Una familia feliz que depende de dos amos
Mi nombre alguna vez fue Carolina, pero ahora no tengo rastro alguno de identidad, de personalidad… solo soy una muñeca sexual. Mis amos despojaron de mí todo a excepción de mi lujuria, siempre los obedezco, yo soy siempre suya. De repente, uno de mis amos me llamó y yo cariñosamente lo atendí, lista para obedecerlo. Me arrodillé bajo su verga negra y luego me dijo “tenemos un trabajo para ti, perra. Escucha con atención”. Mientras comenzaba a masturbarlo como preludio, él me explicó lo siguiente: “Vas a tener que follarte a tu familia entera por nosotros, las mujeres especialmente”. Era una prueba de lealtad, una prueba que yo me encargaría de aprobar.
La madre de Carolina, quien fui alguna vez, era tan caliente, muslos gruesos, cabello largo y pechos firmes y redondos. “Hola, ¡cariño! ¿Cómo estuvo tu fin de semana fuera de casa?”, me preguntó ella al llegar a mi hogar. Sus palabras me sorprendieron, ¿en verdad solo había pasado un fin de semana desde que dejé de ser Carolina? Me pareció mucho más extenso. En fin, desistí de follarme a mi madre por ahora, decidí que intentarlo en mi hermano sería mucho más fácil. Ya lo había pillado con anterioridad revisándome la ropa interior y editando fotos de mi Instagram para desnudarme falsamente.
Él era un adolescente cachondo, esto sería fácil. Comencé a coquetearle poco a poco, le decía lo lindo y atractivo que se veía, que me gustaban sus brazos y luego procedía a tomarlos para que me sujetara la cintura. Él estaba incrédulo ante la situación, pero no tardó mucho hasta que se dejara llevar por la tentación. Yo hablaba con él todo el tiempo, me encerraba en su habitación y me quitaba todo excepto la ropa interior porque “tenía mucho calor”. Podía notar con facilidad sus erecciones marcadas en sus jeans. Cuando él “accidentalmente” entró a mi habitación mientras me masturbaba, supe que era el tiempo apropiado.
Estando ya desnuda, mojada y cachonda, incité a mi hermano con mis pies, tocándole la entrepierna y subiendo por su cuerpo hasta llegar a sus labios. Él rápidamente leyó el ambiente y se desvistió completamente para mí, mientras yo me sentaba al borde de mi cama y agarraba su polla. Entonces, la naturaleza hizo lo suyo. Yo me aferré con mis labios a su polla y él se aferraba con sus manos a mi cabeza. Besaba su verga por todo el glande y tronco, chupé sus testículos y me encargué de hacerlo venir en mi cara en los primeros 5 minutos. Su semen era delicioso, especialmente por el hecho de ser hermanos. Desde aquello, acostumbramos a follar en nuestras habitaciones seguidamente… amo hacer terminar a mi hermano.
Él se hizo devoto a nuestra relación incestuosa, cada vez era mejor en la cama y me follaba usualmente por la espalda en contra de la cama, bañándome de semen en mi cuerpo tras acabar. Ahora que lo tenía a él, mi hermana sería la siguiente. A ella, curiosamente, la encontré masturbándose en el sofá cuando creía que todos dormíamos en la noche, se había quedado despierta viendo videos todo este tiempo. Sin pensarlo mucho, me tiré sobre el sofá y comencé a besarla. Lo hice gentilmente al principio, con erotismo, ella no me apartó de sus labios. Para mi sorpresa, mi hermana era una puta lesbiana, había caído rendida a mis garras.
A diferencia mía, ella era naturalmente sumisa, no opuso resistencia en ningún momento. No importaba que yo fuera su hermana, todo lo que le importaba era que su coño fuera complacido. Ella se sumergió más y más profundo en el coma de lujuria que yo también me adentré… los amos estarían tan satisfechos. Así que, decidí invitarlos a ellos para organizar una pequeña introducción. Uno de mis amos cerró la puerta detrás de mi hermana, ella lucía tan asustada, así que traté de calmarla: “No estés asustada, Rocío. Te aseguro que vas a amar lo que ellos te hagan”. Los amos me dejaron disfrutar del espectáculo mientras ellos reclamaban el alma de mi hermana.
Como antes, ella no se resistió. Ver a mi hermana ser penetrada por una potente verga negra me parecía tan, tan cachondo y sexy. Ella era una muñeca sexual por naturaleza, estoy tan orgullosa de ella. Podía ver cómo disfrutaba y movía su cadera a la vez que uno de los amos la penetraba por el culo sobre su propia cama. De pronto, ambos amos nos tomaron y comenzaron a sodomizarnos sin gentileza, nosotras lo amábamos y nos veníamos sobre sus enormes vergas. Luego, los amos se marcharon con mi hermana para completar su re-educación. Mientras tanto, me permitieron a mí quedarme para reforzar los lazos con mi hermano cada día, lo que me daba tiempo de pensar en cómo conseguiría a mi madre.
Me metí en su computadora a escondidas para rastrear cualquier indicio de fetiche o gusto específico que tuviera. Para mi fortuna, ella era amante de las BBC, era perfecto. “Oye, mamá. Tengo alguien aquí que quiero que conozcas. Creo que a ti te de verdad que te va a gustar, ¿así que?”. Aquello le dije a ella mientras me presentaba desnuda y abrazada a uno de mis amos, también desnudo y firme. Sorpresivamente, mi madre no pudo aguantar más y se tiró de boca abierta a la vigorosa polla de mi amo, había esperado toda su vida para este momento. Al ver a mi madre comerse la verga de mi amo, comprendí que tenía tanto por aprender para chupar penes.
Los amos tenían mucho que enseñarle a ella también. Ahora ambos amos follaron su mente y cuerpo sobre la cama matrimonial que compartía con papá. Un negro disfrutaba de su culo y el otro de su coño. La imbécil, busca-semen y prostituta que dejaron en mi casa ya no era mi madre, de la misma forma en que yo ya no era Carolina. Viéndolo así, es como si nos reencontráramos de verdad. Sabía que tenía una aliada en mi misión, alguien que felizmente me ayudaría a completar la misión de chuparle la verga a mi padre. Pero antes que nada, yo la quería a ella. Le mostré mi coño mojado y caliente, ella como un perro lo lamió y luego introdujo su lengua y labios con tal de enamorarme del gozo. Ahora éramos amantes, compañeras, esclavas adueñadas.
Por mientras, en la base de mis amos, ellos se encargaban de mi hermana para que se olvidara de su nombre. Con cada maratón de sexo, ella se olvidaba más y más, su ano estaba ahora muy dilatado, su coño irritado y en su cuerpo había tantas marcas de semen fresco y seco… y aun así, ella lo amaba. Envidiaba que estuviera experimentado los que habían sido los mejores días de mi vida, ellos formaron quien soy ahora. En la ausencia de mi hermana, en todo caso, mi madre aprovechó de seducir a los hombres de la casa. En la cena, ella había colocado un afrodisiaco en la comida, lo suficiente para hacer a mi padre sucumbir a mis encantos, y a mi hermano sucumbir a la esclava de mi madre. Ella encontró una excusa de sacar a mi hermano de la mesa tras comer, dejándonos a mí y a mi padre a solas.
Por supuesto, le había contado todo sobre el sexo con mi hermano a mi madre, ella estaba ansiosa de probarlo por su cuenta:
– Mamá, ¿Qué estás hacien…? – Trató de decir mi hermano.
– Shhhh, o tu padre nos escuchará – Susurró mi madre al oído de él mientras que con sus manos apretaba su polla y apegaba su cuerpo al de mi hermano.
Ella, tal como yo también, se sorprendió por el talento de mi hermano debajo de sus pantalones. Cualquier resistencia, arrepentimiento o sentimiento de culpa se desvaneció de los pensamientos de mi madre al momento en que tomó y rozó en su rostro la polla de mi hermano. Devuelta a la mesa, yo misma ya estaba divirtiéndome con otra polla, el afrodisiaco estaba haciendo efecto. Hija o no, mi padre no pudo resistir relacionarse con una esclava sexual tan joven como yo. Lo llevé a la habitación y comencé a hacerlo, lo masturbé y le chupaba la polla a atragantones.
En la cocina, mi madre lamía la verga de su propio hijo y se desnudaba las tetas con tal de presumírselas a él y dejarle jugar con ellas todo lo que quisiera. Ambos estaban muy viciados para ese punto, era el comienzo de una nueva vida. Su joven y larga polla se sentía una maravilla dentro del coño de mi madre, ella disfrutaba y gemía como loca, quería casarse con su propio hijo. Ninguno de los dos pensó en una razón del porqué no habían hecho esto antes. De tal forma, yo me revolcaba encima de la polla de mi padre, meneando mi cadera mientras él me agarraba los pechos, follamos como conejos, con mis piernas lo abrazaba mientras me penetraba fuertemente y me contraje al momento en que sentí el semen recorrerme por dentro. La misión habían sido un éxito.
El semen de mi hermano era más espeso y dulce, mi madre adoraba y se tragaba hasta la última gota de él, toda su lefa caía sobre la cara de ella como una lluvia después de una sequía. Ambas nos encontramos después de nuestras respectivas folladas, le dije que ahora nuestras nuevas vidas comenzarían a flotar. Mi madre, mi hermana y yo le pertenecemos por siempre a nuestros amos, sus vergas son nuestro mundo entero. De vez en cuando a mi padre le soy prestada junto a mi hermana para que le mamemos la verga, él nos adora. Los amos rentaron a nuestra madre a un loca de StripClub, ella es la bailarina más pedida de todas. Yo sigo relacionándome con mi hermano y con sus amigos también, es muy divertido.
Somos todos una gran familia feliz, le debemos todo a nuestros amos por hacernos renacer.