Con mi amiga nos vamos de antro y terminamos pasándola demasiado bien con desconocidos

Un viernes por la noche salí de antro con Perla. Le había dicho a mi esposo que tenía una cena de amigas y que llegaría muy tarde, ya que a varias de ellas hacía mucho que no las veía y tendríamos mucho que platicar. Arturo me dijo que él tenía una jugada de cartas con Ricardo y sus otros amigos. Eso me hizo recordé cuando varios de sus amigos me cogieron en casa de Ricardo. Arturo me comentó que se pasaría del trabajo a casa de Ricardo. Eso me agradó mucho, podría vestirme como una puta para ir al antro.

Me puse un vestido negro súper pegado, apenas si me cubría las nalgas, un gran escote al frente, la espalda casi toda descubierta, una mini tanga negra, sin brassier, tacones de aguja negros con tiras casi hasta las rodillas. Me vi al espejo, me veía súper puta.

Prometía ser una gran noche, dos putas como nosotras en busca de unas buenas vergas que nos cogieran.

Perla pasó por mí, ella vestía un pantalón blanco muy pegado, una blusa negra, tacones negros, las dos elogiamos la vestimenta de la otra. Perla arrancó el carro y dijo.

Pe –Noche de putas.

Pa –Sí que se preparen los hombres que ahí van dos putas con ganas de verga.

Llegamos al antro, no tuvimos que esperar nada, el cadenero con cara de lujurioso nos dejó entrar inmediatamente. Recorrimos todo el lugar con un mesero que nos llevaba a nuestra mesa, todos los hombres nos veían, de los que vimos había de todo tipo, pero teníamos tiempo para escoger bien a quienes nos cogeríamos esa noche.

Llevamos como 15 minutos cuando el mesero nos dijo que unos señores nos mandaban unas copas. Al verlos eran unos cuarentones pero muy x, sus miradas no prometían nada, yo dije que no podíamos aceptar, que el mesero se llevará las copas y que les diera las gracias.

Perla me preguntó que porque no acepté, le dije que después se querrían sentar con nosotros y nos asustarían a otros galanes con los que si nos gustaría irnos a la cama. Perla me felicitó por mi buena decisión.

En algún momento nos paramos a bailar, en nuestra mesa, algunos hombres se acercaban pero nadie nos convencía. Eso era algo muy raro, nosotros lo único que nos importaba era que tuvieran verga, y esa noche estábamos demasiado exigentes.

Como a la una y media, se acercaron dos jóvenes, los dos eran guapísimos, nos preguntaron que si íbamos solas, dijimos que sí, nos pidieron sentarse con nosotros. Uno se llamaba Francisco, el otro se llamaba Jacques. Platicamos un rato los dos eran amigos desde la infancia, los dos tenían 25 años, Jacques era hijo de franceses, tenían un negocio juntos, una comercializadora.

Ellos eran muy fuertes, después supimos que diario iban al gimnasio. Nos pusimos a bailar, en algún momento vi que Perla y Francisco ya se estaban besando. Jacques comenzó a besarme, lo hacía muy bien, nuestras lenguas jugaban, él se atrevió y bajo una de sus manos, me agarró las nalgas, sentí delicioso cuando me agarró.

Seguimos besándonos y bailando estuvimos así como una hora, cuando Francisco nos comentó que porque no íbamos a bailar a su departamento. Perla y yo sabíamos que nos querían llevar para cogernos y eso era lo que queríamos. Aceptamos, ellos pagaron la cuenta de lo que tomaron con nosotros, y de lo que nosotras habíamos tomado.

Salimos del antro y yo me fui con Jacques, iba en un BMW hermoso, completamente lujoso, Perla se fue con Francisco en el carro que nosotras habíamos llegado. Íbamos los dos carros hacía el departamento de Francisco, en el camino Jacques no dejaba de decirme lo hermosa que era y lo mucho que le gustaba. En cada semáforo nos besábamos con mucha pasión, en uno de esos semáforos, le agarré el pene por encima del pantalón, lo tenía de un buen largo, lo impresionante era lo grueso, yo creo que era más grueso que la muñeca de mi mano.

P –Que vergota tan grande tienes papi.

J –Puede ser toda tuya.

Llegamos al departamento, era muy bonito, Francisco sacó una botella de vodka, eso era lo que estábamos en el antro. Nos sirvió a los cuatro, cuando Perla dijo.

Pe –Bueno pero no venimos a tomar, venimos a coger, así que darle.

F –Por eso me gustas por lanzada.

J -¿Tú que piensas Pamela?

Pa –Que Perla tiene razón, venimos por verga, y eso es lo que quiero.

Me hinqué, desabroché el pantalón de Jacques, le bajé el bóxer y ante mí quedo esa verga maravillosa.

Pe –Pamela mira que vergota te vas a comer, veamos que me tocó a mí.

Hizo lo mismo que yo, y apareció una verga más gruesa que la de Jacques y mucho más larga, parecía la un burro.

Pa –Perla que suerte tienes, hasta se me hizo agua la boca.

Las dos comenzamos a mamar, mi lengua pasaba por la verga de Jacques mientras con mis labios se la apretaba. Él gemía, mientras mamaba pude notar sus piernas muy marcadas, lo tome de la cadera e hice que me cogiera la boca.

Escuchaba que Francisco también gemía, Perla debía de estarle dando una buena mamada.

J –Que buenas putas agarramos Francisco.

Pa –Vamos a desnudarnos todos.

Todos nos quitamos la ropa, los cuerpos de ellos eran maravillosos, y ellos estaban fascinados con nuestros cuerpos. En la sala, Francisco comenzó a coger a Perla. Jacques se sentó e hizo que me sentará frente a él, de una sola me dejo ir toda su verga en mi coño, me abrió muy rico por lo gruesa que la tenía. Mientras el me agarraba las nalgas y me daba fuertes cogidas, yo acariciaba su marcado pecho. Después lo besé en la boca y empecé a darme fuertes sentones.

Pa –Así cógeme, dame más duro.

Pe –Mira Francisco, mira como goza esa puta con tu amigo.

Yo brincaba, quería que aquella verga me traspasara, estaba muy dura, me hacía delirar de placer, mi vagina estaba muy mojada. Jacques tenía una cara de placer, miraba hacia arriba y gemía muy fuerte.

Escuche los gritos de Perla, esos que hace cuando llega al orgasmo. En eso Jacques comenzó a eyacular, me lleno la vagina de una leche muy espesa. Yo estaba a punto de acabar pero él me quito de encima de él. Volteé a ver a Perla, ella estaba acostada en el sillón. Francisco acariciaba la cabeza de Perla, pasaron unos 15 minutos, cuando Francisco preguntó.

F –¿Qué les parece si cambiamos de pareja?

Las dos contestamos que sí. A mí se me había antojado mucho la verga de Francisco. Así como Perla estaba acostada Jacques la montó. A mí Francisco me puso en cuatro, me dejo ir su enorme verga por el coño.

Pa –Aaaahhhh cabrón que vergota.

F –Que culona estás.

Pa –Dame verga, dame duro.

El metía y sacaba todo ese pene de mi vagina, la forma en que me habría era una delicia, sentía como sus fuertes manos me tomaban de la cintura para hacerme sentir con más fuerza los vergazos que me estaba dando.

Pa –Que verga, que verga, así papi, dame como la puta que soy.

El me la metía muy fuerte, me la sacaba lento, después me la volvía a meter muy fuerte, y después volvía sacármela muy despacio. El placer se apodero de mi cuerpo, sumando la calentura que me dejo Jacques y ahora con esta rica cogida llegué al orgasmo. Mi vagina se contraía sobre su verga, se la llenaba de jugos.

Pa –Sí que rico me haces venir, soy una puta hambrienta de verga.

Él se movía ahora siempre rápido, su verga entraba y salía muy rápido, sus fuertes manos me aventaban y me jalaban de la cintura, no duro mucho con ese ritmo cuando me lleno mi concha de su semen. Él gemía muy fuerte. Me la sacó, nos sentamos Jacques y Perla siguieron cogiendo por unos 15 minutos más. Nosotros por mientras nos besábamos.

Cuando ellos acabaron eran como las 5 y media. Le dije a Perla que teníamos que irnos, nos vestimos y salimos de ese departamento. Francisco y Jacques nos acompañaron al carro, donde nos pidieron nuestros números telefónicos, se los dimos, nos dieron los suyos, y nosotras nos fuimos. En el camino platicábamos de lo bien que la pasamos.

Pa –Que bien la pasamos con estos muchachos, los dos cogen muy bien y tienen muy buenas vergas.

Pe –Sí pero la verga de Francisco es mucho más grande.

Pa –Habrá que llamarles después, unas vergas así no las podemos desperdiciar.

Pe –Que bueno es tener una amiga igual de puta que yo.

Pa –Soy tan puta y buena amiga que ya me cogí a tu hijo.

Las dos nos reímos.

Pe –Recuerda que le debes el culo.

Pa –Claro que sí, todas estas nalgas serán de él.

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