Cumpliendo fantasías en la habitación de un viejo motel

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Te miré, sonreí y cerré los ojos mientras te besaba.

Con tu cuerpo volé a donde nunca había imaginado. De tus labios bebí lo que jamás imaginé.

A tu lado no era necesario nada: Solo tu cuerpo desnudo, nuestra cama, y un desfile sin cesar de caricias acompañadas de besos. Desde la cabeza, hasta cada parte de nuestro ser. Estoy segura que hasta nuestra alma tocamos ¿Cuántas veces? Ya perdí la cuenta. Pero llevábamos de novios, poco más de doce meses.

Pero, la última vez que te vi fue hace dos años. A veces me arrepiento de lo que hice, otras veces, estoy segura que hice lo correcto. Estoy de sola, nunca estuve con nadie más. Alberto, uno de tus amigos, me dijo, que a ti, te pasa lo mismo.

Estoy de nuevo en esta habitación que rentaste por unas horas. Los rayos del sol se alejan para dar la bienvenida a la noche. Abajo, en el estacionamiento, me espera mi motocicleta, Una Harley-Davidson, de un modelo viejo, pero que funciona muy bien, antes fue tuya. Recuerdo que me la regalaste, minutos antes de confesarme, que te enlistaste en el ejército. Mis ojos se humedecieron al comprender que estábamos en guerra. El gobierno buscaba a jóvenes de 18 años, emigrantes, y a cambio les prometía convertirlos en ciudadanos. Firmaste el fatal documento, unas horas antes de hablar conmigo.

Llore y golpee tu pecho, tú con los ojos húmedos, también, me abrazaste y besaste mi cabeza

—Es por nuestro futuro

Miré la cama, rechinó al sentir mi peso. Fue el testigo silencioso de aquella noche. El aroma, nuestro aroma. Quería imaginar que aún estaba impregnado en la atmosfera, mientras que, las huella de nuestra intimidad, se imprimían en las sabanas. Con los pies descalzos camine por la habitación. Danzando, girando, bebiendo con la mente, esos giros que dimos, al cerrar la puerta, hasta vibrar en la cama. También dance en el baño. Aun se encontraba la misma mesita de noche, la televisión ya no era la misma, la habían cambiado por un modelo más nuevo. Pero, se transmitía el mismo canal pornográfico. El cual no prestamos atención. Estábamos muy ocupados con nuestra propia pasión, y a la vez, cruzando con nuestros demonios internos.

—¿Cuándo te veré de nuevo— pregunte con mi cabeza, aun descansando en tu pecho.

Tu mano acaricio mis rizos, suspiraste cinco veces antes de contestarme.

Los misiles que aun caen al otro lado del mundo, me recuerdan, que ninguno de los dos fue lo suficientemente valiente, esa noche. ¿Quién fue egoísta? ¿Quién fue inteligente? Al amanecer, rompí nuestra relación con solo una frase.

—No… puedes hacerme esto— dijiste, tratando de aparentar tranquilidad.

—Con el tiempo entenderás, que esto es lo mejor. Es preferible, que viajes con el corazón destrozado. A que te distraigas recordándome, y, yo muera de tristeza al ver tus restos en un ataúd.

Comencé a vestirme con cuidado, tú lo hiciste como un relámpago, saliste azotando la puerta. Algo murmuraste y estaba segura que nunca más te volvería a ver.

Mi mente se distrajo sobre la mesita de noche, recordando como jugué con el llavero cuando te fuiste. Ahí, estaba, además, tu cartera, dentro de ella, unos billetes, una foto de ambos, y escondida detrás de ella, el recibo de, un anillo de diamantes.

Me derrumbe en llanto, el papel arrugado, permanecía en mi puño cerrado. Comencé a llorar de nuevo al recordarlo.

Sí, la noche estuvo excelente, no lo niego, nuestros cuerpos chocaron en la atmosfera de ternura y seducción, de nuestros cuerpos vibro la esfera de amor… fue sublime, sentir que me enfrentaba al candor del amor por primera vez… No importaba las veces que nuestros cuerpos tocaron otras pieles en el pasado. Solo vibraba la pasión y el amor

Tu pene toco más que mi imaginación, mi vagina te hizo llegar a lo más profundo del placer, gemidos, caricias y besos, acompañaron al baile sensual de tu pelvis. El aroma se hizo presente, volamos a otros mundos. Ese día no tuvimos relaciones sexuales, hicimos el amor.

Los dos queríamos lo mejor para el otro, pero mirábamos en caminos diferentes. Estaba segura que nunca te volvería a ver, Eso creía hasta hace una hora, recibí un mensaje a través de un amigo tuyo.

“Regresaras mañana al atardecer”

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