Sandra termina siendo violada en el baño en el cumpleaños de su amiga

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I

Sandra esperaba taciturna frente a la puerta de casa de su amiga, no tenía ningún ánimo de estar allí en ese momento, pero no tenía opción, se había comprometido a venir, bajo presiones y chantajes emocionales, pero se comprometió, al fin y al cabo, aun recordaba cómo hace 3 días fue prácticamente emboscada por Camila, su mejor amiga, a la salida de su ultima clase del día en la universidad.

Ese día estaba cansada y solo quería llegar a su casa a mirar Netflix y tal vez estudiar un poco cuando se encontró de frente con ella, tan linda como siempre pero con su tradicional sonrisa algo forzada en ese momento, notó en seguida que lo que le iba a decir no le iba a gustar y no se equivocó, era para invitarla a la celebración de su cumpleaños, normalmente no sería un problema, pero desde que tenía de novio a Antonio cada “celebración” se traducía en una fiesta sin control llena de gente y alcohol.

Para Sandra ese tipo de fiestas era el peor panorama posible, ella a diferencia de otros jóvenes de su edad no disfrutaba de la música estridente, el baile y el consumo excesivo de alcohol, ella prefería mil veces quedarse en su casa viendo una película o leyendo simplemente, tampoco es que fuera antisocial, se juntaba regularmente con amigos, pero iban al cine o algo mas tranquilo, por eso el inmediato rechazo que sintió Sandra al escuchar la oferta de su amiga.

Trató de esquivar el bulto, Camila ya había aceptados sus excusas sabiendo que a ella no le gustaban las fiestas así, pero esta vez fue implacable, desmintió todas sus excusas una a una y siguió insistiendo por varios minutos usando distintos argumentos, cada vez mas emotivos e insinuando que no era realmente su amiga sino quería ir a su casa, finalmente cuando a Camila se le veían lagrimas en los ojos Sandra cedió, de inmediato su amiga cambió su rostro y se alegró, las lágrimas que parecían que caerían en cualquier momento desaparecieron por arte de magia, Sandra ya estaba resignada así que no le importó y solo escuchó la alegre explicación de cómo sería la fiesta.

Y allí estaba, tal como Camila le había pedido, dos horas antes de que todo empezara, no le había dicho la razón, Sandra asumía que era para ayudarla a preparar todo, finalmente abrió la puerta, sonrió al verla llegar pero cambió la expresión al verla detenidamente, confundiendo a su invitada, siguió su mirada y no notó nada llamativo se veía igual que siempre, con rapidez le dio su regalo que llevaba en sus manos, Camila apenas lo vio, sus ojos seguían fijos en ella.

En pocas palabras le indicó que la siguiera, Sandra se sentía extrañamente sumisa, normalmente habría sido más respondona, tal vez sea porque era su cumpleaños o porque tenía la sensación de que había hecho algo mal, por la razón que sea Sandra siguió a su amiga escaleras arriba hasta su habitación.

Una vez llegó allí, Camila se le quedó mirando con la misma cara de la entrada, con mirada ausente abrió su regalo y miró un reloj de pared que Sandra pensó que le gustaría, aunque en ese momento de dudas no estaba tan segura, por lo que se sintió aliviada cuando ella sonrió levemente y le agradeció, dejó el regalo a un lado y volvió su mirada a ella, suspiro pesadamente y se acercó a ella.

-Sandra, ¿sabes porque estoy molesta? – la aludida simplemente negó con la cabeza avergonzada, Camila la giró de los hombros y la llevó hacia un espejo de cuerpo entero que tenía en su pared, la puso delante y continuó- ¿Qué ves aquí?

Ella se miró a través del espejo obediente, estaba como siempre, su baja estatura, su delgada figura, su pelo moreno que le caía sobre los hombros, aunque finalmente adivinó que se refería a su ropa y no a ella, miro esta vez sus jeans azules y su chaqueta rosada con cuidado por si se le había ensuciado sin querer.

– no se que quieres decir- dijo finalmente sin entender.

– te diré lo que veo yo- dijo sonriente y abrazándola por atrás- por la ropa que llevas diría que ibas a estudiar a la biblioteca y te perdiste y acabaste aquí- abrió la boca para contestar pero se dio cuenta que tenía algo de razón, en realidad había ido a la biblioteca con la misma ropa, al ver que se le sonrojaban las mejillas Camila continuó- mírame a mi por ejemplo, Sandra obedeció y la miro, compartían tamaño y color de pelo pero ahí terminaban sus semejanzas, su cuerpo era mucho más curvilíneo que el de ella, miro con no tan sana envidia los redondos y grandes pechos de su amiga, evitando mirar los suyos mucho mas pequeños, sacudió la cabeza y se concentró en la ropa.

Era un vestido de una pieza de color negro que resaltaba bastante bien con su piel blanca, le llegaba hasta las rodillas y tenía un escote redondo que dejaba ver bastante piel de sus pechos, era una vestimenta bastante sensual, pero sin llegar a ser vulgar, de pronto Sandra se sintió avergonzada de su ropa simple y despreocupada, miró a su amiga con las mejillas rojas y dijo lo más tranquila que pudo.

– ¿Me podrías prestar algo de ropa? – La única respuesta de Camila fue una sonrisa lobuna que hizo arrepentirse a Sandra de inmediato de haber preguntado.

II

Sandra se encontraba en ese momento sentada en la cama de su amiga en ropa interior, Camila le hizo quitarse lo que era según sus palabras, un insulto al buen gusto, mientras rebuscaba entre sus propios cajones algo para que ella vistiera, las opiniones de Sandra fueron completamente ignoradas mientras ella decidía por ella, finalmente emergió triunfante con dos prendas en la mano, ocultándolas de la vista de su amiga.

– ponte de pie- le dijo y le hizo un ademan de que se acercara de nuevo al espejo, ella obedeció y se quedó frente a él, incomoda en ropa interior, miraba de reojo las dos piezas blancas simples en su pecho y pelvis y se sentía aún más avergonzada, ni siquiera ahí pudo elegir algo mas atractivo, tan absorta estaba en sus propios pensamientos que ni cuenta se dio cuando Camila le desenganchó el sostén por atrás y de un rápido movimiento se lo quito por completo, Sandra lanzó un gritito de sorpresa pero antes que alcanzara a decir algo le interrumpió Camila – no va con la ropa.

Sin más preámbulo arrojó el brasier a la esquina donde estaba el resto de su ropa, antes que Sandra se cubriera le pasó un blusa azul marino y solo para cubrirse rápido se la puso sin mirarla, se miró al espejo y notó de inmediato lo ajustado que era, se le pegaba completamente aunque no era incomodo, lo más molesto era que mostraba claramente cada una de sus pequeñas curvas, incluso permitía entrever la forma de sus pechos y el contorno de sus pezones, también por el diseño de la prenda sus brazos y hombros estaba desnudos, antes que pudiera opinar algo Camila le pasó el resto de la ropa, que era simplemente una falda negra rápidamente se la colocó y observó el resultado.

La falda era relativamente corta, le llegaba hasta un poco mas de la mitad de los muslos, y si se movía mucho se podría ver hasta el nacimiento de su trasero, Sandra se quedó boquiabierta frente al espejo, se veía tan distinta al resto de las veces, se giro de lado frente al espejo haciendo algunas poses casi sin darse cuenta, Camila la observaba entre divertida y preocupada que no le gustara la ropa, porque ella realmente creía que se veía bien, Sandra por otro lado no estaba preocupada y estaba realmente feliz, por primera vez en mucho tiempo se sentía tremendamente sexy y eso le encantaba, aun creía que no disfrutaría de la fiesta, pero al menos se vería bien mientras se aburría.

III

Sandra estaba solo parcialmente en lo correcto, la verdad cuando comenzaron a llegar los invitados trayendo regalos o alcohol, o ambos en uno solo la cosa no estuvo tan mal, Sandra pudo conversar calmadamente con varios de ellos, mientras bebía una cerveza con calma, la mayoría de las personas no la conocían, pero los que si la habían visto antes quedaron impactados por su cambio de imagen y ella no pudo evitar sentirse halagada por las miradas que le daban cuando creían que ella no se daba cuenta.

La primera parte de la fiesta fue para ella bastante agradable, incluso algunos chicos se le acercaron a coquetearle amablemente, ella conversó con ellos un rato y luego se alejó, no estaba interesada en salir con alguien y menos medio ebrio, además no tenía ninguna intención de tener un amorío de una noche, esto no lo sabía ni su mejor amiga, pero a sus 23 años aun era virgen y no quería que su primera vez fuera con un ebrio ni el suelo del baño.

Los problemas empezaron a llegar gradualmente, con la llegada de mas gente incluyendo a Antonio que la miro de reojo antes de tomar de la cintura a su amiga y llevársela quien sabe dónde, también el consumo de licores empezó a aumentar, cuando ella terminaba su primera cerveza ya había gente que llevaba 3 o cuatro vasos de licores mas fuertes, ya habían empezado a hablar a gritos y a tambalearse en todas direcciones, de pronto un tipo encendió un equipo de música a todo volumen y la gente respondió con un grito de júbilo un tanto animal, mientras empezaban a sobarse en lo que llamaban baile.

Paso lo que Sandra temía y esperaba, ya no disfrutaba para nada y fue retrocediendo hasta que quedó sentada en una esquina sin mucha gente, tomaba su segunda cerveza aun mas lenta que la primera, se le acercaron los mismos tipos de hace un rato, esta vez completamente ebrios y no tan amables, le dijeron cosa sucias y groseras y ella les respondió enojada, por suerte no habían perdido completamente la razón Sandra no estaba muy segura que si la hubieran tratado de violar alguien lo habría impedido, ya habían habido tres peleas y solo los rodeaban con locos gritando.

Sandra estaba asustada, no era una experta pero era evidente que esta fiesta no era normal, notó el problema después de un rato, en algunos lugares de la casa habían personas reunidas esnifando cocaína y le parecía que había otros con jeringuillas, no quiso acercarse porque le dio miedo, vislumbro a Camila y vio que estaba calmada así que estaba habituada a todo este desastre, de todas maneras ya había tenido suficiente, se acercó a ella a través de la gente molesta, alejando de un manotazo la mano que se le había metido bajo la falda, al llegar Camila la abrazó fuertemente y le dijo que se alegraba de verla allí y otras cosas sin sentido, se dio cuenta que ella estaba igual o peor que el resto de la gente, al menos estaba Antonio para cuidarla, no se animó a decirle que se iba a ir quizá que espectáculo le armaba, simplemente le dijo que iba a ir al baño de su habitación, lo que no era mentira pero al terminar se cambiaria a su vieja ropa y se iría a su casa a dormir.

Lamentablemente Antonio que estaba al lado de Camila también escuchó, y no había podido dejar de mirarle el trasero desde que le vio, así que en cuanto pasaron algunos minutos desde que Sandra subiera la escalera Antonio dejo a Camila a su suerte y fue detrás de ella.

Sandra mientras tanto se lavaba las manos en el baño, murmurando sobre esos malditos borrachos, cuando se sacaba las manos sintió abrirse el pestillo de la puerta, creía que la única que tenía llave era Camila así que no se preocupó en exceso, grande fue su sorpresa cuando la puerta se abrió de un golpe y Antonio emergió por ella, acercándose rápidamente, la visión aturdió a Sandra, apenas vislumbró el rostro ojeroso y pálido de la pareja de su amiga, apenas alcanzó a reaccionar cuando se le tiró encima y la agarró por los hombros, la joven universitaria no alcanzó a decir una palabra cuando con brusquedad la besó en la boca.

Ella apenas había asimilado que Antonio había entrado al baño cuando ya tenía su lengua en su garganta y sus manos sobando su trasero, lo primero que pensó es que ese patán había dejado a su amiga abandonada junto a ese montón de borrachos, solo porque pensó que podia tener algo con ella, finalmente reaccionó puso sus manos en el su pecho tratando de empujarlo, pero el ignoró su esfuerzo, incluso los golpes que le dio en la pierna y en la cintura, recién ahí Sandra se empezó a asustar, se dio cuenta que a el no le importaba si ella estaba de acuerdo o no, sin saber que mas hacer le mordió el labio con fuerza.

Abrió la boca para gritarle que parará pero no alcanzó a salir un solo sonido, un golpe seco sobre su ombligo le quitó todo el aire de los pulmones, se quedó boqueando por un segundo mirando aterrada al hombre que la atacaba, él le devolvió la mirada divertido por sus intentos de respirar, finalmente Sandra cayo de rodillas y se inclinó sobre el suelo sintiendo la bilis en su garganta, las lágrimas le corrían por sus mejillas, nunca le habían pegado así y lo único que podía pensar era en volver a respirar.

Cuando al fin pudo llenar sus pulmones de aire Antonio la sujetó de la parte baja de la blusa y la levantó desde allí, la prenda era delgada y apenas Sandra estuvo tambaleante de pie, la blusa se rajó completamente dejando que sus pechos quedaran libres en frente de su atacante, ella intentó cubrirse pero Antonio de un manotazo quitó sus manos de en medio, Sandra no era tonta, al contrario era considerablemente inteligente, sabia que ella era débil y frágil, media apenas un metro 50 y pesaba menos de 45 kilos, Antonio al contrario media mas de metro ochenta y debía pesar el doble de ella, tenia el cuerpo tonificado y en definitiva parecía mas peligroso por cada segundo que pasaba.

Sandra sabía que no podía hacer nada para detenerlo, su única oportunidad es que venciera con técnicas de artes marciales superiores, pero lo único que sabía de eso es lo que había leído en los libros, inútiles para estos casos, también sabía que si gritaba en busca de ayuda nadie la escucharía con esa infernal música y si lo hicieran no le harían caso, aun en el probable caso que lo hicieran probablemente Antonio le daría una golpiza mientras esperaba y no estaba segura de sobrevivir a eso, aun le dolía el golpe en el estomago y estaba segura que no utilizó ni la mitad de su fuerza, sabía que lo mas razonable era dejar que el hiciera todo lo que le quisiera con el menor daño posible, eso era lo mas razonable y ella como una chica inteligente lo supo de inmediato, era el camino más lógico a seguir.

Pero aunque era lo mas sensato no fue lo que Sandra hizo, cualquiera que la conociera te diría que ella era ante todo una luchadora, aun sabiendo que tenía gran inferioridad no se iba a rendir sin luchar, en cuanto vio que Antonio estaba distraído amagó una patada en los bajos, en cuanto el se agachó para cubrirse corrió hacia la puerta con toda la velocidad que pudo reunir, no pudo ir muy rápido, aun estaba un poco falta de aliento pero el baño no era muy grande solo 3 o 4 pasos hacia la puerta, fue un buen intento, mejor de lo que muchos podrían hacer en esas circunstancias, alcanzó incluso a girar la perilla pero antes que pudiera abrirla siquiera un poco la sujetaron de la parte superior de la falda y la tiraron hacia atrás.

Lo siguiente que supo Sandra es que había caído en el suelo, al menos alcanzó a reducir el impacto estirando sus manos o se habría golpeado fuerte en la cabeza, pudo sentir que Antonio se arrodillaba detrás de ella y jugueteaba con su falda que sorprendentemente no se había roto aun, instintivamente cubrió su cabeza con sus brazos esperando golpes de ira que nunca llegaron, trató de mirar hacia atrás pero soló podía ver las piernas de su atacante, trató de girar y sorpresivamente fue demasiado fácil, porque Antonio había tenido la misma idea.

Se giró o fue girada con brusquedad, no era fácil decirlo, lo que si estaba claro es que quedó bocarriba con los brazos a los costados y las piernas separadas, si hubiera estado mas calmada se habría horrorizado por estar mas expuesta de lo que había estado en su vida, con los pechos libres y agitándose con cada respiración y la falda corrida y algo descosida poco hacia para cubrir su ropa interior que también estaba desgarrada y apenas podía mantener su entrepierna cubierta.

Para Sandra ya todo había acabado, había desperdiciado su ultima oportunidad para salir ilesa de allí, fue cediendo lentamente y dejó de intentar atacar a Antonio, solo lo miró fijamente con toda el odio que pudo reunir, él a cambio sonrió con suficiencia al ver su pasividad, con un ágil movimiento se quitó la camiseta quedando con el torso al descubierto, mostrando un cuerpo trabajado con pectorales y abdominales muy definidos, de ser por la horrible situación en que se encontraba hasta habría disfrutado de la vista después de todo el era bastante atractivo.

Al ver sus dudas, se inclinó sobre ella y recorrió su cintura con las manos, no lo hizo con brusquedad lo hizo hasta con suavidad, tal vez en su locura penaba que podría excitarla, Sandra solo pensaba que debió pensarlo antes de casi hacerla vomitar de un golpe, ahora solo pudo sofocar un sollozo que le subía por la garganta, él sonrió con suficiencia, pensando que el pequeño sonido era un gemido contenido, esto terminó de agotarle la escasa paciencia que tenía Sandra en ese momento, giró su cuerpo con brusquedad y le dio un puñetazo con toda su fuerza directamente en uno de sus pómulos, escuchó con satisfacción un suave crujido y luego llegó el dolor.

Sintió como su muñeca ardiera y supo de inmediato que se la había lastimado, tal vez hasta fracturado, llevó su mano a su cara y solo pudo dar un grito ahogado, mientras sus lágrimas se renovaban Antonio se burló de ella con una risotada y se inclinó aun sobre ella, lo que resultó ser un error porque Sandra aprovechó esa oportunidad y estiró su mano izquierda y le enterró las uñas en la cara y los bajó con fuerza, nunca había arañado a nadie, sus uñas siempre habían sido cortas porque acostumbraba a mordérselas, aun así e inesperadamente tres heridas sangrantes aparecieron tras el paso de sus dedos, Sandra pensó con morbosidad que si este tipo la terminaba matando al menos se llevaba su ADN bajo sus uñas para que encuentren al cabron.

Antonio la miró con furia Sandra estuvo segura que la iba golpear, estuvo tentada a levantar sus manos para cubrirse la cabeza, pero prefirió mirarlo a los ojos para desafiarlo, funcionó, el solo la miró sin golpearla o decirle algo pero se le acabó la paciencia, con brusquedad la sujetó del cuello y la pegó al suelo, apretó lo suficiente para someterla pero no lo suficiente para empezar a asfixiarla, con la otra mano arrancó la falda y la ropa interior de un tirón, arrojando los restos a un lado.

– iba a ir suave contigo, pequeña perra- le dijo abriendo el cierre de su pantalón- pero he decido que no lo mereces puta- la sangre corría por su mejilla y le daba un aspecto siniestro, pero Sandra solo tenía ojos para su miembro completamente erecto que tenía entre sus piernas, no pudo apreciarlo mucho, ya que Antonio impaciente lo puso entre sus delicados labios inferiores y de un solo movimiento la penetró hasta el fondo.

El dolor constante de su muñeca pasó a segundo plano de inmediato, la sensación de desgarro en su interior ocupó toda su mente, hubiera gritado, pero justo en ese momento Antonio apretó su garganta con fuerza ahogándola por un segundo, lo suficiente para que al soltarla solo se escucharan pequeños sollozos.

Todo el espíritu que Sandra había mostrado antes se rompió junto con su himen, ahora solo podía balbucear suplicas y lloriqueos, incluso al verla en ese estado Antonio soltó su cuello pero no por eso sintió lastima por la ahora llorosa chica, recorrió su cuerpo con sus manos disfrutando de los temblores corporales y de su estrecho interior, siempre la había considerado una mojigata y ahora al sentir lo estrecha que era se daba cuenta que tenía razón y sonría aún más satisfecho de sí mismo.

Cuando Sandra pensaba que nada podía ser peor Antonio decidió que debía moverse, retrocedió su pelvis y sin contenerse comenzó el movimiento de inmediato a toda velocidad, la única respuesta de parte de ella fue gemidos de dolor entrecortados y que usó sus manos para sujetarse a las baldosas del suelo como pudo, porque su cabeza se golpearía con la puerta de otro modo.

Esto continuó por largos minutos, en algún momento Antonio comenzó a estrujar las tetas de Sandra con torpeza y algo de indiferencia, pero ella había cerrado los ojos tratando de imaginarse en otro lado, con otra persona totalmente distinta, sin mucho resultado, era difícil con él insultándola de vez en vez y el olor característico de un baño, al menos estaba relativamente limpio pensó tratando de distraerse.

El dolor fue disminuyendo paulatinamente, Sandra pensó con amargura que si el no hubiera sido tan bruto podría hasta haber disfrutado, cuando ya apenas le molestaba el movimiento el se inclinó sobre ella, mordió su hombro con fuerza y se corrió en su interior después se desplomó sobre ella con todo su peso.

Ambos quedaron resoplando por un minuto, aunque por razones distintas, Sandra solo le costaba respirar por el peso de Antonio y sus constantes sollozos, recién reaccionó cuando el se levantó y la miró desde arriba con suficiencia, con dificultad giró sobre si misma, y usando sus manos trató de ponerse de pie a pesar que su muñeca estaba hinchada y apenas sentía su mano, alcanzó a ponerse de rodillas antes que Antonio la tomara del pelo de la nuca y la forzara a levantar la cabeza con brusquedad, el flash de la cámara de su teléfono le dio en la cara, hubiera llorado y suplicado que no le tomara fotos, pero se había quedado vacía de rebeldía y energía, solo observó silenciosa mientras el le tomaba las fotos que quería.

Después la soltó y la dejó caer, con insultos y unas patadas sin fuerza la obligó a gatear hasta salir del baño y salir a la habitación de Camila, la hizo avanzar sin dejar de grabarla con el teléfono hasta que llegó a la orilla de la cama pensaba que le iba a decir que suba, pero se inclinó y sujetándola de la entrepierna la levantó y la arrojó sobre la cama, Sandra quedó aturdida un segundo hasta que sintió como Antonio se subió encima de la cama y de ella, la tomó de la cintura y la movió hasta que quedó en cuatro patas mirando directamente hacia el espejo de la habitación con su Atacante de rodillas detrás de ella.

Sandra miró a la cama bajo ella con apatía, a esta altura ya poco le importaba lo que le pasara, no pestañó ni aun cuando nuevamente la penetró desde atrás, al ver la falta de respuesta el la tomó del pelo y la obligó a levantar la cabeza para quedar mirando el espejo de enfrente.

Fue curioso para Sandra, mirarse en el mismo espejo que horas antes le había servido para sentirse linda y sensual ahora solo podia verse rota y humillada, con el pelo pegado a su frente y los pechos colgando, su cara estaba marcada por líneas de saliva y lágrimas, lo único que podía sentir al verse así era auto desprecio, pensaba que no podía llorar más, pero nuevamente las lagrimas surcaron sus mejillas y su cuerpo entero temblaba conteniendo sus sollozos.

Al ver esto Antonio no pudo evitar sacarle una foto de frente al espejo teniendo cuidado de que su rostro no apareciera en él, después metió de nuevo el aparato en su bolsillo y se centró en ella, tomó sus caderas con ambas manos y procedió a moverse a fuero y adentro con la misma brusquedad que hace un momento, ahora Sandra no intentó contener los sonidos que escapaban de su boca, se quedó mirando fijamente el espejo viendo como cada empellón la sacudía hasta las entrañas y tratando de pensar que haría después.

Esta vez Antonio no pudo soportar tanto rato, después de unos minutos de movimiento a toda velocidad, tirones de pelo y muchas nalgadas sintió que se acercaba al final, salió de su interior y rápidamente cambió de posición, puso su pene delante de su cara y de inmediato se corrió sobre ella, manchando su rostro y parte de su cabello.

Sandra quedó mirando fijamente el miembro en su cara, no bastándole con humillarla llenando de semen su rostro le dio pequeños golpes con él hasta que quedó flácido delante de ella, quedó mirando su obra y sin poder evitarlo se rio de ella mientras se subía el cierre, la siempre firme Sandra ahora apenas si podia decir su nombre, se la había follado hasta romperla y ahora ni siquiera podía mirarlo juzgándolo como siempre hacía, porque hasta sus pestañas estaban cubiertas de semen, no pudo evitar tomarle la ultima foto de la noche antes de ir a buscar su camiseta, después sin mirar atrás se fue de la habitación.

El silencio cubrió la habitación por 30 segundos, lo que le tomó a Sandra darse cuenta que si no se iba en ese momento tal vez no saldría jamás, se puso de pie a pesar que todo su cuerpo le gritaba que se quedara allí, se limpió la cara con el antebrazo muy apurada para limpiar mas profundo, se puso la ropa que había traído al llegar y salió de la habitación, afortunadamente no había nadie cerca, se escabulló hasta el primer piso buscando la salida trasera, en todo el desorden que seguía siendo la fiesta nadie le prestó atención, miró de reojo a Camila sentada en un rincón inconsciente por alcohol, parecía que un pecho se le veía a través del escote y la falda estaba algo subida, igual debió sufrir su parte pero a Sandra no podía importarle menos, caminó recto hacia la salida trasera, viendo al pasar a Antonio mostrando su teléfono a un grupo de tipos igual de ebrios y agresivos que él, seguramente mostraba las imágenes que tomó de ella pero no quería pensar en eso en este momento.

Salió de la casa sin mayores problemas y después de una caminata de unas cuadras y media hora en el transporte publico llegó hasta su casa, se derrumbó una vez cruzada su puerta y durmió allí mismo, entre lamentos y dudas de lo que haría el día de mañana.