Un viejo más que me penetra

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Hola soy Teresa quiero contar lo que me paso en el destino en el que estoy trabajando. Estoy estudiando en la universidad Magisterio infantil y con esto de la Pandemia y la suspensión de clases me inscribí en la bolsa de trabajo de mi universidad. Acababa de recibir una llamada de la bolsa de trabajo de Navarra para cubrir una vacante en una guarderia de un ayuntamiento en un pueblo perdido. Me pilló por sorpresa, pues no pensaba que me llamarian. En otro momento hubiese rechazado la oferta, no quería dejar mi querida Soria para irme al culo del mundo, pero el enganche que tenia con mi vecino Pedro me preocupaba y por otro lado mi familia me animo a que trabajase para coger experiencia..

Así es que llegué al pueblo donde estaría los siguientes 3 meses de mi vida, empezando una aventura nueva. El pueblo era bastante feo y apenas había nada interesante que hacer allí, así es que pensé que podía aprovechar para ahorrar dinero e irme a Estados Unidos el curso siguiente.

Todo el mundo era muy amable e incluso me asignaron un piso en el ático de un edificio de 3 plantas (lo más alto que había en el pueblo quitando la Iglesia), sin tener que pagar más que 200€ con todo incluido. El edificio estaba a la salida del pueblo y eran pisos de gente del pueblo que regresaba en verano a pasar las vacaciones. La mala suerte es que el único piso habitado era el que estaba junto al mío, con una gran terraza que comunicaba ambos pisos y separados por una pequeña baranda.

Para colmo el inquilino del otro piso era un tipo muy gordo, con una barriga que le asomaba por debajo de la camiseta, de unos 50-55 años y de aspecto desaliñado (con un fuerte olor a sudor y a tabaco siempre), parecía que los viejos asquerosos me perseguian.

Los dos primeros meses casi no lo vi, porque apenas salía a la terraza y al no tener ascensor, el tipo este no solía salir de casa (le encargaba la compra al chico del colmado). A partir de Marzo siempre coincidíamos en la terraza. Si salía yo a fumar enseguida aparecía él encendiendo un cigarrillo, si salía a tomar el aire lo mismo, y siempre lo sorprendía mirando al interior de mi piso desde la terraza. Me sentía poco menos que acosada. Siempre me ofrecía tomar una cervecita en su casa o un cacharrito o ver una peli….obviamente siempre le decía que no, pero el seguía insistiendo.

Durante ese tiempo no tuve salvo un par de aventuras con un par de chicos del pueblo, que tuve que dejarlo por las habladurías de los pueblos pequeños, ya que yo estaba en la única guarderia. Mi amiga Lorena vino a visitarme un día y trajo una hierba muy potente, pero con unos efectos impredecibles. Al irse me dejó una pequeña bolsita «por si me aburría ».

Un día, tras fumar un canuto empecé a pensar en el gordo, en como follaría, como tendría la polla,…y me empecé a masturbar. Desde ese día siempre me masturbaba pensando en el gordo follándome, tanto que se convirtió en una obsesión.

Vino una semana con mucho calor, y cuando salí al balcón estaba el gordo en calzoncillos tomándose una cerveza (llevaba unos calzoncillos de esos de abuelo, con agujeritos, amarillentos y llenos de lamparones, aparte que se le notaba una polla enorme). Me miró y me ofreció una, la cual rechacé instantáneamente y me fui para dentro rápidamente.

Una vez dentro me puse cachondísima y empecé a masturbarme. No podía sacarme de la cabeza aquella imagen del gordo, sudando y como sería que abusara de mi. Esa noche decidí pasar a la acción. Me duché y me depilé el coñito. Después me fumé un canuto bien cargado, me bebí una cerveza y me puse una camiseta del real Madrid que hacia de camison. Debajo solo llevaba un tanguita de hilo. Entonces encendí otro canuto y salí al balcón. No pasaron ni 5 segundos y oí como llegaba el gordo y se encendía otro cigarro. Se quedó boquiabierto al verme con aquella ropa y casi no podía articular palabra, apenas ni un «bububuen nocheeches». Me reí y noté como estaba empalmándose.

Le pregunté si no tendría una cerveza fresquita para mí y me dijo que sí, que si la tomábamos en su casa. Por un momento dudé, pero el atontamiento del porro me hizo aceptar. Pasé por la valla de un metro que separaba las terrazas y me invitó a entrar. Me dijo que tenía el aire puesto y allí estaríamos más fresquitos.

Me senté en el sofá y el en el sillón. Nos bebimos 2 cervezas y nos fumamos otro canuto. Yo ya estaba con un colocon de impresión y medio cachonda. El se levantó a por otras dos cervezas y al volver de la cocina se sentó a mi lado. Me dio la cerveza y entonces el empezó a acariciarme el muslo de arriba a abajo, suavemente. Yo no sabía qué hacer, por un lado recordaba lo de mi vecino que un polvo lo convirtió en un infierno y por otro solo quería poya. Cada vez estaba más cerca de mi rajita, que empezó a humedecerse.

El lo notó, ya que con aquella ropa poco podía ocultar. Con su otra mano me quito la camiseta, dejando mis pechos al aire. Me cogió los pechos y los apretaba como si fuesen pelotas antiestres. Me bajó el tanga hasta las rodillas y comenzó a acariciarme la rajita, que ya estaba completamente encharcada. Cogió mi mano y la puso en su enorme poya que comencé a masturbar. El introdujo un dedo en mi rajita y luego dos, sin dejar de manosear mis pechos y chuparlos. Hizo que me corriese como una zorra.

De pronto y con un movimiento brusco, me cogió de la cabeza y me puso la boca en su polla, y comencé a chupársela como nunca lo había hecho, olía fatal, estaba lleno de pelo y la barriga era grandísima, pero estaba tan cachonda que no podía parar. El me llamaba puta, guarra y hasta me dio dos bofetadas, me metía un dedo en el culo y dos en la rajita. Entonces me subió encima suya y me la metió hasta el fondo, a pelo. Sentí una mezcla de placer y dolor, pero comencé a cabalgarle mientras él no soltaba mis tetas. Me corrí 3 veces hasta ese momento, que se levantó, me llevó al balcón y me colocó inclinada sobre la barandilla, me abrió de piernas y empezó a follarme fuerte por detrás. Aunque era muy tarde y estábamos alejados de las otras casas el morbo a que nos pudiera ver alguien me puso aún más cachonda. No sé cuántas veces más me corrí, pero cuando por fin se corrió en mi boca me dijo

– Trágatelo zorra y ahora te vas a ir a la cama.

A la mañana siguiente me desperté en su cama, y el estaba de pie junto a ella, masturbándose, sin mediar palabra me metió el pene en la boca y no tardo ni 30 segundos en volver a correrse. Entonces me cogió del pelo y me dijo:

– Mira nena, trabajas en la guarderia así que ni se te ocurra decir nada porque nadie te va a creer niñata.

No se que hacer porque me da un asco increíble pero es pensar en su pene reventándome y en su barriga en mi espalda mientras me folla y me pongo canchonda perdida. Esta mañana antes de venir a casa me ha ha llamado a la puerta y sin mediar palabra ha entrado, se ha bajado el pantalón y me ha dicho:

– Venga nena ponte de rodillas y chúpamela que el viaje es largo y te vas a acordar de la polla de tu vecino.

Yo que estaba en pijama no he dicho nda, me he puesto de rodillas y agarrándole su enorme poya he empezado a chupársela hasta que se ha corrido en mi boca y luego…. El resto otro día os lo cuento.

Pero enserio, ya no me atraen los chicos de mi edad, nos e si estoy loca o una pervertida. Os a pasado esto a alguna mujer, por favor decidme que hago.