Perder, a veces te da otras oportunidades

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Algunos lo llaman perder, Tania segunda oportunidad

Me encontraba en la habitación del hospital, miraba mis piernas. Saber que no volvería a bailar, andar por la orilla en una playa, correr o dar un simple paseo, sin ayuda de unas muletas en el caso de que tuviera suerte me entristecía mucho. Pero no todo era malo, la visita de Ibai me había animado, de verdad me había personado. Sabía que no seriamos pareja, sin embargo, en un futuro me gustaría que pudiéramos ser amigos.

Estaba sumida en mis pensamientos, cuando entro una doctora.

• Tania soy tu traumatóloga, vengo a hacerte unas preguntas para la operación – me dijo la doctora.

• Operarme para que, el anterior doctor me ha manifestado que los traumatismos eran tan graves que no tenían solución- dije muy triste.

• Déjame decirte que ese otro médico se ha precipitado en sus conclusiones, será una operación dura, sin embargo, hay suficientes posibilidades de que salga bien la operación, yo no me lo pensaría.

• De verdad doctora tengo posibilidades de volver a andar como antes.

• Eso depende de tres factores, la operación, el tiempo y sobre todo de ti.

• ¿De mí? – pregunté.

• Si, la rehabilitación será dura y todo depende de que hagas tu mayor esfuerzo.

Pegue un grito y mis padres, blanca, Ibai y Nerea entraron asustados. Yo lloraba, de alegría aunque fueran pocas las posibilidades lucharía con uñas y dientes. Mi madre preguntó a la doctora que es lo que ocurría, esta le explico lo mismo que me había explicado a mí, entonces hablo Nerea.

• Por el fisioterapeuta no te preocupes, Ibai y yo conocemos al mejor, su nombre es Gunnar Müller – dijo Nerea.

• ¿Es bueno? – pregunté ilusionada.

• Es famoso en toda Europa, como es que lo conocéis – pregunto la doctora.

• Es amigo nuestro y compañero de escalada – dijo Ibai.

De repente me puse feliz, de no dolerme tanto las piernas me hubiera puesto a bailar en ese mismo momento, entonces Nerea me miro muy seria, tanto que me asusto y todo.

• Tania, Gunnar te va a hacer sudar sangre y vas a padecer más dolor que en toda tu vida – dijo Nerea.

• ¿Cómo lo sabes? – pregunte asustada.

Nerea se quitó la chaqueta y pude ver una cicatriz que le recorría el brazo, se rompió el brazo por varias partes en una caída mientras escalaba, los médicos también le dijeron que no podría volver a utilizar el brazo. Gunnar les demostró que no era así, una persona con la suficiente motivación puede hacer milagros. Entonces observé como Ibai salía de la habitación con el móvil en la mano, mire a Blanca y a Nerea muy asustada.

• Tranquila Tania, ha ido a llamar a Gunnar, conociendo a Ibai lo tienes aquí en dos días – dijo Nerea.

• Pero si tiene lista de espera, será imposible que pueda atenderla en dos días – dijo una perpleja doctora.

• Espera a que Ibai vuelva y se lo preguntas a él – reía Nerea.

Ibai volvió a entrar, dijo que para el viernes estaría aquí. La doctora lo miraba atónita, Ibai se empezó a reír y yo me puse a llorar, después de cómo lo trate, él me estaba ayudando.

• Ibai, Nerea gracias, después de cómo me porte con Ibai no merezco vuestra ayuda – dije llorando.

• Anda déjate de tonterías, ya te he dicho que estabas perdonada, además yo no te deseo ningún mal – dijo un sonriente Ibai.

Ibai y Nerea tenían que marcharse, a Nerea le tenían que hacer una ecografía por el embarazo. Blanca se abrazó llorando a la pareja, solo le salía la palabra gracias. Mis padres no podían ni hablar, cogieron mucho cariño a Ibai y con este gesto había demostrado lo buena persona que era. Todos se fueron marchando, mi madre se quería quedar, pero le dije que descansara que el día siguiente sería duro. Me operarían y la operación sería larga, mi madre entro en razón y le pedí a Blanca que los llevara al Hotel para que descansasen.

La operación fue un éxito, al final según me contó la doctora las lesiones eran limpias y pudieron reconstruirme la pierna a base de ponerme clavos. La anestesia empezaba a perder su efecto y el dolor cada vez era mayor, una enfermera vino a ponerme un analgésico. Así pase el jueves, con dolor, sin embargo, contenta de que todo hubiera ido muy bien. Por fin llego el viernes, el día que vendría ese tal Gunnar que me torturaría hasta dejarme como nueva.

A media mañana tocaron la puerta y al abrirse entro un hombre de un metro noventa por lo menos, guapísimo. Se presentó como Gunnar, hablaba bien el castellano aunque con un marcado acento alemán. Me pregunto si había pasado la doctora y le dije que no.

• Entonces esperaremos a que venga, de esta manera podre ponerme al día y planificar tu rehabilitación.

• Nerea me dijo que eras muy exigente – dije con miedo.

• Esta Nerea, no se equivoca, tienes que poner más del cien por cien de tu parte y hacer todo lo que te diga, cuando esto termine me debes un baile – me dijo con una sonrisa que me dejo alelada.

• Prometido – le dije con una sonrisa.

La doctora entró y enseguida lo reconoció, le pidió que esperara fuera, mientras hablaba conmigo. Después salió y a mí me trajeron el desayuno, no sé cuanto tiempo estuvieron ablando. Gunnar volvió a entrar y me dijo que en unas semanas empezaríamos la rehabilitación, entonces tocaron la puerta, entraron Blanca y mis padres. Blanca se quedó sin habla al ver a Gunnar, no solo era alto como una montaña. Era muy guapo, seguro que tendría una novia muy guapa o tal vez estaría casado.

A las dos horas entraron una Nerea embarazada e Ibai, este se abrazó a Gunnar. Mira que Ibai no era pequeño, pero en comparación al Alemán se quedaba pequeño, Gunnar bromeo al abrazar a Nerea. Yo estaba muy nerviosa y le hice la pregunta que llevaba rondando en mi cabeza desde hace días.

• ¿Gunnar volveré a andar como antes? – pregunte con mucho miedo.

• Si, sin embargo, va a ser una rehabilitación infernal, que sepas que no tendré piedad de ti, me odiaras, sin embargo, observarás como al final los resultados merecerán la pena.

Sin darme cuenta empecé a mirar a Gunnar con mucho interés, en muchos aspectos se parecía a Ibai. Se le notaba bueno, sin embargo, con un carácter de mil demonios como me indicaba Ibai, Gunnar me dijo que no le hiciera caso. Blanca se tuvo que volver a la ciudad, los días libres que había pedido se le habían terminado, mis padres se quedarían, Ibai y Nerea subían un rato todos los días. El que pasaba mucho rato conmigo era Gunnar, a mí me empezaba a gustar y me parecía detectar que yo a él también, sin embargo, lo descarte. Sabría perfectamente lo que le hice a su amigo y eso me condenaría a sus ojos, si estaba allí era porque Ibai y Nerea se lo habían pedido.

Una de las mañanas salió el tema a relucir.

• Gunnar me imagino que sabrás lo que paso entre Ibai y yo ¿verdad? – pregunte con miedo.

• Si, Ibai y Nerea me lo contaron todo – me contesto.

• ¿Pensarás que soy una cabrona verdad? – pregunte muy apenada.

• Yo no juzgo Tania, yo tampoco soy un santo, en el pasado también he hecho daño a personas que quería, lo importante es lo que haces para enmendar ese error y mejorar como persona.

Lo miraba con admiración, si supiera lo mucho que he lamentado lo que le hice a Ibai. Toda esta experiencia me ha servido para darme cuenta de lo que importa de verdad, los días fueron pasando entre las visitas de unos y otros. Llego el día en que tendría que empezar la rehabilitación, estaba cagada de miedo. Llevaba muy mal el dolor y me parecía que en las siguientes semanas lo experimentaría de todas las formas habidas y por haber.

La rehabilitación la haría en el mismo hospital, el primer día Gunnar me hizo ponerme una camiseta holgada y unos pantalones cómodos, me tumbo en una camilla y me empezó a colocar mis piernas en distintas posiciones, que dolor. Cada cierto rato descansábamos, los primeros días le miraba con cierto odio, pero sabía que esto tenía que ser así. Recordé la cicatriz de Nerea y lo mucho que tuvo que sufrir, sin embargo, ahora podía seguir practicando ese deporte que tanto le gustaba. Yo tenía que dar lo mejor de mí, para salir de este oscuro túnel en el que estaba inmersa.

Día tras día, las horas de rehabilitación se me hacían eternas. La contradicción era que estaba deseando que llegaran para estar con él, me costaba mucho no lanzarme a besarle, sin embargo, era consciente que no me podía distraer en eso si quería terminar mi rehabilitación con éxito. En unos de los descansos me quede mirándole y le pregunte.

• ¿En Alemania te está esperando la señora de Müller? – pregunté deseando escuchar un no.

• No, la verdad que como viajo por todo Europa, no tengo tiempo para tener una relación – dijo con un semblante triste.

Para mí fue como un jarro de agua fría, si creía que tenía posibilidades. Este último comentario me dejo claro de que no, entonces me puse a pensar en todo lo que estaba superando los últimos tiempos , no me iba a rendir. Después del descanso me toco andar sujetándome a dos barras horizontales, Gunnar me esperaba al final de las barras. Yo por la mitad me pare y le dije que no podía seguir, entonces Gunnar me dijo.

• Esto es todo lo que vas a esforzarte, que decepción, creí que estaba ante una mujer y estoy ante una cría malcriada – muy enfadado.

• ¿Qué dices?, ¡como te coja te cruzo la cara! – le dije muy enfadada.

• ¿A si?, no pienso moverme ni en un sentido ni en el otro, aquí te espero para ver si tienes palabra y eres capaz de cruzarme la cara – desafiante.

Apreté los dientes, nadie me había sacado de mis casillas como lo acababa de hacer Gunnar, me puse de pies con un dolor como el que no había sentido en mi vida, le miraba con odio. Camine hacia él con lágrimas en los ojos, cuando llegue asta él. Lo único que pude hacer es sujetarme a él, me abrace y él me sujeto con un cariño que me termino de romper.

• Lo has hecho muy bien Tania, estoy muy orgulloso de ti – me dijo un sonriente Gunnar.

Yo no podía parar de llorar, entre el dolor y las emociones que despertaba este hombre en mí. Para cuando me di cuenta le estaba besando, entonces él hizo algo que me entristeció mucho por no entender su gesto. Gunnar se separó de mí y puso un dedo sobre mis labios negando con la cabeza, me ayudo a sentarme para que llorara tranquila por el rechazo.

• Tania me gustas mucho, pero yo soy un profesional y no puedo involucrarme con nadie hasta que la rehabilitación termine – dijo con tristeza.

• ¿Por qué?

• Porque eso me impediría hacer bien mi trabajo, si me dejo llevar por lo que siento, no seré lo estricto que tengo que ser para que tu rehabilitación llegue a buen puerto.

Levante la cabeza mirándole con gran intensidad, él también sentía lo mismo que sentía yo. Eso me dio fuerzas para hacer lo que fuera necesario para terminar la rehabilitación saliendo de este hospital caminando de la mano del hombre que amaba, los días fueron pasando y ya podía mantenerme de pies con un dolor soportable. Lo siguiente que tuve que hacer es dar pasos sin sujetarme a nada, conseguí andar un tramo, sin embargo, al final me tuve que sujetar a Gunnar.

Mis padres quisieron estar presentes, sin embargo, Gunnar se lo prohibió. Les dejo bien claro que si ellos estaban presentes él no podría hacer su trabajo, sabía por propina experiencia que los padres lo pasaban tan mal como el paciente y muchas veces intercedían en la sesión al ver el sufrimiento de su hijo/a. mis padres a regañadientes lo aceptaron, ya habíamos pasado medio año y ya conseguía caminar sin ayuda de nadie.

En la calle tendría que llevar una muleta al principio, sin embargo, después de escuchar que quedaría lisiada para el resto de mi vida era un progreso muy grande. Un fin de semana Gunnar me dio descanso en el hospital y salimos a pasear a la calle, con un ritmo tranquilo y parando cada vez que me dolía o me sentía cansada, ir cogida de su brazo me hacía sentir en las nubes. De no ser los pinchazos que me daban abecés al andar, todo habría sido perfecto. Por fin llego el gran día, la última prueba fue salir del hospital por mi propio pie ayudado con una muleta. Fuera del hospital me esperaban, mis padres, Nerea y Gunnar. Ibai no pudo estar por trabajo. Cuando por fin me vi fuera del hospital me eche a llorar de la emoción, todavía me dolía un poco, pero ya me podía valer por mi misma que viendo donde empecé era todo un logro.

Me acerqué a Gunnar y le dije.

• ¿He sido una buena paciente doctor? – riéndome.

• Si, al principio te costo, sin embargo, los resultados son evidentes – dijo orgulloso.

• Me debes algo, ¿recuerdas? – le pregunté.

• A si, lo del baile, de momento nos conformaremos con una cena si no te parece mal.

• Una cena es perfecta.

Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, le cogí desprevenido, se sonrojó. Todos nos echamos a reír, en las piernas me quedaron cicatrices, sin embargo, era un precio que estaba dispuesta a pagar por volver a andar, me puse un conjunto de lencería que tenía sin estrenar, seguro que a Gunnar le gustaba y un vestido de color azul marino. También cogí una chaqueta por si a la noche refrescaba, Gunnar llego puntual a casa y me recogió en su coche. Iba vestido con una camisa, americana y unos pantalones vaqueros, sin embargo, le quedaban muy bien. Tenia la sensación que a este hombre todo le quedaría bien.

Fuimos a cenar al restaurante de los amigos de Ibai, no sabía como me recibirían, sin embargo, la verdad que fueron muy amables. Los dos conocían a Gunnar y se alegraron de verle, también le riñeron por no pasarse más a menudo a saludar. Gunnar se rio y les prometió que se pasaría más a menudo.

La cena fue estupenda, el postre fue lo mejor como la otra vez. Como no podíamos ir a un local a tomar algo, pues todavía era pronto para mí, para meterme en sitios con tanta gente. Me invito a tomar la copa en su hotel, cuando llegamos, tenía una habitación de hotel más grande que toda mi casa. Me di cuenta de que eso incomodaba a Gunnar, según me dijo fue su padre el que la reservo. Según él con algo mucho más sencillo le abría bastado, mientras preparaba las copas, yo me quite el vestido y me quede en ropa interior.

Cuando este se dio la vuelta, se le cayeron los dos vasos al suelo. Se fue acercando poco a poco y me rodeo con sus brazos acercando sus labios a los míos besándome con dulzura. Se separó de mí y fue él, el que se empezó a desnudar. Tenia un cuerpo con todos los músculos marcados y no tenia ni un gramo de grasa, mi coñito se convirtió en una riada solo de verlo. Me había enamorado de un hombre que era tan guapo por dentro como por fuera, yo quería mamarle la polla, así que me senté en el sofá, pues todavía no podía ponerme de rodillas y me esmere en darle placer.

Cuando le estaba mamando la polla empece a sentir mariposas en el estómago, que diferente era hacer el amor con alguien que amas, Gunnar me paro y me ayudo a ponerme en una postura donde él podría comerme el coño. Gunnar demostró tener tanta destreza como Ibai, Mientas me comía el coño, Gunnar era capaz de expresarme lo que sentía por mí. No pude aguantar más y me terminé corriendo en su boca, casi atraganto al pobre. Me llevo a la cama y poniéndome en la postura más cómoda para mí, me fue penetrando. No me avergüenza decir que cuando sentí toda su polla dentro de mí me corrí como un grifo, pedí perdón a Gunnar, pero este me dijo que era un indicativo de lo mucho que le quería y que se sentía muy feliz. Una vez recuperado el aliento me estuvo haciendo el amor durante un buen rato, cambiaba de velocidad en las penetraciones y cuando veía que me iba a correr frenaba la velocidad para hacerme sufrir un poco.

Al final nos corrimos los dos a la vez, a mí las piernas me empezaron a doler un poco, aunque tuvimos cuidado, siempre se fuerza algo. Gunnar se levantó a traerme un analgésico y cuando me lo tome se tumbó y yo apoye mi cabeza en su pecho, por fin era plenamente feliz y con ese pensamiento caí en los brazos de Morfeo.

Mi baja acabó y volví a mi empresa, pensé que esto sería un adiós a mi relación con Gunnar, sin embargo, este me sorprendió viniéndose conmigo. La noche antes cenamos con Ibai y Nerea, los dos terminaron siendo unos buenísimos amigos y quería darles las gracias por todo lo que habían hecho por mi, además de despedirme de ellos y de los amigos de Ibai. Era un gusto ver que Ibai estaba locamente enamorado de Nerea, lo mismo que yo lo estaba de Gunnar.

Nos despedimos pronto pues Gunnar y yo saldríamos a primera hora, en unos meses sería el cumpleaños de Blanca y esta había invitado a Ibai y Nerea, estos aceptaron diciendo que los abuelos estarían encantados de hacerse cargo de la niña. No lo había dicho, sin embargo, Nerea dio a luz mientras yo estaba en rehabilitación, tuvieron una niña preciosa. Tengo que decir que a mi se me despertaron las ganas de ser madre, sin embargo, todavía era pronto para hablar de eso con Gunnar.

El fin de semana del cumpleaños de Blanca llego y fuimos a recoger a Ibai y Nerea a la estación de autobuses, decidieron que preferían viajar así, puesto que luego nos moveríamos en el coche de Gunnar. Ibai y Nerea dejaron sus cosas en la habitación de invitados y fuimos a comprar los regalos para Blanca, mientras estuve ingresada hicieron muy buenas migas los tres. Quedamos con ella a las ocho para ir a cenar y después a bailar un poco a un local, mis piernas ya estaban casi recuperadas, sin embargo, procuraba no forzar demasiado.

El local era grande, yo era la primera vez que iba, lo habían inaugurado hacía poco. La única que lo conocía era Blanca, entramos y mientras los chicos pedían las bebidas las chicas fuimos a bailar a la pista de baile. Nos pusimos en una esquina donde no había mucha gente por si acaso, estaba tan ensimismada en la canción que no lo vi acercarse. Note como alguien me agarraba la cintura desde atrás, me solté de él bruscamente y al darme la vuelta allí estaba Raúl. Me dio tanta rabia que lo empuje y le solté un tortazo, Raúl se sintió humillado. Se malentono, sin embargo, Nerea y Blanca se pusieron delante de mí. Cuando Raúl fue consciente que detrás de él estaban Ibai que ya le había sacudido y Gunnar que era más grande que Ibai.

• Al carnudo lo conozco, esta es tu nueva novia, ten cuidado que todavía te la quito – dijo Raúl.

Nerea se encaró con Raúl, este último no se lo esperaba y reculo. Cuando vio las caras de pocos amigos de Nerea, Ibai y Gunnar, Raúl decidió plegar velas. Sabía que podía salir muy mal parado de esa situación, Blanca me miro y me dijo.

• No sé que viste en ese infraser.

• Yo tampoco lo sé Blanca – le dije.

Las cosas volvieron a su cauce y nos lo estábamos pasando bien, en un momento me entraron ganas de ir al servicio, Blanca me dijo que si en el servicio había mucha cola, en el segundo piso solía haber uno que normalmente estaba vació, Nerea me dijo que me fuera adelantando que ella iría la siguiente. No me percate de que Raúl estaba al acecho, cuando entre al servicio e iba a abrir la puerta de la cabina alguien me empujo y me dijo.

• Creías que esto iba a quedar así, te vas a enterar de lo que es bueno.

Lo que Raúl no fue consciente es que Nerea lo vio y cuando estaba intentando forzarme se encontró con unos Ibai y Gunnar más que furiosos. El primero en sacudirle fue Ibai, Raúl termino con la nariz rota sentado sobre una de las tazas del water después de haber traspasado la puesta de la cabina. Gunnar agarro la cabeza de Raúl y la metió en la taza incrustándosela dentro haciendo fuerza con la pierna mientras le daba a la cisterna.

Poco tiempo después llegaron los seguratas del local y después de explicar lo ocurrido llamaron a la policía y se llevaron detenido a Raúl, todos tuvimos que ir a declarar a comisaría. Pedí perdón a Blanca porque su cumpleaños se había estropeado, Blanca le quito hierro al asunto y se alegró de que por fin a Raúl le pusieran en su sitio.

De esa noche ha pasado un año y al final Gunnar pidió empleo en el hospital de la ciudad y ahora hace rehabilitación a los enfermos, llevamos viviendo juntos desde hace casi un año y soy muy feliz. Los últimos años han sido muy duros para mi, pero la vida me ha dado una segunda oportunidad y pienso aprovecharla.

EPILOGO

Me encuentro en una terraza con Aizea la hija de Ibai y Nerea en brazos, mientras sus padres, mi novio y Blanca estaban escalando una pared que da miedo hasta mirarla de lejos. Mientras juego con la niña, me toco el vientre y cuento los días que faltan para dar a luz a mi futuro hijo. Cuando se lo dije a Gunnar este me levanto en volandas y llamo a todos para comunicárselo. Ahora mismo están escalando esa montaña para celebrarlo, querían que yo subiera, sin embargo, ni de coña, solo de verles me entra vértigo, prefiero quedarme con Aizea mirando desde lejos, yo no estoy tan loca como Blanca que le ha cogido el gusto a eso de imitar a Spiderman.

Mis padres y los padres de Gunnar están encantados, hemos planeado casarnos antes de que nazca el niño, sin embargo, todavía tenemos que decidirnos por una fecha. Lo único que tenemos claro es que será en primavera.

A Raúl le metieron en la cárcel y esta espera de juicio, mi testimonio y la de algunas otras mujeres a las que había hecho lo mismo hicieron que le denegasen la fianza, espero que en el juicio le caigan bastantes años de cárcel, tengo entendido que los violadores no caen bien entre rejas.

Cometí un gravísimo error y la vida se ha encargado de demostrármelo y darme una gran lección, ahora soy feliz junto a Gunnar, mi futuro hijo y mis amigos, no cambiaria esta felicidad por nada del mundo.

FIN.