No me importa que sea mi madre, me encanta follar con ella. Esta vez decido compartir esa gran experiencia, es una mujer para admirar y es que con ese trasero vuelve loco a cualquiera

Coger con mis manos las caderas que alguna vez ayudaron a mi nacimiento, me llena de orgullo. Penetrarla cuando me lo solicita, me llena de emoción. Sé que por la edad, mi madre ya no corre el riesgo de quedar embarazada, no obstante, a veces, usamos preservativos. Le ha cogido un cariño a los de espuelas: es una fiera. Tener todo ese amplio ojete para mí, es sublime. Mi padre, obviamente lo ha disfrutado y también algunos desconocidos. Correrme en las nalgas  y ver cómo todo mi líquido seminal embarra su culo, le fascina.

–          Está calientito – dice jadeando, la zorra de mi madre-

–          Todo para ti.

Me encanta tener a mamá en cuatro. Disfruto chocar contra su amplio trasero mientras gime de placer. Hace no mucho, un lector me pidió alguna fotografía de mi progenitora y de su culo, para ser más concreto. Y me pregunté: ¿Debería compartir esta experiencia sexual  incestuosa con mis lectores? Pues llegué a la conclusión de que sí.  Eso me llenaría de más morbo. El inconveniente radica en que mi madre no puede saber que lo hago. Debería  capturar su desnudes  en algún descuido suyo.

La foto de sus tetas debería ser más complicada aún. Su trasero, mientras la penetro vaginal o analmente es más sencillo de hacer. Claro que he grabado algunos vídeos y algunas fotos de ella cuando follamos, siempre me obliga a borrarlos, pero alguno siempre ha quedado por ahí.

–          Nunca más hagas eso – me recrimina.

–          Sólo es para los dos- le expreso.

–          Algún día te pueden robar el celular o por descuido alguien más lo puede ver.

–          Eso no va a pasar.

–          De todas maneras borra eso.

Para mí sería fácil sacar una foto de internet y mandarla a cualquiera, diciendo que es mi madre. Eso no es excitante. Por eso, he visto conveniente hacer lo mismo que las fotos dedicadas; es decir, colocar el nombre del remitente  en alguna parte del cuerpo o un papel con el mismo nombre, para corroborar fidelidad en el envío de imágenes.

A todo esto, también pensé en recibir fotos suyas, como deseen, a mi bandeja de entrada: desnudos, con ropa, con sus parejas, con la o el chico que les gusta, etc. Eso sí, dedicada, por su puesto. Espero sus imágenes. No hay necesidad que se vea el rostro, amigos.

Yo ahora me embarcaré en la aventura de fotografiar a mi madre en furioso sexo conmigo, sin que ella lo sepa. Relataré mis experiencias en el incesto y crearé algunos relatos de otra temática. Estoy abierto a sugerencias.

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