Nuestro propio after en el cumpleaños de mi novio

Era su cumpleaños así que salimos de fiesta con él y su grupo de amigos. Bailamos y tomamos toda la noche. Mientras bailábamos nos besábamos y la situación se calentaba más y más. En la disco estaba todo oscuro así que él aprovechaba cada beso para subirme la falda y manosearme el culo. Me encantaba. Amaba bailar pegada a él y sentirle la verga paradisima y me encantaba saber que todo eso lo provocaba yo. Y el también me provocaba a mí.

Cuando terminó la fiesta sus amigos se fueron de after a otra fiesta. Nosotros hicimos nuestro propio after.

Subimos al auto y me propone ir a un telo, yo estaba excitadisima así que obviamente le dije que sí. Él también estaba muy caliente, se notaba de lejos.

Cuando llegamos nos registramos, pagamos y subimos a la habitación. No era muy grande pero tenía un jacuzzi y la mejor parte: había un espejo en el techo justo encima de la cama.

No terminé de entrar que me agarró y me acorraló contra la pared. Comenzó a besarme desesperadamente, agarrándome el culo como si fuera una pelota antiestres. No podía moverme y me encantaba, él sabía que me encantaba, y aprovechaba para manosearme toda.

Lo empuje suavemente y lo senté en la cama. Me senté sobre él, con mis piernas entrelazadas en sus caderas y lo bese tiernamente. Él aprovecho la posición para manosearme las tetas.

Nos besamos por un largo rato, cada vez estábamos más calientes. Me sacó la remera y yo hice lo mismo con él. Entonces comenzó a chuparme los pezones, al principio suavemente, después un poco más intenso, pero sin dolor, me los mordía suave y los succionaba. Me estaba volviendo loca. Necesitaba que me penetre en ese instante.

Apoyé mi mano sobre su pantalón a la altura de su pija y apreté suavemente, él gimió despacio. Así que me acomode para lograr bajarle el cierre y al fin pude sentir su verga por encima del boxer. Estaba enorme, quería agarrarla, metermela en la boca y comérmela como si fuera un helado. Se la saqué del boxer y lentamente comencé a hacerle una paja, él gemía despacio pero podía escucharlo.

-Estas listo para tu regalo? -Le pregunté, y el solo me miró y se mordió los labios, no le di tiempo para responder. Me metí esa veega gigante en la boca y comencé a darle la mamada de su vida. Estaba segura que le encantaba lo que estaba haciendo, gemía como loco. Yo pasaba mi lengua de arriba hacia abajo, me detenía en el frenillo y lo hacía cada vez más rápido, me metía su pija entera en la boca y la succionaba, mientras que con una mano le masajeaba los huevos. Después de un rato abandone sus testículos y comencé a meter mi dedo cada vez más abajo. Sabía que le encantaba eso, y escuchar sus gemidos me lo confirmaba. Con un dedo en la entrada de su ano, una mano agarrándole la verga y su verga metida entera en mi boca llegó al orgasmo y me trague todo su semen.

Me miró agotado y se mordió el labio inferior.

– Ahora viene la mejor parte del regalo -Me dijo

-Y cual es? -Le pregunte con cara de pícara

-Que me dejes hacerte todo lo que yo quiera

No me dió tiempo de contestar, me acostó en la cama y se puso encima mío. Comenzó a besarme intensamente y me tocaba una teta mientras lo hacía. Su mano comenzó a bajar lentamente y llegó a mi coño. Me levanto la pollera y comenzó a pasar su mano muy suave por encima de mi tanga, que está a empapada a esa altura. Pero con continúo, subió la mano, se levantó, sacó algo de su mochila y me agarró las dos manos, las junto y me las ató a la cama. Me tomo del cuello y me besó, después comenzó a bajar con su boca lento y me besó el cuello, mientras que su mano me recorría todo el cuerpo. Otra vez llegó a mi coño, subió la falda pero está vez tomo mi tanga y me lo arrancó de un tironazo.

Primero tocó mi vagina y se aseguró que esté bien mojada para él, después comenzó a hacerme masajes muy suave sobre mi clítoris, mientras continuaba besándome el cuello. Yo gemía despacio, me encantaba y me exitaba muchísimo que me tocara tan lento. De repente comenzó a aumentar el ritmo, me miraba a los ojos y lo hacía cada vez más y más rápido, me volvía loca de placer. Lo hacía en círculos, de arriba a abajo, de derecha a izquierda y aumentaba y bajaba el ritmo a su antojo. Yo genia sin parar. De repente se detuvo y comenzó a bajar sus dedos, buscando instroducirlos en mi vagina, pero a la vez comenzó a bajar su boca, llegando con sus labios a mi clítoris.

Comenzó a chuparme el coño como si su vida dependiera de ello, lo hacía tan rico, y mientras me chupeteaba el clítoris tenía dos de sus dedos adentro mío, me penetraba con ellos, los metía y sacaba, los movía de diferentes formas adentro mío. Estaba disfrutandolo muchísimo y él lo sabía. Gemía y gemía sin parar. Hasta que acabe dentro de su boca, y aún cuando ya había acabado siguió chupándome el clítoris para ver cómo me corría sin parar.