Tu cuerpo no puede mentir
El morbo, el método científico, la mezcla de éstos para su uso como juego y la recreación personal observando las reacciones típicas del ser humano común (en especial las mujeres)
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Hola a todos lectores y lectoras de Todorelatos. Como sabrán los que han leído mis confesiones, anteriores (con poca carga sexual, que no soy una máquina tampoco jejeje) mis inicios en el “autoconocimiento” y autoexploración fueron fortuitas y en cierta forma “forzadas” por cosas del destino. Allí expongo los motivos por los cuales, creo yo, se moldearon mis fantasías sexuales.
Como la mayoría de los hombres, me incluyo en el club “macho” impuesto por la sociedad, y más que todo por cultura general del país donde vivo. Pero como decía Will Smith en una escena interpretando a “J” en “Hombres de Negro”: “me gusta estar arriba y no es que me sienta muy macho pero así me siento mejor”
Tenemos una sociedad “patriarcal” ¿y por qué lo pongo entre comillas? Gracias a una profesora que conocí hace poco en un curso, conocí una definición de la que no tenía ni idea, que habla mucho de los sudamericanos como tal.
A diferencia de las clásicas películas vintage europeas y norteamericanas, donde se acostumbraba a colocar el clásico suburbio blanco y sus respectivos barrios de afroamericanos, aún en las dos clases sociales tan diferentes, había algo en común: la figura del hombre de la casa, trabajador, y que trae el pan, y la mujer ama de casa, que realiza las labores del hogar, cuida los niños, y está a la espera del esposo, al cual recibe mimosa para contarle los pormenores del día y ver qué acciones tomar, ya sea la necesidad de reparar algo, corregir o reprender a alguno de los muchachos, planificar viajes en familia, en fin, el estilo de vida de los integrantes del núcleo iban de acuerdo a las acciones tomadas por el “jefe” de la familia (y aún sucede).
Muchos diran: “pero si aquí pasa lo mismo” Y yo les diré: “cierto”. Pero hay otra cosa que nos diferencia mucho. A pesar de seguir con el mismo modelo de sociedad patriarcal (y esto nos lo explicó esa profesora) que usó esta palabra para definirla: nuestro modelo convencional de familia es, heterosexual, patriarcal, y MATRILINEAL. Esta última palabra, la usó para definir el papel que desempeña la mujer en nuestra sociedad, ¿el por qué? Ella dice que, aunque sea el padre el que más produce, el que más provee, y que sea el “cabeza de familia” en cuestiones económicas, no significa que sea el líder de modelo de familia, ya que aquí es la mujer, quien “saca el pecho” y lleva la batuta en cuestiones familiares.
Es la mujer quien “manda”, y el hombre “sugiere” y aunque no estén de acuerdo en algo, casi siempre es el ideal de la mujer el que termina imponiéndose. Como por ejemplo, el clásico hijo o hija que quiere salir a jugar.
La pregunta a la madre es: ¿Mamá, puedo salir a jugar? Y ya sabemos que la respuesta es Sí o No. En cambio, cuando el hijo le hace la pregunta al padre, la respuesta es: “Pregúntale a tu mamá”, o “ya tu mamá dijo que ahora no”. Lo mismo pasa con las situaciones del día a día. Las mujeres son las que planean el fin de semana, con quien pasan navidades, y un sinfín de cosas más. Como dice un cómico muy famoso de aquí: “Cuando usted se case con su novia, tus papás pierden un hijo. Más adelante, si tus suegros se divorcian, ella dirá: – El año pasado, pasamos la navidad en casa de mi mamá, este año, será en casa de mi papá-” XD
Este modelo de “mujer fuerte” que tenemos, las hace entirse obligadas a que sean ellas quienes deben dar ejemplo, en algunos puntos clave de la vida. Entonces se sigue manteniendo el mismo círculo de la vida donde el hombre se expresa libremente y tiene más libertad sexual de escoger temas relacionados a lo erótico y lo pornográfico, y la mujer se cohíbe y se guarda sus fantasías para sí mismas por considerarlas “inadecuadas”. Un hombre puede tener una PC o su celular repleto de pornografía y sentirse orgulloso ante los demás, incluso se lo comparten y todo, pero del lado de las mujeres, hay una especie de “doble moral” en cuanto a este tipo de temas, incluyendo leer las fantasías de otras personas y no soportan escuchar en público una insinuación al respecto. Son de esas que te arman una bronca por ver en tu celular una mujer en bikini, o cruzarse una escena sexual en la TV o en un cine y decir que les da asco, o ver por casualidad un condón tirado en la calle y maldecir a cualquier desconocid@ que lo haya usado.
Uno de estos clásicos prejuicios en la mujer común de aquí, prejuicio que a mí me divierte quebrantar gracias a la tecnología (mucho más en las evangélicas y testigos de jehová) es el del rechazo al lesbianismo. Es divertido ver la reacción que por puro orgullo, tienen a veces las chicas adolescentes que se jactan de ser “amantes de los guebos bien grandes” al ver dos mujeres besándose. La primera palabra que sueltan a viva voz es: “¡Qué asco!” (tengo una prima de esas, y lo cómico es que tuvo experiencias lésbicas placenteras y de exploración con amigas). Me moría de la risa un día que se peleaba con el novio porque en un grupo de skaters (patineteros) que él estaba, había una chica abiertamente lesbiana, y la muy tonta se ponía celosa con el novio por esa chica, y llegaba a soltarle gritos como: “Lárgate con esa lesbiana” “vete a mamarle la cuca a la lesbiana esa”…
Lesbiana, lesbiana, lesbiana… Era lo único que decía de la chica, y lo más cumbre de todo es que, hace muchos años (cuando yo debía tener como doce), de visita en la playa y en el apartamento de una vecina, ella se encerró en un baño con una amiga y pusieron música adentro y nos dejaron a mí y a la hermana menor de su amiga afuera en la sala. Ellas estuvieron casi una hora, en la que nos aburrimos por la manera tan seca que nos “echaron” afuera para encerrarse. Recuerdo que la hermanita estaba enojada pues no entendía esa reacción de la hermana, y yo tampoco, a pesar de acercarnos hacia la puerta tratando de oír, y lo único que llegamos a escuchar fue el tambalear y golpes esporádicos en la tapa del inodoro. Al rato salieron y yo entré a orinar, y me llegó un olor extraño, un olor que no recordé más nunca hasta años después que mi ex novia me dio a probar de su hermosa cuquita.
Recordé que ese mismo día, hace ya muchos años, mi prima (sí, es la misma de mis anteriores confesiones) me había puesto a “cantar la zona” en una zona oscura del club vacacional, que era una especie de monumento enorme como el portal de un hangar con paredes superpuestas, como en un teatro, de modo que estaba iluminado al frente y el fondo era puro jardín oscuro tapado por la pared de un edificio, de forma que obviamente la gente prefería pasar por la zona iluminada.
La hermanita de la chica y yo estábamos en la caminería del lado iluminado (mi edad y mi ignorancia me hicieron quedar como el propia mamaguevo lamparita), mi prima viéndome a mí esperando mis señas y su amiga detrás con un tipo (un maldito becerro solterón que debía tener casi treinta y al parecer era el popular de ese lugar)
Apenas como unos diez minutos después la amiga salió disparada de detrás del portal limpiándose la boca con las mangas de la camisa y llorando, mi prima detrás de ella con cara de asco como de vomitar, y al rato que le pregunto qué pasó, ella me dice con gestos de repugnancia que su amiga le mamó al guebo a *****
Años después, luego de entrar aquí, y de leer miles de documentos, entrevistas, y confesiones de personas de distintas partes del mundo, volvió a mí ese recuerdo y, ya con conocimiento, entendí que mi prima y su amiga tuvieron contacto sexual en ese baño (no sé si se podría llamarle sexo completo, como tener la libertad de estar totalmente solas y hacer lo que quieran) pero era obvio que se debían estar masturbando y se hicieron sexo oral, practicando para que la amiga le hiciera una felación a ese tipo en la noche.
Así como mi prima, hay muchas mujeres que un día te insultan si pones “Orange is The New Black” junto ellas, y entonces te cambias a Espn o te sales, pero al día siguiente te la encuentras a las once de la mañana todavía durmiendo plácidamente con la TV encendida y puesto el mismo canal que ella te mandó a quitar la noche anterior (y se va haciendo rutinaJ)
Recuerdo que en Comedy Central estaban dando esa serie de las presidiarias y creo que Vis a Vis también, y me encantaba joder a mis amigas que yo sabía que veía esa serie. Las llamaba en ese momento que la transmitían y no me contestaban, y si les insistía me respondían pero con una voz que me hacía adivinar su cara de culo por haberlas molestado cuando Vause se la estaba chupando a Piper.
Hace pocos años, di con un reportaje de una famosa doctora, que explicaba el que no entendía cómo, si se comportaba sintiéndose la flor del modelo de mujer de feminidad americana, madre ejemplar de dos hijos, religiosa y heterosexual, fue a terminar de novia con una mujer después de “vieja”.
Yo no sabía que el libro original del que sale la película “Comer, rezar, amar” que protagoniza Julia Roberts, es sobre una historia lesbiana parecida a la de la doctora. Y ella explica que aunque mostró tanto rechazo o indiferencia que sintió ante esas escenas en cualquier momento de su vida, terminó teniendo sexo con su amiga de la juventud, y cuando se acostó con una mujer sintió como que si lo hubiera hecho desde siempre: “se sintió totalmente natural, como que si estuviéramos hechas para esto”… “Luego de eso no sólo me gustaba mi marido, también empezaron a gustarme las mujeres”…
Junto con esa historia, di con un reportaje y una investigación de campo y de corte experimental, realizada a más de mil mujeres y mil hombres de distintas edades, a las cuales se les preguntaba específicamente y de forma voluntaria, que llenaran un formulario con sus gustos sexuales, y otro de forma anónima, donde sólo colocarían su sexo, así como su orientación sexual, y sus fantasías sexuales. Todos estos resultados serían comparados al final, y luego a los sujetos se les haría una entrevista con el aliciente de ser conectados a la famosa máquina de la verdad, además de ser grabados y estudiados por expertos científicos y psicólogos, que estudiaban las reacciones comunes de una persona que miente, esas que uno no reconoce a simple vista y que se presentan en el lenguaje corporal, además de la respuesta a ciertos estímulos, así sabrían cuál les resultó más atrayente e incluso, sabrían si hubo excitación sexual.
Curiosamente, no hubo tanta diferencia en la relación de cuestionarios públicos y anónimos del lado de los hombres. El truco fue comparar al final el número total de coincidencias entre el cuestionario con nombre y el anónimo. Si hubieron 900 que dieron su nombre en el cuestionario público y dijeron ser heteros, entonces debía haber 900 heteros en los cuestionarios anónimos.
Tuvo una eficacia de un 98 %. Con ligeros cambios en cuanto a si tuvieron fantasías o experiencias homosexuales en algún momento de su vida, pero no hubo diferencias al comparar en uno y otro cuestionario su verdadera orientación sexual (85% heterosexuales-10% homosexuales, y un 5% de heterosexuales que tuvo una experiencia homosexual con algún gay o transexual, la mayoría de forma activa con felaciones recibidas o siendo penetradores y en muy pocos casos tuvieron relaciones o fantasías pasivas en las que eran penetrados). Pero lo común fue, que prácticamente ninguno se declaró bisexual.
Casi todas las fantasías descritas eran las mismas, con las diferencias obvias de la orientación sexual. Aun así, hubo gays que dijeron que tuvieron fantasías con mujeres y hombres de forma recurrente, los heterosexuales en cambio, mostraban un rechazo rotundo a otro hombre, y sólo algunos aceptaron fantasear con transexuales, pero muy muy femeninos y con un carisma de niña inocente, y que se mostraran en un nivel de pasividad extremo (trannies restringidos sin erecciones o micro penes) de resto, casi todas las fantasías eran de cierto modelo de mujer parecida a alguna famosa que hayan visto o que tuviera puesto una prenda de ropa llamativa. Muy pocos dijeron tener fantasías de corte Bdsm, y la mayoría fueron gays que dijeron tener fantasías masoquistas.
Luego fueron sometidos al examen físico para comprobar los datos que suministraron. Se les puso a cada uno en privado en una sala totalmente a oscuras frente a un monitor con audífonos por aproximadamente una hora, de forma que hubiera tiempo de darle al sujeto la oportunidad de sentirse en privacidad total. En el monitor, se colocaban imágenes y videos esporádicos de hombres, mujeres y transexuales, todas de diferentes formas, etnia, raza, edad, agraciados (o desgraciados jejeje) de cuerpo, en situaciones provocativas, con imágenes sensuales, eróticas y pornográficas.
Hubo un rotundo 78% de resultados que confirmaron la heterosexualidad del hombre que se declaró como tal, respondió con excitación y deseo a cualquiera de las imágenes y videos de carácter hetero o lésbico, y sólo transexual, cuando éste ejercía un rol totalmente pasivo y sus características no distaban prácticamente en nada a una mujer biológica muy joven, y la acción de transexuales con micro penes corriéndose sin tener una erección, era llamativa tanto para heteros como para gays. De resto, toda imagen o video de corte homosexual era rechazada de inmediato, o resultaba indiferente, incluso hubo muestras de enojo y reducción de la libido en muchos casos, por ejemplo al ser interrumpidos súbitamente al cambiar el video o atravesar de pronto alguna imagen contraria a lo que estaba llamando la atención en ese momento. También, hubo rechazo o cierta incomodidad en los heterosexuales al mostrar escenas del conocido “pegging” o mujeres ejerciendo de activas de alguna forma ante un hombre o que se salieran del canon pre establecido.
Los auto considerados gays fueron los únicos que respondieron con gusto ante sugestiones de sus semejantes, pero lo común de todos fue responder con excitación ante imágenes que denotaban cierta degradación de un hombre afeminado o un transexual por parte de un hombre con todas las características de un “macho alfa”, o que pareciera una especie de violación. Incluso mostraron cierto interés a las escenas de pegging y dominación femenina.
Ahora, del lado de las mujeres, fue donde vino la gran incongruencia y donde se terminó de demostrar que por naturaleza, la mujer es, o bisexual, o lesbiana. El código heterosexual en la mujer venía ya impuesto por cuestiones culturales, pero ante las evidencias sacadas de los cuestionarios públicos y anónimos, no pudieron refutar la teoría luego del examen físico.
AL principio, la gran diferencia respecto a los hombres estuvo en cómo se definieron las mujeres a sí mismas sobre su autoconcepción sexual, las mujeres que se identificaban como heteros en el cuestionario público, eran un 55% frente a un 28% que sí se consideró bisexual. El resto, si se consideraba lesbiana en su totalidad, un número muy por debajo a lo esperado en cuanto a heterosexuales debido al comportamiento femenino común ante éstos temas.
La gran incongruencia vino en el cuestionario privado. Hubo una enorme variación entre los resultados de los identificativos heteros, del 55% hubo casi un 31% de incongruencias ante el cuestionario anónimo, del 31 % de mujeres que en el cuestionario público se definían como heterosexuales, ahora no se definían como “heterosexual” a secas, sino que la frase ”mas bien heterosexual” o “puede ser heterosexual” resaltaba en el cuestionario anónimo.
El truco fue hacer que las personas escribieran su respuesta, en lugar de darles la oportunidad de llenar casillas preestablecidas o respuestas de selección simple. Fue lo que logró que las personas inconscientemente fueran más exactos en sus respuestas, sintieron la necesidad de explicar “algo”. Incluir varias opciones y que las marcaran con una X los hubiera ayudado, en cambio tuvieron que pensar antes de responder.
Mientras tanto, cada una de esas mujeres pasó por el mismo cuarto oscuro y se puso los mismos audífonos que usaron los hombres (cabe destacar que el experimento duró un año y los individuos eran aleatoriamente hombres y mujeres, luego se recopilaron los resultados) Entonces, se les mostró exactamente lo mismo que sus compañeros vieron, y los resultados fueron sorprendentes.
Las mujeres respondían por igual (en su mayoría) a las imágenes de hombres y mujeres en cualquier escena, ya fuera una simple foto en bikini, o un rostro, o un acto sexual, el resto, sólo respondió ante imágenes de mujeres en actitud provocativa. En cuanto a los videos, aquellas mujeres que se consideraban hetero o bisexuales tuvieron mayor atracción por todas las escenas de sexo lésbico de estilo rudo o hardcore que asemejaran una mujer “mundana” seduciendo a una “mojigata” o que mostraran una buena diferencia de edad entre las mujeres. Las consideradas lesbianas, se mostraban más susceptibles ante escenas románticas lésbicas o heterosexuales, incluso ante escenas de gays, ya que al consultarles, la naturaleza de lo prohibido (la homosexualidad) les llamaba la atención, porque el sexo gay era como lo que hacían ellas con otras mujeres.
Pero lo que sí tuvieron en común prácticamente todas, fue la respuesta ante la naturaleza de las distintas escenas que se les presentaban, no solamente el acto sexual en sí, sino la manera en que se iban dando las cosas hasta llegar a él. Las respuestas de máxima excitación de las mujeres venían ante escenas que denotaban sadomasoquismo y no consentido, especialmente entre mujeres. Más que las escenas y gráficas que mostraban el orgasmo al pelo (un pene eyaculando en una mujer) su interés se iba a aquellas en las cuales la escena se armaba desde un callejón, una escuela, o una madrastra malvada, que de alguna manera abusara o vejara a una chiquilla adolescente. Su nivel de excitación aumentaba sobremanera cuando entre las escenas de acoso, planeo y demás, había cierto control de una mujer sobre la otra, sobre todo en escenas hard core de prisioneras lesbianas que aplicaran algún castigo sexual a una presidiaria o recibieran con violación a la nueva. Más aún, no eran tan susceptibles a las películas que dejaban entrever ser una porno normal, sino que se iban por aquellas de corte erótico, con una buena trama. No era lo mismo encontrarse una mujer follandose a otra con un strapon, sino el cómo llegaron a esa acción, y sorprendentemente, las acciones de dominación o forzadas eran las mejores.
Parte de esta fantasía se puede encontrar en las típicas historias de watpad, tomando como modelo a alguna famosa actriz o cantante, las aficionadas sacan sus más profundas fantasías y colocan a Camila Cabello fungiendo en un prostíbulo ilegal sólo para lesbianas, o a la legendaria Xena retozando en los placeres de Lesbos con su amiga, o a las tres vampiresas de Van Helsing “comiéndose” a su novia.
“…la mordida de una vampiresa es el éxtasis total, ni siquiera el sexo se le compara, porque en lugar de ganarme sólo un orgasmo, me gano a una esclava…”
Gracias a este simple experimento, me he dado unas tiradas de morbo en plena calle, sobre todo cuando me encuentro la oportunidad de contactar casualmente con alguna chica en un espacio público. La más divertida para mí, es gracias a mi celular.
Hay dos mujeres muy famosas y hermosas, que son íconos del deporte mundial. Además de mis hermosas paisanas Yulimar Rojas y Deyna Castellanos, sigo a las referentes femeninas del deporte mundial (que en este caso serían como la CR7 femenina del fútbol y la Lebron James del básquet. Ellas son Megan Rapinoe (campeona mundial de la FIFA y medalla de oro olímpica) y Sue Bird (campeona mundial de basketball y medalla de oro olímpica) ambas son pareja y están casadas, al igual que la misma Deyna y Yulimar son lesbianas también. Resulta que Megan y Sue hicieron una especie de campaña de no se qué y realizaron una sesión fotográfica de nudismo artístico, en cuyas fotografías posan totalmente desnudas pero con diferentes implementos que dan a entender el deporte que practican. Así mismo, como nudismo artístico, sólo muestran el cuerpo, pero sus partes privadas y sus pechos están tapadas ya sea por el ángulo de sus brazos o sus posiciones.
Una pose sugerente, que elegí entre esas fotos y que puse de fondo de pantalla, es suficiente para poder observar la reacción de cada chica que por algún motivo toma mi celular, ya sea para llamar, o simple curiosidad (no es culpa mía si se topan con alguna foto del bicho mío, sólo tengo dos y bien guardadas así que si las ven es porque curiosearon bastante o buscando lo que no se les perdió jajaja)
Apenas desbloquear la pantalla, sin ninguna razón aparente se quedan con la vista fija y no mueven ni un músculo, aproximadamente 10 segundos, antes de dar la impresión de que vuelven en sí y hacen lo que sea que iban a hacer con el aparato. Esos mismos segundos, se repiten antes de devolverme el celular.
Partners Sue Bird, Megan Rapinoe Strip Down for ESPN Mag’s Body Issue
Ante mis amigos u otro compañero congénere, el comentario es: “Cónchale, están bien buenas estas mujeres, ¿quiénes son?”, preguntas de ese tipo, normales y divertidas de disfrutar de lo erótico y lo morboso sin arrugarle. En cambio, las chicas siempre se quedan mudas, mirando la foto, buscando lo que no se puede ver en ella, el cuerpo completo de cada chica. Esos 10 segundos son suficientes para originar una fantasía sexual lésbica en una mujer. Por más que venga que luego les preguntan y las rechazan, esa experiencia, esa impresión que tuvieron con la foto, pasa de nuevo unos segundos antes por su mente, y dudan un poco antes de decir no.
A diferencia del hombre que es más visual y basa sus fantasías con lo que aprende “con los ojos”, las mujeres crean sus fantasías es de acuerdo a sucesos puntuales a lo largo de sus primeros 20 años de vida. En una mujer, la sexualidad es cambiante, relativa y circunstancial. La simple lectura del libro “El Marqués de Sade” por una adolescente, que esté en un autobús o calle puede ser una simple lectura, pero si esa chica está sola, en la intimidad de su cuarto, con la oportunidad de meterse de lleno en el libro, puede crear una futura mujer sadomasoquista, simplemente con fantasear (algo parecido con 50 Sombras de Grey y la cantidad de sumisas que salieron a relucir por ahí)…
¿Y tú mujer, qué esperas?
¿Atraparás a tu chica, o ella te atrapará a ti?