La hermosa y tierna putita de mi hermana Teresa

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Desde muy pequeño siempre había mirado con cierta lascivia a mi hermana Teresa, siete años mayor que yo. Supongo que hacía lo mismo que otros chavales podrían hacer… espiarla cuando se cambiaba de ropa, cuando se duchaba intentando siempre ver algo de su cuerpo. Coger la ropa que dejaba para lavar, olerla y masturbarme con ella. A lo largo de varios años le había visto su culo con eltanga y los pechos haciendo topless en la playa, me ponía frenético. Con 24 años se casó con Alberto un ejecutivo quince años mayor que ellay se fue a vivir a una ciudad de la costa. Varias veces fui con mis padres a visitarla, nos llevábamos de maravilla con una confianza que excedía muchas veces de lo normal. Unos años más tarde quiso la casualidad conseguir una beca para hacer un máster con prácticas en una empresa cerca de donde vivía ella. Así que hablé con mi hermana para ver si podía quedarme en su casa. El curso duraría dieciocho meses pero en principio solo me quedaría hasta encontrar un piso de alquiler. Teresa me dijo “que no había problema,”acomodó una habitación para mí.

Mi hermana tenía un hijo de casi dosaños y la mayoría del tiempo lo pasaba sola debido al trabajo de su marido para una multinacional. Sin embargo cuando Alberto estaba en casa aprovechaban muy bien el tiempo. La habitación hacía forma de ele con la suya y tenían una terraza común. Una noche calurosa de verano, me levanté de la cama, pues no podía dormir y me acerqué a la terraza, sin encender la luz. Me disponía a salir para tomar el fresco cuando oí unos leves quejidos. Con cuidado sin hacer ruido me fui acercando hacia esos gemidos para descubrir que provenían de la habitación de matrimonio, donde mi hermana estaba siendo follada por su marido. Rápidamente di una ojeada a la terraza y busqué el mejor sitio de observación sin ser visto. Me pillaba un poco lejos pero aquellos días pude ver y observar en cada ocasión el cuerpo de mi hermana. Alguna que otra vez me masturbé allí mismo viendo como gozaban, deseando ser yo quién la penetrase. Un pensamiento que me llenaba cada día más el deseo de hacerlo.

Llegó agosto, y se marcharon diez días de vacaciones… París, Viena y Praga. Desde Berlín mi hermana vino hasta Barcelona y su marido se marchó a Japón. Las vacaciones de ella eran de dos quincenas distintas y de la primera aún le quedaron dos días en casa. Por el contrario mi curso no paraba ni en verano por lo que me quedé al cuidado de la casa ese tiempo. Me avisó de que volvía a casa saliendo de una juerga y tuve que darme la paliza limpiando todo de arriba abajo. Terminé casi de madrugada y me acosté. Me levanté al día siguiente, a eso de las tres de la tarde. Por el calor dormía desnudo, y así me fui al cuarto de baño a orinar, con los ojos medio cerrados todavía. Terminé y tiré de la cadena. En ese momento me sentí observado, me giré y allí estaba mi hermana mirándome.Había llegado a media mañana en avión, cogió un taxi y vino directa a casa. Viendo que yo estaba durmiendo, había preparado la comida y se había dado una ducha. Cuando entré al baño, ella estaba allí, con las puertas de la ducha corridas, escurriéndose el pelo, pero yo, medio cegato que iba, no le había visto y ella tampoco me dijo nada. En ese momento me di cuenta de un pequeño detalle. El díaanterior había echado a lavar las toallas y los albornoces…¡no los había repuesto!

Yo me quedé mirando a mi hermana, primero a la cara y le dije un -“¡hola! ¡Ya estás aquí! ¿Qué tal el viaje?”

Pero después bajé la mirada para observar sus tetas y su entrepierna. Tengo dos hermanas mayores que yo, pero siempre había tenido pensamientos lascivos hacia Teresa en particular. Mi hermana es muy guapa, con labios gruesos muy sensuales, tiene los pechos grandes, talla 100 más o menos, grandes aureolas y grandes pezones. Es ancha de caderas, pero nada gorda, se puede decir que es una mujer maciza. Tenía las piernas entreabiertas, así que se podían ver claramente sus labios vaginales y una marcada raja que me puso cachondo. Su monte de Venus lo tenía recortado. Y así estaba yo, recreándome con el cuerpo de mi hermana sin darme cuenta que la erección matutina de mi pene iba en aumento y que mi hermana estaba frente a mí, mirándome también.

-«¿Oye, se puede saber que estás mirando tan fijamente?»,me dijo mi hermana esbozando una sonrisa…

-«Pues tu cuerpo, Teresa, es que hacía mucho que no te veía desnuda»

-«¿Y cuándo me has visto tú desnuda, si se puede saber?, anda, tráeme mi albornoz que no está aquí colgado».

-«Es que lo eché a lavar junto con las toallas, espera que ahora lo traigo»

Me fui al tendedero, recogí el albornoz y un par de toallas y volví al cuarto de baño. Yo seguía desnudo y ya me iba bajando la erección, pero fue solo un instante porque al entrar vi que mi hermana había salido de la ducha y estaba recogiendo la ropa de haberse desnudado allí. De espaldas a la puerta agachada dejando el culo en pompa. Mi nueva erección fue inmediata. ¡Ay que culo estaba viendo!Me acerqué a ella, sin hacer ruido, lo máximo que pude y le dije -«toma el albornoz»y pasó lo que yo había pensado, ella se irguió y al hacerlo, pasó sus nalgas por mi polla, momento que aproveché para restregármelo suavemente por su culo, mientras le ayudaba a ponerse el albornoz.

Mi hermana se dio cuenta de mi intención pero no me hizo nada para evitarlo…, no cabía la menor duda que no le fue nada desagradable. Se dio la vuelta tapándose el cuerpo y me dijo que me vistiera que íbamos a comer. Aquello me lo largó con toda la naturalidad del mundo. Me vestí con un pantalón corto y una camiseta y fuimos a comer. Pasamos la tarde cada uno por su lado haciendo sus cosas, cenamos y ella se fue a su cama y puso un rato la tele. Al rato entré yo en la habitación y me dispuse para meterme en su cama.

-«¿Qué haces?»me dijo.

-«Mira, Teresa, he dormido aquí todas estas noches estando solo y me he dado cuenta que es la habitación más fresca y además puedes ver un rato la tele antes de dormirte».

-«Vale, pero después te vas a tu cama».

Asentí con la cabeza, aunque no tenía intención de hacerlo…,me metí en la cama en calzoncillos bajo lasábana. Me acomodé en la almohada e hice estar interesado en lo que estaban poniendo en la tv, pero en realidad estaba dándole vueltas a la cabeza, pensando en cómo podría hacer para darme, al menos, un revolcón con Teresa. Y quiso la casualidad que fuera ella quién diera el primer paso.

-«Oye Fernando, en la ducha dijiste que hacía mucho tiempo que no me habías visto desnuda. “¿Me podrías aclarar y explicar eso?».

-«Pues mira Tere, te he visto muchas veces desnuda y no me refiero a aquellas veces en que te he visto en casa de nuestro padres, saliendo del baño, medio vestida o que te espiaba por la rendija de la puerta cuando te cambiabas o ibas amear…».

-«¿Tú hacías eso?».

-“… me refiero a todas las veces que te he visto follando con tu marido durante el mes pasado. He podido ver tus tetas, tu chocho, tu culo. He visto como le chupabas la polla y como te relamías cuando se corría en tu boca, he visto cómo te la metía por el culo y gritabas como una loca, mientras él te apretaba los pezones…».

-«¿Estas borracho o qué? Si realmente nos has visto sabrías que…».Le había puesto un poco de imaginación para indignar a mi hermana cosa que conseguí.

-«He visto que Alberto se monta encima de ti en la posición del misionero, te la mete, se corre y se da la vuelta para empezar a roncar. Eso es lo que he visto»

-«¿Y, entonces, todas esas tonterías que me has dicho?».

-«Pues esas tonterías son las que te haría si fuese tu marido, porque creo que tú mereces que te amen y hagan el amor como es debido con más fogosidad”

-“Eso sin contar lo que tú necesitas también…”.

-«Pues la verdad que sí”.

-“Esta mañana, en la ducha, cuando te he visto desnudo y empalmado, por cierto vaya polla que gastas, y cuando has pegado tu polla contra mi culo ya estabas pensando en esto, ¿no?”.

-«Te aseguro que me he masturbado muchas veces pensando en ti…, eso es lo me ha llevado esta mañana a no escóndeme empalmado y restregarla contra tu culo, cuando te he visto desnuda. Estas maciza, me gustas mucho, me pones a mil desde siempre y me gustaría hacerte todo lo que te contado».

-«¿Estás tonto o qué? Somos hermanos, estoy casada y no debemos hacer eso…»

Mientras mi hermana hablaba yo me había acercado a ella, estaba sudorosa y no precisamente por el calor que hacía, me senté a horcajadas encima de ella, medio tumbándome y le metí las manos por debajo de su camiseta, subiéndolas hasta llegar a sus tetas. Empecé a acariciarlas, mientras mi verga crecía velozmente rozándole su vientre. Le dije que se quitara la camiseta y sin poner impedimento alguno, así lo hizo… todo marchaba bien.

Tenía en mis manos dos espléndidas tetas con unos pezones que me pedían a gritos que los succionara, y así lo hice. Me recosté encima de mi hermana y le estuve sobando y chupando las tetas. Acaricié todo su cuerpo, besándola en la boca, en el cuello, le mordisqueé los glóbulos de las orejas, olí todo su cuerpo. Ella se dejaba hacer mientras bajaba a su entrepierna, le aparte las bragas y olí su coño pasando la lengua por su rajay comprobando que estaba ligeramente húmeda, quizás fruto del relato de mis intenciones para con ella o quizás de mis caricias. Le pasé la mano por la raja del culo y luego tumbé de lado a Teresa, pasando la lengua por sus nalgas y por su ano y, por fin, abrí bien sus piernas y me dispuse a darme un gran banquete. Tenía delante de mí el coño más perfecto que había visto nunca y me lo iba a comer enterito…, porque su dueña tenía muchas ganas que yo de que así lo hiciera. Abrí con mi boca sus labios vaginales en busca de su clítoris y cuando lo encontré lo chupe hasta tenerlo atrapado; en ese mismo instante lo mordí, lo que hizo que se estremeciera y levantara su culo, retirando su vulva de mi rostro, pero pronto cedió.

Le restregué la lengua por todos sus rincones, le ensalivé toda la hermosa raja, llegando hasta su ano. Mientras succionaba despacito su clítoris, le manoseaba los muslos, el culo, la cintura y su barriga. Mi hermana estaba muy húmeda y dilatada, así que le introduje un dedo en la vagina y empecé a moverlo por su interior. Cuando se acostumbró a él, le introduje un segundo dedo y empecé un mete y saca, simulando que la follaba; esto le gustaba. Dejé el clítoris y me concentré en la masturbación. Dejé caer mi saliva y le metí el dedo meñique por su ano. Al principio le costó entrar murmurando… -«¡¡eso NO!!», pero al fin pudo entrar. Eché más saliva y empezó a dilatar. Cuando ya entraba y salía sin dificultad, lo saqué e introduje otro dedo más grueso y busqué la pared vaginal del ano. Ella empezó a retorcerse de gusto con la masturbación, por su rajita y su ano, tres dedos que le entraban hasta el fondo. Movía su culo, con movimientos circulares. Dobló su pierna apoyándola en la camay así empujar más hacia mí, quería que entraran más, pero eso era ya casi imposible. Ella bajó sus manos, con una me cogió la cabeza y con la otra me arañaba el brazo. Yo subí mi brazo libre y le agarré una teta, apretándole el pezón. En ese momento, mi hermana empezó a balbucear y a gemir explotando en un tremendo orgasmo continuo. Saqué el dedo del ano, pero seguí masturbándola despacito. Cerró sus piernas sobre mi brazo y se ladeó, consiguiendo así una «penetración» más real.Nos mantuvimos en esa postura un rato, hasta que ella dejó de hacer presión con las piernas. Saqué mis dedos llenos de sus flujos y me incorporé, poniéndome a su altura y besándola. Chupé mis dedos y le volví a besar, mientras le acariciaba todo su cuerpo.

Así estuvimos hasta que me incorporé…-«¿A dónde vas?»inquirió.

No le contesté y me puse encima de ella, me senté en su vientre y coloqué mi polla entre sus dos tetas, cogiéndolas con mis manos y juntándolas lo más que pude. Empecé a masturbarme lentamente.

-«Cógelas tú»le dije.

Así me quedaba yo con las manos libres para cogerle las nalgas y apretárselas. Con esa postura hacía yo más fuerza en la masturbación.

-«Me pesas bastante»me dijo»¿Podrías cambiar de posición?».

Me arrodillé en la cama, ladeó su cuerpo, apoyó su cabeza en la almohada y buscó mi húmedo glande, lamiendo esas primeras gotas blanquecinas antes de engullirlo todo en su boca. Llenó su boca de saliva, deslizando sus labios por mi miembro, aprisionándolo de abajo a arriba. En el movimiento hilos y más hilos de saliva caían mojando nuestros cuerpos. Cogí la cabeza de mi hermana con ambas manos y empecé a moverla mientras le clavaba mi nabo. Ya no era ella quién me lo estaba chupando, era yo quien me estaba follando la boca de Teresa. Los movimientos eran frenéticos y pronto supe que me iba a correr. Agarré fuertemente su pelo, marcando los pasos. Los dedos de las manos de mi hermana se apretaban contra mi culo, clavándose en él y descargué toda mi leche en su garganta. Mi hermana empezó a tragársela pero me empujó violentamente, se estaba ahogando y necesitaba respirar. Solté su pelo y le acaricié la nuca, me enseño mi esperma en su lengua y se lo tragó, disfrutando con mi mirada. Ella volvió a meterse mi polla en la boca, chupándola suavemente, sacó la lengua y lamió los restos de semen que había en su mano, me lamió los huevos y me lamió el glande. Mi placer en esos momentos era inmenso.Me tumbé a su lado, besándola y metiéndole la lengua hasta la campanilla. Con mis manos le acariciaba las tetas y en una de ellas descubrí restos de semen, lo tomé en mi boca y lo deposité en la suya con un apasionado beso. Así estuvimos largo rato, acariciándonos y besándonos hasta quedarnos dormidos.

Al día siguiente, mi hermana se fue a trabajar y yo me levanté tarde. Me di una reconfortante ducha. Bajé a la calle a por el pan y pasé por la farmacia, allí compré un lubrificante. Recogí la casa e hice la comida y cuando ella volvió se encontró la mesa puesta. Después de comer, recogimos todo entre los dos. Hasta ese momento no habíamos hecho ningún comentario sobre lo sucedido el día anterior, necesitaba que todo estuviese en normal.

-«Voy a echarme un rato, más tarde me ducharé ahora solo me apetece descansar en mi cama, ¡estoy reventada!»me dijo.

-«¿Así que vas a tirarte todo la tarde durmiendo?»

-«No sé si dormiré, pero por lo menos, descansaré»,contestó.

Se fue a su cuarto, bajó la persiana, puso la tele y se tumbó. A media tarde se levantó y fue al cuarto de baño. Oí como abría la ducha. Entré, a mi vez, en el baño, me desnudé y me senté en la taza del inodoro y mientras esperaba a que terminara, veía su silueta a través de la mampara. Cuando vi que terminaba de enjuagarse el pelo, cogí su albornoz y esperé a que saliera.

-«¡¡joder, que susto!! ¿Qué haces aquí?».

-«Te esperaba para darte tu albornoz».

-«Ah, muchas gracias nene… ¿y para eso te has desnudado?».Antes de que se abrochara el albornoz, me acerqué a ella, rodeándola con mis brazos y apretándola contra mí.

-«Me he desnudado para poder sentir mejor tu propia desnudez».

-«No seas tonto, suéltame, vístete y espérame en el salón, tenemos que hablar».

Fui a su habitación a esperarla, pero no me vestí. Entró, me miró y no me dijo nada por no hacerle caso. Se quitó el albornoz sin la menor preocupación y cuando se agachaba a coger unas bragas del cajón de su cómoda, le volví a rodear con mis brazos, acercando mi polla a la raja de su culo.

-«Estate quieto por favor, que parece que te hayan dado cuerda».

-«La cuerda me la estás dando tú, Tere. No te quiero soltar porque ayer nos quedamos a la mitad, hoy tenemos que acabarlo».Hubiera estado bien allí mismo me hiciese una mamada, pero no pareció estar muy de acuerdo con mi desnudez.

-«Ayer NO PASÓ NADA, métetelo en la cabeza y hoy no va a pasar nada tampoco», contestó.

Le acariciaba las tetas mientras le susurraba al oído…-«Como ayer no pasó nada, durante tus tres horas de siesta no ha pasado nada y ahora, tampoco va a pasar nada, relájate y déjate hacer».

Su mirada picara me lo decía todo y acto seguido la llevé hacia la cama, le invité a inclinarse, haciendo que su pecho se apoyara en la cama, me agaché y le pasé la lengua por la raja de su culo.Ella se revolvió queriendo sin desearlo con ganas zafarse de mí, pero la sujeté suavemente del brazo y la tumbé boca abajo en la cama.

-«Teresa, si te dejas hacer, lo haremos y gozaremos los dos. Si no te dejas, lo terminaremos por hacer porque lo deseas tanto como yo…”no tardó un instante en comprenderlo y aceptarlo.

-«Fernando, no está bien lo que hicimos ni lo que quieres hacer, estoy cansada y además, nunca me la han metido por el culo».

-«Relájate Tere, túmbate de lado y arquea ésta pierna»… CONTINÚA en mi página web al completo.

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