Mi mujer disfruta mucho más con jovencitos
37 días duro la firmeza Leticia. Era domingo por la mañana, con los niños paseando y tomando un aperitivo. Durante este tiempo cada vez que follábamos, le recordaba con detalles lo de esa noche y también le añadía otro tipo de fantasías, con desconocidos y algún que otro conocido, los polvos eran antológicos y cada vez que terminábamos, se hacia la enfadada. A las tres semanas me desentendí y follamos con normalidad y fue ella la que según se calentaba me pedía que la contase algo. En ese momento supe que había muchas posibilidades de volver a intentar algo y empezó ese domingo.
– Eduardo te quiero confesar que no me importaría tomar una copa como la del viaje. Me entiendes? (hablaba de esa forma porque estaban los niños correteando alrededor)
– Pero es muy difícil poder volver al mismo sitio, tendríamos que lograr tener días libres los dos.
– Ya lo he pensado, tienes razón. O a algún sitio más cercano. Porque de todas maneras tiramos el papel con los móviles.
– De tirar nada, que lo tengo bien guardado.
– Que guarro no me hiciste caso.
– Por aquí cerca no hay nada que merezca la pena que ya lo tengo visto de sobra, pero aquí hay varios sitios y de mucha clase.
– No, por ahí sí que no. Ni por muchas ganas que tenga. Fíjate en el otro sitio y la gente que había, pues imagínate aquí. Estaría intranquila y no podría, no.
– Podemos poner algún anuncio, darnos de alta en alguna aplicación.
– No eso es muy frio. Me gusta más ver en vivo a la persona.
– Queda otra posibilidad y reúne tus deseos.
– Pues a que esperas para decírmelo.
– Es alguien que no te quita el ojo y se pone como una moto cuando te ve. Como se tus gustos, sé que te gustaría, que está bien y está muy sano.
– Ni familia, ni amigos Eduardo, eso solo traería problemas.
– Quien ha dicho que sea familia o un amigo.
– Entonces quién es?
– Ya te lo diré.
Me estuvo insistiendo, tratando de sonsacarme con todas las argucias incluido un simulado enfado. No me deje doblegar. Esa noche follamos y me provocaba, paso de llamarme cornudín a cornudo y que me iba a obligar a comérsela. Me dijo de todo y lo mejor es que me ponía cachondo pero mas se ponía ella. La verdad que no tenía ninguno en mente en concreto. Tenía muchos posibles candidatos, era un grupo de jóvenes que se estaban preparando para las FCSE o para bomberos. Los tenía a casi todos en mente. Si prisa fui haciendo descartes. El primer descarte lo que no estaban muy bien físicamente. El segundo lo hice en el vestuario a la hora de ducharnos, los que no estaban bien dotados, fuera también. Quedaron un grupito interesante, con ellos acabe entablando conversación y eso me llevo a hacer el ultimo descarte, quedaron nueve. Empecé a hacer un acercamiento mayor en el gimnasio. Me fije en los que no le quitaban el ojo a mi mujer. Acabe haciendo más “pandi” con cuatro de ellos y un día me hice el remolón, de tal manera que Leticia vino a avisarme de que nos teníamos que ir y aproveche para presentarles a mi mujer. Los cabrones no se lo pensaron, le arrearon dos besos a mi mujer. Eran Miguel, Alberto, Rubén y Damián. Los mas descarados dentro de un orden fueron Alberto y Rubén. Eran los mayores tenían 25 años, Miguel 20 y Damián 21. Todos estaban cachas y medias aproximadamente el 1,80 salvo Miguel que estaba en el 1,90 o un poco más y era el más bicharraco, se presentaba para bombero. Era una autentica mula.
Después de la presentación me despedí y nos fuimos. Nada más salir a la calle Leticia sin mirarme y mientras caminábamos me dijo, “que se te quite de la cabeza, no, no y no. Que no quiero tener que cambiar de gimnasio y sabes que los veo muy críos, a pesar de su tamaño” solo le respondí y que porque no había visto el otro tamaño. No hizo ningún comentario, pero sabía que ya lo tenía en su cabeza. Alberto y Rubén eran los mas lanzados, se les notaba desde el primer momento. Los otros eran como mas blandos, demasiado buenos chicos. Desde ese día nuestros polvos iban dedicado a ellos y empecé a incidir en Alberto y Rubén. Ella quería hacer que le daba igual, pero se notaba que en el gimnasio le gustaba exhibirse ante ellos, eso sí, con mucho tacto, pero cuando estaban cualquiera de los cuatro o los cuatro los ponía cardiacos. Esos dos empezaban a coger cierta confianza y hablaban con ella. Se cortaban por estar yo presente. Un día en la conversación, me ofrecí a invitar a uno de ellos y tantearle.
– Si, hombre, que vas a decirle, oye quiero que te folles a mi mujer, que lo está deseando? Están tonto o que.
– Tu que me quieres dejar como tonto. No ves que eso no se lo diría nunca. Que crees que no soy capaz de tantear a unos jóvenes sin levantar sospecha? Tan imbécil me crees?
– Tienes razón, perdóname que me he pasado, pero es que me pongo nerviosa yo sola.
– Pues si confías en mí, déjalo de mis manos.
– Espera y escúchame bien, hazlo pero sin comprometerte ni a ti ni a mí de ninguna manera.
– Ya te digo que no te preocupes. Solo dime quien es el elegido Albert, Rubén o ya si quieres los dos.
– No sé si seré capaz, pero de dos nada, porque se tendrían como testigos, uno solo y que si dice algo podamos dejarlo como mentiroso y no te creas tan listo, ninguno de esos dos, de ser alguno sería Miguel.
– MIGUEL????
– Si Miguel, ni que hubieras visto un fantasma.
– Pero si es muy soso, le falta espíritu.
– Eduardo hazme caso, será el que menos habla, el que pueda parecer que no tiene interés, pero su mirada lo dice todo.
– Que te dice su mirada?
– Que me “destrozaría” tiene una mirada de deseo, una mira “sucia” y lo que es mas importante, no ves que no es un bocazas, el mira, escucha y seguro que ya ha mantenido relaciones sexuales con mujeres de mi edad o mayores. En esto fíate tú de mí.
– Pues si tú lo dices, me pondré manos a la obra.
Me hacía falta que algún día Leticia no fuera al gimnasio y como le vino la regla pues paso de ir. En esos días logre el acercamiento con Miguel. Leticia tenía razón, era mucho mas despierto que los otros. A pesar de ser el más joven, no le pasaba como a una inmensa mayoría. Estaba al día en cualquier tema de sociedad o política. Se podía conversar con el de todo y lo mejor, estaba estudiando derecho y preparándose las oposiciones de bombero. Aproveche para decirle, “no te entretengo mas que seguro que tendrás alguna chica suspirando y esperando” su respuesta me agrado, “si es por eso tranquilo, no tengo ninguna chica suspirando ni esperando, no quiero distracciones y prefiero que no sean jovencitas, un aquí te pillo y que no me distraigan en mis estudios” después me lo detallo mas, no quería ningún rollo, porque decía te enamoras, luego por lo que sea rompes y te puede dejar tocado y afectar a los estudios. Lo tenía bastante controlado todo, ahora solo faltaba lo que Leticia dijese. Con ella hablaba de todos los avances con él y nuestras folladas eran todas dedicadas a él. Le propuse mi plana a Leticia.
– La próxima semana juegan un partido importante y no lo echan en abierto. Podía invitarle a verlo y a cenar.
– Me hace dudar el que venga a nuestra casa y ya si es con los niños mucho mas, no quiero mezclar con los niños nada.
– Ya lo tengo pensado. Los niños lo dejamos con cualquiera de los abuelos. La excusa tu por lo que sea sales muy tarde y yo tengo cena de trabajo y también llegare tarde. Vemos el partido y nada más, una primera toma de contacto.
No le pareció muy mal y acepto. Lo íbamos a hacer de la siguiente manera, ella estaba en casa sola y llegaba yo con Miguel y sin avisar. Como la pillaríamos? Esa decisión era suya. El día X, fui al gimnasio solo, la excusa que a Leticia un tobillo se le había torcido. Me costó convencerle, porque no quería hacerlo muy descarado, lo conseguí y nos fuimos a tomar una cerveza y marchamos para mi casa. En el aseo le mande un whats a Leticia, incitándola a que estuviera radiante y ella sabía que ese radiante era a estar vestida como una puta. Con la misma me contesto que de eso nada, que para tener una toma de contacto no hacía falta vestirse como una cualquiera, usó esta palabra. No había que insistir que a Leticia presionarla estando nerviosa porque lo estaría, no era nada bueno. Bebía la cerveza, escuchaba a Miguel y estaba pensando como estaría vestida Leticia, como nos recibiría y como actuaria. Llego el momento de ir para mi casa y salir de las dudas con Leticia.
Abrí la puerta y salude a Leticia que era toda una actriz, porque vino a saludarme como si no supiera nada y lo hizo fingiendo una ligera cojera. Se sorprendió de ver a Miguel y me “regaño” por no avisar de que llegaría con compañía. Se había puesto una falda cinco dedos más arriba de la rodilla y una camiseta con dos cordeles como tirantes, que el quedaba ancha por arriba y si se agachase se le verían las tetas, porque era claro que no llevaba sujetador. El movimiento de sus tetas y los pezones que se salían lo dejaban clarinete. Pasamos al salón y Leticia iba delante con su “cojera” Miguel nos soltó una disertación sobre los tobillos torcidos y la termino diciendo que si quería le daba un masaje en el tobillo que quedaría como nueva. No recordaba si le había dicho que Leticia era médico. Tome la iniciativa y dije que por probar no pasaba nada, Leticia puso una de sus expresiones rara. Me pidió que si tenía alguna crema hidratante.
Se la lleve y se sentó en el suelo cruzo las piernas y se puso una toalla que le lleve sobre sus piernas, para que nos e manchara. Tal como se había sentado, en el momento que Leticia se moviera un poco más de la cuenta, le vería las bragas seguro si es que llevaba. No Denia de hacerlo mal el chaval, porque la cara de leticia era de relajación. Leticia había dejado sus piernas pegadas, todo lo que podía y sus manos en el medio de sus muslos. Así Miguel no podía ver nada. Leticia seguía haciendo su papel y de vez en cuando se quejaba. Quise dejarles solos un momento, fui a abrir unas latas, poner unas patatas y algo demás de picar. Lo hice veloz como el rayo. Deje todo preparado en la mesa de la cocina y fui a ver cómo iban. Miraba por la rendija que hay en la puerta, la piernas de Leticia estaban más abiertas y ahora Miguel estaría viendo todo. Vi que se animaba y subía mas sus manos, Leticia no decía nada y entonces entre, Miguel rápido volvió al tobillo y dio por acabado el masaje.
Hasta le temblaban un poco las manos. Pico un poco y se excusó, solo le faltó salir corriendo. Nos quedamos solos, me acerque a Leticia y si llevaba bragas, estaban muy mojadas, se puso de culo sobre el sillón y me dijo que lo primero era lo primero. Follamos a costa del chaval, me nudas dos corridas se dio Leticia. Nos quedamos tiraos después del polvo. Fui directo.
– Cuándo te lo vas a follar?
– Jejejejeje, que cosas tienes.
– No digas que no, que si tardo un poco mas, te lo tiras aquí mismo.
– Ha estado a punto de meterme mano, pero estaba como un flan y no dejaba de mirar de reojo la puerta. Te tiene mucho respeto, va a ser muy difícil.
– Si quieres le doy un empujón.
– Eduardo me fascinas, cuando me contaste lo que querías, no te entendí y creí que cuando vieras que un tío me tocaba un pelo, pararías de inmediato todo. Alucine al verte tan comprometido en ayudar a que me follaran. Sabes que tuve mis dudas y mis miedos, el verte a ti tan pancho, tan contento, ha hecho que me sienta como tú.
– Así que el chaval te ha puesto cachonda.
– Mas que el chaval, lo que pensaba. Que me estaba comiendo entera y tu estabas tumbado comiéndosela a él. Como me he puesto. Lo harías por mí? Me darías ese gusto?
– Si eso te pone, te lo debo por ceder a mis gustos. La semana que viene lo preparemos mejor.
– De eso nada monada, mañana. Ya hablo con mi madre. Ahora le llamas con cualquier excusa y le haces venir mañana.
Tarde en encontrar una excusa plausible para hacerle venir, pero la encontré. Leticia ideo una manera de seducirlo entre los dos, sin que fuera muy escandaloso para que no se asustase. Había quedado a la 5 de la tarde directamente en mi casa.
La mañana estuve excitado, había quedado con Leticia el ir directos a casa, porque ella quería tener una sesión de baño para arreglarse por completo, que no era necesario porque no tenía ni un pelo. A última hora de la mañana nos llega una complicación a mi trabajo, viendo cómo se desarrolla la situación llame a Leticia, le resumí lo que pasaba, para que se fuera ella sola y ya iría en cuanto pudiera. Se altero y no quería, me insistía para que llamara a Miguel y cancelase el encuentro. Me costó convencerla, no le engañe. Porque esperaba como muy tarde salir a las 4 de la tarde y estaría a tiempo salvo que cogiera mucho tráfico, que podría suponer llegar 10 minutos sobre la hora. Ella sabía de sobra que era cierto lo que le decía saliendo a esa hora. Se quedo más tranquila y me comprometí a ir contándole cualquier novedad. A las 4 en punto me llegaron varios whats de Lidia, quería saber que sucedía.
(La conversación integra)
–A que esperas para decirme algo.
–Contesta ya son y 10.
–No me está gustando.
++Perdona Leti, me ha sido imposible. Ya mismo salgo.
Edu son y 15 ahora mismo vas a llegar tarde.
Llama a Miguel y hay que anularlo.
++Que va que me da tiempo, solo tienes que entretenerle, no vas a poder una mujer como tú con un chaval.
–No me piques, ese que llamas chaval, tiene algo que se llaman hormonas, que están revolucionadas y en el momento que me vea se le van a revolucionar más.
++Que te has puesto. mándame una foto.
–Ahí va la foto.
++Amor es que he visto al foto y me revoluciono hasta yo. Y salgo ya.
–Por favor no tardes, que si se pone burro no sé por dónde salir.
++Tranquila ya verás cómo lo controlas todo a la perfección.
Al salir mas tarde de la hora habitual el tráfico era mayor. No me preocupa Leticia, era una mujer que sabía controlar las situaciones adversas, tenía mucho carácter, mucha personalidad y si se ponía de mala leche asustaba con su genio. Mi retraso fue de más de 45 minutos, tampoco era tanto, una carantoña, unas palabras cariñosas y se le pasaría todo el mal humor. La cerradura no tenía echada la llave, por lo que abrí sin dar vueltas al cierre. Fui al salón y los encontré callados incluso algo nerviosos, sobre todo a Miguel, imagine por lo cachondo que tendría que estar con mi mujer vestida de esa manera. Fui a quitarme la chaqueta y la corbata, ponerme más cómodo. Me senté y ya tenía una copa preparada, había un olor característico en el salón. Olía a sexo, o Leticia estaba muy cachonda o algo había pasado. Calcule mentalmente el tiempo. Llega puntual, 10 o 15 minutos hablando. 10 minutos más haciendo un acercamiento. Otros 10 en el “ataque” y un mínimo de 10 a 20 minutos follando, lo dejare en 15. Total 50 minutos, no les había dado tiempo. Miguel dijo que se tenía que ir, que otro día vendría con más tiempo y para dar un aliciente más, me excuse por no acompañarle a la puerta que iba a hacer una llamada urgente, que hice como si llamar y Leticia le acompaño. Frase típicas de despedida y lo que me pareció algún susurro.
– Estaba Miguel raro o me lo pareció a mí?
– Depende a lo que tu llames raro.
– Pues que lo he notado frio y con ese modelito que llevas es para estar de cualquier manera menos frio. A ve si le gusta más la carne que el pescado. Ya te digo que le gusta el pescado y mucho.
– Instinto de mujer?
– Te cuento pero no vale enfadarse.
– Ya está, te ha tirado los tejos o te ha morreado.
– Sigo contándote. No me dio tiempo ni a decirle que llegarías mas tarde. Porque fue lo primero que me pregunto, por ti. Le conteste que ya estabas de camino, pero que llegarías un poco más tarde, no mucho. Su mirada fue de peligro, pero pensé que lo controlaría.
– Es que me parecería aro que no pudieras controlar a un chaval de 20 años.
– Y lo controlaba, hasta que me llego un Whats y me gire a mirar el móvil, porque pensé que era tuyo. Me puse de rodillas sobre el sofá para poder alcanzar el móvil y note como se pegó a mí por detrás.
– Venga ya Leticia, si te pusiste así y con esa falda sabias que te iba a ver todo tu culazo.
– Te lo juro, lo hice como siempre hago de manera instintiva, aunque una vez que lo hice, me vino a la cabeza que estaría mirando. Y quise rectificar y fue cuando se pegó como una lapa.
– Y ya está?
– No que va, ahora viene lo importante. No te enfades. Me revolví, me puse seria. Lo siguiente fue lo que dijo e hizo. Me pego en el culo, casi me rompe las bragas, se bajó un poco los pantalones, le arañe y me volvió a azotar con una violencia inusitada, con una fuerza que me ponía cachonda. Me llamaba puta, calienta pollas, que todo el gym se hacen pajas pensando en mis tetas, en mi culo.
– Porque no lo echaste de inmediato cuando paro.
– Es que no paro, mira mi culo.
– Cojones, esta rojísimo, pero que te ha hecho el cabronazo ese? Se va a enterar.
– Calla y escucha. Se paso pegándome en el culo? Ya te digo que si y que se pasó mucho. Pero no se equivocaba, era una puta reprimida y entre tú y el la habéis sacado.
– Pero que dices ahora?
– Pues que después de eso. Me hizo apoyarme y me follo como un animal, contra mi voluntad, pero con mi voluntad. Ha sido una follada única.
– Pero no se puede ir así por la vida. Y si no pusieras medios, te podía haber dejado preñada.
– Fue en lo único que me hizo caso y se colocó un condón. Aunque si te soy sincera no me hubiera importado. Para que no tengas dudas míralo.
– Todo eso se corrió? Cuanto llevaba sin echar un polvo?
– Y que como fue?
– Pues consiguió que me corriera varias veces, si llegas a venir lo que son cinco minutos antes, te encuentras con el concierto de chillidos míos y los insultos de él corriéndose, que es igual o más escandaloso que yo.
– Y entonces por qué se ha ido?
– Porque no le he dicho, mira Miguel mi marido es un cornudo y le gusta ver cómo me follan otros. Pues no, no se lo he dicho y me imagino que estaría cortado o avergonzado.
– Puede ser porque a pesar de todo me aprecia. Por qué te sonríes?
– Es que pensándolo bien poco se arrepiente, porque en la puerta, me ha dicho, que se va cabreado porque se quería haber follado el culo más deseado por todos.
– Que puta mas grande que eres.
– Y tu un cornudo, todavía no muy grande, pero si sigues queriéndolo lo serás. Y ahora porque no me follas el culo.
Se coloco como la había follado Miguel y mientras me follaba su culo, me había dado cuenta de Miguel la había dejado muy satisfecha y de que ya utilizaba un lenguaje más soez sin necesidad de estar follando, me estaba gustando mas la nueva Leticia. Los días sucesivos más de una semana, trascurrían con normalidad. Aunque Leticia cada día estaba mas cachonda y me reconocía que se ponía cachondísima en el gym, sabiendo que su culo era tan deseado y esperando que Miguel se decidiera a follarse su culo. Si no fuera de mente fría, saldría a follar a cualquier sitio, pero tenía un gran control sobre ella y todo lo que la rodeaba, era en eso mejor que yo. Me contaba como alguien le había tirado los tejos y no eran pocos. Estaba mas excitada de lo normal, follábamos más a menudo y algunas veces oía como se corría cuando se bañaba, a pesar de disimularlo.
El cambio en ella se iba notando. Se vestía un poco más llamativa sin necesidad de pasarse. Su autoestima estaba más alta y eso que ella era una mujer segura. Le propuse que le entraría a Miguel para que tuviera las ideas claras y si quería pues con más calma y me interrumpió un poco airada, “si lo bueno es como me trato, como me obligo, fue una sensación muy peculiar” y riéndome le dije, que te puso cachondísima, que peculiar y la entendí, si le decía que lo sabía, ya no sería igual y estaba el problema de que ahora nos evitaba. Leticia se desesperaba y era volver de gym y follar como cosacos.
Había leído relatos y visto videos, de mujeres forzadas, siendo el marido el organizador. Se me pasaba por la cabeza, me ponía muy cachondo, pero lo desechaba porque era peligroso, había que saber elegir al candidato o candidatos y sobre todo lo que pasaría después cuando se lo contase a Leticia. No era nada viable. Me lo tenía que quitar de la cabeza. Era ya martes y estábamos en el gym. Sabía que Leticia me veía por los espejos y cuando vi a Miguel solo me acerque a hablar con él, estuvimos unos 10 minutos y regrese a lo que hacía antes, la mirada de Leticia era una mirada intensa y de enfado, porque no quería que le propusiese nada. Íbamos para casa y yo hablaba de sucesos del día y ella callada. Estaba que se moría por saber de qué había hablado con Miguel. Recogimos a los peques y ahora era imposible de hablar de nada de eso. En casa tampoco porque había que ducharse uno y luego el otro para no dejar a las fierecillas solas. Después las cenas y ese día estaban un poco cargantes, cosas de niños. Leticia dijo que acostaba ella a los niños que los dormiría antes y vino como un toro saliendo de los toriles, solo le faltaba bufar.
– Vamos a ver, vamos a ver, para que hablamos las cosas, no quedamos en que no le desvelarías nada?
– Es que no he desvelado nada.
– Y voy yo y me lo creo. Que se puso a mirarme como un berraco en celo.
– Te repito no le he desvelado nada y que te mirara así, será porque el sábado te va a follar y el todavía no lo sabe.
– Pues entonces esta como yo, que tampoco lo sé.
– Pues le he pedido ayuda para que me ayude en la casa de la sierra. Para mover todos los trastos. Solo me costara 100€
– Paaaaara… según tú me va a follar y encima le pagamos? Ya te digo que no y por si no te acordabas no tenemos con quien dejar este fin de semana los niños. Tus padres y los míos están de viaje.
– Ya está todo pensado, le pregunte a María si en caso de irnos a la sierra ella se podría venir y me dijo que no había problema.
– Pues dinero perdido, los 100€ de miguel y lo que acordaras con María. Porque estando los niños por medio jamás de los jamases y además con María, que es jovencita pero no tonta.
La conversación aunque no fue por donde esperaba, ella se puso melosa poniéndose encima de mi regazo, ya lo veía posible otra semana. Quería follar que la conozco, esta vez jugué las cartas del ofendido y no follamos. El miércoles seguí haciéndome el ofendido y la oí como se corrió varias veces ella sola. El jueves un “casual” malestar de tripa aunque ya estábamos a buenas, me impidió poder hacer nada. El viernes todavía la tripa seguía mal y mientras estaba cuidando a los niños, ella se metió a dar un baño relajante. De vez en cuando me escapaba y entraba en nuestra habitación, a pesar de la música alta, la oí correrse varias veces. A Leticia la conocía muy bien, sabía que varios días de abstinencia le hacían subirse por las paredes, porque también el pasaba cuando me iba de viaje, que lo normal eran un máximo de tres días ausente y cuando llegaba, lo primero era follar y follar. En nuestro coche no cabíamos todos, Miguel había dicho que por eso no me preocupara que le pediría el coche a su madre. Lo tenía todo pensado. Los niños dormirían con María en la planta baja, en la misma habitación, que había cuatro camas. En la planta de arriba nosotros en una habitación y a Miguel le daría una que era muy grande y se había colocado un armario de cuatro cuerpos bajo un arco, que lo dividía y salían dos habitaciones. Pudiendo verse si uno quería perfectamente la otra habitación. Si había alguna posibilidad de que pasara algo, la vi desvanecerse cuando llego Miguel en su coche, venia con un primo suyo.
Leticia me clavo la mirada como preguntándome que pasaba, mi mirada le decía que ni puta idea. Se bajaron del coche y Miguel nos lo presento, “es mi primo Javier, que se ha tenido que quedar en mi casa este fin de semana y no lo podía dejar solo, además son dos buenos brazos mas para ayudar” lo de los brazos era verdad, porque era igual de bruto que Miguel, al darme la mano y apretármela tuve que aguantar no decir nada, porque menudo apretón que me dio. La que no se corto fue Leticia que el chico no hizo ni el amago de darle dos besos le dio también la mano y ella con un tono tosco, “cuando tengas tiempo me rompes la mano” y la movió como muestra de dolor. Me sentí mal por el chaval, que se puso blanco y no paro de pedir disculpas.
Entre la calentura acumulada de Leticia, las miradas furtivas de María a Miguel y a su primo, a Leticia le sacaba de quicio, se le veía, ella se veía mejor que María y era verdad. leticia estaba cabreadísima, el fin de semana iba a ser de mucho trabajo y pocas satisfacciones. Una vez asignadas las habitaciones, que la única variación es que los primos dormirían en la misma. Nos fuimos a cambiar de ropa una vez que descargamos todo. La casa aunque era vieja tenía una ventaja importante, los muros y paredes eran como se hacían antes, gruesos y bien insonorizados, al igual que las puertas gruesas y pesadas. Trataba de no estar a solas con Leticia de momento, prefería que se relajase, pero no lo conseguí. Cuando estaba cambiándome en la habitación y aunque ella ya se había cambiado, vino a por “guerra”
– Majete, tenlo claro, ni una petición, ni una insinuación, nada de nada, si quieres algo te lo follas TU.
– Leti no te pongas así, he querido hacerlo lo mejor posible. No ha salido bien, también lo siento yo.
– Que no, que no te enteras. Te lo he dicho, te lo he recalcado. Estando los niños por medio, ni se habla, ni se insinúa nada y mucho menos se trae a nadie. Pues no conforme, nos traemos también a María, por si éramos pocos. Todo por no consultarme.
– Vale ya está bien, si quieres les pago y los despacho. Que ya me encargo yo de hacerlo.
– Pues no estaría mal. Pues en la comida se lo digo.
– Me parece perfecto.
Fuera de la casa estaba maría con los niños. Javier estaba también fuera, más alejado hablando por el móvil. Era normal porque dentro de la casa se cortaban las llamadas, la cobertura no era muy buena. Bajaba pensativo, trataba de buscar una excusa plausible para que Miguel y su primo se fueran. Vi a Miguel ir hacia la cocina, él no me vio a mí. Bajaba las escaleras cuando oigo un ruido seco, se asemejaba a una palmada y lo que oí me certifico que había sido eso. “Vamos putilla, que esos pantalones me han puesto el rabo loco” me quede quieto. Leticia se había puesto unos pantalones vaqueros demasiado cortos. Con cuidado me asome. Vi a Miguel pegado a su culo, había desabrochado su pantalón y metía su mano, tocándole el coño. Ella “protesto” por lo que hacía, pero sin dejar de mover su culo. Miguel que estaba en plan macho alfa, “te prometí que la próxima vez que te viera te follaría el culo y esta noche cumpliré mi promesa” Leti se debatía y le decía que era imposible. Se aparto y menudos azotes le daba. Hasta que claudico diciéndole, “lo intentare pero, y tu primo?” no titubeo, no lo dudo, es que una puta como tú no le basta solo un rabo. Por eso tu marido es un cornudo.
Subí unos escalones sin hacer ruido y baje haciendo algo de ruido para que me oyeran. Al entrar en la cocina Leticia estaba de espaldas a la puerta, colocando botes en las estanterías y Miguel estaba sentado en una silla tomándose una cerveza y hablaban de ejercicios que hacían en el gym. Leticia estaba nerviosa, excitada y lo disimulaba bien, quise meterla en un compromiso cuando se dio la vuelta, le dije que el botón del pantalón lo tenía desabrochado, trago saliva e hizo que le daba vergüenza por estar Miguel mirando. Miguel se fue con su primo y nos dejó solos. Podía ver a todos desde la ventana de la cocina.
– El muy cabrón me ha metido mano? Uuuffff
– Solo eso?
– Se tiene que ir ya, que me ha puesto, que si hubiera querido, no hubiera sido capaz de evitarlo si hasta em ha pegado, mira mi culo.
– Pues sí que te lo ha vuelto a dejar bien rojo. Os he visto y te ha vencido en el primer asalto.
– Que cornudo que eres, podías haberlo evitado. Pero ya da igual, ves buscando una excusa en la comida.
– Estas segura? Que no tiene por qué enterarse nadie.
– Estoy muy segura.
Me acerque a ella y le desabroche el pantalón, metí mi mano y estaba chorreando, me pidió que siguiera que no me parara por nada del mundo y cuando se apoyó sobre un mueble, típico en ella cuando se iba a correr, quite mi mano y me miro con rabia, mucha rabia. Me fui haciéndole bromas. En la comida Leticia me daba en la pierna, sabía que quería decir y me dirigí a Miguel, “Mira Miguel, he pensado que mejor lo dejamos todo para otro fin de semana, es que me ha dado un tirón esta mañana y me he quedado clavado, no voy a poder hacer ningún esfuerzo, que ya sabe Leti que cuando me pasa son 2 o 3 días que los paso fatal. Eso si no te preocupes que lo que habíamos quedado sobre el pago no hay ningún problema” y el muy astuto me respondió con agudeza, “no te preocupes Eduardo, que para eso está mi primo también, tu o Leticia nos decís lo que hay que ir haciendo y nosotros nos encargamos de todo. Tu descansa que ya nos encargamos de todo y de lo que le haga falta a Leticia, que no va a protestar de lo bien que lo vamos a hacer” el cabronazo lo decía con segundas, que él se creía que nada mas le entendería Leticia y me ponía cachondo su descaro, como le estaría poniendo de cachonda a Leticia.
Me habían pillado porque no sabía que responder, hice que me había vibrado el móvil y me levante haciendo que atendía una llamada. Ice un gesto a leticia y me fui para un lado de la casa, para entrar a la cocina por otro lado. Leticia se levantó a por los postres, entro en la cocina y viendo a los demás, nos pusimos a hablar, le pregunte que hacíamos y ella estaba aturdida decía que no sabía que decir. Me acerque y le metí mano, estaba igual o más que antes. Al final me dijo que aunque lo deseaba mucho que se tenía que ir. Que no había más que hablar. Que teníamos que pensar con la cabeza fría. Iba a hablar cuando oímos que Miguel se había ofrecido a llevar los platos a la cocina. Me aparte rápido, me metí en la despensa. Una vez que dejo todo se fue por Leticia. La agarro de malas maneras, la hizo que se agachase, se sacó el rabo y Leticia se lo comía. Miguel le abofeteaba en la cara y le decía, “puta te he dicho que te rompería el culo y lo voy a hacer, ahora te toca convencer al cornudo de que cambie de opinión y la volvió a abofetear mientras decía que si” no dejo que se la siguiera comiendo y se salió. Antes de que Leti se diera cuenta yo me salí también.
Me senté en la mesa y después llego Leticia con los postres. Retome la conversación y ahora veremos que hacía Leticia. Me mantuve en lo que había dicho y leticia me corrigió, “tampoco pasa nada porque se queden, si tú no puedes te relajas y descansas y ya les indico yo, que tampoco es un problema” me deje convencer. Nos fuimos a echar la siesta o eso dijimos, quería hablar a solas con Leticia.
– Primero no, luego no rotundo y de pronto sin avisarme dices que sí.
– Te has enfadado? Te aseguro que no va a pasar nada.
– Como me voy a enfadar. Sabes que me pones cachondo y no asegures nada, porque te los vas a follar, yo lo sé y tú también.
– Que listo que eres. Pues ya me contaras, porque solo habrían dos posibilidades, que viniera aquí o que yo fuera a su habitación. Y como se supone que justificaría dejar a mi marido e irme de la habitación? No se podría justificar.
– Me rio porque lo mejor va a ser, que será tú la que encuentres la coartada y no ellos, que ya se estarán devanando los sesos para encontrar la solución a esa ecuación.
Se quedo muy callada y mirándome como si hubiera dicho la tontería mas grande de mi vida. Estaba seguro de la afirmación que había hecho, pero no encontraba tampoco la resolución, era bastante difícil. Los chicos estaban trabajando moviendo lo que les habíamos dicho. Leticia los veía desde la ventana y sabía que verlos la estaba calentando cada vez más. Estaba con una camiseta y en bragas, las tenía empapadas y se enfadó porque decía que la estaba tocando, poniéndola mas cachonda de lo que ya estaba y ella lo que necesitaba era una buena polla que la empotrara, quería que la follara y le decía que no. Se vistió y se bajó. Me quede expectante seguro que iba a que la dieran un buen pollazo. Pero no, se fue a jugar con los niños y se quedó hablando con maría. Por los gestos de Miguel vi que la llamaba, Leticia se acercó hasta el cobertizo pero no entro. Él le decía algo y ella ponía cara de desconcierto y no dejaba de subir los hombros. Le mande un whats preguntándole y me contesto que no se les ocurría como poder verse y que ella le dijo que tampoco se le ocurría y menos estando los niños y María, además de su marido.
Antes de la cena lo estuvimos hablando y ni a ella, ni a ellos ni a mí se me ocurría nada. Le propuse decirle lo que había que yo estaba al corriente y ella no quería esa solución. Me gustaba verla porque en horas paso de un no rotundo a estar devanándose los sesos por encontrar una solución. Cenaron los niños los primeros y nosotros mas tarde una vez que los acostamos. En los postres leticia me trajo una manzanilla, que sabe que detesto y en la mano traía algo, era una pastilla y me dijo, “tómala sin rechistar, que si no, no podrás dormir” le seguí el juego, “sabes que no me gusta tomar esto, que te deja grogui y te levantas fatal, que malo es tener a una medico en casa” Miguel otra vez pregunto rápido y fue Leticia la que le contesto que era un sedante para dormir, así el dolor no me fastidiaría. Miguel se interesó por la eficacia que tenía y Leticia lo dijo, es tomárselo y en media hora caes dormido, dormido. Ocho horas de relax. Nada más verla supe que era la que tomaba ella para sus dolores de cabeza. No me tomaba la pastilla la tenía junto a la manzanilla y Miguel de cachondeo decía que sabía uno que no quería obedecer a la doctora y para dar más peso a lo que había dicho Leticia, deje claro que me la tomaría cuando me fuera a ir a la cama, porque si no me dormiría allí mismo o me tendría que ir a la cama ya.
Quise hacer sufrir a todos. María nos dio las buenas noches y se fue a dormir. Leticia dijo que ya era tarde y entonces me tome la pasilla y nos fuimos a dormir. La cara de ellos fue de pura alegría. En la habitación se mostraba preocupada, “habíamos dicho que estaríamos juntos siempre y esto no es estar juntos” le dije que si quería me hacia el dormido y los trajera a la habitación, me miro y me llamo loco. Que eso la dejaría como una cualquiera. Le pregunte que como había quedado y se iba a acercar a la habitación de ellos, pero había pensado decirles que habías vomitado y habías tirado la pastilla. Lo decía muy seria. Le temblaban las manos. Me acerque a ella que estaba sentada mirándose al espejo y poniéndose una crema en la cara. Por el espejo veía los pezones marcados sobre el camisón corto, estaba empitonados como nunca. Quise meter mi mano entre sus piernas y me la quito, así varias veces, hasta que comprobé lo que quería, estaba con las bragas empapadas. Me miro por el espejo y me dijo, “SI estoy cachonda perdida, pero mi cabeza puede mas, no soy hombre que pensáis mas con la cabeza de abajo”
Se autoconvencía. Se puso una bata que cubría el camisón corto, que era muy provocativo y sobre todo se le veían unos muslos antológicos. Necesitaba que no fuera directamente a la habitación de ellos. Porque quería colarme en la otra habitación antes de que llegara, quería ver todo desde el principio. Me quede acostado. Le pregunte que cuanto tardaría, Leticia serena y fría me contesto que no más de cinco minutos, lo que era decirle a Miguel lo del vomito y volverse. Eso me dio la excusa. “para que sea más creíble y por seguridad, ves a la cocina por un vaso de leche, luego subes y que te lo vean. Así aprovechas por si María estuviera levantada, que no viene mal echar un vistazo” lo vio razonable. Salió y pegue un salto de la cama, abrí una ranura y vi como bajaba a la cocina. Aproveche para irme a la habitación. Había engrasado las bisagras y no hicieron nada de ruido.
Se oía y se veía perfectamente y al estar a oscuras mi habitación mucho mejor. Javier le decía a su primo, “te has quedado conmigo, esa zorra no va a venir, no has tenido nada con ella, eso quisieras tu” eso ofuscaba mas a Miguel y le decía, “si no viene voy a su habitación y me la follo en su cama” su primo se reía y le preguntaba por mí. “Es un buen tío, pero cornudo, su mujer es mucha mujer para él y no lo sabe. La tía te deja seco y le va la marcha mogollón. Yo no quería porque me da palo hacerle esto a Eduardo, pero el tonto de los cojones me hace venir y encima de follarme a su mujer, 100 pavos” Miguel le contaba lo que la iban a hacer y Leticia no aparecía. Se oyó unos golpes suaves en la puerta, Miguel se fue rápido a la puerta, la abrió, Leticia paso y cerró la puerta. Llevaba la bata bien cerrada, a pesar de eso le marcaban los pezones. Estaba de pies y con un vaso de leche.
Leticia empezó diciendo, “Oye Miguel” este le dijo que silencio, le quito el vaso, lo dejo en una mesa y le quito la bata. Le pregunto a su primo, “A que esta que rompe?” el primo miraba embobado a Leticia y se tocaba el rabo por encima de su pantalón de pijama y por lo que se intuía que estaba dotado como su primo. Conociéndola sabía que estaría echa un rio. Leticia fue a hablar otra vez y Miguel la morreo, Leticia reacciono en segundos, se agarró a su cuello mientras el metía mano por debajo de su camisón. Me ponía cachondísimo ver como no podía evitarlo, como abría y arqueaba sus piernas entregándose a ese joven macho. Le rasgo todo el camisón, lo termino de destrozar y con las bragas más de lo mismo. me había olvidado de Javier, mire a ver que hacía y alucine en colores, tenía un rabo mas grande que su primo. Me entraban dudas de que eso le entrara entero a Leticia. Mi mujer no había visto ese rabo. Cuando lo vio no pudo quitarle el ojo, lo que llamaba más la atención, no era su tamaño ni su grosor, era el par de venas que lo rodeaban.
“Vamos cómele el pollón a mi primo” actuaba como una perrita obediente. Lo cogió, lo lamia por todos los lados, de arriba a abajo y se entretenía en el fresón, el primo era tan bruto como Miguel, hizo que se lo metiera en la boca y de vez en cuando, le empujaba la cabeza a fondo. Hasta que leticia echaba una arcada, hasta el lloraban los ojos. Pero no se quejaba y menos después de la primera arcada, que Miguel hizo que se pusiera agachada sin doblar las rodillas con el culo bien colocado, le daba unos azotes que me dolían a mí. Se agacho y le comía el coño y el culo a mi mujer. Leticia no podía gemir bien y cuando sacaba el rabo de Javier lanzaba unos gemidos escalofriantes, pero de placer. Ya se le había olvidado todo y se veía que no tenía ninguna prisa, sin follarla lograron que se corriera dos veces, solo tocándola.
Miguel se tumbó en la cama más cercana al mueble que hacía de separación. Me estropeaba la imagen. Aunque vería muy de cerca la cara de mi mujer. Se volvió a levantar y le dijo a su primo que mejor se tumbara él. Mi mujer les reclamo a los dos que se pusieran un condón y aquí no hubo discusiones. Javier todo cachondo le pregunto a mi mujer, “zorra tu coño podrá comerse todo mi nabo?” ella con voz cachonda le contesto, “ya verás cómo se folla pequeñín” no la veía, veía parte del cuerpo de él y si la oía, “aauuggg, aaauuuggg, que gozada, como me está llenando, que barbaridad, que gusto” ahora se apoyó sobre sus hombros y por fin veía su cara. Era de estar en trance, tenía un movimiento suave, hasta que abrió los ojos, puso sonrisa de puta diciendo “YA, QUE PASADA, QUE…” y se morreaba con él. Los dos primos coincidieron con lo mismo, menuda mujer. Oía ahora a Miguel, que le preguntaba a mi mujer si estaba preparada para que le follara el culo, su contestación provocadora, “es que no porque estas tardando tanto, es que soy mucha mujer para vosotros?” Miguel no le respondió, pero vi como la empuja con sus mano sobre su primo y la cara de Leticia recibiendo un puntazo bestial de Miguel. Ella gritaba y le pedía más y más.
Volvía a correrse y sabía que le vendrían orgasmos encadenados, ellos se quedaron alucinados y la follaban con mas ímpetu. Miguel le decía que luego se la follaría en mi cama teniéndome a mí al lado. Supongo que por la excitación del momento ella le decía un si tras otro sí. No se cuál de los dos se corrió primero, porque montaron un escándalo casi al mismo tiempo, uno la llamaba puta otro zorra y ella solo les decía que si a todo. A lo tonto a lo tondo habían pasado casi tres horas. Se liaron un cigarrito “gracioso” y mi mujer decía que no. Pero veía que daban un calada y la morreaban metiéndole todo el humo. Acabaron el cigarro y Miguel le pregunto a Leticia, “la pastilla esa será lo suficientemente fuerte como para follarte en tu cama y que no se entere?” le dio por reír y me sorprendió la respuesta, “seguro que no se entera, pero los dos no podéis ir, no me puedo arriesgar” salí pitando de la habitación y me tumbe rápido en la cama. Mi respiración estaba acelerada, me tumbe de lado mirando al lado contario de la puerta, no quería que se viese mi empalme.
La puerta se abrió un poco, oí que pasaban sin encender la luz y ella que susurraba, “una sola vez y fuera” un cuerpo se puso en la cama y nueva sorpresa era Javier. Que le decía a mi mujer que se había olvidado los condones. Se oyó una exclamación a penas sonora de enfado y luego con el mismo tono, le dijo, “me das miedo y no quería, pero vas a tener suerte, fóllame el culo pero ten cuidado” ella se apoyó en mi cintura y una vez que se la había metido toda y ella alucinaba de que le hubiera entrado, le animo a que empujara un poco mas pero con mucho cuidado, se le escapo una exclamación de estar cachondísima y toco mi rabo, lo apretó mientras era empotrada. Poco duro el muchacho y se corrió con contención aunque se le escapo un par de zorra. Leticia hizo que se fuera y cerro bien la puerta.
Encendió la luz, puso sus manos juntas como si fuera a rezar y me pedía perdón, que no había sabido frenarlos. Quise que me contara todo con detalle y sorpresa definitiva, “si ya lo has visto todo, que te crees que no sabía que estabas en la habitación? Por qué crees que hice que me follaran en esa cama? Si pase por aquí antes de ir a la habitación, quería comprobar si conocía bien al cornudo de mi marido” la coloque de espaldas y le metí el rabo en su culo, entro sin ningún problema y me puso mucho notar la corrida de Javier. Se lo dije a ella y ya lo sabía, a ella también le ponía cachonda saberlo y que mezclara mi corrida con la de él. Tuvimos una noche entretenida los dos, porque seguimos follando más tiempo.
Me desperté y ya no estaba Leticia en la cama ni en el baño. Me vestí y me baje. Los primeros que vi los niños y María. Me temí lo “peor” pregunte por mi mujer y por los primos. “Leticia esta fuera donde las flores y Miguel y Javier les ha debido de surgir algo importante porque se han ido, después de desayunar” me salí el cacao en la taza y vi a leticia me miro y tenía cara de felicidad y una sonrisa especial. No me extrañaba no se las veces que se corrió, si eso es bueno para el cutis como dicen, debía de tener el mejor cutis del mundo.
– Que tal bonita, como te has levantado?
– Jejejejejeje, con algunas agujetas pero espectacular, un día buenísimo.
– Donde están los primos? Que me ha dicho María que se han ido de buena mañana, que les ha pasado?
– Que he tenido mente fría. Había que despacharlos, esto lo tenemos que controlar nosotros y no que nos controle a nosotros, que parece lo mismo pero no lo es.
– Perfecto ya te he oído. Me dices que ha pasado?
– He cogido a Miguel esta mañana, le he dicho, he tenido remordimientos, no he podido dormir por la noche y nada mas despertarse Eduardo se lo he contado. No sé qué locura puede hacer. Y eso ha sido todo.
Me dejo clavado, no es que no me lo esperara, que en Leticia no me podía coger por sorpresa, porque ella cuando tiene que ser taxativa era la que más, lo que si me dijo, que no mas sorpresas sin consultarlo antes con ella y que me libraba porque había tenido gusto, que si no, me hubiera enterado. Eso me hizo hacerle una pregunta, “entonces quieres que sigamos y ya no pones pegas” se quedó mirándome muy seria, como se pone cuando está muy enfadada y no se aguantó mas, “jejejeje, que te crees que ahora lo voy a dejar? Tú quieres ser cornudo? Pues mientras lo quieras te daré ese gusto, que será gusto para mi cuerpo, pero debemos hacerlo mejor y lo haremos mejor”