El amor de mi vida. Amor entre un sobrino y su tío

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Nunca pensé que las consecuencias de enamorarme de mi tío me llevaran a desearle tanto como ser suyo siempre y siempre para él. Somos como esposos, así vivimos, pero ambos somos maridos y ambos esposas.

Mi tío Lucas, hermano de mi padre, residía en Zaragoza donde tenía su trabajo. Cuando yo era pequeño venía con frecuencia al pueblo con la puta de su mujer. Pocas veces lo veía, lo suficiente para quererlo, porque es muy guapo, entonces y ahora; solo de verlo mi corazón se exaltaba y bombeaba más deprisa —creo que mi corazón sustituía en estos casos a mi pene.

El día que cumplí 18 años, mis padres celebraron una fiesta con familiares y amigos para exhibirme como buena pieza de cambio, buscaban novia para mí y estaban dispuestos a darme al mejor postor. Mi madre se entendía bien con las mujeres, todas eran sus amigas de bla, bla y bla…, además de muy putonas, y mi padre conversaba con sus amigos (?intereses creados, claro¿). Evidentemente había sido invitado mi tío Lucas, aunque sin muchas ganas, y, además, se presentó solo ese mismo día y muy ajustado para el brindis de cumpleaños. Me extrañó que no trajera a su mujer, mi tía a la postre. Yo ignoraba todo. Se fue directo a buscar a mi padre, se acercaron a la piscina, para hablar en privado, yo me encontraba en la piscina bañándome con tres de mis amigos y había cinco chicas, hijas de las amigas de mamá. Se daba por supuesto que ellas iban a ser las candidatas de mi posible noviazgo. Yo no me percataba de la situación, pero cuando llegaron a la piscina con sus bikinis puestos, me lo temí, pero no dije nada. Mi padre hablaba con mi tío y salí de la piscina con mi diminuto bañador chino semi transparente para saludar a mi tío. Me felicitó y me dijo:

— Quien tuviera tu edad y tu cuerpo. Con el dinero de tu papá y ese cuerpo eres el mejor partido.

Me disculpé y volví a meterme en una esquina de la piscina, la más cercana a ellos para escucharles gracias a la voz tan afinada que tiene mi tío Lucas. Me enteré que recién se había divorciado de su mujer porque se enteró que se estaba dedicando de nuevo a la prostitución. Digo de nuevo, porque mi tío se enamoró de ella cuando era prostituta y se casó con la promesa de ella de dejar la prostitución. Así han estado dos años y él supo que nunca había dejado el oficio. No pudo aguantar el engaño y se ha divorciado. Le contaba todo esto porque le pedía a mi padre trabajo para irse de Zaragoza o regresar al pueblo. Mi padre que no lo quiere tener cerca, le ofrecía trabajo en Tarragona. Mi tío lo aceptó porque mejoraba sus condiciones laborales y económicas.

Yo me llamo Mikey, apodo puesto por mi madre, pero mi nombre es Miguel. Todo el mundo me llama Mikey. De pequeño me gustaba o me daba lo mismo, ahora no tanto, hasta me molesta, me parece nombre de gato, pero ya ahora qué le voy a hacer. Acudo diariamente al gym, esculpo mis abdominales, la natación que practico también a diario me ha producido anchas espaldas, los abdominales y pectorales son fruto de mi trabajo en el gym. Lógicamente me gusta la ropa ajustada para presumir del fruto de mis esfuerzos. De bañador en la piscina del gym uso siempre tipo speedos que compro por internet, como me gusta variar tengo muchos, uso la talla 5 europea, un M, pero compro lo mismo de China que son más pequeños y luzco mi buena polla. Algunos, como el que llevaba ese domingo, son semi transparentes. Ah, ese domingo llevaba bañador porque había gente, cuando estoy solo o me acompañan mis dos mejores amigos, Chencho y Jordi, siempre nos bañamos en la piscina de mi casa desnudos. No hay problema, mi padre hace lo mismo. Mi madre no viene nunca porque no quiere ponerse morena.

Repentinamente nos llamaron para la presentación y el cuñado de mi madre, Alvaro, tío consorte mío, casado con la hermana de mi madre, mi tía Aurora, me dio tanta prisa que no me dejó ponerme una bata; tampoco sé si lo hizo adrede para mostrar la pieza que se subastaba —eso sí, mis padres son muy buenos conmigo, pero de sus alevosas intenciones no me fío nada, pero caigo en la trampa siempre—. Así que me presenté totalmente mojado con el bañador semi transparente de color naranja como las botellas de butano. Pero, al ser tan ajustado y de nilón, sabía que se marcaba muy bien mi polla y se traslucía por estar mojado. Todos me miraban al bañador, lo noté y me encontré como desnudo ante toda aquella gente a los que se me ofrecía como valiosa mercancía. Sin ningún pudor familiar de ninguna clase así me presentaron mis padres para felicitarme y obsequiarme el primer coche, totalmente nuevo, que en ese momento metían por la puerta trasera que daba al jardín donde se daba la fiesta. Vamos, algo verdaderamente de escándalo, pero a la vista del coche se me bajó la incipiente erección que iba teniendo de verme contemplado. Pero todo pasa, me dieron las llaves y mi tío Lucas me dio una palmada en el culo, ¡joder!, me gustó lo de mi tío Lucas y volvió a iniciarse mi erección. Pedí disculpas y me fui a ponerme un swim shorts y una camiseta de tirantes, me calcé zapatillas y volví donde todos para dejar que me felicitaran. Muchas mujeres que me besaban dejaban su humedad bucal en mi cara, alguna me besó en la boca y una me besó pasando su lengua por mi mejilla. Los hombres solían darme la mano o un abrazo, pero hubo uno que me dijo susurrando al oído:

— Pobre la chica que te toque, con tu instrumento la perforas de por vida.

Mi tío Lucas en un aparte me dijo:

— Te has hecho un hombre, qué suertudo será el que pruebe tu tranca.

Comenzó la comida que servia un catering y tanto yo como mis amigos teníamos hambre de verdad. Se nos pusieron al frente las chicas que estaban en la piscina y dos más que no habían venido a la piscina, era una mesa redonda para 10. Todo eran mesas redondas. Se podría decir que la nuestra era la de los jóvenes. Yo había visto un lugar preparado como para un grupo musical, y a los postres entraron cinco señores no tan jóvenes que comenzaron blandir los instrumentos y una de las chicas se ofreció para bailar conmigo. Lo hice lo mejor que pude, aunque eso de bailar no me va tan bien como otras cosas. Tuve que bailar con mamá con las chicas de la mesa y con algunas mujeres muy osadas, pero yo estaba dispuesto a quedar bien con todos, al menos para que me dijeran guapo y qué simpático soy, que la vanidad me encanta y ya me produce orgasmo.

Ya se hacía tarde y se iban todos los invitados. Pregunté si se podían quedar mis amigos Chencho y Jordi. Estrenamos el coche para ir esa noche al cine a una ciudad cercana. Vimos lo que había y preferimos ir a un cine porno, vimos dos películas, la primera era total de heteros, las tías buenas y los machos fabulosos. En la segunda hubo un par de escenas donde tres tíos se masturbaban y se nos ocurrió hacerlo igual, cada uno masturbaba al de al lado, Chencho y yo masturbamos a Jordi que estaba al centro y Jordi nos lo hacía a Chencho y a mí. Cuando los actores eyacularon, todos gritaban y se escuchó uno clarísimo:

— ¡La vaca lechera!

Nosotros eyaculamos casi a la vez.

Llegamos a casa contentos de haber estrenado el coche, cenamos una poco de lo que nos había dejado mi madre y nos fuimos a dormir a mi habitación y, aunque estábamos los tres desnudos dentro de la cama, nos dormimos abrazados y nada más.

No pasó mucho tiempo, unas dos semanas vino a casa mi tío Lucas buscando a mi padre. Estaba yo solo en la casa y la señora que cocina. Ella le abrió la puerta cuando llamó y preguntó por mi padre mientras entró en la casa y la señora de la cocina le explicaba que los señores no estaban. Preguntó por mí y la mujer lo envió a la piscina. Él mismo le dijo que se quedaría a comer conmigo.

Vino a la piscina, yo estaba nadando como siempre que estoy solo, desnudo. Se había sentado en la hamaca mirándome todo el tiempo que yo iba de una parte a la otra nadando varios largos. Cuando acabé desde la escalerilla lo vi y levanté la mano como saludo. No sabía si salir o quedarme, pero sabía que no se iba a ir sin verme y dentro del agua me comenzó la erección. Decidí salir a ducharme y vestirme algo.

— ¡Ostia, Mikey!, vaya verga que tiene mi sobrino. Ven aquí, zagalón, y saluda a tu tío.

Me subió el rubor y mi erección se puso tal que tenía mi polla perfectamente en horizontal. Nos besamos como familiares, pero mi tío se atrevió a meterme lengua y le seguí la corriente. Comenzó a manosearme y me dijo:

— Me apetece tú polla, sobrino, follemos.

— ¿Me estás bromeando, tío?

— Déjate de tío y respetos innecesarios y llámame Lucas.

— Ok, Lucas, —dije sin dudar.

— Así me gusta, ¿a qué hora comes?

— A las dos.

— Tenemos 40 minutos, ¿te apetece follar? Mi culo está bueno.

— ¿Va en serio, Lucas?

— ¿Dónde podemos ir?

Me dirigí a la caseta donde tenía mi ropa y lo desnudé rápido, antes de que se arrepintiera. Nos besamos largo y le fui metiendo dedos en su culo para amasarlo. Le di media vuelta, se apoyó con las manos en la pared y comencé sin más preámbulos a penetrar, que mi polla estaba ya que aguantaría poco. Fueron dos embestidas y entró hasta el fondo.

— ¡Auuuuuug!, ¡Joder, joder! Me has roto el culo con tu polla de caballo.

Sabía que le había hecho daño, pero quería acabar en cuanto antes. Tras un momento para que se relajara y se acostumbrara a mi polla comencé a bombear follando su culo. Cada vez aumentaba la velocidad, no premeditadamente, sino que suele ocurrir así, y acabé pronto en su interior con abundante semen, nos metimos bajo la ducha, nos vestimos y fuimos a comer.

Ya en la mesa me preguntó de mis padres. Solo le dije que habían salido de viaje, pero no sabía dónde. Mentira, claro. Sí, solté esta mentira, claro que sabía donde habían ido mis padres y también sabía que no regresarían en dos días. Pero si le digo esto es capaz de ir a molestarlos y si le digo cuándo llegan ya no sabe cuando irse. Pero mi tío Lucas no es tonto y me preguntó:

— ¿Van a venir hoy, esta noche?

— No sé, no sé, pero no creo que vengan esta noche, ¿en qué te puedo ayudar, Lucas?, dime y si está en mi mano…

— No está en tu mano —interrumpió Lucas—, ¡ah, bueno, dependiendo de cómo lo mires.

— Explícate, pues.

— Hace tiempo que te deseo y mira, ciertamente siento algo por ti…

—Claro que sí, y yo por ti…

—¿Qué?

— ¿Qué de qué?, ¿no somos familia?

— Ah, sí, claro que somos familia, pero siento por ti algo más que familia, te amo…

— Yo también te amo…

— Creo que no me entiendes…

— Que sí, Lucas, que sí, fóllame duro hasta que reviente, ¿te he entendido?

— Mira cómo me la has puesto con solo decirme esto, —se abrió la bragueta y empujó su paquete afuera.

No me lo podía creer, conseguí lo que más deseaba, que mi tío Lucas no solo tuviera deslices con su sobrino, sino que lo deseara, esa declaración fue para mí lo mejor de lo mejor, porque yo estaba enamorado de él. La verdad es que mi tío Lucas, trabajar no sé si lo ha hecho mucho, pero cuidar su cuerpo y sobre todo su polla, por supuesto que sí. Lo deseé tanto que le desabroché el botón de su jean ancho y lo eché a los pies, mientras le decía:

— Si vas a ser mi novio, vas a vestirte mejor.

— Como digas, Mikey, pero ya puedes imaginar que no abundo en dinero porque el divorcio me ha costado una fortuna.

— Pero mi padre te dará un empleo y yo le mostraré a mi padre que te estimo mucho, luego que te quiero, luego que te amo y no muy tarde que me quiero casar contigo, y con eso vamos a tener para pantalones y más.

— Nunca nadie se me había declarado así de rápido.

— Pues anda, rápido méteme tu polla y hazme rabiar de placer.

¡Joder! Cuando mi tío Lucas decide hacer una cosa, la hace a la perfección. Poca ropa llevaba yo, pero me la sacó en menos que canta un gallo. Cuando me vio desnudo ante él y mi polla consistente pero no levantada aún, él babeó, quería comerse mi polla y le puse la mano en el pecho, diciendo:

— Desnúdate, desnúdate para mí.

Luego, mirando cómo se desnudaba, me tumbé en el sofá, en la parte prolongada que sirve de cama y recogí mis piernas doblando las rodillas y mostrándole mi culo. No quería equívocos. Me miraba con lujuria, sentí que me deseaba y eso me llenó tanto de orgullo que se me levantó un poco más la polla. ¡Cuánto deseaba que mi tío Lucas me follara! Ahora estaba ahí, ya se había despojado de su ropa y la polla, más corta que la mía, le palpitaba y vi muy brillante la punta de su glande. Se quitó los calcetines y se acercó. La dije que se acercara a mi cara porque quería oler su polla. La olí y le pasé la lengua para recoger su líquido preseminal. Lo puse a punto con cuatro lamidas y una mamada y le dije que eche saliva y se deje de putadas y mariconadas y me la meta.

— ¿Y si te hago daño?

— ¡Joder! Y…, ¿eso a ti qué te incumbe, maricón?, ¡échale ya de una puta vez!

Pareció amedrentado y comenzó a perforar mi culo, le costaba, respiré profundo para soltar las resistencias y entró su capullo, le invité a que escupiera y lo hizo, entró algo más, seguí escupiendo y seguía penetrando, cuando mi cara mostraba dolor, se quedaba quieto, cuando sonreía seguía y así otra vez, y otro empujón…, ¡joder, qué gusto!, la polla de Lucas estaba toda dentro de mí, tropezó con algo en mi interior, retrocedí el culo del dolor y él volvió a meter. No sé qué pasó pero me entró una especie de electrificación que ya me produjo placer. Lucas lo notó y dijo

— He rozado en tu próstata.

— ¿Cómo lo sabes?

— He sido enfermero con un urólogo…

— Me has producido placer como un eterno segundo y quiero volverlo a sentirlo, haz lo mismo.

Sacó un poco la polla y la volvió a meter y eso mismo volví a sentir y comenzó en serio a follar, despacio, despacio, despacio, no tan despacio, más rápido, más, más, violencia, sudor, lágrimas placer…

— Estás hecha una puta, de verdad, —dijo Lucas.

— Hoy eres mi macho, —le dije.

— Pues ahora vas a saber quién soy yo con una puta en mi entrepierna.

Comenzó a follar duro y yo jugaba con él al mismo compás, él entraba y yo me acercaba, él salía y yo me apartaba. Todo eran centímetros que parecían kilómetros. Y vino de pronto mi orgasmo y solté toda mi luche en su pecho y abdomen.

— ¡¡Me corro, me corro!!, —gritó Lucas.

— Córrete dentro, cabrón —iba a sacarla—, dentro y aprieta y empuja, —le dije.

Parecía yo el activo y de inmediato al segundo empuje se corrió. No sé cuantos chorros dio, debieron ser infinitos porque los gocé infinitamente. Ya tenía yo mi propiedad, parte de mi tío Lucas en mi vientre, mi tío Lucas ya es mío. Se arrojó encima de mí para besarme y le pedí que no sacara su polla. Estuvimos un largo rato, yo me sentía lleno y ocupado, pero contento y mi tío Lucas me descubrió que era un macho de verdad, porque se reavivó y volvió a follarme más largo aún, pero mucho más rápido. Yo estaba en una escala celestial infinitamente alta de placer y cuando volcó todo su semen en mi barriga, ya me sentía hasta el cuello, entonces volví a correrme. Estaba Lucas muy inclinado encima de mí y mi semen, por el movimiento de mi tío amante iba de su cara a la mía, de su pecho al mío y de su abdomen al mío. Le pedí que sacara su polla y resistí con mi culo mientras le lamía mi semen de su cuerpo. Luego tuve que ir rápido a sentarme en el baño. Lucas vino detrás de mí, se puso de rodillas y comenzó a mamarme la polla, mientras yo iba empujando para que me saliera todo.

Lucas pasó como media hora mamando mi polla hasta que conseguí ponerla a tope, pero mis nalgas, cansadas del baño me dolían ya y le pedí que nos levantáramos. Se me puso de espalda, apoyado en el lavatorio y me ofreció su culo. Pensé que no podría pero el muy cabrón había estado pasando el jabón húmero por el culo mientras mamaba mi polla. Incluso había metido él la mitad del jabón dentro. Penetré aquel culo muy fácilmente y follé a Lucas con placer y ganas hasta que le solté mi lefa. ¡Malditos huevos que no se cansan nunca de producir esperma!

Nos metimos en la ducha, besos y besos y besos. A Lucas da gusto besarlo, es muy limpio. Él se cuida el cuerpo, todo el cuerpo, y la boca no huele más que a ser humano. No me cansaba de besar esa boca y pasar mi lengua por toda ella.

Nos vestimos y salimos a dar un paseo hasta muy tarde. Llegamos al río cuando ya había oscurecido, lo que aprovechamos para besarnos y meter mano. Me puse duro, Lucas ya lo estuvo todo el paseo. Abrimos los dos pantalones, y dejamos un rato que nuestras pollas se acariciaran. Luego nos masturbamos mutuamente. Invité a Lucas a cenar una pizza y luego regresamos a casa.

— Debo irme, mañana vendré a ver a tu padre.

— Quédate conmigo, ellos no van a venir en dos días, duerme conmigo, ámame y follemos esta noche.

Aceptó más que gustoso, ni siquiera me dijo nada por no haberle dicho la verdad antes.

Por supuesto que follamos esa noche. Eso ni se pregunta y al día siguiente también. Estábamos enviciados el uno con el otro. Nos amábamos.

Al siguiente día de venir mis padres hablaron los dos hermanos, y mi padre le ofreció trabajo en su oficina de Madrid. A Lucas le pareció bien. Yo fui a estudiar a la Universidad y Madrid era el lugar escogido. Conseguí ingresar en la Carlos III para hacer Administración de empresas. Mi padre me puso vivienda y a mi tío conmigo para hacerme estudiar. Mi padre me dijo:

— Te pongo con tu tío para que lo controles y le exijas que trabaje duro.

Se lo prometí a mi padre y conseguí que mi tío lo hiciera y mi padre me iba diciendo que todo iba mejor, que era maravilloso. Todo el hechizo, mis buenas notas y el buen trabajo de Lucas, se deshizo cuando vieron que no era un milagro ni un hechizo, sino un esfuerzo para permanecer ambos juntos, en definitiva, era fruto del amor. Les dije a mis padres:

— Deseo vivir siempre con mi tío y algún un día, si nos lo permiten las leyes, nos casaremos, y si no lo permiten nunca que se vayan las leyes a la mierda: nos casaremos entre nosotros, porque nos queremos.

Lucas se quedó de piedra. Mis padres lo miraron y Lucas no sabía qué decir. Me acerqué, lo besé, prolongamos un descarado beso ante mis padres. Ellos nos miraron atónitos. Nunca más ha sido problema que mi padre sea el hermano y el suegro de mi tío y esposo. Hemos descubierto que para amarnos no hace falta casarnos. Así es el amor el que nos caza y nos casa.

Como dije al principio, ambos somos activos, pero siempre he deseado que mi tío fuera quien me penetrara, a la vez mí tío desea que yo le penetre porque soy el agisesto tanto en la casa como en el sexo; yo gobierno, mi tío para eso no sirve y sabe que a mí me sobra. Lo bueno de todo es que nos entendemos perfectamente bien, ¿a que sí, amigos? Lo que en realidad pasa es que somos versátiles y, como he dicho, yo soy el agisesto y mi tío el protector, yo gobierno las acciones y mí tío me protege como mi guardaespaldas. Somos felices. Si somos versátiles es porque no nos gustan las etiquetas, los estereotipos ni las generalizaciones sobre la vida sexual, nos gusta lo nuevo.

Hoy, como cada día, sabía que, llegando a casa, me esperaría sentado en el sofá, desnudo, dispuesto a lo que yo quiera. Hoy mi culo me reclama que me lo coma y me lo penetre, porque ya me estaba picando durante toda la clase, suerte que era la última. Llegué a casa y así fue, allí estaba Lucas, esperando qué le diga lo que deseo en ese momento, lo gocé solo como un puto maricón sabe gozarlo. Además, hoy Lucas estaba super, super bueno, señal de que van bien los negocios. Lo supe cuando acariciaba mis pezones y los lamía. Solo lo hace cuando está muy, pero que muy contento.Amoe

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