La universidad supuso nuevas experiencias y complicaciones, pero una de las cosas que más me gusto fue mi compañera de cuarto, con quien viví cosas realmente únicas

Recién llegué a mi nueva habitación y esta estaba vacía, sabía que tendría una compañera pero supuse que ella no había llegado o estaba en clases. Saqué mi equipaje y lo puse en el armario mientras disfrutaba de mi cómoda habitación nueva, constaba en dos camas separadas por una mesa de noche y dos grandes armarios, pequeño pero cómodo. Después de haber guardado todo en su lugar me preparé para ponerme la ropa de dormir. Me desvestí quedando tan solo en un par de bragas y mi brasier y empecé a buscar la pijama en mi armario. Justo en ese momento la puerta se abrió y entró una chica de pelo moreno y largo, con piel bronceada y grandes ojos verdes vistiendo un par de shorts color militar y una pequeña camiseta de tirantes, demasiado pequeña para el tamaño de sus bustos se podría decir. Me miró de pies a cabeza y me dio una sexy sonrisa.

“Mi nueva compañera supongo” ella dice sin apartar la mirada de mi cuerpo.

“Así es” le respondo un poco avergonzada por estar semi desnuda.

“Soy Daisy, te gustaría ir a una fiesta?”

Acepté feliz de tener una fiesta en mi primer día y traté de buscar ropa de fiesta pero no encontré nada ideal.

“No importa, yo te presto algo”

Ella se desvistió y quedó en un par de bragas de encaje negras y una sexy brasier casi tan pequeño como su camiseta anterior. Me entregó un atrevido y talvez demasiado corto vestido rojo con un largo escote. Yo tenía un gran busto pero supuse que con el suyo siendo mayor el vestido le quedaba igual que a mi. Era talvez demasiado atrevido para lo que yo usaría pero quería caerle bien, aunque después de ver la mínima minifalda con el top escotado que ella se puso lo mio parecía bastante mojigato.

Salimos a la fiesta y en cuanto llegamos ella me presentó un par de amigos y luego fuimos a la barra, tomamos un par de shots que un apuesto chico nos sirvió hasta que me empecé a sentir muy mareada y un poco juguetona. Ella parecía igual de borracha que yo, tomó mi mano y nos dirigió a una mesa donde jugaban a “la botellita”. Nos sentamos y sin darme cuenta ya estaba besando a un chico apasionadamente, pasaron un par de besos y era el turno de Daisy, ella arrojó la botella mirándome fijamente a los ojos y esta apuntó a mi, se mordió un poco los labios y se acercó a mi. En cuestión de segundos ella me besaba apasionadamente y empecé a sentir el calor subiendo por mis muslos.

“Me aburrí de jugar” ella dijo y se levantó. Inconscientemente caminé detrás de ella. Daisy se mordió el labio y me sonrió, nunca en mi vida había encontrado a una chica tan sexy, nunca había encontrado a una chica sexy y punto, pero ella calentaba cada poro de mi cuerpo.

Se acercó y me tomó la cintura y susurrándome al oído dijo:

“Vamos hacia arriba”

Normalmente me hubiera negado pero estaba demasiado caliente para pararla la seguí a una habitación y me senté en la cama ,ella cerró la puerta con pestillo y se sentó encima mio poneindo sus piernas alrededor de mis caderas. Nos besamos apasionadamente y sin darme cuenta yo había subido su falda hasta las costillas mostrándome esas sexys braguitas de encaje. Ella bajó hasta mi cuello y me empezó a besar al mismo tiempo que bajaba la cremallera de mi vestido, por la tela de este no me había puesto brasier por lo que quedé completamente desnuda salvo mis bragas. Ella comenzó a besar entre mis pechos mientras los tocaba y fue bajando lentamente. Saqué su top y su falda así ella quedó solo en ropa interior. Me arrojó más atrás en la cama y su beso bajó hasta llegar a mi braga, las mordió y sacó entre mis piernas las cuales automáticamente se abrieron como si fuera una experta (siendo que hasta esos momentos yo solo había tenido sexo una vez, y con un hombre). Su lengua se movió por mi vagina haciéndome retorcerme de placer mientras ella iba mojándome cada vez más, sonidos empezaron a salir de mi y no me importaba si alguien escuchaba o no. Logré tirarla hacia mi y sacar su brasier mostrándome esas esquisitas tetas, comencé a lamerlas y a chupar su pezón mientras masajeaba su generoso culo el cual se mecía contra mi piel desnuda. Saqué su bragas y toqué su vagina con unos dedos mientras ella se recostaba, luego lamí mi dedo y lo introducí dentro de ella, estaba mojadita y calentita y empezó a orgasmear rápidamente. Metí hasta tres dedos y los mecía cada vez más fueret, sus gemidos me calentaban cada vez más. Ella comenzó a hacerme lo mismo hasta que sentí que ya no podía más. Retiré los dedos dentro de ella y ella juntó nuestros cuerpos, su mano entre nosotras masturbándonos a las dos, ambas gimiendo y su otra mano tocándo todo mi cuerpo como nunca nadie lo había hecho. Finalmente con un sexy grito ambas terminamos al mismo tiempo y nos quedámos besándonos entre las sábanas.

Desde ese día siempre lo hacíamos en el cuarto y dormíamos desnudas.

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