Una experiencia con otra pareja que no olvidaré jamás
¡Una experiencia increíble!
Pasó un tiempo largo sin contar, absolutamente nada, sobre las vivencias que el sexo ofrece y deja como experiencia en mi vida y en quienes la comparten conmigo. Sin lugar a dudas que cada uno debe tener su personal opinión sobre lo que nos ha dejado el transitar esos caminos del regocijo y beneficio del placer. Estoy convencida de que siempre es más que bueno recordarlos. Nos hace tener una conciencia tranquila y necesariamente valorada, por lo pasado y por lo que vendrá. Y en virtud de ello, es que hay que sentirse feliz y bien agradecida por lo que nos ha tocado en suerte, sin haber dejado, siquiera, un rasgo de culpa que cargar en ningún momento. Ello, así lo creo, se debe al total sinceramiento que hay que tener al asumir tamaño compromiso en decisiones que pasan a ser altamente significativa en nuestras vidas, más aun, cuando existen responsabilidades que asumir y estados personales que conservar en medio de la vorágine habitual de este mundo.
Estoy convencida, también, de que todo se ha hecho manejable y controlado, por lo menos en lo personal y de mi pareja. Desde que tomamos la determinación de liberar nuestras emociones mentales y corporales, lo hemos hecho desde el total acuerdo en que nada sería posible y satisfactorio sin la total honestidad de ambos, más allá de los momentos que nos toquen o elijamos. Evidentemente, no nos equivocamos, por lo menos hasta ahora. El resultado ha sido por demás gratificante. Así que, como experiencia, totalmente recomendable.
Bien, ya realizado mi reentré mental, quiero pasar a contarles, lo que espero que sea de vuestro agrado, unas cuantas experiencias vividas a lo largo de este tiempo en que no me he sentado a relatar mis expresados placeres con el sexo, lo que hace sentirme muy compinche con aquellas personas que se indentifican con ellos. Más aun, cuando de mujeres se trata, y, cuando en cada suceso, somos protagonistas inevitables para darle el condimento justo a lo que allí se produce. Dejando de lado circunstancias, motivos y, hasta las más inesperadas sorpresas que suelen presentarse. Por que, de eso se trata vivir estas experiencias, donde nada es igual y, por más parecidos que puedan ser en lo esencial, lo diferente siempre resalta a la hora de la verdad. No quiero dejar de lado, eso sí, la más que importante vivencia que dejan las innumerables posibilidades de relaciones, fortuitas o no, que dejan las modalidades de intercambios que realizamos, por lo menos en nosotros, junto a mi marido. Quizá, a muchas mujeres no les pase lo mismo que a mí, de igual manera a los hombre, que a mi marido. La cuestión de los celos, por suerte, ha sido largamente superada, por todas las consideraciones anteriores y, por qué el recoger tanto placer, nos ha hecho comprender que, en definitiva, es el elemento más contundente que ha posibilitado consolidar nuestra unión y convivencia con todo lo que elegimos para sustentarla cada día, inclusive, con ingredientes muy fuertes que fueron produciéndose con el paso del tiempo. Estoy segura que ellos, han ido macerando los prejuicios y pasajeras culpas que hubiéramos podido sentir. Tener sexo con total convicción y elección consabida, ha sido determinante en nuestras vidas. Así que, todo lo que viene colme sus expectativas. En lo personal, profundamente agradecida.
Comenzaré por una bella experiencia que vivimos con unos amigos que tenemos en Córdoba. Mariel y Benjamín, son una pareja super divertida, además de excelentes personas, que conocimos hace unos cuantos años, producto de nuestra actividad profesional. Ella 48 y él 54, de buen gusto, cuidados siempre, además de bellos, por lo menos para mí. Mariel, una casi obseciva para el cuidado de su cuerpo, alimentación y gim, sin ecuanom. Lo mismo para Benjamín, un tipo guapísimo. De esos que, al sólo verlo, despiertan la imaginación a más no poder. Y hacia allí nos fuimos un fin de semana, sin pensarlo dos veces. La cita era en General Belgrano, un lugar ideal para fabricar fantasías y a su vez hacerlas realidad, con el espíritu aventurero entregado a retozar nuevas experiencias en plenitud, con un comodísimo departamento que tienen para disfrutar de sus días libres y de paso, recibir sus visitas. Cabe aclarar que, como eran novatos en la materia, nos colmaron de preguntas. Se mostraron ansiosos de conocer hasta los más mínimos detalles. Era evidente que el nuevo mundo al cual estaban dispuestos a ingresar les había despertado, seguramente, fantasías ocultas que siempre habitan hasta en los más aparentes conservadores. Lo que sí dejamos establecido, para que no sobrevuele ningún fantasma, era que cada cosa que se propusiera hacer o se haga por parte nuestra, no estaba obligada a ser aceptada por ellos si no encajaba dentro de sus deseos o voluntad. Luego de todas las consideraciones previas que iban surgiendo, sus ojos denotaban un brillo particular, propio del entusiasmo despertado y la ansiedad indisimulable. Dentro de ese largo listado que ennumeramos, les resaltamos que todo lo que se dijera allí sea expresado en el lenguaje natural que naciera de cada uno. Ello, ayudaría a darle el clima propicio al desarrollo de los acontecimientos.
Reitero, por las dudas, que ellos jamás habían hecho nada. Pero, como todo llega en un determinado momento, se dio a través de una charla que tivimos en Buenos Aires. Surgió espontáneamente en una conversación animada –post cena- y, allí el tema fue tocado como una anécdota de nuestra parte y que, para sorpresa nuestra, ellos tomaron con gran entusiasmo y que prometieron, una vez decidido, avisarnos si era posible. Y así fue que se determinó nuestro viaje para una nueva y prometedora aventura, tanto para nosotros y, en carácter de bautismo, para ellos. Una vez allí, el reencuetro fue realmente emotivo. Además del gusto de estar nuevamente juntos y percibir el entusiasmo latente de ellos por lo que iban a vivir como experiencia de vida. Una vez de reconocer el lugar y ambientarnos con la bella geografía y características del lugar, fue comenzar a crear el clima del gran escenario dónde desarrollaríamos la obra del placer. Un amplio y confortable living, todo alfombrado, con mullidos y cómodos sillones -por demás tentadores- servían de marco a una preciosa y viviente chimenea que en todo su apogeo brindaba el calor necesario para ignorar el frio del invierno que se hacía notar puertas afuera. Así, entre charlas variadas, tragos introductorios para templar la ansiedad lógica por lo que prometía llegar, la infaltable música que se iba acomodando a la complicidad del espíritu y los preparatorios distendidos para la concresión de la cena de bienvenida, los cuatros fuimos compenetrándonos, entre sí, con historias, anécdotas risueñas, otras cuirosas y, hasta con confesiones que ayudaron a abrir más las puertas de la intimidad que iba transformándonos en más cómplices del otro. Tal es así que, en un momento, mientras Mariel sazonaba un buen cabrito del lugar y yo, daba riendas sueltas a mi imaginación para lograr preparar la ensalada perfecta que serviría cómo guarnición al manjar, tuve un impulso de esos que brotan cuando existe el momento ideal. A la vez que charlábamos de mil cosas, propio de las mujeres, giré la cabeza y ví su perfil casi perfecto con unos labios distendidos a más no poder, que significaron toda una tentación, y, sin pensarlo dos veces, me puse casi pegada a su costado izquierdo, pasé mi brazo derecho por detrás de su nuca, tomé su otra mejilla y, acercándola suave pero intempestivamente hacia mi rostro, pegué su boca a la mía. Casi con desesperación, por los deseos que tenía, pero con una ternura que no podía disimular, comencé a disfrutar de la dulzura de los suyos, que iba descubriendo segundo a segundo. Ella, sorprendida y tiesa en guardia al comienzo, comenzó a distenderse progresivamente, asumiendo que el deseo también había ingresado a su mente y su cuerpo, sus labios se florecieron con una ternura infinita y el desafío a jugar con los míos se hizo una delicia. Mi cuerpo se estremecía, a la vez que mi boca tomaba temperatura juntos a la suya. Entreabrí los ojos y ví que los suyos permanecían cerrados, como si no quisiera despertar de ese nuevo mundo al que acababa de ingresar…Mi ensalada ya no contaba, mucho menos su prolija atención en la carne cruda sobre el mesón…El momento ya era nuestro. Así que la puse de frente a mi cuerpo palpitante, la atraje entre mis brazos y la apoyé definitivamente entregada. Sentir su cuerpo fue una sensación por demás exitante. Era un cuerpo nuevo, desconocido, dispuesto a ser explorado y disfrutado. Su aliento entrecortado anticipaba desafíos sin límites, aunque sin palabras, pero enteramente presentido. Su piel suave, envuelta en un atrapante perfume, abrían las puertas de agolpadas fantasías, las que una siente cuando una mujer transmite esa química absoluta y arrobadora. Sus pechos endurecidos me daban las bienvenida al encontrarse con los míos. Sus brazos se entrelazaron sobre mis hombros, mientras las bocas no cesaban de contarse los deseos latentes de nuestras mojadas e inquietas lengual…Fui acariciando su espalda, bajando hasta sus redondas, duras y espléndidas nalgas, que parecían pedir libertad absoluta debajo de su vestido de lino negro que enriquecían su figura a más no poder. Así, mientras de fondo sonaba la música que venía del living, dónde los hombres desgranaban palabras y risas, comencé a levantar su falda para encontrarme con la carne ardiente y dispuesta a ser mi presa sin prolegómeno de por medio….Mis dedos, prestos y temblorosos iniciaron su excursión con la libertad propia del deseo hacia lo desconocido, pero por demás prometedor. Entre caricias y apretones constantes por todo su redondo y duro culo, fui potenciando mi sed apasionada, al sentir las redes gratificantes de su culote de encaje que parecían haber tomado la temperatura íntegra de su cuerpo subyugante…Y así, entre más besos, labios entremezclados, alientos agitados con lenguas casi descontroladas y empapadas de salibas lubricantes, comencé a transitar su raya casi perfecta, para deambular mi dedo medio entre el final de su raja y la entrada de su cueva anal, que parecía darme la bienvenida, más aún al humedecerla con el pegajoso jugo que dejaba escapar su vagina. Mientras, sin importarme nada de lo que pudiera ocurrir alrededor, seguía con la gratificante tarea de disfrutar el placer que me daba y prometía el cuerpo de Mariel, sentía como devolución sus recíprocas manos que comenzaban a jugar su aventura sobre mi humanidad reclamadora de sexo…..Su mano derecha había logrado, habilmente, descorrer el cierre de mi vestido a lo largo de mi espalda, lo que hizo que los breteles se cayeran de los hombros, arrastrando la parte superior hasta la cintura, dejando al desnudo mi torso rendido a la nueva conquista………Imitando su decisión, hice lo mismo con el suyo, pero este se deslizó inmediatamente hacias sus pies, dejándola toda a mi merces, tan sólo con su culote corrido a una de sus nalgas, debido a la curiosa ansiedad de mis manos traviesas…..
——–¡Gloria…que bellezas tus tetas! ….me dijo con su voz entrecortada y sin dudar un instante inclinó su rostro hacia mis pechos y comenzó a gratificarlos con sus empapados labios de deseo….
_____¡Aayyy amor, que rico me estás comiendo las tetas….Esa boca es genial….Sí, sí, siiiiií…Así mi cielo….chupame fuerte….mordeme los pezones….Así, así corazón….están todos duros por vos y para vos….¿Te gustan mis tetas amor?
———Me encantan mi vida…..Jamás imaginé que me gustara tanto estar con vos….Sos preciosa Gloria…..No sabes como me calientas…..¡Mmmmmmm…. tus tetas me ponen loca, loca….¡Por Dios, que deliciaaaa!
Mientras ella seguía casi encarnizada comiendose mis tetas, que parecían querer explotar, mis manos, más urgentes que nunca, se internaron en su cueva, desconocida para mí, y allí fue el descubrir total de algo distinto y deliciosamente supremo: Un prolijo y abundante colchón de rubios bellos se alzaba majestuoso en su bajo vientre, el sólo hecho de introducir mis dedos en él, me produjo un estremecimiento inesperado que hizo que temblara toda, acrecentando mi s pulsaciones por tal sorpresa conservadora:
_____¡Maamiii, me encanta que tengas ese matorral sedoso y provocativo …Aaayyy cariño, cómo me calienta! ….. ¡Mmmmmm chiquiiiitaaaa, cómo tienes la concha, mi amor….Está empapada y abierta, mi cielo!…. ¿Tanto te caliento, mi vida?
——– ¡Si mi cielo…siiiii…no te imaginas como me calientas! …. Hace mucho que no estaba así..¡AAAAhhhh, amoooorrrr….Asiiiií , así, meteme todos los dedos…asiiiií mi amor…Aaaaahhhh, me estás haciendo deslechar toda, Gloria….Te amo, mi vida….te amo….hazme tuya….quiero que me cojas toda….quiero ser tuya….quiero ser tu hembra….Aaay Gloria, haceme lo que quieras…..Quiero ser tu puta….! ¿Querés que sea tu puta, mi amor?
_____¡Es lo que más quiero Mariel…que te sientas bien puta para mí!….Qué te sientas bien hembra para hacerte toda mía….¡Hace mucho que no tengo una mujer tan caliente por mí, cariño! ¡Deseo cogerte como jamás imaginaste!…Confía en tu mami, que te hará gozar en cada rincón de esta preciosura de cuerpo que me vuelve loca…
Y mientras mis dedos seguían su incansable travesía por el interior de su concha ardiente, mi dedo medio derecho iba y venía recorriendo el conducto, ya dilatado, de su culo moldeado por el más perfecto orfebre de la naturaleza.
——– ¡Así, así Gloria, así mami…siiiií, aaahhh, por Dios, que no lo puedo creer…estoy siendo tuya …Y sos la primera mujer de mi vida….Me encanta ser tuya…Quiero ser tuya para siempre, mi vida…Cómo te siento, te necesito, te deseo!….¡Aaaahhh, siiiiií, me vas a hacer acabar mi amor….Aaaayyyy mi vida….me voy a veniiiiiirrrr!
Antes que desembocara su calentura en el orgasmo inevitable, saqué mis dedos empapados de su vagina casi en cascada, los introduje en mi boca para saborear el inigualable elixir del placer, y, luego de sasearme de tanta exquisitez, los metí en su boca abierta cómo un volcan en erupción, para que conociera las bondades de su propio deseo supremo… El momento ameritaba de un escenario más acorde para lo que el desarrollo de la obra prometía. Así que, sin perdida de tiempo, la tomé de la mano y casi arrastrándola, nos dirigimos presurosas hacia el dormitorio que, siempre, tan sólo había habitado junto a su marido.
Cuando pasamos delante de nuestros hombres, con tan sólo nuestros culotes desordenados y arruchados, me imagino que la sorpresa de los caballeros habrá sido más que inesperada, ya que el silencio que se produjo se convirtió en un espectador más de nuestro paso…..Sin saber cómo y de qué modo, en cuestión de segundos, nuestros cuerpos estaban atravesados y extendidos sobre la imponente y confortable cama. Mariela, tendida de espaldas, recibía la calentura indisimulable de mi humanidad, a la vez que mis manos y mi boca daban cuenta de ella….No podía dejar de acariciar cada centímetro de su torneada y encantadora carne, que me ofrecía cómo el manjar más preciado de su existencia…..Mi boca engullaban sus pezones rosados y endurecidos por el hambre sexual, casi con desesperación, alternando además con sus labios gruesos y florecidos, cómo cual pimpollo que explota para convertirse en la flor más cautivante…..Sus gemidos fueron creciendo desordenados y con profundas exclamaciones que se convirtieron en la música predominante del lugar…..Convertida en mandante suprema de la escena, pero desesperada por no privarme de un pronto regocijo que nos merecíamos las dos, me deslicé sutil y sin perder el control de mis caricias, para posar mi rostro enardecido por la sangre de la lujuria en la cueva más preciada de su entrepierna.
——— ¡Aaaaah…..Oooooh…siiiií..siiiiiiiiiií mi amor, asiiiiiií….aaaahhhhhhh, mami, asíiiiiií….que placer Dios mío….Asiiiiií, siiiiiií, comeme la concha, comela toda mi vi daaaaa! ….. ¡Es tuya, mi amor, soy tuya…..Cogeme así con tu boca….Nunca me hicieron gozar tanto, mi vida….¡Qué placer ser tuya, ser tu hembra…..Siiiiií, soy tuya mami, soy tuya…quiero ser tuya para siempre…Dame todo, dame , dame, aaaahhh, Mi amor, me voy a venir, me vengo, me vengo,aaaaahhhhh, siiiiiií, tomaaaá, tomaaaaá…La leche es tuya mi amor….ahhhhhhh!
Mientras mi boca y su concha conjugaban al unísono el sexo más increíble, jamas imaginado, un torrente sorpresivo de líquido caliente y casi gelatinado explotó del interior más profundo de su castillo vaginal, empapando mi cara y esparciendose por sus piernas y el blanco inmaculado del acolchado que no habíamos alcanzado sacar….Mi cara y mi pelo parecían salir del fuerte chorro de la ducha. Pero nada me importaba, el disfrute era más predominante y contundente….Y, agradeciendo más que encantada por la incomparable ofrenda que acababa de recibir, delicé mi cuerpo hacia arriba y, goteando de mi cara los jugos de su entrega, tomé su boca con la mía y sellé el besó más sincero de mucho tiempo a esta parte que podía imaginar, mientras le decía:
__________ ¡Mi amor….sos la mujer más maravillosa que podía encontrar….. Te amo, te amo, quiero que seas siempre para mí……¿Vas a dejarme que te ame siempre?
———— ¡Siiií, síiiií mi vida….yo también te amo…..sos única…Me hiciste gozar como nadie…Quiero ser tuya…quiero ser tu hembra, tu puta, tu mujer, lo que quieras…Qué me cojas siempre….me hagas lo que quieras, cómo quieras…..Te amor Gloria….¿Vas a dejarme ser tu mujer…me lo prometes?
_______ ¡Por supuesto mi amor….vas a ser mía….te voy a enseñar todo lo que quieras….Vas a ser mi hembra, mi puta, me esposa…..!
Gloria