Lo que hace una universitaria
Hoy estoy molida, pero extrañamente no puedo dormir, así que escondida con una pequeña linterna en el saco de dormir actualizo mi querido diario.
Hemos pasado casi todo el día caminando por esta isla, haciendo senderismo así que tengo los pies reventados. Aunque admito que lo he pasado bien. Durante largos ratos hemos hablado de todo un poco, de los paisajes, del calor que hacía, del fantástico cielo azul, en fin. Luego hemos parado a almorzar y después hemos descansado echado una pequeña siesta que me ha sabido a gloria.
Ya por la tarde en el barco, de vuelta a puerto, me ha empezado a preguntar por mi amiga Marta. A regañadientes le he respondido con monosílabos al principio. Él me ha mostrado su comprensión y ha tratado de hurgar en mi desasosiego hacia ella. Lo cierto es que al final me he sincerado y le he contado que era mi mejor miga en la isla hasta hace unas semanas cuando ella intentó besarme.
Mi abuelo no paraba de hacerme preguntas al respecto, sobre mis sentimientos en esos momentos hacia ella, entonces yo le he dicho que al principio sentí algo pero que luego me entró una sensación de rechazo hacia ese sentimiento. Él me ha explicado que es normal, pues el lado oscuro de la sexualidad es el homosexualidad y que es duro enfrentarse a esos sentimientos. Luego le he contado que la cosa fue a más hace unos días cuando me comió el coño y casi me “violó”, le he confesado que me dejé “violar” entre comillas, pues lo que me estaba haciendo me gustó, aunque de nuevo el sentimiento de rechazo me hizo huir. Curiosamente mi abuelo se ha mostrado muy cotilla en lo que a detalles morbosos se refiere y me ha preguntado que si cómo me lo hacía, que si por donde me tocaba, la verdad es que me ha hecho gracia su actitud y me he extendido en detalles cachondos sobre cómo me comía el clítoris y me introducía sus dedos en mi chochito y creo que ha quedado bastante complacido.
Luego me ha aconsejado que me tome un tiempo y que trate de relajarme y que cuando esté centrada lo hable con ella, pues quien sabe, a lo mejor la quería tanto y me caía tan bien que ella ha interpretado mis sentimientos como un enamoramiento mío hacia ella y yo ingenuamente no he sabido verlo. Le he preguntado si él cree que pueda ser lesbiana y me ha dicho que el que me guste hacerlo con un hombre no excluye que también me guste hacerlo con una mujer, que tal vez sea cuestión de profundizar en este nuevo aspecto de mi sexualidad para ver qué me gusta más. Luego se ha reído y me ha confesado que por nuestros juegos sentiría mucho que la eligiese a ella en lugar de a él.
Por la noche estábamos tan cansados que nada más cenar nos hemos acostado y no ha habido más juegos y no se porqué me he despertado apenas dos horas después y me he desvelado. Tal vez sea hora de hacerme una pajilla…
16 noviembre
Querido diario, hoy es viernes y una vez más he salido de juerga con mis amigas. Durante la semana se me fue pasando el enfado con Marta y aunque en clase me ha estado evitando un poco. Esta noche ha salido con el grupo y al final de la hemos terminado solas hablando. Se ha vuelto a disculpar por lo que me hizo. Yo no me he atrevido a confesarle que me gustó y sólo le he dicho que es muy buena amiga y que no quiero perderla. Ella ha sonreído al oír esto y se ha puesto muy contenta, hasta no ha podido evitar darme un beso en la mejilla y abrazarme. Al hacerlo he sentido un escalofrío, he podido oler su colonia y sentir su cuerpo junto al mío, rozándome y al posar sus labios sobre mi mejilla he notado su dulce humedad en mi piel.
Cuando se iba a separar la he vuelto a abrazar y la he besado yo en la mejilla. Y luego un poco más cerca de la boca, y después, con los ojos cerrados he buscado sus labios, encontrándolos. Nos hemos morreado, como si fuese un chico más con el que me liaba.
Ella se ha sorprendido muchísimo y me ha preguntado: “¿por qué lo has hecho?, no quiero que me hagas sufrir de nuevo…” Yo me he disculpado y finalmente le he confesado que no se si me gusta ella como mujer o como amiga, pero que la otra noche me dejé hacer por ella y que me gustó lo que me hizo. Pero que estoy un poco confundida y que quiero que nos lo tomemos con tranquilidad y que no me vuelva a forzar.
Marta se ha vuelto a alegrar y me ha sonreído, incluso me ha confesado que a ella le extrañaba mi actitud, pero que piensa que eso es porque es mi primera vez con una chica. Luego nos hemos marchado y me ha dejado a las puertas de casa. Esta vez sin atropellos contra mis bragas, y antes de despedirnos, eso si, me ha vuelto a besar y nos hemos enzarzado en una serie de morreos, uniendo nuestros labios abiertos y entrecruzando nuestras lenguas a través de ellos. Luego nos hemos despedido.
Hoy sí, me ha gustado. Tanto que ahora estoy aquí en mi habitación, muy cachonda y con ganas de correrme, barajando la posibilidad de hacerme un dedo o tirarme a mi abuelo.
De repente oigo pasos por el pasillo…
Mi abuelo se acaba de asomar por la puerta entreabierta de mi habitación y me ha saludado, luego me ha dado las buenas noches y me ha dicho que no puede dormir, que se baja a ver la tele. Esto es lo que estaba esperando, hoy no se escapa…
(por la mañana)
Esta mañana me he despertado en la cama de mi abuelo, anoche estuvo fenomenalmente bien. Decidí bajar, vestida con un camisón que apenas me llega debajo del culo, con un tanga transparente y sin sujetador. Lo sorprendí en el salón poniéndose una copa con la tele puesta. Al verme él también se sorprendió, especialmente cuando me miró de abajo a arriba.
Le dije que tampoco tenía mucho sueño y que si me invitaba a una copa le hacía compañía. Le pregunté, se había servido un whisky así que le pedí que me pusiera otro con un poco de refresco y me senté en el sofá. Me lo dio y se sentó en el otro extremo del tresillo.
En la tele había una película en blanco y negro, así que le sugerí que cambiase de canal y que pusiese algo más “animado”. Pareció no entenderme y puso la repetición de un show de artistas. Entonces le sugerí que pusiese algo más “atrevido”, él sonrió y puso el canal porno al que esta abonado, aquí si había acción un rubio de pelo largo y polla aceptable hacía de las suyas con una inocente jovencita, más o menos de mi edad. Bebimos…
En un momento dado, decidí pasar yo al ataque y le dije que la chica era más o menos de mi edad y que había que ver lo que estaba haciendo. Al tiempo que me senté en el sofá levantando una pierna y poniéndola sobre el cojín, mi camisón calló y dejó al aire el muslo de la misma, también me giré un poco hacia mi abuelo y apuesto a que podía ver mi tanga rosa.
Él me miró y creo que se sorprendió gratamente agregando que si, que la chica era muy joven cita para ese trabajo, a lo que yo respondía que parecía no importarle, es más parecía disfrutar con “su trabajo”. Mientras hablaba comencé a balancear la pierna que tenía apoyada en el sofá a uno y otro lado, pero sin darle importancia al hecho en sí. Estaba segura que mi abuelo vería mi tanga, y transparentándose mis pelillos negros.
Me preguntó si yo me atrevería ha hacer lo que ella hacía; en esos momentos se la estaba chupando al tío del pelo rubio; así que le dije que sí, y sin esperarme me abalancé sobre sus calzoncillos y fui a extraer su verga. Mi abuelo se sobresaltó y me dijo que no se refería ha eso sino a que si no podría hacer de actriz porno. Yo le dije que lo sabía, y que no me gustaría ese trabajo pero que sí me gustaría chuparle la polla esa noche a él. Entonces mi abuelo se apaciguó y me dejó bajarle los calzoncillos.
Allí estaba su verga morcillona, le dediqué besos por los muslos y caricias por la polla, antes de tragármela y terminar de hacerla crecer en mi boca. Él se retrepó en el sofá y abriéndose de piernas me dejó el camino libre. Se la chupé con ganas y conseguí una aceptable excitación de su miembro viril. Luego me levanté y me quité el camisón, saltando sobre él, me senté en sus muslos y le ofrecí mis tetas, que comió con ansia. También le ofrecí mi culo y me lo acarició con sus grandes manos. Su polla mientras tanto estaba aplastada por mi chochito.
Tirándome al otro lado del sofá le pedí que me comiese el coño y él no dudó, se arrodilló ante mí y liberándome de mi tanga, que olió antes tirarlo al otro extremo del sofá, hundió su cara entre mis piernas, clavándome su lengua en mi húmeda y caliente vagina. Disfruté un montón con su comida de coño y él parecía no querer parar, apunto estuve de correrme pero supe detenerlo a tiempo.
Hice que se levantara y tirándolo al sofá volvía a saltar sobre él. Estaba tan decidida a meterme su polla que creo que captó la idea y no opuso resistencia como en pasadas ocasiones. Su polla entró hasta el fondo de mi vagina, haciéndome un poco de daño, pues me la metí demasiado rápido, pero tenía tantas ganas que no lo pude evitar. Comencé entonces a cabalgar sobre mi abuelo mientras le obligaba a comerme las tetas y él gustoso de hacerlo.
En un momento dado paró y me pidió que me pusiese a cuatro patas sobre el sofá. Agradablemente sorprendida por su ofrecimiento obedecí de inmediato y recibí su polla desde atrás, siendo follada en esta nueva postura. Para más sorpresa aún sentí con uno de sus dedos jugaba en mi ano, al principio protesté y lo dejó, pero al rato volvió a las andadas y lo dejé, pues sentía algo especial cuando me apretaba ese oculto músculo
Me corrí, irremediablemente él también lo hizo dentro de mí, luego nos arrepentiríamos de este hecho, pero en ese momento ambos disfrutamos. Tras el obligado descanso él me invitó a dormir en su cama por esa noche y yo acepté, aquí es donde me desperté esta mañana. Por fin me lo follé, por fin…
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Como ya he dicho, este capítulo es parte de una de mis primeras obras inacabadas pues, al principio cuando llevaba sobre diez capítulos ya no sabía por dónde seguir. Eso fue hasta que escribí Náufragos, sin duda una de mis mejores novelas sobre incesto. Una pequeña joya que narra las aventuras de una madre abandonada en una isla desierta con sus dos hijos adolescentes. Las hormonas de ellos, más las de ella explotarán en la isla, pero ésta guarda sus secretos y pronto descubrirán que no están tan solos…