Mi tía me había invitado a pasar unos días con ella y mi primo en su casa, yo era una niña y gracias a ella aprendí muchas cosas

Yo era una cría y me ocurrió con mi tía Edurne (mi nombre sí es Sara, el suyo lo he cambiado). En realidad es mi tía política y carnal a la vez. Es la mujer de mi tío (hermano de mi madre) pero a la vez es la prima de mi padre, así que es medio tía mía carnal por parte de padre y tía política por parte de madre.

 

Yo tenía 12 años y ella 34 (me pasé la infancia enamorada de ella así que me sé su cumpleaños perfectamente), ella tiene tres hijos ahora pero en ese momento solo tenía uno, el mayor. Mi tío es empresario y se iba a marchar unos días a Francia, era verano y el colegio ya había terminado así que mi tía me propuso ir a su casa porqué tienen una piscina y pasaría allí el fin de semana de viernes a domingo con ella y mi primo que tenía 7 años.

 

Yo sabía que era lesbiana desde siempre, a los 5 años ya me fijaba en mis profesoras y sí, siempre me gustaron mayores así que era medio normal para mí que mi tía me atrajese. Era una chica delgada, de pelo moreno, liso, largo, clarita de piel de ojos verdes y mirada profunda… De cuerpo delgadita, muy poquita cosa (curiosamente igual que me gustan ahora).

 

El primer día allí fue muy divertido, me recogieron en coche por la mañana, fuimos a un parque y jugamos con mi primo, comimos en el Mc Donalds y nos pasamos la tarde en la piscina de su casa hasta que quedamos agotados y arrugaditos. Cenamos en el sofá viendo una película que no recuerdo y cuando mi primo se quedó dormido, nos quedamos jugando a las cartas hasta bastante tarde.

Todo normal, porqué aunque estaba tensa por tener que dormir con ella en la misma cama, lo cierto es que estaba tan cansada que me dormí en 5 minutos.

 

Al día siguiente mi primo me despertó muy temprano porqué quería jugar así que desayunamos y fuimos al descampado que tenían al lado de casa a jugar a fútbol. Mi tía se despertó un par de horas después y se puso a jugar con nosotros. En una de esas, con mi primo de portero y yo teniendo la pelota, mi tía se abalanzó sobre mí y caímos al suelo. Se quedó tumbada sobre mí con el peso muerto riéndose porque era muy mala jugando pero a mí casi me da un infarto de tenerla tumbada sobre mí y estar notándola de cuerpo entero sobre mí. Sé que es una tontería pero a partir de ese momento me empecé a poner nerviosa en su presencia. Más de lo normal.

 

Cuando estábamos comiendo ese día, me enteré de que mi primo no iba a estar ese día en la tarde. Era el cumpleaños de su mejor amigo y la madre de éste se lo iba a llevar a su casa toda la tarde, así que para colmo me iba a pasar la tarde a solas con mi tía…

 

Poco rato después vinieron su amigo y su madre y tras armar escándalo un rato se fueron todos dejándonos solas. Me propuso ducharnos y echar una siesta y acepté porqué estaba cansadísima pero no contaba con que la ducha iba a ser compartida.

Yo estaba viendo la TV y vino con varios jabones líquidos y me hizo olerlos. Me preguntó cuál me gustaba más y luego se fue. Volvió al poco rato y me agarró de la mano llevándome al baño. Ella estaba envuelta en una toalla y tenía el pelo recogido, entonces cerró la puerta del baño, se puso tras de mí y me recogió el pelo.

 

– Desnúdate venga.

 

Me lo dijo y se quitó la toalla para meterse en la bañera, que olía al jabón que yo había escogido un rato antes. Yo me quede un poco parada sin saber qué hacer porque si me ponía nerviosa en su presencia imagínate desnudas y en la misma bañera…

 

– Venga ¿te desnudo yo o qué? que se enfriará…

 

Me lo dijo riéndose y burlándose de mí para que me diera prisa, así que me desnudé y me metí con ella frente a frente en la otra punta de la bañera. A ella se la notaba súper relajada, tenía las piernas estiradas hacia un lado y yo hacia el otro y tenía la cabeza apoyada en el margen de la bañera, mirando al techo. Estuvimos unos minutos así en silencio y di gracias de las burbujas porque como no veía nada, no tenía el impulso de mirar y que me pillara.

 

Luego se incorporó y agarró el champú, se lavó el pelo y después me dijo que me diera la vuelta dándole la espalda, le hice caso y me mojó el pelo y luego lo enjabonó. Se aclaró el pelo recogiéndoselo de nuevo con una pinza y luego hizo lo mismo conmigo aunque no me dejó irme de allí. Ella volvió a sentarse donde estaba, en la punta de la bañera, y aprovechando que yo estaba de espaldas a ella para que me recogiera el pelo, me atrajo hacia atrás hasta que consiguió apoyar mi espalda en su pecho. No tienes ni idea del calambre que recorrió mi cuerpo en ese momento cuando noté sus pechos en mi espalda… y no quise ni pensar en el hecho de que estaba sentada entre sus piernas… Estaba nerviosísima y para colmo me abrazó por la cintura y me pegó a ella medio gimiendo. Obviamente no gemía de placer, era el típico gemido de cuando abrazas fuerte a alguien que tienes ganas de achuchar. Y eso hacía conmigo, parecía su peluche porque ni me movía, ni reaccionaba. Estaba como en shock. Pero creo que no lo notó o, si lo notó, no dijo nada.

Salimos del agua a los pocos minutos y aunque intentó secarme como si fuera un bebé, lo hice yo y se rió.

 

– Perdona es que aún te trato como mi bebé y ya estás mayorcita ¿verdad?

 

Solo pude sonreír como una idiota y me agarró la cara para darme un beso en el moflete.

 

De ahí nos fuimos a la cama a hacer la siesta pero yo no dormí nada… A mi tía le gustaba dormir completamente a oscuras así que bajó las persianas, cerró la puerta y se metió en la cama. Aún podía ver un poco porque entraba algo de luz por debajo de la puerta y por algunos interruptores de la TV y eso pero estábamos muy oscuras. Se acercó a mí y me abrazó haciendo la cucharita. Se pegó a mi cuerpo por la espalda, pasó su brazo sobre mí rodeándome por la cintura y me dio un beso en el cuello que me puso la piel de gallina… Y tan tranquila se durmió. Estuvo sin moverse más de una hora y yo creo que tuve un infarto de una hora.

 

Serían como las 4 o 5 de la tarde cuando salimos de la habitación y como estábamos muy aburridas y ella es amante del arte, me propuso pintar juntas a lo que yo acepté.

Bajamos al sótano, donde por cierto se estaba muy fresquito y extendió un papel enorme de color blanco tirando a marrón clarito y lo puso en el suelo. Debía ser de 2x2m prácticamente. Era enorme y sacó pinceles enormes y botes de pintura.

 

– Túmbate.

 

Y yo obedecí sin cuestionar nada. Me tumbé en un lado del papel y puse los brazos en cruz como me dijo ella y abrí las piernas. Como si fuera a hacer el típico angelito en la nieve. Entonces agarró un lápiz y resiguió todo mi contorno. Estaba como harta de estar tensa, era súper morboso pero lo estaba pasando mal porque me pasaba el día nerviosa… Cuando pasaba el lápiz por mi cuello tenía cosquillas, igual que por los dedos de mi mano o por las costillas pero cuando llegó a mi entrepierna flipé, porque solo llevaba una camiseta larga y braguitas, y ella pasó por esa zona restregando el lápiz por mi vagina. Toda completa, estaba dibujando mi contorno al milímetro, te lo aseguro. Y como tenía las piernas abiertas lo sentí tan bien que la piel de todo el cuerpo se me puso de gallina y ella empezó a reírse de mí porqué estaba a cuatro patas en el suelo, entre mis piernas dibujando el contorno de mi muslo y lo vio perfectamente. Vio el efecto de pasar el lápiz por mi coñito y no tuvo mejor idea que acercarse a mi muslo y pegarme un bocado «cariñoso». Yo la conocía bien y sabía que esa sonrisa era de estar pensando «que mona, le he hecho cosquillas porque es una bebé y nadie toca ahí aún». Y eso me mosqueó un poco. Ya sabes, tenía 12 años, aparentaba quizá 10 porque siempre he sido muy pequeñita pero en mi cabeza quería ser una chica mayor y realmente sabía todo lo que hay que saber de sexo… Incluso me había tocado alguna vez y hasta quise decírselo para que dejara de tratarme así pero obviamente no hice nada, ni dije nada… Estaba más tensa que una viga de hierro.

Y llegó mi turno…

Se tumbó al otro lado del papel y me dio el lápiz… Yo sé que los chicos suelen alegrarse de estas cosas, de poder tocar a una chica y tal pero yo no lo estaba disfrutando, estaba nerviosa porque iba a tener que recorrer todo su cuerpo con el lápiz… Y ella también estaba en bragas y camiseta…

Lo hice empezando por su cuello como había hecho ella y me dijo dos veces que me acercara más a ella, que pasara el lápiz por su cuerpo porque sino iba a quedar muy gorda en el dibujo, lo que me sorprendió es que al llegar allí, a ella también se le puso la piel de gallina y eso me dejó flipada aunque hice ver que no me había dado cuenta y siguiera como si nada, lo cierto es que estuve pensando en esa piel de gallina hasta que terminé. Y ella estuvo callada, cosa que me extraño.

 

Nos levantamos las dos y me dijo que yo la pintara a ella y ella me pintaría a mí. Que teníamos que rellenar el cuerpo del dibujo con colores y figuras geométricas así que le hice caso pero obviamente ella terminó mucho antes que yo y vino a ayudarme.

 

– Mañana lo terminamos con el primo, que estoy cansada de estar en el suelo.

 

Yo asentí, por fin íbamos a salir de allí… estaba aún medio temblando de verdad. PERO NO.

 

Levantó el papel y lo dejó en la pared ayudándose de una cuerda y unas pinzas que tenía por allí, seguramente hacía muchas cosas de esas con mi primo.

 

Sacó un papel azul esta vez y algo más pequeño y lo puso en el suelo, se acercó a mí sin decirme nada y sin avisarme y se acachó para poder sacarme la camiseta. Como no me había dicho nada yo me tensé y en un primer momento no la dejé.

 

– Que no muerdo.

 

Bromeó y se rió conmigo (o de mí) y me atrajo hacia ella para darme un mordisquito en el cuello. Otro mordisquito… Iba a morir de un infarto a los 12 años por bollera… Encima me había tocado la tía más guapa y más cariñosa del mundo… Entonces sí que agarró mi camiseta y dejé que me la sacara. Ya he dicho que aparentaba menos edad de la que tenía, era bajita y delgadita y ni mucho menos tenía pecho. Tenía cuerpo de niña así que ni llevaba sujetador ni nada. Me dio la mano y con sus gestos me hizo entender que me tumbara en el suelo sobre aquel papel azul. Comentó que iba a juego con mis ojos y me colocó unas corona de flores que tenía por allí en la cabeza. Se agachó a mi lado y me movió la cabeza haciendo que mirada hacia un lado, me apartó el pelo y me lo colocó. Cada caricia era impresionante… Nunca había sentido eso con nadie… Era súper extraño y aunque intentaba no sentirme así, no podía evitarlo. Entonces se levantó. Me dijo que no me moviera y empezó a sacarme fotos. Unas fotos que por cierto a mi madre le encantaron… Aún tiene una de esas en el salón… La verdad es que mi tía tenía buen ojo pero no voy a olvidar ese día nunca. Mi salón me lo recuerda constantemente y cuando viene a casa no puedo evitar ponerme tan tensa como en ese momento. Pero esa es otra historia…

 

El caso es que conmigo aún en el suelo de dio por experimentar. Yo era una chica muy callada, muy buena chica. No daba problemas, no me quejaba… Tranquila vaya. Agarró unos botes de pintura y leyó bien la etiqueta. Yo seguía tumbada en el suelo y con ella concentrada en la etiqueta, me puse a mirarle el cuerpo… las piernas… es que era guapísima.

 

– Vale, ¡se van con agua!

 

Cuando dijo eso me asusté porque mi tía era muy artística y estaba como una cabra. Y no me equivoqué. Su nueva idea era pintarme. Pero pintarme a mí literalmente vaya. Que me iba a usar de lienzo. Y adivina qué. No hice nada.

 

Agarró la pintura blanca y un pincel y empezó a pintarme el vientre y yo me reí.

 

– ¿Te hace cosquillas?

 

– Muchas. – Respondí riéndome pero no paró. Tenía esa mirada de cuando estaba concentrada, esa mirada profunda mirándome el cuerpo y pintando… Yo no podía dejar de mirarle la cara enserio… hasta que vi que tenía el culo en pompa por la postura y los ojos se me fueron hacia allí…

 

– ¿Tienes frío?

 

Cuando me lo pregunté me cagué en todo. Como estaba despistada con su cuerpo no me había controlado como estaba intentándolo y se me puso la piel de gallina. Pero como le iba a decir que no era frío, que era más bien calor… El que me producía ella… Pues no… Otra vez callada. Yo creo que me notó rara porque cuando pintaba no solía hablar pero empezó a hacerlo.

 

– ¿Tienes novio, Sara?

 

– ¡Que va!

 

– ¿Y novia?

 

Me quedé parada con esa pregunta pero aparenté normalidad y respondí que no.

 

– ¿Te gustan los chicos o las chicas?

 

Me encogí de hombro pero era más bien que no quería responder. Era muy pequeña no sé…

 

– Yo creo que te gustan las chicas. ¿Porque no me lo cuentas?

 

– Tengo pis.

 

Esa fue mi respuesta… Soy grande evitando conversaciones pero no se lo tragó.

 

– No tienes pis, tienes vergüenza. Pero vaya que yo te voy a querer igual aunque te gusten las chicas, eh.

 

Y me sonrió de una manera que me derritió… Me estaba gustando y mucho ella… Es que no podría compararlo con nada porque era la primera vez que me pasaba…

 

– ¿Has dado tu primer beso?

 

Me la quedé mirando dudosa de si responder o no. No entendía porqué me preguntaba esas cosas. Quizá ya me estaba considerando menos niña o algo… A todo eso, mi querida tía había estado dibujando sobre mí un lago, con su agua y sus reflejos y sus árboles… Y ahora estaba sobre mi pecho, pintándome un pezón de color verde… Es que la situación podía conmigo… Pero paró de pintar para mirarme porque no le había respondido.

 

– No.

 

Y sonrío y siguió pintando… Ya casi había terminado y cuando terminó volvió a echarme fotos. Body-painting se llama eso de pintar personas… Lo aprendí ese día.

 

Ya eran como las 8 de la tarde y me dijo que entrara en casa para ducharme y quitarme la pintura, ella iba a preparar la cena porque a mi primo estarían a punto de traerlo a casa, pero alguien llamó al teléfono y mi tía apareció en el baño justo cuando salía de la ducha.

 

– Tu primo, que se queda a dormir en casa de su amigo y mañana vendrán los dos a jugar a casa así que mejor que durmamos bien hoy porqué me parece que mañana vamos a acabar agotadas. ¿Te ha salido bien la pintura?

 

– Sí…

 

– ¿Vale amor, pues cuando quieras cenamos y vemos una peli vale?

 

– Sí…

 

– ¿Estás bien?

 

– Eh, sí. ¿Por?

 

– ¿Seguro?

 

Me preguntó acercándose a mí y agarrándome la cara con las dos manos. Me miró a los labios mientras esperaba que respondiera y yo estaba nerviosísima. Recuerdo las ganas de tragar saliva y que no lo hice para que no lo notara. Le dije que sí estaba bien y se acercó para darme un beso que fue a parar a la comisura del labio… Y me sonrió y se fue tan tranquila…

 

Tardé aún unos minutos y volví con ella. Estaba viendo una serie de médicos pero no me gustaban esas cosas así que no sé cuál era. Ella me hizo hueco en el sofá a su lado así que aunque mi intención era sentarme en el otro sofá, terminé a su lado.

 

Le sonó el móvil. Era mi tío y estuvo al teléfono como media hora… Media hora en la que me quedé dormida en el sofá… Estaba agotada ese día.

 

– Vamos a cenar corazón…

 

Me despertó súper mona acariciándome el pelo y fuimos a cenar.

 

– No me cuentas nada Sarita…

 

– ¿Qué quieres que te cuente?

 

– ¿Te gusta alguien?

 

Suspiré antes de contestar.

 

– No sé…

 

– ¿Por qué no te gusta hablar de este tema? Eso es que te gusta alguien pillina. – Me lo dijo y luego me dio una patada bajo la mesa y me reí.

 

Me preguntó algunas cosas más pero como no le respondí lo dejó estar.

 

– Gracias por hacerme de modelo…

 

– De nada…

 

– Aunque tengo la espalda…

 

– ¿Te duele?

 

– Un poco… ¿Me das un masaje? – Y se rió porque sabía que se estaba aprovechando de mí.

 

– No sé dar masajes.

 

– Yo te enseño.

 

– ¿Cómo?

 

– Te doy uno y luego me lo das tú a mí.

 

Me lo pensé y me notó pensativa así que se tomó el silencio como un sí y se puso a recoger todo y fuimos a la cama. Trajo un  bote de crema y de nuevo volvió a quitarme la camiseta. Parecía que le estaba cogiendo el gusto a desnudarme… Pero es que yo no voy a olvidar esa noche en mi vida…

 

Me dijo que me tumbara boca abajo y se sentó sobre mi culo y apartó el pelo de mi espalda. No hace falta que diga lo nerviosa que estaba… Empezó a ponerme crema y a masajearme los hombros, los brazos, la espalda… Estuvo así un rato mierras me decía un poco lo que hacía. Como explicándomelo para que aprendiera.

 

– Date la vuelta.

 

Me hablaba con cariño pero me decía las cosas como órdenes. Como no queriéndome dejar pensar si quería o no. Así que le hice caso.

 

– ¿Te está gustando?

 

Asentí y se puso crema en las manos y me las puso sobre los hombros. Yo no sabía dónde mirar… La tenía sentada sobre mí y no quería mirarla a ella así que planté la vista en el dibujo de su camiseta.

 

Bajó las manos y pasó sus manos por mis inexistentes pechos. Que vale, no estarían desarrollados pero eso me estremeció y la miré a los ojos casi por inercia. Y me la encontré sonriente y mirándome así que volví a apartar la vista. Ella hizo como si nada y siguió bajando las manos a mis costillas y luego a mi vientre… Ya me había rendido a mi piel de gallina, era imposible de controlar y cada vez que me acariciaba, volvía. Se fue a mis brazos y los masajeó hasta llegar a mis muñecas, las agarró y las subió hasta colocármelas una a cada lado de mi cabeza y se acercó a mí haciendo que la mirara directamente. Se quedó mirándome súper cerca unos segundos y después me dio un beso en los labios. Súper inocente, un piquito.

 

– Te toca. – Me lo susurró después de besarme y se quitó de encima de mí. Estaba hasta mareada… Creo que estaba cachonda pero no sabía cómo estaba. Era demasiado pequeña. Nunca había estado cachonda.

 

Se tumbó boca abajo sin sujetador. Solo en bragas y me dijo que me sentara en su culo como había hecho ella antes. Y la verdad es que hice todo lo que habita hecho ella conmigo…

Hoy en día me doy penita porque la situación era increíble pero no disfruté demasiado, estaba pendiente de hacerlo bien y no de tocarla, no sé… Pero eso cambió cuando se dio la vuelta… En ese momento fui consciente de que me estaba mirando, de que tenía sus pechos frente a mí y que tenía mi coñito sobre el suyo…

 

– Me gustan tus masajes…

 

– Gracias…

 

– Venga sigue…

 

Me puse a ello como hasta ahora, haciéndole caso y masajeándole los hombros. La conocía… Era provocativa conmigo, lo había sido siempre pero ese fin de semana se estaba llevando la palma… Y sabía que estaba esperando el momento en que me decidiera a bajar más… A reírse de mí por tocarle los pechos o a reírse de mí por no hacerlo… Y fue por no hacerlo porqué pasé a sus costillas sin rozarlas si quiera.

 

– Mis tetas no muerden tampoco, eh. – me dijo riéndose.

 

– Ya…

 

Me quedé mirándola inocente como sin saber aún si tocarlas o no y ella me quitó as dudas agarrándome las manos y llevándolas sobre sus pechos…

 

Tragué silaba y empecé a sobárselas pero realmente no lo hice mucho… Aunque me gustó. Fue la primera vez que disfruté de estar tocándola y luego seguí con las costillas y la barriga ay no me dijo anda por no sobarla más.

 

– ¿Tienes sueño?

 

Respondí que no y me pidió que le masajeara las piernas. Yo acepté y lo hice durante un rato hasta que aparto las piernas y me empujó a la cama.

 

Entones empezó a masajeármelas ella y fue subiendo sus manos hasta que sus dedos tocaban mi coñito «sin querer» al masajearme el muslo. La primera vez que me lo tocó no me lo esperaba y di un saltito. Ella sonrió sin más y siguió como si nada pero me lo tocó varias veces más.

 

– ¿Cosquillas?

 

– Sí…

 

– Ya…

 

Lo hacía a posta, estaba clarísimo y entonces se acercó a mí y empezó a darme besos en el estómago, y luego se acercó a la cinturilla de las braguitas y me dio más… y bajó a los muslos y me dio más besitos mientras me iba masajeando. Estaba volviéndome loca. Realmente no sabía muy bien lo que quería porque no lo entendía pero tenía ganas de que me tocara el chochito.

 

Se tumbó poniendo la cabeza entre mis piernas y me dijo que no me quitara, que me iba a gustar y que confiara en ella y entonces empezó a darme besitos súper lentos sobre las braguitas y al final me dio otro mordisco ahí abajo… pero dulce no sé…

 

– ¿Quieres hacérmelo tú?

 

Al principio no respondí.

 

– Es nuestro secreto, no lo puede saber nadie Sara, yo no se lo voy a decir a nadie.

 

Y se acercó para darme otro beso en los labios.

 

– ¿Tú se lo vas a decir a alguien?

 

– No.

 

– ¿Seguro?

 

– Sí.

 

– ¿Quieres hacérmelo tú hora?

 

Asentí y se tumbó en la cama, pero para mi sorpresa se quitó las braguitas.

Estaba completamente depilada y me quedé flipando de lo que veía, porque aunque soy una chica, ere era el primer coño que veía…

 

– ¿Me lo besas?

 

– Sí…

 

Y me acerqué a su entrepierna y empecé a darle besitos. Le daba muchos, me encantaba la verdad… pero me agarró del pelo con cuidado y me dijo que más despacio. Así que empecé a disfrutarlo y recuerdo cómo iba cambiando el sitio donde besarla. Lo hacía por arriba, por abajo… Y ella iba moviendo la cintura. Algunos lugares eran rosaditos y estaban viscosos y por alguna razón me encantaba. Estaba mojadísima pero no hice más que darle besos y escuchar como gemía, aunque en ese momento no entendí muy bien porqué hacía esos ruidos.

 

– Ven, ven, para mi amor…

 

Abrió los brazos queriendo que me tumbara sobre ella y la abrazara y eso hice. Mi corazón iba a mil por hora y ella me dijo que me quería un montón de veces y empezó a acariciarme el pelo. Ella estaba desnuda, recuerdo como mi muslo quedó sobre su coñito y estaba mojado… Mi muslo se empapó de ella… y yo estaba solo en braguitas, pecho con pecho sobre ella… y me acariciaba la cabeza es que estaba en el cielo y me quedé dormida.

 

Cuando me desperté estaba en la cama boca abajo y miré hacia el lado pero ella no estaba y oí su risa a mis pies. Y miré y estaba guapísima… Recién despertada con el pelo suelto, aún desnuda y venia gateando hacia mí…

 

– Buenos días guapa.

 

– Buenos días…

 

Nos sonreímos un montón y nos dio la risa. Y ella empezó a dame besos a modo de juego o de cosquillas desde las braguitas pasando por el ombligo, por mis pezones (los dos), por el cuello y hasta mi boca… Y me mató que me mordiera el labio…

 

– Tengo ganas de comerte entera.

 

No lo pillé en ese momento… Lo pillé años después pero aún me da un calambre en el estómago solo de recordarla desnuda sobre mí diciéndome eso en los labios.

 

– Voy a ducharme, ahora vuelvo, ¿vale?

 

Asentí y me desperecé sobre la cama. Recuerdo la tranquilad de no estar con ella… De verdad que estaba súper nerviosa de solo tenerla cerca y con lo que estaba pasando esos días aún más.

 

Era una mezcla extraña. Sabía que era muy cercano al sexo, sabía a lo que estaba jugando conmigo (más o menos) y sabía que era algo que no debida estar haciendo ni con un adulto, ni con mi tía… Estaba en ese momento de la vida en que sabía lo justo para empezar a disfrutarlo y desconocía lo justo para no preocuparme mucho de prácticamente nada.

 

Entonces volvió y la mañana fue súper normal. Nos gustaba mucho jugar a las cartas y estuvimos jugando un rato. Luego fuimos a la piscina y jugamos a voleibol, no pasó nada interesante hasta la 1 o 2 del medio día que volvió mi primo con su amiguito. Entonces nos fuimos los cuatro a comer y mi tía se sentó a mi lado con los dos niños frente a nosotras. Terminó de comer la primera y mientras les preguntaba a mi primo y al amigo que tal se lo habían pasado, se dedicaba a pasar su mano por mi espalda, jugando con sus deditos y eso me encantaba… No era nada especial en realidad, no era la primera vez que lo hacía pero desde aquella noche, todas esas cosas me encartaban.

 

Los niños quisieron irse a jugar un rato a la play y mi tía les dejó marcharse al salón a jugar y yo me quedé ayudándola a fregar los platos. Volvimos a irnos al descampado a jugar a fútbol y mi tía nos miraba desde la casa, aunque juraría que solo me miraba a mí.

 

La tarde fue de lo más normal del mundo y de nuevo mi primo cayó rendido muy temprano. Mi tía y yo nos fuimos al sofá y nos pusimos a ver Harry Potter porque a las dos nos encanta.

La peli empezó normal pero luego se tumbó en el sofá a mi espalda y me tumbó a mí frente a ella. Agarró mi pierna y la abrió apartándola y haciéndose paso. Lo hacía tan sutilmente y tan despacio que no sabía lo que pretendía. Pensé que empezaba otra sesión de caricias suyas… Aunque sí. Eso fue… Coló la mano bajo mis braguitas y yo peque un bote. No me lo esperaba.

 

– Shhht – me lo susurró al oído. – Confía en mí, que no te voy a hacer daño. Te va a gustar…

 

Y yo confié… y Coló su dedo entre mis labios y tocó mi clítoris.

 

Yo me había tocado alguna vez pero no sabía ni porqué me gustaba. Solo notaba que me gustaba tocarme por esa zona pero no había descubierto ese punto. Normalmente me rozaba con la almohada o cosas así… No hacía lo que mi tía estaba haciendo conmigo.

 

– ¿Qué estás haciendo? – Estaba medio asustada de lo que estaba sintiendo.

 

– Voy a hacer que sientas lo que yo sentí ayer…

 

– ¿Con el masaje?

 

– Sí, con los besos…

 

No estaba muy segura de lo que estaba pasando pero le dije que vale y simplemente me dejé hacer y joder… Empezó a  jugar con sus dedos en mi coñito y a moverlo lo justo, con la fuerza justa… La cadera se me iba y no sabía porqué. Notaba espasmos de placer. Es que nunca me había sentido así y ella se reía y me mordía la oreja…

 

– Estas mojada…

 

– Perdón. – Me sentí fatal. Yo también lo notaba. Pensé que se me había escapado el pis o algo. No lo entendía.

 

– No pasa nada, es bueno. Me gusta…

 

No dije nada, es que no lo entendía pero me abrió más las piernas y empezó a mover más el dedo y  más rápido. Se me escapó un gemido y me acordé de los ruiditos que hacía ella la noche anterior. Pero es que no pude impedir que me saliera.

 

– ¿Te gusta, verdad?

 

– Sí…

 

Entonces me tumbó y me colocó boca arriba y me besó. Pero me besó diferente y buscó mi lengua. Me sentía súper torpe y la noté sonreír sobre mi boca. Debía parecerle mona con toda mi inexperiencia… Pero me besó despacio y me hizo querer más… yo empecé a buscar su lengua casi como un juego para acariciarla con la mía y ella la pasaba por toda mi boca de un modo impresionante… y si dejar de mover sus dedo que estaba haciendo que mi cadera se moviera sola y empecé a impacientarme de algo que no sabía qué era.

 

– Déjate llevar, confía en mí… sigue…

 

Y le hice caso y me perdí en el placer… En un momento aceleró más su dedo y me corrí. Un orgasmo salió de mí cuando aún me estaba besando y cerré los ojos súper fuerte y noté su mano como me apretaba todo el chochito con fuerza… Es que lo hizo tan bien… Estuve un montón de rato respirando súper agitada mientras ella me comía a besos sin apartar su mano de mi coñito… me mimaba de una manera… ufff y cuando me calmé quitó la mano y me volvió a besar súper despacio…

 

Luego fuimos al baño y me ayudó a lavarme… Y de verdad me ayudó. Me metió en la bañera y me acarició el pelo y la cara mientras yo me lavaba y luego me lavó ella con sus propias manos… luego me dejé secar como no le había dejado el día antes y nos fuimos a la cama… Me quedé dormida en segundos…

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *