Mi madre me vende a su mejor amiga y me termino follando a esta y a su hija

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Habían pasado tres semanas desde aquella subasta que acabó en orgia en la ducha. Mi madre y yo no habíamos sacado el tema en ningún momento. Tres días después, Isabel solicitó su servicio previo pago de 300€ por lo que acudí a su casa en una hora que me indicó, cuando no estaba su marido, y disfruto de su hora. Follamos varias veces en la cama y en la ducha y la prometí que la ayudaría en su fantasía de ser prostituta, empezando por ofrecer sus servicios a varios amigos míos de la universidad y del gimnasio.

El siguiente viernes fue Yoli la que solicitó su servicio. A ella le correspondía una noche entera tras una cena romántica. Aquel día la mujer se preparó a conciencia y estuve empalmado durante toda la cena. Finalmente, fuimos a un hotel donde follamos durante casi toda la noche en todas las posturas posibles. Me corrí siempre en su interior, tratando de dejarla embarazada como quería, y me hizo grabarla varios videos mientras me comía la polla o la follaba a cuatro patas donde le mandaba recuerdos al cornudo de su marido y me rogaba que la embarazara. Acordamos que seguiríamos viéndonos hasta que se quedara en estado.

Y la última en reclamar su premio fue Estrella, casi a punto de finalizar el plazo para pagar. Ella se había llevado el plato fuerte de la subasta, un fin de semana completo que daría comienzo el viernes a las tres de la tarde. Me llamó por teléfono y me pidió que estuviera preparado a las seis en el portal de mi casa, ya que tenía que hacer unos recados antes, así que a las seis como un reloj estaba yo allí esperándola.

Apareció con un enorme todoterreno blanco que parecía casi un camión. Según me acerqué al coche, el maletero se abrió y desde dentro Estrella me indico con la mano que dejara la maleta atrás. La hice caso y me monté de copiloto.

Estrella estaba jodidamente espectacular, con un vestido de vuelo verde y el sol pegándole en sus morenas piernas, me puso a mil según la vi. Apoyé una mano en el interior de su muslo para acercarme a ella y saludarla con un beso.

Me informó que íbamos a pasar el finde semana en una casa de campo que tenía en la sierra madrileña, a unos sesenta o setenta kilómetros de la ciudad, donde estaríamos muy tranquilos y relajados. Había dado órdenes al servicio doméstico de dejar comida suficiente para los tres días y les había dado vacaciones, por lo que nadie nos molestaría. La verdad es que pintaba muy prometedor.

Comenzamos hablando del buen tiempo que habían pronosticado para todo el fin de semana y de los baños que no íbamos a poder dar en la piscina cuando de golpe y porrazo me pregunto acerca de mis andanzas sexuales.

—Cuéntame ¿Cómo es que te dio por ser prostituto?

—Bueno… No es que me daría por ser prostituto.

— ¿Te obligo tu madre?

— ¡No! ¡Para nada!

— ¿Pero cómo se enteró entonces? Me dio mucho morbo cuando me dijeron que tu madre era tu chula y me ofreció ir a la subasta… Cuéntame bien la historia desde el principio. Ahora que voy conduciendo es la mejor manera de que tengamos esta conversación, pues voy atenta a la carretera. Si esperamos a estar en casa, vamos a acabar follando y sin que me cuentes.

—Pues no es que sea una historia muy allá… Me compré máquinas para hacer musculatura en casa y las monté en una habitación que teníamos vacía. Elena, otra vecina…

—Sí, la conozco. Otra guarra…

—Sí, pues un día debió hablar con mi madre y esta le ofreció que se pasara por mi casa y probara las maquinas. Elena se debió pensar que yo era entrenador personal y ni corta ni perezosa se presentó en mi casa para que la diera clases. El primer día apareció con unas mayas y una camiseta que sudada se le marcaba todo y me puso malísimo. El segundo día igual y el tercero ya estaba con agujetas y me dijo que se en vez de ejercicios, la podía dar un masaje. Empecé a dárselo y bueno, entre el roce y demás… Una cosa llevo a la otra y acabamos follando.

—Esa iba a lo que iba desde el primer día.

—Pues es posible. No te digo que no. El caso es que le pagó a mi madre veinte euros por las clases. Elena debió contárselo a Paula, y esta se presentó en mi casa diciendo que también quería clases de gimnasia, y según entramos en la habitación, me agarró el paquete y me pidió que la follara. Y luego, le pago a mi madre por la clase, lo que pasa es que Paula cuando folla no es de las que lo hace en voz baja y mi madre la escuchó y bueno… tuve que confesarle lo que hacía con ella y con Elena. No le pareció mala idea mientras sacásemos dinero así que… Yo encantado de follármelas. Lo que no se es de donde salió la idea de la subasta.

—Yo si lo sé. Tu madre fue ofreciendo clases tuyas como entrenador personal a todo el grupo de amigas y Paula al mismo tiempo nos iba contando lo gran follador que eres y al final un día, con unas cervezas de más a Isabel se le escapó que todas sabíamos que las clases de gimnasia en realidad eran para follar y que si quería que te folláramos por dinero, que hiciera una subasta. Empezamos con la broma y al final entre tu madre y Paula acabaron organizándola.

—Ósea que le tendré que dar las gracias a Isabel por la idea…

—Jeje, eso es. Por cierto, si no te pregunto esto reviento… ¿Cómo es follarte a tu madre? ¿Qué pensabas en ese momento? Si no quieres decir nada…

—No lo sé. Estaba súper cachondo, os estaba follando a las cinco como auténticas zorras y en ese momento se puso a comerme la polla, y no sé porque me excitó…

—Uff, y a mi… Me dio un morbo que flipas… Me corrí solo de verlo…

—Para mí se convirtió en una puta más. Estaba con cinco tías en la ducha, tías que conozco de toda la vida y que me ponen muchísimo, casadas y todo, me la estabais comiendo todas de una en una y yo a vosotras el coño también, os había follado ya a varias y os iba a follar de nuevo… me dio igual cinco que seis, era un coño más que follar, aunque fuera el suyo. Una puta más, pensé.

—Joder, no sé ni para que me pongo bragas, ya las tengo empapadas. Según lleguemos a casa a lavar… Pregúntame tú ahora lo que quieras, te lo has ganado.

Me quedé pensativo. Se me ocurrían mil preguntas pero no sabía cuál hacer primero.

—No sé por dónde empezar… Te conozco de vista de hace mucho tiempo y nunca me imaginé que fueras tan directa…

— ¿Tan directa?

—Sí, cuando entraste en mi habitación a verme, directamente fuiste a por mí polla, y luego en la segunda ronda directamente me follaste, las otras empezaron más suaves…

—Jeje, tengo ya mucha experiencia en esto del sexo como para andarme por las ramas cuando quiero echar un polvo.

Se hizo un breve silencio y decidí empezar a preguntar por donde ella había empezado también, por sus orígenes.

— Y toda la experiencia que tienes… ¿De dónde la has sacado? ¿Cómo empezaste en esto del sexo?

—Bufff… es largo de contar. Como todo en la vida, la experiencia se coge con la práctica, y yo he tenido más de la que te imaginas.

— ¿Si? ¿Con cuántos hombres has estado?

—No lo sé. He perdido la cuenta pero… Es probable que hayan sido más de ciento cincuenta. Doscientos quizás.

Debió ver el asombro en mi cara porque se rio a carcajadas.

—Siempre fui un poquito golfa. Ya cuando tenía trece años les pedía a los chicos de mi clase que me enseñaran el pito en los baños del colegio. Con catorce años perdí la virginidad con un chico de veintidós y al día siguiente me acosté con su mejor amigo. Fui la primera de la clase en perderla y eso quieras que no, a mí me hacía ilusión y estaba orgullosa. En la excusión de fin de curso me acosté con el profesor de matemáticas que tenía casi cincuenta años pero que se conservaba bastante bien y empezaron a gustarme los maduritos. Me acosté con varios amigos de mi padre hasta que empecé a salir de discotecas y cada sábado me acostaba con uno diferente. Casi siempre los conocía esa misma noche y les pedía que me acompañaran a casa y una vez estábamos en el portal, me los follaba. Cuando llegué a la universidad, me eché novio y al año siguiente nos casamos porque me dejo embarazada, aunque si te digo la verdad, mientras estuve con él, me acosté con varios profesores de la universidad y no pongo la mano en el fuego por que él fuera el padre. Por fechas, podían ser hasta cinco hombres distintos el padre de Nuria. Siempre he dudado de quien es y eso en el fondo me excita. Me hace sentir un poco puta.

Mi polla estaba a punto de reventar bajo mi pantalón ante el relato de Estrella.

—Mi matrimonio se acabó cuando mi marido me pillo acostándome con su jefe. Ni siquiera pude defenderme con el típico “No es lo que parece” ya que si lo era, me pillo de lleno con su polla en la boca en el asiento de atrás de su coche. Comencé a salir con su jefe y estuvimos a punto de casarnos, pero tres días antes de la boda conocí al jefe de mi prometido y acabé en su cama. Cancelé la boda y unos meses después me casé con Jorge. Mi segundo matrimonio duro apenas tres meses, lo que tardó en pillarme con el mayordomo. Ya ves que ni siquiera lo hacía por dinero, lo mío era puro vicio. Me prometí no volver a casarme ni tratar de tener más novios formales. Me gusta demasiado el sexo y demasiado el probar hombres nuevos. Desde entonces, si encuentro a alguno que me gusta, me lo follo y listo.

—Joder… Has tenido una vida completita…

—Sí, no me quejo. He probado muchas cosas. He estado también con mujeres, y está bien, pero una polla no se puede sustituir por nada. He hecho tríos con dos hombres, con un hombre y otra mujer, participé en una orgia una vez…

—Y con toda la experiencia que tienes… ¿Cómo es que has acabado pagando el dineral que has pagado por mí? Porque además… tienes un cuerpazo increíble, cualquiera quisiera estar contigo…

—Pues por varios motivos. Primero, nunca he pagado por estar con nadie y eso me excita. Quería probarlo. Segundo, tú me pones. Y no sabes cuánto. Cuando era joven me los buscaba mayores por la experiencia que tenían y ahora me los busco más jóvenes por el aguante que tenéis. Tienes la edad de mi hija y eso me pone muy cachonda. Podrías ser su novio y sin embargo te acuestas conmigo. Y a ti además te he visto crecer desde niño en el barrio, y ahora eres todo un hombre. Y por último y casi lo más importante, Paula me contó que eras un semental, que follabas como los ángeles, y eso tenía que probarlo, me puso los dientes largos…

—Vaya con Paula, que lengua más larga, menos mal que me dijo que iba a ser discreta…

—Jeje, Paula es mi mejor amiga, me lo cuenta todo. Hemos hecho tríos juntas, así que imagínate que grado de confianza tenemos. Me contó cómo te sedujo en tu habitación con tu madre en la cocina y como perdiste el control y la acabaste echando un polvazo. Me dio bastante envidia la verdad… Y aquí estamos.

Estrella estiró el brazo y agarró mi tiesa polla por encima del pantalón

—Estas otra vez empalmado.

—Es que no te imaginas como me pone todo lo que me estas contando.

— ¿Te pone escuchar lo puta que he sido toda mi vida?—

—Mucho.

—Sácatela.

No tardé ni un instante en hacerla caso. Además, comenzaba a dolerme la polla apretada en el pantalón. Me solté el cinturón de seguridad y libere mi polla sintiendo un alivio brutal. Estrella estiró el brazo y su mano sudada del volante, agarró mi estaca.

—Que dura joder…

Comenzó unos suaves movimientos mientras conducía con una mano.

—Estoy por parar y pedirte que conduzcas tú… pero mi planning de hoy era estar tranquilitos y reservarnos para mañana, si acaso echar un par de polvos… Y no hemos llegado y ya estoy como una perra en celo…

— ¿Reservarnos? Yo no necesito descansar para rendir… Para en el próximo área de descanso. Te podría follar ahora y otra vez en cuanto lleguemos a casa—Dije apoyando mi mano sobre su muslo, y subiendo ligeramente su vestido.

—Para, no sigas… por favor—Dijo visiblemente nerviosa, apretando mi polla con la mano.

Pose mi mano en su muslo y la subí por el interior, levantando levemente su vestido y notando que la temperatura por su entrepierna era mayor que la del resto del cuerpo.

—Para y deja que te folle, sé que lo necesitas, no te aguantes más. Para en el siguiente área de servicio. Te prometo que será rapidito, solo tienes que echarte las bragas hacia un lado y dejarme hacer.

Subí la mano un poco más y palpe sus bragas húmedas. Estrella resopló y dio un volantazo.

—No puedes conducir así Estrella, para. Necesitamos bajar este calentón.

Estrella volvió a resoplar y dio el intermitente entrando en el siguiente área de servicio que nos encontramos. Era una explanada larga con una simple gasolinera y un par de camiones aparcados. Aparcó el coche delante de ambos y se quitó el cinturón de seguridad.

—Solo te la voy a chupar un poco, para relajarme un poco, y seguimos, que estamos casi llegando.

Paso la mano que tenía libre por mi cuello y me atrajo hacia ella besándome violentamente. Su lengua abrió mis labios hasta encontrar la mía y enredarse con ella. Era una de las mujeres que mejor sabia besar que yo hubiera conocido. Me puso más cachondo aun y acto seguido bajo la cabeza para devorar mi rabo.

—Joder, como besas…—Suspiré—Y como la chupas.

Su boca se había tragado toda mi polla hasta el fondo de una sola vez. Subía su cabeza dejando tras de sí un enorme rastro de saliva y pintalabios. El pelo que la colgaba se pegaba al húmedo tronco de mi rabo pero eso no la importó para seguir comiéndolo. Sujeté su pelo haciéndola una coleta para que pudiera chupármela más agusto. Creo que ni se enteró. Estaba concentrada en la mamada, prácticamente ni respiraba, solo chupaba.

De pronto, su boca soltó mi polla para ir directa a por mis huevos, metiéndose los dos a la boca con un arte increíble. Tras dejarlos bien lamidos con la lengua, volvió a subir lamiendo el tronco de mi polla hasta llegar al capullo y volver a introducírsela en la boca. El placer era indescriptible. Sus habilidades mamatorias cercioraban que todo lo que me había contado era verdad, por su boca el número de pollas que habían pasado era disparatado.

Pase una mano por debajo para acariciar sus pechos, aunque fueran por encima de la ropa. Levanté mi cadera y con la mano con la que la sujetaba el pelo, empujé la cabeza de Estrella hacia abajo. Tenía toda mi polla en la boca. Creo que tocaba incluso su tráquea con la punta. Deje sus pechos y la tape la nariz. Volví a sentarme y levantar la cadera un par de veces, follándola la boca, dejando finalmente su cabeza aplastada contra mi vientre, con mi polla hasta el fondo. Aguantó más de lo que esperaba hasta que por fin tuvo una arcada. Se estaba poniendo roja de no respirar y finalmente solté su nariz y la tiré del pelo liberándola. Uno enorme chorretón de saliva cayó sobre mí.

—Vamos a follar—Dije.

Estrella me miraba, con el maquillaje corrido, sonrisa y un hilo de babas desde su labio inferior a mi capullo. Se recostó en su asiento y lo echo hacia atrás, dejándolo casi horizontal. Como pude, me metí en su sitio, poniéndome encima de ella, que había abierto las piernas y me rodeaba con ellas.

Metí mi mano en su entrepierna y aparte a un lado las bragas.

—Cabrón, te había dicho que no íbamos a follar ahora.

— ¿Quieres que pare?—Pregunté colocando mi capullo en su entrada.

Cerró las piernas sobre mí y me hizo penetrarla de golpe.

—Ahora ni se te ocurra.

Mi cara se quedó junto a la suya, pensé en besarla pero su boca aun sabía a mi rabo, así que simplemente la tape la boca con una mano y comencé a follarla.

—No grites, solo disfruta.

Estrella cerró los ojos y se dejó hacer.

La posición no era la más cómoda, mis pies estaban apoyados contra los pedales y los de Estrella en el volante, justo encima de mi espalda, por lo que el margen de maniobra para entrar y salir de ella era escaso. Además, no tenía ningún punto de apoyo en el que agarrarme para imprimir fuerza a mis embestidas.

Aun así, estar dentro de su coño era simplemente la ostia. Su entrepierna ardía y me abrasaba la polla. Era un volcán en ebullición. Uno de los más calientes que jamás había probado y así se lo hice saber.

—Me encanta tu coño Estrella… nunca había visto uno tan caliente…

—No pares… No pares…

—Tienes el mejor coño de todas tus amigas, te lo garantizo…

Seguimos en la misma postura varios minutos, hasta que acabamos empapados de sudor. El sol le daba de pleno al coche y la temperatura interior sumada a nuestro polvo estaba convirtiendo el clima interior en inaguantable.

—Vamos a cambiar de postura nena, déjame salir de ti—Le pedí.

—Si… me estoy asfixiando.

Volví a mi asiento y abrí la puerta, bajándome del coche con el rabo al aire.

—Ven aquí…

— ¿Qué haces? ¿Estás loco?

—Ven aquí, que no te va a ver nadie, solo hay dos camiones y estarán durmiendo. Ponte en mi asiento y date la vuelta.

Estrella se puso en mi asiento de rodillas y se dio la vuelta, apoyando los brazos en el suyo. Subí su vestido hasta la cintura y azoté su culo. Baje sus bragas hasta los muslos y metí un par de dedos en su coño. Estaba demasiado lejos para follármela y tenía que ponerme en una postura demasiado incómoda para metérsela. La agarré de la cintura y la hice sacar el cuerpo del coche.

—Pon los pies en el suelo anda, y el culito en pompa, tranquila que no te ve nadie.

—Porque es tu polla, que sino…

Y por fin, en esa postura, con medio cuerpo fuera del coche y las manos sobre mi asiento, podía follármela con suma facilidad. El sol la pegaba en sus piernas firmes sobre el suelo, tonificadas y morenas.

Se la metí hasta el fondo sin demorarme más.

—Joder Estrella… No se te nota ni la marca del bikini, esta morena entera… Seguro que tomas el sol en bolas ¿A que si?

—Si… En mi casa… Uff que bien follas…

Comencé a aumentar la velocidad de mis embestidas, así como la fuerza de ellas, agarrado al techo del coche para hacerlo con mayor facilidad. Estrella se acariciaba el clítoris con una mano, entrega totalmente al placer.

—Me encanta follarte al aire libre, nena…

—Y a mí… que morbo me das… tan joven y tan loco…

—Y tu tan puta—Dije azotándola.

— ¡Ah Dios! ¡Fóllame más fuerte!

— ¿Te pone que te llame puta eh?

Estrella confirmo que si entre gemidos y suspiros.

—Te llamo como lo que eres, una puta… Joder que pedazo de coño… como me gusta reventártelo… Di lo que eres…

—Soy una puta, soy una zorra, dame polla por dios… así…así…

De pronto alguien grito a lo lejos.

— ¡Dale duro campeón!

Gire la cabeza y vi a dos camioneros apoyados sobre la parte delantera del camión más cercano a nosotros.

— ¡Fóllatela más fuerte!

Les levante el pulgar a modo de saludo.

—Ya has oído—Dije—Que te folle más fuerte.

—Pues hazles caso, reviéntame el coño… Estoy que me corro cabrón…

Me agarré a su culo y comencé a follarla todo lo que mi cuerpo daba de sí.

— ¡Cuando acabes déjanos a esa puta!—Grito uno de los camioneros.

— ¡Eso! ¡Que venga y nos la coma!

Rieron ambos y volvieron a la carga.

— ¡Puta! ¡Ven aquí a por más!

— ¿Has visto?—Le pregunte a Estrella—Todo el mundo sabe que eres una puta, joder, una putita excelente con un coño excelente… uff, me voy a correr en él.

No me dio tiempo a acabar la frase cuando Estrella comenzó a correrse. Chilló como una loca y encharcó el suelo. Sus fluidos caían por sus muslos como si fuera una catarata. Su coño apretó tanto mi polla que me hizo incluso correrme antes de tiempo del placer que sentí. No pude controlarme y la llené por completo de mi leche. La deje clavada en su interior hasta asegurarme de que había expulsado hasta la última gota y para que no se perdiera ni una pizca de semen, en cuanto saqué mi miembro de su interior, la subí las bragas a modo de tapón, y la baje el vestido.

A lo lejos aplaudían los dos camioneros mientras yo me guardaba mi instrumento en el pantalón.

—Vamos, venga, a casita.

—Déjame recuperar el aliento tío, vaya corrida…

—Como esperes mucho, vienen esos dos camioneros y te violan, así que su sabrás.

Y de un fuerte azote, la hice brincar a su asiento.

El fin de semana empezaba de la mejor manera posible. Pero todavía podía ir mejor. Llegamos a su impresionante casa, y tras dejar las maletas en la habitación, fuimos a bañarnos en la piscina aprovechando los últimos rayos de sol de la tarde. Por supuesto, lo hicimos desnudos y aprovechamos para echar otro polvo en el agua, esta vez más suave y cariñoso que el anterior. Después, tras una larga cena y sobremesa hablando de nuestras vidas y nuestros planteamientos de futuro, fuimos a la cama donde esta vez más cómodamente echamos un gran polvo que nos dejó totalmente agotados. Desnudos, nos dormimos hasta que a las cinco de la mañana me desperté a base de tortazos. Alguien me estaba pegando. Giré la cabeza y por la poca luz que entraba por la ventana, vi que Estrella dormía plácidamente a mi lado, desnuda tal y como la había dejado. Reaccioné y desperté por completo levantándome de la cama asustado.

— ¿Qué haces aquí hijo de puta? ¿Qué haces aquí?

Esa voz la conocía.

— ¿Nuria? –Pregunté— ¿Qué haces tú aquí?

—Ven conmigo ahora mismo, cabrón—Dijo tirando de mi brazo.

A empujones me sacó de la habitación y me llevó hasta el salón pegándome por el camino. Una vez allí, me empujo haciéndome sentar en el sofá. Me senté con miedo y tratándome de tapar el pene con las manos.

—Ósea que es verdad—Dijo Nuria poniéndose en frente mío con los brazos en jarras—Eres el puto de mi madre… Yo necesito un trago.

Y dándose la vuelta, fui hacia el minibar, sacó una botella de whisky y se sirvió en un vaso que se bebió de un solo trago.

—Ósea que…—Siguió hablando perpleja, mirando a la nada—Mi madre paga por follarse a un compañero mío de clase, de mi edad. Yo flipo.

Me mantuve callado sin decir nada. Entonces se dirigió hacia mí.

— ¿Y a ti no te da vergüenza? Eres un follaviejas y follamadres.

—No sé lo que te habrán contado… pero seguro que te han contado mal—Dije tratando de calmar la situación.

— ¿Mal? ¿Me vas a negar que eres puto? ¿Me vas a negar que mi madre te paga por follarla? Menuda puta… podrías ser su hijo… No me lo creo…

—A ver… Ni soy puto, ni me paga tu madre ni…

—Cállate—Me dijo tirándome a la cara otro vaso de whisky que se había servido—Escuché a Elena y a Paula contarle a mi madre lo bien que te las follabas con tu pedazo de polla y que luego le pagaban a tu madre y escuché a mi madre decir que te había contratado un fin de semana completo y que pensaba dejarte seco. No me lo quería creer pero ya veo que es verdad…

Se sirvió otro whisky y se lo bebió de trago. Sirvió otro y volvió a tirármelo a la cara.

— ¿No vas a decir nada? Joder… con el rarito de la clase… por eso no vas nunca, porque te estas tirando viejas.

Se sentó en un butacón enfrente de mí.

—Bueno ¿me enseñas esa polla que tan locas las vuelve? Ya que no vas a hablar, quiero saber al menos en que se gasta mi madre el dinero que a mí no me da.

Me quede sin saber muy bien que hacer. La verdad es que la situación era tan extraña para mí que ni reaccionaba.

— ¡Vamos! ¿A qué esperas? Quita las manos de ahí y déjame verla. ¿Eres así de parado con tus clientas? ¿O te está entrando la vergüenza? ¡Seguro que te la ha chupado mi madre! ¡Déjate de tonterías!

Aparté las manos y le enseñe mi pene en estado de reposo.

—No quiero verlo así, quiero verlo como cuando las vuelves locas. Tócate y póntela dura.

—A ver Nuria, tampoco creo que…

— ¡Callate!—Me cortó—Mi madre te ha contratado por un fin de semana y estas en MI casa. Repito, MI casa, por lo tanto, harás lo que yo te ordene. Agárratela y póntela dura.

Agarré mi polla comencé a moverla lentamente, mirando al suelo. Levanté la mirada y vi como Nuria se ponía otro whisky. Debía ir por el cuarto o quinto en cuestión de minutos. Se lo bebió y dejo el vaso en el suelo. Apoyó una pierna en cada reposabrazos quedando totalmente abierta frente a mí. En ese momento me fijé en ella por primera vez en la noche, comiéndola con los ojos sin pudor. Llevaba un short vaquero que dejaba a la vista todas sus piernas, y en esa postura, sus muslos estaban para ir y besarlos y lamerlos hasta fallecer. Por arriba, llevaba una camisa de cuadros rojos y negros muy ajustada, enseñando el ombligo. Nuria estaba tremenda, y se abría de patas ante mí.

— ¿Necesitas que te enseñe algo para que se te ponga dura?—Dijo pasando sus manos por el interior de sus muslos.

Subió sus manos y comenzó a acariciarse las tetas por encima de la camisa. Mi polla pegó un brinco y comenzó a endurecerse a toda velocidad. Si era listo y jugaba bien mis cartas, quizás hasta podía acabar follándome a Nuria.

En cuestión de segundos, mi polla estaba como un mástil. No hubiera querido que se me pusiera así tan rápido, hubiera preferido esperar a ver si Nuria me enseñaba algo, pero estaba demasiado buena incluso vestida como para evitar mi erección.

—Vaya vaya… Así que eso es lo que les gusta tanto… ¿Quiénes han sido las zorritas que han pagado por ella?

—Nuria, eso son cosas personales…—Sujeté mi polla y pensé que si le decía la lista completa, quizás alimentaria sus ganas de probarme—… Que quede entre tú y to, pero han sido Elena, Paula, Judith, Isabel, Yoli y… tu madre.

— ¿Y te lo has pasado bien con ellas? ¿Quién es la más zorrita de todas?

Estuve a punto de soltarle de sopetón que su madre, tras todo lo que me había contado durante la tarde, pero me contuve pensando una respuesta más inteligente.

— ¿Qué pasa? ¿Es mi madre?… No se por qué, me lo esperaba—Dijo Nuria anticipándose— ¿Cuántos polvos habéis echado hoy?

—Joder… ¿De verdad me vas a preguntar eso?

Afirmó con la cabeza.

—Pues han sido tres. Uno en el coche, y dos aquí en casa.

— ¿Te gusta follártela?

—Hombre… Tiene un cuerpazo para su edad y… sabe hacerlo.

— ¿Quién esta más buena, ella o yo?

—Nuria, por dios… Vaya pregunta, pero si me vas a obligar a contestar… Tú tienes veinte años y me vuelves loco desde el primer día que te vi en clase. Mira como me tienes solo de verte las piernas y eso que hoy me he corrido tres veces.

Nuria se agachó, se sirvió otro trago y se lo tomó.

—A la mierda—Dijo levantándose como podía y caminando hacia mí.

Se tiró encima mío sentándose a horcajadas sobre mí.

—No pienses que me gustas, para mi eres el rarito de la clase y me das asco ahora que sé que eres un follaviejas, pero total, ya que mi madre es tan puta de pagarte ¿Porque no aprovecharlo?—Mi polla rozaba contra el vaquero de su entrepierna—Seguro que la haría mucha gracia pagar y saber que su hija se lo folla. Ese es el ejemplo que me da ¿no? Ser una zorrita…

—Supongo…

—Te voy a pegar una follada que se te van a ir las ganas de seguir acostándote con señoras—Me sujetó la cabeza y me preguntó—Si te beso… ¿Me va a saber tu boca a coño?

—Es posible—Dije. La agarré de la cintura y pegué su cuerpo más al mío—A coño, a culo, a tetas… Un poco a todo.

Me besó. Devoró mi boca y mi lengua como si le fuera la vida en ellos. Si la madre besaba bien, lo de Nuria era de locura, de matrícula de honor.

—Pues espero que cuando acabe contigo te huela más aun, porque me lo vas a comer entero.

Agarró su camisa y de un tirón se soltó todos los botones enseñándome sus pechos bajo un sujetador blanco. Subí mis manos por su plana tripa hasta llegar a ellos y acariciar uno con cada mano.

— ¿Te gustan?—Dijo mientras seguía besándome—Las tengo bien firmes, no caídas como tus amigas.

Deslicé mis manos por su espalda hasta encontrar el broche y con gran habilidad, se lo solté. Ella misma se encargó de agarrar su sujetador y hacerlo volar, quedando sus tetas libres ante mí. Como me había asegurado, las tenía bien firmes a la par que bonitas. Eran redondas, de buen tamaño y con unos pezones puntiagudos.

Me lancé a comerlas como un poseso. Nuria gimió por primera vez en la noche. Chupé sus pezones y mordisqueé sus tetas mientras las aplastaba con la mano. Eran deliciosas. Firmes y fuertes, duras, con la piel perfecta, de tacto y aspecto muy diferentes a las de las mujeres que me había follado últimamente, aunque se notaba que en tamaño y forma habían salido a las de su madre.

Ella dirigía mi cabeza de una teta a otra, para que le comiera ambas cuando de pronto escuchamos un portazo y un grito.

— ¿Qué estáis haciendo?—Dijo Estrella desde la puerta del salón, con los brazos en jara y un camisón semi-transparente.

Nuria y yo nos pusimos en pie de golpe, ella con las tetas baboseadas al aire y yo con mi polla apuntando al cielo.

— ¿Tu qué crees, zorra?—Le dijo Nuria a su madre—Lo mismo que has hecho tu toda la tarde con él.

—Yo no he hecho nada y a mi tu no me hablas así—Respondió Estrella visiblemente enfadada.

—Ah ¿no? Estabas tan cachonda comiéndole la polla que ni te has enterado de cuando he entrado en casa y os he pillado—Mintió Nuria—Te escuché claramente el otro día cuando presumías de haberle contratado para un fin de semana. ¿No te da vergüenza ser tan guarra? ¡Es un compañero mío de clase!

— ¡A ti no tengo que darte ninguna explicación! Con mi vida hago lo que me da la gana y ya te estas largando ahora mismo si no quieres empeorar las cosas.

—Perdona, pero estoy en mi casa y también tengo derecho a disfrutar de la joyita que has traído.

Yo en silencio contemplaba la disputa entre las dos hembras, con mi rabo sin perder un ápice de tamaño. Nuria de pronto agarró mi miembro y se agachó, colocando su cara a escasos centímetros de él.

— ¡Nuria! ¡Levántate ahora mismo!

— ¿Qué pasa? ¿Tú puedes hacer con tu vida lo que quieres y yo no? Como buena hija que soy, debo seguir el ejemplo de mi madre y comérsela yo también, deberías estar orgullosa ¿O es que tienes miedo de que luego me prefiera a mí?

—Tú a mí no me das ningún miedo, mocosa.

— ¿No? Pues entonces vamos a dejarle que el elija libremente.

Y acto seguido, Nuria abrió la boca y con los ojos verdes clavados en los míos, se llevó mi capullo a la boca, comenzando una suave mamada.

— ¿Quién te la come mejor, mi madre o yo?—Preguntó sacándosela de la boca unos segundos para hablar y volviéndosela a tragar.

Sin dejar de mirarme, chupaba mi polla con un ritmo lento y suave, con cara de zorrita, apretando sus labios y sujetando mi polla desde la base firmemente. Nuria giro levemente la cabeza para mirar de reojo a su madre, que atónita veía como su hija mamaba mi polla con pasión.

Nuria se sacó la polla de la boca y la apoyó en su cara.

—Reconozco que sabes elegir, tiene una polla muy rica—Dijo mirándola con una sonrisa diabólica en la cara. Beso mi polla por varias partes y me pregunto— ¿Quién te lo hace mejor?

—Off… Sigue un poco más anda. Se nota que sois madre e hija, vaya dos boquitas, pero chupa un poco más…

Nuria, contenta, volvió a metérsela en la boca. Apoyé mis manos en su cabeza, acariciándola el pelo. Gemí. Mire a Estrella que seguía inmóvil en la puerta. Nuria agarró mi polla, saco la lengua fuera y comenzó a pegarse con ella mientras reía a carcajadas. Volvió a comerla tras varios golpetazos.

—Eres tan inútil que no sabes ni comer una polla, hija—Interrumpió Estrella.

Nuria indignada dejo de chupar para responderla.

—Pues por como la tiene, yo diría que está muy cachondo y la está disfrutando de verdad.

— ¡Ja!—Rio Estrella—Conmigo ya se hubiera corrido. Conmigo, se pone tan cachondo, que es él quien me folla la boca y no yo quien se la chupa.

—Claro, claro… Tu es que eres muy buena… Tu deberías haber sido chupapollas profesional en vez de ama de casa…—Retó Nuria a su madre.

—Pues igual sí. Te voy a demostrar cómo se come una polla de verdad.

Y comenzó a caminar hacia nosotros. La expresión de Nuria cambió. Se borró su sonrisa y me miró con cierta preocupación. Estrella se agachó a su lado y pego un empujón a su hija para hacerse sitio.

—Mira y aprende.

Y con su gran habilidad, Estrella se tragó de una sola vez mi polla hasta el fondo, haciendo chocar su nariz contra mi cuerpo. Consiguió incluso sacar la lengua para lamer mis testículos y se mantuvo en esa posición varios segundos, hasta que se quedó sin aire y soltó mi rabo para respirar, dejándolo completamente ensalivado.

—Así es como se hace, niñata.

Nuria agarró mi polla dispuesta a demostrarle a su madre que ella también era capaz, pero no lo logró. Le faltaron apenas unos centímetros para llegar al final.

— ¿Ves? Te faltan todavía muchos kilómetros de polla que comer.

Nuria parecía decepcionada, pero la animé a que lo intentara de nuevo. Cuando volvió a engullir mi polla, coloqué mis manos en su nuca, y la ayudé. Esta vez, lo logró. Miró a su madre con chulería.

—Aprendo rápido, será que tengo buena maestra.

Estrella, no conforme aun, agachó la cabeza y sin usar para nada sus manos, atrapó mis dos huevos con la boca. Tiró de ellos restregando mi falo ensalivado por su cara y los soltó, volviendo a engullir mi rabo hasta el fondo. Colocó sus manos en la espalda, sacó mi polla de su boca succionando toda la saliva y se la volvió a comer entera. Repitió eso tres veces y con medio rabo en la boca, me pidió que le enseñara a su alumna como se folla una boca.

Llevé las manos a la nuca de Estrella, apartándola el pelo de la cara, y sujetándola con firmeza, no la deje ni acabar la frase cuando se la metí de golpe. La saqué y se la volví a meter. La sacaba despacio y la metía rápido y fuerte, golpeando contra su garganta provocándola arcadas, lo cual parecía provocar la risa en Nuria.

— ¿Quieres verla sufrir un poquito más?—Le pregunté a Nuria, que afirmo con la cabeza.

La tape la nariz con una mano y empecé a follarla más fuerte. Estrella volvió a tener arcadas y un chorretón de saliva enorme calló al suelo. Finalmente la libere para que pudiera respirar.

—Menudo ejemplo de madre—Dijo Nuria agarrando mi babeada polla.

Metió mi capullo en su boca y sumisamente colocó sus manos en la espalda. Al igual que había hecho con madre, le aparte el pelo de la cara y comencé a follarla la boca. Me sorprendió su capacidad para tragarse mis acometidas ya que no hizo gesto de sufrimiento ninguno. Golpeaba lo más profundo de su garganta sin que sus ojos de zorra dejaran de mirar los míos sin parpadear. Estrella consiguió hacerse un hueco y empezó a lamerme las pelotas. Las hacia bailar de un lado a otro a base de lengüetazos mientras su hija se comía sin rechistar mi durísimo falo.

Estrella de pronto se levantó y se acercó a mi oído.

— ¿Quieres follarte a mi hija?—Me susurró— ¿Te apetece follártela ahora?—Bajo mas aun la voz para Nuria no la escuchara y siguió hablando en mi oído— ¿Quieres follarte a la madre y a la hija como dos buenas putas?

Volvió a bajar besando mi cuerpo con una sonrisa hasta volver a atrapar mis huevos. Solté la cabeza de Nuria y comenzó entonces una pelea de hembras por hacerse con el control de mi polla. Nuria me la comia mientras Estrella metía su cabeza intentando hacerse un hueco para comerla ella. Finalmente, en un momento en el que Nuria subía la cabeza teniendo solo el capullo en la boca, Estrella agarró mi polla y consiguió arrebatársela, tragándosela ella hasta el fondo.

Agarré a Nuria del cuello y la hice incorporarse. Sin darla tiempo a reaccionar la besé mientras la agarraba del culo y magreaba sus tetas. Nuria reaccionó metiendo su lengua hasta mi garganta. Nuria quiso volver a bajar para volver a comer mi polla pero la detuve.

—Deja que la puta de madre la coma y me la ponga bien dura cariño, a ti te voy a follar mientras ella mira y se muere de envidia.

Eso pareció excitarla más y me besó como si se acabara el mundo. Desabroché el botón de su pantalón e intenté bajárselo. Las manos de Estrella me ayudaron desde atrás. Ahora sí, pude agarrar el culo de Nuria sin nada de por medio. Lo tenía firme y terso, como sus tetas, con una piel perfecta. Solo un minúsculo tanga negro la separaba de la desnudez total. Ella me seguía comiendo la boca sin cesar. Palpé su tanga y mis dedos se humedecieron al instante. Gimió en cuanto acaricié su coño a través del tanga. Noté como su tanga se deslizaba hacia abajo y por fin pude acariciar su coño de verdad. Metí un par de dedos y de pronto note otro par de ellos acariciando los míos e introduciéndose también en ella. Eran los de su madre.

Nuria gemía suavemente, mordiendo mis labios. De pronto emitió un gemido más fuerte y se quedó paralizada. Observé como su madre, arrodillada tras ella, separaba sus nalgas y la comía el culo.

— ¿Lo hace bien a que si? —La pregunté— Tu madre a parte de bastantes pollas se ha comido también bastantes coños y culos. Es toda una zorra como vas a serlo tú también— Dije antes de volver a besarla.

Mis dedos entraban y salían de su coño con cierta facilidad. Decidí llevar a Nuria al éxtasis. Me agaché y besé su coño antes de empezarlo a lamer mirándola a los ojos. Sus piernas chorreaban. Los dedos de su madre se entrelazaban con mi lengua mientras ella seguía chupándole por detrás.

—Mama…—dijo Nuria suspirando.

Estrella se levantó besando a Nuria por la espalda, agarrándola de los pechos desde atrás y se arrimó a su oído.

—Disfruta mi vida, es solo sexo. Ya verás que bien cuando te la meta, me agradecerás haberle traído hoy aquí.

Subí besando su vientre, sus pechos y me plante frente a ella. Mi erecta polla golpeaba su vientre.

—Pídele que te lo haga, pídele que te folle como él sabe—Le susurró Estrella a su hija en el oído.

—Fóllame por favor—Suplicó Nuria.

Estrella bajó una de las manos que tenía en los pechos de su hija hasta mi rabo.

—Fóllate a mi hija como me has follado antes a mí—Dijo frotando mi rabo contra el coño de su hija.

—Llévala a la cama y ábremela de piernas—Pedí.

—Vamos cariño—Le dijo la madre a la hija, agarrándola de las manos para llevarla a la habitación. Yo las seguí detrás, con mi polla apuntando al cielo, observando los tremendos culazos que tenían ambas.

La llevó a la habitación y la hizo sentar en el borde de la cama en la que hace escasas horas me había follado a la madre. Estrella abrió las piernas de Nuria y acarició el clítoris de esta última, abriéndolo para mí, que observaba inmóvil de pie frente a ellas.

—Mira qué coño tan bonito tiene mi hija, vamos, ven aquí—Y estirando un brazo agarró mi cipote para dirigirlo hacia el tesoro de su preciosa hijita.

En cuanto mi capullo se posó sobre su entrada, los tres gemimos a la vez. Con Estrella agarrándomela de la base, comencé a entrar en el jugoso chocho de Nuria. La penetré suavemente, queriendo alargar lo máximo posible mi primera vez en su interior, disfrutando cada instante. Empuje hasta enterrar toda mi barra de carne en su interior. Sus paredes vaginales me apretaban y notaba el fondo de su vagina en mi capullo.

—Madre mía… fóllame…—Suspiraba Nuria fuera de sí.

Reculé un poco y volví a penetrarla con suavidad. Estrella acariciaba el clítoris de su hija y el suyo propio al mismo tiempo. Volví a penetrarla un par de veces más con la misma suavidad antes de sacarla del todo y acercarse a Estrella a la boca, que la recibió con gratitud, tragándosela entera y escupiéndola, para volver a clavársela a su hija.

— ¿Sabe bien la polla con sabor a coño de hija?—Pregunté jocosamente.

Agarré a Estrella de su melena y dirigí su cara hacia el horno que en ese momento era el coño de Nuria. Sacó la lengua y no dudo en comenzar a lamer mi polla y el coño de su hija mientras yo la seguía penetrando. El morbo que yo sentía en ese momento era indescriptible. Nuria gemía con los ojos cerrados y las manos en la cabeza mientras sus pechos se movían libremente fruto de mis empujones.

Comencé a acelerar en mis penetraciones. Los cuerpos de Nuria y mío ya estaban sincronizados y el placer era total. Estrella subió besando a su hija por su cuerpo hasta llegar a lamer sus pezones.

— ¿Te gusta cómo te folla? ¿A que tiene un rabo muy rico?

—Calla y cómeme el coño puta—Respondió Nuria violentamente, agarrando a su madre del peno y empujando su cabeza hacia su entrepierna.

Estrella sumisamente volvió a sacar la lengua y a lamer el coño de su hija. Saqué mi rabo y se lo volví a ofrecer a su boca. Tras un par de lametones, se la metí sin miramientos a Nuria arrancándola un fuerte grito.

Estrella se apartó y se bajó de la cama poniéndose de rodillas justo debajo mío. Note como su lengua acariciaba mis huevos y empezaba a comerlos mientras penetraba a Nuria. Tras un par de minutos en esa tónica, Estrella llevo las manos a mis nalgas y me las abrió, para empezar a lamerme el ano. Subía con la lengua desde mis huevos hasta mi culo y volvía a bajar, para repetir la operación. Yo cada vez me follaba más fuerte a Nuria.

Me sentía como en el paraíso, follándome a pelo a una preciosa muchacha de veinte años mientras su madre me comía el culo de rodillas. Y todo ello cobrando.

Me tumbé sobre Nuria, para besarla y darle mayor facilidad a Estrella en la limpieza que me estaba haciendo. Consiguió atraparme los huevos con la boca y metérselos enteros a la boca. Me quedé clavado con la polla en el interior de Nuria mientras su madre seguía lamiéndome las pelotas.

—No es que no te quiera follar nena, pero tu madre me está comiendo los huevos y joder… es impresionante…

—Es muy puta ¿no? Quiero ver cómo te la follas y correrme en su boca— Dijo entre gemidos Nuria.

Y eso tenía fácil solución. Con un salto, salí del interior de Nuria y me libre de Estrella, a la cual agarré del pelo dirigiendo su cara hacia el húmedo coño de su hija.

—Síguele comiéndolo el coño mientras te follo por cuarta vez en el día— Le grité en la oreja.

Y como una perrita obediente, la madre empezó a lamer a su hija mientras colocaba su culo es posición para que yo pudiera penetrarla desde atrás. Agarré sus caderas y directamente ensarte mi polla en su interior. Su irritado coño tras un día entero recibiendo mis estocadas ya se había hecho a la medida de mi cipote y lo aceptaba en su interior con total facilidad.

La pegué un azote lo cual atrajo la mirada de Nuria hacia mí. Me sonrió y se pellizco un pezón.

—Azótala otra vez— Me pidió, a lo cual obedecí instantáneamente. Eso la arranco un gemido.

Entendí que la excitaba sobremanera ver como azotaba a su madre por lo que la volví a pegar. Acerté. Llevo las manos a la nuca de su madre para que esta no pudiera separar la boca de su entrepierna.

—Fóllame el coño con la lengua, zorrita, eso es… Voy a correrme en tu boca, puta…

Se llevó la mano a la entrepierna y comenzó a frotarse a una velocidad endiablada. El cuerpo de Nuria se arqueó y sus ojos se quedaron en blanco. El de Estrella también se tensó y su coño apretó mi rabo al máximo. De pronto, las dos, madre e hija, se corrieron a la vez en un terrible orgasmo. La hija se corrió mientras su madre le limpiaba el coño y la madre se corrió con mi estaca clavada hasta sus entrañas. Tuve que dejar de embestirla o me correría yo también al contemplar semejante espectáculo.

Estrella pegó un salto, liberándose de mi rabo y tumbándose encima de su hija y aun con sus fluidos en la boca, la beso pasionalmente, abriéndose paso con la lengua en su boca, para buscar la de su hija. A Nuria le pilló de sorpresa y no supo reaccionar. O si, agarrando a su madre y devolviéndole el beso. Gateé y volví a metérsela a Estrella. Se la metí hasta el fondo y mis huevos quedaron apoyados sobre el coño de Nuria. El coño de madre e hija prácticamente rozaban el uno con el otro. La saqué y de golpe de la metí a Nuria. No se lo esperaba y se retorció sobre la cama, pero Estrella la tenía bien sujeta y no la permitió moverse mucho más. Volví al coño de la madre y de nuevo al de la hija. Uno más tierno y prieto, el otro más dilatado, pero ambos igualmente mojados y sabrosos.

Finalmente elegí disfrutar un poco más del de Nuria, el cual había probado menos, mientras con el dedo estimulaba el de Estrella, pero esta última en seguida decidió que al igual que ella le había comido el coño a su hija, esta debía hacer lo propio, por lo que sujetando a Nuria del cuello, se sentó sobre su cara, abierta de piernas, obligándole a comerle el coño. Yo agarré a Nuria de los tobillos y los coloqué sobre mis hombros, dejándola presa del deseo de su madre y del mío.

—Cómeme el coño tú ahora, vamos, cómemelo… Aprende a ser una buena zorrita como tu madre, eso es…

—Las dos sois muy buenas zorritas, se nota que sois madre e hija…

—No, esta criaja aún no lo es tanto. ¿Por qué no te has puesto a cuatro patas eh?—Le dijo Estrella abofeteando a su hija— Una buena zorra se ofrece a cuatro patas para que su macho la folle.

—Eso es cierto— Dije apoyando a Estrella— Suéltala, a ver qué es lo que hace…

Estrella liberó a su hija la cual no dudo un instante en darse la vuelta y ofrecerme en pompa su maravilloso culo. Era perfecto. Separe sus nalgas y escupí en él. Acto seguido y sin demorarme más la penetré. Estrella se colocó ante ella abierta de piernas y la pidió que siguiera con su comida de coño.

—No pares mi vida, lo haces muy bien, me estabas dando mucho placer ¿Te has comido muchos coños antes?

Nuria negó con la cabeza.

— ¿Es el primero?

Nuria afirmó con la cabeza mientras lo chupaba.

—Pues lo haces fantásticamente. El primero el de tu mami, para que nunca lo olvides. Sigue por favor…

Comencé a follarla cual perrita mientras observaba a su madre morirse de placer. Acariciaba la cabeza de su hija mientras jugaba con sus tiesos pezones. Nuria incluso se animó a jugar con un dedo en el interior de su madre mientras chupaba, lamia y mordía sus labios vaginales. No había pasado mucho cuando Estrella a gritos anunció que se corría. Sujetó la cabeza de Nuria entre sus piernas y se corrió en su boca, obligándola a tragarse todos sus flujos.

Estrella se quedó totalmente relajada sobre la cama, dejando de ejercer presión sobre su hija, la cual no obstante siguiendo lamiendo a su madre y limpiando su entrepierna. Solo cuando lo tuvo bien limpio, Estrella levantó la cabeza de su hija sujetándola por la barbilla y la beso en un intercambio total de saliva y fluidos de todo tipo.

—Joder…—Exclamé yo, al borde del colapso ante tal imagen.

— ¿Qué te pasa?—Me cuestionó la madre.

—Que veros así… O paráis o me corro.

Estrella se rio y volvió a dirigirse hacia la boca de su hija.

— ¿Y tú que tal te lo estás pasando mi vida? ¿Te gusta follar con tu madre y su semental? ¿Te parece un dinero bien invertido?

Nuria solo pudo afirmar con la cabeza entre gemido y gemido, entre embestida mía y embestida. Volvió a besarse con su madre.

Azoté a Nuria de la tensión y ambas rieron. Mi rabo estaba hinchado como nunca y fuera de control. Estrella me guiño un ojo y con una habilidad asombrosa, se giró y se escurrió por debajo de su hija, quedando en posición de 69. Estrella agarró mi polla y me hizo sacarla de su hija, para meter ella la lengua en el océano de fluidos en el que se había convertido el coño de su hija. Esta no dudo en hacer lo mismo y ambas empezaron un maravilloso 69 ante mis ojos. Estrella me guiño un ojo pero yo ya no lo soportaba más, necesitaba correrme de una vez por todas.

Coloqué mi capullo sobre el coño de Nuria y la volví a empalar de golpe, haciendo mis huevos rebotar contra la cara de su madre, la cual no dudo es estirar la lengua para lamerlos.

— ¿Alguna vez soñaste con follarte a una madre ya una hija a la vez, cabrón?—Me gritaba Estrella mientras intentaba capturar mis pelotas con la boca— ¿A que no te imaginabas que te ibas a follar a mi hija mientras yo te lamo los huevos, eh? ¿Te vas a correr de una vez? Córrete dentro de mi hija vamos, dale toda tu leche, que aún no la ha probado.

Acelere mis embestidas mientras Estrella seguía animándome a descargar en el interior de su dulce hija.

—Córrete dentro suyo venga, déjala preñada, llénala de leche, vamos…

Exploté. No aguante más y derrame toda mi leche, la poca que me quedaba tras tres corridas, en lo más profundo de Nuria mientras Estrella absorbía mis testículos. Estaba extasiado. Nuria también se había corrido al notar mi semen en su interior. La saqué golpeando a Estrella en la cara y caí rendido sobre la cama. Nuria también estaba agotada, pero a Estrella aun la quedaron fuerzas para recoger con la boca el semen que goteaba del coño de su hija y escupírselo en la boca.

—Toma, trágatelo. Te lo has ganado. Saboréalo, esta delicioso.

Nuria se apoyó sobre los pechos de su madre y quedo totalmente dormida, como cuando era un bebe. Yo me acurruqué entre sus muslos y dormí.

Desperté al día siguiente con los gritos de Nuria la cual estaba en sock. Se había despertado desnuda viendo como su madre también desnuda me hacia una mamada mañanera y había montado en cólera. No recordaba prácticamente nada de la noche anterior. Al cabo de diez minutos de discusión entre madre e hija, volvíamos a follar los tres como locos, y es que eran tal para cual. A cada cual más zorra. Aquel día Nuria y yo comenzamos una relación amorosa. Han pasado dos años de aquello. Actualmente vivimos juntos y mi suegra, es decir, su madre, nos viene a visitar con bastante asiduidad con la excusa de ayudarnos con las cosas del hogar, aunque la realidad es que acabamos follando los tres como conejos. La única condición que Nuria pone es que Estrella y yo nunca nos veamos a solas, cosa que evidentemente nos es imposible cumplir. Ocasionalmente, sigue ejerciendo como prostituto con todas las amigas de mi madre… aunque de vez en cuando no las cobro y las visito únicamente por puro placer. Nuria y yo planeamos casarnos el año que viene, pero esa será otra historia…

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