La primera vez con otra mujer

Tengo 40 años y acabo de terminar una larga relación con Carolina. Las dos siempre fuimos dos lesbianas muy fieles, siempre súper correctas y ante todo clasistas.
Quería despertar un poco de morbo en mí así que un día de octubre me metí en una sala de chat de chicas y conocí a Luna. Tenía 20 años vivía en un país vecino y se entusiasmó mucho con mi edad y todos los eneros venía de visita. Inmediatamente me envió unas imágenes de ella sorprendentes. Me costo creer que era ella hasta que hicimos la primera videollamada. Realmente no podía creer que siendo tan joven le gustara una mujer tanto más grande. La explicación que me daba era la experiencia y que le gustaba ser sometida.
Me entusiasmaba la idea de verla, estar juntas y jugar con esa piel tan caliente y joven. Bajo ningún punto de vista quería ser vista con ella en público. El solo hecho de pensarlo me paralizaba. Luna era un secreto hermoso pero que no debía ser descubierto. Solíamos tener intensas charlas en donde acabábamos juntas pero su juventud y su status social me impedían darme el lujo de pensar en otra cosa con ella. Serían unos encuentros fugaces y luego ella volvería a su país.

Al principio de año ella llegó a Argentina y me envió su localización. Estaba en una zona horrible. No tenía intención que conociera mi casa pero tampoco iría a su hotel. Así que reserve un hostal en las afueras de Buenos Aires para pasar un fin de semana. Le pedí que se acerque a un barrio más decente y la pase a buscar en el auto. Se subió al auto y me dijo que al fin nos veíamos que se moría de ganas y me dio un beso. La aparte, diciéndole que ya tendríamos tiempo para eso. Me daba mucha vergüenza estar con ella. Verla vestida con ropa tan diminuta y colorida, su perfume inundaba el auto, los tacones, pero su cuerpo era un canto a la juventud todo firme y en su lugar. Se callo y no dijo nada. Sabía que le gustaba que la tratasen así pero me sentía mal a su vez. Llegamos al hostal que para ella era la gloria y no paraba de agradecerlo. Fuimos al cuarto que tenía antesala. Me senté y comencé a hablarle. Le pedí que se sintiera cómoda y dejara de agradecer tanto. La veía súper sumisa aunque tenía una ropa que parecía que se iba a comer el mundo su postura era de dominada.
– Luna ya nos hemos visto y hemos tenido sexo virtual muchas veces. Nuestros cuerpos ya se conocen desnudos. Vamos a conocernos un poquito nosotras . Le dije
Y estuvimos hablando mientras pedí servicio a la habitación. Tomábamos unos tragos y la relajaba un poco.

Le dije que nos podíamos quedar el fin de semana completo así que no teníamos que estar juntas sino le apetecía. Me miro de forma lasciva y me dijo – de ninguna forma, yo me muero por estar contigo, pero es que no se cómo empezar?
Así que me acerque a su rostro y la besé. Mmmm ese beso de adolescente, ella respondiendo como una ninfa y yo desenfrenada. La tome por la cintura y la pare frente mío, le dije así que te gustan con experiencia? Te la voy a dar toda Lunita.
No se hizo rogar ni por un segundo. Me miro y me suplico que me hiciera suya. Así que la di vuelta y le saqué la diminuta remera que llevaba, el corpiño y el short, quedó solo en tanga, roja. Me quite el vestido, el corpiño y el culotte, la puse en cuatro en la cama y con una mano le sobaba las tetas al tiempo que le apoyaba las mías duras en su espalda con la otra le metía los dedos en la vagina y me movía con mi cadera. Grita puta, le decía y ella gritaba. Le metía más dedos y más le gustaba. La sensación de tenerla y poder disfrutarla como quisiera era incontrolable. Gritaba tremendamente y paraba más su tremendo culito, sabía que quería que le metiera un dedo, no dude y lo hice. Gimió aún más. Esa niña era insaciable. Me repetía una y otra vez que le diera con más fuerza. Así que dejé de juguetear en su vagina y arremetí con su culo que estaba deseoso . Metí tres dedos y esa mujer se vino inmediatamente.

La mire, luego ella y me dijo – perdona, es que sabes cuanto me pone eso y que hayas sido tú finalmente. Ha sido un sueño. Inmediatamente bajo hasta mi concha y comenzó a comerla. Yo estaba arrodillada en la cama. Realmente lo hacía con su máximo esfuerzo, sentía su lengua en mi clitoris como lo lamia, era un lindo gesto, por supuesto que iba a necesitar más que una lamida . Pero lo entendió cuando se recostó bajo mi concha y no solo se dedicó al clitoris sino que me comenzó a clavar sus dedos en el interior de mi concha. Comencé a moverme y a tocarle esos pechos turgentes que tenía . Galopaba sobre esos dedos. Llevaba mi ritmo y mientras seguía chupando. Continuó así hasta que finalmente acabe. Un orgasmo cada una y esto recién comenzaba.

Sentí la curiosidad de preguntar cómo la estaba pasando. Porque este era el momento quizás que saldría a cenar con otra mujer o iríamos a dar una vuelta. Esto se quedaba aquí dentro y nos la teníamos que ver en esas paredes. Pero Luna estaba maravillada. Quería más y más y solo eso. Simplemente esa habitación la había deslumbrado.
Le propuse comer en ropa interior. Así que ordenamos la comida y cenamos solo con la ropa interior. La suya era mínima y permitía poco a la imaginación.
Cuando terminamos le dije que quería estrenar mi arnés nuevo. Ella me lo había pedido desde la segunda semana que comenzamos nuestras charlas , que usará un arnés.
Así que me lo puse, solo llevaba eso puesto. Pensar que Carolina nunca había querido utilizar uno. Me pareció de lo más divertido. De hecho me hubiera encantado que lo usen conmigo. Quería mirarla a la cara mientras lo usaba. Así que ella nuevamente en su ropa interior diminuta y yo desnuda, la besaba en cada rincón, me gustaba sentirla, su piel, sus tetas y pezones duros, los comía con mi boca que desparramaban saliva solo para ella. Las mamaba. Luna iba sintiendo de a poco ese pene que formaba parte de mi. La agarre de la cintura y la besé en los labios, sabía que tenía sentía el pene. Ella me toco la concha y la sintió caliente. Nuestras respiraciones se fundían. La tome de la mano y la lleve hacia la punta del mueble del televisor. La acorralé ahí y comencé a frotarla. Nuestros pechos se encontraron, las conchas también y el pene la rosaba . Ella suspiraba con aires de calentura extrema, pidiéndome más. La acomode en el mueble, mi mano sobre su culo para tocarlo y comencé a juguetear con el arnés. Le recorría esa conchita súper dilatada, jugaba a entrar y salía rápidamente. Ella gemía y se movía encima de mi mano. Podía sentir sus fluidos calientes caer sobre ella. El jueguito lo demore unos cinco intentos más. Luego se la metí toda. Eran embestidas muy fuertes y poderosas, ella cada vez abría más las piernas y gritaba más, nuestros pechos se chocaban y resultaba embriagador. De alguna forma sentía que algo me rozaba a mí porque no podía parar y gemía a su par. Frene solo un momento para darla vuelta y ponerla en cuatro. La sensación era mucho mejor, tiradas en el piso sabía que una vez ya había terminado pero quería que siguiera, a mi me pasaba lo mismo. Éramos dos adolescentes, gozándonos. Se la metía y sacaba sin pensarlo, me tocaba las tetas, el clitoris. Si había sido fuerte antes esto no tenía media. Era un descontrol de placer. Ella me pedía más y yo le daba más. Caímos rendidas en la alfombra después de acabar alrededor de tres veces. Nos quedamos dormidas. Cuando me desperté la sentí a Luna sobre el pene que no me había quitado moviendo su culo. Estaba amaneciendo y no habíamos desayunado y ya quería más.

Al diablo con la estructura. Se la voy a volver a dar. Así que le agarre fuerte las tetas de atrás y comencé a moverme y a frotar el pene y mis pechos sobre su espalda y su culo. Inmediatamente gemía. Se movía y arqueaba. No podíamos más se paró y se fue a la cama. Se quedó boca abajo y le recorrí con el arnés su espalda. Le masajee el culo, lo besé, pellizqué y me di a la labor. Le dije que lo parase un poco. Metí unos dedos en su vagina antes y luego en su culito que estaba bien dilatado y fui de a poco introduciendo el pené. La cogi por su culito, ella quería y yo también. Despacio primero hasta que fuimos tomando ritmo. En realidad ese ritmo lo controlaba ella. Me sorprendió ver cómo le gustaba y cuánta fuerza podía soportar. Me agradecía todo el tiempo. Yo me restregaba con su pierna en mi concha para darme placer y a ella más le gustaba. Cuando terminamos me quite el arnés, la di vuelta y nos besamos un rato largo. Simplemente nuestros cuerpos desnudos sintiéndose y dándose afecto solo por los labios. Por momentos sentíamos la necesidad de movernos un poquito más porque de tanto beso lésbico y tanto roce, venía un orgasmo de sorpresa.

Nos quedamos en el cuarto haciendo eso todo el día. Comimos por la noche y para sellar ese fin de semana de pura lujuria. Luna recordó lo que yo le había pedido. Me sonroje y me moje. La bese y comenzamos otra sesión hermosa de sexo. Era un pene doble. Otra cosa que Carolina tampoco había querido usar nunca. Me sente sobre Luna recorriendo con mi lengua sus suaves pechos continué con su concha que en este momento olía igual que la mía después de tanto sexo juntas. Ella agitada me pidió un momento y se colocó una de las puntas del pene lo doblo y me dijo que la otra era mía. Me senté sobre el y sobre ella . Ese pene era genial. Las dos nos movíamos a nuestro ritmo y cuando más entraba entonces nuestras conchas se chocaban. Sentir eso era inigualable. Era un sin parar, la arañaba, sentía que acaba una y otra vez, sentía su concha contra la mía. Le lamia esas tetas tan increíbles. Fue como tocar el cielo. En ese momento que no podía pedir nada más, Luna me dijo que le metiera un dedo en su culo. Sin pensar como lo hice. Éramos dos chicas enjauladas fuera de sí . El placer iba en aumento. No quería que esto se termine nunca. No puedo contar la cantidad de veces que termine esa noche.
La mañana siguiente dejamos el hostal. Dejé a Luna en su hotel, era lo mínimo que podía hacer después de ese fin de semana de lujuria.
Al regresar a mi casa tenía varios mensajes de Carolina. Habían internado a una amiga nuestra y me había querido ubicar. Se había preocupado. La llame y fui a la clínica. María estaba fuera de peligro pero Caro que estaba ahí estaba tremendamente inquisidora por saber donde había estado.

La relación estaba totalmente desgastada pero ella no entraba en si. Así que le dije una mentira más, al tiempo que veía de reojo un mensaje de Luna que se iba en dos días.
Salí para llamarla y decirle que estaba en una clínica por un tema con una amiga. Se preocupo mucho. Quede en verla esa tarde.
La fui a buscar y tomamos algo. Vestía tremenda. Ya sabía cuál iba a ser el planteo. Así que me adelanté.
– Luna, vos y yo somos de mundos totalmente diferentes. Aunque compartamos gustos sexuales. Esto no tiene ningún futuro.
Muy acertiva me dijo que ya sabía pero que quizás podía quedarse en mi casa como chica por horas .
Me pareció una locura. Me pare y me fui.
Hoy llega Luna. Se quedará en casa con su bebé que tiene tres meses. Estará cama adentro. En principio el trato es no tener trato íntimo.
No la he visto en 15 meses le han pasado cosas y no he podido hacer la vista para otro lado. Asimismo Carolina y yo estamos intentando volver.