El mejor regalo de cumpleaños que le pude haber hecho a mi esposo en toda su vida, costo, pero verlo feliz me hace sentir muy bien

Mi cumpleaños es al día siguiente del de mi marido. Cada año intentaba sorprenderlo con algún regalo maravilloso, pero nunca tuve éxito…

Este año le preparé una gran sorpresa que jamás olvidaría.

El día en cuestión, cayó viernes y durante todo el día le envié mensajes calientes para mantenerlo en modo «hot». Él llegó a casa y yo ya le había pedido a mi madre cuidar de los niños esa noche. Cenamos todos juntos y nuestros hijos tuvieron la oportunidad de cantar las felicitaciones a su padre, darles los regalos y compartir el pastel.

Cerca de las 21:00 llegamos al hotel donde yo había reservado una habitación y le expliqué a mi marido que parte de la sorpresa incluía vendar sus ojos y caminar una cuadra. Así lo hicimos y cuando le quité la venda estábamos en la entrada de un club de «streaptease» súper bueno! Él no dijo nada, sólo me miró con un gran brillo en la mirada y ahí yo supe que iba por el buen camino.

Entramos y fuimos a un área previamente reservada (por mí, por supuesto) disfrutamos del espectáculo tanto en las barras de «steaptease» como dentro de todo el local pues estaba lleno de mujeres con cuerpos de infarto cubiertos sólo con minúsculos bikinis y corsés y zapatos de tacón alto. Bebimos unos traguitos y yo reparé en que mi marido miraba de soslayo a un cliente que disfrutaba de un «lap dance» y susurré en su oído: «es sólo pedir», creo que él ya la había escogido antes de yo hablar ya que al momento dijo: «La morena del bikini rojo» y así fue hecho. La mujer lo provocó de todas las maneras posibles, se sentó en su regazo y moviá las caderas sensualmente al ritmo de la música frotando su majestuoso culo en el palo duro de mi marido que estaba en la luna con los ojos cerrados por veces, la boca entreabierta y las manos entrelazadas en la nuca, respirando profundo …

Cuando terminó esa sesión, colocó mi mano en su sexo y me dijo: «vamos a resolver esto». Miré mi reloj -22: 50 … justo a tiempo para la segunda parte de mi plan, sólo que él no lo sabía …

En el camino de vuelta al hotel mi marido iba con prisa y excitado … mucho.

Cuando llegamos fue tal como yo esperaba, apenas entramos en la habitación él se me arrojó encima besándome, frotando todo mi cuerpo y hablando sucio… rico… divino!… pero, tocaron la puerta! Él no me dejaba abrir, pero yo lo necesitaba. Yo sabía que a las 23:00 llegaba ella, la «Miss Surprise».

Abrí y allí estaba ella: pelirroja, esbelta, labios gruesos, ojos grandes azules y un vestido amarillo entallado que desmarcaba las bondades de su cuerpo exuberante poseedor de un culo voluminoso y bien formado (vale notar que ese fue el único parámetro que respeté de los gustos de él que prefiere las negras como yo (Lo siento, pero tampoco se trata de traer a una competidora «a casa», no?).

Se quedó parado, echo piedra como gárgola. Ella avanzó hacia él y le dijo: «Feliz cumpleaños, yo sólo la Sorpresa» y comenzó a desvestirse despacio frente a él que aún no se movía. Yo fui detrás de él y abrí los botones de su camisa acariciando su pecho ahora desnudo. Ella le abrió su pantalón y sin mediar palabra comenzó a chupar su pene que después de la primera impresión había perdido un poco la erección. Él empezó a relajarse y yo me acomodé en una silla en un rincón de la habitación, a media luz, observando … Mi marido se dejó hacer y sólo tomó un poco del control de la situación cuando la penetró en un tradicional misionero que es su especialidad. Él tuvo un orgasmo de desahogo y le dijo: «ya vuelvo» y a mí: «de todo esto va a sobrar para ti» y entró en el baño por un par de minutos.

Yo estaba de pie al lado de la puerta del baño con aire preocupado cuando salió. Debo decir que el hombre que salió del baño no fue el que allí entró. En cuanto salió me dio la vuelta para quedar de espaldas a él y me apoyó fuertemente en la pared para besarme con mucha pasión en el cuello al mismo tiempo que me metía el dedo en el culo y me decía autoritariamente: «tú eres el postre» Y se dirigió a la cama donde la pelirroja esperaba con cara de: «Oh, esto va a ser bueno» y así fue…

En realidad, nunca imaginé que las «damas de compañía» disfrutaran de una mamada como aquella que la Sorpresa estaba recibiendo de mi marido!! ella se estremeció y gemía fuera de sí hasta alcanzar el más grande de los orgasmos que debe haber tenido en su vida! Él se acostó bocarriba y tal cual pluma la cargó y la hizo cabalgar de espaldas a él y de frente a mí!!! Ella subía y bajaba despacio pero profundo, bien profundo y yo… bueno, yo no podía dejar de admirar la manera armoniosa que sus pechos bailaban al ritmo de una melodía inexistente … ella cambió el movimiento y entonces se movía en círculos con el pene metido hasta el límite de sus entrañas y tuvo otro orgasmo… y yo con ella! pues todo ese tiempo acaricié mi clítoris vigorosamente… a mi propio ritmo e imaginando cosas que nunca antes imaginé… sólo puedo decir que en mi cabeza, yo estaba en la cama con ellos … con ella…

Ale (así se llama mi marido) quiso recuperar el mando y sin previo aviso la puso casi de perrito, apoyada sólo en las rodillas y el rostro, quedando con el culo aún más visible y abierto para él. Me encantó verlo así; se veía poderoso, dominante, salvaje … y me excitó y en ese momento deseé ser la puta pelirroja… En esa posición él la bombeó fuerte hasta llegar a un ruidoso orgasmo que preferí pensar que era para mí y por mí …

Se quedaron acostados en la cama y la Sorpresa dijo que ya su tiempo había acabado y que debía marcharse. Nosotros aceptamos y ella se dirigió a la puerta, pero vaciló antes de abrir y dijo: «Quiero quedarme, por mi cuenta… es que… yo también quiero probar el postre y más aún que adoro el chocolate!»

Él me miró y en ese momento miré el reloj, pasaba de la medianoche.

Ya no era su cumpleaños, era el mío …

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