Mi nieta es increíble ¡Cómo la amo!
Esto es una continuación del relato “Mi maravillosa nieta”. Te recomiendo leerlo, sé que te va a encantar.
Había pasado una semana desde la fiesta de Diego, el hijo de don Elías. Una semana muy tormentosa a la vez que lujuriosa para el Anciano. Por su mente se repetían las imágenes de la noche en la que se metió en la habitación de su nieta y tocó todo su lujurioso cuerpo, como metió sus dedos dentro de ese caliente y húmedo coñito, como apretaba esas tetas firmes. La noche en la que se masturbo en frente de su nieta dormida, y se corrió en sus tetas y en su boca, recordar esos momentos excitaban al viejo, pero al mismo lo llenaban de culpa y miedo. ¿Estaba bien lo que había hecho? ¿Cómo habría despertado su nieta y que habría hecho? ¿Acaso les habrá contado a sus padres? Incluso ambos ya ni hablaban por WhatsApp como lo hacían casi todos los días.
El viejo incluso tenía sueños recordando esa noche, al despertar lo acompañaba una gran erección, lo cual era increíble para un hombre de su edad. Un nuevo día estaba comenzando…<> exclamó Don Elías…sin saber lo que estaba a punto de ocurrir. Alguien llama a la puerta, ¿Quién podría ser? Don Elías se dirigió a abrir la puerta, una sonrisa de felicidad y asombro se dibujó en su rostro al ver quien estaba ahí.
Rebeca: Buen día viejito
La chica se lanzó encima de su abuelo y lo abrazó fuerte, el viejo tardó unos segundos en procesar todo lo que estaba pasando…
Don Elías: Rebeca…
Rebecca: jejeje ¿Qué pasa? Te asusta verme, no vas a invitarme a pasar
Don Elías: Si si por favor pasa
La joven entró a la casa, Don Elías le ofreció un té y unas galletas ya que aún era la hora del desayuno y Rebeca aceptó encantada. Ambos desayunaron sin compartir muchas palabras, el viejo estaba muy avergonzado solo de estar frente a su nieta, por otro lado, Rebeca estaba tranquila con una mirada pícara lanzada hacia su abuelo.
Terminado el desayuno Rebeca ayudó a su abuelo a recoger la mesa. Luego se dirigió a la sala y se sentó en el sofá, le lanzó una mirada fija, una mirada que decía: siéntate, tenemos que hablar. El viejo captó el mensaje y obedeció. La chica le lanzó una mirada pícara, buscando sorprender al viejo con la siguiente pregunta:
Rebeca: ¿Abuelito me vas a regresar mis bragas?
El viejo dio un pequeño salto, el asombro hizo que su corazón se acelerase.
Don Elías: Yo…hem…cariño… ¿a qué te refieres?
Rebeca: Ay abuelito no te hagas
Don Elías: Jejeje cariño enserio no sé a qué te refieres
Rebeca: ay abuelo…
La chica se acercó más a su abuelo, se sentó pegada a su costado y apretó su pierna
Rebeca: Ya no recuerdas la noche que mi papá organizó, cuando tú y yo estábamos conversando en el jardín y nos acariciamos por un largo rato
Don Elías: ahh si recuerdo cuando te sentaste en mis piernas y quizás te abracé un poquito de más
Rebeca: ¿solo un poquito?
Don Elías: jajaja, bueno, es que mirando tu precioso cuerpo me era imposible resistirme tocar algunas partecitas tuyas, ¿no te molestó cierto?
Rebeca: Para nada abuelito, yo también la pasé muy bien
Don Elías: Yo también, pero…ahí no llegué a quitarte las bragas, o quizá la edad ya me está afectando
Rebeca: jajaja, ¿tú querías quitarme las bragas en ese momento?
Don Elías: (super avergonzado) bueno…
Rebeca: pues al final te saliste con la tuya, en la noche ¿te ayudo a recordar?
El abuelo estaba dando muchos indicios de preocupación por lo que estaba diciendo la muchacha, pero le siguió la corriente…
Rebeca: En la noche cierto hombre guapo y muy mayor de edad entró en mi habitación y se encontró con una linda chica que fingía estar dormida…
Don Elías: ¡¡¡Estabas despierta!!!
Rebeca: jejeje si abuelo, yo si estaba despierta y sentí todo lo que hiciste
Don Elías: Yo…cariño de verdad lo siento
Rebeca: ¿te estas disculpando por haberme tocado o por haberme tocado dormida?
Don Elías: ¿te hubiera gustado que te toque?
Rebeca: pero si me tocaste…y te corriste encima de mí…me hubiera gustado que me despertaras al menos…
A Rebeca le había gustado que su abuelo la masturbara, Don Elías al enterarse de ello decidió voltear el juego a su favor, y ser él quien domine la situación
Don Elías: Tienes razón chiquilla, fue mi culpa, que clase de abuelo soy si no hago gozar a mi nietecita linda…
El viejo tocó los muslos de su nieta, acariciándolos y acercándolos hacia su coñito, la chica gimió cuando sintió que el pulgar de su abuelo tocaba su coñito
Rebeca: Si abuelo…fue muy malo de tu parte lo que hiciste…
Don Elías: Lo siento mi pequeña, creo que tendré que remediarlo de algún modo ¿no es así?
Rebeca: ay…si abuelito…ay que estás haciendo…
El viejo dedeaba su coñito por encima de sus braguitas, las ganas de la muchachita se notaban por lo mojada que estaba.
Don Elías: Trataré de enmendar mi error ahora mismo, espero que puedas perdonarme por lo de la otra noche…
Rebeca: ay…no sé si pueda perdonarte…ay si abuelito, hazlo ahí…
Rebeca estaba con las piernas abiertas en el sofá, Don Elías le estaba dando placer a su coñito, la chica estaba calentándose muy rápido, sus gemidos avivaban más al viejo. Pasó su mano por debajo de la blusa, tocando uno de sus ricos pechos, la chica se quitó su blusa y su sostén, dejando al aire esos senos grandes y firmes para que su abuela pudiera tocarlos mejor…para que el viejo pueda jugar con ellas.
Don Elías: ¿Te gusta lo que el abuelo te hace con sus dedos?
Rebeca: ay si, no pares abuelito
Don Elías: ¿este calzoncito está estorbando un poco no crees?
Rebeca: si abuelito, puedes quitármelos, pero no te los quedes esta vez eh…
Don Elías: te quitaré todas las braguitas que tengas si es necesario si es necesario
Rebeca: jejeje ay abuelito…por cierto… ¿aún tienes las de aquella noche?
Don Elías sacó de su bolsillo las bragas que le había quitado a Rebeca aquella noche, la chica le sonrío, seguido le quitó ese calzoncito y se lo puso a su abuelo en la cabeza…ambos rieron cuando la muchachita hizo eso…
Don Elías arrodillado en el suelo, Rebequita estaba echada en el sofá sin bragas y sin sostén con las piernas abiertas. Los dedos de Don Elías seguían dentro del coñito húmedo de Rebequita quien gemía y acariciaba sus pechos de tanto placer.
Los gemidos de Rebeca se intensificaron cuando el maduro lamió esos labios vaginales. Los sueños húmedos del viejo se estaban haciendo realidad, por fin estaba probando del coñito rico de Rebeca. La muchachita era victima de todos los años de experiencia de este viejo…<
La técnica del viejo fue demasiado para la chica, lamía su coñito, lo dedeaba y masajeaba su ano sincronizadamente. El viejo salió victorioso y logró que su amada llegara al orgasmo. La chica satisfecha, el viejo lamiendo esos glúteos hermosos.
Rebeca se levantó y besó al viejo, con pasión, un beso profundo, el abuelo abrazó a la chica con ternura, sintiendo como esos ricos pechos se pegaban al suyo.
<> dijo Rebeca, se arrodilló ante su abuelo y quitó el cinturón, bajó los pantalones y retiró los calzoncillos para encontrar lo que tanto buscaba. La polla de su abuelo estaba muy dura, la chica la metió en su boca, todo de una. La lujuria de esta muchachita se notaba en las ganas que le ponía al lamer ese falo duro de su abuelo, era una muchachita hambrienta que estaba siendo muy bien alimentada.
<> dijo el abuelo seguido de gemidos de placer. La técnica de la chica superó por mucho la resistencia del viejo quien duró buen tiempo, pero al final cayó rendido ante Rebeca, llenando su boquita con su semen caliente. La mujercita estaba encantada, lamió esa verga hasta dejarla bien limpia y tomarse toda la leche.
El viejo le quitó la faldita y los zapatos a su mujercita, quería tenerla completamente desnuda, poder admirar toda su belleza natural. Se echó encima de su amada, quería sentir el calor de su cuerpo mientras la besaba y acariciaba, la muchachita le siguió el juego, abrazándolo con fuerza besándolo repetidas veces.
La chica empujo el viejo para quitárselo de encima, se puso en cuatro y con sus dedos abrió su coñito, invitándolo a entrar. El maduro sujetó esas preciosas nalgas, colocó la punta de su miembro en ese coñito mojadito y entró lentamente… gimió Rebequita… dijo Don Elías. El hombre sujeto la cadera de la chica y la embistió fuertemente. La polla dura del viejo entraba y salía consumiendo toda su lujuria.
La joven estaba en su propio paraíso, los deseos sexuales del viejo aumentaban cada vez que le metía y sacaba su polla a su nieta… dijo el abuelo… respondió Rebeca abriendo su coñito con ambas manos. El abuelo sujetó bien ese culo y más brusco que antes dio su ultimo esfuerzo soltando todo su semen dentro de la jovencita. El viejo agotado se recostó en el sofá y su nieta desnuda y llena se puso encima de él abrazándolo.
Don Elías: preciosa ¿te gustó como lo hizo el abuelo?
Rebeca: por supuesto que sí lindo, me has hecho muy feliz
Don Elías: entonces…ahora si perdonas a tu abuelito
Rebeca: te perdono un poquito nomás
Don Elías: ¿y eso por qué?
Rebeca: hoy me has hecho muy feliz y te he perdonado un poco, tendrás que hacerlo más seguido para que estemos bien
Dijo la jovencita mirando con deseo a su abuelo…
Gracias por leer mis relatos, significa mucho para mí.