Me ocurrió algo tan raro, esas cosas que no te esperas. Trate de calmar a una chica que lloraba por su novio y termino cogiéndome de lo mejor

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Iba yo caminando tranquilamente por el parque de Madrid una tarde calurosa de verano. Cuando de repente escuché una fuerte discusión. Una mujer le gritaba a su novio.

Me entró curiosidad y fui corriendo hacia las voces  hasta que llegué y pude ver a la pareja. La mujer, era una chica joven en 18 y 25 años, (no soy bueno para las edades) era morena pero llevaba el pelo liso y tintado de rubio y no recuerdo de qué color tenía los ojos, pero supongo que marrones. Mediría 1,65, delgada, con pechos pequeños como peras. Iba vestida con una minifalda vaquera que le permitía mostrar sus bonitas y bronceadas piernas. Llevaba puestos unos tacones negros, supuse que se puso muy sexy para su novio. En la parte de arriba llevaba una camisa color blanca. El hombre era corpulento, pelo muy corto es escuchaba sus gritos con cara de enfado.

Chica: ¿Quién es ella? ¿Quién es esa puta?

Chico: No la conocía, fue un error cariño.

Chica: ¡Eres UN CABRÓN! Dijo la chica llorando.

Chico: No te pongas así. Estaba borracho y la chica estaba tremenda y me acosté con ella. ¡Y TE LO CUENTO!

Chica: ¡NO QUIERO VERTE NUNCA MÁS!

La chica salió corriendo y para sorpresa mía el novio no la siguió sino que se fue caminando, resignado, por la otra dirección.

Yo seguí a la chica para intentar consolarla, hasta que llegamos a un pequeño la. Allí la chica se detuvo cerca de un casita de madera la cual usaban los jardineros para meter sus herramientas.

Me acerqué a la chica y le dije:

Yo: ¿Estás bien? No he podido evitar la discusión.

La chica se me quedó llorando con cara de loca, como poseída por un demonio.

Yo era alto y guapo, 23 años, delgado, 1,90, pelo castaño y tenía bastante éxito con las chicas.

La chica sin decirme nada me cogió la mano y me condujo hacia el cobertizo. Cerró la puerta. Y se me quedó mirando con cara de loca. Se bajó el tanga blanco que llevaba y se sacó el móvil.

Fue hacia mí y violentamente me bajó el pantalón corto de deporte que llevaba y empezó a chuparme la polla mientras lo gravaba con su móvil. En pocos segundos se me puso durísima pues la chica era un bombón y la situación extraña. Luego me sentó sobre un asiento de madera y se colocó en cima y empezó a follarme mientras lo grababa todo. Al cabo de cinco segundos yo me corrí dentro de ella pues la situación me puso nervioso y no pude remediar la eyaculación precoz. La chica se levantó y le dio al botón de enviar el video. Supongo que a su novio. Se largó sin ni siquiera decirme adiós, como ciega o sonámbula.

Yo recordará este día siempre y lamento que haberlo gravado.

Fin.

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