escaleras Marta, de la misma guisa que su madre, es decir en bata ajustada y zapatillas, y tambien muy atarctiva, al menos para Jorge que le gustaba mucho aquel estilo mitad doméstico mitad sexi que compartían madre e hija.
-Buenos días madre, hola cielo muackkkk que tal todo?
-Buenos días hija, sientate anda, yo os haré las tostadas, no creo que os queden fuerzas ni para poner la matequilla en el pan.
Marta se ruborizó un poco, pero animada por la presencia de su marido del que estaba profundísimamente enamorada, le dijo a su madre:
-Mamá una no es de piedra, y teniendo lo que tengo en la cama, no me puedo aguantar.
Jorge se sintió un poco incómodo, pero lo único que pudo hacer fue tomar la mano de su esposa que en ese momento se la tendía para sentirse protegida por él.
-Pero no te preocupes que te haremos un regalo por las molestias, verdad cariño._ Volvió a decir la pizpireta Marta.
-Si puedo elegir yo el regalo , querría unos tapones para los oidos, a ver si puedo dormir algo.
La joven pareja se ruborizó un poco otra vez, pero siguieron con su apetitoso desayuno.
Todo transcurría con bendita normalidad, los recien casados follaban como conejos y trabajaban , no tenían tiempo para más, Marta era una auténtica ninfómana,no solo follaban todas las noches sino que le gustaba muchísimo hacerlo los fines de semana tras el desayuno , le deciá a su marido que subiera con ella a arreglar la habitación, y una vez ahí le bajaba el pijama , se arrodillaba y como una loba hambrienta se la chupaba y cuando lo tenía a punto de carmelo, tras tumbarlo en la cama lo cabalgaba de forma voraz, ella no se desprendía ni de la bata, le gustaba ir desnuda bajo la bata, sentir su tacto sobre su excitada piel, Jorge sabía de aquella pequeña perversión de su esposa y se excitaba de sólo imaginarlo, ella lo único que hacía era abrirsela para que su marido disfrutara de la vista de sus voluminosas y preciosas tetas.
Había trascurrido casi un mes desde su vuelta de la luna de miel, cuando invitaron a la joven pareja, a una fiesta en casa de unos amigos un viernes por la noche, alli, comieron, se divirtieron y sobre todo bebieron con muy poca moderación, estaban muy a gusto y se puede decir que se emborracharon los dos tortolitos , sobre todo Marta, se fueron en taxi, y como pudieron entraron a casa, era muy tarde, y nada más entrar tiraron una lámpara que había enla entrada, Marta sólo atinaba a decir:
-shhhhhhhhhhhh, silencio, mi madre nos va matar, jajajaj, madre mía que trancazo llevamos jajajaja, vamos a bailar un poquito más
Pusieron el aparato musical y estuvieron tonteando un rato más.
-Tu madre nos va a oir Marta, vamos a la cama, yo estoy muerto.
-Que va, desde que se compró esos tapones duerme como un tronco.
De repente se cortó la música de golpe, y apareció Amparo con cara de pocos amigos, con su bata sexi, y cara de sueño y pocos amigos, el silencio que se hizo fue atronador.
-Mañana os espero aquí en el salón a las 8 en punto, a los dos, y procurar ser puntuales.
La borrachera se les quitó a ambos de golpe, la cara de Marta era todo un poema, conocía muy bien a su madre y sabía que le esperaba una buena paliza, y lo peor era que su marido estaría de testigo, tenía miedo, incertidumbre, hormigueo en el estómago.
A las ocho menos cinco dos fuerte golpes se oyeron en la puerta de la joven pareja.
-En cinco minutos abajo, pobre de vosotros si os retrasáis.
-Si mamá, ya vamos.
Marta le tenía tanto miedo a su madre que se había puesto el despertador a las ocho menos cuarto para que no se les hiciera tarde, despertó a su marido que aún le duraba la resaca y cuando oyó el aviso de su madre le dijo a su marido.
-Vamos a lavarnos la cara, tenemos que estar un poco presentables, y vamos a ponernos pijama, quizá por ser tu primera vez, no nos castigue desnudos.
Jorge estaba en una nebulosa, por un lado estaba el resacón que no se le iba, y por otro lado veía el nerviosismo de su mujer, y pensaba en su suegra, le excitaba aquella mujer, y más aún desde que sabía que azotaba, no podría dejar de pensar en ella zapatilla en mano castigando sus nalgas, de niño apenas había probado la zapatilla de su madre, y las pocas veces que lo hizo no se sintió ni mucho menos excitado, pero ahora era muy distinto, asi pues hizo caso a su mujer, ambos se pusieron pijama y bajaron dispùestos a recibir su merecido.
Nada más entrar en el salón vieron una vara sobre la mesa del comedor, era una vara de poco más de un metro de longitud y con un rabo que servía como agarre, la típica cane inglesa, no era muy gruesa ni muy fina, lo suficiente para silbar a cada azote, y daba realmente miedo.
En medio del sofá estaba sentada Amparo con cara de pocos amigos, sin ropa interior, solo llevaba una bata roja de invierno, como siempre con un poco de escote, al estar sentada se le veían sus desnudas piernas desnudas y unas zapatillas también de invierno puestas en chancla, estas eran azul marino con suela de goma amarilla y una fina tira de pelusilla roja rodeaba la zona por donde se metía el pie.
-Quítate la bata Marta.
La pobre Marta se la quitó y tras colgarla en una silla fue a ponerse en aquella posición que tan bien conocía sobre el regazo de su madre, ésta se la acomodó a su gusto y empezó a palmearlle el culo con gran fuerza, los azotes eran sonoros y dolorosos, y sin poder evitarlo Jorge se empezó a excitar, y claro con el pijama aquello no pasó desapercibido a Amparo que de vez en cuando miraba tanto el paquete de su yerno como su cara, pero no por ello dejó de azotar con fuerza el trasero de su hija.
-Mamá por favor, para, lo siento de veras AHHHH AYYYY AUUUUU
-Lo tendrías que haber pensado antes golfa ZASSSSSSS ZAASSSSSSSSS ZASSSSSSSSSSS, YO TE ENSEÑARÉ A TÍ A VOLVER A BORRACHA A CASA.
Entonces de un tirón le bajó el pijama a su hija, y de una patadita se sacó la zapatilla, y la azotaina siguió a culo desnudo y a zapatillazo limpio PLASSSSSSSS PLASSSSSSS PLASSSSSSSSS. Los zapatillazos fueron tan duros, que Marta emepzó a patalear y perdió sus zapatillas chinelas que salieron por los aires, su madre le separaba bien las piernas para azotarla y Jorge veía ese coño que tantas veces se había follado y se había comido, estaba brillante, en alqgún momento de aquella tunda Marta se había excitado y mucho..y cuando tenía el culo como un tomate su madre le dijo.
-Levántate.
Amparo se volvió a calzar la zapatilla en chancla, y se levantó tras su hija, se fue a la mesa del comedor, cogió la vara y le dijo a Marta.
-Ya sabes donde te tienes que poner.
Marta que no paraba de agarrarse el culo con ambas manos y daba saltos descalza lloriqueando, le suplicó a su madre casi berreando.
-Mamaaaaaaa por Dios, la vara noooooooooo.
-¿Doblo el castigo?
Tantos años de disciplina habían enseñado a Marta a que con su madre era mejor no discutir, así que se dobló sobre el brazo del sofá. Al hacerlo se le volvió a ver el coñito chorreando. Amparo cogió la vara y la hizo silbar en el aire, miró a su yerno a la cara y a su paquete y se dispuso a azotar a su hija, metiendole la vara entre los muslos la hizo separar las piernas, y le dijo.
-Te daré cinco , quiero que los cuentes.
-Si mamá
-SLASHHHHHHHHHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS AHHHHHHHHHHHH UNO
-SLASHHHHHHHHHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS AUUUUUUUUUUUU DOS
-SLASHHHHHHHHHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS BUAAAAAAAAAAA TRES
-SLASHHHHHHHHHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS GUAUUUUUUUUUU CUATRO
-SLASHHHHHHHHHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS AAAAAYYYYYYYYY CINCO
Fueron cinco varazos dados de forma repetitiva, perfectos, rápidos, las líneas que dejaron sobre el coloradísimo culo de la pobre Marta, parecían hechas a escuadra y cartabón, más paralelas era imposible, la cara de dolor de la pobre Marta era inenarrable, su madre le dió permiso para levantarse y en cuanto lo hizo se echó las manos al culo y lloró desconsolada. Amparo dejó la vara sobre la mesa, y dijo.
– Tu turno jovencito.
Jorge se fue para su suegra con una erección de caballo que ya no sabía como disimular, asi que casi agradeció cuando Amparo, agarrándolo de la mano lo puso sobre su regazo, así al menos podría camuflar su erección.
La paliza empezó de inmediato la mano de Amparo no se andaba con chiquitas y azotaba con estruendo aquellas nalgas nuevas para ella, la erección de Jorge no desapareciía y aquello no pasó inadvertido para su suegra, que con un poco de ansiedad, le bajó el pijama y continuó con la azotaina a culo desnudo, los azotes se redoblaron pero la erección no se disipaba.
A estas alturas ocurrieron dos hechos que hicieron que Jorge se pusiera como un auténtico toro, cuando llevaba ocho o diez azotazos a culo pelado, notó como los pechos de Amparo presionaban su espalda, y después vió desaparecer la zapatlla del pie de su suegra, y por si esto fuera poco, cuando ésta se dispuso a acomodarlo nuevamente sobre su regazo, se le metió la polla por en medio de su bata quedandose atrapada entre sus muslos muy cerca de su hambriento coño, la excitación de ambos no podía ir a más, y ahí fue cuando los zapatillazos empezaron a hacer acto de presencia, fueron de tal intensidad que en el último segundo evitaron que Jorge se corriera sobre los muslos de su suegr.
Por poquísimo pero esta vez el dolor pudo al placer, además la polla se movió y ya no estaba en una posición tan cómoda, el palizón fue de época, el pobre hombre pese a morirse de vergüenza empezó a llorar poco antes de que le dijera:
-Levántate anda.
Tras ello nuevamente Amparo tiró su zapatilla al suelo, se la calzó en chancla como estaba la otra, y se levantó en busca de la vara, y con ella en la mano, le dijo a su yerno,
– Ponte como se ha puesto tu mujer.
Jorge muerto de verguenza, dolor y excitación, se dobló sobre el brazo del sofá, esperando su castigo, entonces su suegra le dijo.
-A ti te daré 10, y también quiero que los cuentes, así aprenderás a cuidar de mi hija… ¿ tienes algo que decir?
-No.
-Pues a tu sitio.
Fueron diez varazos dados también sin contemplaciones, Jorge apenas se recuperaba de uno cuando tenía el otro encima, la erección se le bajaba a cada azote, pero en el tiempo que transcurría entre ellos y con el roce del sofá se volvía a excitar y cuando menos lo esperaba SLASHHHHHHHHHHHHHH otro varazo.
Cuando llegó a diez.
– Puedes levantarte, y podéis volver a vuestra habitación. No hace falta que os pongáis las ropa no creo que nos haga mucha falta para lo que vais a hacer ahora.
El matrimonio que estaba lloriqueando y sin saber donde meterse se miraron extrañados y excitados a la vez y con la ropa en la mano, se dirigieron escaleras arriba, Marta no pudo llegar a la habitación , y mientras subían le dijo a su marido.
-Fóllame amor mío, quiero que me folles como nunca, Dios mío como estoy , dime que me vas a follar duro, quiero que me mates a pollazos…
-Claro que te voy a follar amor, mira como estoy, vamos a reventar esa cama vieja que tienes.
Mientras en el salón , Amparo sentada en el sofá se empezaba a masturbar, con su mano derecha se frotaba el coño hasta meterse uno, dos, tres, cuatro dedos en el coño, y con la izquierda se empezaba a pellizcar sus pechos, en su imaginación estaba su yerno arrodillado ante ella comiendole el coño para después follarla de forma salvaje.
Y justo en la habitación de arriba, Jorge mientras follaba sin ningún tipo de miramiento ni recato a su mujer, pensaba que la que tenía debajo era su suegra de la que se acaba de terminar de enamorar perdidísimamente.