Mi amorío con mi pastor alemán
hola, primero que nada muchas gracias por su buen recibimiento a mi primer relato, hoy les traigo otro inclusive un poco más caliente que el anterior, espero que lo disfruten.
apenas unos días después de mi primera experiencia con la zoofilia, yo estaba segura de que quería todavía más, era claro que lo que mi perro me había hecho experimentar no lo había experimentado jamás y yo anhelaba mucho más de aquel delicioso placer.
así que un día en que me quedé sola en la casa y con la certeza de que no habría nadie hasta tarde, decidí llevar acabo aquello que tanto deseaba, una vez me ví sola, repetí los mismos pasos de la primera vez, salí al patio, agarre a manto del collar y lo metí a la casa, seguidamente a mi cuarto, el perro parecía ya anticipar lo que estaba a punto de ocurrir, eso logró excitarme más de lo que ya lo estaba.
me desnudé de pies a cabeza y me recosté en mi cama abierta de piernas, manto se subió también, esta vez sin la necesidad de que yo lo llamase, mi vagina ya se encontraba repleta de mis juguitos, había esperado tanto este momento que la excitación era casi inaguantable, esta vez (contraria a la anterior) el aroma de mis juguitos pareció captar la atención de mi querido manto, quien pronto hundió su hocico en mi sexo, olfateando todo lo que podía, el olor, al parecer, le agradó bastante, porque pronto la punta roja y húmeda de su miembro se hizo notar, el can, totalmente embelesado por mi aroma, comenzó a lamer mi parte íntima de una manera increíblemente placentera, tanto que los gemidos no se hicieron esperar, pero yo, tal como mencioné al inició del relato, quería más, así que como pude, aleje al canino de mi sexo y me gire, poniéndome en cuatro, con mi culo en trompa y las piernas ligeramente abiertas, ni bien hice aquello, manto clavó su hocico en mi ano, causando un escalofrío placentero en todo mi cuerpo, pero sentía que pronto iba a correrme y no quería, yo deseaba otra cosa, así que aleje a manto de mi agujero y agité mi trasero de lado a lado, intentando que entendiera con mis movimiento lo que quería, y al parecer fue así, porque rápidamente se montó encima de mi, dando embestidas erráticas, sin conseguir dar con su objetivo, pero yo, instruida por la cantidad inmensa de porno zoofilico que había visto, estiré mi brazo hacia atrás y con mi mano tome aquel hinchado, rojizo y húmedo pedazo de carne y lo guíe a mi entrada, al instante en que el miembro de mi perro rozó la entrada de mi vagina, él dio una embestida certera, insartandose de lleno en mi, provocando un grito inevitable de mi parte, una mezcla entre dolor y placer, manto comenzó a embestirme con fuerza, sin darme si quiera tiempo a acostumbrarme a su tamaño, pero no me importó, porque pronto me tenía a su merced, gimiendo y gritando como la perra en celo que era.
-ah! si mi amor, si manto, dame más duro, me encanta, si, así bebé!
la vez anterior había descubierto que me calentaba a sobre manera hablarle sucio a mi perro, por eso ahora no me privaba en lo más mínimo de hacerlo.
-mmm si bebé, cogerme fuerte más duro, si si si, me lo haces tan rico, me encanta, quiero que me cojas más fuerte si mi vida?
y como si me entendiera, sus embestidas se hicieron cada vez más rápidas y desordenadas, yo me aferre con fuerzas de las sabanas sintiendo el orgasmo en puerta.
-MMM, AH!
gemí con fuerza y de manera prolongada cuando finalmente me corrí, sintiendo los espasmos de un orgasmo increíblemente delicioso. cuando crei que ese sería el fin, sentí como algo en el miembro de mi perro se hinchaba impidiendo que me soltara de él, y pronto sentí como algo caliente y viscoso me llenaba entonces entendí que mi perro me había anudado, la sensación de su semen inundandome, fue demasiado para mi, tanto así que terminé por correrme una segunda vez, sin ningún tipo de estímulo extra, estuvimos anudados una cosa de 30 minutos, hasta que su bola poco a poco se desinflamo y su miembro salió de mi, acompañado con una mezcla de mis fluidos y su semen.
así quedé, totalmente desnuda sobre mi cama, con el olor a sexo inundando mi habitación y mi cuerpo pegajoso por el sudor, mis fluidos y el semen de mi querido manto.