Me converti en la perra del maduro de la fiesta

Mi nombre es Laura, tengo 23 años. Soy morena, mido 1,65 a la gente que conozco le gustan mis ojos. Tengo cintura pequeña y un culito grande que nunca pasa desapercibido y por eso me gusta sacarle muchas fotos.

Esta historia la viví hace poco y me excita mucho recordarla.

En una de mis salidas a bailar, me invitó un hombre que lucía mayor que yo (como de unos 48 años), vi su barba poblada y su físico que a pesar de no ser atlético, no lucía descuidado y accedí.

Cuando bailamos se presentó, me dijo que su nombre era Luis y me preguntó mi nombre. Bailamos y como la música lo pedía, le bailé pegado rozándole el culito, en lo que pude ver que su mirada pasaba, a una mirada de gusto por lo que estaba pasando. Me gusta sentirme deseada así que no dejé de bailar así hasta que la canción terminó. Me invitó varias veces en la noche y pude notar que siempre que volvía a la mesa, me miraba mientras conversaba con sus amigos. Al ponerme el suéter para irme, me sacó la última vez y me pidió mi número, por supuesto, se lo di.

Desde la mañana siguiente conversamos y así duramos varios días, hasta que decidí enviar una foto de mi culo de manera inesperada.

-Pero que rico está ese culo, quién pudiera tenerlo cerca para darle lo que se merece.

Seguido me envió una foto de su polla, la cual me excitó y a la que respondí con otra foto en lencería.

-Debes estar cachonda en este momento, ¿hace cuanto no recibe placer ese culito?

Hacía ya varios meses que no me follaban y se lo conté.

-Con gusto yo podría saciar esa sed de polla que tienes niña.

Me sentía nerviosa pero excitada de la situación así que accedí a verlo para comer aunque sabía lo que iba a ocurrir después.Me puse un vestido ajustado y corto, lencería de encaje y tacones. Al verme pude notar cómo fijó la mirada a mis piernas y a mi culo. Me invitó comida, conversamos y luego me dijo:

-¿Y qué dices de mi invitación?

Tímida le respondí que era algo nuevo, con lo que noté su cara de morbo.

-Con mayor razón, necesitas probar algo nuevo.

Accedí y en su carro fuimos hasta un motel. Durante el camino cambió su actitud y no paraba de mirarme, buscando un indicio de mi conchita. A lo que aproveché y lentamente abrí mis piernas poniéndome a su disposición, tomé su mano y la puse en mi entrepierna. Sus dedos empezaron a correr mi calzón y pudo sentir mi ya húmeda conchita. -Vaya zorra rica la que me voy a coger. Toqué su pantalón sintiendo una dura y rica polla queriendo salir y montarme.

Al llegar a la habitación me dijo -Ahora haré que supliques tenerla adentro, perrita. Ese tono dominante me excitó y me humedeció más.

Me puse de rodillas y liberé a esa rica polla, puse mi lengua en la punta y la empecé a saborear de la base al glande, y me la metí entera a la boca. Empecé a escuchar sus gemidos, hasta que me levantó y me puso de espaldas.

-Desnúdate, zorra, quiero ver ese culo y romperlo. Me quité la ropa y quedé a merced de él, quien me agarró el culo, lo besó y lo azotó. -Ponte en cuatro en la cama para mí, zorrita. Obedecí. -Ábrete las nalgas. Hice caso sin protestar.

De repente sentí su lengua en mi culito, y me excité tanto que se me escapaban los gemidos uno tras otro. -Pero qué perra más viciosa, se nota que quieres polla. Me introdujo dos dedos en la conchita y siguió lamiendo. Me volteó y quedé abierta para él. -Quiero ver tu cara de zorra suplicando mi polla.

Mientras rozaba su polla en mi rajita. Fue tanta la excitación que tuve mi primer orgasmo

-Me vengo, ahhhh qué rico, papi, ahhh. Me rozó su polla en las tetas y la boca hasta que no pude más y le suplique -Por favor métemela, fóllame como quieras pero métela ya.

-Te dije que la pedías puta, ponte en cuatro para montarte como la zorra que eres. Obedecí y sentí como de un solo empujón me rellenó con su polla, me embestía una y otra vez. -Qué mojada está mi puta, como ha sido buena se la daré por todos sus agujeritos. Estaba muy excitada y no contuve otro orgasmo que tuve -Ahhh papi, sí, dame por donde quieras, dame tu polla por favor.

Mientras me follaba la conchita, sentí como introdujo uno de sus dedos en mi culo. Me incliné a lo que me azotó -Zorra tú la pediste, ahora recíbela. Introdujo el segundo dedo y comenzaba a excitarme esa sensación, pasó al tercero y cuando pudo sacó su polla de mi conchita -Qué lubricada me la tienes, entonces así la recibirás. Puso la punta en mi culo, abrí mis nalgas para facilitar la entrada y de un solo empujón me la metió -Ahhh, me duele, por favor despacio.

Me azotó de nuevo -Eres mi zorra, yo decido cómo te la meto, sin bajar el ritmo de las embestidas. El dolor pasó a ser placer y mis gemidos no tardaron en salir -Ahhh, qué bien me follas el culo, por favor dale toda tu lechita al culito de tu zorra.

Aceleró las embestidas y me azotaba el culo -Ahh qué zorra tan viciosa, tendrás toda mi lechita dentro. Ahhh, ahhh, ahhh. Sentí sus chorros tibios en mi culo con lo que tuve otro orgasmo que esta vez mojó la cama dejando una gran mancha. Sacó su polla aún dura y me agarró del cuello -Chúpala zorra, hasta la última gota. Gustosa se la chupé hasta dejarla limpia, recibiendo otra corrida en mi boquita la cual tragué con muchas ganas.

Al finalizar quise tomar una ducha a la cual se opuso -Mi zorra debe mostrar orgullosa que ha sido follada. A menos que no quiera más mi polla. -Perdón papi, no volveré a pedir ducharme. A lo que gustoso respondió -Bien mi zorrita está aprendiendo a obedecer a su papi.

Nos vestimos, y me llevó cerca de mi casa. -Te volveré a llamar, zorrita.

Cuando nos vemos me sigue follando como el primer día, rellenando todos mis agujeritos.