Descubrí que soy demasiado puta
Antes de comenzar, debéis de disculparme, pues debido a cierta descripción, se me ha hecho un pelín largo… siendo necesario, pero cuando lo vayáis leyendo, veréis que no es tanto. Vale, continuare con mi anterior confesión… ‘Subsistir a un matrimonio en plena epidemia’, experiencia que me sucedió durante el pasado puente de la constitución, puente que no nos quedó otra que quedarnos encerrado en casa por ley. Este ‘encierro’ para unos ha venido a tomarse la vida con filosofía, pues bien hemos comprendido que con nada venimos y con nada nos marchamos, pero también nos ha servido para conocer a esa otra persona con la cual convivimos, persona que crees que es la media naranja y que vez, como de medía ha dejado en algún momento, pues nos centramos muchas veces en todo menos lo que tenemos. Precisamente por esto, llevamos unas semanas por no decir meses muy duros de trabajo, cumpliendo en la manera de lo posible con todo, realizando con mucho trabajo que todo esté bien, cumpliendo con las medidas de seguridad adoptada. Tiempo que necesitamos un desahogo, deseando coger unos días de descanso para reponer fuerza, cosa que íbamos a coger todo, ese puente de diciembre que estaba a la vuelta de la esquina. Y raíz de esto, comenzó mi experiencia…
Lo deje con aquella inesperada experiencia en los aseos con una de mis compañeras, compañera aireada y molesta con su marido, una más por culpa de esta situación. Pues fue dejarla en su casa y yo tomar camino de la mía, donde tras entrar y no escuchar grito alguno, caigo que mis cri@s no están, pero escucho ruido de la TV procedente de mi dormitorio. Entro y descubro a mi esposa durmiendo, visión que no puedo ocultar algo de deseo, ya que esta duerme con tan solo unas braguitas y un cacho trapo al que llama camisón, prenda que apenas oculta sus senos. Acabando por marcharme, no sin antes apagar la TV, marchándome a tomarme una ducha a modo de borrar cualquier evidencia, luego cena y acabar por quedarme dormido en el mismo sofá, lugar que al fin y al cabo, duermo desde hace casi un año.
Bueno un nuevo día a amanecido, tras el café me marcho a correr a pesar de ser jueves festivo, pero eso no me detiene, tras terminar llegue a casa, dando los buenos días que no son contestado y me meto en el baño. Me metí en la ducha, dándome una buena refriega, no deseando correrme pues tenía en mente un par de salidas, escuchando ruido fuera. Pienso que quizás es mi mujer que ha entrado para coger algo, no dándole mayor importancia y tras cerrar el grifo, me dispongo a salir. Encontrándome a mi mujer desnuda apoyándose con ambas manos al lavabo, inclinada hacia delante, postura que me ofrece una visión de su enorme culo. Y soltarme…
“Y si quizás… lo probamos por detrás”.
Mi mujer no es una mujer espectacular, bueno al menos ahora, pues tras los cri@s cogió algo de peso que no ha podido perder, peso que también no se ha molestado en quitar. Para aquellos que no me seguís, os voy a poner en antecedentes en cómo somos, comenzaré por presentaros a mi mujer… Alicia, mujer que mide el metro setenta y cuatro centímetros, cuyo peso es de setenta y cinco kilos, digamos que sus medidas aproximadas son 84/58/91. Digamos que su poco pecho está compensado por el tamaño de su culo, aunque debo de mentir cuando me pregunta por su figura, haciéndole saber que esa perfecta. Bueno sigo, mujer de cabellos largos y castaños como su color de ojos, piel tostada, sonrisa cuando ríe… bonita, y poco más. Yo como bien sabéis, me llamo José y mido un metro ochenta y tres centímetros, peso ochenta y cuatro kilos, complexión normal, aunque no soy de esos de tener complexión atlética, pues mi fisionomía no lo permite a pesar de realizar mucho ejercicio. Pudiendo decir algunas cosas de mí, como que dicen que tengo un buen culo, o que estoy notando, como mis cabellos comienzan a abandonar mi cabeza, o quizás los motivos por los cuales duro bastante. Bueno dicho esto, ya os describiré en otra ocasión, como comenzamos a salir y desventuras en el sexo, donde comenzamos con él tonteo, y acabar follando entre otros sitios o lugares, como en la misma azotea, ¡uuuffff!!… que tiempos. Pero bueno, dicho esto, sigo. Pues eso, cuando sales de la ducha y te encuentras a ella desnuda, inclinada hacia atrás, cuyos brazos se apoya con ambas manos al lavabo. Y me suelta…
“Y si quizás… lo probamos por detrás”.
La visión era espectacular, no digo que mi mujer sea de infarto, pero quizás la postura de verla echada e inclinada es morbosa y claro está sugerente, aunque me viene a la cabeza, eso de que está solo me quiere cuando quiere follar, teniendo que estar dispuesto en todo momento y donde quiera ella. Pero la verdad, no quise preguntarle nada y menos… por qué, claro está… sería de gilipollas, menos desaprovechar semejante oportunidad, no es su primera vez, pero creo recordar que quizás ha pasado casi un ocaso desde la última vez, y quizás más aún por detrás, puerta trasera que al menos debe de tener hasta telaraña. Pues eso, me acerco despacio con mi polla en mano, no hace falta decir como la tengo de dura, observo como mi mujer echa hacia atrás no solo su trasero, sino uno de sus brazos, brazos cuya mano toma palpa mi miembro, dejando esta escapar un sonido de satisfacción…
“Uuummm!!… joder, como la tienes. ¿Qué pasa que ya no te masturbas o qué?, me da en la nariz que debes de follar poco… eeehhh!!”.
Mano que esta aprieta y nota la dureza de mi tronco. Pero, aunque echa hacia atrás su trasero, mi primer pensamiento es que no quiere que se la meta por su culo, pues siempre ha sido muy reacia, aunque lo halláramos hecho alguna vez. Pero su cuerpo inclinado, también me hace pensar que no desea moverse mucho, ya que esta favorece la penetración más fácil. Volviéndome a soltar…
“Ve despacio… vale”.
Pero es ella la que tira de mi miembro hacia sus nalgas, alojando mi miembro entre sus muslos, siendo yo ahora quien toma las riendas, deslizándolo a lo largo de la unión de sus glúteos, jugando con sus ansias al restregar mi polla. Polla que llegue a toparme un par de veces con sus labios vaginales y su vulva… uuummm!!. Comenzando a moverme muy lentamente, comenzando a deslizar mi miembro a lo largo de sus labios vaginales, observando como cierra sus ojos y muerde su mentón superior, eso y como sus brazos se tensa… uuummm!!. Comienzo a jugar con mi glande, deslizándolo por entre sus labios vaginales y sus glúteos, masajeando sin prisa alguna, comenzando ella a gemir… aaahhh!!. Tiempo que aproveche por besar su nuca, lóbulos y cuello… partes bastantes sensibles, siguiendo por sus hombros al tiempo que acariciaba sus senos, vientre y caderas, dejando para el final… el estimular su clítoris, cuya vagina estaba más que encharcada… uuuffff!!. Acabando por escuchar a mi mujer suplicarme…
“Métemelo yaaaa… aaahhh!!”.
“Métemela ya… cabrón, ¡no me castigues más… uuummm!!”.
Deslice mi miembro una vez tras otra por ese conducto, cuyo glande chocaba con su vagina, glande que cuando la introduje, pego mi mujer un grito que más parecía que le había roto el himen por segunda vez, deteniéndome y ser ella la que me animaba a continuar… uuummm!!. Me lleve al menos diez minutos embistiéndola, minutos que disfrutaba verla gemir y disfrutar por el reflejo del espejo, mi polla entraba y salía de ella, mientras ella se hacía un dedo… uuuffff!!. Pero dedo fue el que comencé a acariciar su orificio anal, estirándome un poco hacia un lado, todo ello sin dejar de embestirla, lado que de la estantería tome un bote de lubricante, bote que abrí y deje que unas gotas cayeran entre sus glúteos… mmm!!. Gotas que conduje con mi dedo hacia su orificio anal, comenzando a juguetear, primero en círculos y poco a poco a introducir la yema… uuummm!!. Viendo que no oponía oposición… continúe, comenzando a introducir algo más que la yema de mi dedo corazón, metiéndolo y en segundos… sacarlo, disfrutando al verla como esta se retorcía de gusto… uuuffff!!. Dedo que poco a poco iba introduciendo cada vez más hasta metérselo por completo, pero todo esto sin dejar de penetrarla, embistiéndole muy despacio… sin prisa, acabando mi mujer en un espléndido orgasmo… ooohhh!!. No deteniéndome y continuando, acabando está por soltarme…
“Bueno cabrón, ¡te has divertido ya… no!!”.
”Pues sácala de una puñetera vez… yaaa!!, metiéndomela donde carajo te he dicho”.
Dice en plan autoritaria, pero, aunque sorprendido por su petición y sin llegar a creérmelo, acabo por hacerlo, sumiso acato sus órdenes, sacándola mi miembro de su coñito chorreante… uuummm!!. Miembro saco y sin acabar de retirarlo, acabo por deslizar mi glande por su ingle hasta su orificio anal, soltándome una vez más por esa boquita…
“Aaahhh!!, que hijo de puta que eres… uuummm!!”.
“Joder que perra me estas poniendo… uuuffff!!, métemela ya… ooohhh!!”.
Cosa que comienzo a hacer, posé mi glande en la entrada de su orificio anal, comencé a presionar con suavidad, introduciéndole apenas un centímetro y volver a sacárselo, mientras ella gemía y suspiraba. Increpándome que se la metiera de golpe, cosa que lo iba a hacer, volviendo a la carga al tiempo que masajeaba sus pechos o intenta hacerle un dedo… uuummm!!. Presionaba y la sacaba, metiéndole centímetro a centímetro, acabando por introducirle mi glande, espere unos segundos que a ella les pareció… minutos, tiempo que deje a modo de que se adaptara, pero eso sí… sin llegar a sacársela… uuumm!!. Ella no dejaba de jadear, ¡no dejaba de suspirar de forma agitada… uuuffff!!, volviendo a la carga, presionando cada vez un poco más fuerte hasta tener la mitad enterrada dentro de ella… ooohhh!!. Acabando por decirle a modo de calmarla…
“¿Cómo te encuentras cielo?, vas bien, tranquila que ya ha pasado lo peor”.
Cosa que ella me responde…
“No soy tú cielo… gilipollas, ¡ahora soy tu zorra… aaahhh!!”.
“Dame fuerte… con caña, ¡no me seas una maricona… uuummm!!”.
Comenzando a moverme con fuerza, sacándola con suavidad y volvérsela a introducir con violencia, escuchándose sus gritos y jadeos al tiempo que nuestros cuerpos golpearse… ooohhh!!. No dejándome de increpar que le diera con más ganas, no dejando de sermonearme a modo de decirme…
“Coño… uuummm!!, no sabes metérmela con mayor fuerza o es que tengo que llamar al vecino del cuarto… uuuffff!!”.
“Eso sí que es un tío… uuummm!!, todo cuerpo de musculo y fuerza, cuya polla seguro que me parte en dos… uuummm!!”.
No deje de embestirla con fuerza, no echando cuenta ni a las suplicas que me soltaba de vez en cuando, alternando embestidas, penetrándola lentamente y sacársela con fuerza, mientras se retorcía de dolor y al mismo tiempo de placer. Acabando por cogerle por sus cabellos, tomando estos en mi mano como si tuviera una cola, penetrándola al tiempo que tiraba de ellos al tiempo que le llamaba puta o zorra… aaahhh!!. Llegando incluso a golpear sus nalgas, ¡dándole con tal fuerza y violencia que le deje mi mano marcada en sus glúteos… ooohhh!!, mientras ella me suplicaba…
“Si… si… si… aaahhh!!, no pares… no pares… ooohhh!!”.
Volvió a sorprenderme al oírla suplicarme…
“Tírame… aaahhh!!, tírame de mis pelos otra vez… uuummm!!, dime lo puta que soy… ooohhh!!”.
“Pero no pares cabrón… no pares, no dejes de follarme ahora… aaahhh!!.
Acabando ella entre espasmos en un tremendo orgasmo, cuyos dedos saco de su coñito empapados de sus fluidos, acabando mi mujer por soltarme mal humorada…
“¿Cuándo te vas a correr subnormal, córrete ya… aaahhh!!”.
Embistiéndola con fuerza y forzando mi corrida, mientras le insultaba, soltándole insultos como… ‘puta, zorra e incluso bollera’, momentos en que, entre gemidos casi ahogados, acabe por descargar dentro de ella, descarga que ignoro la cantidad de semen que le deje. Pero fue sacar mi polla de su culo y salir un poco hacia afuera, acabando por coger a mi esposa de la cintura, ayudándola a incorporarse y girarse. Pegando mi boca a la suya, dándome por comerle la boca al tiempo que magreaba sus pechos y su culo enrojecido, nalgas que habían sido mías hace unos minutos. Separándome está y soltarme…
“Quita… quita, deja que corra el aire, venga vamos a ducharnos… vale”.
“Me ducho yo primero y tu espera, vete hacia fuera y espera tu turno, vete y aprovecha para ir preparando algo de picar, pues tengo un hambre enorme… vale”.
“Mientras yo me limpio… que me has dejado toda pringada, no te preocupes que luego te toca ducharte tú solito”.
Extrañado hago caso, volviendo a la realidad, volviendo a caer que solo me ha usado por propio placer. Tras ducharse se encamino hacia nuestro dormitorio con el móvil en mano, entrando a ducharme y tras salir, me acerque al dormitorio y esta dormía. Acabando por irme al sofá a descansar un poco también. Os puedo decir que cuando creí que el jueves iba a su fin sin nada más, me lleve una nueva sorpresa por parte de mi esposa, sorpresa que no fue otra que, al estar sentado en sofá, apareció esta con vestimenta como si fuera a salir a la calle. No dijo nada simplemente se puso delante de mí, acercándose y estirar sus brazos, brazos que cuyas manos sujetaron mi pantalón deportivo y tiro de ellos, acabando por quitármelos junto a mis calzoncillos. Me miraba y sonreía, vacilándome y soltando alguna lindeza sobre mi hombría, soltándome…
“Vamos a ver cabrón… ¿Con cuantas te has acostado desde que no follas conmigo?”.
No respondo, simplemente la miro, pues ignoro cuáles son sus pretensiones, volviendo está a preguntar…
“Que pasa… que tanto me temes que no te atreves ni a decirme cuanto soy de cornuda, pues si me has llamado antes bollera, sería que algo te imaginas… no”.
Sigo sin contestar porque imagino que esta busca pelea, cosa que no es mi intención entrar en su juego, viendo como esta se me acerca hasta acabar por subirse al sofá. Colocando un pie a cada lado de mis muslos, miro hacia arriba y descubro que bajo falda esta no lleva braguitas, observo con perversidad como mi mujer se deja caer hasta sentarse encima, no sin antes tomar mi polla y tras restregárselo por su coñito, acaba por introducírsela… aaahhh!!. Nuevamente me quedo asombrado, descubriendo una faceta de ella que nunca he visto, faceta que no es otra que la de ser bien ‘puta’. Momentos en que comienza mi mujer a moverse… como buena amazona que es, sentada encima a horcajadas y acto seguido sin previo aviso, comienza a echar su cuerpo hacia atrás, acabando por apoyar sus manos en el suelo a modo de apoyo… uuummm!!. Comenzando a moverse, ¡marcando el ritmo de la penetración… uuuffff!!, abriendo y cerrando sus piernas, no dejando de gemir… ooohhh!!, no dejando de suspirar… uuuffff!!, mientras yo masajeo sus senos, pezones e incluso dedeo su vulva… aaahhh!!. Postura nueva pero no imaginada por mí, postura que se estimula el clítoris muy intensamente, cuyos orgasmo alcanza mi mujer hasta dos consecutivos… uuuhhh!!. Volviéndome a suplicar que me corra, cosa que le hago saber que espere un poco más, diciéndome está con humor de perros…
“Como que un poco más… cabrón, ¡llevamos al menos veinte minutos y aun no te viene… uuummm!!”.
Siendo ella la que se incorpora, sacándosela de su empapado orificio, cuyos labios vaginales están tan enrojecidos, e incluso más pareciendo que están en carne viva… uuummm!!. Cogiendo y arrodillarse a mis pies, viéndola de lo más sumisa, viéndola cogerme mi miembro y llevárselo a la boca, comenzando a comérmela mientras me la chupa… ooohhh!!. Chupando y engulléndosela de forma frenética, acariciando mi perineo, sacándosela de la boca y levantar mi tronco, descendiendo su lengua desde mi glande hasta el perineo, lamer y babear en busca de mi orificio anal. Mostrándome molesto por donde está, siseándome ella a modo de tranquilizarme, lamiendo mi orificio e incluso comenzara a tocármelo… uuuffff!!.
Quedándome totalmente sorprendido, pues nunca se atrevido ni tan siquiera a comerme el culo, y ahora su atrevimiento llega incluso a meterme sus dedos… uuuffff!!. Por su rostro mostrando placer y satisfacción, pienso que debe de disfrutar, pues da la sensación que le encanta sentir mi polla dentro de su boca, por mucho que protestaba en su momento. Polla que ella misma se introduce y verla tener arcada, no pudiendo aguantar más ya pesar de hacerle saber que me voy a correr, chupa y absorbe con mayor énfasis hasta descargar, sintiendo como traga y no deja escapar nada… ooohhh!!. Chupa y traga, no escupiendo nada hasta sacarla de su boca, sacándomela totalmente limpia, dejándome hasta mareado y todo, incorporándose hasta buscar mi boca, dándome un beso de esos que te extraña, pues deja parte de mi semen en mi propia boca… uuuffff!!. Marchándose al aseo a enjuagarse la boca, dejándome en el sofá, mientras me hace saber…
“Te espero en la cama, no me tardes a no ser que quieras dormir esta noche solo”.
Dice como si en verdad no llevara al menos un año durmiendo solo, acabando aquí un sorprendente jueves, descubriendo a una desconocida mujer que es mi esposa, pensando en que momento está a cambiado, pues me demuestra que ha dejado de ser esa mujer estirada y reprimida, mostradme como una tigresa dentro y fuera de la cama. Y en la cama cuando se gira y me abraza, esta me confiesa que ha disfrutado muchísimo, haciéndome saber que echaba de menos momentos como estos. Pero cosa que más me gusto escucharle, fue cuando me confiesa, lo mucho que le encanta que le agarre por el pelo, mientras le digo obscenidades como… putita o zorra, al tiempo que le castigo mediante azotes, sin dejarle de penetrar bien fuerte… uuummm!!. Pudiendo el sueño con nosotros y quedarnos dormidos.
Comenzando un nuevo día… viernes. Cuya mujer me ha despertado entre zarandeo, meneos y sacudidas, mujer que me ha dado los buenos días, quedándome de lo más extrañado y no por la manera de haberlo hecho, sino por verme desnudo tanto como a ella. Pero quizás un poco más, cuando veo como está se me coloca encima y de espalda a mí, soltándome…
“Buenos días… muchachote, ¡venga que tienes que cumplir con el mañanero antes de levantarte a prepararme el desayuno… eeehhh!!”.
Perdonar que os deje de semejante manera, pero ya habrá tiempo para contaros como aconteció este puente, pues no fue la primera de sorpresa que me deparo mi mujer. Pero bueno, ya os lo haré saber, dicho esto, y por deseando alargarlo mucho más, os dejo y espero que os haya gustado, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Claro está, mi email es: Jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto… [email protected]).