Me trasladaron bastante lejos, pensaba que todo iba a estar mal y era empezar de vuelta. Pero tuvo sus cosas buenas y obtuve mi premio

Era una tarde de éstas de frio del que se te mete en el cuerpo por más que te pongas capas de ropa encima, frio helador en esta ciudad del centro de España a la que me había trasladado desde hacía unos seis meses.

Estaba dejando pasar el tiempo viendo las hojas de los árboles moverse desde la ventana con una infusión en la mano. Mirando a la gente andando encogida, deprisa, de un lado a otro, simplemente esperando a que llegara la hora de mi cita.

Había quedado con un matrimonio amigo en ir a cenar a su casa, pero una sonrisa se dibujaba en mi cara. No era una cena normal. Sé que llegaría allí, nos saludaríamos, Juan me preguntaría qué quiero tomar, y yo le contestaria que una copa de vino.

Me sentaría en el sofá, tomando posesión de él como si fuera mio, porque casi lo era. Si no el sofá, sí su mujer, Elena, que saldría a saludarme con una amplia sonrisa en su cara, me daría dos besos, y sin solución de continuidad se arrodillaría entre mis piernas y, desabrochando mis pantalones, me dedicaría una de sus mejores mamadas mientras su marido prepara las bebidas.

Pero es mejor que comience por el principio, por como empezó todo.

Soy Javier, Notario, 45 años, y me han otorgado esta plaza desde un pueblo del extrarradio de Madrid donde estaba antes. Estuve casado pero ahora vivo sólo desde hace tres años, por circunstancias que no vienen al caso, aunque si diré que también tuve una relación con una mujer que me enseñó secretos del sexo desconocidos para mi en aquel momento. Una sumisa que me enseñó a usarla, a ser su Amo en la plena extensión de la palabra.

También diré, aunque esté mal el decirlo, que gusto a las mujeres, tengo buena planta y , según dicen, un algo que engancha.

Cuando llegué a esta provincia, me presenté a determinadas personas, empresarios, directores de banco, algun alto funcionario de la Alcaldia, Diputación, etc…gente con la que tendría trato en mi día a día.

Uno de ellos era Juan, empresario de renombre a ese nivel, un tipo alegre, jovial, un poco fantasmilla he de decir, y que me invitó a una fiesta que, casualmente, iba a dar unos días después con motivo de la inauguración de unas nuevas instalaciones que acababa de construir y en las que había gastado unos millones de euros.

— Así conoces a la créme de la provincia, y te conocen a ti, me decía

Pronto me di cuenta que era a él al que le gustaba presumir de todo, de su empresa, sus negocios, su dinero….y ahora su amigo el Notario. En determinados sitios las cosas funcionan así y tuve que aguantar unos días de presentaciónes a unos y otros. Me llamaba ó se pasaba por la Notaria con cualquiera que él considerara interesante.

Llegó el dia de la fiesta, me arreglé con un traje de corte, una buena corbata y unos buenos zapatos. Nada anormal en cualquier caso, pero bueno, he de reconocer que, como decía, tengo buena planta y así iba hecho un pincel.

Llegué a su chalet y saludé a la gente que había por allí acompañado de Juan, y entonces llegó su mujer. En cuanto la ví aparecer dirigièndose a nosotros me la quedé mirando fijamente, sin saber que era su mujer. Es preciosa, morena de ojos verdes, unos 40 años, media melena, perfectamente maquillada con unos labios rojos, boca de pato perfecta totalmente lujuriosa, ( si no sabéis de lo que hablo buscarlo en internet ), un vestido azul ajustado con un escote que, sin ser escandaloso, dejaba adivinar unas tetas deliciosas y unos zapatos con pinta de ser carísimos de tacón de aguja. Observé que ella venía mirándome también según se dirigía a nuestro grupito.

–Elena, ven y te presento a Javier !!

–Hola cariño, le dijo dirigiéndome la mejor de sus sonrisas y dándole un beso en la mejilla.

–Javier, te presento a Elena, mi mujer

–Encantado Elena, dije , acercándome a ella para darnos dos besos, cogiéndola levemente de la cintura.

–Juan, permíteme que te diga que tienes una mujer preciosa

–Gracias, muy amable, sonrió ella.

–Es inspectora de sanidad de la zona, así que si necesitas alguna cosa, ya sabes

–ah, si ?. Muy interesante, muy bien, una mujer independiente

Continuamos charlando en el grupo, charla intrascendente, un poco de todo, risas y demás, todo bastante agradable y sobre todo conmigo que me dejaba querer porque parecía que la gente le debía bastante a Juan, y quería halagarme para así quedar bien con el. Con Elena, dentro del grupo, charlé también a solas, contándome un poco cosas de la zona, de su trabajo, interesándose por el mio, del porqué el haberme trasladado aqui, etc… Conversación que transcurrió de manera muy interesante, naciendo un feeling entre los dos, con muchas coincidencias en distintos aspectos y que hacía que la charla fuera divertida, con risas, complicidades, y demás. Me contó algunos chascarrilos y «cotilleós» de unos y de otros, poniéndome al día de a quien no le debería hacer demasiado caso por pesados, plastas, , distintas cuestiones, y quien de verdad tenía algun peso en ese microcosmos. Además como ella era de Madrid también teníamos muchas coincidencias de sitios en que los dos habíamos estado, con lo cual la conversación de hacía mucho más fácil.

–Me lo estoy pasando genial contigo Elena, eres una enciclopedia viviente !!

–jajajaja, no te créas, lo que pasa es que al final aquí te sobra bastante tiempo, esto no es como Madrid y no tenemos demasiadas emociones, así que hay que crearlas, jajaja!!. Pero oye, no me vayas a catalogar de ser la cotilla de la plaza, eh ??

–Nooo, para nada, por dios, todo lo contrario, creo que eres como un periódico crítico de la ciudad, conoces a todos, y sabes de qué pié cojéa cada uno. Una mujer para tener que contar con ella para todo, la dije mirándola a los ojos.

–Me alegro de que pienses así, y espero que cuentes conmigo para todo y no se quede en una frase hecha.

–Desde luego, mira haremos una cosa si te parece, que tu marido me va a echar los perros por acapararte. Dame unos días que organice el despacho y te llamo para comer y poder hablar más distendidamente, te parece?

–Por supuesto, cuando tú me digas.

Así quedamos y nos dirigimos al grupo, aprovechando que vimos que Juan me estaba buscando para presentarme al alcalde de la ciudad y a su mujer que acababan de llegar. Una mujer muy guapa también y muy simpática con la que rápidamente se distendió la conversación y se puso a hablar conmigo como si nos conociéramos de toda la vida, riéndonos los dos de manera amigable.

Una de las veces al mirar a otro sitio ví a Elena charlando en otro grupo, pero fijándose en nosotros. Hablaba con los demás, pero su mirada se dirigía de vez en cuando a la mujer del alcalde y a mi. Seguí hablando con mi interlocutora, que en ese momento estaba llamando a un par de amigas para que se acercaran. Eran el grupito de amigas del café de todos los días y de los cotilléos continuos. Se veía claramente que estaban en su salsa al estar allí conmigo y que ya iban a tener material de conversación para unos cuantos dias de presumir que ya me conocían de toda la vida. Me agarraban del brazo, reían con cualqueir cosa, en definitiva una confianza que no parecía que nos habíamos conocido todos hacía media hora.

De vez en cuando miraba a Elena, y me daba la sensación que no le hacía ninguna gracia esa situación, lo que me hacía sonreir un poco para mis adentros.

Asi transcurrió toda la velada, llegando al final de la misma, despidiendome de todo el mundo. Ya me marchaba y le pregunté a Juan por su mujer para despedirme de ella, que ya hacía un poco de tiempo que no la veía. Me indicó donde estaba y me dirigí hacia ella,

–Hola Elena, ya me marcho, quería despedirme de ti

–ahh, bien, parece que lo has pasado bien, no ?

–si, muchas gracias por la fiesta que ha estado maravillosa, y quedamos en lo de antes, te llamo, te parece ?

–si, cuando quieras, si no tienes nada mejor que hacer

–en absoluto, porqué lo dices

–por nada, tonterías mias, llámame, vale ?

Me quedé mirándola fijamente. Era mi primera «puesta de largo» por así decir en aquella ciudad de , por lo que parecía, costumbres un poco provincianas, la casa y la fiesta de alguien importante en la zona, y su mujer la que tenía enfrente, y la que no tenía ninguna duda de que, aunque pareciera sorprendente estaba «celosa». Así que durante dos segundos pensé en mi trabajo. Otros dos segundos los dediqué a pensar sólamente en esa belleza de mujer, y en mi instinto que me decía claramente lo que tenía que hacer. Y en el quinto segundo mandó mi cabeza, así que sonriéndola y dándola un beso en la mejilla, la dije que había sido un placer y que la llamaría.

Ella pasó un día por el despacho para un tema profesional, y una vez solucionado salimos a tomar un café donde la recordé que la debía una invitación y que yo ya estaba más suelto.

–Pensaba que ya se te había olvidado

–Para nada mujer, ya te dije que poner esto en marcha al final te va comiendo las horas, pero ya está medio en orden y no pasa nada porque me pierda una tarde. Te parece bien que comamos el martes, por ejemplo ?

–Si, perfecto, ningún problema

–Pues ya está, el martes me dices donde te recojo, y elige tú el sitio que conoces mejor esto.

Nos vimos ese martes en el restaurante que eligió ella, céntrico y de muy buen gusto. Ya hablamos un poco de cosas más personales, de como, a pesar de que ella trabajaba y tenía bastantes horas ocupadas, se terminaba un poco aburriendo, que al final todo era siempre lo mismo, que echaba de menos Madrid, etc…Yo la conté, ante sus preguntas, de mis relaciones anteriores, pero sin dar demasiadas explicaciones. En algún momento la conversación derivó con frases de doble sentido que nos hacían sonreir a los dos, pero sin llegar a profundizar más. En definitiva, una comida que se alargó casi cuatro horas con la copa que tomamos después en el bar del restaurante donde comimos.

Al terminar la acerqué a su casa, y al llegar, todavía sin salir del coche, me decidí a jugar mis cartas.

–Me lo he pasado estupendamente bien Elena y quiero darte las gracias

–Las gracias porqué?, yo también lo he pasado muy bien

–Ya, pero fuiste una estupenda anfitriona en tu casa, y hoy una buena guia, para enseñarme un sitio chulo, y sobre todo una compañía cien por cien agradable. No sabe Juan la suerte que tiene.

–jajajajaj, muchas gracias, eso díselo a él, que yo ya se lo digo y no me hace caso

–pues es muy torpe entonces si no se da cuenta, la dije mirándola fíjamente a los ojos. A una mujer como tú hay que cuidarla mucho

Bajó un poco la mirada, levantándola a continuación para preguntar,

–si?, tú has cuidado mucho de tus mujeres?

–mucho, siempre

–y cómo es que ahora estás solo ?

–circunstancias de la vida

–vale, entendido, no preguntaré

–yo si quiero decirte una cosa, la dije, pasando levemente uno de mis dedos por su rodilla

Miró mi dedo deslizarse, –pues dime–

–quiero cenar contigo el próximo viernes. Eres una mujer casada, yo un hombre sin compromiso, y quiero que cenemos los dos solos, ¿ tienes algún problema con esto?.

Era una forma de preguntarle si le venía bien la fecha, pero quería ser mas duro y que recayera la pregunta también sobre el hecho de estar casada. Y manteniéndome la mirada respondió que no. Lo dijo de manera rotunda, sin titubéar, intentando alejar de mi cualquier duda, manifestando una aceptación clara de que era un paso hacia el sexo, aceptaba el reto de una manera que estuvo presente de forma latente siempre en la relación, en nuestras conversaciones, manteniendo el pulso en todo momento, era como si me estuviera diciendo que si yo pensaba que con eso la iba a turbar de alguna manera, no, no era así, y quería demostarme que no se quedaría atrás.

Todo eso estaba presente en aquel no y en su manera de decirlo.

Acaricié un poco más su rodilla.

–Llevas un pantalón muy elegante y que te queda espectacularmente bien.

–Me miró un poco sorprendida por el giro de la conversación,

–vaya, pues gracias

–Pero el viernes quiero que vengas con falda

El silencio se adueñó del espacio donde estábamos. No dijo nada. Supongo que se quedó pensando si no estaba llegando muy lejos, una cosa era hablar de cenar…pero sabía que implicitamente estaba aceptando algo más, ¿ follar ?. Ademas sabía la forma en que se lo había dicho. No se lo había pedido, se lo había ordenado.

Eso si que se era algo nuevo para ella. Sé que por su cabeza pasaron muchas cosas en unos segundos. Ella interiormente sabía que siempre tuvo alma de sumisa. Estaba agusto, cómoda en su matrimonio en el que tenía un papel secundario. La mujer del empresario. Tenía su trabajo, si, pero era la mujer de Juan Flores, por eso la conocía todo el mundo y a ella no le importaba, pero esto , esto era otra cosa. Me mantenía la mirada sin decir nada, sólo se mordió un poco , de manera muy leve el labio inferior,

–¿ siempre ordenas a las mujeres como tienen que ir vestidas ?

–cuando una mujer me interesa mucho, si, siempre. La mujer que va conmigo es mi reina, no es un objeto, es lo mas valioso que poseo, quiero que demuestre su inteligencia y su capacidad, que brille ella sola, que se muestre como un ser perfectamente capaz de argumentar en cualquier situación, todo lo contrario que un florero, como créo que eres tú para tu marido. Pero hay un lazo invisible por el cual está obligada a determinadas cosas.

Me miró, clavando sus ojos en los mios,

–de acuerdo, con falda

Bien, la primera parte ya estaba, pero tenía que forzar un poco más. Ahora las cartas ganadoras eran mías y hubiera sido un insensato si no las hubiera jugado,

–y depilada totalmente

Nuevo silencio, intenso, sólo miradas de uno a otro sin pestañear, cinco segundos, diez, quince….

–de acuerdo, depilada totalmente.

Llegó el viernes y pasé a recogerla. Estaba preciosa, un vestido blanco con dos tirantes anchos,escote cuadrado sugerente, ligeramente suelto que se soltaba más en la parte de abajo, dejando un poco de vuelo a la falda, y por supuesto taconazos.

–hola !!, me dijo con una sonrisa, entrando al coche y acercándose para darme un beso de saludo que yo le correspondí.

–hola, qué tal ?. todo bien ? algún problema con Juan ?

–no, en absoluto, le he dicho que me habías invitado a cenar

–¿ no se ha molestado por no venir él ?

–no sé. no se lo he preguntado

La miré con una sonrisa de aceptación. Me gustaba esta mujer. La cogí de la barbilla y la dí un leve beso en los labios, que ella no rechazó, pero que me devolvió mirando hacia la puerta de su casa.

Puse en marcha el coche sin decir nada , solamente la pedi que me dijera donde había reservado la cena y que me fuera indicando.

–Es en un pueblo de aquí cerca, no he querido reservar en la ciudad. Está como a 30/40 minutos.
Fuimos charlando mientras seguía sus indicaciones. La notaba nerviosa porque la charla no iba más allá de la que tendrían dos amigos normales, y estaba seguro de que ella esperaba algo más. La noche era muy agradable, luna llena, buena temperatura, música agradable, y flotando en el ambiente la sensación de cuando ambos saben que van a follar pero aún hay barreras que vencer, sobre todo por parte de ella, que no sabía cuando descubriría mis cartas.
Pero yo no queria echar un polvo, quería demostrale que era una sumisa, aunque no un florero. El resto lo hizo ella sola y sus ganas de conocer, su chuleria para aceptar retos, para preguntar sin esperar a que yo dijera algo.
–haces esto muchas veces?
–el qué ?
–esto. invitar a una mujer casada a cenar y ponerle condiciones de como tiene que ir vestida y demás.
–qué es eso de demás ?
–lo sabes perfectamente
–seguro, pero quiero que me lo digas tú, y espero que lo hayas cumplido
Me miró con un mohín de enfado, y , estoy seguro, que deseando decir otra cosa, pero respondió a mi pregunta
–si, lo he cumplido
–no me has dicho lo que has cumplido
–eres un cabrón, lo sabes verdad?. Sí, me he depilado totalmente
–eso está mejor, la respondí parando el coche y saliendo a un lado de la carretera. Quería follármela, pero mi prioridad no era echarla un polvo, eso sabía que lo tenía conseguido, quería que supiera exactamente a lo que estábamos jugando, que se diera cuenta de su rol, que lo asumiera.
–porque paras ?
–tengo ganas de orinar
Su cara fué todo un poema, abriendo la boca y los ojos, –no me lo puedo creer !! —
Salí del coche y me puse al lado desabrochando mi pantalón.
–Elena ,tengo un problema
–qué te pasa ?
–quiero que me ayudes
–cómo ?, ayudarte a qué ?
–ven aqui y te lo digo.
Salio del coche y vino mansamente con la mirada fija en lo que sabía tenía fuera.
–Quiero mear mientras tu me la sujetas.
Solo dos segundos de duda. Se acercó y cogió mi polla con dos dedos, sin dejar de mirarla. El contacto de su mano y el morbo del momento hacía que mi polla fuera creciendo poco a poco
–sabes porqué es un problema?. Porque tenia ganas de mear y de tocarte el culo y no sé hacer las dos cosas a la vez. Al decirlo puse una de mis manos en su culo por encima del vestido, masajeándolo. Ella se dejó hacer sin soltar mi polla que a esas alturas había cogido unas proporciones considerables. Sinceramente fue un monento complicadisimo porque ya estaba muy excitado y la erección no me dejaba mear. De verdad que queria mear, pero aquello no tenía vuelta atras. La bese, la hice arrodillarse y fue su primera mamada. Abrió la boca y sentí como su lengua se deslizaba por mi polla mientras su mano no soltaba mi rabo
–Ummmm, muy bien zorra, así, eso es, mete toda mi polla en esa boca
–Siii, guíame, dime como quieres que lo haga. hace mucho tiempo que no hago una mamada, a Juan le parece que es cosa de putas y no le gusta.
Me lo estaba poniendo fácil.
–Eso es exactamente lo que yo quiero, sabes?. Quiero una mujer con mucha clase, como tú, totalmente independiente, como tú, pero que internamente sepas que tienes un lazo conmigo, que sepas que eres una puta a disposición de su macho, dispuesta siempre a todo.
Se tomo su tiempo para decir nada, solo mamaba, de forma inexperta aún. Puse mis dedos entre su pelo guiando su cabeza, mientras la follaba la boca. Realmente era un poco inexperta y ella sola se provocaba arcadas al intentar metérsela entera hasta el fondo de tu garganta, lo cual hacía la mamada más excitante.
–así, espera, así, eso es…..ummmmm, joder que bien la chupas perra !!!
Metía y sacaba mi rabo de esa boca deliciosa. Ella poco a poco iba aprendiendo, lo hacía rápido, sentía como su lengua me lamía entero, como la pasaba por la punta de mi capullo lleno de sus babas mirándome desde su posición de rodillas delante de mi. Mirándonos los dos, yo hacia abajo, ella hacia arriba, la metía la polla hasta el fondo de su boca, hasta que mis huevos hacían tope en sus labios. Lagrimeaba un poco pero aguantaba, estaba disfrutando tanto como yo.
–Uffffffff, dios, siiiiiii, sigue así !!!. Me voy a correr!!!!!. Chupa zorra, chúpame la polla mássssssssssssssssss!!!!….ahhhhhhhhhhhhh!!!!!!
Y agarrándola fuerte de la cabeza me dejé llevar, soltando toda mi leche en su boca.
–ahhhhhhh, joderrrrrrr!!!…–
Me incliné sobre ella para apoyarme y no caerme al tiempo de que ella se retiró un poco de mi, tosiendo, pero sin quejarse en ningún momento. La levanté apoyándola en el capó del coche. Tenía un chorretòn de leche en una mejilla que cogí con mi dedo llevándolo a su boca. Entreabrió sus labios , sacando su lengua y con una sonrisa me lo quitó chupando mi dedo y mirándo mis ojos. La sonreí y la besé. Nos enredamos en un beso de tornillo con nuestras lenguas entrelazadas. Nos separamos y nos quedamos mirando uno a otro. Me imaginaba como me respondería, pero quería dejarla claro lo que había pasado, sin endulzarle nada.
–Muy bien, esto ha sido tu bautizo, una mujer casada mamando la polla a otro hombre en el arcén de una carretera perdida. ¿has estado a gusto?.
–Sí, sorprendentemente muy a gusto.
–así que te has encontrado a gusto comportándote como una vulgar puta comiendo tu primera polla a alguien que no es tu marido y comiéndote semen ajeno a tu matrimonio ?
Dos segundos, solo dos, para responder sonriendo, –sí, con todo eso y si, he estado a gusto–.
La acaricié la cara con el dorso de la mano,
–bien, muy bien, vas a ser mi puta. Creo que eres una zorra caliente que ahora mismo tienes los pezones de punta de un modo escandaloso, y el tanga empapado , y una cosa más…..créo que al cornudo de tu marido no le importa, verdad?….¿ me equivoco ?, la pregunté al tiempo de meter mi mano entre sus muslos , deslizándola y subiéndola entre ellos, hasta llegar a su tanga que, efectivamente estaba muy mojado. Pasé uno de mis dedos a lo largo de la tela empujando hacia dentro,
–ummmmmmm, e

lla no dijo nada más, sólamente pude advertir un ligero temblor en su cuerpo, un dejarse hacer con una mirada a sus pezones que la delataban,
–………….

–contéstame

–no, creo que no le importa, pero si le importara, a mi me daría lo mismo

Intensifiqué el movimiento de mis dedos en su coño según estaba apoyada en el capó del coche, podía notar su coño totalmente empapado. Metí mis dedos por debajo de la fina tela introduciendo uno de ellos en la hendidura,

–ahhhhhh, sigue por favor…gimió, poniendo su mano por encima de la mia.

La besé en la boca, mordiendo sus labios, jugando con su lengua. Ella se apretó a mí respondiendo a mi beso con lujuria, apretando su coño contra mi mano. Yo metí mis dedos hasta el fondo de su coño moviéndolos dentro, .No paraba de gemir y de temblar, tenía dos de mis dedos follándola su coño en mitad del campo, con las ráfagas de luces de algún coche que nos iluminaban de vez en cuando, uno de ellos tuvo que darse cuenta de lo que estaba pasando porque pitó al estar a nuestra altura, pero ella no hizo ningún caso. En ese momento no la importaba nada, sólo estaba disfrutando y no quería perdérselo.

–vamos zorra, quiero que te corras en mi mano, eres mia, eres mi puta para todo lo que yo quiera

–si, siiii, seré lo que quieras pero no te pares ahora, no te pares, más, más, mássssssssssssssssss, sigue, sigue, sigue por diosssss, sigueeeeeeeeeeeeeeee, no pares por fa…..ahhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, diossssssssssss!!!…siiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!

Se corrió chillando de manera totalmente escandalosa al tiempo de que todos sus fluidos corrían por mi mano y por sus muslos hasta mojar sus zapatos, y quedar totalmente exhausta, agarrada a mi brazo para no caerse, jadeando y respirando torpemente, intentando coger aire.

Se recuperó un poco, nos miramos y abrí la puerta para que entrara en el coche.

–sabes?, créo que no vamos a ir a cenar

–no?, qué se te ha ocurrido ?

–no lo imaginas ?

–a mi casa ?, ahora ?. Está Juan allí

–lo sé, y te acabo de preguntar lo que piensas, por lo que no tengo nada más que consultarte

–pero…

–no hay nada más que hablar zorra. Vamos a ir a tu casa y te voy a follar allí mismo. Tu marido sabrá lo que tiene que hacer, y si no lo sabe, ya te encargarás tú de decírselo.

Ah, y cuando lleguemos quiero que le beses, que pruebe tu boca con el sabor de mi leche en ella

Di la vuelta al coche desandando lo andado. Ibamos en silencio, no quería decir nada y dejar que la tensión marcara sus tiempos. Podía notarlo en ella, tampoco decía nada pero su nerviosismo se adivinaba, era una mezcla de nervios, excitación, morbo. Sabía lo que iba a pasar y tenía ansiedad porque pasara y miedo al mismo tiempo. Miraba al frente de la carretera, de vez en cuando se le escapaba una mirada hacia mi que intentaba que no me diera cuenta, movía sus piernas, sus manos, con ansiedad, y así, llegamos a la puerta de su casa.

Entramos y nos dirigimos al salón. Juan oyó ruido y salía por el pasillo,

–ehh, qué hacéis aquí, ha pasado algo ?

–No, nada cariño, no te preocupes , no pasa nada, le dijo besándole, girando un poco su cabeza para mirarme.

–Entonces ?

Ibamos los tres andando hacia el salón, yo sin decir nada, y ella dejando la pregunta sin respuesta. Sonaba de manera tenue la música que tenía puesta , «Your latest trick», de Dire Straits, música perfecta para el momento,

–Nadie me va a decir qué pasa ?, inquirió Juan

Elena dejó su bolso en el sofá apoyándose en él, mirando a su marido. Fuí hacia ella, la cogí por su culo, y acercándola a mí, la besé. Busqué su lengua con la mia, encontrándola inmediatamente. Ella se pegó a mi, comiéndome la boca, gimiendo totalmente excitada. La agarré las tetas a través del vestido, subiéndoselas desde abajo y lamiéndolas, mordisqueándolas. Juan se quedó de piedra mirándonos, abriendo la boca para decir nada, pero sin saber lo que decir,

–ahhhh, eres un cabrón !!, susurraba Elena sin dejar de besarme

–eres una zorra que estás deseando que te folle. Dímelo, quiero oirte decirlo

–Elena !!!!, qué haces ???….., Javier, te mato cabrón !!!, chilló él, dirigiéndose hacia nosotros

Elena miró a su marido, mientras yo lamía sus labios, dejándose hacer. Yo acariciaba su culo, ella recostada sobre el sofá mientras la comía la boca, los labios. El se quedó clavado, viendo como una lágrima resbalaba por su mejilla

–Lo siento Juan, lo siento de verdad.

Sacó un poco su lengua metiendola en mi boca justo cuando la lágrima llegaba a la altura de su boca. Pude notar el sabor salado de su infidelidad, de su entrega, sus pezones totalmente erectos clavados en mi pecho. Su pecho que subía y bajaba de una manera totalmente lujuriosa,

–lo siento mucho, te quiero cariño, pero no puedo evitarlo, quiero ser suya, quiero que me folle

La volvi a morder los labios, apretando mi polla, dura y tiesa como el acero, a su pelvis moviéndome en movimientos circulares sobre su vestido.

–ahhhhh, si, si, fóllame cabrón, fóllame ya, por favor….ahora mismo !!

–mira a tu marido y di para que te entienda bien que eres mia, que eres mi puta.

–soy tuya, soy tu puta para lo que quieras y no me importa que él me vea, pero dame esta polla, por favor, por favor !!, suplicaba apretando su cuerpo al mio.

–Ummmm, así me gusta !..Subí su vestido deslizándolo por sus piernas al tiempo de ir acariciando sus muslos con la yema de mis dedos. Me incliné, pegué un tirón de su tanga rasgándolo y metí mi lengua en el.

–ahhhhhhhh!!

Estaba chorreando, su coño brillaba de todos sus flujos que manaban como de un manantial. Los lamí con mi lengua, abrí su coño con mis dedos y la metí dentro. Me agarraba la cabeza apretándola contra si misma, aunque no hubiera hecho falta porque no pensaba dejar de comerme ese coño.

Deslicé uno de mis dedos dentro de ese coño caliente masturbándola. La palma de la mano hacia arriba, los dedos como ganchos para recorrer sus paredes y tirar del coño hacia fuera desde dentro, buscando sus puntos más sensibles.

–ahhhh, diossss, si, sigue, sigue así…másssssss

Juan seguía inmóvil a cinco metros de nosotros. Le miré y pude adivinar el bulto en su pantalón. Volví con Elena, la miraba desde abajo. Me excitaba ver su cara desfigurada por el placer. Totalmente entregada, con sus manos en mi cabeza, en mi pelo apretándome contra ella, su cuerpo temblando, su pecho subiendo y bajando, boca jadeando, de la comisura de sus labios se escapaban unas incipientes babas que no podía reprimir…..estaba entregada, esa mujer ya sería mia para lo que yo quisiera. Ella lo sabía, yo lo sabía, y su marido, mirando ya con la mano en su polla, lo sabía.

Se apoyaba medio sentada en el respaldo del sofá, el vestido de lujo que llevaba arrugado en su cintura, las piernas totalmente abiertas, ofrecida, dejándose hacer, postura casi obscena, pero tremendamente excitante.

Aceleré la paja que la estaba haciendo follándola con los dedos , movimientos rápidos, enérgicos , clavando los dedos hasta el fondo de ese coño totalmente abierto y con un golpe violento, duro, profundo, llegando casi hasta su matriz –ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh–, se corrió en mi mano, –diosssssss, me corro Javi, me corro, ahhhhhhhhhhh, siiii, siiiii…ahhhhhh!!!!, — , soltando todos los líquidos que la quedaban. Un tremendo squirt que me empapó la mano, sus piernas, sus zapatos, el suelo de la habitación, inagotable porque yo seguía con mis dedos dentro y ella no podía controlarlo, se meaba de placer, aflojándosele las piernas y deslizándose por la espalda del sofá hacia el suelo.

La sujeté, haciendo indicaciones a su marido de que se acercara. Estaba como en una nube y lo hizo como un autómata. Parecía patético andando hacia nosotros con la bragueta abierta. Le dije que me ayudara a levantarla. Ella abrió los ojos recuperando un poco la consciencia viéndonos a los dos a su lado. Le miraba a él sin decir nada y él la miraba a ella sin abrir la boca tampoco.

–Sujétamela cornudo. Ponte por el otro lado del sofá, bésala y me la sujetas. Voy a follarla.

La puse de espaldas apoyada en el respaldo del sofá, y él en la parte de los asientos. Se miraban en silencio

–Juan…lo siento, lo siento…..le decía con lágrimas que inundaban su cara

Abrí sus piernas con una de las mias, sacándome la polla que me dolía de lo dura que la tenía, y cogiéndola con mi mano la puse en su coño, pasando el capullo a lo largo de toda su raja, empujando sus labios que seguían hinchados y mojados. La música que nos acompañaba ahora era «Telegraph Road «, ideal alternando momentos más lentos y más rapídos

–ummmmmm, empezaba a gemir nuevamente , a diez centímetros de la cara de su marido. Empujé mi capullo dentro arrastrando sus labios, lentamente, disfrutando de la sensación de abrirla. Giró su cara y una de sus manos hacia atrás para empujar de mi culo hacia ella, su boca pidiéndome que la besara. Empujé mi polla más dentro, acercando mi cara a la suya y mordiendo sus labios, enredándonos en un beso lascivo, nuestras lenguas buscándose, hablando en susurros y en frases cortas,

–de quién eres?

–ahhh, tuya, sólo tuya

–y qué eres ?

Miró a su marido fijamente a los ojos, contestándome a mi,

–lo que quieras, tu puta , tu zorra, lo que tú quieras, pero fóllame

–bésale, besa al cornudo

Tras un momento de indecisión entre los dos se besaron, lentamente al principio, despacio, rozando sus labios. Zassssssssss!!, la solté un azote en el culo y agarré sus caderas para hundir mi polla hasta el fondo de su coño de un golpe,

–ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, chilló , mordiendo a su marido en la boca y , ahora si, besándole con un beso lleno de pasión. Podía ver como se daban la lengua los dos mientras yo la follaba duro, sin contemplaciones, mi polla hasta el fondo de su coño, sacándola hasta dejar dentro solo la punta de mi capullo y volviendo a entrar de manera violenta en ella, buscando exclusivamente mi propio placer

–joder, joder, siiiiiiiiiiiiii, fóllame así, fóllame massssssssssss, gritaba, mordiendo y besando a Juan, que la correspondia, mientras por debajo se había sacado la polla y se estaba masturbando.

Me agarré a ella con fuerza, volví a soltarla un azote, zassssssssssssss!!!!

–ahhhhhhhhh!!!!!, chilló ella

Dejé caer saliva de mi boca que resbaló por su culo metiéndose en su hendidura .

–Juan, la has enculado alguna vez ?

Me miró con cara de incredulidad, de no saber que decir

–Lo has hecho ?

–ehhh, no, lo hemos intentado pero no hemos podido, dijo casi por inercia.

Ella me miró por encima de su hombro, –no, no lo hagas, no lo hagas, por favor–

–Calla zorra !!!, la dije hundiendo mi polla hasta el fondo de su coño,

–ahhhhhhhhh!!!!….

–Juan, ábrela los glúteos, ábrela para mi, dije,volviendo a escupir y dejar mi saliva en su culo

El se juntó a ella , tal como estaban, sus cabezas por encima de los hombros del otro, como abrazándose, pero las manos de Juan no la abrazaban, sino que hacían lo que le había ordenado. Yo seguía follándola lentamente, recreándome, mientras el la abría el culo. La oía gemir casi en su oido, con sus manos agarrándose a su cintura.

–Eres una puta, siempre lo he sabido, eres una zorra, la decía Juan con los ojos llorosos, pero manteniendo su culo abierto, mirando mi rabo que me lo había cogido con la mano y lo apuntaba a la entrada de esa cueva prohibida, virgen, para mi. Empujé un poco, pasé mi mano por su coño empapado metiendo un par de dedos dentro. Los saqué totalmente mojados con esa sustancia viscosa que delatan a una mujer sin remedio. Se los enseñé a Juan y los pasé por su culo lubricándolo. Empujé un poco más mi rabo, logrando encajar mi capullo,

–ahhhhhhh, con cuidado, por favor, con cuidado, dijo, agarrándose con fuerza a su marido

Empujé un poco más, metiendo todo el capullo dentro, –quieres que siga ? –, dilo, que lo oiga tu marido

–no, por favor, no me hagas decirlo, ahhhhh, !!!!

–dilo, te estamos esperando, verdad Juan ?

Intentaron mirarse aunque sus miradas no llegaron a encontrarse

–Juan…….

–si, yo quiero que sigas

Ella nos miró por encima de los hombros, le miró a él, quitándose las lágrimas con el dorso de la mano, en un gesto de desprecio

–si?, eso quieres?, quieres ver como me rompe el culo?. eres un puto cabrón cornudo !!. de acuerdo, pues lo vas a ver cabrón, vas a ver como me folla un hombre de verdad!!!!…..siii, Javi, sí !!!, fóllame, rómpeme el culo de una vez y que el lo véa !!

–Ummmmmmmmmmmmmmmmm, apreté más mis manos en sus caderas, empujándolas con fuerza haciendo que mi polla se deslizara dentro, ya sin resistencia. Ella chillaba, se mordía los labios, se apretaba las tetas.

–siiii, diossssssssssssss, sigue así , más, más, dame más fuerte por favor, rómpeme !!!!

Juan ya la había soltado y estaba mirando con la polla en la mano, pajeándose. Yo follándola fuerte, mi polla entraba y salía, ella chillaba y jadeaba con la mano entre el sofá y su cuerpo masturbándose,

–dios, me voy a morir, sigue así, no puedo más , no puedo más, me voy a correr, córrete dentro de mi, lléname de tu leche !!

–Siiii, te voy a llenar puta !!!, estoy a punto y te voy a llenar el culo de leche !!!!, vamos, sigue, sigue, córrete, córrete conmigo, estoy a punto, yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. No pude aguantar más y exploté dentro de ella, con mi polla metida hasta los mismos huevos , quedándome dentro de ella, moviéndome en círculos dentro de su culo, vaciándome

–ahhhhhhhhhh, me corro Juan, me corroooooooo, me ha roto el culo y me encanta diosssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!, chilló ella al sentir toda mi leche caliente inundándola.

Me quedé pegado a ella, recostado encima de su espalda recuperando la respiración, ella dejada caer sobre el sofá, Juan sujetándola, con su pantalón y la tela del sofá como testigos de su corrida.

Me salí de ella, agarré su barbilla y la miré. Los ojos turbios de placer, el rimel corrido de aquellas lágrimas, y la besé suavemente en los labios.

–has sido una buena zorra y tu marido un buen consentidor. Os llamaré un día de estos para invitaros a comer ó a cenar y así agradeceros el recibimiento que me habéis hecho.

Y me marché. Sonaban los últimos acordes de «Private Investigations »

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