Luciana Y Sus Amigos, esa calurosa noche de verano sentí imperiosos deseos de probar y dejarme probar por verdaderos hombres

Esa calurosa noche de verano sentí imperiosos deseos de probar y dejarme probar por verdaderos hombres

Por mi trabajo generalmente me toca acostarme con viejos asquerosos, de físico deplorable, pero todo sea por el bendito dinero…

Ya pues como les iba contando, esa noche estaba deseosa de probar delicias masculinas, por lo cual decidí ir a visitar a mis vecinos de departamento, quienes viven al frente del mío, son tres bombones de quienes ya les contaré con más detalle. Para esa ocasión me vestí con lo mínimo; arriba un top amarillo tipo triángulo, que cubría algo más que mis pezones y abajo traía una minifalda a la cadera de mezclilla, muy corta y debajo de esta llevaba una micro tanga, color blanca de tela transparente muy mínima y por último calzaba unas sandalias altas, amarradas a los tobillos de color dorado. Mi pelo rubio lo llevaba suelto, algo húmedo (como mi entrepierna) y mi piel se sentía muy suave y acariciable.

Estando lista y siendo aproximadamente las 10 y media de la noche, me situé frente a la puerta de mis apetitosos vecinos y toqué el timbre. No tuve que esperar demasiado porque Patricio, uno de los tres, respondió al llamado que efectué. Al verme me miró de pies a cabeza sin poder disimular su excitación al mismo tiempo que me decía y gritaba:

– “Lucianita querida…hum, estas increíble…, como extrañábamos tus visitas… Muchachos vengan a ver quien está aquí con nosotros…”.

Al momento que Patricio anunció mi presencia, se acercaron a él los dos que faltaban, Ricardo y Alejandro, quienes al verme también expresaron su grata sorpresa:

– “Luciana amor…, no te imaginas cuanto nos complace tu presencia…”.

– “No sabes cuantos deseos teníamos de probar carne de primera calidad como la tuya preciosa…”.

Apenas terminaron de saludarme con palabras luego lo hicieron con sus cuerpos; primero se acercó Patricio para abrazarme fuerte y acariciarme con sus deliciosas manos, al mismo tiempo que me besaba y mordía el cuello para después meter sus manos debajo de mi minifalda y apretarme el trasero. Yo lo tomé de su cara para besarlo, meter mi lengua dentro de su boca, morderle los labios.

Antes de terminar sentí como Ricardo se situaba detrás de mí para luego apartarme de los brazos de Patricio. Me rodeó por la cintura, abrió algo sus piernas y acopló su paquete a mi trasero para restregarse en el…, que placer más grande. Además de los besos en el cuello, sus caricias y toqueteos varios por mis hombros, mis pechos, mi vientre, mi entrepierna. Ricardo tan impulsivo (lo cual lo aplaudo) no aguantó y me desató el top para sentir la forma y el calor de mis globos en directo con la piel de sus manos. Casi enloqueció cuando pudo al fin tenerlos así y no sólo él, Patricio, quien me había saludado primero, me tomó de los costados de mi cintura, se agachó un poco y con su boca se encargó de mimar mis globos (ellos les dicen globos por la forma perfectamente redondeada que tienen y por la dureza, bueno las siliconas ayudan, me ayudaron ellas de pasar de 90 a generosos y tentadores 95 cms)

Ahí tenía a Patricio que me estaba comiendo las tetas como un chico hambriento y a Ricardo que me toqueteaba y me besaba por detrás, faltaba Alejandro por supuesto, quien no quiso quedarse fuera de lo que estabamos viviendo sus compañeros de casa y yo:

– “Amigos yo también quiero darle la bienvenida a nuestra chica favorita, venga pues Luciana para saludarla como corresponde mi amor…”.

Alejandro seguro de si se acercó a mí separándome de sus amigos para después colocar sus manos abiertas en mis tetas y besarme la boca con muchos bríos; pronto me abrazó rodeándome y expresando su total calentura hacia mi y yo hacia él. De los tres él es mi favorito, aunque el margen de preferencia no es alto, es decir Ale me gusta mucho pero los otros también.

Sin esperar más, metí mis manos bajo el pantalón de él para llegar hasta su paquete y acariciárselo. Yo estaba enfrascada en esa tarea cuando con alegría sentí como Patricio se colocaba tras de mi, se agachaba y ubicaba su cara en mi trasero, a la vez que me iba bajando la tanga. Cuando así lo hizo se aproximó a besarme el culo y luego la entrepierna. Yo no pude evitar gemir como la puta que soy y él se

guía aumentando la presión y la velocidad de sus caricias bucales, al mismo tiempo que me decía:

– “¡¡Me están dando unas ganas feroces de metértela, estas tan elástica, tan mojada… y yo quiero estar dentro de ti querida…!!”.

Por mientras Ale desvariaba por los masajes que estaba recibiendo su entrepierna.

Y también aprovechábamos con Ricardo de besarnos y él de besarse también con Alejandro y yo con él, los cuales estaban situado el primero a mi derecha y el segundo a mi izquierda.

Después de un rato Patricio finalizó lo que había estado haciéndome en el trasero para levantarse y tomarme por detrás, mientras les decía a sus amigos y amantes:

– “Chicos es hora de llevarnos a Lucy a la camita, para que estemos más cómodos todos…”.

Todos estuvieron de acuerdo con la propuesta de Patricio, por lo tanto los tres me tomaron en sus brazos y como una reina me llevaron a la suite, como ellos le designan a la habitación más grande que hay en el departamento, un verdadero lujo, la cual cuenta con una cama enorme donde había lugar para nosotros tres sin problemas. Antes de, se desnudaron con velocidad, total a mi ya me habían despojado de mis escasas ropas en la puerta.

Me tendieron en la cama boca arriba de tal forma que mi cabeza quedó colgando en el lugar donde van los pies; la cama era alta y teniendo eso en cuenta, Alejandro se puso con sus piernas separadas al frente de mi cara y pronto me ordenó:

– “Vamos Luciana, ponte a ordeñar leche humana, ja, ja…”.

Los demás también rieron porque sabían muy bien que también les tocaría a ellos su turno.

Yo sin perder tiempo llevé mis manos a las caderas de Ale, afirmándome muy bien para finalmente meterme su gran dulce dentro de mi boca, el cual empecé a degustar con gozo indescriptible. Alejandro poco a poco era víctima de los temblores involuntarios de su cuerpo, de las cosquillas y de la calentura. Al mismo tiempo que yo estaba en esa faena con Ale, Patricio se había echado sobre mí y lo mismo hizo Ricardo de modo tal que su cara se situó en la entrepierna de Patricio y la mía, es decir él se encontraba bajo nosotros. En esa posición Ricardo aprovechaba de chuparnos a ambos y aquellas chupadas nos estaban llevando a mi y a Patricio a la gloria.

Yo tenía mi cuello tenso porque se la estaba chupando a Alejandro, lo cual me fascinaba obviamente. Patricio no cesaba sus movimientos de caderas, sus toques, sus palabras sucias.

– “Luciana, eres nuestra puta favorita, la más rica, la más caliente, nunca dejaremos de disfrutar contigo cariño…”.

Al pasar los minutos fui atravesada por Patricio fenomenalmente y la atravesada fue de tal magnitud que me hizo emitir un profundo gemido, que sin embargo no fue escuchado en toda su potencia porque mi boca estaba ocupada succionándole el pene y los huevos a Ale, quien después de unos momentos estalló en mi boca y parte de mi cara. Al hacer eso él suspiró aliviado y excitado, quien me dijo entre jadeos:

– “¡¡Ah, ah Lucy, Luciana…, tu boca es bendita, tu lengua es un crimen, quiero, quiero que sigas…!!”.

Esa vez Ale se colocó separando sus piernas para situar su entrepierna al medio de mi cara, por lo tanto yo no tuve que estirar mi cuello ni nada, si no sólo recibir la mercancía en mi boca una vez más. Agarré a Alejandro tanto de las nalgas como de las caderas y él me afirmaba de la cara.

Arriba en la cama y arriba de mi el panorama había cambiado un poco. Después de que Patricio me había clavado y Ricardo se había cansado de chuparnos, ellos decidieron hacerme otras cosas…

Ricardo esa vez se había colocado con su torso erguido y sus piernas dobladas en la cama, justo al medio de mi. Antes de efectuar cualquier movimiento, me contempló lentamente reflejando en sus ojos una excitación endemoniada. Al terminar con determinación me tomó de las pantorrillas y me hizo separar las piernas bastante, lo suficiente para agacharse y situar su cara en mi entrepierna.

Por otro lado Patricio me fue a visitar y se encargo de mi, cintura para arriba.

Patricio estaba situado a mi derecha, se tendió de lado en la cama horizontalmente boca abajo, a la altura de mi torso para pronto comenzar a comerme las tetas tal como lo había hecho cuando me había dado la bienvenida, esa vez lo hizo tomándose todo el tiempo del mundo. ¡Que combinación de sensaciones…, yo se la estaba chupando a Alejandro,

Patricio me chupaba las tetas y Ricardo estaba abajo comiéndome la entrepierna, los tres lo hacían como profesionales, como profesionales amantes y esos tres hombres eran sólo míos…!!

Finalmente Alejandro acabó en mi boca nuevamente, Ricardo se volvió loco de tanto chuparme la concha y Patricio de comerme los melones, sin embargo los cuatro teníamos cuerda para rato… Patricio se irguió y al ver el miembro flácido de su amigo, decidió ÉL volverlo al estado de dureza y grandeza del cual había salido sólo minutos atrás. Se colocó a gatas y acercó su rostro al paquete de Alejandro para chupársela sin compasión, otra vez…, la tercera vez para Ale, quien se declara un fanático de los trabajos orales, en especial si es él quien los recibe.

Luego yo me coloqué boca abajo en la cama y con las piernas algo abiertas, en realidad tenía fervientes deseos de ser atravesada una vez más. Ricardo quien estaba “libre” captó de inmediato mi necesidad de carne y pronto se puso encima de mi para iniciar la carnicería.

También me excitaba de sobremanera el espectáculo que Ale y Patricio estaban brindando. Se notaba que Patricio la chupaba como todo un maestro y Ale por supuesto se daba cuenta de la eficiencia de su amante. Yo no sé como después de tantas chupadas seguidas Alejandro pudo mantenerse en pie y Patricio parecía estar bajo un ataque de hambre, por la desesperación que evidenciaba al chupársela a Ale, su cuello estaba tieso, al igual como se estaba poniendo el pene de Ale en su boca. En realidad lo entendía muy bien, esa era hambre, hambre de carne y de leche.

Ricardo por mientras, arriba de mi, no paraba de tocarme, de morderme y de besarme, aparte de menearse como perro en celo. Yo me deje amar por este magnifico hombre, total yo ya sabía que el resultado siempre sería perfecto, como un ejercicio matemático. Cuando estuve más que húmeda, mojada Ricardo me atravesó en lo más hondo; su gran pedazo de carne me dio con todo y este se movía dentro de mi como pez en el agua, haciéndome temblar y vibrar como una maquina:

– “¡¡Ah, ah… es una maravilla, ah, ah…, me mata…!!”.

Ricardo estuvo dentro de mi por un buen rato y ya cuando creí perder la noción del tiempo, me percaté de que acabaría pronto, por lo que le supliqué:

– “¡¡Mi amor ven cariño dame tu leche en la boca si, quiero probarla en ella AHORA…!!”.

Ricardo no se hizo de rogar y salió de mi para pronto ubicar su pene en mi boca, lucía precioso todo mojado, brillante, grande y duro.

Yo gustosa lo recibí y exactamente cuando mis labios lo tocaron Ricardo acabó allí dentro, fue tanta la descarga que parte de ella se me deslizó por las comisuras labiales, manchando mi mentón.

A su vez Patricio al fin había recibido su recompensa por parte de Alejandro; su néctar blanco denso y abundante. Su cara mostraba total felicidad al recibir y probar el preciado líquido surgido del interior de Ale; lo disfruto sin prisa, deseaba catarlo como el más fino vino de selección. El miembro de Alejandro lucía en parte rojo y palpitante, claro si había sido sometido a tres mamadas seguidas. Ale descansó un rato y luego mirándome sentenció:

– “¡¡Luciana primor, ahora este pedazo de carne (mientras lo indicaba con su índice derecho) desea probar tus otros labios…!!”.

Feliz se trepó en la cama y colocó su escultural cuerpo sobre el mío. Ale no daba mas de contento y yo también, porque sería poseída por él, por mi tercer amigo y amante. Muy cerca nuestro Patricio y Ricardo se habían tendido en el piso, a los pies de la cama para hacer lo suyo, total luego volveríamos a estar los cuatro unidos. Patricio se había puesto a gatas en el piso, con las piernas ligeramente abiertas y Ricardo tomó su lugar tras de él para clavarlo como tanto le gustaba hacerlo, con él, conmigo y con los otros.

Alejandro me perturbaba con sus lamidas, mordidas y chupadas en mi rostro, orejas, boca, cuello, incluyendo también sus descarados manoseos. Yo también lo volvía loco con mis obscenidades, tanto orales como manuales:

– “¡¡Vamos, vamos ricura, métemela, dame como siempre lo haz hecho…, ya sabes que siempre he estado abierta para ti…!!”.

Alejandro introdujo su lengua dentro de mi boca y yo comencé a mordérsela, cosa que él aprobaba en lo absoluto. Nos besamos con violencia,

denotando mucha calentura, pronto yo le dije, le grité.

– “¡¡Chúpame las tetas y atraviésame…!!”.

– “¡No necesitas pedírmelo, es algo que me fascina hacer contigo, putita caliente…!!”.

Ale me tomó con firmeza de los hombros y me colocó sobre él, yo quedé sentada en su entrepierna esperando la entrada de su enorme pene dentro de mi… ¡Y por fin lo sentí darme duro y rico…, además de sentir sus labios y su lengua chupándome los globos.

Esta demás decir que me mojé peor que niña en su cama, sólo que esa humedad provino de mi leche, originada por la infinita excitación y gozo que estaba experimentando. Ale y yo nos movimos tan fuerte, que la cama rechinaba al ritmo de nuestros movimientos. No obstante le pusimos oído a las manifestaciones placenteras de Ricardo y Patricio, quienes gozaban de lo lindo en el piso. La clavada que recibió Patricio fue de tal magnitud que cayó de bruces en el suelo; al mismo tiempo que gemía y jadeaba como demente. Ricardo cayó encima de él y a pesar de la fuerza que empleó para servirse a su amigo, no salió de él si no hasta pasado varios minutos, gimiendo como gato en el tejado.

Todos acabamos exhaustos pero felices y determinamos realizar una pausa para reponernos y prepararnos para lo que vendría. Ricardo partió al baño a lavarse, después de haber atravesado a Patricio, sin embargo yo quise acompañarlo al jacuzzi:

– “Espérame Ricardo…, no quiero perderme de ti amor…”.

Nos dispusimos a entrar al baño y Ricardo inmediatamente abrió las llaves para llenar el redondo y amplio jacuzzi. Cuando estuvo lleno, Ricardo entró en el y con placer disfrutó de la tibieza del agua envolviendo toda su piel. Yo me excité de inmediato y me metí para acompañarlo en su líquida aventura.

Ricardo se encontraba con el agua hasta el cuello, yo me senté sobre él para gozar como era debido, nos besamos harto y profundo, me dediqué a manosearlo, particularmente cuando llegué hasta su paquete, el cual toqué y sobé sin compasión. Él también me iba tocando y manoseando toda, aparte de besarme locamente.

Yo me desboqué y sin pensarlo me sumergí en aquel magnífico jacuzzi en busca de la entrepierna de mi amigo Ricardo. Di una gran bocanada para atrapar el aire en mis pulmones y me fui en busca de mi premio. Muy segura de lo que estaba haciendo, agarré su pene con mi mano derecha y con premura me lo introduje en mi ansiosa boca chupadora. Desgraciadamente no pude durar mucho porque me estaba ahogando; me levanté rápido de donde estaba y tragué todo el aire que fuese posible:

– “¡¡Ah, ah…, fue increíble verdad mi delicia…!!”.

Ricardo no pudo ocultar su arrebato por lo que le había acabado de dar, además como me comentó después al verme toda mojada y excitada por él y por la situación. Sin resitir más, me asió de la cintura y me atrajo hacia su cuerpo para tenerme como sólo él sabía hacerlo:

– “¡¡Ven acá puta de mierda, mi puta caliente de siempre…!!”.

Al estar tan cerca el uno del otro, Ricardo me comió a besos y a mordidas, luego colocó sus manos bajo mis axilas, me levantó un poco para que mis apetitosos melones quedaran justo al frente de su cara. Sin esperar por más me los devoró como niño ansioso, como el hambriento y caliente que es nada más. Yo automáticamente eché mi cuello hacia atrás, me afirmé fuerte de sus hombros y arqueé mi espalda, además de abrir mis piernas para ser traspasada otra vez por Ricardo. Cuando fue así él me invadió con sus frases tan pornográficas:

– “¡¡Me encanta metértelo por todos lados, por la boca, por la concha, por el culo…, me encanta tenerte Luciana; lejos la mejor mujer, la más caliente, la más puta, la más descarada y desvergonzada…!!”.

Yo no podía más que gemir y jadear a causa del placer que sentía y de los interminables orgasmos que tuve.

Estábamos de lo más bien en nuestra húmeda sesión cuando entraron de improviso Patricio y Alejandro; quien este último dijo:

– “¡¡Cómo íbamos a dejarlos solos acá, compartamos el baño como los grandes amigos que somos…!!”.

Yo con alegría me percaté que ambos venían ya listos para darnos a los dos, venían duros, grandes y por supu

esto MUY fogosos.

Y apenas entraron se metieron en el jacuzzi para entregarse completamente a la tarea caliente y mojada que habíamos creado Ricardo y yo con anterioridad. Los cuatro nos fundimos en un apretado abrazo para continuar con deliciosos besos y toqueteos varios; Alejandro se puso a mi izquierda, Patricio a mi derecha y Ricardo al frente. Los besé a ambos, ellos se besaban, Ricardo me besaba, los besaba a ellos y se encargaba también con sus fuertes manos de mantener duras sus armas letales, hasta que decidió realizar con ellos lo mismo que yo había hecho con él; se sumergió para chupárselas. Por supuesto que Pato y Ale se regocijaron con los cariños de Ricardo y también debo decir que él resistió mucho más tiempo allá abajo (que envidia)

Mientras Pato y Ale gozaban con las chupadas de Ricardo, ellos no perdieron el tiempo y se dedicaron a tocarme y besarme con todo. Yo morí con los besos y chupadas en mis orejas, el cuello, las tetas, la entrepierna… ¡¡La entrepierna, la cual sin darme cuenta comenzó a ser sometida por las chupadas de Ricardo que aún seguía abajo, esa vez para chupármela a mi!!

Debido a todos esos estímulos estallé en un sinnúmero de orgasmos, uno seguido del otro y mis amigos al percibir mi estado no pudieron más que sentirse orgullosos de su trabajo.

Ricardo se irguió con fuerza, claro si había estado como 5 minutos abajo, toda una marca de resistencia. Los cuatro nos miramos felices, yo les sonreí como una idiota y los contemplé con satisfacción, a la vez que me pasaba la punta de mi lengua por los labios y luego les dije:

– “Vamos mi trío maravilla, dejen que su puta los complazca…, si”.

Ellos entendiendo el mensaje, se sentaron uno al lado del otro en la orilla del jacuzzi, separando sus piernas lo suficiente para que yo pudiera caber entre medio de ellas.

Patricio se encontraba al medio, Ricardo a su izquierda y Alejandro a su derecha. Los miré pensativa, tratando de decidir a quien se la chuparía primero. Ambos se miraban y me miraban ansiosos porque deseaban que empezara ya…, y Patricio fue el primer afortunado:

– “Qué tal mi amor…, tengo un hambre feroz…”, finalicé para sin perder tiempo metérmela dentro.

Al mismo tiempo que se la iba chupando a Patricio, yo les iba tocando el paquete a mis amigos, sobajeándolos sin cesar, acción que los estaba enloqueciendo y yo seguía con Patricio, comiéndole los huevos y su gran pene, que se erguía y endurecía en mi boca. Mis amigos se turnaban para masturbar a Pato y así incrementar sus sensaciones… y al fin Pato me regaló de su leche, la cual me tragué y degusté fascinada.

Cuando finalicé de tomármela, me levanté y besé a Alejandro y a Ricardo, quizás quedaban por ahí restos de Patricio para que ellos probaran. A Ricardo lo besé de los últimos y con él me quedé para continuar con mi excursión bucal por la entrepierna de mis amantes. Lo acaricié todo mientras bajaba al encuentro de la carne divina. Mis manos las aferré a sus caderas y empecé…

En el intermedio, Alejandro no aguantó más y es por eso que Patricio lo auxilió y procedió a chupársela. Estuvimos un buen tiempo así, luego, luego hicimos un intercambio, yo me pasé para el lado de Alejandro y Patricio para el de Ricardo e iniciamos nuevamente las faenas. A pesar de que estuvimos varios minutos chupándoselas, ellos aún no acababan, si no que seguían duros y grandes, quizás esperando por alguna señal de nosotros. Con Pato realizamos un breve alto y con satisfacción contemplamos el resultado de nuestra obra, teníamos ante nuestra presencia dos magníficos penes, todos enormes, erguidos, duros y húmedos y fue ahí cuando se me ocurrió una espléndida idea…

Me sumergí otra vez, esta vez en busca del pene de Patricio para chupárselo con las mismas o más ganas que a sus amigos. Me ayudé de mis manos también para que Pato me respondiera como lo deseaba… Al ser así, le pedí a Pato que tomara su lugar sentado al medio de sus amigos y al tener a los tres dispuestos para mi comenté:

– “¡¡Ahora calmaré mi sed por tres…!!”.

Me acerqué a Pato y con la punta de mis labios toqué la punta de su pene listo para acabar y apenas lo hice, me baño con abundante leche, la cual no me tragué aún…, luego fui donde Alejandro, quien también espe

raba y efectué la misma acción y lo mismo con Ricardo. Mi boca estaba a casi toda su capacidad, sin embargo aquello fue de ensueño…, el poder probar a mis amigos al mismo tiempo… Me tomé todos los segundos del mundo y gocé. Después los tres con júbilo exclamaron mientras se metían dentro del jacuzzi otra vez para abrazarme y comerme:

– ¡¡IDOLA, IDOLA, DEFINITIVAMENTE ERES NUESTRA DIOSA ADORADA…!!”.

Nos quedamos después más calmados dentro del jacuzzi, jugando, hablando tonterías, riéndonos.

Repentinamente los chicos me tomaron, me levantaron para llevarme a la cama otra vez, así tal cual estábamos, todos mojados. Lo hicieron con cuidado para no resbalarse y pronto nos encontramos tendidos en la gran cama que había sido testigo de nuestras proezas como amantes. Las tapas que ya estaban desordenadas, se mojaron enteras por la humedad que traían nuestros cuerpos, en especial mi cabello largo. Nos echamos a descansar por un rato, porque como somos tan insaciables que no dábamos por finalizada la jornada. Patricio siempre tan nostálgico comentó para todos.

“Ay muchachos, se acuerdan de cómo conocimos a este primor…, que afortunado somos, siempre le agradezco al de arriba por habernos puesto en el camino a esta dulzura…”.

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