Le toca a mi abuelo
Pocas semanas después de lo ocurrido con mis primos, me tuve que quedar a dormir en casa de mis abuelos porque mis padres no dormirían en mi casa. Me encantaba pasar tiempo con mis abuelos, porque la casa casi siempre estaba repleta con el resto de mis primos, pero aquel día no. Era la única prima así que mis abuelos hicieron todo lo posible para que me divirtiese con ellos.
Los dos me llevaron a comer por ahí, y después fuimos a un parque, donde jugaron conmigo. Siempre he sido muy revoltosa, así que cuando llegamos a la casa necesitaba un baño. Antes de bañarme mis abuelos decidieron cambiarse de ropa, y mi abuela limpiar un poco la casa. Yo me senté en el sillón, al lado de mi abuelo que estaba en una cammiseta y unos cazoncillos, lo que parecía su uniforme porque siempre andaba así por casa. Mi abuelo fue policía, así que tenía un físico bastante decente para su edad, pero yo en ese momento no sabía admirarlo como lo hago hoy en día. Mientras mi abuela limpiaba la casa, mi abuelo leía un libro y yo veía la tele, hasta que comencé a fijarme en su paquete. Por los calzoncillos que llevaba no se notaba demasiado, pero si se notaban los huevos grandes y marcados por la tela. Él se dio cuenta, y siempre que mi abuela se iba del salón a alguna de las habitaciones se frotaba disimuladamente mirándome y sonriendo o guiñando un ojo. A mi esto me producía cosquillas en mi coñito, pero había aprendido (por culpa de mis profesorAs) a no tocarme delante de ninguna mujer, por lo que por miedo a que me pillase mi abuela decidí comportarme.
Después de unos minutos de tensión más con mi abuelo, y tras terminar sus tareas, mi abuela decidió que era hora de mi baño. Comenzó a desnudarme y bañarme con la puerta abierta, y mi abuelo podía verlo todo desde el salón, sin perderse detalle, y yo podía verlo a él. Mi abuela estaba de espaldas a la puerta, y aprovechando esto mi abuelo se sacó la polla y comenzó a pajearse mientras mi abuela lavaba cada rincón de mi cuerpo.
Mi abuelo me miraba y se la meneaba suavemente cuando, de pronto, sonó el teléfono de la casa. Rápidamente mi abuelo se cubrió la erección con el libro y actuó como si le estuviese prestando atención a la tele.
-Eusebio -dijo mi abuela tras colgar-, tengo que ir con la Pepa que me va a contar una cosa de su cuñada.
La Pepa era una vecina, y mi abuela, como buena señora de barrio, no podía pasar la oportunidad de enterarse de un cotilleo. Entró al baño y terminó de enjuagarme.
-La abu se va, ¿quieres salirte o te quedas jugando en la bañera?
-Me quedó.
-Eusebio, echale de vez en cuando un vistazo a la niña que me voy.
Mi abuelo asintió, y con esto y cogiendo una chaqueta, mi abuela se fue a la casa de la Pepa. Estuve un rato sola cuando vi a mi abuelo entrar en el baño y sentarse en el borde de la ducha.
-¿Te quieres salir ya?
Negué con la cabeza.
-Hay una cosa de la que tenemos que hablar Laurita…
-¿De qué abu? -pregunté inocentemente, aunque tenia una idea de a que se refería.
-De lo de navidad, justo aquí.
Agaché la cabeza avergonzada, pero él me la levantó con dos dedos.
-¿Qué pasó? -preguntó seriamente.
-El primo me obligó -dije yo asustada-. Yo no quería portarme mal.
-No le eches las culpas a tu primo, te tocaste delante de él ahí abajo, ¿verdad?
Asentí
-Entonces es culpa tuya, lo pusiste feliz y cuando una mujer pone feliz a un hombre tiene que encargarse de él.
-¿Me tengo que encargar de ti? -pregunté mirandole a los ojos, y él ya estaba esbozando una sonrisa.
Afirmó con la cabeza, y metiendo la mano bajo el agua, introdujo uno de sus dedos en mi coño, solo la punta. Se dobló y me besó suavemente en la boca, y me gustó mucho por lo que abrí las piernas un poco más.
-Mira que le gusta a la niña.
Metió el dedo más al fondo, lo que me arrancó un gemido fuerte, pero estábamos solos.
-Quejate todo lo que quieras, la pesada de tu abuela no viene hasta dentro de unas horas.
Comenzó a meter y a sacar el dedo de mi coño, follandome mi coñito virgen y rosita. Yo gemía y gritaba un poco, me dolía a veces pero sentía mucho placer y quería seguir notándolo. Entonces sacó su dedo de mi coño y, sentándose en el vater me dijo que saliese de la bañera y fuese con él. Obedecí y cuando llegué se sacó la polla. Inmediatamente me cogió de la nuca y empujó mi cabeza hacia abajo. Sabía lo que tenía que hacer y comencé a chuparsela, fuerte y rápido. Había aprendido practicando con plátanos y sabía ya cómo meterme más polla en la boca. Mi abuelo gemía y bufaba como una animal.
-Tu primo tenía razón, que bien lo haces.
Soltaba pocas palabras por su boca, pero lo poco que decía me hacía sentirme deseada, y eso me gustaba. De pronto me levantó por los sobacos, y casi sentándome encima suya cogió su polla. La dirigió hacia la entrada de mi coño, a mi agujerito, y comenzó a frotarla ahí. Hacía presión, como si queriese penetrarme, y yo me quejaba, pero él no paraba. Su intención no era metermela ese día, simplemente hacerme saber lo que me haría a partir de entonces cada vez que tuviese oportunidad.
Me dijo que me pusiera de rodillas en el suelo con el culo hacia él, y así hice, y me ordenó que me tocase como lo había hecho en mi casa. Eso me puso nerviosa, significaba que mi padre se lo había contado todo, ¿por qué se lo habría contado? Pero aún así obedecí. Él comenzó a pajearse frenéticamente, y en unos pocos segundos se corrió, llenando su mano y el suelo de lefa.
-Ven.
Obedecí y me hizo señas para que lamiese la lefa del suelo, y después con la lengua le limpiase la mano. Así lo hice, mientras que él frotaba mi clítoris y me hizo llegar a uno de mis primeros orgasmos.
-Que buena es mi nieta favorita -dijo acariciandome el pelo-, ¿yo soy tu abuelo favorito verdad?
Asentí y me chupó y comió la boca.
FIN DEL RELATO
Espero que os haya gustado chicos, es cortito y no muy intenso, pero creo que tiene mucho morbo. ¿Por qué creéis que mi padre le contó a mi abuelo que me pilló masturbandome, cuál era su intención al contarselo?
Espero que me habléis por correo y me dejéis buenas reseñas y comentarios. Un beso a todos 😉