Acompañe a mamá a que la depilaran

Prosigo narrando las aventuras que disfruté junto a mi madre. Ella venía a verme sola con el pretexto de ayudarme con las tareas de casa y mi padre no la acompañaba, le parecía tedioso ese tema. Recuerdo una de sus visitas en la que, de nuevo, como siempre, fui a buscarla a la estación de autobús. Llegó y nos saludamos discretamente, como madre e hijo. Tomamos café en un bar y allí le dije a mi madre: “Hoy no vamos a casa directamente, tengo cita pedida para ti en un sitio y llegamos tarde, así que apura ese café que nos vamos mamá.” Mi madre me miró extrañada pero no dijo nada sobre ese comentario que acababa de hacerle. Pagué la cuenta y nos fuimos juntos.

A los pocos minutos de estar caminando llegamos a un salón de belleza y entramos los dos. Ella seguía sin decir nada y me dirigí a la recepcionista. “Buenas tardes, señorita, creo que tenemos cita a esta hora.” Su nombre por favor”, dijo la recepcionista. En eso mi madre la contestó y comprobó la veracidad de la cita.

La recepcionista salió de su stand y se dirigió a mi madre. “Señora, déjeme el abrigo y enseguida pasamos a la cabina, su esteticienne está esperándola, tiene usted contratada una depilación de pubis completa, tal y como nos ha pedido usted en su llamada.”

Mi madre me miró con cara de avergonzada y con ganas de decirme algo, pero comprendió la situación y se calló accediendo a pasar a la cabina. “Usted puede esperarla aquí”, me dijo, y me senté tranquilamente en la sala de espera.

A los 45 minutos mi madre salió de la cabina sonriente y acompañada de la esteticienne. “Señora, muchas gracias por su visita, ha quedado usted fenomenal, verdad?”, “espero que le halla gustado el servicio y no dude en volver a visitarnos cuando crea conveniente, muchas gracias por su visita y por confiar en nosotras para su belleza íntima».

La recepcionista trajo el abrigo de mi madre y le ayudó a ponérselo. Cuando lo hizo fue al ordenador y regresó con el ticket. “Servicio de depilación íntima, ingles, pelvis y labios, más tratamiento de crema hidratante, son 55 euros iva incluido.” Mi madre echó mano a su bolso, pero la detuve sujetándole suavemente de la mano. “Cárguelo a esta tarjeta, por favor”, le dije a la señorita, mi madre no sabía donde meterse y la señorita me miró con cara de asombro. Cogió mi tarjeta y cobró el servicio. Volvió, me entregó el ticket y nos despedimos saliendo del establecimiento.

A los pocos metros del establecimiento mi madre me dijo: “Hijo, que vergüenza me has hecho pasar, esto tenías que habérmelo dicho, me he visto ahí desnuda en esa camilla, abierta de piernas y con esa chica y su ayudante mano a mano depilándome”. “No he pasado más vergüenza en mi vida”. “Me han dejado rasurada por completo y lo peor ha sido cuando me han dado la crema hidratante en los labios vaginales y en mi pubis, mientras me decían las dos que había quedado monísima.” “Qué vergüenza he pasado por dios y ahora que digo yo en casa, tendré que estar sin quitarme las bragas delante de papá varias semanas”, decía mi madre reprochando mi ocurrencia.

“Mamá seguro que has quedado bellísima, y lo que tienes que hacer es no estar íntimamente con papá y rechazarlo cuando venga a buscarte”. “Le dices que no tienes ganas y que te deje en paz. “Lo que te estoy diciendo es que quiero que cada vez folles menos con él, no quiero que te toque”, le espeté a mi madre mientras caminábamos hacia casa.

Llegamos caminando y entramos en el portal. Nos metimos en el ascensor, abracé a mi madre rodeándola con mis brazos, pegándola a mi cuerpo y me fui directo a su boca. Comencé a comerle los labios con pasión y no tardé ni un segundo en estar metiéndole la lengua en su boca, la cual ella abría para recibirme con la misma pasión que recibía de mí. Sentí alguien abriendo la puerta del portal y accioné el botón de subida a mi piso mientras continuábamos besándonos como dos enamorados. Llegamos y nos separamos para salir de allí y nos dirigimos a mi piso. Una vez dentro dejé en el suelo la maleta de mi madre y la volví a abrazar.

“Espera hijo”, me dijo, “espera que me quite el abrigo por lo menos”,” además tengo que ir al baño antes, necesito hacer pipí, mi amor.” La solté y ella se dirigió al baño. La seguí. Mi madre llevaba una falda negra corta por encima de sus rodillas, yo diría que demasiado corta para una mujer de su edad. El abrigo la había ayudado a no enseñarla en el viaje. Las piernas de mi madre se dibujaban preciosas y tenía puestos unos zapatos de tacón que realzaban aún más sus bellas piernas. Ese día no llevaba medias por lo que la visión de las piernas de mamá me volvió loco y seguí sus pasos hacia el baño. Entré justo detrás de ella y me dijo: “Hijo, déjame que voy a hacer pis. No tardo te lo prometo”. Yo no me movía del sitio y la miraba con deseo acercándome a ella. “Hijo, ¿no te vas amor?, ¿acaso quieres ver a mamá hacer pipí?, me dijo mi madre. Ella entendió la situación y me miraba con cara cada vez más lasciva. “¿Quieres ver cómo me han dejado de depiladita? ¿Eso quieres verdad amor?”. Me acercó son sus manos y empezó a besarme de nuevo en la boca.

En eso estábamos cuando mi madre me dijo: “Súbeme la falda amor, súbele la falda a mamá y bájame las bragas cariño”, me dijo mientras me miraba a los ojos con su boca pegada a la mía. Llevé mis manos a sus muslos y empecé a subirle la falda despacio. Eso me estaba poniendo a mil. Cuando se la subí dejando ver sus bragas metí la mano dentro de su falda y toqué la parte superior de las bragas de mi madre y tiré de ellas hacia abajo dejándoselas en sus muslos. Mi madre me cogió de la mano y me dijo: “Ayúdame a sentarme amor, sujétame de la mano mientras me siento hijo.” Ella se sentó cogida de mi mano y una vez acomodada me miró y me dijo: “Ve amor, ponte delante de mí y arrodíllate, necesito que me quites las bragas del todo para poder enseñarte bien cómo me han dejado de mona.”

Me arrodillé delante del inodoro a escasos centímetros de mi madre y cogí sus bragas. Se las bajé sacándolas por sus pies. Mi madre es ese momento me abrió las piernas y me dejó una vista preciosa de su entrepierna.

“¿Te gusta como me ha quedado cariño?”, me dijo, ¿te gusta tenerme así rasurada amor? Mi madre tiene un coño precioso con unos labios gorditos que esconden su clítoris y para la edad que tiene sigue teniéndolo sonrosadito y muy apetecible. La miré deleitándome en lo que veía y sólo pude decirle: “Sí mamá, estás preciosa.” No había terminado de decirle eso a mi madre cuando ella: “Mmmmm, cariño,,,,,mmmmm…..mmmmmm……..no puedo más…..mmmm……me orino mi amor…….me orino……mmmmmm.”

Mi madre comenzó a orinar delante mí mientras yo permanecía arrodillado ante ella. La visión de su meato expulsando ese chorro de pis que golpeaba intensamente en el agua del inodoro resultó ser de lo más excitante para ambos. Ella no paraba de orinar abriéndome las piernas.

“¿Te gusta cariño? ¿Te gusta ver a mamá hacer pipí?”, me dijo y prosiguió: “ Me estás `poniendo muy cachonda hijo mío”, “ Me gusta mucho que me hallas llevado a depilarme y ahora tenerte así de rodillas mirándome mientras orino”, mmmmmmmmm……..”mírame amor……sepárame las piernas más y mírame cariño mío…..mmmmmmm.”

Puse mis manos en sus muslos y le abrí las piernas aún más a mi madre. “Mmmmm….mamá……..que me gusta mirarte así……mmmmm………que sucia me pareces haciendo esto delante mia…….uffffffff mamá………qué bonito tienes el coño madre………ufffffffff………me gusta que me lo lleves depilado mamá……..uffffffff……..sigue mamá……sigue orinando………..que sucia te veo mamá…………suciaaa…….sucia…… mmmmm.”

Mi madre estaba muy excitada ya de verse en esa situación tan sucia y pervertida. Su cara la delataba. Su rostro presentaba signos de estar caliente y de estar disfrutándolo. Ella comenzó a aminorar su chorro hasta convertirse en pequeños hilos de pipí que caía sin cesar en el agua del inodoro. En ese momento quité mis manos de sus muslos y las metí por debajo de sus piernas. Levanté las piernas de mi madre y ella se desplazó hacia delante en el inodoro, teniéndose que sujetar a la taza para no caerse. “Hijo…….hijo…..¿Qué haces?……..que me vas a tirar al suelo…..hijoooo………sujétame bien……..hijooooo……..”

Le subí las piernas a mi madre y metí la cabeza en su coño empezando a lamérselo de arriba abajo como un poseso. El coño de mi madre tenía un sabor salado y un olor a pis que me volvía loco de placer. Mi madre que no había terminado aún del todo me echaba los últimos chorritos de pis en la boca. Me encantaba sentir ese líquido caliente y salado que salía del cuerpo de mi madre y terminaba en mi boca. Yo lamía y tragaba sin cesar.

“Mmmmm…..hijooooo……ufffffff……hijo miooooo………aún no he terminado amor…….mmmmm…….aún no he terminado cariño………mmmmmm……….hijooooo………mmmmm….mi nene sucioooo…..uffffffff………..mi nene suciooooo…….sigueeeee………ufffffffff………..siiiiiii……mmmmmm……..trágatelooooooo……..mmmmm…….trágate el pipí de mamá………..uffffffffffff……….y límpiame……….siiiiiiii…….limpiame………sucioooooo………nene…….sucio………..ufffffffff……………….cómeme el coño……..sigue………cómemelo……….asiiiiiiii…….ufffffffff………..límpiameeeeee………siiiiii……………límpiameeeeeee………sucioooooo……..uffffffff……..nene sucio……….mmmmmmm……..”

La entrepierna de mi madre dejó de saber a pis y comenzó a saber a flujo de mujer calentorra. Sus labios depilados estaban mojándose y ahora lo que ensuciaba mi boca era la gran cantidad de flujo vaginal blanquecino que mi madre emanaba de su interior. Me aferraba a su clítoris con mi lengua castigándoselo a conciencia con mi cara inmersa entre sus muslos y a sujetaba apretándola contra mi boca.

Mi madre ante ese martirio placentero que le estaba dando a su clítoris jadeaba y me sujetaba de la cabeza apretándome contra su entrepierna. Jadeaba y jadeaba como fuera de sí.

“Siiiiii………..ufffff…….siiiiiiii……….sigueeeee……….uffffffff…….no pareeeesssss……….ufffffff………lameeeee………ahhhhhh…….lameeeeeee…………ahhhhhh……………eres un cerdooooooo…….ahhhhhhh……….lameeeeee………….suciooooooo………ahhhhhhh……..me voy a correeeerrrrrrr………..sigueeeeeeee………ahhhhhhh……..me corrooooo…….me corrooooooo……..ahhhhhhh…….me corrooooooooooooo………ahhhhhhhh”

Mi madre empezó a correrse en mi boca temblándole las piernas y gritando como una perra. Sus labios vaginales temblaban y seguí castigándole el clítoris. Ella jadeaba y jadeaba con su coño en mi boca y su orgasmo vino acompañado de una cantidad enorme de flujo, y de los últimos chorros de pipí que salieron de su coño presa del placer que estaba sintiendo. Yo abría mi boca al máximo y le lamía el coño mientras ella vaciaba su orgasmo en ella y digo emanaba por que no paraba de echar flujo blanquecino mezclado con orina. La verdad que parecía como si eyaculara.

Le temblaban las piernas cuando me dijo: “Para………ahhhhh…….para…….ahhhhh…..cariñooooooo……ahhhhh……paraaaaa……mi amooooooor……..ahhhhhh…..que gustooooo……….ahhhhh…..que gustooooo………ahhhh.”

Saqué la cabeza de entre las piernas de mi madre y me puse de pie ayudándola a levantarse del inodoro. A ella le temblaban las piernas y le costaba estar de pie. Se sujetaba a mi mientras me pedía que no la soltara. Así medio temblando la llevé al mueble del lavabo y la puse apoyada en él mirándose al espejo. Me coloqué detrás de ella y busqué en su blusa hasta que encontré la cremallera que tenía sobre uno de sus hombros. La desabroché y tiré de su blusa hacia arriba sacándola por su cabeza. Mi madre se apoyaba en el mueble del lavabo y miraba su cara de calentorra en el espejo. Llegué con mis manos al broche de su sujetador y lo abrí quitándoselo sin pensármelo. La imagen de sus tetas me puso peor de lo que ya estaba. Se las agarré y se las magreé deleitándome en los pezones de mi madre los cuales tenía como rocas, duros y enormes. Comencé a besarle el cuello y a pasarle mi lengua de forma obscena y pervertida. Le magreé los pechos mientras ella me miraba a través del espejo. Ahora le había soltado los pezones y le apretaba los pechos fuertemente con mis manos. Seguí besándola por el torso y llegué a su hombro.

“Levántame el bracito para arriba mamá”, le dije, “levántalo y pon tu mano sobre tu pelo amor”. Mi madre lo hizo y sin quitarme de detrás suya la giré unos grados hacia mí y metí mi boca en su axila la cual empecé a lamer. Se notaba que llevaba desodorante pero las primeras gotas de sudor ya habían salido por sus poros, lo cual se traducía en que empezaba a tener un leve olor a axila, eso sí muy leve. Tenía muchas ganas de hacerle eso a mi madre, de lamerla en esa parte tan íntima y sensible, que no a todo el mundo le gusta, pero a mí ese día me encantó hacérselo. He de decir que esa zona sí la tenía ella muy depilada.

Dejé de lamer esa zona tan íntima y volví a volcarme sobre ella y a besarla en el cuello. Llevé mis manos a mi cinturón y me lo desabroché. Tras eso abrí el botón de mi pantalón y me bajé la bragueta. Con mis manos me bajé los pantalones y a su vez los slips dejando mi durísima polla al aire, la cual froté contra el culo de mi madre. Los tacones que llevaba ayudaban a tenerla a mi altura, la miraba a través del espejo y ella me miraba a mí.

Ella obediente y entendiendo lo que iba a pasar en ese momento se inclinó un poco sobre el mueble del lavabo y empinó su culo. Yo cogí mi polla durísima con una mano y la metí por debajo de sus glúteos llegando a su raja y empecé a refregársela. Ella empezó a gemir de nuevo y yo tras refregársela la llevé a la entrada de su vagina. Me ayudé de la mano para penetrarla y una vez dentro solté mi polla y la rodeé con mis brazos deteniéndome de nuevo en los pezones de mi madre.

La miré a los ojos a través de espejo y le dije: “Ciérrame las piernas mamá.” “Ciérramelas y ponte ofrecida para tu hijo.” Mi madre juntó sus muslos pegándolos el uno al otro y levantó aún más su culo poniéndose respingona. Cuando noté sus piernas cerradas lo que eran penetraciones suaves se tornaron penetraciones profundas y duras. Mi pelvis chocaba con su culo de forma violenta. La separé unos centímetros del mueble del lavabo para que no se hiciera daño y continué golpeándola duramente desde atrás. Las tetas de mi madre botaban a cada embestida que yo le propinaba y ella jadeaba con cada golpe de mi polla.

“Ahhh……..ahhhh……..ahhhhhh……hijoooo….ahhhhh…..ahhhhh…….ahhhhhh…..cariñooo………….ahhhhhhh……..ahhhhhhh.”

La sujeté del cuello con mi mano y le levanté la cabeza. “Mírate…….mírateeee……….mira cómo te follo mamá………” le decía mientras la penetraba duramente desde atrás. Yo sacaba casi toda mi polla de su vagina dejando solo mi capullo dentro y volvía a asestarle un empujón seco y violento golpeando mi pelvis contra su culo.

“Tomaaaaa……….tomaaaa……..mmmmmm……….tomaaaaaa…………mmmmmm………toma polla mamáaaaaaaaa……..ahhhhh……….¿te gusta que tu hijo te folle así?………mmmmm…..tomaaaaa……..ahhhhhhh………¿te gusta que te use así como a una fulana madreeee????……….ahhhhh……….tomaaaaa………tomaaaaaaaa………¿te gusta verdad puta?………ahhhhhhh…………eso esssssss…….ahhhhh…..empíname el culo como una putaaaaa……ahhhhhhh…………”

Mi madre me miraba por el espejo y sólo exclamaba y jadeaba a cada penetración de su hijo. Sus pechos seguían botando y todo su cuerpo se elevaba del suelo a cada pollazo que recibía de su hijo.

“Ahhhhhhh……….ahhhhhh…………ahhhhhhhh…….hijooooo……..ahhhhhh………ahhhhhh……….hijo………..ahhhhhhhh”, era lo único que acertaba a decir presa del acto de dominación al que la estaba sometiendo, estoy seguro que estaba avergonzada de verse así en el espejo penetrada por mi de esa forma tan salvaje.

Yo mientras tanto seguía jodiendo a mi madre de esa manera tan dura dándole pollazos profundos y continuos en su coño. “Tomaaaaaaa……….tomaaaaa…………ahhhhhh……..siiiiii………..mírame mamáaaaaaaa………mmmmmm……mírameeeeeeee……..ahhhhhhhh……..mírame puta sumisaaa……………asiiiiiiiii………ahhhhhhh………así me gustaaaaa……..ahhhhhhhh……..que estés calladitaaaaaa……….ahhhhhhh……….me voy a correr mamá………ahhhhhh…….es hora de corrermeeeeeee…….ahhhhhhh………es hora de llenarte el coño de lecheeeee………..mmmmmmm………..que pena que no pueda preñarte yaaaaaa……..ahhhhhh……tomaaaaaa…………..tomaaaaaa………..ahhhhhhhhh………..”

Agarré aún más fuerte a mi madre por el cuello y empecé a correrme dentro de su vagina. La enorme excitación que había tenido esa tarde con ella hizo que descargara una buena cantidad de semen. Sentí varios chorros enormes llenándole su vagina acompañados de espasmos de placer producto del intenso orgasmo que estaba sintiendo. Mi madre cerró los ojos durante mi orgasmo y exclamaba jadeos a cada embestida de mi polla y a cada golpetazo de semen en sus ovarios. Caí sobre ella rendido y así estuvimos hasta que pude incorporarme y salir de ella, justo al salir le empezaron a salir de su vagina restos de mi semen chorreándole por las piernas a mi madre, lo cual me pareció morbisísimo.

Salimos del baño directos al sofá a recuperar el aliento, nos tumbamos abrazados el uno al otro y el resto de la tarde la pasamos allí abrazados y viendo la tele juntos. No podíamos más ningún de los dos.

Espero que les guste a los lectores de esta página de relatos y que los amantes del incesto madre e hijo contacten conmigo para compartir ideas y morbos mutuos.

Saludos.