El abuelo con la verga dura

Regreso mi marido de un seminario y curso de su empresa que duro un par de semanas fuera, avisándome que venía como un toro con ganas de cobijar bien, preguntándome como me había portado y si había sido una chica mala con alguno de los abuelos que el ya conocía.

Le hable del viejo artesano y de su impresionante miembro así como del encuentro casual con él y del posterior que no conté aquí y donde me llevo a un éxtasis con pérdida de conocimiento tras la ristra de orgasmos que me produjo.

Quedo impresionando por los detalles y más aún cuando ya había concertado con él una cita a la vuelta del seminario y poder hacer un trio al que el abuelo se uniría gustosamente pues la idea le motivaba y pensaba sería una fiesta difícil olvidar.

Esa noche mi pareja me follo como un semental desbocado y creo que actuó con ardor y fogosidad pensando en el día siguiente donde conocería al artesano y su herramienta de trabajo, si bien yo fui la agraciada esa noche provocándome dos orgasmos muy ricos y lubrificándome el sexo para el día siguiente, pues iba a necesitar buena lubrificación para recibir el armamento del artesano.

Llego el día D y el abuelo se presentó vestido con un pantalón de lino y una camisa de igual material, blanco ambos que el hacía parecer un galán de cine y más con la camisa medio abierta luciendo su pecho de macho ibérico que tanto me ponía.

Y no que decir del balanceo de su miembro en el pantalón mostrando que no llevaba nada debajo de los mismos pues resaltaba al caminar el bultaco que se movía a su antojo con los pasos.

Tras las presentación y una charla amistosa donde mi marido acepto el rol que ese día le correspondía , comenzó el viejo artesano a romper el hielo y alabar mi cuerpo y sexo diciéndole a mi marido que era un afortunado por tener una diosa en la cama y además permitir que otros también pudieran disfrutar, pasando sin contemplaciones a trabajar con su mano en mis muslos tras subirme la falta y comprobando que no llevaba bragas resoplo y mirando a mi marido le susurro… esta hembra tiene ganas de que dos machos como nosotros la montemos y le demos polla hasta reventar.

Me puso loca cuando sus rudos dedos ya hurgaban en mi sexo mojado acercando la boca y dándome un besazo con lengua que casi me deja sin aliento.

Mis manos se lanzaron como locas a soltar el pantalón y que mi marido pudiera ver la dotación de aquel abuelo artesano, metiendo la mano en el interior tras liberar unos botones para sacar semidormido su grueso miembro al exterior que mi marido miro sorprendido tras ver el grosor y tamaño del mismo.

Resoplo y dijo ¡Joder que pollon tienes amigo! con razón mi mujer está loca por él, si triplica la mía dijo entre risas y medio asustado… Tranquilo le dijo a mi marido veras como ella disfruta y con la tuya también, el juego de las dos la vamos hacer gozar como nunca, pasando el abuelo rápidamente a comerme los pechos tras quitarme la blusa y devorarme los pezones con maestría.

La barba de varios días sin afeitar hacia su roce aún más excitante sobre ellos mientras con maestría dejo caer sus pantalones y tras ellos su camisa quedando completamente desnudo ante la atónita mirada de mi marido que lo miraba con asombro, pero en el fondo excitado pues su miembro que ya lo lucia fuera , estaba duro como una piedra.

Ambos desnudos se lanzaron a agasajarme con besos y caricias coincidiendo sobre mis senos que comían con pasión a la vez que la mano del artesano jugaba con sus gruesos dedos en mi sexo y posteriormente en mi culito que también perforo con ellos.

Llevaba el abuelo la voz cantante y el dominio de la situación y mi marido actuaba como su ayudante pues aun miraba de reojo su enorme miembro que ya iba cogiendo forma asustándolo aún más si cabe pues no esperaba ver semejante tamaño de grosor y longitud y más cuando el artesano lo agarro y lo descapullo ofreciéndome su cabezón para que se lo comiera.

Miro el viejo a mi marido y le dijo con señas que acercara la suya también a mi boca para que yo alternara la comida de sus miembros , y aunque dudo pues parece no quería ponerla al lado de la del abuelo pues ciertamente parecía gigantesca al lado de la de mi marido , rompiendo el hielo el viejo y agarrándole la polla con su mano me la acerco a la boca y me dijo, mmmmm que dura la tiene tu esposo , cómesela que vea yo también como le comes su dura polla.

Esto hizo que mi marido entrara ya en calor y perdiera el miedo a la comparación restregándome su polla por mis labios mientras el viejo agarraba la suya y la frotaba por mi frente quedando sus huevos a la altura de mi boca que ahora recibía la cabeza de la de mi esposo.

Agarre los huevos del artesano con pasión, diciéndome el entre risas que tuviese cuidado que los tenia sensibles y llenos, poniendo el ahora su mano en el trasero de mi marido para empujarle y que me follara la boca.

Se dejó guiar y suavemente mi iba penetrando la boca mientras el viejo ahora se agacho y comenzó a comerme el coño con una sabiduría y pasión que me hizo explorar rápidamente en mi primer orgasmo que quedo mitigado de gritos con la polla de mi esposo entrando y saliendo a buen ritmo de mi boca

Introdujo el viejo ahora un dedo en mi culito mientras la lengua seguía trabajando en mi mojado coño que supuraba jugos con el sabio trabajo de ese miembro.

Paro mi esposo de follarme la boca pues no quería correrse ya, agarrándome ahora el viejo artesano para ponerme sobre su cuerpo que se había medio tumbado y poder frotar mi mojado sexo sombres su pollon y huevos mientras pellizcaba mis pezones con su cara de pícaro viéndome lo ardiente que estaba.

Restregué mi coño sobre su duro miembro mientras respiraba excitada y cardiaca ante la mirada de mi esposo que ahora pajeaba un poco su dura polla cerca de mi boca, agachándose ante mi sorpresa y agarrando con la mano el miembro del abuelo lo guio y froto contra la vulva mojada de mi sexo, restregándolo y frotándolo hasta hacerme gritar de placer y pedir lo metiera.

Lo guio y poniendo su cabezón en la puerta me dijo siéntate ahora, dejándome caer sobre él y sintiendo como aquel enorme pollon me penetraba abriendo mi coño al máximo y dándome un placer indescriptible, si bien mi marido no soltó su mano de su base pues sentía al cabalgar sobre el cómo lo sujetaba, y creo que pensando que si aquello entraba entero me destrozaba toda.

Cabalgue y mi segundo orgasmo no tardó en llegar y casi pierdo la conciencia por la intensidad el mismo, alargando el abuelo su mano para que mi marido soltara su miembro y lo dejara entrar entero a la vez que le indico con los dedos que la penetrara por atrás, atrayéndome ahora el abuelo hacia su pecho quedando mi culito libre para ser penetrado también.

Acerco mi marido su duro pene en mi agujero estrecho y tras un leve empujón me penetro y comenzó a bombear lentamente, sintiéndome ahora taladrada por ambos agujeros y gimiendo como una posesa mientras las polla del viejo artesano entraba hasta el fondo de mis entrañas y provocando una ristra de orgasmos difícilmente controlables y aunque cortos pero de una intensidad que me dejo asustada, haciendo que mi marido me montara ahora desbocado por atrás contagiado por el arte de follar del abuelo.

Me comía el abuelo el cuello a besos y animaba a mi marido a forzar el ritmo y llenarme el culo de leche, cosa que no tardo en cumplir pues tras unos golpes fuertes comenzó a gritar como un poseso y a soltar leche en mi sufrido culito que lleno gratamente.

Bien hecho le dijo el abuelo y cambiando su voz ahora más ronca dijo, ahora voy yo.

La saco mi marido rápidamente al escuchar al abuelo y este agarrándome por las caderas me subía y bajaba sobre su grueso y largo miembro ante la atenta mirada de mi esposo que miraba sus enormes huevos aplastándose con mi culito al bajar y subir, agachándose como queriendo ver en primer plano como entraba y salía aquel coloso de mi coño que tras varias acometidas comenzó a soltar ráfagas de espesa leche que sentí inundarme a la vez que me contagiaba de su placer provocándome otro orgasmos justo cuando el acababa de descargar.

Quede fundida y sin resuello para poder moverme, mirando al abuelo con mi mirada perdida y sin apenas aliento para poder agradecer el placer que me habían dado.

El viejo artesano también quedo algo aturdido, pues su descarga fue colosal y solo ver su cara, esta reflejaba relajación y una sonrisa placentera, mientras mi marido andaba aún recuperándose del subidón que había tenido.

Me la saco el abuelo y mi marido miro atónito aun lo gruesa que la tenía y más aún brillante por los jugos de mi coño impregnados en su lechada.

Le dijo al artesano que era un semental con aquel rabo enorme y que además lo trabajaba bien, el viejo rio y dijo que yo era la responsable del resurgir de su polla que la hacía endurecerse como de joven.

No sé cómo saque fuerzas pero me agache a su entrepierna y agarrando el miembro semirrígido lo bese y lo mordisquee cariñosamente, pasando a chuparlo y devorar su cabeza mientras agarraba aquellas colgantes y gordas pelotas peludas que me ponían loca.

Ves le dijo a mi esposo, me pone loco tu mujer con la pasión y maestría que tiene , alargando su mano y metiéndome dos dedos en mi coño comenzó a pajearlo suavemente , escuchándose los chasquidos de los dedos mezclados con su semen y mis jugos que rebosaban mi sexo.

Mi esposo se excito rápidamente y creo que ni él se lo creía, pues se posiciono de lado y levantándome una pierna me penetro junto a uno de los dedos del abuelo que jugaba con mi puntito mágico mientras la polla de mi marido entraba y salida rozando su dedo .

Fueron unos minutos gloriosos que me hicieron nuevamente explotar volviéndose a correr mi marido pero esta vez en mi coñito, dejando su leche que se mezclara con la del abuelo que antes había depositado.

Yo ahora como loca pajeaba el tronco de la polla del abuelo con una mano mientras sobaba y chupaba su cabezón, notando como se iba endureciendo y contrayendo los huevos con los impulsos de mi mano sobre el tronco.

Cambie de mano pues se me agotaba está frotando el enorme tronco venoso que ahora volvía a tener una dureza digna para volver a penetrarme.

Pensé me volvería a follar pero el viejo me sujeto la cabeza con su gruesa mano y me dijo trágate toda la leche que te repongas y tu marido vea que golosa eres, y tras varios minutos degustando el miembro del viejo, este comenzó a vomitar leche nuevamente llenándome la boca de su rica y espesa nata que rebosaba por la comisura de mis labios tras sacar media cabeza de mi boca y poder recuperar aliento, pues me tenía medio ahogada.

Solté su miembro y este medio inerte cayo a plomo sobre su barriga, descolgándose sus pelotas entre sus fuertes y peludas piernas en señal de que aquel día ya habían dado todo.

Como pude me levante y fui a asearme todos mis agujeros pues no quedo uno sin usar y llenar de leche mientras ellos hablaban y tomaban un café que preparo mi esposo.

Fueron pasando después ellos uno a uno a la ducha y tras vestirse el viejo dijo que tenía que irse pues su mujer no quería sospechara y más tras verlo salir vestido así, dándome un azote cariñoso en el trasero y emplazando el próximo encuentro cuando nosotros quisiéramos.

Mi marido le dijo que en dos días lo quería de vuela si podía que había sido un día espléndido.