Mi hermana me ordena desnudarme completamente desnudo, y comienza a montarme desnudo

Difícilmente existan en el mundo, hermanos mejor avenidos que mi hermana y yo.

Hermanos, desde los mismos momentos primeros de gestación, ambos juntos allá en el materno vientre.

Desde nuestros días primeros ya alumbradas nuestras vidas, verdaderamente parejos en absolutamente todo. Rendimiento intelectual, crecimiento, etc. etc. etc.

Así fue transcurriendo nuestra niñéz y etapa adolescente, siempre en esa paridad nunca desnivelada por ninguno de los dos. además, una maravillosa afinidad afectiva, que nos tuvo siempre, como dos seres verdaderamente como hechos, el uno para el otro.

De pronto, nuestros cuerpos comenzaron a mostrar, una marcadísima diferencia en nuestros crecimientos: Yo, estancándome en mi figura de chico así delgadito aunque sí muy fuerte y viríl, pero ella…creciendo exuberantemente en un sorpresivo desarrollo que empezó a mostrarla estupendamente exuberante, robusta, y mucho, pero muchísimo más grande físicamente, que yo.

Fué…como el primer aviso de una cosa desnivelante, que entre ella y yo, comenzaba a darse.

La cosa “explotó”, ya entrados en la etapa de estudiantes universitarios, cuando, súbitamente, a mí me brota un repentino y muy intenso estado como de “burréz” donde no doy acierto en prácticamente nada de nada, mientras que, por el contrario…mi hermosa hermana comienza a experimentar una verdadera potencialidad asombrosamente avasallante, despegándose bruscamente de mí, y dejándome por el camino de manera como insóliota, provocándome una acusiante sensación de inferioridad ante su supremacía evidente, al tiempo que cierta “cosa” como de eroticidad…iba dominándome por completo al sentirla avasallantemente superior a mí en todo.

Al comienzo trató ella de sacarme de ese estado de estancamiento buscando ayudarme de una y mil maneras posibles, pero viendo ambos que mi incapacidad no podía ayudar, ambos comenzamos a disfrutarlo riéndonos juntos ante tal situación, y, juntos también, comenzamos cierto jueguillo donde juntos, disfrutábamos de ese avasallamiento que sobre mí ella ahora desesmpeñaba, y donde ahora…”yo era el burro, y ella, mi dueña”.

Tuve que abandonar inmediatamente mis estudios decidiendo inmediatamente ponerme a trabajar como albañil, y sin pensarlo ni un poquitito, decidí entregarme a mi hermana como su esclavo prácticamente, sirviéndola en todo cuanto servirla pudiera.

Mi servilismo a ella era por momentos cosa hasta grotesca y risible, pero ella lo disfrutaba conmigo, y ambos reíamos jugando ese rol de ser yo su esclavo, y ella…”mi ama”.

Mi enamoramiento hacia ella se hizo crecientemente incontenible, y ella supo aprovechar tal cosa, para inclinar todavía más la balanza, comenzando a hacer de mí…”su juguete”.

Una  mañana en la que como tantas veces estaríamos el día entero solos en casa, mi hermana me ordena desnudarme completamente desnudo, y comienza a montarme desnudo haciéndome andar con ella paseando sobre mis hombros montada, mientras ya, todo mi ser era eroticidad pura disfrutando de aquello.

Ya mi hermosísima y muy robusta hermana había decidido usarme sexualmente, y mi caliente cuerpo desnudo comenzó a ser objeto de sus deseos, y conmigo…comenzó aquella mañana, a hacerme lo que se le diera la gana.

Comenzó masturbándome mientras me iba montando, recuerdo, capturando mi enorme verga entre sus plantas, pajiándome sin lástima hasta hacerme estallar en aquel primer orgasmo donde yo gritaba y gemía y suspiraba largando chorretadas de leche así pija afuera mientras mi hermana reía a carcajadas así pajiándome con sus pies atrapando mi verga entre sus plantas.

Harto comprensible ya era, que aquéllo…no era sinó el comienzo, de la más grotesca dominación incestuosa donde yo, iría a ser su objeto en adelante.

Y así, la cosa resultó.

Mi hermana comenzó a decidir todo cuanto hacerme deseaba, y yo, a cumplir en aquel rol de ser su sometido y felíz esclavo caliente…pero bien bieeeennnn caliente!!!

Mi hermana comenzó a follarme como energúmena cabalgándome horas enteras ya en su cama ya en la mía, ya en el jardín o ya donde fuera, y me vivía mamando y haciéndome acabar como un condenado aquellos torrentosos ríos de sémen que me hacía saltar en medio de las más monstruosas calenturas en las que sabía ponerme antes de cada captura, y así, yo comencé aquéllo de ser el más felíz objeto de una hermana avasallantemente abusadora.

Nuestros padres, que vivían viajando, casi nunca estaban en casa, y aquello entre nosotros dos era un verdadero viva la pepa. Yo vivía prácticam,ente desnudo siempre en casa mientras estaba con ella, y ella…acaballada sobre mis hombros o follándome o mamándome o haciéndome chuparle bien la concha y el culo, y los pies y lo que se le antojase.

Mi devoción por mi hermana era crecientemente bestial, y hasta yo mismo a veces andaba detrás de ella ofreciéndome para ser su juguete.

Un día, una tía me comentó que mi hermana había estado sutil e inteligentem,ente trabajando para lograr todo eso, contándome que mi hermana pacientemente, día tras día, ponía en mi comida sustancias que iban dejándome menos inteligente a la vez que más “caliente” y virilmente erotizable, hasta que mi ser entero quedó cautivo en ese estado donde pudo ella hacerme así a sus pies caer, y rtesultar, lo que resulté.

Entonces…más creció en mí, esa cosa como de admiración desmedida por mi dominante hermana ! Sí: ella…¡había sabido atraparme conquistándome como me había conquistado! ¡Ay!!!¡por favor!!! ¡qué placer más fuerte!!!

Fuí y se lo pregunté para saber si era éso cierto, y cuando se lo pregunté, instantáneamente su rostro quedó rojo como un tomate, y su risa no pudo ser más cochina de lo que fué dibujando en su mirar, la morisqueta más socarrona que pudo hacerme. Los dos reímos, y recuerdo que a los empujones, me llevó hasta su cama o la mía ya no me acuerdo, y ahí…me dió una de las más avasallantes cochadas haciéndome hasta relinchar en orgasmos y acabadas como de bestia más que de humano.

Suele azotarme en azotaínas eróticas donde me dá de cintazos, y donde yo río y lloro y lloro y río, para después, cocharme en cochaderas para el recuerdo.

Tiene pensado pronto inyectarme con un poderosísimo excitante sexual que se les inyecta a los toros sementales cuando los juntan para aparearse con las vacas y que puedan así tener más potentes performances copulantes, para ver cómo quedo yo con éso inyectado en mi cuerpo. Será cosa de contarla en un siguiente relato, si es que sobrevivo a tal cosa o no me enloquezca tal vez.

Por ahora, era ésto lo que tenía para contarles, y de cómo acabé a los pies de mi hermosa y dominante hermana.

Si les gustó comenten. Gracias!

Deja una respuesta 0