El anal que me hizo un taxista

Valorar

Hola lectores, quiero agradecerles por la respuesta positiva que han tenido mis historias, por sus observaciones y sus comentarios positivos ☺️

Recientemente me han preguntando por mi físico, ya lo había puesto en mi primer relato, actualmente tengo 24 años, tez blanca y cabello color negro, tengo ojos verdes, mido 1.70 y soy de complexión delgada, desde siempre me ha gustado el deporte y pertenecí varios años de mi universidad al club de atletismo, voy al gym casi todos los días y gracias a eso y la genética tengo unas piernas largas y torneadas y sin sonar presumida si tengo un buen trasero por los años que le he dedicado al ejercicio.

Después de salir de la oficina y de la rápida mamada el intendente, salí a toda prisa hacia el estacionamiento donde ya me estaba esperando Miguel, el taxista, mi taxista, me subí a la parte detrás y lo saludé de manera fría aunque por dentro estaba súper caliente pero tampoco quería que alguien me viera muy cercana a él.

-Ni tú te la crees mi reina, estás qué te mueres de ganas por pasarte acá y mamarmela.

Encendió el auto y salimos del estacionamiento, y le pregunté si podíamos parar antes en una tienda de autoservicio para comprar unas cosas.

-Si putita, y tráete unos condones por qué no sé cuántas veces te voy a cojer.

La manera en que me hablaba me hacía sentir tan excitada, baje del coche y entre a la tienda, camine hacia los refrigeradores para tomar una botella de agua y un snack, note como el chico de las cajas no despegaba su mirada de mi, por lo que al llegar al área de dulces me incliné dejando a la vista mi trasero para que pudiera verlo mejor, note que estaba muy nervioso y me acerque q pagar, le pedí una caja de condones y también unos cigarrillos, note un poco de desilusión en su rostro al darse cuenta que alguien más iba a cojerme, pobre pensé, si supiera quien…

Salí de la tienda y subí a la parte de enfrente del taxi, me tomo de la pierna y se acercó a besarme, yo respondí al beso poniendo mi mano en su entrepierna, no me había percatado que el chico de la tienda nos estaba viendo por su ventana, antes de encendiera el auto voltee hacia el chico y le dedica una sonrisa guiñándole un ojo.

Nos dirigíamos hacia la casa del último encuentro mientras me decía lo mucho que me había extrañado y que tenía ganas de comerme toda y estar toda la tarde conmigo, llegamos a la casa y bajo rápidamente para abrirme la puerta y darme la mano, abrió la puerta y en cuanto entramos llevo sus manos a mi trasero y lo apretó de manera muy rica acercándome hacia el.

-Te extrañe mucho mi rey, todo el día estuve esperando esto; dije mientas rodeaba su cuello con mis brazos y lo besaba.

-Me extrañaste a mi o a mi verga putita?

-A ambos.

Dije mientras me inclinaba ante él bajando hasta su bragueta, desabrochando su pantalón y bajándolo junto con su ropa interior quedando su gran verga ante mi, ya tenía semen preeliminar, le di un beso en la punta quedando mis labios llenos de él, abrí mi boca y me la metía de a poco hasta que sentí que ya estaba muy dura, la saqué de mi boca para lamerla toda, estaba como poseída lamiendo y chupando su tronco, la acariciaba con ambas manos mientras me metía sus huevos a la boca y los succionaba.

-A mi me parece que ya te enamoraste putita.

Voltee hacia arriba haciendo contacto visual con él y sonreí asintiendo.

La escena seguía siendo surreal, yo con mi ropa cara estando de rodillas ante ese hombre que jamás hubiera volteado a ver y eso me hacía sentir más caliente, seguí succionando su verga hasta que me puso de pie y me señaló hacia uno de los cuartos, yo lo tome de la mano y camine hacia el cuarto donde instaló de manera rápida un colchón sobre una sucia base, de poco me importaba, se desnudó y me pidió que me quitara toda mi ropa de manera lenta, desabotone mi camisa y la tira al piso, me saque mi pantalón seguido de mis tacones y quede solo en ropa interior, sigue mi bra el cual lo lance a la cama quedando libres mis pechos, baje lentamente mi tanguita de encaje que le lance y de inmediato la llevo a su nariz.

-Acércate Andreita, me encanta tu cuerpo mamasita, estás tan rica, pensar en la cantidad de tipos que fantasean contigo y que ahora yo te tenga aquí para mi me pone más dura mi verga.

Metió su cara entre mis pechos mientras tocaba o más bien estrujaba mi trasero, me tomo con facilidad y me arrojo a la cama, abrió mis piernas y se lanzó a lamer mi vagina, me estremecí solo de sentir su respiración, lo hacía desesperadamente usando su gruesa y habilidosa lengua, se sentía tan rico lleve mis manos a su cabello.

-Asi señor, cómame toda, lo hace tan rico no se detenga por favor.

Ya no me esforzaba en ocultar mis gemidos, el taxista me estaba dando demasiado placer, metió uno de sus gruesos dedos dentro de mí aumentado más la intensidad del momento haciéndome llegar a mi primer orgasmo.

-Dame todos tus jugos mi reina, que rico saben las niñas fresitas como tú.

Me volteo quedando ante el mi firme trasero, puso una almohada debajo de mi quedando más levantado mi culito, sentí sus manos en mi trasero dándome una fuerte y sonora nalgada.

-Te voy a comer toda mi reina.

Y empezó a lamerme mi anito de inmediato sentí un escalofrío por toda mi espalda, se sentía tan rico sus lamidas, estaba extasiada y note como saco de debajo de la cama un bote de lubricante.

-Recuerdas la última vez? Te dije que este culo iba ser mío.

Yo ya no era Virgen por ahí pero jamás lo había hecho con una verga tan grande, me asuste un poco pero pudo más el placer.

-Es todo tuyo señor, pero hágalo con cuidado, si?

Volvió a lanzarse a lamerme, abrió el bote y derramó un poco sobre mi ano, sintiendo esa sensación fría y fresca, lo esparció sobre mi culo y sobre su dedo índice, empezó a moverlo en círculos y a meterlo de a poco, haciendo un poco de presión logró entrar la mitad, no dolía aún, lo saco y volvió a meter lentamente hasta que no hubo resistencia, derramó un poco más sobre mí y en su dedo medio que metió hasta la mitad y lo sacó, pegue un pequeño salto y me dijo que me tranquilice, lo saco y metió rápidamente hasta al fondo, se sentía muy rico, metió lentamente ambos dedos en mi culo haciendo un poco de presión y notaba cómo de a poco mi culo se iba abriendo hasta que tuve ambos dedos dentro, los dejo unos momentos y comenzó a sacarlos y meterlos lentamente, yo gemía de placer sabiendo que el taxista iba partirme.

-Estás lista mi amor?

-Acércate un poco papi.

Se puso de pie y rodeó la cama quedando frente a mi, lleve su verga a mi boca y la succione tiernamente mientras besaba su glande y acariciaba sus testiculos, me acarició tiernamente del rostro, tomó uno de los condones y me lo lanzó, lo abrí y se lo puse no sin antes meterme lo más que pude su verga a mi boca.

Se puso detrás de mí y volvió a vaciar más lubricante sobre mi ano y embarrar su verga, la puso sobre mi trasero para que sintiera todo lo que me iba entrar, me dio un par de azotes y la apunto hacia mi ano, empezó a hacer presión y lentamente comenzó a meter la punta, sentí una pequeña molestia mientras se abría dentro de mi, sentí algo de dolor cuando ya había notado que metió la punta, me aferré a las sabanas, la dejo al rededor de un minuto y metió un poco más, aún era un dolor soportable, cuando tenía un cuarto dentro la sacó lentamente para volver a meterla, con un poco de menos delicadeza pero aún aguantaba, metió un poco más y ya me comenzaba a doler.

-Tranquila mija, ya tienes la mitad dentro.

Me asuste un poco cuando escuché eso, apenas era la mitad!

Acaricio mi espalda y volvió a sacarla lentamente, el dolor vino ahora cuando metió la mitad sin hacerlo lentamente, di un grito de dolor y le pedí que lo hiciera lento, respondió con una nalgada y me dijo que era suya y qué tenía que hacer lo que él quisiera, escuchar eso me hizo sentir más sumisa y caliente, siguió penetrandome y cada cm se sentía más doloroso pero placentero, ardía cada vez más, hasta que faltando un poco decidió meterla toda hasta al fondo, lance un grito de dolor que el ahogo hundiendo mi cara en la almohada.

-Ahora si oficialmente eres toda mía.

El dolor era demasiado, pero no podía hacer nada que no fuera esperar a que pasara, la dejo unos minutos dentro hasta que poco a poco el dolor fue disminuyendo, sacó su verga y volvió a meterla hasta la mitad y después lentamente hasta al fondo, repito el proceso pero ahora al revés, metía lentamente la mitad y después metía toda hasta al fondo sintiendo como sus huevos se estrellaban contra mi trasero, el dolor se convirtió en placer, levante mi cara y arquee mi espalda quedando mi trasero levantado completamente ante el, me dio un fuerte azote.

-Te dije que te iba gustar mi reina, te gusta o no putita?

-Si papi, me gusta mucho sentirte dentro de mi.

-Enséñame entonces.

El se quedó quieto y ahora era yo quien buscaba sentirla, me movía lentamente hacia atrás, sintiendo como entraba y salía su verga, me tomo del cabello y me hizo quedar más levantada, comenzó un mete-saca a un ritmo fuerte y rápido que yo disfrutaba como loca, ahora todo era placer con esa gruesa verga entrando y saliendo de mi haciéndome llegar a otro orgasmo.

-Donde está esa putita presumida? Te tengo bien cogida por el culo pidiéndome más verga, dime qué eres

-Soy tú puta papi, solo tuya, mi culo es tuyo, todo mi cuerpo es tuyo pero no dejes de cogerme.

-Vas a hacer lo que yo te diga?

-Si mi rey, siempre, voy a ser tú putita siempre que quieras.

Esas palabras me hicieron llegar a otro orgasmo al mismo que notaba como sus embestidas aumentaban y su respiración era más agitada.

-Voy a venirme putita.

Volvió a llevar mi cabeza a la almohada y se rescosto sobre mi dándome las últimas embestidas antes de venirse, sentía sus gruñidos en mi oreja mientras terminaba de correrse, ambos quedamos sin aliento, se quito de encima mio y se recostó boca arriba, yo volteé hacia él y lo abracé.

-Te gusto Andreita?

-Me encanto señor.

Busco mis labios y yo lo bese lentamente para después recostarme sobre su pecho quedándome dormida.

Me desperté a la hora por varias notificaciones de mi celular y llamadas perdidas de mi madre, le escribí que estaba con mis compañeras de trabajo y me había quedado sin batería, le dije que llegaba en una hora, me levante y note las consecuencias de esa cogida, se sentía como hacer rutina de pierna de manera intensa, mire a mi acompañante y sentí algo de gracia de verlo ahí acostado como si nada, aún seguía algo caliente y observé que aún en reposo su verga tenía un tamaño considerable, la acaricié tratando de ponerla dura cuando Miguel despertó.

-Ya veo que estás enamorada pero de mí verga, pues qué esperas?

De inmediato me lance hacia ella y me la metí a la boca chupándola como si fuera una paleta, succionaba su glande sintiendo como se hacía más gruesa, y era verdad, me estaba enamorando de su verga, la recorría con mi lengua por todo el grueso para volver a meterla a mi boca, el llevo su mano derecha a mi cabeza para guiar el ritmo de la mamada y con su mano izquierda acariciaba mi trasero.

-Espérate mi reina, no te vas a ir sin que te coja.

Me separé de su verga para ponerme arriba de él, iba por un condon.

-No putita, tú vagina es mía y te la meteré como quiera

Me acerque a él y lo bese, me tomo del trasero levantándome con una facilidad que llevo directo su verga dentro de mi, penetrandome tan rico, estaba tan mojada que no sentí dolor, solo placer, comencé a moverme, su verga entraba y salía de mi como si fuera cuchillo en mantequilla, aumentaba el ritmo de sus penetraciones, lo recosté sobre la cama, ahora quería hacerlo yo, movía mi trasero frenéticamente para sentirla hasta al fondo llegando a otro orgasmo llenado su verga de mis jugos y cayendo sobre el, se levantó y puso su verga y la llevo a mi boca mientras se masturaba.

-Ya vienen mi amor, calientitos para que te los comas.

-Si papi damelos; dije mientras abría mi boca y sacaba mi lengua.

El primer chorro cayó directo en mi boca, seguido de fuertes chorros que me llenaron la cara de su semen, era una sensación tan placentera, metió su verga a mi boca y succione hasta la última gota, recorrió mi cara para limpiar lo más que se pudiera y llevarla de nuevo a mi boca.

-Estoy loca por ti; dije mirando su verga.

Nos levantamos y camine hacia el baño para cambiarme y lavarme lo más que pudiera, cuando salí él ya estaba listo fumando un cigarro, saqué uno de mi bolsa y fumé con el, no hacían falta las palabras, salimos de la casa y subimos al taxi, todo el camino fue un silencio hasta que recibí una llamada de mi madre diciéndome que saldría a cenar con mis tías, que no la esperara por qué quizá pasaría la noche fuera, el taxista escuchó.

-Qué te parece si hoy te sigo cogiendo en tu cama?

Acerque mi mano a su verga y dije si