Mi querida esposa cumple todas, pero absolutamente todas mis fantasías

Mi esposa y yo, nos sentamos a reflexionar sobre nuestro cambio de vida en el terreno sexual, (Mis primeros grandes cuernos – A mi esposa le gustan jovencitos) teníamos que analizar fríamente como hacer lo que queríamos, porque los dos lo deseábamos, nuestras dudas ya no existían si es que las había. Llegamos a varias conclusiones, ella volvía a recalcar que no quería hacer nada sin estar presente yo, porque se sentía más cómoda, le daba mas morbo y sobre todo por la seguridad que sentía. Ese punto lo tuvimos muy claro. Los demás era que en nuestra ciudad no podíamos ir a ningún local dedicado a ese estilo de vida, aunque había muchos donde elegir. Cuidar mucho nuestro entorno, no confiar a nadie lo que habíamos hecho, porque dejaría de ser un secreto. Llegamos a concretar mas puntos y lo primero de todo preservar que nuestras familias se enteraran o lo sospecharan, porque el escándalo seria de consecuencias inimaginables.

Nuestra vida sexual se había convertido en una vorágine, follábamos sin parar y en nuestras fantasías ocurría de todo. Los dos reconocíamos sin tapujos que necesitábamos otra sesión de sexo con alguien. Ahí fue cuando se me ocurrió una idea y se la expuse a mi mujer. “Debías tener un amante fijo, para que en estas situaciones de vacío, poder mitigarlas” me pregunto mas sobre mi idea, pero se me acababa de ocurrir y no la había estudiado bien. Cuando volvíamos al día siguiente de trabajar le explique la idea del día anterior. “Tu amante seria uno conocido, para más señas casado. Porque de esa manera su silencio sería más seguro, porque él tendría también algo que perder”

Arrugaba el morrito, le insistí en que diera su opinión y estaba pensándolo. Empezó a decir nombres de hombres casados y conocidos por los dos. Solo había dos que le gustaran, a uno lo descarto según ella por putero. Porque sabía que se la pegaba a su amiga y con una de las que se la pegaba según ella era vomitiva y le daría asco. El otro que estaba muy bien, un guaperas de gimnasio era marido de una de sus mejores amigas, eso le hacía dudar. Por lo que estábamos en la casilla de salida. Estiro su mano acaricio mi rabo hasta ponérmelo duro y me pedía que pensara algo y con urgencia. Empezó a reírse y me decía, “Eso de amante no me gusta y por pura lógica el que estuviera conmigo seria el follador” le explique que en todo caso sería el corneador o como se suele llamar Bull o toro. Se volvió a reír y me dijo que empollado que estaba sobre el tema. Añadió apretándome el rabo, “pues ya sabes necesito un Bull o un corneador”

En el gym había desaparecido Miguel, indague y me enteré de que se había ido a uno nuevo que habían abierto. A Leticia la seguían mirando con deseo y eso me ponía mas cachondo. No me importaría que en ese mismo momento se la follaran todos entre los aparatos del gym. Me di cuenta de que mi esposa me llevaba mirando un rato, estaba extrañada, la mente se me había ido de paseo. Al ir por los niños me pregunto lo que me había pasado y se lo conté. Me regaño por contárselo en ese momento, me decía que ahora iba chorreando, que bajara por los niños solo, no fuera a ser que las mallas se hubiesen calado. La llame exagerada. Fue la primera en irse a duchar y cambiar. Me llamo y fui rápido. Su malla azulada estaba más oscura en la zona de su coño, era verdad estaba calada.

Ya vino arreglada, me aparto de los niños y en el oído me susurro, me he hecho dos pajas y sigo peor necesito a tu “amiguito” y lo necesito ya. En casa estando los niños despiertos nunca hacíamos nada, sobre todo por lo escandalosa que es Leticia. Le dio igual. El mejor sitio para hacerlo estando los niños donde estaban era en la cocina, que podíamos ver si se abría la puerta. Leticia alecciono bien a los niños, para que no se movieran y siguieran con lo que hacían. Se apoyo en la isla, había cogido un trapo de cocina, me dijo que no me esperara y a follar. Cuando empezaron sus característicos pitidos mordió el trapo de cocina y vaya si nos corrimos. El suelo de la cocina se llenó de goterones suyos y míos. Tardo en quitarse el trapo y me dijo que eso no había acabado, que cuando se acostaran los niños venia el segundo asalto. En mi trabajo surgió un problema que podría ser mejor que cualquier buena noticia. Había surgido algo que tendría que trasladarme a Mallorca y si al final era cierto lo que se decía me tocaría quedarme una semana. Por la noche hable con Leticia.

– Te pongo en aviso que la semana que viene seguro que me toca irme a Mallorca y si no la siguiente seguro.

– Y los otros socios? Porque no me hace ni pizca de gracia pasarme una semana sola.

– “Fulanito”, “menganito” y “citanito”, ya están con otros viajes programados con anterioridad y el que falta ya sabes que está enfermo.

– Pues sigue sin hacerme gracia. Me tendré que aguantar.

– No te pongas así mujer, si quieres y si te puedes escaquear de tu trabajo, puedes venirte.

– Que si puedo? Me deben un montón de días. El problema está en los niños, tendremos que sondear a mis padres y a los tuyos.

– Ya están sondeados, no hay problema por parte de ninguno. Solo hay un problema.

– (Se le corto la sonrisa) Ya estamos, que problema?

– Que tendrás que seleccionar muy bien tu vestuario, porque como saldremos a follar alguna noche, tienes que ser la que vaya más provocativa por no decir la mas zorra.

– Te he entendido de sobra y te haré sentir muy orgulloso.

Otra noche que follamos con desesperación, era una urgencia el follar. Le tocaba a Leticia solucionar lo de sus días libres. Porque aunque siempre acumulaba muchos días libres, n siempre los podía coger cuando ella quería. Me escribió un whats, “cornudito mío, prepárate para tener muchos más cuernos y después de este viaje seguro que ya serás cornudo. Este mensaje como James Bond, bórralo” le conteste empalmado ya por ser tan atrevida, “solo …ito? Que desilusión y no es James Bond, es misión imposible de Tom Cruise” me llego su réplica, porque siempre debe tener la última palabra, “gif cara riéndose al máximo, no te preocupes que muy pronto te quitare el ito como tú dices y lo serás con mayúsculas” sabia ponerme cachondo hasta en la distancia. No hacía falta pero otra vez que estuvimos sin follar. El domingo por la tarde nos fuimos en avión. Esa noche en concreto no fuimos a ningún sitio y le enseñe a Leticia los sitios que había elegido para esos días y en el orden de mi preferencia. No quiso verlo decía que se fiaba de mí.

Entre unas cosas y otras nos acostamos tarde, ella porque se quedó viendo la TV y yo porque me quede repasando la documentación para la mañana siguiente. Cuando me levante no quise despertarla y le escribí una nota diciéndole que no sabía si podría comer con ella, que según avanzase la mañana le enviaría un whats o si podía la llamaría. A las 10:30 me llego un whats de ella en el que me decía que no me preocupara que ella iba a comprarse algo especial para esa noche. Quedaba poco para acabar la reunión y le envié un whats a mi esposa diciéndome que estuviera preparada que en cuanto llegase nos iríamos. De las personas con las que me había reunido estaba Ritter de 30 años y dos metros de altura, un armario empotrado y Geert 38 años, un poco más bajo que Ritter no más de 5 centímetros e igual que el otro, otro armario empotrado. Eran alemanes y Ritter hablaba el español a la perfección, había vivido los primeros años de su vida en España y Geert se defendía bastante bien. Ya quisiera manejarme en su idioma como lo hacía el en el nuestro. Se empeñaron en llevarme al hotel y cuando llegamos en tomar una copa.

No quería hacerles un feo y pasamos al bar del hotel. Estaba con poca luz. Iba a llamar a mi esposa cuando la vi en la barra y me di cuenta, por el comentario que hizo Geert, mezclando el español y el alemán “vaya suerte que tienes estando en este hotel, mira la -hure- que no le salía en español, será de lujo, cobrara mucho seguro” Ritter solo le dio la razón y les dije, “que casualidad, es mi mujer” Ritter pensaba que me estaba cachondeando de ellos y me fui hacia Leticia, le di un beso en los labios. Ellos se acercaron y se la presente. Leticia sabía que había pasado algo por mi sonrisa. Se iban a ir sin tomar la copa e insistí. Tampoco me extraño su comentario. Leticia iba con una minifalda negra, medias negras y se veía el adorno de la parte superior de la media. Un top blanco donde se marcaban sus dos pezones y eso que no estaban empitonados todavía y una chaqueta negra a juego con la falda y dos impresionantes zapatos con un tacón de aguja que mareaba.

Leticia nos pidió disculpas a todos y se fue al aseo. Nada de ser recatada en su andar. Al estar justa la falda la silueta de su culo era de desmayarse. Nada mas ausentarse, vinieron las disculpas. Les empezaba a contestar cuando me llego un aviso de mi mujer. Lo leí y me preguntaba qué había pasado. Se lo conté y su respuesta fue de lo mas cachonda, “eso quiere decir que he aprobado en el vestuario, estas orgullosa de mí? y ya que estamos, no crees que podrían ser buenos candidatos? porque vaya pinta de empotradores que tienen” no le conteste, pero si les conteste a ellos que se quedaron por lo menos desconcertados, “no os preocupéis, eso me pasa por tener a una mujer tan guapa y tan bien hecha” sonrisa nerviosa y se relajaron. Leticia se sentó de nuevo en la banqueta y era un espectáculo ver sus piernas, sus muslos y todo lo demás. Nosotros seguíamos de pie. Les pedí que me disculparan que me iba a cambiar y no tardaba nada. Me fui a la habitación me puse de sport y baje, 20 minutos contados. Desde lejos pude ver que ahora parecían muy amigos de mi mujer. Me vieron y se reataron un poco más. Nos despedimos y me fui a picar algo con mi mujer. Fuimos a una zona que nos recomendó el portero del hotel.

– Vaya cortazo se llevaron los alemanes cuando se enteraron de que eras mi mujer.

– Pues bien ricos que son.

– Te lo hubieses tirado?

– Pues pensé que no nos íbamos de cena, con eso te digo todo. Por eso te mande el whats para que tu decidieras si lo considerabas viable.

– Es que no lo sé. Pero te vi muy cómoda.

– A Geert se le marcaba un paquetón que se me hacia la boca agua. Tenía mucha curiosidad.

Había sido algo imprevisto lo de los alemanes pero me vino muy bien, Leticia estaba mas lanzada que de costumbre. Fuimos al local que había elegido en internet, había elegido tres que me dieron fiabilidad. Al entrar nos recibió una chica de no más de 30 años, alta morena, con una minifalda del estilo de Leticia, guapísima, menos escote que mi esposa, pero se veía que tenía buenas tetas. Era la RR.PP. nos dijo que se llamaba Catalina y al dar dos besos a mi mujer no se cortó, “con una mujer así, sí que va a brillar hoy la noche” fue tan efusiva que me pareció que hasta se tocaron con las tetas. Nos enseñó todo el local y me parecía que le estaba tirando ficha a mi esposa. Nos acercamos a la barra y nos sirvieron las primeras dos copas. El sitio no estaba muy concurrido, nos pasó como la primera vez que fuimos a un local de esos. Catalina nos aseguró que en una hora habría mucho movimiento, porque lo que había por ahí en esos momentos no nos gustaba nada.

– Me ha dado la sensación de que le has gustado a la relaciones.

– Que no te dé la sensación, ha sido sutil pero a la vez descarada.

– Lo dices por el saludo de entrada?

– Por el saludo y porque cuando regresábamos a la zona de la barra, al dejarme pasar me acaricio el culo y no fu nada sutil.

– Pues eso me lo he perdido.

– Confiésame la verdad de una cosa, tus acercamientos al mundo bisex, como lo has sentido?

– Pues muy bien. Te dije que estaba abierto a todo y una vez que he probado algo, me da igual probarlo todo.

– Siempre me sorprendes.

– Te gusto saber que pones a una mujer?

– Pues sí y mucho. También ha hecho mucho que Catalina sea tan guapa y que este tan bien.

Catalina tenía mucha complicidad con un camarero calvo de 27 años. Además de camarero junto al otro que estaba, debían se los solucionadores de “problemas” porque llevaban un polo y los brazos eran como muslos míos. Ese camarero se llamaba Pedro y junto con Catalina nos trataron con mucha deferencia y nos invitaron a una consumición. Había solo tres chicos sueltos y aun estando físicamente bien a Leticia no le llamaron la atención y el resto de las parejas, lo que buscaban era un intercambio. Mire la hora y calcule el irnos a otro lugar, para que la noche no se echara a perder. Me fui a los aseos para poder usar el móvil. Seleccione el nuevo sitio a donde ir y fui a proponérselo a mi esposa.

– He pensado en ir a otro de los locales que había visto. Para no perder la noche.

– Lo que tú quieras pero me han hecho una proposición.

– Quien?

– Catalina, me ha dicho que su chico quería “romperme” el culazo que tengo, que si nos apetece nos esperemos al cierre, que será en una hora.

– Tú quieres? Que le has dicho?

– Por querer claro que quiero, a falta de los dos toros alemanes, este no está mal. Lo que le he dicho, que tenía que hablarlo contigo y que de todas maneras la avisaba de que no queríamos intercambio, que tu solo miras o lo que tengas que hacer es conmigo.

– Y ella que te ha respondido?

– Mejor no te lo digo.

– Déjate de bobadas, que ha dicho?

– “GUAU, un cornudo excelente, mucho mejor, porque le diremos a Sergio (el otro camarero) que se quede y te follaremos entre los tres, que te parece?” amor esas son las palabras que ha dicho.

– Repito que quieres hacer?

– Pues que voy a querer, que me follen. Estoy ya muy necesitada.

– Y con Catalina que va a pasar?

– No te puedo decir, como tu estoy abierta a un pequeño acercamiento.

Catalina al rato se acercó para saber cómo estábamos y Leticia le dijo que nos quedábamos, sin más le dio un beso en los labios, al que mi esposa respondió y luego siguio trabajando. Los chicos solos ya hacia rato que se habían marchado y las parejas empezaron a desfilar rumbo a la calle. Ya solo quedaban dos parejas que se estaban vistiendo. No tardaron en irse y una vez que lo hicieron. Catalina se acercó a Leticia, la garro por la cintura diciendo, “solo quedamos las mejores, las dos mas putas de toda la noche” y esta vez nada de un beso en los labios, le pego un morreo viendo como entraba y salían sus lenguas. Se notaba la experiencia de Catalina, en cuestión de nada, tenía las tetas de Leticia fuera, alababa sus pezones y me dice a mí, “venga cornudo, pídeles a Pedro y Sergio que se follen a la puta de tu mujer, venga no seas tímido” me pillo desprevenido, creía que primero habría un acercamiento, una pequeña toma de contacto con los dos hombres y fueron a saco desde el principio.

Lo mas cachondo era la cara de puta que se le había puesto a mi esposa. Les dije que se la follaran y ellos se desnudaron. Sergio tenía un rabo normal, más pequeño que el mío. Si embargo Pedro tenía un rabazo. Catalina se arrodillo y por el primero que fue, el de Pedro, que manera de comérselo. Catalina ya se había desnudado y tenía un cuerpo escultural. Se fue a por Leticia y sin necesidad de que dejara de comerse los rabos de los tíos, la termino de desnudar. Tomo un poco de aire y para mi alucine dijo, “necesito que alguien me folle no me aguanto mas y me da igual por donde” Pedro se fue hacia una colchoneta, más que una cama. Se tumbo y dijo que la iba a romper el culo. Leticia me pidió ayuda. Se agarro a mí, se fue sentando y no dejaba de mirarme mientras se iba clavando esa bestialidad de rabo. Su cara además de estar llena de felicidad era de una gran puta. Ya se movía sola y me pidió que me quitara, para invitar a Sergio que se la follara. Ella estaba de espaldas a Pedro.

La habilidad de ellos dejaba claro que lo practicaban a menudo. Una vez la estaban follando los dos, llego la gran sorpresa. Catalina mando a Leticia echarse sobre Pedro y ella se puso de pies, pegándole el coño en la boca a Leticia, a mí me pidió que la sujetara. Mi rabo quedo casi a la altura de la boca de Catalina. Podía ver bien de cerca como leticia le hacia una comida estupenda de coño a Catalina. Si la última vez creí que era el máximo de calentura de Leticia, me equivoque, estaba mas fuera de sí. No controlaba la situación esta vez, la estaban controlando ellos y estuve atento a todo para aprender. No había nada más bonito que ver a mi esposa sin controlar nada y descontrolada verbalmente. Era una pasada. Insultaba a catalina, a ellos a mí, éramos todos muy flojos para ella y nos dejó a todos noqueados. Pero al final a ella la tuve que ayudar a vestirse, le temblaba todo. Iba de tal manera que el taxista que nos llevó al hotel, nos miraba como diciendo como se han puesto estos, van hasta arriba. Al llegar a la habitación se dio una ducha y eso la puso fresca otra vez. Follamos recordando todo y ella de vez en cuando me nombraba a Ritter y a Geert.

Se quedo completamente dormida y por la mañana cuando me sonó el aviso para despertarme, me costó una odisea y ella ni se enteró. Al salir puse el letrero de no molestar. Teníamos una comida todos juntos y en vista de que Leticia no me había llamado, le mande un whats y como no recibí contestación y tampoco se marcaba que lo hubiera leído, la llame por móvil. La desperté y me dijo que no me preocupara que ella iba a seguir durmiendo. Quise saber si saldríamos a cenar y a tomar alguna copa y me dijo que no, que ni soñando. Al finalizar la comida teníamos que volver a reunirnos, pero en plena comida se canceló la reunión y lo que estaba previsto para el día siguiente, el resto de la semana seguía igual. Nos fuimos a tomar una copa Ritter, Geert, un alemán mas y otro español. Me pareció que Geert y Ritter querían hablar conmigo a solas, estaba claro que querían disculparse de lo sucedido cuando vieron a mi mujer. Nos quedamos solos y efectivamente me pidieron disculpas, unas disculpas bastante cínicas, porque a continuación insistían en invitarnos a mi esposa y a mí a cenar y luego a tomar algo. Como les decía que no, por lo que me había dicho Leticia, ellos me insistían, porque para ellos ya había finalizado todo y al día siguiente al mediodía se marchaban a su país.

Mande un whats a Leticia, donde le decía, “no tardare en llegar, estoy con estos dos cabrones, Ritter y Geert, que están empeñados en invitarnos a cenar y tomar una copa, ya les he dicho que imposible” en teoría el whats era a uno de mis socios. Seguimos hablando y mi móvil vibro en mi bolsillo. “Si vas a permitir dos cosas, puedo cambiar de opinión con lo de salir?” Le pregunte y su contestación me decía que estaba guerrera, “quiero que me follen a pelo y que luego tú te corones como un CORNUDO limpiando con tu lengua toda su lechecita. Que te parece?” me puso cachondo al momento y no le conteste, quería que sufriese lo necesario para que lo cogiera con más ganas. Los siguientes minutos fueron muy cachondos, porque no paraba de vibrar mi móvil, Leticia ya estaba atacada. A ellos tampoco les quise dar una respuesta y por eso les dije que en unas dos horas les contestaría con lo que fuera. Taxi y para el hotel, cinco llamadas mas y esta vez no deje que estuviera sonando, directamente cortaba la llamada. Entre en la habitación y me miro desconcertada y le dije que no había cena con ellos.

– A última hora, se ha cambiado todo. Si hubiera sabido que estabas tan dispuesta, les hubiera dicho si a la primera.

– Me haces dudar de que estemos casados, tu mejor que nadie me conoces y para una cena de ese tipo sabes que siempre estoy dispuesta.

– Tampoco lo digas así, que cenas de estas solo se ha dado hoy.

– Vale, pero lo debías de haber imaginado. Bueno otro día será, mañana sería bueno ese otro día.

– Pues va a ser que no, ellos se van en avión al mediodía.

– Si todavía os quedan días.

– Ya, pro es que ellos son de una empresa externa y no tienen nada que ver en el día a día con la empresa con la que tratamos. Es otra historia. Y hablando de historias, que era eso de que te los querías follar sin nada para luego tuviera yo que hacer… tan mala te has vuelto?

– Mas que mala puta y porque es lo que tu querías. Te lo explico, cuando me mandaste el whats estaba dándome un baño de burbujas, pensando en esos dos toros y tocándome, me imagina que me llenaban enterita y tu luego me lo comías todo, para terminar follándome con la corrida de ellos. Mira como estoy que ahora mismo me lo vas a hacer, como si hubiera estado con ellos.

– No me apetece mucho, me voy a dar una ducha que tú te has refrescado y yo quiero refrescarme también.

– Que quieres que me mosquee? Me vas a dejar así?

– No quiero que te mosquees ni mucho menos y no te voy a dejar así, te lo juro.

– Pues vamos a hacerlo y luego de duchas.

– Mi contrapropuesta, me ducho, me relajo y luego nos vamos a cenar tu y yo y vemos si logras seducir a esos dos toros.

– Como se puede ser tan cabrón. Has quedado con ellos?

– Todavía no, están esperando que les dé una respuesta a lo de cenar. Que lo mismo vamos a cenar y luego no les apetece follarte.

– JA-JA, de eso ya me encargo yo.

Les llame quede con ellos y me duche. En la habitación estaba Leticia con ropa sobre la cama y mirando que ponerse. Sin decir nada, me acerqué y le señale varias cosas de las que había expuestas. Se me quedo mirando y le extraño que no eligiera ninguna falda. Porque había elegido unas mallas, un top rosa claro y una chaquetilla corta negra como las mallas. Mi recomendación es que no llevara nada de ropa interior. Porque a ella las mallas le quedaban espectaculares, daba mucho morbo y notándosele el coño seguro que mas. La chaquetilla taparía la marca de sus pezones y si ella quería, en un momento se la quitaría y el rosa se convertiría en el color mas mirado. Se metió en el baño y mientras me vestía, se puso delante de mí y luego se miró a un espejo de cuerpo entero que había en la habitación. La raja del coño se le marcaba de forma espectacular. Los pezones estaban a cubierto con la chaquetilla, se la quito y como se le veían y eso que todavía no estaban en su punto más morboso.

Su sonrisa de zorra contenida, me dejaba claro que le gustaba lo que veía. Se acerco y me dio un beso. Ni controle el tiempo que tardo en terminar de estar preparada. Solo oía el secador, que lo iba a acabar fundiendo. Que no sería la primera vez que eso ocurriera, porque además de melena, tenía un pelo muy tupido. Salió vestida, un maquillaje perfecto y su melena estaba ondulada y con un toque salvaje, como me puso verla así, se había preparado mara ser matadora. Se puso sobre unos tacones, que hacía que fuéramos de la misma altura y su culo quedaba mucho mas marcado, y al llevar la chaquetilla que según ella se llaman torera, el culo se veía en toda su magnitud. “Espero que sepan apreciar este cuerpo y sobre todo que hacer con él” lo decía sonriendo, le di un azote en el culo, “Si no saben apreciarlo es que serán maricones y cómo van a saber apreciarlo, prepárate que eso dos si no son fachada, te van a dar de lo lindo y has visto que manazas tienen?” riéndose me decía que esperaba que fuera verdad y que se cumpliera lo de que las manos grandes eran reflejo de lo otro.

Pedimos un taxi y nos fuimos al restaurante que estaba cerca de la plaza del mercado. El lugar lo habían elegido ellos, que por lo que me habían dicho eran clientes habituales cuando iban a Palma, que era con bastante frecuencia. El sitio por fuera además de bonito tenía muy buena pinta. Estaban esperándonos dentro y fuimos a una terraza, todo muy blanco. Me quedo claro de que querían impresionar porque el lugar era top. Comida de diseño, minimalista, de fusión o como lo quisieran llamar. No venia mal porque no era bueno llevar el estómago muy lleno. Cuando vieron a Leticia no lo pudieron evitar miraron hacia la zona de su entrepierna. Escote no llevaba mucho. Les hubiera gustado otro igual como el día que la conocieron. Al principio de la cena hablábamos mas entre nosotros tres y poco a poco, se fueron centrando mas en ella. Era como si los dos estuvieran compitiendo para ver quien se la llevaba al “huerto” que tontos que eran. Muchas bromas, siempre muy comedidos, si supieran lo que Leticia y yo sabíamos, me daban ganas de mandarles un whats a los dos, para decirles que le ponía cachondísima que fueran a saco. Me costaba contenerme. Leticia había sacado todas sus armas de seducción o de provocación, los estaba poniendo como toros preparados para envestir.

Sus coqueteos, sus miradas insinuantes, la forma de moverse los labios, algún ligero toque de la punta de su lengua en sus labios, hasta a mí me estaba poniendo cachondo. Me encantaría meter mi mano por dentro de las mallas de Leticia porque tenía que estar muy mojada. Estaban empeñados en que bebiéramos y les frustraba que no lo hiciéramos al ritmo que ellos querían y una de esas veces lo dejo claro mi esposa, “no nos gusta mucho beber, que luego se hacen cosas y uno no se acuerda bien, el alcohol es bueno en su precisa medida” como ellos sabían que era médico, se cortaron y no insistieron mas y ellos dejaron de beber al ritmo que lo hacían. Ellos me habían preguntado que sitio le gustaría a mi esposa para tomar una copa y les dije alguno donde se pudiera bailar. Terminamos de cenar y nos salíamos del restaurante, Ritter iba primero, detrás yo, Leticia iba detrás de mí y Geert el ultimo. A punto de salir a la calle, Geert aprovecha y le toca el culo a Leticia, lo hace con la excusa o la no excusa, de que se había manchado y le sacudió un poco en el culo. Como de intenso fue no lo sabía. Encontraron a unas parejas conocidas y se pusieron a hablar con ellas, lo hacían en alemán, lo que aprovechamos para hablar.

– Como lo ves? Tienen interés en ti?

– Pues Geert, está muy animado, porque me ha “limpiado” y me ha dado un manoseo en el culo de mucho cuidado, se ha cerciorado de que no llevo nada y el ultimo ha sido potente. Vamos que me ha dado un azote más fuerte que cualquiera de los que tú me das.

– El problema lo tiene en saber cómo quitarme a mí de en medio.

– Por mi es que pasaba hasta de ir a tomar nada y nos íbamos directamente al hotel.

Nos salimos del restaurante y me la lleve a una zona más discreta y cuando estábamos entre dos coches, metí mi mano por delante por dentro de sus mallas. Me beso para decirme, “me entiendes ahora?” estaba mojada a tope, hasta las mallas. Les vimos salir como preocupados mirando para todos los lados, hasta que el hice una seña, nos pidieron perdón y nosotros no le dimos importancia. Fuimos a tomar la copa en un coche, un mercedes supongo que de alquiler. La discoteca elegida era bastante conocida, al llegar preguntaron por una persona, salió y nos llevó a un sitio, que no era un reservado en sí, pero si una zona reservada. Al instante y sin pedirlo nos trajeron a nuestro sitio una botella de champan y cuatro copas. Nos preguntaron si tomaríamos algo mas y ellos si se pidieron bebida, nosotros no. había música en directo, mucho sonido caribeño y salsa. Desde que llevábamos esta nueva vida, no habíamos vuelto a ir a ningún sitio con música caribeña. Que cuando íbamos me tocaba salir a bailar con Leticia, yo que no se bailar y hacia mas de guardaespaldas, hoy me daba en la nariz que iba a ser diferente.

En todo esto hubo un gran fallo, estos bailaban lo mismo que yo CERO. Lo que las oportunidades se iban al carajo. Leticia se fue a donde bailaban el grueso de la gente. Lo hacía sola y no tardaron en llegar los primeros babosos. En ese momento se ponía como la Leticia de siempre, la intransigente, la que con la mirada te perdona la vida y uno a uno, desaparecían. Hasta que se acercó un mulato, dos metros, delgado, fibroso, dominicano, cubano, venezolano, y se fue arrimando y esta vez Leticia no dijo nada. Se dejo querer. Mi esposa baila bien y este tío la llevaba mejor, se estaba dando un faje total con ella y se le abrió la chaquetilla, en los movimientos, se abría y se podía distinguir sus enormes tetas y sus no menos grandes pezones. Los alemanes alucinaban y miraban absortos, Ritter el más joven se colocaba el rabo como podía. De no haber estado los alemanes ese sería un candidato seguro esa noche y todavía no lo descartaba. Dejo de bailar y se vino sin despedirse de su compañero de baile. Venia acalorada y abanicándose con la mano. Se quito la chaquetilla, se sentó y bebió una copa de champan.

Leticia les ánimo para que bailaran con ella y los muy tontos ni lo intentaron. Eso les restaba puntos a ellos y se los daba al mulato. Que estaría pensado Leticia cuando dijo que era hora de irse. Me desconcertó, no sabía si tenía que decir o hacer algo. Los alemanes tampoco dijeron nada, solo se miraron entre ellos. En el coche Leticia se puso a escribir en su móvil, en el bloc de notas, “invítales a tomar algo en la habitación a estos lelos, que espero que follen mejor que lo parados que son” les dije que aparcaran y subieran a tomar una copa de despedida, no querían e insistí, por lo menos en gratitud a la cena y las copas. Accedieron y decían que una y se iban. Desde ese momento estábamos en manos de Leticia. La habitación tenía una sala separada de la parte del dormitorio por dos puertas correderas. Un sillón para dos personas, dos sillones individuales, una mesa escritorio pegada contra la pared, una silla en esa mesa, un espejo grande, minibar y la TV. Cada uno se sentó en uno de los asientos individuales. Saque dos botellitas de whisky para ellos y dos de ron para mi esposa y para mí. No había hielo. Parecíamos tres tontos sin saber hablar, porque Leticia había cerrado las puertas y había desaparecido.

Se abrieron las puertas, “perdonar por la tardanza, pero necesitaba ponerme cómoda” y tan cómoda que se puso. Lo único que no se cambió fueron las sandalias. Llevaba puesto una bata de lencería negra hasta los tobillos, trasparente, unas medias con liguero y unas bragas diminutas y un sujetador, que aunque la bata llevaba un enganche en el cuello, trasparentaba las tetas que salían por la abertura del sujetador, que no tapaba, lo que hacía era realzar las tetas de Leticia. Se dio la vuelta y cerró las puertas, lo hizo no para cerrar las puertas, lo hizo para exhibirse y que vieran el culo tan bonito y bien cuidado que tenía. Parecía una actriz de Hollywood, se sentó, hizo ese cruce de piernas tan especial que tiene, y la bata resbalo dejando ver sus impresionantes piernas acabadas en unos soberbios muslos. Los dos alemanes alucinaban y se miraban entre ellos, ninguno se atrevía a hacer nada. No recuerdo como inicie la conversación y ellos la seguían con palabras cortas. Me levante para ir al aseo, para ver si así se animaban. Me quede en el aseo un poco de tiempo, me iba a quedar 5 minutos, lo vi poco y me quede un par de ellos mas, esperaba por lo menos que hubieran entablado una conversación más “amena” entre ellos.

Me asome por la rendija de las puertas correderas, que se vería el asiento de mi esposa y me sonreí y me puse cachondo. Geert se estaba dando el filetón con Leticia y metiéndola mano. Abrí las puertas y tuvo un momento de indecisión, al ver que me sentaba donde había estado él y que Leticia volvió a besarle, continuaron como si no estuviera. Estaba cachonda a no va más, se levantó con respiración entrecortada y nos dijo a todos que nos desnudáramos y se fue hacia la cama, antes se quitó la bata y se quedó solo con la ropa interior. Los alemanes ya estaban desnudos y Leticia me miro con cara de vicio, tenían buenos rabos. El más grande y era muy evidente era el de Ritter. Mi esposa le llamo la atención a Geert para que se quitara los calcetines. Se corto un poco pero rápido se le paso. En segundos se convirtió en una vorágine. Leticia le comía el rabo Geert y Ritter le coman el coño a ella, no vi ni cómo ni cuándo le había quitado las bragas. Leticia se corrió muy rápido, o estaba muy cachonda o el más joven tenía una buena lengua y debía ser mas de lo último, porque no paro y por sus sonidos estaba poniéndose otra vez a punto. Paro de comerle el rabo a Geert y le pidió a Ritter que se pusiera un condón y la follara. Se levanto de la cama, fue a su pantalón, sao el condón se lo puso rápido y agarro a Leticia por las cadera, la atrajo hacia él, ella estaba boca arriba, enfilo su rabo y ella dejo de comerle el rabo al otro, y exteriorizo con unos profundos gemidos, como entraba el rabo en su coño.

Sonaban el golpeteo del cuerpo de Ritter con el de Leticia y cada vez sonaba más rápido, que manera de empotrarla, lo que más le gustaba a ella. Era imposible que pudiera seguir comiéndole el arabo a su compañero, este se dio cuenta y se puso a darse un Festín con sus inmensos pezones, que entre los dos la estaban volviendo loca. Se agarraba a las sabanas con fuerzas y me ponía cachondo ver como perdía los papeles, su super control y lanzaba gritos pidiéndoles que no pararan. Daba un placer inusitado ver a ese armario follándose a Leticia, con su cuerpo en tensión era admirable. Leticia se corrió retorciendo todo su cuerpo, pareciendo que se quería incorporara y dejándose caer después de semejante orgasmo. Me miro me dijo un te quiero y me acerque a darle un beso con nuestras lenguas lamiéndose. Me dijo que no había visto nada, hizo que Geert se pusiera un condón y que se tumbara boca arriba, ella se fue metiéndose su rabo y resoplando. Lo montaba como solía hacer, con movimientos suaves, que no lo eran y haciendo que el rabo de él se pusiera a tope.

Miro a Ritter y le dijo que empezara pero con cuidado, que no teníamos prisa. Mi esposa, se empezó a besar con Geert y Ritter se situó detrás y coloco su rabo en la entrada del culo de Leticia. NO le mando ponerse lubricante ni nada y cuando fui a decírselo, mi esposa me mando callarme, que los dejara. Lo único que llevaba lubricante era el condón que llevaba puesto. La cara de mi esposa no podía ser mas lujuriosa, estaba sentado a centímetros de ella y la veía de refilón y directamente cuando me miraba. Al empezar a darle por culo Ritter, entre cerro los ojos, jadeaba, estaba saboreando todo lo que sucedía, me moví para ver ese rabo que la estaban metiendo, porque era el más grande que habíamos visto. No puedo describir lo cachondo que me ponía, ver como se iba introduciendo en su delicado culo. Ritter me miro me sonrió y me guiño un ojo, no hizo falta que dijera nada, sabía que se lo iba a meter de un solo golpe lo que quedaba por meterle que no era poco. Se aferro con sus manazas a las caderas de Leticia y ella me miro, se preparaba para lo que venía. La embistió de golpe, no quito la mirada de mí, arranco un gran grito de mi esposa, no podía saber si fue de dolor o placer. Clavo sus uñas en el pecho de Geert y aguanto el ritmo de la follada que le daban.

Le caía hasta la baba sobre el pecho de Geert y empecé a acariciar sus pezones, a retorcérselos, a estirárselos y ella lo aguantaba todo. Geert se corrió y bramo cuando lo hizo. Leticia no aguanto y se volvió a correr. Pararon un momento y sin sacárselo de su culo, Geert se retiró, ahora estaba a cuatro patas mi esposa, con un rabo gigantesco ensartado en su culo, al primer empujón cayó sobre la cama y ahora las penetraciones fueron mucho más fuertes, no tienen comparación y Leticia mordía la almohada para que no nos echaran del hotel, porque aun teniéndola mordida, se oían los gritos. Ritter le decía cosas en alemán y preguntaba que le decía, le traducía lo que llegaba a entender, dice que eres una gran puta, que nunca se ha follado un culo tan perfecto y bonito, todo eso a Leticia la ponía mas y cuando Ritter empezó a darle unas embestidas profundas y oyó como se corría, ella se empezó a correr con él. Se quedaron agotados. Bebimos un poco mas y ya se habían vestido cuando Leticia nos sorprendió a los tres. Les pidió que se hicieran una paja y que cada uno se corriera en un pezón y que nada mas hacerlo se marcharan, ni despedidas ni nada. Ellos aceptaron y se pajearon cada uno a un lado y Leticia mientras se masturbaba. Se corrieron y se fueron, la habían dejado bien embadurnada. Me miro y mas puta que nunca, “te había prometido otra cosa, pero no ha podido ser, fóllame y cómeme las tetas” y follamos y le comí los pezones hasta que nos corrimos y nos morreamos a base de bien, con las corridas en mi boca de esos dos sementales alemanes. Me asombre de lo abierto que le habían dejado el culo.

A las 7 de la mañana me levante sin hacer ruido, aunque lo más apropiado seria que me arrastre, porque no podía ni con mi alma. Me di una buena ducha para despejarme y cuando ya estaba vestido, me acerqué a Leticia para darle un beso y marcharme, tenía marcas de corrida por todos los sitios, olía a sexo y tenía una dulce cara de niña pequeña, durmiendo sin remordimientos. Estaba desayunando en el buffet cuando se me acerco el director del hotel, para decirme que si cuando acabase podía hablar conmigo unos minutos. Como llevaba prisa le pedí que se sentara y me contase lo que fuese. Estaba un poco apurado, “Mire usted don Eduardo, es que se nos han quedado dos clientes por los ruidos de su habitación y quería pedirle por favor, que bajaran el sonido de la televisión” tanto el como yo, sabemos a qué se refería con lo de la televisión. Le asegure que no volvería a pasar y se quedó más tranquilo. Posiblemente solo nos quedaría esa noche o a lo sumo dos y Leticia estaría para el arrastre. A media mañana la llame para saber cómo estaba, “muy cansada, come tu por ahí si quieres, que paso de comer, solo quiero dormir, te quiero” un dialogo muy corto. Mas tarde cuando me enteré de que nos íbamos al día siguiente le envíe un whats diciéndoselo.

De camino al hotel fui dando un largo paseo y de paso compre en el corte inglés, agujas, sándwich y algo mas para cenar, cosas que sé que ha Leticia le encanta, como una bandeja pequeña de pasteles, para que el pecado de ese viaje fuera completo. Mire el reloj y eran las 21:18 y no me había llamado ni contestado a nada. Debía estar en estado de desvanecimiento. Es que fue mucha tralla para cualquier cuerpo y menos mal que el hacer deporte todos los días venia bien para ese tipo de ejercicio. Entre muy despacio en la habitación para no despertarla si seguía dormida, la TV estaba puesta y ella no estaba en la cama, me dijo que estaba en el baño. Me acerque y estaba metida en la bañera. Estaba todo lleno de vapor. Se bañaba siempre en agua caliente hasta quemar. Me quite la chaqueta la corbata y me senté a hablar con ella.

– Como estas, hace cuanto te has levantado?

– Me he despertado a las siete y me he levantado a las 20:30 y aquí estoy, relajándome.

– Ayer no cumpliste con lo que me dijiste y eso no está bien.

– Jajajajajajaja, no cumplí e parte, que en parte sí. No iba a dejar que dos desconocidos me follaran a pelo, eso tiene que ser muy especial, pero te prometo que lo cumpliré, cuando? Eso no lo sé. Lo mismo cuando encontremos ese candidato que me contaste.

– Sigo pensando en ello, no se me ha olvidado. Porque encontrar a alguien y que tú lo aceptes es peliagudo.

– También he pensado en alguno y no me ha venido a la cabeza ni uno que pudiera decir, este lo mismo. Nada.

– He pasado por el corte y he comprado guarradas para cenar de las que te gustan a ti, para que el pecado sea absoluto.

– Para ser absoluto tiene que haber pasteles.

– Es que los hay.

– No se puede tener mejor marido. Me tratas como a una reina. Hace unos minutos estaba pensando, que suerte que tengo, un marido que le gusta verme follando y me ayuda a conseguirlo, la primera vez tuve muchos remordimientos y ahora me encanta ponerte los cuernos, aunque técnicamente no son cuernos.

– También estoy muy contento por tener una mujer tan puta y que se haya querido prestar a mis fantasías.

– Ahora salte y déjame un rato sola. Quiero relajarme.

– No hagas cosas “feas” si no estoy yo.

– Te juro que no hare cosas “feas” si estar tú, jajajajajaja.

Me salí del baño y me termine de desnudar, me metí en la cama y me tape con la sabana, estaba cachondo y tenías ganas de follar. Como se había levantado tarde, las sabanas olían a sexo y me puse mas cachondo. Se abre la puerta del baño y sale espectacular. No había visto su ropa interior dentro o no me había fijado. Medias de rejilla color rojo. Liguero, bragas y sujetador a juego. Al sujetador le iba a costar mantener sus tetas dentro. El rabo levanto la sabana y ella se regocijo, no tenía que preguntarme como estaba, que siempre lo hacía. Solo me miro y me dijo con sonrisa de puta, “ve vistiéndote, que vamos a salir a bailar, que quiero volver al mismo sitio de ayer noche” hice un movimiento de cabeza y devolviéndole su sonrisa le pregunte, “que vas a ver si pillas por banda al negrito?” solo dijo que quien sabia. Comimos algo de lo que había comprado y me vestí. Salimos y en un taxi fuimos al lugar de la noche anterior. La diferencia que esta vez no estábamos en la zona reservada y se notaba la diferencia. Leticia que iba con una falda roja corta sin llegar a mini y con vuelo, una blusa bien abierta de color negra, me decía que en un pequeño trayecto ya la habían sobado el culo varias veces. Lo que sabía que no la tenía que haber molestado, eso le había hecho ponerse mas cachonda seguro.

Vi al que nos recibió la noche anterior, me acerque a él y tenía buena memoria. Era extranjero y aunque le costaba un poco hablar el español, le pedí información para saber cómo podíamos ir a una zona mejor, como la de la noche anterior. Me pidió que esperara un momento y se fue. Lo vi hablando con una chica y al rato regreso, me explico cómo funcionaba eso, el precio y todos los demás detalles, cuando acepte me acompaño y me llevo no al mismo sitio, a otro mas apartado, como hecho especial para parejas. Estaba más oscuro, más discreto e invitaba a eso, a darse una buena “fiesta” con cualquiera. Estaba un poco más alto que el lugar de la noche anterior y se veía muy bien la zona de baile. Descorche la botella de champan y brindamos. Aproveche para contarle a Leticia lo que me paso en el desayuno con los del hotel, se echó a reír, como había cambiado, en otro momento se hubiera muerto de vergüenza. Se fue a bailar y desde mi sitio la veía perfectamente y ella de vez en cuando miraba hacia donde estaba, sonreía y me hacía algún gesto. Pronto ante semejante preciosidad, empiezan a aparecer los moscones.

Mi esposa se los va quitando de en medio con su indiferencia y a algunos con alguna de sus miradas de acojone, que las pone muy bien. Poco a poco la van dejando tranquila y ella sigue con sus movimientos mas que provocativos. Por norte, sur, este y oeste, la copan cuatro chavales, que deben de tener 18 años porque si no podrían entrar, desde mi lugar me da que los tienen justitos. A estos les deja tontear, se acerca a uno, le pasa un dedo por la mejilla y le dice algo. Se viene para arriba y la discoteca está muy llena, le toca pasar entre la gente y cuando llega, viene acalorada y no es del baile. Esta sonriendo y dice que ese paseo hasta subir le ha provocado una subida de la autoestima bestial. Le han dicho de todo y le han metido mano, algunos descaradamente. Me parece ver al negrito que esperábamos y le pregunto a Leticia. Mira y no tiene que contestarme, su sonrisa y sus ojos llenos de excitación me dicen que lo es. Brinda conmigo y me dice que la desee suerte, me rio porque no le va a hacer falta desearle suerte. Veo cuando se pone a bailar y miro el reloj. No tardo ni cinco minutos en aparecer el susodicho.

Hoy que lo miraba con más detenimiento y no como la noche pasada, que tenía que estar también pendiente de los alemanes, me di cuenta de que era un tío muy grande. Leticia al lado de él era una muñequita y eso que mi esposa no es pequeña. No era descarado por lo menos físicamente, porque la tocaba bailando, no lo hacía de forma descarda y le debía de decir cosas muy interesantes, porque la sonrisa de mi esposa cada vez era más amplia. Uno de los bailes, quedaron muy pegados, seguro que Leticia estaría tratando de saber cómo tenía el rabo de grande con el contacto de su cuerpo. Una de esas veces ella miro hacia donde estaba yo, alzo el brazo saludándome y le dijo algo a él, que miro y sonrió. Paso casi una hora y Leticia se vino hacia donde estaba. Al llegar venia cachonda perdida y sus pitones estaban a su tamaño máximo.

– Que tu amigo te ha abandonado?

– Jajajajajajaja, tú crees que alguien abandonaría a la puta de tu esposa? Pues no.

– Que ha pasado entonces? Y que le decías cuando mirabais hacia aquí?

– Me pregunto si estaba sola y le dije que no, que el cornudo de mi marido estaba allí arriba y por eso te salude. Y lo que ha pasado, que el sube ahora en un momento.

– Y se ha quedado tan campante cuando le has dicho eso?

– Se echo a reír. Y se pegó mas a mí y niño, lo que tiene entre las piernas no pude ser normal.

– Y que paso con los cuatro chavalines, que le dijiste al que acariciaste con el dedo.

– Jajajajajajaja, debió ser el champan, jajajajajaja, le dije que si se portaban bien al final de la noche les daría una sorpresa.

– Y eso?

– esta noche me siento muy puta y quiero serlo. Todo para ti, mi querido cornudo y hasta cuándo podremos darnos otro homenaje así?

Me dio un morreo, toque su coño y estaba mojado y ardiendo. Pasaban los minutos y parecía que era mucho más tiempo. Hasta que vimos que nos hacía señas desde abajo. Caímos en la cuenta de que lo mismo no le dejaban pasar. Leticia puso cara de mimosa y me dijo que trajera a su semental. Fui para abajo y el seguía haciendo señas, por culpa de las luces, no se veía el sitio, pero mas o menos se sabía dónde estaba Leticia. Me acerque a él y me presente me sonrió y con una mano grandísima me apretó la mía y me impacto hasta el nombre, Julio Cesar. Al vernos llegar mi esposa no pudo reprimir lo puta que era y por eso se le noto en la cara. Quede sentado junto a ella y el quedo de frente a nosotros, pero muy cerca porque el espacio era reducido. Tenía un hablar muy dulce y engatusador, miraba a mi esposa con el rabillo del ojo y la veía prendada y cachonda. Seguía hablando y ya le tocaba la rodilla. Sus manos no tenía dedos tenía rabos. El tío no se cortaba iba subiendo la mano y Leticia abría sus piernas, cuando llego a su coño lo supe, porque me agarro la mano clavándome las uñas. Julio Cesar miro a mi esposa y le dijo con voz engatusadora pero firme, “mamita que haces todavía con los calzones? Te dije que te los quitaras y no mires al cachón ahora soy yo quien mando” leticia se levantó se fue al aseo que estaba pegado a nosotros y volvió rápidamente y le entrego sus bragas, que olio y me dijo, “si esto huele así debe tener la zorra una chocha sabrosa” no me quedo duda de que no éramos la primera pareja con la que estaba.

Seguimos hablando y el seguía acariciando las rodillas de mi esposa, sus manos, esta vez las dos entraron por debajo de su falda y me agarraba mi mano con fuerza. Supuse que le había metido algún dedo, por sus suspiro tan largo y por cómo me clavo las uñas, le miraba mordiéndose el labio inferior con una intensidad terrible. Acerco Julio Cesar su cara a la de mi esposa y le arreo un morreo exagerado, podía ver sus lengua como se metía en la boca de Leticia, que me soltó mi mano y se fue a buscar el rabo de él. Cuando lo palpo se le escapo una exclamación que se hubiera oído mas si no tuviera la lengua de Julio Cesar en su boca. Debía de ser bueno lo que encontró. Desabrocho su pantalón y entonces él se recostó en su respaldo. Leticia saco un rabo de dimensiones, desproporcionadas. Lo miro, me miro, sonrió y él le dijo, “quiero que el cachudo vea como tu orto se come mi pija” se agacho y no podía meterse su rabo en la boca, era imposible, pero no se dio por vencida, o lamia y no paraba de hacerlo, le cabía una porción muy chica, pero Leticia le sacaba partido. La hizo levantarse, se puso un condón e iban a follar allí mismo, con la discreción de estar de espaldas a los demás y que la falda protegería la visión de cualquier cosa, aunque se podría imaginar. Leticia dio un pequeño brinco y le dijo que por detrás no, el insistía y Leticia le decía que eso era imposible y la entendía, quiso hacerse el duro y ya le iba a responder, cuando mi esposa le dijo que no y que si no lo aceptaba que se fuera por donde había venido.

Julio Cesar se levantó y no debía estar acostumbrado a que le dijeran que no, porque se fue con un enfado muy patente. Me pidió que la tocara para calmarse, sabía que eso no la calmaría pero de todas formas le hice una paja, tardo muy poco en correrse y paso lo que decía, le aumento la excitación. Me pidió que fuéramos a algún local. La entendí perfectamente. En ese momento se dio cuenta de que sus bragas se las llevo Julio Cesar. Le dije que me esperara fuera que iría a recuperar sus bragas, la deje casi en la puerta y fui a donde se suponía que estaba Julio Cesar, al verme se me acerco me pidió disculpas y quiso retomar la noche, vio que ya no había nada que hacer, le pedí las bragas, las saco del bolsillo de su pantalón y nos dimos la mano como personas civilizadas. Todo me llevo de 10 a 15 minutos. Salgo y veo a Leticia hablando con cuatro chicos, que si no me equivocaba eran los de antes. Al verme dice Leticia, “veis como no os mentía, aquí está mi marido” la cara de ellos fue de tremendo corte. Quite hierro a la situación y nos quedamos hablando, conmigo delante ni una insinuación. Mire a Leticia para ver que quería hacer y no la vi muy convencida o eso me parecía. Dije de irnos y vi como si se sintiera aliviada. Luego le pregunte y me dijo que podría haber hecho un esfuerzo con dos de ellos, pero que los otros dos no le ponían nada.

Estaba claro, a Leticia le gustaban los hombres altos y fuertes y a ser posible con buen rabo, decía que como mínimo como el mío y ya dije que estoy bien dotado. Fuimos al mismo local e iba a ser la noche de los patinazos, porque esa noche estaba dedicada a los intercambios y no había chicos solos. Leticia había descubierto una faceta nueva, le gustaba exhibirse, le ponía muy cachonda. Tomándonos la primera copa me decía, “ya que no hay chicos, vamos a dejarnos ver, no te parece? Porque intercambios no quiero, no voy a permitir que folles con ninguna, ya te lo dije cuando empezamos con esto” no sabía a qué venia decirme eso, si yo lo tenía muy claro y tampoco quería. Nos fuimos a cambiar y a ponernos las toallas. Había un apareja que cuando entramos no la vimos bien, estaban vestidos y por lo que se veía a punto de marcharse. Cuando salimos con las toallas seguían allí y se habían colocado más cerca de donde habíamos dejado nuestras copas. Él era de los tipos que le gustan a mi esposa. Alto, fuerte, barba de un par de días, moreno, dentadura perfecta, mirada penetrante y marcando un buen paquete. Igual que me había dado cuenta yo, Leticia seguro que ya lo había fichado. La mujer que iba con el que serían de la misma edad, no llegaban a 30 años, estaba muy bien, un poco más baja que Leticia y eso sí, tetas más grandes que mi esposa, algún kilillo de mas, pero muy buena.

Leticia me dio un beso ardiente, provocando y me dijo al oído, “a este golfo me lo quiero follar, no me quiero ir sin follármelo, te parece?” era tarde ya, Leticia esperaba mi contestación y no le daba ninguna, mire al tío y le pregunte, “queréis que nos sentemos juntos?”, Leticia me dio un suave pellizco y dijeron que sí. nada mas sentarnos nos presentamos, eran Kike y Mamen. Ellos si eran de Palma. Kike nos preguntó si llevábamos mucho en lo de los intercambios y antes de que contestáramos, nos dijo que ellos llevaban un año. Leticia contesto que nosotros llevábamos poco y remate diciendo, “llevamos poco, pero en realidad no estamos en lo de los intercambios, a mí me gusta verla follar, pero yo no hago nada con mujeres”, Leticia no se cortó y dijo que no era necesario ser tan explícito. Esta vez quien pregunto fue Mamen, “que suerte tienes hija, sois bisexuales?” y antes de que contestara, lo hizo mi esposa. “Eduardo es mas que yo, aunque todavía no se ha estrenado del todo y yo solo he tenido una relación con una mujer y sin tenerlo previsto” ella nos confesó que ella lo era mucho y que Kike nada.

Nos dijeron si nos íbamos al jacuzzi y al decirles que si no había nadie, que sí. Se fueron a cambiar. No había nadie y nos metimos en el jacuzzi. Las tetas de ella estaban un poco caídas, normal con el tamaño que tenían, pezones más pequeños que los de Leticia y él tenía un cuerpazo y su rabo en reposo era como el mío. Ellas quedaron en el centro. La que tomo la iniciativa fue Mamen, que le decía que le volvían loca ver los pezones de Leticia, que debían de estar buenísimos y mi esposa no se cortó, la invito a que los probara y se liaron entre las dos. Nos salimos del agua porque estábamos todos muy cachondos y fuimos a buscar un reservado y no encontramos ninguno libre. Solo encontramos una mega cama, donde ya había otras parejas y nos colocamos en un espacio libre. Se acerco una mujer que estaba follando y saludo a Mamen, se dieron un morreo bestial y se fue. Leticia le había tomado el gusto al estar con mujeres, porque rápido estaba haciendo un 69. Ella arriba y Mamen abajo. Se corrieron pero no pararon, se ve que estaban necesitadas. Hasta que Mamen paro un segundo, para decirle al marido, “fóllate a esta putita, que sepa que pollón tienes” y fue cuando me fije, se colocaba un condón y era un poco mas grande y gorda que la mía.

Se puso a follársela y no dejaba ni un segundo de gemir, hasta que se volvieron a correr las dos. En ese momento Mamen se quitó y se apartó, Kike se colocó para que Leticia le montase. Mamen se fue hacia donde estaba la amiga que la había morreado y se liaron de nuevo. De los hombres que había por ahí, se acercó uno y lo espante, no tenía buen tipo y el rabo era muy ridículo. Pasaron varios y con todos hice lo mismo, hasta que apareció un tío con el pelo canoso, buen cuerpo y lo más importante con un rabo muy digno y sobre todo el capullo, que era muy llamativo porque era más grande proporcionalmente que el resto de su rabo. Se acero a la espalda de mi esposa, empezó a acariciarla sin ser agresivo, no entro a saco. Leticia miro y se sonrieron, eso hizo que él se animara a continuar. Acaricio sus tetas y fue bajando hasta su culo, era como si estuviera haciendo una exploración, un acercamiento, tanteando. Besaba su cuello, le pasaba la lengua y Leticia gemía. Algo le dijo en el oído, mi esposa me miro, le miro a él y le dijo, “no soy yo quien te lo tiene que permitir, pregúntale a mi marido si le apetece que me folles el culo” obviamente ella si quería, de lo contrario lo hubiera mandado a paseo hacia rato. Cuando le dije que sí, se puso un condón y expreso la duda si mi esposa aguantaría su rabo por el culo, ella sonrió y le conteste, “mi esposa se traga eso y más, no te creas que tienes un cañón” le herí en su orgullo, porque prácticamente le metió el rabo de un solo empujón y Leticia pego un grito de placer, un grito que lo soltó a pleno pulmón, porque allí no dejaban de oírse gemidos, corridas y todo lo que se pudiera oír follando.

Los dejo a los dos derrotados, se quedó tumbada y me sonreía. Me “regaño” porque había espantado a un chico joven, “has asustado a un jovencito con una herramienta de película y ya no se ha acercado mas, es para matarte” la verdad que se me había escapado, no se había acercado ninguno así. Luego me lo explico que vio que se quería acercar pero cuando espante a los primeros se fue para atrás. Nos enrollamos las toallas y fuimos a tomar otra copa. En la barra estaba el chico que me decía, estaba con una chica normalita. Le pregunte si quería que hiciera un acercamiento y me dijo que no, que la dejara a ella. Quería que el chico fuera babeando detrás de ella. A esa pareja se les unieron dos mas y estaban hablando. Leticia me decía que lo tenía a punto de caramelo. No sé qué hacía porque les daba la espalda, pero Leticia los tenia de frente. Leticia me decía al oído, “vale ya está controlado, si no te importa me lo voy a follar en el aseo y te daré la lechecita que hoy no has tomado, me das permiso?” le dije que si estaba tan segura que lo hiciera. “Estate atento y lo he pensado mejor en 5 minutos vienes, nos ves y nos tomamos la lechecita junto” me puso cachondísimo.

No hizo ningún gesto extraño, ninguna señal, simplemente se fue para el aseo. Al medio minuto paso el chaval joven e iba a la misma zona. Pasaron los 5 minutos y me fui a esa zona. Estaban en el más grande, los gemidos de mi esposa eran inconfundibles, llame le dije que me abriera y oí a Leticia, “coño abre es el cornudo de mi marido y quiero que me vea” se abrió y ella estaba apoyada y era verdad buen rabo tenía el tío. El tío que no sabía cómo se llamaba daba muestras de estar a punto de correrse y Leticia, más que decirle se lo ordenaba que no se le ocurriera correrse. Aguanto hasta que mi esposa se corrió. Se quito rápido, se agacho, me hizo agacharme y le quito el condón. Le comimos el rabo entre los dos y cuando estuvo a punto y nos avisó, ella se lo trago todo, me dejo el rabo para que chupara los restos y luego nos besamos. Nos dejó solos y me la quise follar, pero no quiso, quería en el hotel. Nos vestimos y nos fuimos. Al llegar al hotel follamos los dos de una manera fabulosa y contándonos mientras follábamos lo que habíamos sentido, llevándonos nuestras corridas al cielo.

Un viaje esplendido a Palma de Mallorca, habíamos ido bastantes veces y nunca lo habíamos gozado tanto. En el viaje de vuelta, íbamos hablando de que ya no sabíamos cuando íbamos a poder tener otro momento así y salió de nuevo la conversación de encontrar a uno que relajara los momentos de “tensión” en la espera de otro momento especial. Fue cuando la vi convencida en que mi idea era buena y me conmino a que espabilase en encontrar a alguien perfecto para ser candidato.