Alicia se excitaba pensando en su amigo Mario, le pide ayuda a su madre y termina enrollándose con ella. Así comienza sus primeras experiencias sexuales

– Alicia: Enrollándome con mi madre –

Una tarde cualquiera, en mi casa, me encuentro mirando fotos de un álbum cuando doy con una en la que salimos mi amigo Mario y yo. Es tan guapo… Alto, delgado, de piel clara, pelo y ojos negros como la noche y un cuerpo fibrado. En la imagen me lleva a caballito, con las manos en mi culo. Ufff… Cómo disfruté aquel día de estar a su lado y poder tocarle.

De pronto, siento un cosquilleo en la vagina, como un hormigueo. Me la noto calentita. Es la primera vez que me ocurre y me asusto. Salgo de mi cuarto y voy en busca de mi madre, que está en el sofá viendo la serie ‘El Internado’.

-Mamá, tengo un problema -la informo con mi voz de niña pequeña.

-Ven, siéntate aquí -haciéndome sitio a su lado-. ¿Qué te pasa?

-Es que… me pica mucho la vagina. Me… Me la noto calentita.

Levanta una ceja y me mira con una media sonrisa.

-Voy a examinarte la vagina, Ali. Bájate los pantalones y ábrete de piernas.

Obedezco y de mi coñito emana un extraño olor, como de pescado. Mi madre se agacha y me mira la vulva. Después levanta la mirada para clavarla en mis ojitos verdes y, sonriendo, me tranquiliza:

-No es nada, cielo, no te preocupes. ¿Qué estabas haciendo cuando te ha pasado?

-Miraba una foto…

-¿Me la puedes traer, por favor?

-Claro.

Corro a mi habitación con el chochito al aire y se la doy a mi progenitora. Sonríe cuando ve que sale Mario.

-Así que te has puesto calentita viendo a tu amigo, ¿eh? ¿Te parece guapo?

-Mucho -reconozco con una amplia sonrisa.

-Muy bien, Mario es un buen chico… ¿Sigues calentita? -Ante mi afirmación con la cabeza, prosigue.- Vale, pues ahora tendrás que aliviarte. ¿Sabes cómo hacerlo?

Ante mi cara de interrogación, ríe.

-No te preocupes, cielo. Yo te ayudaré.

-¿Ayudarme? ¿Qué quieres decir?

-Tú relájate y déjame hacer, ¿vale?

-Entendido.

-Muy bien. Quiero que cierres los ojos y dejes el cuerpo muerto.

Lo hago y me baja los pantalones y las bragas, quedando desnuda de cintura para abajo. Me pone las manos en los muslos, abriéndome de piernas, para, a continuación, llevar su mano a mi coñito. Nada más tocarlo, doy un respingón.

-Ufff… Cielo… Qué mojadita estás…

-Me noto el chochito muy sensible… Uummm… Lo siento todo…

-¿Te gusta la sensación, amor?

-Mmmmmm… Sí, es… Me siento rara, pero… Uuufff… Sí… Me gusta… -Lleva dos dedos a mi rajita y me la acaricia.- Uuufffmmm… Aaahhhhhh… Mamáaahh… Qué bieeen…

-Me alegro de que te guste, cariño… Pero aún no te he hecho casi nada… Eres muy joven y no tienes experiencia… pero… si quieres… yo puedo ayudarte… ¿Qué me dices…? ¿Quieres aprender de mi mano y conocer nuevas sensaciones…? -me dice al oído con voz ronca.

-Sí, mamá… Pppfff… Sigue enseñándome… por favor…

-Así me gusta, mi niña… Te voy a enseñar a ser mujer… -Y dicho esto, me mete los dedos en la vagina y me acaricia el clítoris.

-¡Aaaaaahhh…! ¡Ooohhh….! Dios dios dios…. Ummmmmm… ¡Qué buenooo…! ¡Pppfff…! Qué… Qué gustitooohhh…

-¿Te gusta, mi reina? ¿Te gusta lo que tu mami te está haciendo?

-Sí, sí, sí… Mmmmmmfff… Me gusta muchooo… Ooohh… Dios, no pares…

-Ahora voy a enseñarte una cosita nueva… Pero lo haré solo un momento… Quiero que me digas si te gusta…

-Aaaaaahhh… Vale, mamá…

Noto su cara cerca de la mía, como nuestras narices se tocan. Entonces posa sus labios sobre los míos, besándome. Abro los ojos por la sorpresa y me encuentro su boca pegada a la mía. Sonríe al darse cuenta de que la estoy mirando.

-Dime, hija, ¿te ha gustado?

-Mamá, me… ¡Me has besado!

-Sí. Vuelvo a preguntártelo: ¿te ha gustado?

-Sí, sí, me ha gustado mucho, pero… ¿eso no es algo que le haces solo a papá?

-Bueno, cielo… -Sigue tocándome el clítoris, por lo que suspiro mientras hablamos.- Por tu padre siento mucho amor, es lo que tiene estar enamorada. Pero contigo… Uuufff… es un amor mucho más íntimo… Mucho… Mucho más femenino… También quiero expresarlo dándome besitos contigo en esa boquita tan rica que tienes… ¿Puedo?

-Uuummmmmmm… Sí, mamá… Pppfff… Claro que puedes… Vuelve a besarme, por favor. Está muy rico… Aaaaaahhh…

Y así, mientras me mete sus deditos en mi chochito de niña jovencita, nos comemos la boca tranquilamente. Me siento como en una nube: siento sus labios besar los míos, nuestras lenguas danzando juntas -la mía, inexperta, debo decir-, nuestros cuerpos calentitos tocarse… Mmm… Qué gozada… Me siento extraña, también: pese a que es la primera vez que hago esto con alguien, mi cuerpo va solo, en piloto automático. Debe ser porque es una cosa natural que tiene que ocurrir y en la que lo que uno debe hacer es dejarse llevar para, así, disfrutar del amor, del cariño y de la pasión de estos momentos.

-Mmm… Me encanta tu boquita, Alicia… Uuummm… Es tan… joven…

-Ooohhh… Mamá… Y a mí la tuya… Ppppppfff… Es… tan…. Ooouuummm… rica…

Me pego más a ella y rodeo su cuello con mis brazos. Me mira con sus ojitos azules y veo que, además de su preciosa melena, lo que también tiene rojo es la cara.

-Tócame más, hija… Me gusta mucho…

-Mamá, estás… ¿Tú también estás calentita?

-Claro, Ali. Es lo que pasa cuando dos personas que se quieren mucho se dan tanto amor la una a la otra…

Sigue tocándome la vagina -más tarde me entero de que a eso se le llama masturbación- y, poco después, noto que me empieza a palpitar mucho. Se lo comunico a mi progenitora.

-Uuummm… Ali… eso significa que estás a punto de llegar al orgasmo…

-¿Al qué?

-Ya lo verás… Mmm… Llegaré un momento en el que sentirás mucho más placer de repente, por todo el cuerpo. Después parará y te quedarás súper relajada. ¿Quieres probarlo?

-Pppfff…. Claro, mamá… Tengo el chochito muy calentito… Me pica…

-No te preocupes, mi reina. Pasará. Te lo prometo… Sigue besándome y verás lo a gustito que te quedarás…

Dicho y hecho, volvemos a morrearnos, aunque esta vez yo jadeo de placer más que cualquier otra cosa. De golpe, siento un gran cosquilleo y placer por todo el cuerpo y me quedo, tal y como me ha asegurado mi madre, extremadamente relajada. Muy a gusto, como si estuviera tumbada en una nube.

-¡AAAAAAHHH…! ¡Mamáaaahhh…! Ooooooooohhh…

Me quedo, durante unos segundos, en una especie de limbo del placer donde lo único que mi cuerpo siente es calidez, unas inmensas olas de placer atravesando hasta el último centímetro de mi piel y sensación de confort, de bienestar y de relajación como nunca antes la habías experimentado. A esto se le llama tener un orgasmo, me entero después. Pues vaya señor orgasmo que he tenido… Ppfff… El primero en toda mi vida… Y, encima, con la ayuda de mi queridísima madre. Ooohhh… Por favor… ¿Qué más se puede pedir?

-Cielo… -me susurra al oído, dulcemente.- ¿Estás bien?

-Mmm… sí, mamá… -sonrío, aún con la cara desencajada por el placer que estoy sintiendo.- Muy bien… Gracias por esto…

-De nada, preciosa… Pero ahora hay que limpiarte la vaginita… ¿Me dejas hacerlo?

-¿Qué… Qué sentiré?

-Mucho más placer.

-Entonces sí. -Me acaricia dulcemente la cabellera rubia, me besa en la frente y en la boquita y se separa de mí. Sabiendo que la estoy mirando, se coloca entre mis piernas y se pone a chuparme el coño con los labios y la lengua. Me estremezco.- ¡Ahhh…! ¡Aaahhh…! ¡Ooohh! Mamáaahhh… Mmmmmm… Pppfff… Qué bien…

Siento sus labios carnosos y su lengua en mi interior. Chupa los líquidos que noto he echado al correrme y se los va tragando. Es toda una experta… Pppfff… Parece… Parece que ya lo ha hecho antes…

No tarda mucho en dejarme limpita. Entonces me vuelve a poner la ropa y nos quedamos abrazadas en el sofá, como una madre y una hija normales.

-Ahora que ya estás más serena -empieza decirme cuando ve que he salido del trance y que vuelvo a estar en mis cabales-, quiero que me prometas algo, Alicia.

-¿El qué, mamá?

-Tu padre no puede enterarse de esto. Ni tu padre ni nadie. Será nuestro secretito femenino íntimo, ¿vale?

-Sí, mamá. Ni una palabra.

-¿Me lo prometes de corazón?

-Te lo prometo de corazón, mamá.

-Muy bien. Ahora quiero preguntarte otra cosa: esto que hemos hecho te ha gustado, ¿verdad? -Asiento con la cabeza.- Entonces… ¿Quieres seguir haciéndolo?

-Me encantaría, mamá… Me lo he pasado muy bien jijiji.

Este “encuentro” -por llamarlo de alguna manera- que he tenido con mi madre, me deja pensando el resto de la tarde. Hasta ahora no sabía muy bien lo que era el sexo: sabía que, a veces, las personas mayores que se quieren mucho se dan besos, se abrazan y se lo pasan bien, pero desconocía completamente lo que hacían a partir de ese momento.

Mi madre me ha explicado que el sexo es muy bonito, y que a veces los padres pueden hacer cosas con sus hijos e hijas que, normalmente, solo hacen con su pareja. También me ha dicho que esto hay mucha gente que lo ve mal, que lo llama “incesto”, razón por la que la práctica de estas relaciones debe mantenerse en silencio, en el más absoluto de los secretos, para, así, evitar que sus practicantes sean descubiertos. No me gusta tener que ocultar cosas a mis amigos y a mi familia, pero, si me lo pide mamá, en el quien confío plenamente, lo haré.

Ya de noche, después de cenar, estoy en la cama, leyendo, cuando se abre la puerta y entra mi progenitora. Voy a aprovechar para describirla físicamente, aunque antes ya lo haya hecho un poco:

Mi madre se llama Isabel -no recuerdo si en mis anteriores relatos lo he dicho- y es bajita, de piel blanca, pelirroja, de ojos verdosos tirando a azulados, mi misma nariz -algo grande, pero no por ello fea-, los labios carnosos y unos pechos grandes, con el cuerpo lleno de curvas. Viste, únicamente, un camisón negro escotado que apenas le llega a las rodillas.

Por mi parte, decir que ya he sido descrito anteriormente por Mario en “Entre las tetas de mis amigas”: “Alicia es físicamente una diosa, así lo digo. Rubia de ojos verdes, bonitos labios, piel pálida, delgada y con un busto y un trasero que son la perdición de todo bicho viviente.” A esta descripción solo tenéis que reducirle el tamaño de mis curvas, porque pasó años antes y no estaba tan desarrollada. En cuanto a mi vestimenta, decir que voy con el mismo camisón pero en blanco.

-Hola, Alicia -me habla flojito, posiblemente porque mi padre ya está durmiendo-. ¿Qué te parece si me quedo un ratito contigo en la cama?

-Por mí genial, mamá -aceptó con una gran sonrisa-. ¿Papá?

-Se ha quedado sopa después de hacerme el amor jiji.

-Uy, mamá, qué abierta te has vuelto conmigo de repente, no? Jijiji.

-Bueno, hija, ya sabes… -me dice con voz y mirada insinuantes.- Tú y yo esta tarde hemos hecho cositas… Hemos intimado… Y creo que puedo hablarte sin tapujos, ¿verdad? ¿Mmm? De mujer a mujer… -va contoneándose al andar mientras habla y se acerca, poco a poco, a mi cama.

-Lo sé, pero… se me hace un poquito raro, la verdad…

-No te preocupes, mi amor… Mmm… Verás como al final lo encontrarás normal y te gustará que sea tan sincera contigo… -Se sienta a mi lado en la cama y me besa en los labios, gesto al que yo respondo afectuosamente. Dejo el libro a un lado y me centro en disfrutar de este gran momento: darme besos en la boca con mi madre.

Me pone una mano en el hombro, acercándome, así, más a ella, y después la sube hasta mi nuca, pegando todavía más nuestras cabezas.

-Mmm… Mamá… Uuummm… Qué bien besas… Pppfff… -es cierto: me gusta mucho.

-Disfruta, mi niña… Disfruta… Ooommm… Que esta noche tú y yo nos vamos a divertir jiji.

Nos separamos y nos relajamos, ambas tumbadas en la cama.

-¿Qué haremos esta noche, mamá?

-Tú solo disfruta de mis caricias, mi pequeña… Verás como todo irá bien…

-Mmm… Confío en ti, mami… Pppfff… Confío en ti…

Me quita el camisón y quedo completamente desnuda ante ella, que me mira con dulzura y lujuria a partes iguales.

-Ahora, hija… -me habla despacito, con voz calmada.- quiero que te quedas quieta y me dejes hacer, ¿vale? -Lleva sus manos a mis piernas y va subiendo, lentamente, hasta llegar a mis pechos.- Lo que voy a hacer es calentar tus tetas. Voy a calentártelas y excitártelas… Te gustará mucho, no te preocupes… Te haré esto varias veces al día, cuando nos quedemos solitas y estemos tranquilas… Esto hará que, con el tiempo, te crezcan los pechos más grandes, más bonitos, más erguidos, más duritos y, sobretodo, más excitables con el mínimo roce… Disfrutarás más del sexo… ¿Te parece bien?

-Adelante, mamá… Hazlo…

Agacha la cabeza y me pasa la lengua por las tetas. Aún no son muy grandes, pero tiempo al tiempo… Me coge una con las manos y empieza a succionarla.

-¿Te gusta, cariño? ¿Sigo o te hago daño?

-Aaaaaahhh… Mammmáaahhh… Por Diooooooss… Qué bienn… ¡Aaaaaahhh…! Sigue, por favooorr… No pareeess… -siento como si me estuvieran estirando la teta para arrancarla de mi cuerpo, pero, en vez de hacerme daño, el inmenso placer que me da es indescriptible. Mi madre me la succiona, la chupetea, la masajea, la estruja… Le hace de todo… Para cuando se la quita de la boca, la tengo completamente enrojecida e hinchada, pero… me ha gustado.

-Buufff… Mamá… Qué gustito me acabas de dar…. Mmm… No tenía ni idea de que se podía disfrutar tanto…

-¿Así que te gusta que mi madre te coma las tetas, eh?

-Uufff… sí, mucho.

-Pues ahora voy a por la otra.

-Maravilloso… ¡Oooooohhh…!

Mientras me magrea a placer el otro seno, me agarro la teta ya sobada con la lengua y me la acaricio despacito. Lógicamente, sigue teniendo el mismo tamaño y la misma dureza, pero sí que es cierto que la noto un poquito más sensible a mis caricias. Ummm… Qué gustito…

Con la mano que tengo libre, bajo hasta mi chochito, que, a estas alturas, está calentito otra vez y pide que alguien lo masajee. Mamá ya me ha explicado que, cuando me pique y me lo note calentito, me meta los dedos y acaricie el clítoris, que me dará placer. Y eso hago. Primero recorro toda la rajita con los dedos y después me los meto suavemente.

-Qué ricas están tus tetas, hija -me alaba tras acabar de cuidármelas-. Después de trabajarlas, hay que dejarlas reposar unas horas para que vuelvan a su estado original, porque, si no se hace, podría hacerte daño.

-¡Aaahhh…! Mmm…. Pppfff… -sigo gimiendo.

-Deja que te ayude, Ali -dice poniendo sus dedos en mi chochito, al lado de los míos, y, poco a poco, metiéndolos bien adentro.

-¡Oooooohhh…! ¡Mmmaaammmáaahhh…! ¡Pppffffff…! ¡Qué guuusstooohhh…! -gimo, a la vez que me retuerzo de placer.

Me pone su mano en la nuca y me besa con lengua. Respondo de forma apasionada y nos comemos la boca con una buena pareja de lesbianas. Qué morbazo me da que sea mi madre, mi propia madre, a quien esté besando con tanto amor y tanta pasión. En ningún momento he tenido remilgos ni sentido rechazo por el hecho que madre e hija nos estemos enrollando, como si fuéramos novias. Mamá hace que todo sea natural y le da a nuestros encuentro y momentos íntimos un morbazo y una sensualidad increíbles, difíciles de describir.

-Aaahhh… Aaaaliii… No sabes cuánto te quiero… Uuummm…

-Y yo a ti, mammáaa… Pppfff… Y yo a ti… ¡Mmmmmm…!

Baja por mi cuello, besándome, pasa por mis pechos y llega hasta mi coñito, que, en este momento, está siendo masturbado por, ni más ni menos que, cuatro dedos. Los aparta, me toca los labios vaginales con las manos, los separa y me come el chochito, no sin antes mirarme a los ojos y decirme:

-No hagas mucho ruido, que despertarás a tu padre jiji.

-¡Aaaaaahhh…! ¡Oooooohhh… Dioooss! -Me muerdo el labio para no gritar tan fuerte por las gigantescas lamidas y olas de placer que mi querida madre me está propiciando

Me agarro a los bordes de la cama con las manos, con fuerza. Me está encantando. Mamá me está comiendo el coño de maravilla. No hace ni veinticuatro horas que nos hemos dado el primer beso en los labios, me ha masturbado y me ha comido el coño y ya siento que voy a necesitar sus cuidados diariamente. Es la ostia. Lo que me estaba perdiendo… Aún soy muy jovencita, pero me siento como una completa adolescente o una mujer adulta, disfrutando tanto del sexo con una persona a la que amo tantísimo.

Me abro de piernas tanto como puedo para, así, facilitarle la labor. Estoy excitada por la situación, relajada por estar con mi madre pero temerosa porque mi padre pueda oírnos, abrir la puerta de mi cuarto y descubrirnos in fraganti. Sería muy difícil de explicar -por no decir imposible- porque nos estamos enrollando.

-Cariño, me encanta el sabor de tu vagina… Mmm…. Es tan juvenil…

-Mmm… Aaaaaahhh… Mamá, me corrooo… Pppfff…

-Córrete, cariño, córrete tranquila. Yo me tragaré todo lo que eches…

Tengo que morderme el labio muy fuerte para reprimir el pedazo de gemido de placer que intenta, desesperadamente, salir de mi boca. Cierro los ojos, disfrutando del momento, y me quedo súper relajada. Finalmente, abro la boca para recuperar el aliento.

-Ali, ¿quieres probar los líquidos que has echado?

-Vale…

Sin más, me acerco a mí y me besa, abriendo la boca entonces y dejando escapar todo tipo de fluidos. De primeras toso un poco, incapaz de tragarme todo aquello, pero después, con su ayuda, voy saboreándolos… y me gustan. Mi madre me pasa la lengua por los labios y por dentro de la boca, recogiendo mis líquidos y tragándoselos ella misma.

-¿Te gustan?

-Sí, están muy ricos.

Nos quedamos un ratito más en mi cama, besándonos cariñosamente y dándonos mimos, hasta que vemos la hora -casi la una de la mañana- y decidimos acostarnos. Nos damos un último beso y me duermo, volviendo ella a la cama con su maridito.

Pasan los días y nuestra nueva relación avanza muy bien, viento en popa. Un sábado por la mañana, a eso de las nueve o diez, voy a la cocina, vestida con unas bragas blancas y una camiseta de tirantes apretada, y me encuentro a mi madre, tomándose el café.

-Buenos días, mi reina -me saluda.

-Buenos días, mamá.

Sabiendo que su marido está fuera, me pasa el brazo por la cintura, atrayéndome hacia ella, y nos besamos lentamente, con dulzura. Le pongo una mano en el hombre y ella me pone la que tiene libre en la teta.

-Qué buena forma de darnos los buenos días, ¿no crees, hija?

-Pues sí, mamá. ¡Si es que te sabe la boca a café con leche!

-Oye, hija. Ahora que no está tu padre, tenemos que hablar…

-¿Qué ocurre?

-Nada grave, no te preocupes jiji. -Me coge de las manos y entrelazamos nuestros dedos.- Es solo que quiero dejar las cosas claras entre nosotras.

-Oh, por supuesto.

-Muy bien. Verás: la relación amorosa en la que estamos inmersas desde hace unos días me gusta mucho, es muy bonita y está muy bien… pero no será para siempre. Quiero que tengas claro que, al margen de lo bien que nos lo pasamos juntas, no es más que un entrenamiento para ti, para cuando tengas pareja. En el momento que te eches novio o novia, me da igual, me apartaré de tu camino y nuestra relación volverá a ser la normal entre una madre y una hija. ¿Lo has entendido?

-Perfectamente.

-Sé que te gusta Mario -asiento sonriente, poniéndome roja-, así que te animo a que, en un tiempo, intentes conquistarle. No te digo que lo hagas ahora porque aún sois muy jóvenes, tú me entiendes.

-Muy gracias, mamá. Y sí -suspiro, mirando al techo-: algún día me gustaría salir con él.

-No tengas miedo, mi niña. Sé que lo conseguirás. -Y me abraza.

-Te quiero, mamá. Gracias por todo.

-De nada, cielo. Mario no podrá resistirse a una rubia de ojos verdes como tú, eso te lo puedo asegurar jijiji.

-Jijiji.

Después de la charla, me afirmo en lo que ya pensaba y me quedo más tranquila. Pese a esto, hay algo que me deja pensando: mi madre me ha masturbado y comido el coño, pero yo no se lo he hecho a ella. ¿Cómo será? Decido esperar a quedarnos solas para hablarlo con ella, no sea que mi padre nos pille y la liemos.

La oportunidad se me presenta al día siguiente, cuando mi progenitor sale a comprar no sé qué al centro del Madrid. Me dirijo, muy fresquita, al salón, donde mi madre está leyendo un libro, tumbada en el sofá.

-Oye, mamá, me gustaría pedirte algo.

-¿De qué se trata, cielo? -me mira, sonriendo.

-Me gustaría… hacerte lo que tú me haces a mí.

-¿A qué te refieres?

-Quiero… Quiero catar tus tetas y meterte los dedos.

Se me queda mirando unos segundos, perpleja.

-¿Por qué?

-Porque quiero devolverte el favor…

-¡Ay, mi niña! Anda, siéntate a mi lado. Todo lo que te hecho hasta ahora te lo podría haber hecho un hombre, también. ¿Te gustan las mujeres?

-No. Bueno… No lo sé.

-Ay, amor, qué tonta he sido. Ni se me había pasado por la cabeza que fueras bisexual.

-¿Y eso qué es?

-Que te atraemos tanto las mujeres como los hombres.

-Bueno, estos días que nos hemos estado besando…

-Sí, sí, tienes razón. Yo solo lo hacía para calentarte y que disfrutaras más del sexo… Bueno, basta de lamentos: tu padre no sé cuándo volverá, así que, para no arriesgarnos, nos vamos a meter en el baño con pestillo y me comerás el coño y las tetas.

-Jijiji.

-¿De qué te ríes?

-Buff, mamá… Es que no me acostumbro a oírte hablar así…

Nos encerramos en el baño y mi madre se desnuda de cintura para arriba, quedando sus tetas al aire. Entonces, con un poco de miedo, le cojo una con los manos y me la meto en la mano, chupándola.

-Aaahh… Me gusta, hija… -me felicita, cerrando los ojos y suspirando. Le chupo el pezón con la lengua y le aprieto el pecho con los labios.- ¿Y a ti?

-Mmm… -Asiento. No es que tenga un sabor determinado pero el tacto es maravilloso, muy fino.- Me gusta… Uummm…

-Jo, hija… Uuummfff… Tienes unos labios muy finos… Hhhmmm… Y suaves… Buaahh… Qué delicia… -Cambio de teta y aprovecha para bajarse los pantalones y meterse los dedos.- Mmm… Siii… Qué gustazo, coooñoo…

Llevo la mano a su vagina y le meto los dedos yo también.

-Disfruta, mamá…

-Oooooohhh… Dioooss… hijaaa… No sabes el gustazo que me estás dandooohh… ¡Ooohhh, Jesuuuss!

Noto humedecido el interior de su coñito, que está depilado. Toco el clítoris y siento su hinchazón.

-¿Te gusta, mamá? ¿Lo hago bien?

-Pppffffff… Sí, hija, sí… Mmmfff… De lujo…  ¿Cómo te sientes? ¿Te gusta darle placer a una mujer?

-Bueno, no me desagrada, la verdad… Y… he de reconocer que me está poniendo calentita verte así… ¿Me puedes meter los deditos, mami?

-Oohh… Claro que sí, hija… Mmmmmm… Tu madre te meterá los deditos siempre que se lo pidas… Aaaaaahhh… ¿Te gusta que tu madre te toque, mi amor?

-Siii… Mmmmmm… Mmmaaammmiii… Me gusta mucho que me hagas estas cositas… Que me toques y me hagas sentir bienn… Mmmfff…

Me bajo los pantalones yo también y me mete los dedos en el chochito. Ahora nos estamos masturbando la una a la una… Qué morbo… Nos besamos con lengua, de una forma muy sucia, dándonos lametones por toda la cara y quedando pringadas de saliva… Juntamos las lenguas y nos las metemos hasta la campanilla… Yo aún no tengo demasiada habilidad con los besos, pero mi progenitora es una buena maestra.

-Jo, cariño… Qué guarra me estás haciendo sentir… Enrollarme con mi propia hija… Como una putota… Es la ostia…

-Sí, mamá… Mmmmmm… Somos una buena pareja de lesbianitas… Pppfff… Si papá nos viera…

-Tu padre en la cama es la ostia, pero… Mmmmmmfff… Liarse con una mujer es… Aaah… Tan distinto… Hhhmmmfff… Es mucho más íntimo… Másss… Pppfff… Mucho más femenino…

-Pero te corres igual… Hhhmmm… ¿no?

-Sí, sí… Tu… Tu padre… -Ahora bajo por su cuello, dejando un camino de saliva y babas.- Me dejo la vagina a reventar…

-¿Cómo? ¿Se corre dentro?

-Sí… Pppfff… Ooohhh… Dioooss… Aaaaliii… Siempre que me folla me deja enlechada… Mmm… A reventar de semen calentito…

-Podrías quedarte embarazada…

-No… Ya… Mmm… Ya tomo precauciones… Hhhmmm… Voy con su leche calentita por la calle…

-Mmm… Qué guarrilla eres, mammáa… Jijiji.

-Me gusta sentirla… Pppff… Recién salida… de la polla de tu padre…

-Qué morbazo… ¿Ahora tienes?

-No, ahora no… -Me amorro a sus tetas y me las como de nuevo, a lo que ella gime.- Ay, hija… Pppff… Qué gustito me das… Me animo y decido ir un paso más allá. Bajo hasta su entrepierna y, sin pensarlo mucho, meto la lengua en el coño.- ¡Aaaahhh…! ¡Dios, dios, dios! ¡Hiijjaaahh…! Qué… Qué buenooohh… Ppfff…

Hundo toda la cara en su cochazo y lo chupo todo: los labios vaginales, el clítoris… El sabor ya lo conocía de cuando tragué líquidos vaginales, pero… estar comiéndome yo un coño es… increíble.

-Mmm… Está… rico… ¡Ooouummm…!

-¡Ali, Ali, me corroooohhh…! ¡Ooohh, Diiioooosss Santoooo…!¡Me vengoooohhh…!

Y así, consigo que mi madre se corra, haciéndole una buena comida de coño. Quedamos las dos exhaustas, abrazadas, tumbadas en el suelo del baño, descansando, mientras yo termino de correrme metiéndome los dedos. No tardo demasiado.

Bajo, de nuevo, a la vagina de mi progenitora, y recojo todos los flujos con la boca, para subir hasta la boca de su dueña y compartirlos con esta. Nos besamos con lengua un buen rato hasta que nos tragamos todo y quedamos medianamente limpias.

-¿Y bien, Alicia? ¿Eres más de chicas o de chicos? -me pregunta, acariciándome el pelo, en un momento que me acurruco en su pecho.

-Creo… Creo que me gustan las dos cosas.

-Entiendo. Eres bisexual. Disfrutarás el doble, entonces jijiji.

-Supongo, sí jiji.

Dicho esto, nos levantamos y me meto en la ducha. Estoy toda pringosa y sudada.

Lo que, por el momento, desconozco, es que, mientras me ducho, mi querida madre está mandando por correo varios vídeos de cámara oculta que ha grabado de nuestros encuentros a un destinatario que soy incapaz de imaginar.

– VMarioT: He estado meses bloqueado con esta historia, sin saber muy bien cómo continuarla. Ahora me ha vuelto la inspiración. Tengo pensadas varias cosas interesantes, pero no quiero adelantar nada.

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *