Me La Follaron En Un Congreso, mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos
No sé si lo he dicho ya en algún otro relato, pero mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos y reuniones en distintos puntos de España durante varios días.
A mi me excita mucho la idea de que pueda estar con algún otro hombre durante esos días, así que no es extraño que cuando estamos follando muchas veces la pinche con la idea de que pueda estar con otros:
– Ummmmm, cariño, ahora vamos a estar 5 días sin follar mientras estás fuera.
– Bueno, sin follar igual estarás tú. Yo puedo estar con otros tios mientras estoy allí.
– Pues es verdad, ya sabes que tienes mi permiso.
– Ummmm, ya sé que eres un cerdo cornudo.
– Pero te dejo con dos condiciones.
– ¿Cuales?
– La primera que el tío con el que estés tenga una polla más grande que la mía, para que te satisfaga mucho más.
– Ummmmmm,que rico. De todos modos, no es muy difícil. Ya sabes que tu polla no es precisamente grande, jajajajaja. ¿Y la segunda?
– Que cuando vuelvas me lo cuentes con pelos y señales, mientras me follas recordándolo.
– No te preocupes, que te contaré como me han follado, sobre todo con pelos, jajajaja.
Esta conversación la habíamos tenido varias veces, y a los dos nos excitaba bastante, pero nunca había pasado nada. No había ido más allá de una charla caliente mientras nos estábamos tocando o follando.
La próxima reunión a la que tenía que ir era a Murcia. Iría con una compañera de trabajo mayor que ella, de 55 años, pero que ya está viuda desde hace unos 6 ó 7. Se llevan muy bien, y ya habían ido juntas a alguna que otra reunión. Se iban el martes y volvían el sábado por la mañana.
El jueves por la tarde estaba trabajando y recibí un whatssap de ella. Me extrañó porque había hablado con ella antes de comer. Me dijo que iba a comer por ahí con Lucía, que tenían la tarde libre y que aprovecharían para ver algo de la ciudad y hacer alguna compra. Pensé que me mandaría alguna foto de comida, como hace a veces, pero aluciné cuando vi lo que ponía:
– ¿Recuerdas la conversación que siempre tenemos de follar con alguien cuando estoy en una reunión por ahí?
– Sí, claro
– Pues ha surgido la oportunidad. ¿Quieres que siga?
– Venga, adelante. Pero recuerda las dos condiciones que te pido siempre.
– Jajajaja, vale. Un besazo. Te cuento mañana Te quiero mucho.
– Y yo a ti.
Mentiría si dijera que me tuve que pensar darla permiso para hacer aquello que yo tantas veces había imaginado, pero al final pensé que yo siempre había estado empujándola a hacer esto, y ahora no podía echarme atrás. A partir de ese momento estuve supernervioso. No veía el momento de que llegara de su viaje para echarla un polvazo y que me contara su aventura.
A la hora de haber cambiado mensajes con ella, me llegó otro whatssap suyo:
– Cariño, ¿te parece que cumple la primera de nuestras condiciones?
Y me mandaba dos fotos. En la primera aparecía una verga en erección, completamente descapullada, llena de venas, larga y sobre todo muy gorda, al lado de una botella pequeña de agua, para que se pudiera apreciar bién todo su tamaño. En la segunda foto, la mitad de ese pollón estaba dentro de la boca de mi mujer, que parecía que tenía que hacer esfuerzos para tragarse esa bestialidad de miembro. La muy puta aparecía mirando hacia arriba, en dirección a la cámara. Si no fuera porque tenía la boca llena de carne, hubiera jurado que estaba sonriendome.
Yo respondí a su mensaje:
– Uffff cumple de sobra. Buen provecho.
Para salir de dudas sobre las dudas que había tenido antes de darla permiso para continuar, me hice una soberana paja para bajar la erección que me había causado la foto del putón de mi mujer. Y lo mismo hice al día siguiente. No podía esperar al momento en que llegara para que me contara todos los detalles. Envié un mensaje preguntando qué tal y la muy cabrona me respondió que no iba a contar nada hasta que llegara, que me jodiera.
Fui a buscarlas a la estación de tren, y las recogí. A Lucía no se la quitaba la sonrisa de la cara, mientras mi mujer se reía de forma irónica. Dejamos a la otra chica en su casa, y en cuanto bajó, la dije:
– Venga, cuéntame. ?Qué tal fué?
– Jajajajaja, que prisas. Te jodes, y esperas a que lleguemos.
Y mientras decía esto, se reía y me ponía la mano en el paquete.
– Jóder, como estamos.
– Pues así llevo desde que me lo dijiste.
– Sí que es verdad que tenías ganas……
En cuanto entramos en casa, nos enganchamos en un morreo tremendo, y subimos al piso de arriba ya quitándonos la ropa. Pasamos de los preliminares, porque yo ya tenía la polla durísima, y en cuánto la quité las bragas, vi el brillo entre los labios de su coño que indicaban que ya estaba muy mojada. Me empujó a la cama, me escupió en la polla y se la metió un momento en su boca para mojarla bien con saliva. De un salto abrió las piernas, se colocó la cabeza de mi verga en la entrada de sus labios vaginales, y dejándose caer despacio, se hundió la polla en su coñito depilado. La encanta esa posición, que a veces,la permite correrse varias veces seguidas. Empezó a mover su culazo despacito, permitiendo llegar con mi polla a todos los sitios de su coño. Los gemidos salían de su boca sin parar. Aumentó la velocidad de sus caderas, lo que significaba que ya estaba llegando su primer orgasmo. Cerró los ojos, y gimió de manera más fuerte, con sus manos en mi pecho, mientras el placer la inundaba por dentro. Como yo no me había corrido, se puso a cuatro patas, que es mi posición favorita, para que yo pudiera correrme también.
Me puse detrás de ella, empujé y mi pene entró en su coño sin dificultad. Empecé a moverme despacito.
– Bueno, ¿no vas a contarme nada?
– Es que me da un poco de miedo que te enfades, cariño.
– Venga, ya sabes que no.
– Vale, luego no me digas nada.
– Que no.
– Pues que no te siente mal, pero me han pegado las mayores folladas de mi vida.
– Además vaya pollón que tenía el tío.
– Buf, ya te digo. A veces pensaba que no iba a entrar en mis agujeros.
Y mientras la follaba despacito, me empezó a contar que estaban comiendo cerca del hotel en un restaurante el jueves, y que lo estaban pasando muy bién las dos comiendo, bebiendo vino y todo eso. A su lado había dos hombres, uno de unos 35 años y otro de unos 25. Y que se pusieron a hablar de mesa a mesa, y que cuando trajeron los cafés, les pidieron permiso para tomarlo con ellas. Además se pidieron unos chupitos. Por lo visto eran jefe y empleado de una empresa de construcción o algo así. Me dijo que eran muy simpáticos y vacilones, y que al rato empezaron a tirarles algunas picardías y bromas más subidas de tono, pero de buen rollo. A mi mujer la sorprendió que de repente el hombre mayor empezó a decirle de vez en cuando cosas al oído a Lucía, y que ella se ponía un poco roja y se reía mucho. El chico que estaba al lado de mi mujer era el más jovencito. Era algo y muy delgado, y aunque no era demasiado guapo según ella, sí que tenía mucha gracia y la había hecho reír mucho. Entonces fué cuando según ella, se acordó de las cosas que hablábamos a veces de los congresos. De repente Lucía y el otro chico se levantaron de la mesa y de manera sorprendente ella dijo que se había olvidado unas cosas en la habitación del hotel y que él la iba a acompañar a buscarlas,y que tardarían un rato. Mi mujer estaba flipando porque no se esperaba eso de Lucía, pero pensó que llevaba una temporada muy larga sin sexo, y que la mujer se merecía un buen polvazo. Aunque la perspectiva de la otra chica disfrutando, también la puso un poco envidiosa.
Cuando se quedaron solos, mi mujer y Gelo, que así se llamaba, se miraron y se echaron a reír.
– Pues sí que se han caído bién éstos, jajaajaja, dijo ella.
– Sí. ¿Y ahora qué hacemos nosotros aquí colgados?
– Pues esperar a qué acaben, jajajaja.
– Pues entonces nos toca esperar un buen rato
– ¿Y eso?
– Porque mi jefe tiene fama de tirarse un buen rato follando, dijo Gelo acercando los labios al oído de mi mujer.
– Pues mejor para mi amiga, dijo ella,haciendo lo mismo. ¿Y tú? ¿De qué tienes fama?
– ¿Yo? Pues de tener la polla tan grande como este vaso, dijo él cogiendo un vaso de los de tubo.
– Bueno, bueno, ya será menos, dijo ella, entre excitada y provocadora.
– ¿No te lo crees? Podemos ir a buscar algo también nosotros a mi piso, que queda muy cerca de aquí.
– Venga, vamos, dijo ella después de pensarlo unos segundos.
Fueron a su piso que sí que quedaba a un par de calles. En el ascensor ya intentó besar a mi mujer en la boca, pero ella no le dejó. Lo que sí dejo fue que hundiera la cabeza en su cuello, excitándola al besarlo, mientras las manos de él recorrían las caderas de mi mujer, marcadas por la ajustada falda que vestía.
– Quieto, lobo, jajajaajaja.
– Es que estás muy rica, tía. Tienes un polvazo tremendo.
– Anda, pelota.
Entraron en la casa, bastante revuelta, como suele ser normal en esos chavales. El ya quiso entrar al trapo, pero ella le dijo que allí mandaba ella. Mi mujer se sentó en el sofá, y mientras me mandaba el whatssap del que habé antes, le dijo al chico:
– Quítate la camiseta, cielo. Y luego el pantalón.Pero todo despacito. Y como no tengas la polla como me has dicho, me largo de aquí echando hostias.
– Tranquila, que no vas a quedar decepcionada.
Efectivamente, cuando vio el bulto que hacía la polla en el calzoncillo, que ya estaba semierecta, dijo:
– Bueno, parece que era verdad lo que decías
Justo en ese momento, fué cuando acabamos de cambiar los whatssaps. Ella se levantó y le acarició el gran bulto, que poco a poco fue creciendo más y más. Ahí sí que fué cuando se dieron un buen morreo, y él quitándose el calzoncillo y dejando ver su enorme cipote, se sentó en el sofá y tocándose su miembro, dijo:
– Bueno, cariño. Ahora te toca a ti desnudarte despacito.
– Ummm, te gusta que te hagan esto, eh?. Anda que no habrás follado a tías con ese pollón.
– Jajajajaaj, varias han caído, sí. Además, la que prueba una vez, siempre repite.
Ella se quitó la blusa, y dejó caer su falda al suelo, dejando ver un tanga negro que pone con esa falda, que la queda muy sexi.
– Ummmm, que bien te queda esa ropa de putita que llevas
– ¿Te gusta, eh? ¿Me dejas sacar una foto al pedazo de pollón que tienes?
– Claro, cerda, para masturbarte luego con ella.
– Así se la enseño a mis amigas.
– Eso hazme publicidad, por si acaso vienen aquí, mandame unas buenas cerdas.
Mi puta se acercó a él, sacó la foto de la polla, y dando el teléfono a Gelo, se metió el pollón en la boca, y dijo que la sacara una foto así. Esas fueron las fotos que me mandó a mí. Luego se olvidó de mí y empezó la que fue la mejor follada que la han pegado en la vida. Ya en la habitación del chico, hizo la mayor mamada de su vida, y eso que ella es una gran chupadora de pollas. Se dedicó a lamer esa barra de hierro, recorrer con los dientes toda la superficie, intentar meterse toda, aunque no podía hacerlo debido al gran tamaño. El chico la sujetaba la cabeza metiéndola toda la polla en casi toda su longitud. Sentía llena la boca de carne caliente, y de repente la carne caliente, dejó paso entre pequeños gritos del chaval, a una gran cantidad de leche caliente y espesa, dela que mi mujer se tragó una gran parte, pues el cabrón del chico la había agarrado dela cabeza mientras se corría, impiendo que se pudiera sacar la polla de la boca. Cuando puedo hacerlo, todavía tenía dentro de la boca una buena cantidad de semen, que le escupió en la barriga.
– Joder, me has hecho tragarmela.
– Es el premio que te doy por haberme hecho un mamadón, princesa.
– No me llames princesa, que parece que estás follando con las jovencitas que traes a casa y yo podría ser casi tu madre.
– La verdad es que no sé cuantos años tienes, pero eres la tía más mayor con la que he follado.
– Pues que sepas que tengo 44, y que todavía no me has follado.
– Bueno, pues entonces eres la tía más mayor que me ha chupado la polla, dijo él con gracia.
– Jajajajaaj, eso sí que es verdad.
– Y además vaya mamada, ha sido espectacular.
– Gracias guapo. Ya me he dado cuenta de que te ha gustado. Has pegado una corrida tremenda, parecía una cascada.
Mientras decía esto, mi niña empezó a acariciar el miembro morcillón del chico, que casi instantáneamente empezó a crecer. En cuanto ella vió que había cogido unas buenas proporciones, se puso entre las piernas y empujó para que entrara en su coño. No tuvo que hacer mucho esfuerzo porque la polla estaba todavía con la saliva y el semen, y entró muy facilmente. Notó una sensación que nunca había tenido. Mi polla sólo mide 14 cms. y no es muy ancha. De tener la mía dentro a tener una de 20×7 comprenderéis la diferencia. La verga alcanzaba rincones de su coño que no habían recibido mi visita y que recibian embestidas por parte del jovencito, mientras mi mujer disfrutaba como nunca en su vida, y los gemidos y gritos se escapaban de su boca. Quería decirle al chico que estaba disfrutando como nunca lo había hecho, pero cada vez que abría la boca, se escapaba la saliva de su boca, debido al placer. Cuando se quiso dar cuenta, ya se había corrido tres veces como nunca lo había hecho conmigo. Lo mejor era que la polla del semental no daba indicios de aflojar. De repente, se la quitó de encima, y la puso a cuatro patas. La movió muy facilmente, en parte porque a pesar de estar delgado, el chico tenía bastante fuerza, y en parte porque ella estaba como en trance a causa del placer.
El gran trozo de carne la penetró desde atrás, y aunque no es una posición que la guste demasiado, volvió a correrse otras dos veces más. Mientras la follaba, notó como él la escupía en la raja del culo y extendía la saliva por el ojete. Sintió como un dedo ensalivado entraba dentro poco a poco de su culo, y sólo pudo decir:
– ¿No me irás a meter esa cosa por el culo, no?
– Cállate, cerda, dijo él, dándola un azote en el culo. Como no voy a querer follar el culazo que tienes.
– Es que es muy grande, y las que me han metido hasta ahora son más pequeñas.
– Vaya mierda de pollas que te han follado hasta ahora. Menos mal que has conocido a un hombre de verdad.
– Además de verdad, cielo. Nunca había visto una cosa como la tuya.
– Bueno, pues déjame hacer a mí. No es la primera vez que creen que esto no puede entrar en su culo.
Parecía mentira que un chaval así tuviera tanta experiencia y seguridad en el tema del sexo. Mientras metía la cabeza en la almohada con cada empujón de su polla, pensaba en cuántas otras habrián estado en su misma posición. Sintió de nuevo como el dedo entraba de nuevo en su culo, ayudado por algo de lubricante que se había puesto el chico. Esta vez entró más suave que la anterior, y al poco sintió como otro dedo hacía lo mismo. Ya tenía dos dedos dentro. Después de estar unos minutos así, recibió un buen chorro de lubricante en su culo, y sintió como salía la polla de su coño, y como un fuerte dolor salía de repente del agujero de su culo.
– Uffffffffffff, duele, tio.
– Tranquila, que ya tienes toda la cabeza dentro ya. Es lo más difícil. Ahora es lo mejor.
Volvió a sentir algo de dolor, pero también empezó a sentir un gustito muy agradable, cada vez más intenso.
– Joder tía, ya está casi toda dentro. Ha entrado mejor de lo que parecía. Eso es que estás muy cachonda.
– Ummm, ya casi no duele.
– Uffff, que buen putita eres, cariño. No dices que no a nada.
– Ummmm, vete despacito moviéndola, que me está empezando a gustar.
– Jajajaaj, ves lo que te decía. Eres una buena puta….
Así estuvo follándola el culo durante un buen rato, volviéndose a correr una vez más así. Conmigo nunca se había corrido cuando se la metía por el culo. Empezó a alternar en esa posición culo y coño durante un buen rato. Mi mujer no sabía por donde iba a recibir el placer. La verga entraba y salía en toda su longitud de los dos agujeros de mi mujer. Notó como se hinchaba:
– Uffff, voy a correrme ya. ¿Donde quieres que lo haga?
– Lléname el culo de leche murciana.
– Tus deseos son órdenes, cerda..
Cambió la polla de objetivo, y metiéndola ya sin problemas en su culo, sólo le dió tiempo a moverla durante unos pocos movimientos, y ella notó como un intenso calor entraba en su culo…..
Casi al mismo tiempo que mi mujer me contaba como el chico llenaba su culo de leche, yo también me derramaba dentro de ella, claro, que mi botella de leche era más pequeña que la suya y llevaba menos cantidad…..
Ya estoy esperando el próximo congreso…….